AMICITIAE NOSTRAE MEMORIAM SPERO SEMPITERNAM FORE

(Espero que los recuerdos de nuestra amistad sean eternos)


Hermione bajó frotándose los ojos y conteniendo un bostezo, no tenía mucho sueño a pesar de lo ajetreado del día. Las clases se habían reanudado con premura, los profesores no les dejaban un poco de descanso entre trabajo y trabajo, luego habían paseado todos y terminado con una fogata antes de irse a descansar.

Agitó su varita en dirección a la cocina para calentar un poco de chocolate caliente de la cena, y se percató de Malfoy un segundo después. Estaba agazapado en la mesa del comedor con una lámpara al lado y demasiado concentrado para notarla. Rasgar una gran ¿hoja de papel? con un ¿lápiz? Esa era una gran revelación, Draco Malfoy usando voluntariamente artículos muggles.

—¿Quieres un poco de chocolate caliente? —le preguntó en voz alta, inclinándose a buscar tazas.

Al no oír respuesta, giró para mirarlo todavía concentrado y sin muestras de haberla escuchado.

—Malfoy —tampoco le hizo caso—. Malfoy. Malfoy—. tomó aliento, no iba a gritar pero… —Draco.

Y finalmente el chico giró en reconocimiento. Hermione bufó.

—Al fin me escuchas. ¿Quieres una taza de chocolate caliente? —lo miró sobre el hombro mientras se servía su propia taza.

—Lo que quiero es dormir —confesó en tono malhumorado.

Hermione se reclinó sobre la encimera, mirándolo con una ceja levantada y sostuvo su taza con ambas manos.

—No puedo ayudarte en eso. Quizás… ¿algo de café lo pueda solucionar?

Draco se estiró y dejó escapar un pequeño bostezo, asintiendo en confirmación, se inclinó nuevamente hacia su trabajo.

La joven llenó de agua una tetera y la puso a hervir, luego se acercó a Draco, intentando averiguar qué lo tenía tan ocupado. Al parecer estaba terminando de diseñar un plan, tenía lápices, bolígrafos, colores y reglas por todas partes, completamente sumergido en una gran hoja de papel.

—¿Qué es?

Él respondió con total tranquilidad.

—Un trabajo.

Hermione no le contestó, poniendo los ojos en blanco. Al darse cuenta de su silencio, Draco rió por lo bajo.

—Me pidieron hacer un plano y una maqueta en Diseño urbano. Tenía que hacer un ensayo en Diseño Ambiental, y dejé este trabajo para el final —rasgó otra línea—. Ahora debo terminar todo para mañana.

Hermione fue prestando atención a todo lo que estaba esparcido en la mesa, de pronto la imagen de algo que aún permanecía en su bolso de cuentas brilló en su mente.

—Tengo un regalo para ti —dijo sin pensarlo.

—Sí, me dijiste eso en el tren —levantó la mirada hacia ella—. Han pasado dos semanas, le diste el regalo a Theo, Blaise e incluso Pansy. Y…

—Le di el regalo primero a Blaise porque fue el momento adecuado, igual con Theodore y comparto habitación con Pansy —interrumpió su disimulado reclamo—. Más allá de las comidas y las salidas en grupo, no he encontrado el momento adecuado contigo. Ahora sí, déjame ir a mi habitación un momento.

Le dio una mirada severa antes de girar e irse en dirección al segundo piso.

Draco la observó desaparecer en el rellano, y su atención regresó al plano. Se frotó el rostro espantando el sueño. Tenía que terminar el plano de instalaciones técnicas y el plano de cortes, y luego tenía que hacer la maqueta. Por lo menos tenía hasta el mediodía para terminar.

Los pasos de Granger sonaron a su lado y esperando a que ella hable, continuó dibujando.

—Malfoy —él inclinó la cabeza—. Ten.

Draco volvió a erguirse y primero la miró a los ojos, luego al "regalo", y la volvió a mirar, entonces, con expresión interrogante.

—¿Podrías por lo menos sostenerlo y fingir que te interesa? —dijo con molestia fingida.

Estaba nerviosa, había retrasado ese momento por temor a la reacción de Draco. A diferencia de los otros, sentía que era con él con quien estaba en tierra de nadie. Lo conocía más que a Theo y Pansy, pero no tanto como conocía a Harry y Ron. Así que era claro por qué se sentía tan confundida, y con su respuesta, aún más.

—Me interesa, Granger. Sin embargo, no sé qué es.

Tomó el regalo de donde ella lo sostenía y lo colocó frente a él.

