¡Saludos, queridos lectores!
Hoy es turno de esta historia para actualizarse, y aunque estamos a primero de septiembre, el capítulo entra en la actualización de agosto.
Espero que este capítulo sea de su agrado y también espero poder subir el capítulo que corresponde a septiembre, dentro del mes, para no hacer confusiones.
Sin más por el momento, los dejo con la actualización n.n
En cuanto la anfitriona pronunció la palabra, se oyeron varias risitas contenidas en el salón, además de algunos murmullos que repetían "zorra".
No era difícil saber que la anfitriona, con apoyo de los invitados, intentaban hacer que Sasuke me llamara "zorra" frente a todos, especialmente cuando se suponía que aquellos que ayudaran a algún participante, serían descalificados del evento principal. Sin embargo, la anfitriona hacía oídos sordos.
Realmente no me importaba que Sasuke me llamara zorra, pues era inevitable que la palabra meretriz y la limitación de palabras que iniciaran con z lo evocara a ello y no porque verdaderamente quisiese llamarme así. Sin embargo, una parte de mi deseaba que no lo hiciera, para no darle gusto a esta gente que, sin duda estaba a la expectativa de que así fuera.
Para no darles la satisfacción de verme abrumada a aquellos que lo deseaban, me mantuve seguida, con la cabeza en alto mirando a Sasuke, quien, sin tardarse, me volteó a ver con mucha seguridad.
—Zarina —me sonrió haciendo una suave reverencia y las burlas se callaron de inmediato.
—Audaz —dije sin mirar a la persona a mi izquierda, pues le sonreía a Sasuke.
La persona que debía dar otra palabra con z terminó siendo eliminado, ya que muy probablemente la mujer a su lado era su pareja y no quería usar la palabra más obvia, y no había conseguido pensar en una diferente antes de que el tiempo se agotara.
El juego siguió su curso y poco a poco los jugadores fueron eliminados.
Ya no hubo más intentos para que Sasuke me ofendiera, quizá porque el tiempo no les permitía pensar en algo ingenioso como había hecho la anfitriona, y para la mitad del juego, tanto él como yo seguíamos como participantes.
—Felicidades a los que permanecen en la contienda —aplaudió la anfitriona— A partir de ahora, deberán unir las palabras con la última sílaba —nos recordó— Cambiemos el orden en sentido contrario.
La segunda ronda terminó en mucho menos tiempo que la primera y al finalizar, la anfitriona repartió los premios iniciando por el quinto lugar, pasó con el cuarto, luego con el tercero y…
Al llegar conmigo, podía notar que aquella mujer se veía descontenta a pesar de sonreírme, y se tomó su tiempo para la entrega.
—Felicidades, señorita. No creí que llegaría tan lejos —señaló la charola que llevaba el relicario en forma oval— Es una lástima que su premio deba permanecer vacío.
—No tiene de qué preocuparse. Le aseguro que tendrá contenido —le sonreí, algo que pareció confundirla, pues por lo que había aprendido en estos meses en Konoha, parecía que los nobles pensaban que una cortesana, al estar en brazos del mejor postor, no tenía corazón, por lo que no había con quién pudiera usar el relicario. Sin embargo, y sin salirme del papel que Sasuke me había asignado, decidí devolverles un poco de las burlas que me habían hecho.
—Entonces, supongo que lo venderá —comentó la anfitriona.
—Ni siquiera se me pasó por la mente —respondí sonriendo— ¿Tiene unas tijeras que pueda prestarme?
—Por supuesto, señorita —respondió la mujer haciendo una señal a uno de los sirvientes que se movió de inmediato a buscar el artículo— Le recuerdo que se supone que el contenido de un relicario, debe ser un retrato o una prenda de un ser amado, y debería ser algo entregado voluntariamente —la mujer recalcó— Si sólo quiere halagar a un cliente, no…
—La señorita Furimuku no llenaría un relicario por complacencia —intervino Sasuke— Y estoy seguro que ella recibirá la prenda voluntariamente.
Aquella mujer no entregó el primer premio, esperando ver mis acciones, algo con lo que ya contaba. Es más, más allá de devolverles las burlas pasadas, estaba actuando para ayudar a Sasuke.
Le dije que haría un espectáculo y este sólo sería el comienzo.
—Las tijeras, señorita —indicó la anfitriona cuando el sirviente llegó con ellas.
—Dime…
—No, querido. Yo tomaré las tijeras —me apresuré a decirle a Sasuke y tomar el artículo, lo que provocó varias reacciones.
