¡Saludos, queridos lectores!

Lamento no haber podido actualizar la semana pasada. Sin embargo, traeré algunas actualizaciones, de las cuales, dos son largas, así que espero que les gusten n.n

Esta historia debía actualizarse en junio (saben que actualizo mensualmente), pero como he tenido problemas para estar al día, recién subo la actualización. Sin embargo, procuraré subir el capítulo que corresponde a agosto en cuanto me sea posible n.n

No queriendo hacer larga la introducción, los dejo con el nuevo capítulo, no sin antes recordarles que dejaré la lista de las historias que estaré actualizando el día de hoy al final n.n


Me esforcé en cada punto y detalles de mi arreglo, empezando por un baño perfumado con las gardenias, seguí con el cepillado de mi cabello tras usar productos para que se viera suave y sedoso. Después, me puse cada prenda interior con cuidado y delicadeza a causa de la finura de la tela, no sólo por la calidad de esta, sino que el roce de la tela contra mi piel era excepcional. Aunque pienso que más bien eran mis fantasías imaginándome que ese roce eran las manos de Sasuke.

Lo que siguió fue el peinado, y tardé bastante en elegirlo, pues una parte de mi quería dejarlo suelto y rizado, ya que una de las características de la seducción en Konoha era el cabello suelto, lo relacionaban a las míticas sirenas, pero se suponía que debía ser elegante. Además, el tocado y los pasadores no tendrían razón de usarse y quería portar todos los elementos que Sasuke me había dado, así que opté por el cabello recogido de un lado, mientras del otro caía por mi cuello y hombro. De esa forma, también combinaría con el escote y estilo del vestido.

Con el maquillaje tardé más en la prueba y error, pues para una velada nocturna, era necesario un maquillaje cargado, pero entre más lo veía, notaba mi propia belleza y rasgos opacados por la pintura. Sin embargo, si ponía poco o nada, aún si era guapa, no combinaba con el resto del arreglo.

Tras varios intentos conseguí el punto medio perfecto, y sólo así pude proceder a ponerme los zapatos de tacón y el majestuoso vestido que era sencillo y magistral al mismo tiempo.

Mientras las sirvientas me ponían cada alfiler de plata para colocarme el vestido, evité mirarme al espejo, y al terminar, les pedí ayuda para ponerme la joyería, la cual, por cierto, me llamaba la atención que no llevara ningún anillo, pero supuse que quizá sería demasiado ya que las mangas del vestido eran tan largas, que al final de ellas, se extendía un poco de encaje blanco que tocaba el nacimiento de mi dedo medio… o quizá sólo no podría llevar anillos porque él tenía una prometida.

—El señor acaba de llegar y quiere verla —una de las sirvientas llegó a la habitación para informarme.

—¿Le dijiste lo que te pedí? —pregunté sospechando que no, pues como quería impresionar a Sasuke, había pedido a los sirvientes que no lo dejaran pasar a mi habitación hasta que estuviese lista.

—Sí, y esperó un poco, pero parece ansioso.

—Dile que espere un poco más y que a cambio, le daré una sorpresa cuando volvamos de la fiesta —le indiqué con una sonrisa pícara, lo que hizo que la joven sirvienta se sonrojara.

—Sí, mi señora.

—Apúrense. No hay que hacerlo esperar más —les indiqué a las sirvientas que me ayudaban con los últimos retoques después de que se fue la joven.

Tan pronto como estuve lista, me miré al espejo para asegurarme de verme como esperaba, pero no fue así… ¡Me veía más hermosa de lo que me he visto antes!

Al principio incluso dudé de que estuviese frente al espejo, y no frente a una hermosa noble, pues aunque mis palabras pudieran oírse vanidosas, lo cierto es que cada elemento en mí, servía para resaltar lo que ya había en mi persona. Además, la belleza elegante definitivamente era muy diferente de la belleza vulgar del burdel del que provenía y por supuesto, mucho tenía qué ver el hecho de que ni siquiera estaba usando una peluca.

