Muchos meses después estoy de vuelta. Miles de disculpas a todos los seguidores de esta historia, prometí que la escribiría en un mes, y ya ha pasado más de un año y solo llevo 5 capítulos. Estoy tratando de hacer más actualizaciones, pero el mundo real es terrible.
Espero que disfruten de este gran capítulo, y les recomiendo sacar sus Playlist favoritas con música de los 80's.
NON SUM QUALIS ERAM
(No soy quien era antes)
Noviembre de 1999
Parecía que todos sus compañeros estaban reunidos alrededor de Hermione, mientras trabajaba en repartir y servir tazas de café.
La noche anterior había sido Halloween y, gracias al espíritu fiestero que aparentemente la mayoría tenía, lo festejaron en un club en Gamla Stan.
Decir que se descontroló era poco.
Por eso, en ese momento todos estaban buscando algo para aliviar su resaca.
Levitó una taza hacia Malfoy y él le agradeció con un asentimiento.
—Quiero ver a todos los que están en el equipo en el Campo Este de Quidditch a las cuatro. —demandó dando media vuelta y encaminándose hacia las escaleras con su taza en una mano y la otra en el bolsillo de sus pantalones de pijamas.
Su postura relajada se mantuvo incluso cuando las quejas comenzaron a llegar.
—¡Pero es lunes!
—¡Me siento terrible!
—¿¡Es en serio, Malfoy!?
El rubio se giró levemente a medio camino.
—No me importa, el partido es este viernes. —su rostro y su voz estaban llenos de seriedad. —Si no están dispuestos a dar nada más que lo mejor de ustedes, entonces prefiero que nos descalifiquemos del campeonato desde este momento. Conseguir la victoria, incluso una pequeña, requiere de esfuerzo y sacrificio. Así que prefiero no jugar ningún partido a jugar con un equipo de personas mediocres.
Sus compañeros se miraron entre ellos sorprendidos y temerosos, mientras él continuaba su camino con los hombros tensos. Apenas Draco desapareció de su vista, el resto del equipo terminó rápidamente su café y se apresuraron a ir al laboratorio del patio a preparar algo de poción para la resaca.
Horas más tarde, minutos antes de las cuatro, el equipo completo estaba en el campo de Quidditch, listos para otro intenso entrenamiento. Y demostrándole a Draco que no dirigía un equipo de mediocres, que estaban dispuestos a dejarlo todo para conseguir levantar la copa del campeonato.
Hermione salió de clases refunfuñando en voz baja. Tenía trabajo pendiente y clases suspendidas, todo por el Quidditch. No negaba que estaba algo entusiasmada por el campeonato, varios de sus amigos jugarían y ella iría a alentar al equipo.
Pero sus clases de la tarde se habían suspendido. Su clase de Antropología Social Mágica, se había suspendido, y era su favorita. Era injusto.
—Espera, Granger.
Se detuvo y giró un poco. Un compañero de clase se acercaba a ella con pasos rápidos y su mano izquierda levantada, todavía intentando llamar su atención.
—¿Sí? —le dijo cuando él llegó junto a ella.
—Hola, soy Émile. Coincidimos en algunas clases. —tenía acento francés y se notaba el esfuerzo que hacía para hablarle en inglés. —Perdón por llamarte por tu apellido pero se me hace difícil pronunciar tu nombre.
Clásico.
—Es Hermione, pero a veces me dicen Mione, puedes llamarme así si se te hace difícil. —intentó ser amable, aunque quería poner los ojos en blanco. —¿Se te ofrece algo?
—Oh, sí, sí. Suelo divagar un poco. —se pasó la mano por el cabello, algo nervioso. —Quería saber si podríamos trabajar juntos para el debate que debemos preparar en Antropología Social.
La bruja parpadeó. En clase les habían dado la opción de trabajar con un compañero o trabajar de forma individual, y ella había optado por lo segundo. Estaba más que bien trabajando por sí sola.
Émile debió darse cuenta de que ella iba a negarse porque volvió a hablar antes de que Hermione le respondiese.
—Ahora que lo pienso, esto es algo patético. Eres una de las mejores en el curso y seguramente vas a trabajar sola o ya tienes otro compañero. Lo siento si yo…
—Trabajemos juntos. —soltó antes de continuar dándole vueltas. —Iba a trabajar sola pero creo que dos cerebros podrán hacer más que solo uno.
Él entreabrió los labios, de pronto sin saber qué decir.
—¿En… serio? Es decir… ¿puedes… puedes repetirlo?
—Podremos trabajar juntos, Émile. —miró algo nerviosa a los lados. —Si me disculpas, tengo que ir de regreso a mi residencia.
—Oh, sí, claro. ¿Eres de Hogwarts, no? Ustedes inauguran el campeonato junto con los gorilas de Durmstrang.
Hermione rió por el adjetivo. No podía estar más de acuerdo.
—Sí, el equipo juega hoy y todos iremos a acompañarlos. Así que…
—Lo entiendo. Todos ustedes lucen muy unidos siempre, no es de extrañar que asistiesen a alentarlos. —agitó las manos apresuradamente. —Y será mejor que me calle, lo siento.
—No te preocupes. —sonrió tratando de ocultar su incomodidad. —¿Te parece si mañana nos vemos en la puerta de la biblioteca principal a las 6?
—Sí, sí. A las 6 es perfecto. —volvió a gesticular. —Te veré allí para reunirnos. Lo apuntaré en mi agenda como una cita, aunque no es una cita, claro. —cerró los ojos y frunció la nariz. —Te sigo retrasando, ¿cierto? Mil disculpas, te veo allí mañana. Gracias.
Se desordenó el cabello, le regaló una corta sonrisa y se marchó dando media vuelta.
Hermione lo observó caminar, todavía confundida por la interacción. Ese chico era un desastre, y ella no quería pensar en todo lo que podía salir mal con su trabajo.
Apretó los libros una vez más contra su pecho y continuó su camino.
Ya se podía percibir el entusiasmo en los alrededores. Muchos jóvenes tenían puestas las camisetas de los equipos, iban riendo entre ellos y gritando arengas.
Su residencia, no distaba mucho con la efusividad del resto del campus.
Las chicas estaban reunidas en la sala haciéndose peinados con cintas de colores de las casas de Hogwarts y pintándose las mejillas.