—Oh. Es un regalo, no lo sabrás hasta que no lo abras— sonrió con orgullo.

Él no esperó más y se puso de pie, estirándose brevemente, pero eso no amilanó la intriga.

Rasgó el papel de regalo y fue descubriendo algo de madera, caoba en específico, tan brillante. Continúo y descubrió libros, sonrió de lado, era obvio que obtendría libros de parte de Granger. Al final, desplegó sus regalos por la mesa, evaluando los libros, todos de tapa dura. Uno de Arquitectura Moderna, otro de Detalles Finos para el Diseño, Edificios Mágico-Europeos Icónicos e Historia de la Arquitectura Mágica. Dejó para el final lo que suponía era un maletín de madera y lo revisó a detalle, manipulando los seguros.

—Te ayudo.

Granger se apresuró a ayudarlo a abrir el maletín, que hizo un clic, dejándole abrir la tapa y encontrarse con muchos lápices de color, algunos bolígrafos y pinturas.

La chica no se resistió para saltar con una explicación del regalo.

—Es un set de arte —estrujó sus manos—. Sé que tienes la mayoría de estos materiales pero es versátil y puedes llevar la caja a tus clases. Tiene sesenta crayones, veinticuatro pinturas acrílicas, veinticuatro pasteles al óleo, veinticuatro lápices de color, veinticuatro pastillas de acuarela, ocho pinceles, tres paletas de ocho pozos, dos lápices de dibujo, un sacapuntas, un bloque de papel de lija, un cuaderno de dibujo y un cuaderno de dibujo acrílico.

Fue explicando, a medida que señalaba los objetos y abría los cajones inferiores.

Todo tenía un forro de terciopelo, los seguros eran de oro, los materiales de primera. Granger le había dado un regalo caro y significativo. Había pensando en lo que necesitaba, en todo lo que se estaba esforzando para graduarse, en lo que él dedicaba y lo que le gustaba. Un "gracias" no era suficiente, pero no sabía cómo expresar algo que compensara ese regalo.

—Esto es… yo… —fijó sus ojos en los de ella. Honestidad, quizá eso podría compensar un poco—. Te agradezco esto, Granger. Es el mejor regalo que he recibido en un tiempo.

La bruja entreabrió los labios para dar algún tipo de respuesta, y la tetera anunció que el agua estaba lista.

Se disculpó y regresó a la cocina para servirle café, cargado e intenso y sin azúcar, como sabía que Malfoy prefería. Era imposible olvidar una manera tan particular de tomar café.

Dejó la taza a su izquierda y se sentó frente a él con su propia bebida entre las manos.

—Entonces, ¿qué tienes que hacer?

—Es realizar proyectos integrales, para alcanzar la sostenibilidad, la eficiencia inversora y técnica, lo estético —sostuvo su taza—. Decidí hacer una… reconstrucción del… Callejón Diagon— agitó su varita y el plano flotó frente a Hermione—. Me falta repasar cada línea porque solo está hecho con una pluma suave, pero bueno. Inicia en la parte inferior derecha, a la salida del Caldero Chorreante. Y seguirán las tiendas tradicionales, cuyos dueños llevan años allí. En la esquina de Fortescue, a la izquierda, inicia una calle, planeó que allí será una calle solo de restaurantes, cafeterías y demás. Por aquí— señaló otro punto—, será una zona para que los estudiantes de Hogwarts vayan directamente a hacer sus compras. Flourish & Blott's, Artículos de Calidad para Quidditch, Equipamiento Mágico de Sabihondos, Amanuensis Quills, y el Boticario. Junto a esa calle, las tiendas de mascotas, el Emporio de la Lechuza. Otra parte para las tiendas de ropa y estética, otro para los Boticarios más especializados y tiendas de Herbología, luego por aquí. Las tiendas de dulces y de bromas, ya sabes, la de tus queridos Weasley— le dirigió una mirada de sorna—. Y luego una zona para los negocios pequeños, sé qué es injusto dejarlos para el final, así que incluí atractivos, un parque y una zona de descanso, Merlín sabe lo agotado que estoy luego de acompañar a mi madre en sus diligencias.

Hermione se quedó maravillada con su diseño y explicación, todo estaba tan bien pensado. Desde los niños que irán a Hogwarts, hasta los adultos y los jóvenes, incluso las personas más conservadoras.

—¿Y el callejón Knockturn? —preguntó inclinando la cabeza.

—Se quedarán en su propio lado, ellos no fueron perjudicados a diferencia de Diagon.