Maravillada con la imagen en el espejo, fui a buscar a Sasuke andando con emoción. Deseaba oírlo halagarme, pero antes de llegar a las escaleras, me controlé para bajar con gracia y elegancia, y así poder sorprenderlo aún más.

—Estoy lista, cariño —le anuncié, pues su mirada estaba en un punto al azar de la casa, y pude notar cómo al mirarme, el enojo que trataba de ocultar, seguramente por mi tardanza, y la sonrisa que intentó forzar al verme, se desvanecieron cuando su mirada se posó en mí.

Sonriendo, bajé la escaleras con delicadeza, aunque me costaba conseguirlo con el tipo de tacón que llevaba y, ansiosa, esperaba los halagos que él pudiera hacerme.

El que no me sonriera no me decepcionaba, porque sabía que la sonrisa que iba a dirigirme iba a ser parte de su acto. Sin embargo, estaba satisfecha con el gesto de sorpresa y maravilla que tenía, pues definitivamente era una reacción genuina.

—Tú…

Inconscientemente contuve la respiración esperando las palabras halagadoras, pero parecía que no pudiera hablar.

—Lamento si te hice esperar, cariño. Quería impresionarte. ¿Lo logré? —sonreí con inocencia, mientras que por dentro ansiaba oír sus palabras.

Lo miré a la expectativa, y podía notar en sus ojos que buscaba qué decir. Sin embargo, las risitas de los sirvientes nos distrajeron.

—Se nos hace tarde —comentó Sasuke ofreciéndome su brazo, y confundida de que no articulara ningún halago, acepté el gesto descolocada.

¿Acaso no debía alabarme por lo menos para seguir con el teatro? ¿Acaso no me veía tan hermosa como creí haberme visto en el espejo? ¿Qué estaba mal? ¿Por qué él se subió al carruaje sin decir más nada?

—¿Cómo me veo? —le pregunté cuando estábamos solos en el carruaje y comenzaba a andar.

—Bien —respondió sin mirarme.

—No puedes sólo decir "bien". Me esforcé para verme despampanante y esperaba que al menos me hicieras un cumplido para seguir con tu plan —repliqué enojada, pero una parte de mí quería llorar. Me había esforzado tanto para conseguir un halago genuino de él, y ni siquiera me volteaba a ver— ¡Al menos mírame de nuevo antes de contestar! ¡O siquiera dime si cumplí con la elegancia que me sugeriste!

—Hiciste bien. Estás usando todo —respondió y de nuevo, no me dirigió ni una sola mirada.

—¡Eres…! ¡Eres…! —no pude decir nada por la frustración, y solo me crucé de brazos enfadada tratando de no llorar.

No sólo no quería que se fuese a arruinar mi maquillaje que tanto trabajo me había costado aplicar en el punto exacto, sino que no quería demostrar el hecho de que me dolía su actitud después de tanto esfuerzo.

El resto del viaje lo pasamos en silencio, y me mantuve con la mirada en la ventana del carruaje para que, si no lograba controlar las lágrimas, al menos no me viera.

Al llegar a nuestro destino, él se bajó primero como era de esperarse, pero cuando lo ví allí afuera esperándome, no me dió ninguna gana de actuar en ese momento.

—Vamos, querida —me ofreció su mano y sabía que la actuación ya había empezado para él.

—No me siento bien —respondí desviando la mirada, y seguramente era algo que no se esperaba, pues tardó en responder.

—Te esforzaste demasiado para arreglarte. Quiero que todo el mundo vea a la hermosa dama que me acompaña —me insistió y quizá, si me hubiese dicho eso cuando bajé de la escaleras, habría seguido como si nada aún si fuese fingido, pero en ese momento me sentía muy ofendida.

