Y más de medio año después estoy de regreso por aquí.

Mis disculpas ya no tienen valor, así que mejor les dejo el capítulo, el cual espero que disfruten.


GAUDEAMUS IGITUR IUVENES DUM SUMUS

(Disfrutemos pues, mientras aún somos jóvenes)


Escucharon el tren detenerse poco a poco en la estación de Elysian y recogieron sus pertenencias, en el caso de Hermione tuvo que tomar en brazos a Crookshanks, de modo que ya estaban listos para bajar tan pronto como tocaron la puerta de su compartimento.

Las conversaciones ligeras y relativamente divertidas flotaron entre ellos mientras caminaban hacia su residencia.

—Y tuve que tomar el Autobús Noctámbulo desde casa hasta la estación, todavía no estoy seguro de si mi cerebro regresó a su lugar. —Dijo Dean algo divertido, a lo que varios de sus compañeros rieron y le dieron la razón murmurando sus propias experiencias.

Hermione volvió a reír aun cuando ya había escuchado a Dean contarle eso en su viaje de Londres a Suecia.

—Yo caí en la chimenea equivocada. —Comentó Susan, sonrojándose. —Creo que fue más fácil cuando nos tuvimos que reunir con Mcgonagall como el año pasado, incluso nos ayudó para el viaje luego de las vacaciones de Navidad.

—Y esta es solo la primera vez en los siguientes dos años. —Hannah hizo un mohín.

Después de unos minutos su tema de conversación pasó a ser sus expectativas para ese nuevo curso. En tanto, a su alrededor, los estudiantes de otros colegios también se movían en grupo, unos con suaves charlas y otros con risas escandalosas. Continuando con la hostilidad, un grupo de Durmstrang pasó junto a ellos lanzándoles un gruñido conjunto.

—Tontos. —Murmuró Padma. —Oh, ¿esa no es tu hermana, Daphne?

—Sí, es Astoria. —Confirmó Daphne, en tono cansino. —Mis padres la enviaron a Beauxbattons antes de que comience su sexto año en Hogwarts. Y ahora piensa que es una princesa o una especie de hada, realmente no me importa. Por lo menos en mi caso, mis padres no tuvieron que pagar para que entrara en Elysian.

Ginny hincó a Hermione con su codo en las costillas, y cuando giró a mirarla, ella levantó sus cejas pelirrojas con irritación y luego apuntó con el mentón hacia el grupo en el que se suponía que iba Astoria Greengrass.

Efectivamente, se notaba que era un grupo de chicas de Beauxbatons, como no notarlo si todas ellas llevaban delicadas faldas con tacones igual de delicados y blusas de seda en tonos pasteles. Sin contar con el suave contoneo de sus caderas al caminar. Hermione no habría podido notar cuál de ellas era la hermana de Daphne, si no hubiese sido porque una chica de cabello castaño giró ligeramente hacia ellos y su mirada se mantuvo fija en Daphne por poco más de dos segundos antes de esbozar una sonrisa y retomar la conversación con sus amigas.

Hermione volvió a ver a Ginny con una ceja levantada. Era obvio que ambas hermanas tenían algo pendiente por resolver.

—Creo que ese no es nuestro asunto. —Le susurró. —Dejando eso de lado. Cuéntame cómo estuvo tu verano.

Al instante, la postura de Ginny se puso rígida. Hermione dejó a Crookshanks sobre el suelo antes de que su amiga la tomara del brazo para alejarse un poco de los demás.

—Apenas mejor que el ambiente en Navidad. George estaba casi sobrio, Ron no gruñó tanto, mamá dejó de aferrarse al pañuelo por más de cinco minutos y papá estuvo menos callado. Bill y Fleur vinieron a cenar una vez, al igual que Percy, y Charlie envió dos cartas en una semana. —Terminó de nombrar con voz plana.

La otra bruja no supo cómo responder. Había pasado todo el verano con sus padres, tratando de recuperar el tiempo perdido e intentando calmar el miedo que cundía cada vez que recordaba lo que les hizo. Ni una sola vez fue a la Madriguera, aunque sí se había reunido con Harry un par de veces en el centro de Londres.

—Supuse que George estaba mejor luego del favor que le pedimos. —Frunció el ceño. —Tú me dijiste que estaba emocionado cuando le contaste lo bien que todo había salido con Durmstrang aquella vez.

—Según mamá, eso duró solo unas semanas . Después, George volvió a desaparecer por días y a regresar golpeado y ebrio.

Hermione nuevamente no supo qué decir, aún así trató de ser positiva.

—No creo que todo haya ido tan mal, Susan me presumió la última edición de Corazón de Bruja, Harry y tú se veían contentos en esas fotografías.

La pelirroja soltó una carcajada. Sus compañeros las miraron y Hermione los distrajo con una sonrisa.

—Oh sí. —Comentó Ginny, todavía con rezagos de risa. —Eso fue justo antes de que me propusiera casarme con él y me quedase a tener a sus hijos tan pronto como fuera posible.

—¡¿Qué?! —Hermione se tuvo que poner una mano en los labios para ahogar su exclamación. —¿En serio dijo eso?

—No exactamente pero es lo que puedo resumir de lo que dijo en tartamudeos. —Suspiró.

Hermione le rodeó los hombros, abrazándola con cariño. Y Ginny dejó caer su máscara de seriedad y lució vulnerable, como la chica de casi dieciocho años que era en realidad.

—Harry aún está atrapado en el miedo de la guerra, al igual que gran parte de nosotros. —Le susurró. —Yo… yo temo que en algún momento mis padres no me recuerden. Así que me aferro a ellos tanto como puedo. Harry… él… quiere algo a lo que aferrarse y una familia es lo que siempre quiso. Pero también te comprendo, estar aquí es, sin duda, un comienzo para todos nosotros. Sin pasillos que nos recuerden a las personas que solían caminar por allí, o escaleras por las que corrimos mientras lanzábamos hechizos para salvar nuestras vidas.

—No pudo evitar sentir un escalofrío. —Sé por qué estás aquí, y sé que tienes sueños que cumplir. Y todo eso es inevitablemente distinto a lo que Harry quiere, tal vez... sea mejor que…

—Lo solucionamos. —La interrumpió Ginny. —Le dije eso, que tengo metas que cumplir y que no creo que sea tiempo de casarnos o formar una familia. Él lo comprende, continuaremos intentando mantenernos juntos aunque nos veamos una vez cada tantos meses.

—Eso es bueno, si ambos están bien con eso. Es genial.

—Gracias. —Apretó su mano. —Ojalá tú y Ron lo intentaran, creo que mi hermano tendría la cara menos fruncida si estuviera contigo.

Ambas rieron.

—A diferencia de Harry, Ron no lo comprende. Se quedó varado en la parte de Harry, él y yo, juntos hasta el final de los tiempos.

Ginny volvió a apretar su mano cuando notó la sonrisa triste en los labios de su amiga. Avanzaron unos pocos metros y al fin estaban frente a su residencia, Crookshans esperándolas al pie de las escaleras. Había un aire tranquilo alrededor, era obvio que al quedarse atrás, los demás ya estuvieran dentro.

—Tomaré una siesta antes de la ceremonia de bienvenida, estoy agotada. —Para reforzar su afirmación, bostezó. —Mione, ¿podrías despertarme antes, por favor?

