¡Saludos, queridos lectores!

Sé que ha pasado más tiempo del que había dicho para actualizar cualquiera de mis historias, pero han habido algunas situaciones que me han impedido subir las historias, e incluso escribir todo lo que quisiera. Sin embargo, hoy subiré varias historias que he podido hacerles capítulos y aunque no sé si pueda actualizar pronto, quiero que sepan que sigo escribiendo tanto como puedo para poder continuar con las historias n.n

Dicho lo anterior, quiero recordarles que esta historia se actualiza mensualmente, por lo que a aquellas personas que no les gusta esperar demasiado, es mejor que no continúen con la lectura. Sin embargo, espero en otro momento poder conseguir que esta historia tenga actualizaciones más seguidas, pero mientras tanto no las tendrá, por lo menos hasta el SasuKarin Month de este año.

La introducción no la haré muy larga, así que los dejo con el capítulo de esta historia a continuación, no sin antes comentarles que al final del capítulo dejaré la lista de las historias que estaré actualizando el día de hoy n.n


Al siguiente día de haber leído y quemado la carta, el hombre del que me habló mi chico en su mensaje, llegó por la tarde. Su nombre era Hozuki Suigetsu, y aunque pensé que sería igual de serio que Sasuke y Juugo, su personalidad era completamente lo contrario. De hecho, lo primero que hizo al verme, fue coquetearme.

No intentó pasarse de listo conmigo, pero después de haberlo rechazado, comenzó a acusarme de estar enamorada de Sasuke… No es que estuviese equivocado, pero ni siquiera me había atrevido a decírmelo a mí misma en voz alta, así que no iba a admitirlo frente a un extraño con el que tuve que encerrarme en un cuarto a fingir que teníamos relaciones, y que me propuso hacerlo real en más de una ocasión.

Fue muy extraño, pero se sintió todavía más incómodo con los otros hombres que llegaban dando la contraseña.

Por otro lado, rápidamente comencé a darme cuenta que aquellos hombres, eran sodomitas, por lo que no estarían interesados en una mujer, y si estaban allí, seguramente era para ocultar sus preferencias ante los ojos de la sociedad, pues además de lo perseguidas que eran esas prácticas, debían proteger el estatus de sus familias.

Los tres hombres a los que podía acompañar a su casa, eran hombres con las mismas preferencias, pero Sasuke debía cobrarles más, pues eran los que más dinero me daban, así como regalos de joyas, y todo porque al llevarme a sus casa con el fin de encubrir sus gustos, allí tenían encuentros con sus verdaderos amantes frente a mí. Eso sí que era incómodo.

Seguí todas las instrucciones de la carta, y para acelerar el proceso, me las ingenié para esparcir mi fama con ayuda de los hombres que me visitaban, incluído el chico albino que seguía visitándome cada tres días. Él era el único que no pagaba nada, y al que le tenía que reportar si todo iba bien con los clientes.

Después de dos meses de trabajo recibí una carta con remitente en el sobre de alguien cuyo nombre no conocía, pero dentro, venía otra carta, y en el sobre venía el nombre de mi chico.

Aún si había quemado la carta que recibí de manos de Juugo, reconocí la letra de Sasuke, y emocionada y curiosa, la abrí de inmediato.

En aquella misiva, venían nuevas instrucciones. Eran pocas, pero muy puntuales:

*Suigetsu llevaría a Sasuke a la casa, y debíamos fingir que era la primera vez que nos veíamos

*Suigetsu animaría a Sasuke a quedarse conmigo, y yo, como cortesana, debía buscar la forma de tentarlo

*Sasuke se haría el difícil, y dependiendo de mi forma de convencerlo, subiría conmigo a la habitación

*Si mi forma de seducción no era convincente, Suigetsu llevaría a Sasuke en otra ocasión a la casa

A pesar de que las instrucciones eran cortas y puntuales, no había ni una sola pista de cómo sería un convencimiento aceptable, por lo que me la pasé el tiempo que me restaba, ideando la mejor forma.