—No creo estar tan hermosa el día de hoy —dije, aunque era una obvia réplica al hecho de que él no me hubiese hecho un cumplido cuando me vio.

—Karin…

Él procuraba mantener una sonrisa en su rostro, pero al llamarme, había bajado la voz y dado un gruñido.

Sí, él me había dicho que ir a ese baile era parte importante de su plan, y debía estar inquieto que no estuviese cooperando. Ni yo misma me creía que estuviese actuando de esa manera, pues si colmaba su paciencia o simplemente esto le disgustaba lo suficiente, me echaría, pero de verdad me sentía demasiado ofendida como para seguirle el juego.

—No bajaré.

Sasuke frunció el ceño al tiempo que subía de nuevo al carruaje de forma amenazadora, y mientras yo permanecía sentada en el banco lateral, él se inclinó hacia mí sujetándose del respaldo con una mano a cada lado mío.

—¿Qué carajos estás haciendo? —me preguntó en un murmullo cerca de mi rostro.

—Ya te lo dije, no me siento bien. Ninguna mujer va a estar óptima sin un poco de consideración después de tanto esfuerzo —respondí indignada.

—Karin, no estamos aquí para jugar…

—Lo tengo claro, pero si no puedo impresionarte esforzándome, no creo que vayas a convencer a nadie de que estás locamente enamorado de mí —lo interrumpí inventándome una excusa en el momento— Ahora entiendo mejor por qué tú objetivo no se ha creído nada. Si no puedes fingir que al menos te parezco linda, nadie se tragará el cuento de que…

—¡Si no pensara que te ves hermosa ni siquiera te habría traído y te habría enviado a cambiar! —exclamó frustrado y ambos nos miramos fijamente.

Al principio, tardé en entender lo que me estaba diciendo, y él, de repente pareció como si recién se diera cuenta de lo que dijo y quiso echarse para atrás. Sin embargo, antes de que pudiera enderezarse, reaccioné impulsivamente y lo besé.

Pude sentir que él no estuvo muy seguro de lo que pasaba al principio, pero al poco correspondió mi beso.

—¡Qué mentirosa eres, frentesota! ¡Me dijiste que no…!

La voz de una mujer nos interrumpió, y ambos volteamos hacia la puerta del carruaje. Allí, una chica joven de cabellos rubios y ojos azules se había asomado, y alcancé a ver cómo su rostro pasó del enfado, a la sorpresa, y finalmente en una confusión con las mejillas sonrojadas. Esto último, seguramente por habernos visto en una situación que la sociedad calificaba de íntima aunque fuese sólo un beso.

—Bajemos —me indicó Sasuke arreglándose la voz.

—¡¿Quién es ella?! —la rubia preguntó alarmada, pero Sasuke la hizo a un lado para poder bajar y volvió a ofrecerme la mano para ayudarme a salir del carruaje.

—¿La conoces? —le pregunté a Sasuke metiéndome en mi papel. Además, estaba feliz por lo que él había dicho, pues al decirlo en un arrebato, sólo podía tomarlo como una verdad.

—¿Qué ocurre, cariño? —un hombre pelinegro con una sonrisa extraña en el rostro, llegó junto a la rubia.

—¿Dónde está Sakura? ¿Quién es ella? ¿Por qué la trae al baile de los enamorados?

¿Baile de los enamorados? Me pregunté para mí misma, y enseguida entendí por qué era tan importante para él traerme a este baile para llamar la atención de ese tal Danzou. Un baile que tenga ese tipo de nombre era por un motivo.

—¿Nos presentas? —le pedí a mi pareja.

—Querida, quiero presentarte a los Condes de Byōga —Sasuke respondió sin dejar de mirarme con una sonrisa— Condes, les presento a mi acompañante de esta noche, la señorita Furimuku Karin.

—Mucho gusto —nos saludó el pelinegro sin inmutarse.

—¿Cómo que mucho gusto? —replicó la rubia muy enojada— ¡Sasuke! ¿Qué estás haciendo?