Todos, incluído Sasuke, debieron pensar que le pediría a él alguna prenda para ponerlo en el relicario y fingir que lo amaba tanto como para llevar algo de él siempre conmigo, pero había rechazado el ofrecimiento de Sasuke al quitarle las tijeras.
Dicho lo anterior, era de esperar que Sasuke se enfadara conmigo, mientras que el resto de la gente cuchicheaba sobre mi forma de actuar. Sin embargo, los ignoré a todos y tomando un trozo de los listones en mi cabello, le hice un nudo en un pequeño mechón de mi cabello y lo corté.
—¿No le parece vanidoso guardar una prenda suya en un relicario que usted va a cargar? —preguntó la anfitriona con burla. Algunos en el salón se reían, pero yo estaba guardando el mechón en el relicario sin mirarlos.
—Toma, querido. Espero que siempre lo lleves contigo —me acerqué a Sasuke para ponerle la joya y él la aceptó esbozando una sonrisa.
—Es muy arrogante de su parte dar un regalo como ese si no le han solicitado una prenda —señaló la mujer tras salir de su confusión.
—Nunca me lo quitaré —Sasuke me aseguró tomando mi mano cuando le puse el relicario y besó el dorso— No se equivoque. Hace tiempo que le vengo pidiendo una prenda y la señorita Furimuku había sido muy renuente a concedérmela —le aclaró a la anfitriona aunque con suficiente volumen para que el resto de los invitados lo escucharan— Hoy me ha hecho muy feliz.
Los murmullos volvieron a oírse en el salón, más o menos diciendo lo mismo que al principio cuando llegamos a la fiesta, así como el señalamiento de que le hubiese regalado un relicario con prenda a Sasuke y que él lo hubiese aceptado en público con alegría.
En cualquier otro lado, quizá algo como eso no tendría tanto impacto, pero al parecer, en Konoha, ese tipo de acciones, especialmente públicas, eran prácticamente declaraciones de amor, sólo que cuando lo ideé, no tenía ni idea de qué tanto peso tenía.
—Ya tardamos mucho entregando el premio del segundo lugar, vamos a entregar el primero para poder ir con el siguiente juego —la anfitriona se apresuró a decir para quitarle importancia e hizo un gesto al sirviente que llevaba los aretes de oro— El premio al primer lugar, es para el señor Uchiha. Espero que decida regalar los aretes a su madre, que puede apreciar su valor.
La mujer no dejó a Sasuke decir nada y enseguida comenzó a dar instrucciones para el siguiente juego. Empero, retomando la actuación, Sasuke ignoró a la mujer y aunque nadie más podía escucharnos, pero sí vernos, me ofreció los aretes como regalo.
Debido a esa actuación, no nos unimos al segundo juego, pero hubo varios durante la noche de diferentes tipos, en algunos, sólo jugaban los hombres, en otros sólo las mujeres, pero la mayoría eran mixtos, y aunque Sasuke y yo no participamos en todos, en aquellos que sí, quedamos entre los primeros lugares.
No, ya no hubo intentos por humillarme durante los juegos, y de hecho, la anfitriona procuraba ser muy breve cuando debía darnos premios a mí o a Sasuke, especialmente a él. Es decir, la mayoría de los premios eran artículos para dama, así que yo me quedaba con todos los que yo misma había ganado a excepción del relicario, pero Sasuke me ofrecía como regalo aquellos que él conseguía.
Todo indicaba que la anfitriona no quería permitir que siguiesen siendo tan evidentes las atenciones que Sasuke tenía por mí, pero aunque ella se apresuraba a continuar con el evento tras entregarle a Sasuke algún premio, él me siguió ofreciendo los premios, y la gente que tenía curiosidad, no despegaba la vista de nosotros.
Eso sí, tal como Sasuke me lo había solicitado, le pedía que él participara para conseguirme una u otra joya, con las que ya no me preocupé demasiado en saber su valor, pues además de que noté que había un acomodo según sus valores y así podía inferir cuál artículo era más caro, el pedirle otro objeto menos importante mostrándome caprichosa, y que él lo consiguiera haciendo evidente que obtenía tercer o segundo lugar por conseguir lo que le había pedido, mostraba que Sasuke estaba dispuesto a cumplir mis deseos.
Finalmente llegó el momento del último concurso, dónde se darían sólo tres premios a los tres primeros lugares, los cuales eran aquellos objetos que seguían siendo un misterio.