Se me ocurrieron muchas ideas, desde muy vulgares y directas, hasta coqueteos inocentes y sutiles, pero Sasuke no caía en nada parecido, ya lo había visto cuando iba a buscarme al burdel y ninguna de las chicas lograba atraer su atención. Ni siquiera les daba una mirada de curiosidad, pero entonces recordé, que muchos de aquellos clientes que no daban la contraseña, se aferraban más a mí buscando mis servicios, porque no hay deseo más grande que aquello que no puedes tener.

El tiempo para que llegara el día en que Suigetsu traería a Sasuke, pasó muy lento, y sé que eso se debía a mi ansiedad por verlo. Tenía tantas preguntas por hacerle y pedirle explicaciones, pero sobre todo, tenía muchas ganas de verlo, y aunque me fue difícil seguir con mi papel, pude contenerme cuando, al bajar las escaleras, él y Suigetsu me esperaban abajo.

—Lo digo en serio, ella te encantará —alcancé a oír a Suigetsu decirle y al oír mis pasos, ambos levantaron la vista hacia mí.

—Hola, querido. No te esperaba hoy, y menos acompañado —le sonreí al albino, aunque estaba segura que la sonrisa en mi rostro era por Sasuke.

—Tenía muchas ganas de verte, pero también quería que conocieras a mi amigo —me respondió Suigetsu, y pude notar que mi chico parecía molesto. El albino, mientras tanto, besó el dorso de mi mano cuando finalmente terminé de bajar las escaleras— Él es Uchiha Sasuke, y en mi opinión, está muy tenso. Te necesita para relajarse.

—Mucho gusto, señor Uchiha. Mi nombre es Furimuku Karin —le extendí mi mano para que me saludara de la misma forma que Suigetsu, pero él, como ya me lo esperaba, ignoró mi gesto— Al parecer no está muy interesado.

—Vamos, Sasuke. ¿A poco no es hermosa? —decía entre risillas burlonas— Y te aseguro que te hará ver el cielo.

—Soy muy buena adivinando lo que a los hombres les gusta —le susurré al oído, casi acariciando su oreja con mis labios mientras pasaba suavemente mi mano sobre su pecho.

—Lo dudo —me dijo muy serio.

—¡Vamos, hombre! Si no pones de tu parte, las cosas no funcionan.

—En eso tienes razón, querido —me acerqué a Suigetsu y le hice una caricia en la mejilla— No puedo ayudar a tu amigo si no tiene voluntad —luego fingí quedarme pensativa— O si le gusta algo diferente.

Evidentemente ambos entendieron mi insinuación, pues Suigetsu se echó a reír a carcajadas, mientras que Sasuke se mostró todavía más molesto.

—Ella ni siquiera te conoce y ya sospecha de ti como todos en Konoha —comentó Suigetsu entre tantas risas, que era difícil entenderle. Sin embargo, me llamó mucho la atención que mencionara que en Konoha, creyeran que Sasuke era un sodomita.

—Sería una gran pena tener razón. Eres muy guapo —pasé mi mano por el hombro de mi chico con coquetería, pero a diferencia de con Suigetsu, a él apenas lo toqué— Dime, ¿será que hay alguna chica que ya te gusta?

—Quizá quiera guardarse para su prometida —señaló Suigetsu y aquello, para mí, fue como un balde de agua fría.

No, no sabía que Sasuke tenía una prometida, pero era algo que debí haberme imaginado sabiendo que él era un noble. Todos los nobles arreglan sus matrimonios.

—¿Es tan sorprendente para ti saber que está comprometido? —preguntó Suigetsu abrazándome por detrás— Voy a ponerme celoso si tanto te interesa y apenas lo conoces.