—Sí, no te preocupes.

Su mascota se perdió dentro tan pronto como pusieron un pie en el interior de la residencia y Ginny se fue directamente a las escaleras. Al parecer, no era la única, ya que Hermione encontró a pocos compañeros rondando por la sala de estar.

Decidió cumplir con un encargo que tenía pendiente. Así que comenzó a buscar a Blaise Zabini.

No estaba en la sala de estar, por lo que caminó a lo largo del pasillo hacia el comedor y la cocina. Y lo que encontró en la cocina no era nada de lo que estaba buscando.

Parkinson y Malfoy estaban de pie en una de las esquinas, muy cerca el uno del otro. Fue realmente incómodo verlos así, intentó retroceder y en el primer paso que dio hacia atrás, tropezó con la puerta. Ambos se voltearon hacia ella.

—Yo… eh… lo siento… yo no…—Clavó las uñas en las palmas de sus manos. —Siento interrumpirlos, estaba buscando a Zabini, ¿me pueden decir donde encontrarlo?

Malfoy apenas la miró. Y fue Pansy quien terminó respondiendo su pregunta.

—Búscalo en el laboratorio del patio, probablemente está terminando de preparar su poción para la resaca. Merlín sabe que la necesita. —Rodó los ojos. —De lo contrario, debe estar en su habitación. —Encogió los hombros y le susurró algo a Malfoy.

A Draco le llamó la atención que ella estuviera buscando a Blaise y terminó observándola ir hacia la puerta que llevaba fuera. Sin notar nada interesante, regresó su atención a Pansy y tan pronto como lo hizo, escuchó el grito de Blaise.

—¡Granger! ¡Estás aquí!

El rubio no contuvo su bufido. ¿Desde cuando esos dos se llevaban bien? ¿Acaso alguna vez siquiera habían cruzado una palabra?

—Hola a tí también Zabini. —Ella le sonrió. —Conseguí lo que querías.

Bien, aparentemente, ellos sí habían conversado. Reflexionó Draco.

—¿En serio?

Hermione asintió mientras comenzaba a revisar su bolso.

—Le pregunté a mi papá, y él conoce a un amigo que tiene una tienda de discos. Aquí está. —Le entregó un cuadrado de cartón con una fotografía. Y Draco no tenía ni idea de cómo eso cabía en su bolso. —El álbum Thriller de Michael Jackson, tienes suerte de que encontrara uno. Es uno de los más vendidos en los últimos 20 años.

—¡Mira, se parece a mí! Gracias—Sus ojos brillaban, incluso resaltando sobre sus ojeras y su aspecto cansado, mientras revisaba el objeto. —¿Lo que te di fue suficiente?

—Más que suficiente, yo te advertí sobre eso. De hecho, aquí tienes el cambio. —Nuevamente metió la mano en su bolso y le entregó varios billetes.

—No sé mucho de dinero muggle. —Dijo con soltura, tomando con descuido el dinero y guardándolo en sus bolsillos. Entonces, rasgó el envoltorio y encontró la forma de sacar el vinilo. —¿Y cómo lo escucho?

—En un tocadiscos, tenemos uno en la sala de estar. —Hermione se contagió por su entusiasmo y lo guió de regreso a la primera estancia.

Le dijo algunas cosas técnicas de las partes del tocadiscos, y aunque quiso extenderse, Blaise estaba muy entusiasmado como para continuar explicándole.

—Eso solo es un resumen. Debes tener cuidado al colocar la aguja en el vinilo o lo dañarás. —Ella hizo el movimiento lentamente.

La sonrisa de Blaise se extendió aún más cuando la contagiosa melodía de Wanna Be Startin' Somethin', comenzó a sonar por todo el lugar.

Hermione dejó que escuchara la canción antes de continuar.

—Esa es la primera canción. —Tomó el empaque del disco. —Aquí tienes la lista de canciones, la que quieres es Billie Jean, es la sexta del álbum. En esta versión, es tedioso buscar las canciones, así que lo recomendable es que disfrutes el disco por completo.

—En serio te lo agradezco. Sé poco del mundo muggle y… estamos atrapados aquí de todos modos. —Dijo con un poco de resignación, pero luego su sonrisa regresó. —Entonces escucharé el disco hasta antes de la ceremonia, no creo que moleste a nadie, parece que la única que llegó aquí eres tú.

—Oh, claro. Creo que están descansando o también ordenando sus cosas.

—¿Ginevra también? —Elevó una ceja.

—Que ella no te escuche llamarla así. —Rió ligeramente. —Y sí ella probablemente está durmiendo en este momento. Y será mejor que yo suba a desempacar mi baúl. Nos vemos luego.

—Gracias, Granger.

Y mientras Hermione subía las escaleras, Baby Be Mine ya inundaba todo el primer piso.


Lo único que Draco podía discernir del discurso de bienvenida, era que Beauxbatons tenía una rectora nueva y el resto fue la misma charla del semestre pasado. Toque de queda solo para las salidas fuera del territorio de Elysian, cenas obligatorias los días miércoles en el comedor principal, la oficina del periódico institucional estaría abierta a recibir artículos e investigaciones para ser publicadas, las visitas a las salas de astronomía, invernadero y de más, se seguían realizando previa cita o intercambio de puntos. Y una lista de etc, que estaban seduciéndolo a los brazos de Morfeo.

Hasta que la palabra Quidditch llegó a sus oídos.

—El campeonato interno, se adelantará al mes de Noviembre. —Decía el anciano rector. —Además, tras una reevaluación de las reglas, el equipo representante de Hogwarts puede participar sin ninguna prueba clasificatoria previa, puesto que consideramos que debemos tener como meta a nuestros rivales de la Liga Universitaria de Quidditch, en lugar de nuestros compañeros de alma mater.

Al instante se inclinó hacia Blaise, ambos se miraron en el mismo instante y ninguno fue capaz de reprimir una sonrisa.

—Y por último, estamos complacidos de informales que oficialmente nuestro campus de invierno podrá abrir sus puertas, así que como parte de nuestro calendario de actividades, entre enero y febrero del inicio del nuevo milenio, se ha planeado una corta estadía en nuestro nuevo recinto. —El director continuó dando las novedades, aunque su arrugado rostro no mostraba emoción alguna. —Sin más que mencionar, estimados estudiantes. De parte del cuerpo directivo y el profesorado, nos congratulamos con darles una magnífica bienvenida a este periodo que deseamos que esté lleno de aprendizajes y espléndidas experiencias.

Si es que Draco, se animó a aplaudir luego de que el discurso terminó fue por el Quidditch. Tal vez, también porque tendría un escape de Elysian por primera vez en un año. Las razones no importaban, al fin podía sentir algo de felicidad.

Tan pronto como llegaron a la residencia, los que conformaban su improvisado equipo de Quidditch, se reunieron alrededor de él.

—Tenemos que empezar a entrenar. No soportaré otra vez sus miradas de suficiencia porque estamos excluidos del Quidditch. —Dijo Blaise, completamente decidido, bueno, furioso y decidido.

—Lo siento. —Daphne dio un paso adelante. —Sé que fue mi culpa, pudimos hacer más puntos si yo no me habría quedado congelada en el aire. —Se frotó las manos, nerviosa. —Si todavía están dispuestos a aceptarme en el equipo, daré lo mejor de mí.