—Si nos permiten, nosotros iremos adentro —respondió Sasuke, y ya tomada de su brazo, me condujo hacia la enorme mansión frente a nosotros.

En nuestras salidas, Sasuke evitaba presentarme a nadie, y fingía que fingía, si, así de repetitivo, que éramos amigos aunque la ciudad sabía que no era así, pero en esa ocasión, tal como me lo había comentado, iba a ser más explícito en nuestra relación.

Poco antes de poder entrar a la mansión, aquella rubia se paró frente a nosotros y detuvo nuestro trayecto.

—¡¿Qué es lo que está haciendo?! ¡Si Sakura se entera, se le romperá el corazón! —le reclamó a Sasuke y a pesar de que sentí un pellizco en el corazón al darme cuenta que la rubia hablaba de la prometida de mi pareja, me mantuve firme.

—Tenemos un compromiso por conveniencia. ¿Por qué se le rompería el corazón? —él le respondió, la hizo a un lado y finalmente entramos a la mansión.

—Intuyo que ella es amiga o familiar de tu prometida —le murmuré a Sasuke mientras caminábamos por el recibidor para llegar al salón.

—Su mejor amiga —me respondió sin darle importancia.

—¿No te preocupa que cause drama en la fiesta?

—Espero que ella y el resto lo hagan —me respondió y al segundo siguiente ya estábamos dando un paso dentro del salón.

Las miradas de todos allí se posaron en nosotros y se oyó un coro de murmullos que giraban en primera instancia a sobre lo hermosa que me veía, se preguntaban quién era y por qué acompañaba a Sasuke en lugar de su prometida.

Aquellos comentarios me hicieron sentir contenta porque evidentemente no me reconocían, sin embargo, debió haber alguien que consiguió reconocerme, pues los murmullos cambiaron a "el atrevimiento del joven Uchiha de llevar a una cortesana a un baile tan importante de parejas reales". Por supuesto, también habían muchos comentarios preocupados por la prometida de Sasuke y unos cuantos más referentes a lo que los Uchiha iban a decir de las acciones de su hijo más joven.

—Mantente firme y orgullosa —Sasuke me indicó en un murmullo, quizá porque temía que los cotilleos fuesen a afectarme, pero después de la vida que llevé en el burdel, difícilmente había algo que esas personas pudieran decir que no hubiese oído antes, especialmente cuando ni siquiera me importaba lo que pensaban.

Una vida de prostituta te dejaba a merced de las críticas y las burlas, por lo que sólo quedaba aprender a hacer oídos sordos o morir, ya fuera de hambre, enfermedad, castigada o suicidio por permitirte que las habladurías te afectaran.

—Estaré bien —le murmuré al oído en un acto coqueto frente a la gente que nos miraba y juzgaba.

Durante la velada, Sasuke me mantuvo cerca de él y me sonreía cada vez que me miraba. Esto, sin duda, levantó mucha curiosidad de los presentes, de modo que muchos se nos acercaron y Sasuke me presentaba con ellos fingiendo que reprimía su emoción.

Me sentía contenta de que él se comportara así aún cuando sabía que estaba actuando, y no podía evitar sentirme orgullosa de notar miradas envidiosas de tener las atenciones de Sasuke. Empero, me puse nerviosa cuando me susurró al oído.

—Ese hombre que recién ha llegado, es Danzou.

Con discreción miré en la dirección que él me indicaba, y pude ver a un hombre mayor, alto, con un parche en el ojo y con mala cara que nos miraba directamente ignorando por completo a la joven que lo acompañaba.

—Tiene cara de villano —bromeé tratando de amenguar mis propios nervios.

—Es poco probable que se nos acerque, pero si lo hace, no salgas de tu papel —volvió a murmurarme con una sonrisa, pero en esta ocasión acarició mi cintura deslizando su mano hasta llegar a mi trasero. Eso sí, apenas fue un toque.