Se quedaron en silencio y él recuperó su plano, continuando con sus trazos.

La bruja dudó por un momento, y se tomó otro minuto para pensar. No tenía sueño y, con el azúcar del chocolate, todas sus oportunidades para dormir se encontraban ya muy lejos. Entonces, jaló una silla junto a él y se inclinó hacia adelante.

—¿Te ayudo?

Fue el turno de Draco para dudar. No era capaz de encargarle a alguien más su trabajo, así que su primer impulso fue negarse. Luego recordó a Granger acomodar sus cosas sobre su escritorio, sus ingredientes en Pociones o lo impecables que eran sus trabajos de Transfiguraciones. Ciertamente tenía mucho trabajo y una mano más sería de mucha ayuda. No aceptaría la ayuda de cualquiera, pero ciertamente, sí podría aceptar la de ella.

—Está bien, pero solo repasa las líneas que están más marcadas. Como esta.

—De acuerdo—asintió Hermione con una sonrisa satisfecha.

Una hora y media después el plano estaba listo y Hermione ayudaba a cortar las piezas que iban a ir en la maqueta, mientras Draco seguía dibujando el resto de piezas.

El trabajo continuó, con Draco terminando el plano de cortes y ella repasando el plano de instalaciones técnicas, también nombrando los diversos espacios.

Hermione solía admirar uno que otro trabajo arquitectónico, pero no se había detenido a pensar en el trabajo detrás. Ahora, viendo lo que implicaba, se maravilló. Definitivamente, tenías que ser alguien creativo y con mucha paciencia. Algo que no iba con ella, ya que solía ser metódica y más dada a lo teórico, no se imaginaba dedicándose completamente a dibujar líneas y ser parte de un trabajo lleno de creatividad e inspiración.

Saliendo de sus cavilaciones, revisó el reloj, dándose cuenta que ya era muy de madrugada, llevaba trabajando, ¿cuánto? ¿cinco horas? ¿seis?. Y aún estaba lejos de terminar.

—Entonces… —cuestionó cuando hubo vuelto a las tijeras—, ¿qué tenemos que hacer con todo esto cuando terminemos de cortar las piezas?

—Las armaremos en una maqueta, esta será grande, si te fijas, enumeré cada una con un número y una letra, eso me indicará a qué estructura pertenecen; por ejemplo, Flourish & Blotts —así será más fácil.

—No puedo imaginar que esto salga de mí, pero, ¿no puedes usar magia? —ella, la más fuerte defensora de "¿Por qué usar magia, cuando puedes hacerlo sin ella?", había echado por tierra ese principio, al notar la difícil tarea que Malfoy tenía que realizar en cuestión de horas. No era difícil en sí, pero resultaba ser algo tan meticuloso.

—Quisiera, sinceramente. Aún así, el profesor lo prohíbe, en cada trabajo hace un hechizo de detección, si usas algo de magia, estás fuera de su asignatura.

Hermione se sorprendió.

—Y aquí los que creíamos que Snape era malo —no pudo evitar que sus mejillas se llenaran de color.

Draco se detuvo de sus propias actividades y giró la cabeza lentamente hacia ella, con sus muros débiles y con una expresión de completa sinceridad.

—Severus no era malo, ¿sabes?. Nos daba asesorías en primer y segundo año, tanto en Pociones como Defensa. Y no te puedes quejar porque casi todo el colegio tenía preferencia con ustedes los Gryffindor —. se anticipó a lo que sea que Granger habría dicho— Sin embargo, no pudo negar que también fue cruel. Intimidó muchas veces a Longbottom, se burló de Potter y también de ti—. formó una sonrisa amarga

—Sé lo que hizo, pero… Dios, esta maldita guerra nos quitó tanto y… y… yo no quiero que me sesge, y solo me deje ver las cosas malas de cada persona. Incluso las mías.

—Granger, tú no eres mala.

—Claro que lo soy— asintió con fuerza, sacudiendo sus rizos—. No sabes lo que habría hecho para sobrevivir, para mantener a Harry vivo, a mis padres a salvo —inspiró de forma temblorosa— Igual que tú, y sí, sé que fuiste muy malo conmigo, pero ahí afuera, hay personas mucho peores.

Draco no pudo decir nada ante eso. Ella, ella no lo veía como un monstruo, como un sucio mortífago. ¿Cómo era posible que siquiera se detuviese a mirarlo, y aún más, a darle una oportunidad?