Ginny se acercó a ella, apretando su brazo.

—Somos un equipo, nos apoyamos entre todos. —Observó a Blaise y Draco, detrás de ellos. —Creo que tenemos objetivos claros y todos nos esforzaremos para conseguirlos. ¿Cierto, capitán? —Le guiñó un ojo a Draco.

—Yo no…

—Oh, cállate Malfoy. —Lo silenció Terry. —Es obvio que eres nuestro capitán. No te elegimos, pero hiciste un buen trabajo, solo… no te pongas de mal humor. —Pensó un poco más y frunció la nariz. —Por lo menos no tan a menudo.

Draco sintió otro atisbo de felicidad. No pudo ser capitán en Hogwarts y creyó que nunca tendría la oportunidad de dirigir un equipo de Quidditch. Y entonces, después de todo, al fin podría cumplir con ese pequeño sueño.

Pero un Malfoy no dejaba ver sus emociones, ni lo fácil que era ser conmovido, así que solo encogió los hombros.

—De acuerdo. Mañana iré con Ekman para organizar los horarios de práctica y separar alguno de los campos de Quidditch.

Los otros asintieron conformes y comenzaron a dispersarse por la residencia.

Por su parte, Draco buscó escabullirse hacia el patio trasero. Eran tantas emociones abrumándolo en solo unas pocas horas y lo único que él necesitaba para volver a sentirse normal, por lo menos la normalidad a la que se había acostumbrado, era un cigarrillo. O quizá dos. En realidad no le importaba, solo quería tranquilidad.

Una vez estuvo en el jardín, se apoyó en uno de los muros externos de la residencia, asegurándose de estar bajo la sombra.

—Oh, por el amor de Merlín. No tú. —Oyó la voz de una chica a su izquierda.

Una completa mueca de frustración apareció en su rostro cuando reconoció esa voz tan irritante.

—Solo tienes que dar media vuelta y regresar por donde viniste, Granger. —Gruñó, sin siquiera girar hacia ella, en su lugar la ignoró y sacó su encendedor.

—Sí, creo que eso es lo mejor, no quiero volver a oír tus desbarates sobre caridad.

—Y yo no quiero oír tu absurda opinión sobre lo que hago o no.

Estuvo cerca de suspirar cuando ella comenzó a marcharse y luego, se detuvo.

—Yo solo… —Ella susurró, aunque siendo las únicas dos personas allí fuera, Draco consiguió oírla. —Yo… quería saber sí ya habías reflexionado respecto a la última cuestión que te planteé. ¿Lo hiciste, Malfoy?

El joven detuvo el cigarrillo a medio camino de sus labios, estaba intentando recordar de qué le habla ella. Y no le resultó muy difícil, luego de aquella conversación sus interacciones se habían hecho más limitadas, por no decir inexistentes.

—No tenía nada que reflexionar, Granger. Tú sigues haciendo tu acto de caridad, sólo que con el beneficio extra de hacer lo que más te gusta, estudiar o babear en la biblioteca.

Hermione primero se sintió indignada, sin embargo lo que escuchó no le sorprendía de Malfoy, había tenido seis años de eso en Hogwarts. Así que solo rió.

—Oh, dulce Merlín. Estás tan ciego que no te das cuenta que todos aquí estamos bajo las mismas circunstancias y…

—¿Bajo las mismas circunstancias? —Le tocó a él reír. —Sí, Granger, absolutamente. Todos hemos sido enviados aquí como exilio. ¿A ti también te costó decidir entre Azkaban y esto?

—Fue una muy mala idea hablar contigo. Me iré y esto termina aquí. No pienso discutir contigo mientras sigas siendo tan necio y cínico. —Lo vio queriendo refutar. —No, no digas nada, por favor.

Ella retrocedió y prácticamente corrió hacia las puertas. Draco la vio irse, sintiéndose tan frustrado que lanzó su cigarrillo lejos y terminó recostándose en la pared.

Minutos después cayó en cuenta de que Granger lo había logrado.

Él dejó de fumar, quizá fuera sólo por esa noche, pero ella lo consiguió.


Las clases comenzaron al día siguiente. Y a primeras horas de la mañana, el ajetreo estaba por todos los niveles de la residencia.

En el segundo nivel se pedían libros prestados, mientras que en el tercero Theo le reclamaba a Blaise por robar uno de sus sweaters. Las puertas se abrían y se cerraban, e incluso se oían gritos de exasperación algunos de Pansy y otros de Ginny.

Y toda la residencia se silenció por un momento cuando Luna anunció que el desayuno estaba servido en el comedor.

En pocos minutos varios estuvieron alrededor de la mesa, algunos tenían tiempo para sentarse y comer tranquilamente mientras otros tomaban rebanadas de pan y bebían rápidamente sus tazas de café.

—Un momento. —Llamó Draco, al pie de las escaleras. Rápidamente captó la atención de los demás. —Primero, ¿desean mantener la pizarra de puntos?

—Sí, nos beneficia a todos. —Respondió Neville.

—De acuerdo, lo siguiente es que debemos volver a movernos en grupo, por lo menos durante dos semanas, hasta estar seguros de que las cosas son normales.

—Eso sería lo más ideal, Draco. —Le dijo Daphne, saliendo de la cocina. —No sabemos si la… animosidad continúa.

Ambos compartieron una sonrisa. Era difícil distinguir si eso había sido sarcasmo de Slytherin o sutileza Sangre Pura.

Una vez acordado eso, los jóvenes reanudaron sus actividades. Pocos minutos después en pequeños grupos, iban saliendo de la residencia.

Al igual que el semestre anterior, el inicio de clase fue tranquilo durante las primeras semanas, luego comenzaron a llegar los trabajos, lo que dejaba a todos más dispersos durante el día.

Por suerte, no surgió ningún conflicto con Durmstrang o Castelobruxo. Y Beauxbatons ni siquiera era una amenaza porque no les importaba nada lo que sucediera más allá de ellos.

Tenían la situación controlada en cada aspecto importante de la vida que llevaban en Elysian. Las clases iban bien para todos, después de todo ese era su futuro, además de que era lo que ellos escogieron según lo que les apasionaba.

Y aunque quisieran negarlo, a la vez, se hacían más unidos. Siendo que a la mayoría no se le hizo difícil atender los pedidos discretos de Ginny.

—Por favor, Hannah, haz el pastel más delicioso que puedas. —Le pidió Ginny, una mañana mientras ambas iban en la misma dirección hacia sus clases.

—Seamus, ¿podrías acompañarme a traer cerveza de mantequilla y algo de whisky de fuego para el domingo por la noche?

Fue cuando estaba pidiéndole a Padma que la ayudara a decorar el comedor y la sala de estar, cuando consiguió ser regañada.

—No puedo creer que no me hayas escogido a mí para la decoración. —Salió Pansy de la nada, con las manos en la cintura. —Sin ofender, Patil. —Hizo un intento de disculpa con la otra chica. —Créeme, pequeña Weasley, tengo más talento, conocimiento y experiencia en esa área.

—Creí que estabas ocupada con lo de los nuevos uniformes, además pensaba pedir tu ayuda para elegir un vestido para Hermione.

—Por Merlín, pequeña Weasley. —Resopló con ligereza. —Puedo hacer todo eso y más, tengo quince años en el adiestramiento de organización de fiestas.