—Me he sorprendido porque usualmente no vienen a mi cuando están comprometidos —compuse mi rostro para seguir el juego, aunque no podía evitar sentirme triste— Usualmente vienen antes del compromiso, o principalmente después de casados.

—¿Qué puedo decirte? Sasuke siempre ha sido esclavo del estudio y el trabajo. Hasta pienso que es virgen —dijo Suigetsu muy burlón— Por eso pienso que debería conocer a una mujer antes de atarse al matrimonio o no sabrá qué hacer en su noche de bodas.

—En eso sí que puedo ayudar —sonreí seductora.

—¿Lo ves?

—No digas estupideces —gruñó mi chi… Sasuke.

Era difícil seguir con la fantasía sabiendo que existía una mujer con la que se casaría.

—¡Hombre! Sólo estoy bromeando. Lo que quiero es que te diviertas un poco antes de que te vuelvas viejo y ya no puedas disfrutar.

—No estoy interesado en esto —dio media vuelta para salir.

—Si él no quiere divertirse, ¿qué tal tu, amor? —le pregunté a Suigetsu coqueta, y dejé caer la bata con la que había bajado, pues estaba a punto de meterme a bañar cuando llegaron. Quedé únicamente con un camisón blanco muy delgado, que si estaban suficientemente cerca de mí, podían notarse los detalles de mi cuerpo.

—Claro que quiero divertirme —respondió el albino clavando sus ojos en mis senos, algo que me irritó, pero fingí que no me importaba.

—Vámonos —Sasuke miró a Suigetsu diciendo aquello con dureza.

—No le arruines la diversión a los demás —el albino contestó queriéndome manosear, pero lo esquivé fingiendo que no me daba cuenta de su acción y me aproximé a Sasuke inclinándome para que tuviera una mejor vista de mi escote.

—¿Sabes, guapo? Está es tu última oportunidad. Si te vas, no te recibiré si cambias de opinión.

Noté que Sasuke echó una mirada a mi escote de forma discreta, pero enseguida desvió la mirada y se arregló la voz.

—Vámonos —le repitió a Suigetsu y no se movió hasta que el albino caminó a la salida lanzando maldiciones.

—Bajo advertencia no hay engaño —le dije, pero él, en su papel renuente, salió después de asegurarse que Suigetsu saliera.

Cuando la puerta se cerró, me pregunté si no me había excedido con la advertencia, pero es que tampoco podía echar para atrás la imagen que tenía frente a la gente. Es decir, para cumplir las indicaciones, me comportaba coqueta y al mismo tiempo distante, pero volviéndome arrogante si me ofendían y dulce al despedirme.

Simplemente no podía arruinar mi imagen si quería verme convincente, pero podía sentir que a primera vista, no parecía haber avance.

El resto de la semana, Suigetsu me daba indicaciones sobre a dónde y con quién salir de paseo para encontrarme con él y Sasuke "casualmente", y ya que no mandó a decirme nada sobre ese primer encuentro, opté por seguir con mi plan original.

Para ese papel, fue bastante obvio cuando me encontraba con ellos, que podía ser dulce o coqueta con Suigetsu o con mi acompañante en turno, pero con Sasuke, aunque cordial, me comportaba más fría y distante.

A los ojos de Oto, esta era la primera vez que actuaba así con un hombre, pues con los hombres de las contraseñas era amable, con aquellos que no tenían contraseña y los había rechazado, evitaba hablarles a menos que mi acompañante en turno necesitara quedar bien con él, pero con Sasuke, era como si le respetara y lo despreciara al mismo tiempo.

Cumplida la semana, Suigetsu volvió a llevar a Sasuke a la casa, pero el diálogo que tuvimos fue muy similar, lo que me hizo recordar, aunque no era que lo hubiese olvidado sino que quería fingir que no lo oí, que él tenía una prometida.