—Así que, puede que Snape haya sido muchas cosas, solo hay que centrarnos en lo bueno que haya hecho, porque al fin y al cabo, estuvo caminando en una cuerda floja gran parte de su vida, para que nosotros estemos vivos.

Y él se quedó en silencio asimilando sus palabras. Después de todo lo que había pasado Granger, no solo cuando estalló la Guerra, sino desde el momento en el que puso un pie en el mundo mágico, todavía era capaz de ver más allá de la crueldad de las personas. A pesar de todos sus traumas, de tener que soportar las pesadillas con frecuencia, aún conservaba ese maldito cálido corazón Gryffindor.

—Granger…

—Así que, ¿Snape fue con quien practicaron para el Baile de Navidad?

El discurso que mentalmente estaba preparando Draco, se disolvió y no pudo detener la risa que brotó de sus labios.


Salió del aula esperando que Émile la alcanzara para dirigirse a la siguiente.

—La profesora es muy agobiante, no dejó de hablar ni un minuto, me vas a tener que prestar tus apuntes.

—Si te quejas de ella, debiste conocer a mi profesor de Historia de la Magia en Hogwarts— correspondió Hermione, intentando retener un bostezo.

En definitiva, estaba decidida a no tomar clases tan temprano en la mañana. Y menos si la mañana venía acompañada de una amanecida completa. Acababa de descubrir que terminaba hecha polvo para sus clases de la tarde.

—No puedo creer que alguien sea peor que Ms. Rousseau.

—No tienes derecho a quejarte, hablas francés y entiendes su acento. Es una suerte si puedo completar una hoja de apuntes en sus clases —ajustó su bolsa y continuó caminando, a la vez que esquivaba estudiantes apresurados.

—Oye Hermione…

—Granger.

Lo primero que hizo Hermione fue fruncir el ceño, alguien la había llamado, bueno, reconocería esa voz donde sea, escucharla durante más de 7 años daba resultados.

Dió media vuelta y a pocos pasos se encontraba Malfoy, como siempre tan formal e imponente, tan… tan… Draco Malfoy.

—Granger, tengo algo que decirte —dijo en tono suave, no obstante su expresión firme, se mantuvo.

Algo desconcertada, Hermione le hizo un gesto para que continuara.

—Es algo entre Granger y yo, si no te molesta —ella no tuvo que girar para ver que se dirigía a Émile.

—Hermione…

La joven viró un poco para hablarle.

—Está bien, Émile. Nos vemos mañana —sonrió y él le regaló una sonrisa algo seca, sacudiendo la mano a modo de despedida, se marchó—. Y bien, Malfoy.

Su actitud prepotente se desintegró al dirigirse a ella.

—Presenté mi trabajo y el profesor me felicitó. ¿Puedes imaginar que nadie hizo algo tan grande como el que yo… el que nosotros hicimos?

—¿Enserio? —su voz expresaba asombro y felicidad—. Es muy bueno escuchar eso, Malfoy. Tú hiciste un gran trabajo, yo solo fui mano de obra. Quién diría que podrías ser tan inteligente como para crear algo así de la nada.

Elevó una ceja con incredulidad, y luego sonrió de lado. Draco entendió que había tratado de ser sarcástica al final.

—Vas a tener que practicar si quieres intimidarme, Granger—su postura se relajó un poco—. Bien, solo quería agradecerte. Y tal vez un día, si no te importa, salgamos a tomar un café.

—De nada, Malfoy. Hasta luego.

—Hasta luego.

Él se marchó hacia la zona este, y por alguna razón, Hermione no podía dejar de sonreír; y aún más cuando, mientras lo observaba irse, notó que de su mano izquierda colgaba el maletín que le había regalado.


Blaise continuó caminando de una lado a otro por su habitación. Daphne debía llegar en cuestión de minutos, y él no tenía idea de qué le iba a decir.

El objetivo de la reunión era comunicarle que ya no podían seguir saliendo, Blaise ya no podía seguir dándole esperanza a Daphne, era una buena amiga, era una chica fabulosa, pero no la quería; no de esa forma.

La noche anterior, cuando se escaparon a tener algo más de intimidad, en medio del remolino de besos y caricias, ella soltó el tan temido "te quiero", y entonces supo que no podía continuar usándola de tal modo.

La puerta se abrió y su perfume con notas de pimienta rosa inundó el espacio. Era algo contradictorio en ella, podía jugar Quidditch y volar muy alto, pero siempre y cuando, oliera a princesa.

—Cariño, ahí estás —se acercó alegre.

—Hola, Daph.