—Está bien, entonces. —Ginny rodó los ojos. Todo sea por Hermione. —Padma, tú y Pav, pueden ayudar a Hannah con la comida. Todos somos felices con lo que ustedes tres logran en la cocina.

—Claro, Ginny. Solo encárgate de las bebidas y nosotras diremos sí a todo. —Dijo sonriendo, y luego se marchó.

Y solo quedaron Pansy y Ginny, la segunda sin saber si conversar nuevamente o también marcharse.

Parkinson pareció decidir primero.

—Ah, y Weasley. Creo que si quieres seguir manteniendo esta fiesta en secreto, no menciones nada delante de Blaise.

—¿Y por qué? —Elevó una ceja, retando a Pansy.

—Porque Blaise es el peor guardando secretos. —Hizo un gesto de burla. Luego notó como la expresión de la pelirroja había cambiado. —¿Pasa algo, pequeña Weasley?

Ginny la miró aún más alarmada.

—Nada, recordé que mamá me pidió que le escribiera una carta y lo olvidé por completo desde que llegamos aquí. Ella se va a poner tan enojada que… —Tocó el brazo de Pansy. —Me avisas si necesitas algo más, y más tarde te busco para que me ayudes a elegir la ropa de Hermione.

Giró y subió rápidamente por los escalones. Pansy no la volvió a ver hasta la cena.


En los días siguientes, hasta el 19 de septiembre, Ginny continuó organizando los preparativos para la fiesta sorpresa. Reclutando personas las distintas cosas que hacer, yendo diariamente a Gamla Stan, por adornos, por bebidas, por música, para ir a la oficina postal a recoger los regalos de Ron y Harry para Hermione, luego los regalos de sus padres y los de su hermanos, asegurándose también de repetirle una y otra vez a Crookshanks que la ayudara a mantener todo en secreto, bien sabía que el astuto kneazle era capaz de ventilar todo a su dueña.

La pelirroja terminó sintiéndose tan agobiada, incluso antes del día especial, que se prometió no volver a organizar ninguna fiesta nunca más.

—Si es una fiesta, ¿no sería mejor tomar precauciones? —Le preguntó Daphne, el sábado por la noche.

—¿A qué te refieres?

—Luego de lo que pasó con Durmstrang y con Catelobruxo el semestre pasado, las fiestas están prohibidas. Un poco de música alta y nos descubrirán.

—Tienes un buen punto allí. —Concedió con una sonrisa. —Mañana antes que Mione regrese veré quién me ayude a silenciar toda la residencia. Gracias por recordármelo.

De modo que al día siguiente, reclutó a los primeros que vio rondando por el patio trasero.

—Hey, Malfoy, Nott y... —Encontrar a la tercera persona entre ellos fue una completa sorpresa. —¿Luna?

—Hola, Gin. —Saludó con una sonrisa, levantándose del suelo con la ayuda de Theo. —¿También vienes a buscar Nargles?

—¿Estás buscando Nargles con… Nott y ... con Malfoy? —Toda la pregunta fue una completa muestra de incredulidad.

—Solo con Thedore, Draco acaba de llegar y ¡oh! mira ahí viene Blaise.

Ginny no quería saber cómo era que Luna había llegado a nombrar a los chicos por sus nombres de pila. Decidió que era mejor continuar con sus planes que mirarlos a todos con sorpresa y en silencio.

Aunque al recordar la advertencia de Parkinson, Ginny tuvo que considerar por unos segundos si sería bueno involucrar a Zabini en esto.

—Genial, más varitas. —Se giró para mirar a Blaise. No importaba que él lo supiera, de todas formas solo quedaban algunas horas para la fiesta. —Quería pedirles que me ayuden a lanzar hechizos silenciadores alrededor.

Draco encogió los hombros y asintió, Theo también mientras Luna ya comenzaba a girar su varita entre sus dedos, Blaise, extrañamente, fue el único reticente.

—¿Por qué silenciaríamos la residencia? —Le preguntó a Ginny.

—Porque hoy es el cumpleaños de Hermione y preparé una fiesta sorpresa para ella.

—¿Y ustedes lo sabían y no me dijeron? —Miró a sus amigos, con los brazos cruzados.

—Blaise, es una fiesta sorpresa, y con tu creciente amistad con Granger, se lo habrías dicho. —Explicó Theo aburrido. —No pretendas estar enojado, tú no sabes lo que significa secreto.

La postura del moreno se relajó aparentemente.

—Bueno, entonces hagamos esto rápido, porque gracias a ustedes ahora no tengo un regalo que dar.

Ginny no tenía tiempo para pensar en sus quejas.

—Entonces eh… Malfoy y Zabini pueden ir a la parte delantera de la residencia, Luna y Nott aquí atrás y yo encantare los lados y las ventanas. —Indicó rápidamente.

Malfoy cruzó los brazos y se mantuvo en su lugar.

—No. Mi magia y la de Blaise se llevan muy mal, yo encantaré los laterales, tú puedes trabajar con él. —Dio media vuelta.

—Pero…

El rubio giró antes de que ella pudiese continuar.

—¿No querías ayuda, Weasley? —Inquirió en tono firme y se marchó hacia la primera ventana.

Ginny miró a ambos lados. Quería pelear, arrastrar a Malfoy y obligarle a seguir sus indicaciones, sin embargo, tan agotada como estaba con todos los preparativos, reprimió su enojo y regresó su atención a los otros chicos.

—Luna, tú y Nott se quedan a cubrir esta parte. Muchas gracias a ambos por su ayuda. —Apretó la mano de su amiga al pasar por su lado. —Zabini, sígueme.

Blaise notó que ella ni siquiera se fijó si la estaba siguiendo, y ese gesto solo hizo burbujear aún más su enojo.

—Yo también te estoy haciendo un favor, Ginevra. —Murmuró antes de alcanzarla.

Ella caminaba tratando de saber que tan fuerte tendrían que ser sus hechizos, inmersa en sus ideas, se sobresaltó al oír la voz de Zabini.

—Así que… te casarás con Potter.

— ¿Perdón que dijiste? —Giró para enfrentarlo.

—Oí que te casarás con Potter. —Dijo con soltura mientras metía las manos en los bolsillos de sus pantalones.

¿Por qué usaba pantalones de vestir y no jeans como los chicos normales?

Ginny sacudió la cabeza, ese había sido un pensamiento innecesario.

—¿Por qué pensarías eso? —Lo retó.

El joven dudó un poco ante su réplica y sus hombros se tensaron ligeramente.

—Porque habían fotos y, puedo ser despistado, pero noté lo que Potter llevaba en el bolsillo. —Argumentó con efusividad.

—Eres un idiota, Zabini.

A Blaise no le sorprendió el insulto, después de todo ya se lo esperaba desde que inició esa conversación.

—Entonces, ¿qué pasó? —Optó por tomar la posta del reto.

—Harry quería casarse y tener hijos, yo no, aún no es el momento. —La pelirroja habló rápidamente para luego apretar los puños. — Y… no te importa, él y yo estamos bien ahora. —Levantó su varita nuevamente.

—Está loco, tienes 18 años. —Soltó el chico enojado. —¿Cómo se le ocurre que puedes casarte a esa edad? Yo no lo haría, por más enamorado que esté. Respetaría tus propios planes antes que los míos.