Desde el principio sabía que sumergirme en mi fantasía por él era una mala idea, pero enterarme de la existencia de dicha prometida, había hecho que mi corazón se rompiera. De hecho, me atrevería a decir que más que una actuación, mi forma de tratar a Sasuke tenía mucho que ver con mis propios sentimientos.

Al mencionarse a la prometida de Sasuke… sí, Sasuke, porque desde esa noticia ya no podía llamarlo "mi chico", me enfadé, aunque quizá sería mejor decir que entristecí y quería ocultarlo con enfado, por lo que algo que no había planeado decir, salió de mi boca en un arrebato contra Sasuke.

—No vuelvas a mi casa si no puedes apreciarme —le dije para después mirar enojada a Suigetsu— No vuelvas a traerlo. Sólo me hace perder el tiempo.

—Oye no…

—Vámonos —Sasuke detuvo a Suigetsu que iba a reclamarme.

Suigetsu lanzó varias maldiciones y de mala gana salió de la casa junto a Sasuke, y una vez que se cerró la puerta, me aferré al enojó porque no quería que nadie supiera lo idiota que era por sentirme traicionada por un hombre que nunca me prometió amor. Sin embargo, cuando ya no pude más, fui a encerrarme a mi habitación a llorar y no recibí a nadie, ni siquiera a los hombres que venían con contraseña en ese día.

Aquél incidente había ocurrido por la tarde, por lo que la llegada de Sasuke por la noche ese mismo día, sin la compañía de Suigetsu, fue algo más que inesperado.

Para ese momento, ya me encontraba más tranquila, porque al ver a Sasuke enfadado en el recibidor, pensé que estaba enojado por haberlo echado y, principalmente por no haber cumplido con mi papel de seducirlo. Sin embargo, antes de poder decir nada, él caminó hacia mí con paso firme y me puso contra pared.

—¿A qué carajo cree que está jugando? —me exigió saber— Me trata con desprecio en público y me coquetea a solas.

Quedé confundida con la declaración y los sirvientes fueron a ver lo que ocurría, pero quedaron expectantes a mis indicaciones.

—Yo…

—Ni siquiera piense que voy a tragarme cualquier excusa. Sólo dígame la verdad o déjeme en paz.

Tardé un poco en darme cuenta, pero él estaba siguiendo un papel y me estaba dando las pistas para que continuara con el teatro, así que a pesar de seguir aprisionada por él, me enderecé y sonreí orgullosa.

—Bien, se la diré —respondí sosteniéndole la mirada, algo muy difícil por los asuntos de mi corazón, e hice una seña con la mano a los sirvientes para que nos dejaran a solas, aunque sabía de antemano, que estarían espiando.

—Hable.

—Usted y yo somos iguales en algo. Recibimos mucha atención de la gente a nuestro alrededor. Usted cómo noble y hombre guapo, y yo como una bella dama escandalosa —puse mis manos sobre su pecho— Mientras a usted no le gusta que menosprecien su estatus por ser el hijo menor de su familia, yo odio que me rechacen, así que mi respuesta impulsiva a ello fue rechazarlo —le hice algunas caricias— Sin embargo, mi orgullo herido se encuentra en contradicción, porque una parte insiste en hacerlo caer a mis pies, pero la otra parte insiste en que lo desprecie de la misma forma en que lo hizo conmigo.

—Entonces sólo me molesta por su estúpido orgullo —me reclamó aún enfadado.

—Al menos he obtenido algo de su atención —sonreí aún más altiva— Mi orgullo ya no se siente tan herido.

—¡Maldita sea!

—No se sienta mal. Digamos que quedamos empatados. Yo conseguí su atención, pero no la que deseaba y usted cayó ante mis acciones confusas, pero no a mis encantos. Es un digno adversario, señor Uchiha.

Lo solté para declarar el empate, pero Sasuke lanzó otra maldición mientras dió un golpe en la pared, y al segundo siguiente, me besó con efusividad.