—Granger, ¿qué haces ahí? —inquirió Pansy incrédula—. Ve a dejar esos libros por algún lado y ponte a la fila.
—Yo no me voy a hacer nada, tengo mi bufanda de Gryffindor arriba.
—Pero hoy no juega Gryffindor, juega Hogwarts. —Pansy puso sus manos en sus caderas—. Que tremenda falta de sentido de compañerismo tienes.
La castaña abrió la boca sorprendida. Ella no tenía falta de sentido de compañerismo. Ella practicaba el compañerismo todos los días, ¡acababa de hacerlo hace 15 minutos con Émile! No podían acusarla de algo así.
—Tienes una serpiente dibujada en la mejilla Parkinson, no eres la persona adecuada para hablar de compañerismo. —la enfrentó, elevando su mentón.
Pansy sonrió de lado y llevó lentamente la punta de su varita hacia su mejilla. Un sencillo toque y la serpiente se convirtió en un remolino antes de transformarse en el escudo de Hogwarts.
—Theo nos hizo este hechizo para usarlo en los partidos. Porque aunque no lo creas o no te importe, Granger, entramos a este campeonato para llevarnos la copa.
Su mirada fue orgullosa mientras daba media vuelta agitando su falda y se alejaba de Hermione.
Para cuando todos salieron de la Residencia, Hermione llevaba el cabello atado en un bonito moño, sujetado con cintas verde, amarillo, rojo y azul; y en su mejilla derecha tenía escrito "Hogwarts" y cuando aplicaba el hechizo, las letras se convertían en el escudo del equipo: fondo azul, bordes dorados y el fénix abriendo sus alas en el medio.
De acuerdo a lo que Malfoy les había informado, de su reunión previa al inicio del campeonato junto con los otros capitanes, ellos tendrían toda una tribuna al lado izquierdo del campo de Quidditch. Y Ekman ya los estaba esperando allí, totalmente emocionado por el partido.
Y era sorprendente ver su entusiasmo cuando, desde ya, todo el campo parecía estar en su contra.
La tribuna de Durmstrang tenía su himno sonando a través de grandes altavoces, además de fuegos artificiales justo sobre ellos.
Castelobruxo hacía referencia a su origen Brazileño, en todo el sentido de la palabra. Selva, la alegría del Carnaval, los colores vibrantes y la música.
Ilvermorny tenía representaciones realistas de las criaturas representativas de sus cuatro casas, un ave del trueno y un Gato Wampus, una serpiente cornuda y un Pukwudgie; y todos llevaban la camiseta de su equipo de Quidditch.
Y Beauxbattons. Por la gracia del dulce Merlín. Beauxbatons tenía porristas. Sí. Tenían chicas con faldas y tops ajustados, y ellas agitaban sus pompones plasmando hermosas sonrisas.
Y ellos, Padma, Parvati, Hermione, Luna, Pansy, Neville, Hannah, Seamus, Tracey, Justin y Ernie, solo tenían cintas en el cabello y las mejillas pintadas.
Nadie podía culparlos por su falta de organización, ellos no habían pisado el campo de Quidditch el campeonato anterior, ignoraban lo que se esperaba que hiciesen. Y ahora estaban a punto de sentarse en su tribuna y ser invisibles entre toda esa euforia deportiva.
—¿Hermione? —soltó Neville, nervioso y con duda.
¿Por qué yo?
—Bien, eh… —su mirada vagó entre sus compañeros y Ekman. —No lo sé. —cerró los ojos con fuerza y suspiró. —Parkinson, ¿tienes algún uniforme del equipo allí dentro? —apuntó hacia su bolso.
Pansy elevó una ceja mientras abría su bolso y sacaba la capa del uniforme de Quidditch.
Hermione tomó la prenda y durante unos segundos, valoró lo que iba a hacer
—¿Tijeras?
—Granger no…
—Tijeras, Parkinson.
Y mientras la otra chica buscaba el nuevo objeto, Hermione le lanzó una maldición de duplicación a la prenda. Pronto tenía una segunda capa de Quidditch, sin embargo no tan bien hecha como la primera, pero serviría por el momento.
—Hermione, ¿por qué no haces más réplicas para todos nosotros y las usamos? —le preguntó Padma, acercándose a ella.
—¿Y dejar que Ilvermorny, piense que los hemos copiado? —increpó Anthony. —No hay manera de que eso suceda, Padma.
Ignorando la discusión de ambos, Hermione, para horror de Pansy, cortaba la capa. Aplicó hechizos para que los hilos sueltos de la tela se vean más estéticos y se detuvo pensando si debía extender el pedazo de tela que tenía el escudo o si debía juntar los demás retazos y hacer una especie de bandera.
—Anthony, Padma. Por favor, silencio. —demandó y luego subió un escalón para poder mirarlos a todos. —Ok, trataremos de mejorar la situación con los pocos recursos y el poco tiempo que tenemos. Parkinson y yo, convertiremos esto…—apuntó hacia los pedazos de tela que estaban a un lado del escalón. —... y pensé que podemos usar los colores del equipo, así que… ¿quién es bueno en Transfiguraciones? Solo necesitamos un hechizo simple.
Padma, Tracey y Enie, levantaron sus manos.
—Perfecto. Nos separamos en dos grupos y ustedes solo tienen que usar un multicorfors, para cambiar el color de sus suéteres a azul y dorado. ¿De acuerdo? —ellos asintieron. —Gracias. Ahora, Par... Pansy, ayúdame aquí, por favor.
La otra bruja se sorprendió cuando Hermione la llamó por su nombre, pero entonces anunciaron que en 10 minutos empezaría el partido, y se apresuró a ayudarla.
Juntas crearon una bandera con la insignia del equipo, le aplicaron un hechizo similar a un Engorgio, y con la ayuda del rector Ekman consiguieron levitarla a lo más alto de su palco.
Cuando Vasily Dimitrov comenzó a hablar, ellos estaban organizados y aparentemente dispuestos a compartir el entusiasmo de la celebración.
—¡BIENVENIDOS AL PARTIDO DE INAUGURACIÓN DEL CAMPEONATO INTERNO DE QUIDDITCH DE ELYSIAN COLLEGE!