Ginny dejó caer su brazo, haciendo que su posición de guardia parpadeara. Observó detenidamente a Blaise, repitió sus palabras en su mente y a medida que iba comprendiendo, su gesto de confusión se acentuaba.

—¿De qué hablas Bl… Zabini? —Consiguió decir, sin estar segura de querer escuchar una respuesta sincera.

—Nada. —Sacudió la cabeza, saliendo de su estupor y fingiendo una sonrisa. —Es lo que me habría gustado que hicieran por mi madre, solo eso. ¿A la cuenta de tres?


—De acuerdo, ahí viene. ¡Todos a sus lugares! —Su varita brillaba con un Lumos, que la ayudó a asegurarse que sus compañeros estuvieran escondidos, excepto uno. —Maldita sea, Malfoy. Ve a tu lugar.

El chico resopló y dio media vuelta para entrar en la cocina.

—¡No! Te toca estar al lado del estante. —Le gruñó pero de todas formas él no regresó. —Idiota, tampoco nos haces falta y…

—Silencio, Gin. Está subiendo las escaleras. —La interrumpió Neville, desde su lugar junto a la ventana.

Menos de un par de minutos después, Hermione cruzó la puerta llevando tres grandes libros en sus brazos y un amplio bolso colgando de su hombro; solo ella podía pasar gran parte de su domingo en la biblioteca. Entrecerró los ojos hacia la oscuridad, algo confundida, seguramente ya comenzando a sospechar de la repentina ausencia de todos sus compañeros.

La idea era esperar algunos segundos antes de salir de sus escondites, sin embargo alguien hizo caer una lámpara, haciendo que Luna tomara el ruido como una señal.

—¡Sorpresa! —Gritó la rubia, saltando desde atrás de un estante.

Los demás jóvenes no tuvieron otra opción más que actuar de la misma manera, haciendo un recibimiento desordenado y con un coro poco uniforme.

Hermione puso una mano sobre sus labios, totalmente sorprendida, y mientras sus amigos más cercanos la rodeaban para abrazarla, parpadeó repetidas veces para alejar las lágrimas que empañaban sus ojos.

—Suficiente, suficiente. —Interrumpió Pansy, con los brazos estirados. —Tenemos que llevar a Granger a ponerse algo decente.

—Terminemos de preparar todo, en unos minutos traeremos a la hermosa cumpleañera. —Ginny tomó el brazo de su amiga y la comenzó a llevar hacia las escaleras.

—Pero… pero yo estoy bien así. —Argumentó Hermione, sujetando sus cosas más cerca de su pecho.

—Oh, Mione. Hoy es un día especial, solo se cumplen 20 años una vez en la vida. —Le sonrió completamente emocionada. —Además Parkinson y yo, te escogimos un vestido que te va a encantar, sé que lo hará.

Hermione hizo un mohín contemplativo. Ese día no quiso darle importancia a la fecha, así que solo siguió con sus planes sin esperar que sus compañeros le estuviesen preparando una fiesta de cumpleaños; así que estaba más que impactada y emocionada, aún más luego de darse cuenta de que no había tenido una fiesta así desde los 11 años.

Por otra parte, se sintió algo indignada con Pansy por criticar su ropa. Si bien su apariencia no era una de sus prioridades, seguía siendo una chica y como en Elysian no usaba uniforme, tenía que preocuparse día a día en lucir bien, la ropa holgada y los jeans, no eran adecuados para una alumna de la Escuela de Ciencias Políticas Mágicas, por lo tanto era sofisticada y elegante de lunes a viernes, más no domingo. Y bueno, usaba alguna que otra falda pero era su cumpleaños y quería sentirse bonita, y empezó a sentirse emocionada por ver el vestido que tenían preparado para ella.

Era hermoso e imponente, Ginny no se perdía un solo detalle. El vestido era negro, de cuello halter con detalles dorados, algo atrevido con ese escote, corto y con un diseño de manga precioso. Admitía que le gustaba, aunque ella habría dudado en escoger ese vestido debido a sus propias reticencias.

Pansy la mandó a darse un baño rápido porque "No podía aplicar las pociones correctas en ese espantoso cabello seco" . Tras salir, la sentaron frente a su tocador y ambas chicas comenzaron a trabajar en ella, sin embargo, Hermione se mantuvo firme en evitar el exceso de maquillaje.

—¡Salazar, Granger! ¿Qué le haces a tu pobre cabello? —La regañó Pansy por enésima vez. —¿Alguna vez usas el cepillo?

—Todos los días y un hechizo de secado para no enredarlo con la toalla.

—Y ahí está el problema. —Concluyó Pansy de manera engreída.

La otra chica le envió una mirada enojada antes de que Ginny volviera a apretar su mandíbula.

—Relájate, Mione, si no quieres que falle.

—Los hechizos de secado son abrasivos para algunos tipos de cabello, el tuyo entra en esa categoría, por eso está tan reseco y parece tener vida...

—Parkinson luego continuas con tu conferencia. —La cortó la pelirroja. —Ya llevamos 20 minutos aquí, la cena se arruinará si tardamos.

La sorpresa volvió a sacudir a Hermione.

—¿Prepararon una cena?

—Obviamente, aunque fue obra de Parvati, Padma y Hannah. —Rió Ginny. —También tenemos bebidas y compramos discos muggles para escuchar, Justin nos prestará su radio porque hay un programa especial con canciones de Spellbound, Weird Sisters y las Vibes Twins. Será una fiesta prometedora.

Hermione, por un momento, dejó de hacer muecas a lo que Parkinson le hacía en el cabello y su expresión se llenó de perspicacia.

—Por favor, ¿podrías definir "prometedora" ? —Miró fijamente a Ginny a través del espejo.

—Sé lo que está revoloteando por esa cabeza tuya, pero antes de que te pongas a regañarme, déjame decirte que me he hecho cargo de todos los detalles.

—Ginny… —Dijo en tono de advertencia. —... si nos metemos en…

—¿Puedes confiar por un segundo en mí? —Insistió con firmeza. —Tengo hechizos silenciadores puestos por todas partes. También me encargué de colocar hechizos con sensores al pie de las escaleras, para estar listos cuando alguien no deseado se acerque. —Asintió satisfecha. —Ahora, iré abajo a distraer a los demás mientras Parkinson termina contigo.

Luego se marchó de la habitación. Dándole a Pansy la libertad de tomar las riendas de la situación.

—Necesito que escuches esto, Granger, si te quedas quieta, conseguiré hacer un milagro en diez minutos. — Tenía las manos en la cintura, en una clara expresión de autoridad. —Y es importante que sepas que ese será un verdadero milagro, que ya me podrás agradecer más tarde.

La castaña se giró rápidamente en silla.

—Pero yo…

—Quieta. —Pansy agarró sus hombros y la regresó a su posición anterior.

Cabe decir que fueron los segundos diez minutos más largos de la vida de Hermione. Aunque ver expresiones de sorpresa dirigidas a ella nuevamente, tal y como el Baile de Navidad de años atrás, valía la pena.

Similar al cumpleaños de Theodore, la mesa del comedor rebosaba de comida de todo tipo. Asimismo sus compañeros le dieron regalos a Hermione, ella podría decir que, por el tipo de envoltura, la mayoría de ellos eran libros. Deseaba abrirlos todos, sin embargo, en ese momento fueron llevados a su habitación.