—Como cada año, el último concurso estará ligado al evento principal de la noche, por lo que el lugar que ganen en el concurso, es el cómo se les asignarán los lugares en los balcones para el espectáculo —explicó la anfitriona mientras hacía una señal a sus sirvientes— Este año, la actividad que decidirá los lugares, será no sólo de habilidad y destreza, sino también de suerte. Y cómo será una actividad que podría volverse agresiva, sólo los hombres participarán.
—¡Qué injusto! —protestó la joven rubia amiga de la prometida de Sasuke.
—Créame, Condesa, por su seguridad, es mejor así —respondió la anfitriona.
—No te enojes querida —su esposo trató de tranquilizarla.
—¡Vas a tener que hacer todo para conseguir el primer lugar! —exigió la rubia.
—Lo intentaré.
Sí bien presté bastante atención a lo dicho por los Condes, pude notar que mucha gente allí parecía bastante ansiosa por conseguir el primer lugar de aquella competición, y eso que ni siquiera se habían presentado los premios. Incluso el tal Danzou, que se había rehusado a participar en los concursos, parecía dispuesto a hacerlo.
—¿Por qué tanto alboroto por el primer premio? —le pregunté a Sasuke— ¿Es algo tan valioso, querido?
—Cuando el país se fundó, los nobles dieron varias fiestas para mostrar su poder a los demás, y los abuelos de la Marquesa, dieron un baile con fuegos artificiales —Sasuke me explicaba en susurros— Se dice que en ese baile, es donde el primer Rey conoció a su esposa y se enamoraron durante el evento de pirotecnia. Desde entonces, cada año la familia de la Marquesa organiza un baile al que llaman el baile de los enamorados —la gente miraba con crítica nuestra cercanía— Se cree que la pareja que mira el evento de fuegos artificiales desde el mismo balcón que lo hicieron los primeros Reyes, se amarán toda la vida como ellos lo hicieron.
—¡Oh! ¿Y funciona? —pregunté sintiendo cómo mi corazón latía acelerado, pero tratando de mantenerme relajada.
—Es sólo una superstición —me susurró quitándole importancia.
—Para este año, los caballeros deberán atrapar a alguno de estos pequeños y escurridizos cerditos —explicaba la anfitriona que había hecho traer a varios cerditos, mientras Sasuke me explicaba— Cada uno lleva un collar con un huevo, y dentro, viene un número —hubo muchos cuchicheos expresando desacuerdo— Como adivinarán, el número que consigan al atrapar a alguno de ellos, es el que se les dará en los balcones.
—Bueno, tendré que atrapar varios cerdos para obtener el balcón principal. Así no será un problema —comentó Lord Inuzuka.
—No, señor. La regla es que sólo pueden atrapar a un cerdito. Cuando hayan conseguido uno, salen del jardín, así todos los caballeros tendrán asignado un lugar para ustedes y sus parejas. Por supuesto, no revelaré cuál de los cerditos tiene el primer puesto porque ni siquiera yo sé cuál lo tiene —explicaba la anfitriona— Sé que muchos están en desacuerdo con esta dinámica, pero no sólo probaremos sus habilidades y destrezas, sino también su suerte, pues estoy segura que de esa forma, será difícil que alguien que no merezca tal privilegio, lo obtenga por casualidad.
—¿Y qué diferencia hay entre la suerte y la casualidad? —pregunté riendo a sabiendas que la mujer se refería a mí.
—La suerte nos la otorga Dios, la casualidad, sólo son un montón de sucesos que ocurren al azar —me respondió la mujer en tono orgulloso.
—¡Oh! En ese caso, nunca he dejado en manos de Dios mi destino porque siempre tiene quien le pida cosas. ¡Quien sabe si me oiga con tantas voces suplicándole! —comenté restándole importancia— Prefiero forjar mi camino con mis propias manos. Por desgracia, en esto en particular, no puedo ser yo quien participe en el juego, lo cual admito que es bastante decepcionante.
—Yo sólo tengo oídos para ti —respondió Sasuke besando el dorso de mi mano, dando a entender que él lo haría por mí.
—En ese caso, espero puedas conseguirme el mejor lugar para mirar el espectáculo, querido.
—Haré mi mejor esfuerzo.