Al principio, correspondí el beso deseosa de volver a estar en sus brazos, pues después de tanto tiempo, lo extrañaba, pero el recuerdo de esa prometida suya me hizo perder el ímpetu.

—No…

—No le permito que me rechace —me ordenó y antes de poder decir algo, me levantó del suelo y me echó a su hombro.

—¿Qué cara…?

Me acomodó en su hombro, de modo que el salto que me hizo dar, no me permitió seguir hablando. Mientras tanto, él subía por las escaleras hasta la habitación.

—Pagaré el precio —me dijo y aunque le ordené cientos de veces que me bajara y di algunos pataleos, él siguió de largo a la habitación hasta que nos encerró en ella.

Una vez que el seguro estuvo puesto, me llevó a la cama donde me dejó caer y se dió la media vuelta para ir y venir preocupado.

—¿Qué diablos haces?

—No importa. Por ahora, debemos fingir que estamos en la cama —dijo mirando la puerta, aunque aquellas palabras sonaron más a qué se las decía a sí mismo.

—Sólo grítame si estás enojado. Intenté buscar una forma diferente de que cayeras porque me parecía poco convincente que…

—Lo hiciste bien. Es sólo que tomó más tiempo del que esperaba —me respondió sin voltearme a ver, pero sabía que esas palabras eran la verdad de su preocupación— Tendremos que perdernos la fiesta de primavera, pero quizá valga la pena.

—¿Puedes explicarme cuál es tu plan? He actuado a ciegas y…

—Debemos hacerle creer a todos afuera que tenemos sexo. Cuando descansemos, te diré el siguiente paso.

Asentí a su indicación y nos miramos mutuamente. Supongo que él esperaba que yo iniciara con el teatro, pero mi ánimo no me permitía del todo actuar con la mente fresca. Si al menos mi corazón no estuviese roto, le habría propuesto hacerlo real y no sólo actuar.

Cuando él no reaccionó, y me sentí incómoda por su expectativa, respiré hondo y comencé con la función de ruidos que pudieran convencer a cualquiera que no nos estuviera viendo. Sasuke, por su parte, me siguió el juego poco después.

Por varias semanas estuve fingiendo que tenía relaciones con un montón de hombres que no me miraban ni con una pizca de lujuria, y cada vez, me hacía una experta en la actuación, pero con Sasuke, me sentía mucho más que incómoda y ni siquiera me puse a pensar demasiado si estaba siendo convincente.

Después de fingir un par de sesiones. Lo ví queriendo dar un paso hacia mí, pero se retractó. En su lugar, se despeinó el cabello, abrió los botones de su camisa y se dió la apariencia de ir mal vestido y arrugado.

—Volveré en una semana… cuatro días —fue lo único que me dijo y salió de la habitación enfadado.

Él había dicho que iba a explicarme después del teatro, pero en su lugar, se fue sin decir nada que aclarara mis dudas. De hecho, llegué a pensar que estaba enojado porque no le ofrecí sexo real, porque el sexo y el amor, no vienen juntos, pero si eso era lo que él quería, sólo debía pedirlo y lo haría… tal vez.

Sasuke me había comprado, así que técnicamente debía obedecerlo. Al menos los trabajos que me asignaba no eran tan desagradables como lo que hacía en el burdel, pero no estaba segura de poder obligar a mi corazón a aceptar algo que le dolería aún más.

Los días siguientes fueron difíciles de fingir. Seguía triste por mis sentimientos despreciados y enojada conmigo misma por no poder recuperar la mente fría. Sin embargo, al llegar el cuarto día, pude tomar un poco de razón entre mis manos para poder recibirlo.

Por horas estuve esperando su llegada, pero sólo venían los "clientes" habituales. Hasta comenzaba a pensar, que de verdad sería una semana de espera, pero alrededor de las ocho de la noche, cuando ya me preparaba para ir a la cama, él llegó y entró a la casa de forma violenta, causando un gran escándalo.