La cena se desarrolló con conversaciones fluidas y ligeras, y el único momento de silencio se dio cuando Padma fue a buscar el pastel.

Y Hermione no pudo contener su jadeo de sorpresa.

—Es hermoso, muchas gracias, Padma. —La abrazó con un brazo mientras con el otro sostenía el pastel blanco con pequeñas flores de azúcar alrededor.

—Y es de fresa con crema de vainilla. —La bruja soltó una pequeña risa al notar la mirada de adoración que Hermione le dedicó al pastel. —Sí, tú favorito. Ginny lo mencionó.

La pelirroja lo descartó con una rápida y desinteresada réplica.

—Harry se aseguró en recordarme cuál es tu pastel favorito.

Cantaron "Feliz Cumpleaños" y en lugar de pedir un deseo, Hermione agradeció por ser bendecida con ese momento.

Entre todos limpiaron el comedor para poder pasar a la sala de estar, con Justin ya sintonizando la radio y con un hechizo de amplificación de sonido a cargo de Tracey que hizo que una de las canciones de Spellbound resonara en las estancia y diera el ambiente juvenil.

Dean y Seamus entraron por la puerta que daba al patio llevando consigo muchas botellas de Cerveza de Mantequilla, otras que Hermione no supo si eran Whiskey de Fuego o tal vez Brandy. Y ella comenzó a alarmarse, tener alcohol, música y jóvenes sin supervisión en un mismo lugar, no era una buena idea. Para nada.

—Hermione. —La llamó Zabini tocándole el hombro con Malfoy un paso más atrás. —Admito que mi regalo fue de último momento y que mi buen amigo Draco no te trajo nada. De ese modo, por muy en contra que puedas estar, ésta es una fiesta y esas bebidas… —Apuntó con el mentón hacia la improvisada mesa en la que sus otros compañeros iban dejando las botellas. —... no durarán ni dos horas. Siendo así, nosotros traemos las verdaderas bebidas. ¡Feliz Cumpleaños!

Zabini y Malfoy chasquearon los dedos y detrás de ellos apareció una elegante mesa con muchas, muchas, botellas de alcohol.

El rubio, encantado de presumir, tomó la posta de la conversación.

—Tenemos aquí algo de Vino de una de las mejores cosechas de uvas Nebbiolo, el segundo más solicitado en los viñedos Zabini, en Italia.

—¿Cuál es el más solicitado? —preguntó la chica, con curiosidad.

—Vino de elfo. Lo descartamos por obvias razones. —Draco acordó con su amigo omitir ciertos detalles, entre ellos que tener las bebidas allí era, en gran parte, gracias a la ayuda de sus propios elfos. —También hay botellas de Sassicaia, uno de los mejores vinos de Italia. De mi propia reserva familiar, hay botellas de Whisky de Fuego de Blishen, realmente añejadas.

—Espera, espera, espera. —Hermione sacudió sus manos frente a él. —¿Ese no es el mejor Whiskey escosés?

—Es ese. —Sonrió Blaise. —El Rey de los Whiskies. Tiene sabor a canela de fuego de Blishen, no te das cuenta que tan fuerte te golpeó hasta que tus rodillas comienzan a ceder. La resaca con este whiskey es terrible, pero vale completamente la pena.

La bruja parpadeó algo temerosa por la descripción.

—Y también hay Brandy de Barril de Dragón, ha sido añejado por más de ciento cincuenta años. La reserva es una de las favoritas de mi herencia. —Concluyó Draco y su sonrisa de orgullo desapareció con notó la expresión de Hermione. —No estás satisfecha, por supuesto. —Casi gruñó. —Suéltate las trenzas, Granger. Puede que esto no te guste pero hará que tu fiesta sea inolvidable y… una oportunidad para dejar atrás la guerra, ¿lo recuerdas?

Se quedaron mirándose el uno al otro, debatiendo en silencio y por primera vez, Hermione cedió ante él.

—Malfoy…

—ARE YOU READY FOR THIS?! I SAID ARE YOU READY?! —La interrumpió el grito de Dean. —ARE YOU READY?! —El chico estaba por desgarrarse la garganta.

La castaña miró a los lados, todos estaban listos para bailar, cantar y vivir la canción. Supo lo que se esperaba de ella cuando vio a Ginny buscándola.

—¡Gracias! —No tuvo más opción que dejar de lado lo que quería decir y apretó los hombros de Blaise y de Draco, retirándose en dirección a Ginny, justo cuando la canción estallaba.

—MOVE YOUR BODY LIKE A HAIRY TROLL, LEARNING TO ROCK AND ROLL.

Algunos cantaron a todo pulmón.

—SPINNING AROUND LIKE A CRAZY ELF, DANCING BY HIMSELF.

Entonces se unieron otras pocas voces.

—BOOGIE DOWN LIKE UNICORN, AND NO STOPPIN' TILL THE BREAK OF DAWN.

Más jóvenes dejaron de lado la timidez.

—PUT YOUR HANDS UP IN THE AIR, LIKE AN OGRE JUST DON'T CARE.

Llegó el coro haciendo saltar a la mayoría, y sin dudas, consiguiendo hacer cantar a todos.

—CAN YOU DANCE LIKE A HIPPOGRIFF? MA MA MA MA MA MA MA MA MA

La residencia se sacudió por completo.

—FLYING OFF FROM A CLIFF MA MA MA MA MA MA MA MA MA

Las ventanas temblaron.

—SWOOPING DOWN, TO THE GROUND. MA MA MA MA MA MA MA MA MA

Los sofás desaparecieron.

— WHEEL AROUND AND AROUND AND AROUND MA MA MA MA MA MA MA MA MA.

Y no hubo espacio más que solo para divertirse por largas horas.

Hermione tuvo su par de botellas de Cerveza de Mantequilla, dejándose guiar por Ginny y sus demás compañeras para bailar. Entre risas consintió beber con Blaise un poco de vino.

La estaba pasando bien.

Todos lo hacían, en realidad, al son de Vibes Twins, DJ Martha, Spellbound y más Weird Sisters; con vasos y botellas de un lado a otro.

El furor no disminuyó sino hasta que una de las canciones de Celestina Warbeck se coló en el mini concierto.

Algunos sillones regresaron a su lugar. Por lo tanto, Hermione estaba sentada en el brazo de uno cuando Weird Sisters regresó con "This is the Night".

When all is dark and there's no light

Lost in the deepest star of night

I see you

Sus ojos vagaron alrededor, coincidiendo con los grises de Draco.

Your hands are shaking baby

You ain't been sleeping lately

There's something out there

And it don't seem very friendly does it?

If I could help you I would help ya

But it's difficult

There's something much more powerful

Than both of us possessing me

Al llegar el coro, la mirada de Draco se endureció.

—So take your hands off me. —Murmuró mordaz.

—Tonight I'm breaking free. —Le respondió Hermione y bebió su tercera botella de Cerveza de Mantequilla, regresando la atención a sus amigas.

Un leve coro se elevó entonando las siguientes partes de la canción. Las conversaciones se hicieron amenas mientras vasos y copas se balanceaban en las manos de los jóvenes y la programación de la radio se iba terminando.