—Estoy segura que la suerte, que es dada por Dios querrá que la pareja destinada a estar junta consiga el primer lugar gracias a la fuerza de su amor —respondió la anfitriona, evidentemente con ganas de señalar que entre Sasuke y yo, sólo había un negocio— Pero apresurémonos, y comencemos con el juego. No queremos que la media noche se nos pase. Recuerden que es la hora propicia para los fuegos artificiales.
La mujer nos dió indicaciones para salir al jardín, y allí, mientras los hombres se paraban en espacios abiertos listos para correr en cuanto soltaran a los animales, las mujeres nos quedamos en las escaleras de la entrada como espectadoras. Sólo Sasuke se quedó a mi lado.
—¿Usted no participará, señor Uchiha?
—Claro, pero correr primero o al último, no cambiará la suerte, así que no me separaré de mi pareja hasta que decida cuál atrapar.
—Como guste —comentó la anfitriona descontenta— A la cuenta de tres, suelten a los cerditos —indicó— Uno, dos, tres. ¡A correr!
Apenas soltaron a los porcinos, la mayoría rosas, los hombres corrieron detrás del que tenían más cerca de ellos, mientras sus parejas femeninas gritaban animándolos o reclamando porque no atrapaban alguno aprisa.
—¿Hay alguno en especial que prefieras, querida? —Sasuke me preguntó en un tono sereno.
—Quiero el cerdito negro de patitas rosas —respondí sonando caprichosa.
—Te lo traeré —me sonrió antes de ir detrás de él.
Sasuke apenas había dado los primeros pasos dentro del campo cuando el tal Danzou había atrapado al porcino que era completamente negro, le quitó el huevo y se lo entregó a su esposa para retirarse de inmediato del juego. Ni siquiera había sudado, a diferencia de varios varones que ya estaban en el suelo tras arrojarse sobre los animales tratando de atraparlos.
Al parecer, así como yo, Danzou debió pensar que él animal negro, que sería más difícil de ver en la oscuridad de la noche, aún con todas las lámparas que había en el jardín, debía ser el que tuviera el primer lugar, sin embargo, yo le pedí a Sasuke al segundo cerdito más difícil de atrapar porque noté que era el menos perseguido y que quizá, a sabiendas de lo mucho que la Marquesa deseaba evitar que nosotros tomáramos el primer lugar, habría querido distraernos.
Yo no me fiaba del todo, que ella no supiera o no tuviese noción de donde estaba el primer premio.
Curiosa por saber si no había fallado en mi análisis, presté atención a los comentarios de las mujeres que se apresuraron a la esposa de Danzou para mirar qué número había ganado.
—¡Aún tenemos oportunidad de ganar, Sai! —exclamó la Condesa rubia tras ver el número.
—El tercer lugar no es malo —oí comentar a una mujer rubia que parecía extranjera.
—La embajadora Temari tiene razón —dijo una mujer castaña.
—¡Tengo uno! —se oyó la voz del tal Lord Inuzuka que sonreía, y se acercó a esa mujer castaña para entregarle el cerdito— Debe ser el primer lugar.
—Cinco —dijo la mujer castaña en voz alta tras abrir el huevo.
—¡¿Qué?! ¡No, no puede ser! —exclamó el castaño enfadado.
—Tranquilo, cariño, lo intentaremos el próximo año.
—Este era muy rápido, así que debe tener un buen lugar —un hombre castaño de ojos perla bastante apuesto se acercó a otra mujer castaña entregándole el huevo.
—Es el cuatro —su pareja mostró el número al hombre.
La mujer parecía más decepcionada que el hombre, y por los cotilleos que podía escuchar de la gente, al parecer aquellos dos se acababan de casar, y desde que se comprometieron, la mujer le había pedido conseguir conseguir el primer lugar del baile de los enamorados.
Poco a poco comenzaron a haber más comentarios, de si un Conde había conseguido el primer premio el año pasado, o si llevaban años tratando de ganar, o si una Duquesa casi muere intentando ser la ganadora tres años atrás, bla bla bla bla…
No sé si era porque había crecido en un burdel o si era que los ricos tenían demasiado tiempo para inventarse supersticiones, pero me parecía idiota de su parte aferrarse a una superstición como esa para creer que sin mirar esos fuegos artificiales en el balcón de esa casa, precisamente en esa fiesta, no podrían tener un amor eterno.
Claro, no es que yo creyera en el amor eterno, pero estaba segura que el que no ocurriera, no tenía nada qué ver con esa superstición.
Lentamente llegaron más hombres descubriendo más números, pues aquellos pequeños animalitos corrían muy rápido y debía ser difícil tratar de atraparlos cuando se escondían en los arbustos, pero aún no aparecían el primer y segundo puesto.