El estadio se llenó de gritos y aplausos. Vasily Dimitrov, era todavía un jugador del equipo nacional de Bulgaria, así que había razones para la euforia que sacudió a los estudiantes cuando salió al palco.
—¡HOY TENEMOS EL PARTIDO ENTRE EL EQUIPO DE DURMSTRANG… —su brazo apuntó hacia el palco del equipo y gran parte del público los animó con algarabía mientras todo el equipo salía y sobrevolaba el campo a toda velocidad. —... Y EL EQUIPO DE HOGWARTS!
Alguien hizo un encantamiento de chispas de colores y al salir el equipo, su palco estaba maravillosamente iluminado.
Al frente iba Malfoy, detrás de él iban sus cazadores, Ginny, Blaise y Daphne; luego estaban Terry y Dean; y por último, el guardián, Theo.
Si los demás aplaudían o no para ellos, eso no importaba ya; los gritos de todos juntos opacaba el ruido del estadio, incluso Ekman aplaudía y silbaba con furor.
—¡GRACIAS POR ESTA GRAN BIENVENIDA A AMBOS EQUIPOS! —continuó Vasily. —¿ESTÁN LISTOS PARA EL INICIO DE ESTE PARTIDO?
El público rugió, mientras ambos equipos aterrizaban en el suelo, dentro de su respectiva área, y los capitanes se colocaban uno frente a otro, con el árbitro entre ambos.
El cabello de Malfoy se agitaba con el viento cada vez que asentía a las explicaciones del árbitro, luego tensó los hombros y dio media vuelta para compartir algunas palabras con su equipo.
Hermione vio su postura seria y decidida al hablar con Theo, Blaise y Ginny, su gesto de firmeza hacia Daphne, Terry y Seamus, antes de que el árbitro diera la indicación y el juego comenzara.
Tan pronto como los balones estuvieron en el aire, con un hábil giro, Blaise se hizo con la Quaffle y avanzó hacia los aros con Ginny y Daphne en ambos lados, y con Terry y Seamus cuidándolo de las Bludgers, un poco más atrás.
A mitad del campo, le lanzó la Quaffle a Daphne, ella recorrió un cuarto del resto del camino y se la lanzó a Ginny, quién estaba en perfecta alineación hacia los aros.
Un rodeó experto entre los otros jugadores, un lanzamiento poderoso y certero, y así Hogwarts marcó el primer gol obteniendo 10 puntos y comenzando el partido con ventaja.
A Durmstrang, obviamente no le gustó eso, así que arremetieron contra ellos. Seamus y Terry los detuvieron, y Ginny se hizo con la Quaffle otra vez, pero ella tampoco pudo avanzar mucho.
El primer intento de Durmstrang para hacer puntos, fue frustrado por Theo, el segundo por Seamus, el tercero por Theo nuevamente y para cuando el cuarto llegó nadie pudo hacer nada más que observar como la Quaffle atravesaba los aros.
—¿Qué están haciendo? ¡Sigan jugando! —les gritó Draco, un poco más arriba de ellos, todavía sin haber tenido éxito en encontrar a la Snitch.
Sus compañeros asintieron con determinación y el juego se reanudó.
Los golpeadores llevaban sus batallas de Bludgers por todo el campo, los cazadores volaban con ferocidad mientras los marcadores iban sumando puntos.
Las puntuaciones empataron cerca de una hora después del inicio. 160 a 160.
Todo el estadio se volvió loco por el tremendo desempeño de Hogwarts. Era impactante la manera en que habían conseguido ser una gran competencia para Durmstrang, el cual no era un equipo fácil de vencer, ya que por algo llevaba más de cinco años consecutivos representando a Elysian en la Liga Universitaria de Quidditch.
Y a medida que el partido avanzaba, el recuerdo del primer y desastroso partido del equipo de Hogwarts, se convertía en eso; un mal recuerdo que iba quedando en el olvido.
El capitán de Durmstrang estaba muy alterado cuando Hogwarts, nuevamente tomó la delantera en los puntos. Y cuando uno de sus cazadores volvió a perder la Quaffle, pidió tiempo para descansar.
Cada equipo se reunió por su lado, tuvieron discusiones y charlas, se lanzaron encantamientos refrescantes, se hidrataron y volvieron a volar.
Otra hora después y los puntajes ya habían rebasado los doscientos puntos.
Ginny volaba, lado a lado con Blaise, llevando la Quaffle bajo su brazo, su cuerpo impulsado hacia adelante y su cabello agitándose. Estaba tan cerca de los aros cuando una Bludger se acercó peligrosamente a ella, en un parpadeo, Ginny tenía los ojos fuertemente cerrados mientras Blaise la protegía rodeándola con ambos brazos y el mango de su escoba se rompía en un crujido que había logrado desviar la Bludger.
Fueron segundos, milésimas incluso.
Ginny pareció recriminarle algo a Blaise y luego él también le contestó con enojo. Draco les llamó la atención y los regañó para que volvieran a concentrarse en el juego que se reanudaba a su alrededor.
Blaise consiguió continuar volando, a pesar de su escoba mutilada. Sin embargo, con un jugador tan importante como él, si el partido se extendía un más, perderían la ventaja que habían ganado hasta el momento.
En un delicioso golpe de suerte, Draco al fin notó la Snitch y se lanzó a por ella. El buscador de Durmstrang lo siguió, y los dos comenzaron una carrera por el borde del campo y más tarde por el medio, para conseguir la Snitch.
Draco se atrevió a hacer un truco que solo había intentado durante los entrenamientos. Voló en espiral, dando vueltas sobre algún tipo de eje en el aire, y luego se elevó hacia arriba, extendió la mano y entre sus dedos pudo sentir las alas de la Snitch, finalmente cerró el puño con una sonrisa.
Y el estadio estalló en vítores.
Hogwarts había ganado el primer partido del torneo.
—No, definitivamente no podemos entrar allí. —le dijo Blaise al resto de sus compañeros.
Todos lo miraron confundidos.
Habían decidido salir a festejar la victoria a Gamla Stan, así que en ese momento estaban fuera del pub, la música se podía escuchar, habían personas haciendo una larga cola pero Blaise había ido hacia la puerta con intenciones de sobornar al guardia para que les deje entrar.
—¿Por qué? —se adelantó a inquerir Pansy.