—Esto me recuerda un poco a las fiestas en Gryffindor después de los partidos de Quidditch. —Dijo Dean a nadie en específico . —Las únicas diferencias que noto son ver a Hermione bebiendo alcohol en lugar de intentar desaparecer las botellas y… —Dio un giro algo torpe. —Nunca antes había visto a Neville ebrio.

—Cállate, compañero. —Anthony lo golpeó en el hombro al pasar junto a él. —Ven, ayúdame a llevarlo a su habitación.

Dean terminó su vaso con un trago largo y fue junto a Anthony a levantar a Neville del escalón en el que estaba sentado sujetando su cabeza, y juntos lo ayudaron a subir hacia las habitación.

Hermione estaba por detenerlos al ver como los tres se tambaleaban con cada escalón que subían sin embargo, al ponerse de pie, un fuerte mareo la obligó regresar al sofá.

—Creo que será mejor que me vaya yo también. —Murmuró para sí misma aunque Ginny se rió. —De todas maneras, ¿qué hora es?

Miró hacia el reloj que colgaba en la pared opuesta y casi vuelve a saltar de su asiento.

—¿Cómo es posible que el tiempo haya pasado tan rápido? Definitivamente todos ya deberíamos estar en la cama.

—Por Godric, Mione. —Bufó Padma no muy lejos de ella. —Yo me preocuparía más en pensar cuán seguido haremos esto. Fue fantástico.

—Pero si es más de medianoche. —Se quejó la joven bruja. —Dime, ¿cuántos serán capaces de levantarse por la mañana para ir a clases?

Luna levantó una mano.

—Ninguno. —Se oyó casi desinteresada. —Todos, incluso tú, están algo ebrios. Mira, Theodore se está riendo más ahora que en todo el tiempo que lo conocemos. Daphne y Tracey, por lo menos tendrán un pequeño dolor de cabeza. No sucederá lo mismo con Neville, las primeras borracheras significan festines para los torposoplos. Parvati y Hannah, tal vez amanecerán aquí. Y no creo que sean las únicas incapaces de subir las escaleras. —Comentó lo último mirando a Ernie y a Justin.

—¿Qué pasa con Malfoy, Zabini y Parkinson, entonces? —Le preguntó Padman, con los labios estirados en una mueca.

—A los torposoplos no les divierten las personas con tolerancia al alcohol. Han bebido pero su malestar será leve.

—¿Cómo puedes saber eso? —Intervino Hermione un poco celosa

—Miralos, no pierden su postura. —La rubia agitó su mano hacia ellos y su voz le hizo recordar a Hermione lo madura que se había vuelto. Estar secuestrada tantos meses tenía un costo. —No Pansy, no Blaise y mucho menos Draco. Espalda recta, mentón elevado, expresiones faciales controladas.

Hermione se tomó un momento para comprobar la teoría de Luna. Y en efecto, era así. Si estaban pasados de copas ninguno lo dejaba ver.

Pansy estaba sentada con las piernas cruzadas detrás de los tobillos y su mano sujetaba delicadamente el vaso. Blaise estaba apoyado en un mueble pero todo su cuerpo se estiraba de manera elegante mientras tenía una mano en el bolsillo de sus pantalones. Malfoy hablaba con Pansy, dándole una sonrisa reservada en tanto agitaba su vaso con una mucha clase y poca vulgaridad. El único que desentonaba en ese grupo era Nott, quien estaba sentado al lado de Parkinson con la cabeza apoyada hacia atrás en el sofá y sus extremidades extendidas de manera desordenada.

Ellos quizá habían tomado más que Hermione, era injusto que estuvieran tan bien.

—Por lo que vale, yo me voy a dormir. —Declaró.

Nuevamente se mareó al ponerse de pie y volvió al sofá decidiendo que llegaría en condiciones perfectas a su habitación si se quitaba los tacones. Así que sin los centímetros adicionales, fue capaz de estabilizarse y comenzar a caminar.

—Gracias a todos por preparar esto para mí. Parkinson, Ginny. —Les dio un asentimiento a ambas. —Les agradezco por hacerme lucir bien en mi cumpleaños. Muchas gracias y hasta… eh… ¿más tarde?

Encogió los hombros y trató de irse lo más educada y agraciada que podía. Y nunca antes se sintió más bendecida con las barandas que acompañaban las escaleras.


Sentía un brusco agarre en sus hombros, percibía cierto terrible aliento junto a ella y un rostro hundiéndose en su cuello.

... muchacha tan deliciosa.

Una mano peluda y sudorosa se deslizó por sus mejillas hacia su mentón y su cuello.

...me encanta la piel tan suave.

Su propia respiración se aceleró mientras todo lo de ese momento volvía a repetirse. Ron siendo golpeado, Harry con el rostro desfigurado. El miedo y el momentáneo sentimiento de salvación.

¡Greyback, mirá lo que dice aquí en "El Profeta"!

El sudor resbalando por su cuello y las lágrimas comenzando a picar en las esquinas de sus ojos mientras se observaba a sí misma en el periódico.

La chica de la fotografía se parece a tí, jovencita.

¡No! ¡No… soy… yo! ¡No!

Me parece que sí, linda.

—¡No lo soy! ¡No! ¡No soy yo! ¡No, por favor! ¡No soy…

Hermione se despertó con la respiración agitada.

—...yo. —Susurró sin aliento saliendo de los últimos resquicios de su pesadilla. —No soy yo.

Cubrió su rostro con ambas manos y luego soltó un profundo suspiro antes de deslizarse fuera de la cama. Acarició el pelaje de Crookshanks, fue al perchero a tomar una bata, se puso las pantuflas y salió de su habitación, sin esperar encontrarse a Draco Malfoy frente a su puerta, con claras intenciones de llamar a la misma.

Ambos se quedaron en silencio, obviamente esperando a que uno de los dos enfrentara la situación.

Él carraspeó.

—Yo… —Sacudió levemente la cabeza. —Te escuché gritar cuando iba por algo para beber, iba a intentar entrar para poder despertarte. No debí hacerlo. —Retrocedió.

La joven parpadeó intentando asegurarse de no estar dentro de un sueño.

—No me mires así Granger, tenemos el mismo problema.

Ella se relajó con la familiaridad de ver cómo le fruncía el ceño.

—Lo siento. Debo haber olvidado poner los hechizos silenciadores, espero no haber despertado a nadie. —Bajó la mirada para terminar de atar el lazo de su bata. —Si no es ya demasiada molestia para tí, podría acompañarte a abajo.

Si Malfoy dudó, no dejó ver nada.

—Adelante. —Estiró su brazo en un gesto lo suficientemente cortés para no resultar irónico.

Fueron hacia la cocina, donde Hermione se ofreció a preparar ambas bebidas.

Draco rodó los ojos cuando la vio dejar su varita en la barra de desayuno y se puso a trabajar por sí misma.

—¿Sabes que si lo haces con magia te quedará igual y en menos tiempo, cierto? —Se atrevió a preguntarle.

—Cuando termine te darás cuenta que hacerlo sin magia habrá valido la pena. —Lo miró por encima de su hombro, terminando de elegir las tazas. —¿Quieres una taza grande o una de té?

Cuando giró completamente para verlo, se encontró con una mirada altiva y muy gris.

—Granger, las tazas de té son para té, ¿conoces el significado de explícito? —Elevó una de sus cejas. —Tal vez debí darte un diccionario de regalo o, aún mejor, un libro de normas de etiqueta y protocolo en la mesa.