—No te preocupes, lo tengo —le susurré rozando su pecho con mi mano.

Aquella imagen de nosotros secreteándonos y teniendo cierto contacto, frente a la alta sociedad, era un acto descarado de intimidad, e imagino que Sasuke había tenido algo más en mente por hacer cuando me advirtió quién era Danzou, pero antes de poder decírmelo, aquella mujer rubia que se había asomado al carruaje a nuestra llegada, se plantó enfrente de nosotros muy enojada.

—¡¿Acaso no le da vergüenza, señor Uchiha?! —levantó la voz, lo que atrajo la atención de los más cercanos a nosotros, pero no fue lo suficientemente fuerte para hacer que todos en el salón nos miraran.

—¿Qué debería darme vergüenza? —preguntó Sasuke quitándole importancia.

—¡Sakura es su prometida! ¡Ella es a quien debió traer al baile! ¡Aún si fue un convenio de sus familias, usted sabe cuánto es que Sakura lo ama! —exclamó la rubia— ¡Tampoco es correcto que teniendo a una prometida, usted decida traer a una… mujer como ella! ¡Traerla aquí denigra el significado del baile!

—Respeto del todo el significado del baile, se lo aseguro —afirmó Sasuke— Pero lo que haga con mi vida, no es asunto suyo, Condesa.

Aquella mujer rubia estaba sorprendida de las palabras de mi acompañante, incluso podía notar que había perdido algo de color, pero casi de inmediato, me miró a mí con el ceño fruncido.

—¡¿Y a usted no le da vergüenza seducir a un hombre que está comprometido con una mujer decente?! ¡¿No tiene corazón?! —me replicó— ¡¿Acaso no siente compasión por una joven respetable que sufrirá cuando se entere de que su prometido cayó en los brazos de una… de una…?!

—¿Zorra? —pregunté con una sonrisa orgullosa, no sin antes detener a Sasuke con un gesto obvio de mi mano para que me permitiera hablar a mí.

—No era la palabra que tenía en mente —ella me replicó.

—Lo sé. Sin embargo, no quise decirla porque si usted ni siquiera es capaz de pronunciarla, sospecho que le afectará en su sensibilidad el oírla —le respondí sonriendo— Empero, no importa cómo me insulte, le aseguro que no podría decirme nada peor de lo que ya he oído, así que desperdicia el tiempo.

—¡Por mujeres como usted que se acercan a hombres decentes como el señor Uchiha, es que…!

—No, Condesa, por favor no tergiverse los hechos —me apresuré a interrumpirla.

—¡No estoy diciendo mentiras! —exclamó frustrada, seguramente por mi arrogancia.

—Quiero que quede claro, Condesa, que yo no me he acercado a ningún hombre para seducirlo. Son ellos los que me buscan porque buscan ser complacidos, incluído mi querido Sasuke —corregí mientras volvía a tocar el pecho de mi acompañante con coquetería— Tampoco puede culparme del dolor de su amiga u otra mujer, pues si aquellos hombres que me buscan están casados o comprometidos, le recuerdo que no soy yo la que está rompiendo una promesa legal o de afecto.

—¡Usted es…!

—No pienso permitir que continúe ofendiendo a mi acompañante —intervinó Sasuke mostrándose enfadado con la rubia— Este no es su asunto y si los Haruno tienen algún problema, siempre pueden romper el compromiso —Sasuke me tomó de la cintura y me miró— Vamos a bailar, querida. Eso siempre te levanta el ánimo.

Para ese momento, ya teníamos los ojos de todos los invitados encima. Todos debían estar más que interesados en saber cómo se desarrollaría la discusión, pero noté que cuando Sasuke y yo comenzamos a bailar, todos nos miraban con sorpresa.

Claro, podía entender que lo que se había dicho en la discusión con la Duquesa debía ser sorprendente, pero creí que después de un rato bailando, todos volverían a sus asuntos aún si seguían hablando de nosotros en sus pequeños círculos de charla.