Al principio me asusté, porque no pensé que fuese él ni que fuese a llegar de esa forma, pero al verlo mirarme con el ceño fruncido, mientras era mirado por todos los sirvientes de la casa que intentaban sacarlo, supe que estaba fingiendo.

—¿En qué puedo ayudarlo, señor Uchiha? —pregunté tras darle una indicación con la mano a los sirvientes para que lo soltaran.

—Vengo por usted —me respondió acercándose precipitadamente a mí, para echarme a su hombro de la misma forma que hacía cuatro días y me metió a la habitación donde nos encerró.

Una vez más me llevó a la cama donde me tiró, él se subió al colchón del otro lado y empezó a moverlo bruscamente.

No fue difícil saber lo que él esperaba de mí, y aún cuando todavía me sentía algo incómoda, fingí gemir y jadear de placer, a lo que él hizo lo mismo.

—¿Qué haces? —se me escapó la pregunta cuando "al terminar la sesión", lo ví desnudándose.

—Cuando me meta a la cama, ordena que traigan de cenar —me dijo sin inmutarse— Esta noche me quedaré y afuera deben entender lo ocurrido.

La idea de pasar la noche juntos no me era tan agradable por causa de mis sentimientos, pero mientras no me tocara, podría fingir que todo estaba bien.

En cuanto él se metió a la cama, acaté su orden, y cuando él sirviente que recibió mi indicación sobre la cena se fue, no sin antes echar un vistazo dentro, me acerqué a Sasuke.

—¿Y qué sigue? —le pregunté, y él, en silencio, me dió la indicación de acercarme.

Me acerqué dudosa, pues algo en mí temía que quisiera que realmente nos acostáramos y yo no estaba emocionalmente apta para fingir que todo estaba bien… aunque no era como que antes eso le hubiese importado a la Madama o a un cliente.

—Seguiremos fingiendo que la pasamos juntos. Mañana me iré por la mañana y volveré a Konoha, y… en unos días, vendré de nuevo a buscarte.

Él sólo habló, no hizo ningún intento por tocarme ni me indicó que me acercara aún más.

—¿Sólo eso? —pregunté refiriéndome a las indicaciones, pues me extrañaba que eso fuera lo único que iba a decirme.

—Por ahora, sí.

—Si me contaras todo tu plan, me sería más sencillo saber cómo actuar.

—No es el momento. Además, has estado haciendo bien las cosas. Sólo continúa como hasta ahora.

Suspiré sentándome en el sillón a lado de la cama y en silencio, esperamos a que trajeran la cena. En ese tiempo, pasaron muchas cosas por mi cabeza, y muchas otras más cuando nos quedamos encerrados en el cuarto.

Después de la cena, fingimos un tiempo más, tener relaciones, y a cierta hora, él mencionó que era suficiente y que debíamos dormir.

Yo no quería dormir a su lado, y aunque no mencioné nada y me preparé para hacerlo fingiendo que todo estaba bien, él se levantó de la cama, se vistió, tomó una almohada y una cobija y se fue a acomodar en el sillón.

—Coloca el seguro a la puerta o nos descubrirán.

—¿Vas a dormir allí? —pregunté confundida.

—¿Quieres que duerma contigo? —me preguntó sin ninguna emoción evidente ni en su rostro ni en el tono de voz.

—Deberías hacer lo que quieras. Es tu casa y debo obedecerte mientras trabaje para ti —respondí evadiendo la pregunta sobre si era lo que yo deseaba.

Él me miró fijamente y después se acostó en el sillón dándome la espalda.

Sí, al principio yo no había querido que él se acostara conmigo, pero el hecho de que él se fuera a dormir al sillón por su propia cuenta fue agridulce. Es decir, al menos no estaría incómoda de tenerlo cerca cuando me había roto el corazón, pero al mismo tiempo se sentía como un rechazo.