—Estoy segura que el Señor Uchiha debe estar fingiendo atrapar a alguno de los cerditos para usted, ya que no es su pareja oficial —la anfitriona se me acercó de repente.
—Sí, debe serlo. Él no puede causarle un desaire tan grande a su prometida —siguió la Condesa Byōga sonriendo.
—¿Eso creen? Porque si mal no recuerdo, había tantos cerditos como parejas, y estoy segura que Sasuke es consciente que aunque finja atrapar alguno y decir que no lo logró, el resto de los caballeros lo hará, y por descarte, tendremos un lugar —respondí sin mostrarme afectada, incluso me reí divertida por sus absurdas palabras— ¿No sería muy gracioso que Sasuke y yo nos quedáramos con el primer premio sólo porque él decidiera no atrapar a ninguno? —noté que las mujeres parecían congelarse— Sasuke es lo suficientemente inteligente para darse cuenta que esa es una posibilidad, así que si él no quisiera que los acompañara en el espectáculo, me habría dicho que nos fuéramos antes de iniciar el último concurso. ¿No lo creen?
Tras mis palabras, regresé la vista al jardín en espera de Sasuke, quien desde que inició el juego, se perdió entre algunos arbustos arreglados en laberinto, así que ni ellas ni yo, podíamos saber exactamente dónde estaba, o qué tanto se le estaba dificultando la tarea.
No sabía por qué se les había ocurrido decirme aquellas palabras en ese momento cuando más de la mitad de los varones seguía intentando atrapar a alguno de los animales que chillaban y corrían por todo el jardín.
Mis palabras dejaron calladas a ambas mujeres algunos instantes, pero en el momento en que iban a volver a decirme algo, vimos llegar a Sasuke con el cerdito que le había pedido.
—¿Por qué tardaste tanto, cariño? —le pregunté mientras él se acercaba con el cerdito para que pudiera quitarle el huevo.
—Se metió en el invernadero de la Marquesa. Fue difícil atraparlo sin arruinar el lugar más de lo que el puerco ya lo hacía —Sasuke me respondió y sólo en ese momento presté atención a la anfitriona que parecía horrorizada.
—¡Mi invernadero! ¿Cómo pudo entrar? —exclamó la mujer.
—La puerta estaba abierta cuando lo ví meterse.
—¡Oh, cariño! ¡Eres maravilloso! —exclamé con verdadera felicidad, pues si bien no creía en supersticiones, sería una gran satisfacción ver la cara de todos al ver que teníamos el primer lugar. Eso sin mencionar que me sentía bastante soberbia al haber adivinado dónde estaba el primer premio.
—¿Qué lugar sacó? —me preguntó la Condesa mientras otras mujeres y hombres se acercaban a mí.
—Por supuesto que tenemos el número uno —dije con orgullo mostrando el número que venía dentro del huevo.
—¡¿Qué?! ¡Eso no puede ser posible! —exclamó la rubia y comenzaron a haber varias habladurías— Señor Uchiha, si Sakura se entera de esto…
—Silencio, por favor —la anfitriona calló a los invitados. Incluso, algunos de los que aún estaban tratando de atrapar a algún cerdito, dejaron la tarea para acercarse y entender lo que pasaba.
—No puede permitir que una mujer así esté en el balcón principal —insistió Ino, lo que siguieron a varias frases de apoyo del resto.
La anfitriona hizo un gesto con la mano y todos guardaron silencio.
—Señor Uchiha, creo que entiende que no se puede manchar una tradición así. ¿No es verdad? Así que le pido que intercambien su lugar con una pareja de su elección para que…
—¿Por qué habría de hacer eso? —preguntó Sasuke soltando al cerdito que echó a correr tan rápido como pudo.
—Señor Uchiha, ya he sido bastante flexible a permitir que traiga a una mujer como su acompañante al baile de los enamorados, y dejarla participar en los concursos, así que por favor…
—La invitación que me envió dice que debemos traer a la persona que ocupa nuestro corazón. ¿En dónde dice que existen excepciones?
—Se suponía que traería a su prometida, no a una…
—¿Dónde se indican las excepciones? —reiteró Sasuke con firmeza.
—Olvídalo, cariño. No sé a qué le tienen más miedo, a que se cumpla la superstición del baile con nosotros o a que se desmienta —me reí, especialmente al notar las expresiones de muchos que se veían bastante ofendidos de poner en duda dicha superstición— Pero como dije, yo uso mis propios medios para conseguir lo que quiero, no la suerte, y eso incluye, sin duda, el amor.