Al principio, me quedé muy pensativa sobre el actuar de las personas, pero cuando noté la sonrisa que Sasuke me dirigía, olvidé todo.

Es verdad que seguía siendo consciente de que él seguía actuando, pero ver su sonrisa me derretía de tal forma que el resto del mundo desaparecía. Además, mientras más lo pensaba, me daba cuenta que esta era la primera vez que nosotros bailábamos, lo que me hizo sentir en un sueño del que no quería despertar.

No estoy muy segura de cuántas piezas bailamos, pues mi mente se centró sólo en él, deseando que la noche no terminara, y cuando estábamos a mitad de un vals lento, mis deseos por besarlo se hicieron tan grandes, que mi corazón latía fuertemente como si fuera a dar el primero de mi vida.

Su mirada no se despegaba de la mía, y en algún momento tuve la impresión de que él se inclinaba hacia mí, lo que se lo atribuí a mi deseo de besarlo, pero supe que no era así cuando comencé a sentir su cálido aliento chocar contra mi rostro.

La distancia se acortó y…

—Bienvenidos al baile anual de los enamorados —la voz de una mujer nos sacó de ambiente y noté que la mayoría miraba hacia el barandal de la casa— Espero que se estén divirtiendo, y aunque lamento interrumpir el baile —todos nos dieron una mirada rápida— Es hora de iniciar con los juegos de este año.

Pude notar que Sasuke desvió su mirada de mí, y si bien no fue muy obvio, retrocedió ligeramente mirando a la que debía ser la anfitriona del baile. Mientras tanto, la mujer había dado una indicación a los sirvientes que estaban alineados detrás de ella para que destaparan unas charolas que cada uno sostenía.

—Recuerda tu tarea —dijo Sasuke en volumen bajo sin mirarme, pero no precisamente en murmullo.

—Estos son los premios que recibirán aquellos ganadores de los juegos. Cómo pueden ver, todos son artículos valiosos y exquisitos, pero este año, las piezas principales de la noche, permanecerán en misterio hasta que sean entregadas a los ganadores —explicaba la mujer señalando tres charolas que no habían sido abiertas, pero que eran más grandes que las demás— Espero que el misterio no haga mella en su ánimo, y para evitar que así sea, les informo que cada uno de los artículos misteriosos, son objetos muy caros y valiosos. Mucho mejores que los del año pasado. Además, hay uno en particular, que no querrán dejar pasar.

Los sirvientes inclinaban ligeramente las charolas para mostrar los artículos en ellas, aunque debo decir que no todos se distinguían del todo desde la distancia y altura. Sin embargo, era notorio que la mayoría eran joyas que debían ser muy valiosas. También había algunos otros objetos como abanicos, guantes, perfumes, maquillaje, mancuernas, y accesorios varios.

Recordé las instrucciones de Sasuke que me dió el día que me mencionó el baile: "...cada vez que presenten un premio valioso, quiero que me lo pidas sin importar quien pueda oír".

Esos debían ser los premios que él había mencionado. El problema es que entre tantos objetos, no sabía cuál podría ser más valioso. Es decir, definitivamente la joyería debía valer más que lo demás, pero no sabía distinguir cuál de las joyas era más valiosa que las demás.

—Mira cariño, hay joyas muy hermosas —comenté interesada, y esperaba alguna respuesta de su parte, sin embargo, él permaneció callado aún sin dirigirme la mirada

—Les daré más detalles de los artículos misteriosos cuando vayamos al evento principal. Por ahora, vamos a comenzar con el primer juego de la noche —indicó la mujer y la mayoría de los sirvientes dieron algunos pasos hacia atrás, quedando cinco de ellos al frente. Los objetos de estos cinco sirvientes, eran variados— El primer juego será uno de mis favoritos: palabras encadenadas. Para los que quieran participar, formen un círculo en medio del salón.