No quise detenerme a pensar mucho en ello, pero mientras intentaba dormir, la idea era tan persistente que sólo pude quedarme dormida cuando el cansancio me venció.

A la mañana siguiente, al despertar, Sasuke seguía en la misma habitación conmigo, y de hecho, permanecía acostado en el sillón en el que había dormido.

Era la primera vez que él se quedaba toda una noche conmigo, aunque claro, ni siquiera durmió en la misma cama que yo.

Debo decir que cuando desperté, me sentí muy confundida al verlo, y aunque al principio le di cien vueltas en la mente del por qué ese día sí se había quedado a dormir y no lo había hecho antes, la respuesta era algo que ya sabía desde el principio: todo tenía que ver con su plan.

Seguía sin entender qué pretendía exactamente, pues aunque un negocio para encubrir la sodomía parecía el motivo principal, sabía que había algo más detrás de todo ello.

—Pide el desayuno —oí su voz. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba despierto.

—Dame unos momentos, acabo de despertar —protesté, más bien porque necesitaba asimilar que con todo y corazón roto, debía tratar con él hasta que decidiera irse.

—Necesito partir a Konoha a más tardar al medio día. Mis planes no se pueden atrasar.

Una vez más me dejaría sola y sin saber lo suficiente para que las preguntas dejen de atormentarme. Ahora que se ha roto mi fantasía, me era más útil saber cuándo terminaría mi trabajo con él para alejarme y tratar de seguir con mi vida.

Precisamente por mi corazón roto, no di más peros y sin más, seguí sus instrucciones hasta que llegó el momento en que se iría.

—¡Espera! Antes de salir de la habitación, tengo que darte algo —lo detuve sacando un cofre grande, aunque no tanto como para no poderlo cargar.

—¿Qué es esto?

—Los pagos de los clientes y sus regalos. No me diste ninguna instrucción sobre qué hacer con todo esto, pero supongo que harás algo con esto.

—Todo eso es tuyo. Tu lo has trabajado —me contestó dejándome muy confundida— Tú decides qué harás con eso.

—¿Estás seguro? Esto es muchísimo dinero y tú fuiste el que organizó todo esto.


¿Sasuke realmente va a dejarle tanto dinero a Karin? ¿Qué tan peligroso es el trabajo que él quiere que ella haga? ¿Por qué aún no le explica qué es lo que él realmente necesita de ella? ¿Por qué Sasuke se esfuerza tanto en montar ese teatro? ¿Karin podrá soportar seguir con esa actuación a pesar de saber que Sasuke tiene una prometida? ¿Sasuke realmente no siente nada por ella? ¿Qué otras preguntas les han surgido a leer el capítulo?

Me encantará oír sus dudas y teorías en los comentarios n.n

Espero poder seguir con las actualizaciones de mis historias pronto y quiero que sepan que he visto la petición que me han dejado de actualizar Dimensión espejo, a lo que diré que prometo hacer lo posible para que en la siguiente tanda de actualizaciones, esa sea una de las historias con capítulo nuevo n.n

Lamento mucho la tardanza, y sigo agradeciendo muchísimo su apoyo a pesar de lo lenta que soy al actualizar.

A continuación les dejo la lista de historias a actualizar en las que espero que estén las historias que han estado esperando, si no es así, espero poder hacerlo en la siguiente ocasión:

*Inexperiencia

*Placeres compartidos

*Apuesta XL

*Peligrosos deseos

Antes de despedirme, quiero recordarles que la decisión sobre qué historia priorizar, la tomo a partir de los votos, follows y likes, porque de esa forma sé qué historias están siendo leídas y cuáles les interesan más. En cuanto a los comentarios, les doy más importancia para tomar la decisión sobre cuál historia actualizar. Sin embargo, y como he mencionado al inicio del capítulo, esta historia permanecerá con actualizaciones mensuales.

Sin más por el momento, me despido.

¡Hasta la próxima actualización!