—Todo Durmstrang está ahí dentro… —respondió Blaise. —Y me refiero a todos, no solo a los del equipo.
—¿Y qué? —saltó esta vez Ginny. —Si no podemos entrar por culpa de ellos. ¿A dónde se supone que debemos ir? Este es el único pub mágico y decente que conocemos.
—Podríamos ir a uno muggle. —dijo Hermione con un encogimiento de hombros.
Pansy se giró hacia ella mientras Draco la observaba con una ceja elevada.
Hermione no se dejó intimidar y se sintió respaldada por un momento cuando Seamus tomó la palabra.
—Esa sería una buena idea si en los pub muggles de ahora no hubiera tanto Backstreets Boys y Spice Girls.
Y ahí se fue el momento de apoyo.
—Pero podemos buscar uno, de todas formas estamos perdiendo el tiempo quedándonos aquí parados. —puso las manos en su cintura.
Pocos minutos después, todos caminaban a lo largo de la calle buscando algún nuevo lugar en el cual divertirse. Era relativamente temprano para ir de fiesta, sin embargo las puertas de Elysian estaban abiertas hasta la medianoche, aunque por ser fin de semana quizá agregaran un par de horas más.
Terry guió el camino y terminaron en un callejón algo oscuro y muy solitario, a pesar de ello, no les pareció fuera de lo normal. Gamla Stan parecía ser un lugar atrapado en el tiempo, con edificios de la época medieval y calles angostas.
Y en medio de ese silencio, Blaise comenzó a cantar.
—Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts, enséñanos algo, por favor.
— ¡No, Blaise, no! —Rogó Draco sin importarle que los demás lo escucharan.
—Aunque seamos viejos y calvos o jóvenes con rodillas sucias, nuestras mentes pueden ser llenadas con algunas materias interesantes.
Algunas de las chicas comenzaron a reír mientras Zabini iba cantando más fuerte y el gesto de horror de Draco se acentuaba.
Pero Luna se le unió cantando y moviendo las manos.
—Porque ahora están vacías y llenas de aire, pulgas muertas y un poco de pelusa.
—Así que enséñanos cosas que valga la pena saber…
Seamus y Dean se unieron a la canción.
—...Haz que recordemos lo que olvidamos…
Luego uno a uno se iban uniendo. Pansy, Anthony, Daphne, Neville. Ginny y Hermione también, la castaña quizás solo para seguir viendo la mortificación grabada en el rostro de Malfoy
— ¡Hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto…
—... y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman!
Cuando terminaron, el silencio de las calles fue reemplazado por sus alegres carcajadas.
—Por si acaso, eso no fue gracioso. —Giraron a ver a Draco, su voz ya no sonaba tan enojada y al notar que llamó la atención de todos, se sintió un poco cohibido. — ¿Todos ustedes saben lo horrible y vergonzosa que es esa canción? —Optó por decir y cuando sus compañeros soltaron nuevas carcajadas, su alivio fue instantáneo. Eso estuvo cerca.
—Tienes razón, Draco. —Pansy colocó una mano en su hombro. —Habiendo tantas canciones en Hogwarts, Blaise hizo una mala elección.
— ¿Ah sí? —Zabini la retó. — ¿Cómo cuál?
La chica le lanzó un guiño a Draco y compartieron una sonrisa cómplice.
—Tres, dos, uno… Weasley no atrapa las bolas.
—Y por el aro se le cuelan todas.
—Por eso los de Slytherin debemos cantar:
—...A Weasley vamos a coronar.
— ¡Oh, esa es genial! —aplaudió Blaise. —Weasley vive en un basurero y se le va la Quaffle por el agujero.
—Gracias a Weasley vamos a ganar, a Weasley vamos a coronar.
Daphne, Theo y Tracey se unieron a ellos, y juntos se pusieron a cantar el resto de la canción, ignorando las miradas enojadas y reclamos de sus compañeros.
A Weasley vamos a coronar.
A Weasley vamos a coronar.
Y por el aro se le cuelan todas.
A Weasley vamos a coronar.
—Esa canción sí que es horrible Malfoy. —Hermione apareció a su lado y golpeó su hombro con su puño.
Definitivamente, la zona golpeada era una zona sensible para Malfoy, apenas recibió el golpe su mano voló para posarse allí y miró la bruja con clara molestia.
—Tranquila, Granger. Es solo una broma, no tienes por qué defender a tu novio en su nombre. —sonrió de lado.
—Ron no es mi novio. Y creo que él puede defenderse así mismo.
—No te pregunté si podía, o si era tu novio. En realidad no me importa.
Reanudó sus pasos, y el resto del grupo también volvió a moverse.
Llegaron a la zona nocturna de Gamla Stan y pasearon de una discoteca a otra hasta que se quedaron en una no muy llena, estaba casi al final de la calle y un letrero de neón anunciaba su nombre, "Japan", además tenía música aceptable para todos.
Porque… ¿A quién no le gustaba el rock de los 80's?
Blaise era el más feliz cuando comenzaron a sonar canciones de Michael Jackson.
El lugar tenía luces fluorescentes y neones por todas partes, las paredes estaban adornadas con logos de bandas y portadas de álbumes. Kiss por un lado, Slippery when Wet de Bon Jovi por el otro, Queen y AC/DC en una esquina.
En el reservado en el que se ubicaron todos, la pared del lado tenía letras de canciones.
Nothing ever lasts forever
Mama, life had just begun. But now I've gone and thrown it all away
Take my hand, we'll make it, I swear
Sometimes all of our thoughts are misgiven
Además el local tenía una temática algo automovilística. La parte delantera de la barra del bar era el parachoques de un camaro, en algunas zonas los reservados tenían asientos de autos en lugar de sofás o sillas altas. Las mesas de centro estaban apoyadas sobre llantas. Había placas de autos colgadas por el techo y señales de tránsito en las paredes.
Luego de compartir algunos tragos, varios se reunieron en la pista de baile con animosidad.
Por otra parte, los tradicionales sangre pura estaban claramente fuera de su elemento. Draco y Theo estaban sentados en el reservado bebiendo Whisky, mientras Pansy charlaba con sus amigas agitando su margarita.
Mantenerse alejados les duró poco, porque tan pronto como Seamus, Ernie y Blaise se animaron, nadie se salvó de salir a la pista.