—¿Cómo se juega? —le pregunté a Sasuke en un murmullo, pero antes de que pudiese responderme, la anfitriona siguió hablando.

—Para quienes no recuerden las reglas, ahora mismo se las explicaré: todos los participantes formarán un círculo, yo diré una palabra y elegiré a alguien y un sentido para que diga una nueva palabra que inicie con la última letra de la que yo dije. Después, la persona a su derecha o izquierda, según lo elija, hará lo mismo con la palabra del primer participante, y así sucesivamente —comentaba la mujer— No se pueden repetir palabras, nadie debe ayudar y sólo tendrán diez segundos para responder. Quién no consiga responder a tiempo, deberá salir del círculo hasta que sólo queden la mitad de los participantes. Cuando eso ocurra, la regla cambiará y en vez de usar la última letra de la palabra anterior, será la última sílaba, lo que lo hará más difícil y emocionante.

Noté cómo algunas personas que parecían dispuestas a jugar, se retractaron al oír que habría un cambio a mitad del juego.

—Debería iniciar con la regla de las sílabas para agilizar el juego —comentó un joven castaño con ánimo— Todos queremos ver los premios misteriosos lo antes posible.

—Sea paciente, Lord Inuzuka, la espera es parte del reto para llegar a los mejores premios, no todos participan en el último juego —respondió la mujer sonriendo de buena gana antes de seguir con las instrucciones— Por cierto, aquellos que ayuden a algún participante, no podrán jugar en el juego final. En cuanto a los últimos cinco participantes que queden en el juego de palabras encadenadas, podrán ganar alguno de estos artículos, en orden de valor —señaló los objetos que los sirvientes al frente mostraban— Juego de agujas de plata, peineta de plata, abanico de seda, relicario de plata y para el primer lugar, los aretes de oro.

Los invitados comenzaron a aplaudir e hice lo mismo, pero en cuanto se terminó el aplauso, me sujeté del brazo de Sasuke.

—Me encantaría participar, querido, pero no quiero hacerlo sola. ¿Jugarás conmigo? —le pedí coqueta esperando que él me volteara a ver, e incluso, creí que me recordaría de alguna forma que se suponía que debía pedirle que él me consiguiera lo más valioso del concurso, pero Sasuke, sin mirarme, asintió en silencio y me llevó dónde se estaba formando el círculo de participantes.

En poco tiempo, los participantes ya estábamos en posición, mientras el resto estaba alrededor nuestro mirando con curiosidad.

—De acuerdo. ¿Con quién empezaré? —se preguntó la anfitriona desde su puesto mientras nos miraba— Elegiré al señor Uchiha y el orden será en dirección a su acompañante —sonrió la mujer, pero pude notar que ella me sonrió con burla— La palabra de inicio será, "Meretriz".


¿Qué es lo que Sasuke pensó realmente cuando vio a Karin al bajar las escaleras? ¿La intervención de Ino causará algún tipo de problema? ¿Qué hará la prometida de Sasuke cuando se entere que él llevó a otra mujer a ese baile? ¿Por qué es tan importante ese baile? ¿Le pondrán las cosas difíciles a Karin en el baile? ¿Qué otras preguntas les han surgido el leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y dudas en los comentarios n.n

Meretriz: Para los que no saben qué es una meretriz, se refiere a una prostituta. Históricamente hay ciertas diferencias, pero en este caso, es evidente que quieren denigrar a Karin.

Lamento que hayan tenido que esperar más de lo necesario para leer el capítulo, ya que sé que una actualización mensual ya es una gran espera, pero espero que el capítulo les haya gustado n.n

Historias que se actualizarán hoy:

*El cliché de los gemelos (doble actualización)

*Peligrosos deseos

*Inexperiencia

Sin más por el momento, me despido esperando que las actualizaciones sean de su agrado n.n

¡Hasta la próxima actualización!