—¿Usted qué puede saber de amor? —dijo la anfitriona con desprecio.
—Estoy segura que más que ustedes. Mírense, acordando matrimonios por conveniencia y después viniendo por superstición para decir que hay amor en sus matrimonios y poder presumirlo —dije burlona— Díganme, ¿cuántas de ustedes podrían decir que el "te amo" que recibieron de su pareja la última vez, fue real, y no una frase dicha por obligación o un método para dejarse coger por ellos?
—¡¿Cómo se atreve?! ¡Usted…!
—Marquesa, creo que es bastante consciente de que próximamente, mi familia me dejará el control de los negocios textiles, así que si usted no puede recibir a mi pareja con cortesía, quizá deba encontrar otro proveedor de algodón —Sasuke se apresuró a decir.
—Cuando su padre se entere de que estuvo aquí con esa mujer, no creo que le deje el negocio. Su padre aprecia bastante la rectitud y prudencia.
—Si está tan segura de ello, entonces, mi amada y yo nos retiramos —respondió Sasuke tomándome de la cintura, no sin antes entregarle el papel que venía en el huevo a la Marquesa— Querida, lamento haberte traído a un lugar así. Volvamos a casa y te lo compensaré.
—¿Es esa una propuesta indecorosa? —pregunté con una risita traviesa, y noté que él se sonrojó. Estaba tan avergonzado que ni siquiera me contestó, aunque le dió más peso a la actuación— ¿Sabes? Sí lo que necesitas es un proveedor de algodón, conozco a alguien que tiene un excelente negocio en el nuevo continente —comencé a hablar mientras nos alejábamos— O si prefieres, en Otogakure, conozco a…
—Espere, señor Uchiha —la Marquesa nos detuvo a medio camino. Parecía preocupada, pero de inmediato se repuso y levantó el rostro— Si está tan seguro que una mujer así vale la pena para desperdiciar una oportunidad en mi baile, adelante, hágalo, pero no me hago responsable de que le rompan el corazón.
Tan pronto como ella nos dijo aquello, la gente comenzó a protestar, exigiendo que me echaran, que se rehiciera la competencia o al menos, que fuesen a buscar a la prometida de Sasuke para que él la llevara al balcón en mi lugar. Sin embargo, la Marquesa hizo oídos sordos.
—Será mejor que se apresuren con el resto de los números, ya casi es medianoche.
Aún a su pesar, la Marquesa nos escoltó rápidamente al dichoso balcón donde nos sugirió encerrarnos desde afuera y esperar la medianoche para el espectáculo.
—¿Y bien? —le pregunté a Sasuke jugando con los botones de su camisa cuando nos quedamos a solas— ¿Qué tal mi actuación?
—No bajes la guardia —me tomó por la cintura para pegarme a su cuerpo.
Por supuesto, la gente en el jardín podía vernos aún si estábamos en el balcón principal en lo más alto de la casa, así que entendía que Sasuke quería que siguiéramos mostrando cercanía.
—¿Estás enfadado porque por poco consigo que nos echen? —pregunté porque a pesar de su actuación, podía sentirlo molesto.
—Llamamos la atención mucho, ese era el plan, pero no parece que hayamos obtenido la atención de Danzou.
—¿Eso crees? Yo también lo he estado observando y a mí me parece que si tenemos algo de su atención. Es sólo que quizá piense que soy un capricho tuyo.
—¿Por qué dices eso? —al fin me miró a los ojos porque desde que entramos al balcón, aunque volteaba en mi dirección, sabía que trataba de ver a la gente del jardín.
¿A qué se refiere Karin al decir que Danzou no cree que Sasuke esté enamorado de ella? ¿Lograrán convencer a Danzou en esa fiesta que Sasuke está enamorado de Karin o tendrá que hacer un nuevo plan? ¿Sasuke tendrá problemas con su prometida y su familia al haber llevado a Karin al baile de los enamorados? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?
Me encantará sus teorías y preguntas en los comentarios n.n
Zarina: Se puede explicar como un equivalente de Reina, aunque es un término usado en Rusia.
Historias que se actualizarán el día de hoy:
*Peligrosos deseos
*Inexperiencia
*El cliché de los gemelos
Sin más por el momento, me despido por ahora n.n
¡Hasta la próxima actualización!