Después de más de una hora de verse envuelta entre la música y pasos torpes, Hermione se deslizó hacia la barra en busca de aire y algo de bebida, mientras los demás cantaban Live is Life de Opus.
—Hola linda, ¿qué te sirvo? —se acercó a ella el chico detrás de la barra, terminando de secarse las manos y de dejar un par de copas listas para servir.
—Una cerveza de… —Hermione sonrió por su confusión.
—¿Una cerveza? —la miró levantando ambas cejas, como si no creyera que ella pudiese querer beber una cerveza.
Ella evitó hacer una mueca.
—No, una ginger beer estaría bien, gracias.
—¿Sabes algo, linda? —cruzó los brazos sobre la barra y se inclinó hacia adelante. —No veo que seas una chica de cerveza o ginger beer, diría que eres más de Cosmopolitan o… ¡ya sé! ¡Sky Beam! —chasqueó los dedos. —¿Me permites servirte uno?
Every minute of an hour
Don't think about a rest
—¿Qué? Creo que si yo lo bebo, yo puedo elegir. Prefiero lo familiar a lo desconocido. —elevó el mentón, enfatizando sus palabras.
—Pero… ¿no te llama la atención experimentar? El Sky Beam lleva gin, limonada, refresco y algo de blue curacao, es bajo en alcohol y lo prepararé delante tuyo. ¿Qué dices, linda?
Live is life, when we all feel the power
Live is life, come on stand up and dance
Hermione lo sopesó. Más allá de la cerveza de mantequilla y otros tragos como el brandy y el Whiskey de Fuego, no solía preferir bebidas con alcohol. Había huido de la mesa cuando comenzaron a beber Vodka. Giró levemente la cabeza para notar a sus amigos charlando, su mirada chocó con la de Ginny, quien le guiñó un ojo y ella tuvo que resoplar.
No perdía nada haciendo caso a este chico atrevido y extraño.
—Solo si dejas de decirme "linda". —puso los ojos brevemente en blanco.
Él soltó una carcajada y comenzó a prepararle el dichoso Sky Beam.
Un trago se convirtió en dos y luego en cuatro; entonces se encontraba oyendo a Derick, el chico atrevido y extraño, hablar sobre el bar. Él era uno de los socios, el lugar llevaba cinco meses de haber sido abierto y tenía una concurrencia promedio.
—Las personas creen que es un sitio peligroso al estar al final de la calle. Le dije a Kalevi que era una mala ubicación, pero el precio de venta era una ganga y no pudimos resistirnos.
Gran parte de la decoración provenía de ventas de garage en Gamla Stan y en otros pueblos, además de mecánicas y el tiradero de autos de Estocolmo. Derick no sabía nada sobre coctelería cuando abrieron, pero con los meses fue aprendiendo y convirtiéndose en un experto.
—¿Y por qué decidieron llamarlo "Japan"? —ella se apoyó en la barra con algo de interés.
—Eso es fácil de responder. —deslizó una copa hacia un joven. —¿Has oído la canción "Big in Japan" de Alphaville?
—Un par de veces.
—Bueno, hay una estrofa que dice "Las cosas son fáciles cuando eres grande en Japón". Literalmente no estamos en Japón pero se entiende lo que pretendemos. El lugar se llama Japón, así que puedes ser grande aquí.
—Es… lógico y divertido. —asintió lentamente.
Él levantó una mano y la sacudió en el aire.
—¡EY! ¡Kalevi! ¡Ya la conoces colega!
Hermione giró y vio al chico detrás de la cabina, asentir en dirección a Derick.
Dos segundos después y el sonido del teclado al inició de la canción envolvió el ambiente, las personas que la conocían gritaron emocionados antes de comenzar a cantar.
Winter's cityside
Crystal bits of snowflakes
All around my head and in the wind
—¿La mandaste a poner solo porque pregunté? —Hermione rió cubriéndose los labios.
—La información siempre tiene que ser complementada. —sonrió. —I will wait here for my man tonight. It's easy when you're big in Japan.
La bruja siguió riendo mientras él cantaba y tarareaba la canción al mismo tiempo que continuaba sirviendo más tragos.
Big in Japan, alright
Pay, then I'll sleep by your side
Things are easy when you're big in Japan
Oh, when you're big in Japan
—Tengo que dar mis puntos a favor de la versión en vivo, la de estudio es muy triste. —comentó Derick, cuando la canción iba terminando.
Ella no podía decir nada ya que solo había escuchado en la radio de su padre cuando la llevaba a algún lugar en el auto.
—¿Y qué tocan además de rock?
—ABBA. —respondió rápidamente. —Todos los lugares en Suecia ponen ABBA en sus altavoces, más en Gamla Stan, porque se originaron aquí. Y también Roxette en los últimos años. ¿Qué puedo decir? Nos sentimos orgullosos de nuestra música.
—Sí, lo he notado. Incluso en las librerías ponen la melodía de "Dancing Queen".
—Y además solemos tener noches de Euro-Disco, también especiales de The Beatles o Led Zeppelin. Solemos anunciarlo tres o dos días antes. —le extendió un folleto que anunciaba justamente eso, noche de "The Rolling Stones" el domingo. —Así que… ¿estudias en la Universidad de Estocolmo?
Ella se quedó estática al oír la pregunta. Derick la miraba expectante y no había forma de que le dijera la verdad.
—Eh… sí. Estudio Ciencias Políticas. —decidió incluir algo cierto.
—Vaya, definitivamente tienes clara tu vocación. —deslizó otra copa por la barra. —Yo estudié allí un par de semestres en Negocios. No era lo mío.
—Entiendo que sea difícil tomar una decisión así. —le sonrió con empatía. —Luego de… conocer la historia de Margaret Thatcher, me sentí inspirada por ella. Pero no lo reflexioné hasta que fue momento de pensar en la Universidad. —se regañó a sí misma por estar a punto de mencionar la Guerra. —¿Me puedes decir qué hora es?
Derick revisó su reloj.
—Pasada la medianoche, ¿por qué? ¿La Cenicienta tiene que regresar con su madrastra?
—No seas gracioso. —sofocó su risa. —Algo así, en realidad.
Buscó con la mirada a sus compañeros y encontró a Blaise regresando por el pasillo que conducía a los baños.