Ella resopló incrédula.

—Muy gracioso, Malfoy. —Volvió a darle la espalda. —Como si tú fueras el príncipe de la buena educación y la etiqueta.

La risa ronca de Draco, la sorprendió haciendo que lo mirara con cautela.

—Podría decirse que sí, Granger. —En sus labios se podía vislumbrar su vieja sonrisa engreída. —Desde que tengo memoria, mis primeros pasos estuvieron bajo la supervisión de alguna de mis institutrices.

—¿Qué?

—Tal vez sientas aversión por la cultura sangre pura, sin embargo, no deja de ser una cultura—Levantó su mano, deteniendo alguna réplica de parte la chica. —Los herederos tenemos expectativas por cumplir, no solo es apellido, linaje y sangre.

—¿Entonces, qué? —Lo enfrentó. —¿Deben tomar clases de normas de saludo, código de vestimenta y oratoria?

—Finanzas, organización de eventos, expresión oral y lenguaje corporal. —Su tono fue desinteresado. —Adiestramiento en bailes de salón y artes. Tardaría en terminar de enumerar todas las clases que tomé durante trece años, y será mejor que apagues la cocina.

Efectivamente, la tetera estaba hirviendo detrás de ella. Se apresuró a preparar su té y luego el café de su acompañante.

El joven tuvo que admitir que ella tenía razón, el café hecho sin magia tenía un sabor especial. No lo diría en voz alta, pero era bueno saber que sus viejas costumbres se habían ido adaptando a su nueva realidad.

La observó terminar de preparar su bebida. Un poco de leche y una cucharada y media de miel. Una elección algo predecible, no es que Granger fuera conocida como una persona que solía salir de la rutina. Ella era todo lo contrario. La conocía desde hacía nueve años; tantas clases compartidas como para no saber que colocaba sus plumas y tinteros en un orden específico sobre la carpeta. Era capaz de notar ciertas cosas, incluso por encima de la tonta rivalidad colegial y…

Y él seguía siendo un idiota.

Porque con ella no fue una simple rivalidad. Había despreciado su origen, se burló y fue cruel por algo que ella no podía cambiar. Algo de lo que nunca se avergonzó ni se cansó de defender.

Pudo continuar sumergido en sus cavilaciones hasta terminar su café, aprovechando que Granger estaba perdida en sus pesadillas.

¿Qué cómo lo podía saber Draco? Porque en el silencio, él también se encontraba de regreso en ellas.

—¿Qué fue esta vez, Granger? —Soltó la pregunta, viendo que ella parpadeaba volviendo al presente.

No tardó en responder.

—¿Por qué te lo diría?

—Porque soy la única persona en este lugar que no tendrá escalofríos cuando te oiga. —Él tampoco dudó, su respuesta estaba llena de resolución y seguridad.

Hermione absorbió sus palabras y lo verdaderas que eran. Sus amigos abrirían los ojos de horror al saber lo que la atormentaba. En algún momento llegó a considerar a Luna como una confidente, ella había pasado meses de oscuridad y miedo. Y también podía asimilar que como una posibilidad muy remota, llegó a pensar en Malfoy para desempeñar ese rol.

Y de pronto, él estaba allí, aceptándolo. Quizá dispuesto a tomar una mínima parte de su carga, sin importarle lo poco que duraría ese momento de paz entre ellos. Porque si había algo de lo que estaba completamente segura en relación a Malfoy, era que tarde o temprano volverían al ruedo, a estar en los lados opuestos del ring.

—Mis pesadillas se reducen únicamente a tres sucesos, mis padres, Bellatrix y la batalla en Hogwarts, pero momentos distintos. —Dijo lentamente con la mirada perdida en su té. —Hoy tocó recordar cuando rompimos el tabú.

Saber que sus pesadillas eran tan similares a la suyas, hizo que Draco trabajara con firmeza en sus muros de oclumancia. Esforzándose en dejar de lado el nuevo factor en común que tenían.

—Se lo que pasó después, nunca oí cómo fue que terminaron en ese infierno.

Verlo denominar a su propia casa como un infierno y no inmutarse por ello, no resultó ser una sorpresa para Hermione. Por mucho que intentara ocultarlo, estar en el bando perdedor de la Guerra le dio a Malfoy sus propios demonios con los que luchar.

El recordatorio de que nadie ganaba en las guerras se hizo más presente en ese momento.

—¿Sabías sobre PotterWatch? —Él asintió. —Bien. Estábamos terminando de escuchar el programa, dijeron algo sobre Voldemort en el extranjero y Harry se exaltó con sus sospechas. Ron y yo tratamos de advertirle, sin embargo, el tabú ya se había roto.

—Como siempre Potter. —No ocultó su mueca de desprecio.

—Harry se ha disculpado por eso. —Lo silenció con una mirada. —No tuvimos tiempo para escapar, la carpa estaba oscura y yo solo pensé en mantener a Harry a salvo. Le lancé el hechizo punzante y fuimos arrastrados fuera. Registraron nuestras cosas y pidieron nuestros nombres y, ahí viene mi pesadilla de esta noche; cuando estábamos cerca de salvarnos, uno de ellos sacó una edición del El Profeta y yo estaba en la portada. No hubo vuelta atrás.

—Así que por... —La comprensión llegó a Draco, con esa explicación podía comprender porque ella gritaba "No soy yo". —Desesperación y miedo. Entiendo que eso se convierta en una pesadilla. —Él debía equilibrar la balanza compartiendo algo personal, no se iba a permitir un poco de desventaja. —A veces no estoy convencido de si algún día se irán.

Pareció darle lo que ella quería, ya que su rostro se iluminó como cada vez que estaba segura de una respuesta.

—Yo pienso que tal vez terminen cuando seamos capaces de crear recuerdos que las superen. Ya sabes, como un boggart, dejar que la alegría opaque el miedo. —Encogió los hombros y sus manos se deslizaron alrededor de su taza aún caliente, la levantó hacia sus labios de manera distraída pero olvidando que ya había terminado de beber todo su té.

Todavía inconsciente de ese detalle, agitó la taza golpeándose los labios con ella, un instante de confusión pasó por su rostro y al siguiente estaba riendo.

El pequeño momento de reflexión se rompió por el sonido de su risa al caer en cuenta de lo tonto de su acción. Draco, quién había visto todo, dejó escapar una leve sonrisa.

Nadie lo creería si los viera allí, riendo juntos en la cocina apenas iluminada.

En lados opuestos quizá, pero cada vez más cerca.


N/A: Esto podrá ser insuficiente con todo el tiempo que tarde en actualizar esta historia pero lo considero un capítulo de transición para todo lo que viene.

La buena noticia es que he decidido extender la historia a más de los 8 capítulos que pensé inicialmente.

Este sábado será mi cumpleaños (voy por los 20 igual que Hermione en este cap) y pensé que actualizar D.D. sería un tremendo autoregalo por mi cumple. En serio espero que lo hayan disfrutado leyendo tanto como yo escribiéndolo.

Por último les invito a seguirme en mis redes sociales, por allí ando compartiendo recomendaciones, adelantos y cosas así.

Gracias por esperar y trataré actualizar tan pronto como pueda.

Espero sus reviews, cuídense.