—Blaise. —lo llamó y el moreno se acercó a ella con una mueca tensa. —Es más de medianoche, creo que ya deberíamos irnos.
Zabini se pasó las manos por su cabello e intentó formar una sonrisa.
—Yo también lo creo, iré a decirle a los demás. —no dijo nada más y fue hacia el reservado en el que todos estaban.
Hermione se puso de pie y volvió a prestarle atención a Derick.
—Gracias por la charla. ¿Me dices cuanto es por las bebidas, o ya lo apuntaron a la cuenta de nuestra mesa? —inquirió, en tanto se alisaba la falda.
—Va por mi cuenta, yo insistí. —le dio una sonrisa con hoyuelos que la puso tan nerviosa que un leve escalofrío recorrió su cuerpo.
—Bueno, también gracias por eso. —asintió con timidez y regresó con sus amigos.
Lo primero que notó fue que Ginny no estaba con ellos. Lo segundo, que la tolerancia al alcohol de Malfoy, aparentemente había sido quebrada por el vodka.
Reunieron sus cosas y en eso apareció Ginny con los ojos algo hinchados. Hermione agarró su mano y la apretó entre la suyas mientras salían del pub.
Caminaron entre charlas y risas ebrias. Hasta que en un momento Neville pareció haber traído consigo la fiesta.
—Acting on your best behavior, turn your back on Mother Nature. Everybody wants to rule the world.
—It's my one design, it's my own remorse.
—Help me to decide, help me make the most of freedom and of pleasure.
—Nothing ever lasts forever.
No importaba que estuvieran fuera de tiempo o desafinaran o que su acento británico entorpeciera un poco la canción, todos los chicos cantaron Everybody Wants to Rule the World una y otra vez durante todo el camino.
El sábado por la tarde, al fin la mayoría parecía estar más despiertos. Luego del almuerzo algunos se acomodaron en los sofás a estudiar o simplemente a hablar.
—Tenía que hacerlo, estaba hablando muy nervioso y se ponía cada vez más rojo.
Hermione estaba contándole a Ginny sobre Émile.
—O tal vez era tan guapo que no pudiste desistir. —la pelirroja movió las cejas sugestivamente.
—El pobre estaba tan nervioso, Gin. —golpeó ligeramente su hombro. —De todas formas, no me contaste que te sucedió ayer.
—Yo…— comenzó pero fue interrumpida por Padma, quién apareció detrás de ellas.
—Adivinen qué.
La chica les sonrió con emoción, como si acabara de descubrir el gran secreto de la humanidad. Algo no tan extraño en ella y su curiosidad por los chismes.
Cuando tardaron en responder, ella se inclinó hacia adelante.
—¿No lo adivinan? —ambas negaron. —¿Ni un poco? —volvieron a negar y Padma resopló. —Bien, se los diré. ¿Están listas?
—Padma, esa intromisión tuya, te hará daño algún día; o lo haremos nosotras si no hablas de una vez. —le dijo Ginny con resolución.
—Ok. Ok. —tomó aliento. —Blaise Zabini y Daphne… ¡Están saliendo! —chilló con emoción y luego se cubrió los labios con ambas manos.
Miró de ida y vuelta entre la castaña y la pelirroja, y después fue hacia el otro lado de la sala para seguir ventilando la noticia.
—Oh, eso es de alguna manera sorprendente. No sabía que estaban cerca. —comentó Hermione con desinterés.
—Yo tampoco sabía que fueran tan cercanos. —Ginny acomodó su cabello detrás de sus orejas. —Bien por ellos, ¿no?
Hermione le dio la razón, pero sentía que algo no estaba bien, incluso desde la noche anterior.
Ginny se fue a su habitación un poco más tarde, alegando que tenía un par de artículos que redactar para un trabajo.
Minutos después, ella también se fue a su habitación a prepararse para su reunión en la biblioteca.
En el otro lado de las buenas nuevas, Draco, Theo y Blaise estaban reunidos en la habitación del primero.
—¿Seguirás con rodeos o nos dirás qué pasa en realidad? —inquirió Theo quien estaba sentado en la silla del escritorio de Blaise.
—No pasa nada. Daphne y yo decidimos volver a intentarlo, eso es todo. —se estiró más sobre su cama y puso sus brazos debajo de su cabeza.
—Tú mismo dijiste que no volverías con ella.
—Las personas cambian, Theo. —de pronto una sonrisa se curvó en sus labios. —La guerra obliga a que las personas cambien. Y cuando ésta termina, algunas deciden cambiar, o aún mejor, olvidar. —soltó una carcajada, aparentemente riéndose de un chiste que él mismo contó en su mente.
Por primera vez durante toda la conversación, Draco dejó el libro entre sus manos a un lado, su atención se centró en su amigo y luego intercambió miradas preocupadas con Theo.
—Blaise, ¿hay algo que te gustaría contarnos? —volvió a intentar Theodore con un tono más conciliador.
—¿Yo? Ya se enteraron que regresé con Daph. No hay nada más que contar. —nuevamente deslizó sus brazos bajo su cabeza y cerró los ojos. —A menos que quieran saber que me están quitando tiempo para estudiar. Los exámenes antes de las vacaciones de navidad son en dos semanas.
Su otro amigo negó con la cabeza y cuadró sus hombros con resignación, sabiendo que sería imposible conseguir algo más de Blaise. Suspiró y se marchó.
Draco cerró su libro y se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus muslos.
—No creas que comportarte como un idiota hará que olvidemos el tema.
El moreno rió con sarcasmo e insolencia.
— ¿Lo dices por experiencia?
—Te lo digo enserio, Zabini. —Draco apretó los dientes. —La jodes otra vez con Daphne y te juro que no me importará ir a Azkaban.
—No sabía que Daph te importara tanto. —puso los ojos en blanco, actuando totalmente aburrido
—Tú pensarías igual si no te hubieras ido del continente cuando cortaste con ella la última vez. —acercó su rostro al de su amigo. —Pasó por el infierno durante esas vacaciones.
—No exageres, no la traté mal. Hablamos y le expliqué por qué no podíamos seguir juntos. —cerró los ojos. —Además, no me fui de viaje porque quería. Tenía que conocer al nuevo esposo de mi madre.
— ¿En serio crees que Daphne fue otra chica llorando porque le rompiste el corazón? —preguntó el rubio con una sonrisa asomándose en sus labios. —No, Blaise. Llevabas más de un año saliendo con ella, cuando regresó a casa después de Quinto Año, los Greengrass ya tenían preparado un contrato de matrimonio. —Blaise se incorporó rápidamente. —No te imaginas todos los reproches e insultos que ella tuvo que escuchar de sus padres. Estaba tan desesperada que fue a mi casa a pedirme que me comprometiese con ella. ¿Entiendes lo que tuvo que pasar para llegar a ese extremo?
—Yo no…
—Claro que no lo sabías. —Draco alzó la voz ligeramente. —Estabas tan metido en tu mundo de salir con una chica por el día y otra por la noche, que ignoraste lo que pasaba a tu alrededor. Solo te advierto, eres mi amigo pero no pienso volver a ver como una chica paga tus errores.
Malfoy no esperó a que su amigo se defendiera y salió de la habitación.
Tal vez fue injusto con Blaise, pero en Hogwarts, los Slytherin solo se tenían a sí mismos y por eso eran como una familia. Y era muy difícil cuando cosas así sucedían entre miembros de la misma casa. Draco aún podía recordar el rostro pálido y cansado de Daphne cuando la encontró llorando en casa de Pansy porque sus padres habían aceptado reunirse con un hombre mayor como pretendiente para ella.
Si él podía hacer algo para que aquello no volviese a suceder, lo haría. Sin embargo, primero lo dejaría en manos de Blaise.
18 de Diciembre de 1999
La chica salió con prisa de la Biblioteca Beta, acomodó su bolso en su hombro izquierdo y cerró su abrigo alrededor de ella. El invierno en Estocolmo era devastador, estaban por llegar a los 4° y ella había olvidado su bufanda en su habitación, así que solo tenía su abrigo para enfrentar al frío.
Hermione decidió ir a Gamla Stan a buscar el libro de su lista de lectura recomendada, el libro que no había encontrado en las 4 bibliotecas de Elysian. Su última oportunidad antes de regresar a Londres para las vacaciones de Navidad, era visitar las librerías de la parte mágica de Gamla Stan.
Estaba caminando tranquilamente por su lado favorito de la universidad; el cuál, por la estación, representaba una escena preciosa del invierno, con copos de nieve incluidos.
Con una sonrisa se sacudió la nieve del cabello y frotó sus orejas.
Y luego su visión se vio inundada por altas y grandes sombras.
El movimiento fue rápido, en una milésima de segundo tenía la espalda apretada contra un árbol y una mano cubría su boca.
— ¿A dónde vas, preciosa? —le siseó un tipo muy cerca de su rostro.
Ella se sacudió tratando de liberarse pero solo consiguió una bofetada.
— ¡Quieta! —el tipo la miró amenazadoramente, ella tembló. —Sabemos quién eres, heroína de guerra. Pero sabemos que también fuiste la novia de Viktor.
Durmstrang. Él era de Durmstrang. Él y los otros dos que estaban un poco más atrás.
— ¿Sabes? Nos sentimos curiosos de qué fue lo que le atrajo a Viktor de tí. Saber qué tan bien se la pasó en Hogwarts. —él se mordió el labio inferior y sus ojos se oscurecieron.
Hermione dejó de escuchar y sentir. Su mirada se desenfocó, siendo trasladada a otro momento similar.
Y de pronto, no era un chico de Durmstrang quien la tenía apresada, era Greyback. Con su horrible aliento y sus ásperas manos.
—Una chica deliciosa… qué bocado… me encanta la suavidad de tu piel.
Se estremeció y sintió un fuerte vértigo.
—Por favor, no. Por favor. ¡No soy yo! ¡No soy yo!
—...todavía no la voy a morder.
—No, no, no. ¡No soy yo! ¡No soy yo! ¡Por favor!
Sabía que estaba gritando, que quizá luego se quedaría ronca. Pero estaba aterrada.
Y nuevamente hubo movimiento. Oyó gruñidos, golpes y palabras malsonantes, sin embargo, ella seguía atrapada en su pesadilla.
Después ella estaba frente a alguien con brillantes ojos grises.
—¿Granger? ¿Me oyes? —dijo él.
—No soy yo. —susurró Hermione con menos vehemencia y las respiración acelerada.
Draco puso sus manos en sus hombros y se inclinó para mirarla fijamente.
—No estás allí, Granger. Acabó. Regresa.
—¿Grey… Greyback?
—Está muerto. No te hará nada.
—No soy yo.
Por un segundó él se desesperó. Tomó aliento y acarició sus hombros con ligeros movimientos de sus pulgares.
—Estás a salvo, Granger. Él no te hará nada. —su tono era suave. —¿De acuerdo? Estás a salvo.
— ¿Sí?
—Sí… —suspiró. —... Hermione. Estás bien, nadie te hará daño.
Pareció que oír su nombre la sacó de su ensoñación. Su mirada se enfocó en él y por fin su tensión se desvaneció, junto con su miedo, y al fin se relajó.
— ¿Estás bien? —intentó asegurarse Draco, dejando caer sus manos.
Hermione giró la cabeza de un lado a otro, siendo consciente de la escena. Los chicos de Durmstrang no estaban allí y el pómulo de Malfoy tenía una mancha roja.
Ellos se habían ido. Draco tenía razón, ella estaba a salvo.
Su alivio fue tal, que olvidó cualquier tipo de antecedente entre ellos, y se derrumbó en su pecho. Lloró y apretó su camisa entre sus puños. Y Malfoy, sorprendentemente, la abrazó, permitiendo que ella llorara sobre él y que se dejara ir.
Lloró por el miedo que sentía, por la incertidumbre que recorrió su cuerpo en aquel momento antes de ser llevados a la Mansión Malfoy, por el dolor que le causó Bellatrix, por lo vulnerable que se sentía aún con la guerra terminada.
—Gracias. —susurró con la voz ronca mientras se alejaba de Draco, ya más calmada.
— ¿Segura que te sientes mejor?
Ni él mismo sabía de dónde salía tanta amabilidad, su relación había mejorado en los últimos meses, pero no tanto, todavía tenían pequeñas discusiones. A pesar de ello, él era un caballero y no podía pasar de largo viendo cómo agredían a una chica. Sí, ella era Hermione Granger, y habían pequeñas alertas que se encendían en él cuando pensaba en ello, sin embargo, las rencillas escolares y las estúpidas ideas puristas, poco a poco quedaban atrás.
—Sí, mucho mejor. —terminó de secarse las mejillas y lo enfrentó. — ¡Ay Merlín! Tu saco y camisa. Lo siento tanto. —se apresuró a buscar su varita.
—Déjalo, Granger.
—No, te prometo que soy buena con los hechizos de limpieza.
Draco alzó una ceja mientras ella daba un paso más cerca y se inclinaba hacia su hombro derecho.
¿Acaso no era buena con cualquier tipo de hechizo?
Se distrajo de sus pensamientos cuando Granger rozó su mejilla, haciéndole recordar que en medio de la pelea con esos idiotas que estaban fastidiándola, recibió un golpe. Frunció la nariz pensando en el horrible moretón que tendría luego.
—También puedo arreglar eso, si quieres. —Hermione regresó a su lugar, encogiendo los hombros.
—No es necesario. —desvió la mirada. — ¿A dónde te dirigías antes de… de… todo esto? —dijo señalando el espacio que los rodeaba.
—Iba a Gamla Stan a buscar un libro. —Malfoy puso los ojos en blanco y ella sonrió. —Ahora no… no sé… si…
— ¿Si deberías ir? —nuevamente lo azotó la amabilidad. —Yo también iba allí.
Draco apretó los puños. ¿Qué le pasaba? Él no era así, menos con Granger.
— ¿Está bien si voy contigo? —Hermione también se notó nerviosa y se retorció los nudillos.
Y así, los dos se encontraban visitando las principales librerías de Gamla Stan. Draco como una silenciosa sombra detrás de Hermione mientras ella sonreía y encantaba a los vendedores para que buscaran hasta en el último agujero el bendito libro.
Él iba vestido con sus pantalones de vestir negros, su clásica camisa negra y un suéter gris oscuro. Atrapaba miradas de las que él era inconsciente o simplemente ignoraba.
—Creo que me rindo, tendré que buscar el libro en Londres. —Hermione se apretó el abrigo un poco más. — ¿Qué venías a buscar? —giró la cabeza hacia Draco.
—Tengo que presentar mi último trabajo antes de las vacaciones. —continuó caminando con las manos en sus bolsillos. —Haremos maquetas de diseño urbano, ahora estamos preparando los planos, aun así me faltan materiales.
— ¿Conoces dónde las venden?
—Sí, pero puedo ir solo.
— ¡No! —gritó sonrojándose al instante siguiente. —Me acompañaste a cada librería, debería hacer lo mismo. Ya te debo bastante.
Malfoy resopló ante su comentario y abrió camino, ahora ella convirtiéndose en su sombra.
Parecía ser un día de mala suerte para ambos, más allá de lo que le sucedió a Hermione, ya que ninguno encontraba lo que necesitaba.
Draco consiguió comprar un par de cuadernos de dibujo más y todo tipo de reglas, lápices de dibujo y estilógrafos, y algunas plantillas.
—Malfoy, no sé cómo tomes esto pero… ¿has pensado que lo que necesitas tal vez no esté en el lado mágico? —él frunció el ceño, y la bruja se apresuró a levantar las manos en defensa. —Uno de los pacientes favoritos de mis padres estudió arquitectura, y una vez nos invitó a su casa para su cena de cumpleaños cuando todavía era estudiante. Tenía muchos materiales de arquitectura. Me explicó que usaba una mesa de dibujo para poder hacer mejor sus planos y otros gráficos, hay cientos de materiales que necesitas y que creo que no los encontrarás donde usualmente sueles comprar.
El joven mago la miró con un suave parpadeo y luego apretó su mandíbula. Así que por eso parecía que gran parte de sus compañeros habían olvidado qué son los pergaminos, al momento de hacer sus planos. Eso respondía, por qué sus maquetas parecían ser mejores incluso con lo hábil que era él con los hechizos. No le iba completamente mal, aun recibía el reconocimiento de sus maestros, sin embargo, él no aceptaba nada más que lo mejor, incluso consigo mismo. Y no lo estaba consiguiendo por culpa de los prejuicios preconcebidos de sus antepasados.
Se había liberado de alguno de ellos, pero seguían allí, como sombras, acompañando sus pasos.
Entonces, ¿hasta cuándo seguirían dominándolo esos prejuicios?
—Tú decides, Malfoy.
La miró perplejo, temiendo que ella hubiese escuchado sus pensamientos.
—Estamos cerca de la Universidad de Estocolmo. —explicó moviendo sus manos de manera entusiasta. —Tal vez encontremos tiendas alrededor.
Draco llegó a la resolución menos de un minuto después. Podría aventurarse al mundo muggle solo, pero era una ventaja tener a una experta en el tema, en su primera incursión seria en esa aventura.
Sí, semanas antes fue a un bar muggle, en el lado muggle de la ciudad. Pero en su mente era tan distinto salir de noche con un grupo enorme de personas, rodeado por la euforia de la victoria, a salir de día con una bruja que ni siquiera era su amiga.
Corrigió su postura y miró determinadamente al frente.
—Vamos.
Continuaron caminando, hasta llegar a un muro parecido al que usaban para entrar en el Callejón Diagon, él apretó los puños y contuvo el aliento mientras daba su primer paso lejos del mundo al que había estado atado toda su vida.
Y mientras daba más pasos hacia al mundo desconocido, que en lugar de esperarlo con espadas y lanzas, lo recibió con la más blanca nieve y personas sonrientes, se sintió libre, se sintió vivo.
Y no importaba que Salazar lo desolle y sus antepasados los repudien. Él no renunciaría a esa nueva sensación.
N/A: Sé que todavía no llegamos a lo que quieren, peroooo el siguiente capítulo será muy interesante. Si quieren spoilers, atentos a los detalles y a lo que esconden varios de nuestros personajes. En el siguiente capítulo hay celos, citas, rupturas, revelaciones. Me muero porque lo lean.
Miles de gracias por su constante apoyo, he pasado momento difíciles pero seguir escribiendo me mantiene a salvo y siempre me da alegría.
Hasta la próxima actualización. No olviden sus reviews, cuídense.