Dejó de sonreír y sus pasos se hicieron más pausados.

—¿Pasa algo, Blaise?

—Yo… —se dejó caer en la cama más cercana a él y hundió la cabeza entre las manos—. No sé cómo decir esto, Daphne.

Se hizo un silencio completo y la notó suspirar.

—Vamos a terminar, ¿no?

—Daph…

—No, Blaise —tocó su hombro, y él tomó algo de coraje para mirarla—. Sé que no íbamos a ninguna parte. Te quiero, pero tú no a mí.

Blaise tomó sus manos desesperadamente.

—Daph, te juro que lo intenté. Sería maravilloso si estuviese enamorado de tí, eres fantástica, no solo como amiga. Siempre has estado para escucharme cuando Draco y Theo no podían, o simplemente porque eres mejor consejera que ellos.

—Y confió en tí, confió en lo que eres y puedes llegar a ser, porque eres un buen chico Blaise, no importa quiénes sean tus padres.

El moreno fijó toda su atención en ella, Daphne siempre lo había escuchado y comprendido. Eso era una muestra de ello. Y se sintió aún peor.

—Nunca quise hacerte daño.

—No soy de porcelana, Blaise. Estaré bien —intentó confortarlo, notando lo culpable que aún se sentía— Ven aquí— extendió los brazos y Blaise la estrujó contra sí.

Permanecieron en esa posición largos minutos, con la cabeza de Blaise apoyada en su estómago y sus brazos rodeándole la cintura.

—¿Vas a dejar de ser mi amiga?

—Jamás. Te ví usar pañales hasta los 4, Blaise. No dejaría de ser tu amiga, nunca.

—Lo dejé a los dos —se alejó de ella, y la miró enojado.

—Nop, fue a los 4, y dejaste el biberón a los 5, casi a los 6.

—Es mentira.

—¿Ah sí? —cruzó los brazos y se quedó frente a él —. ¿Qué tal si corroboramos con Draco y Theo? O aún mejor, con Pansy.

Daphne se dirigió a la puerta y salió corriendo de la habitación, siendo perseguida por Blaise.

Se persiguieron por toda la residencia, escapando por la puerta trasera y terminando a las afueras con una pelea de bolas de nieve.

Rieron tanto, hasta las lágrimas, sin notar que tenían público, aunque de todas formas no habría importando.

Lo que sí importó, fue que ninguno había llevado ropa adecuada para tenderse sobre la nieve, y ese día terminó con ambos temblando cerca de la chimenea con claros síntomas de una muy fuerte gripe.

La enfermedad pasaría, pero su amistad permanecía más tangible que nunca.


Les llegó el comunicado de que la excursión al Círculo Polar Ártico sería cancelada, los pronósticos indicaban que el sábado 8 de enero, sería uno de los pocos días en los que el sol saldría en Tromso y debían aprovecharlo, por lo que habrían dos partidos ese día.

Así, en medio del frío el equipo de Hogwarts practicó dos días antes del partido contra Castelobruxo.

Los jóvenes que no eran parte del equipo, ahora denominados "los animadores", les llevaban abrigos y bebidas calientes para cuando terminaban su entrenamiento.

Cuando llegó el día del partido, todos se reunieron a las afueras de su residencia, en un círculo, los que iban a jugar, listos sus cosas para ir a los cambiadores.

—Algo que decir, Draco —insistió Pansy, él negó con la cabeza, siendo la viva imagen de la determinación—. Bien, espero que estén listos para patear traseros, yo no he diseñado esos uniformes para que ustedes muerdan el polvo. Quiero un juego rápido, no soportaré estar sentada en esos palcos, convirtiéndome en un témpano de hielo. Haganle caso a Draco y… —miró a cada integrante del equipo con fiereza—, demuestren que son el mejor equipo del mundo.

Todos aplaudieron, llenándose de abrazos y palabras de ánimo. Minutos después, algunos regresaron a la residencia, y los otros se fueron con dirección al campo de Quidditch.

Más tarde, por los megáfonos colocados en distintas partes del campus, se anunció que el partido estaba por comenzar. Para entonces todos los estudiantes provenientes de Hogwarts ya estaban en sus respectivo palcos, todos con representativos del equipo pero sin más, no necesitaban demostrar que eran los mejores.

El árbitro dió las indicaciones, los capitanes se dieron la mano y el juego comenzó.

En los últimos entrenamientos, los tres cazadores, Ginny, Daphne y Blaise, se habían congeniado a la perfección. Tenían un entendimiento completo, sin palabras. Se lanzaban la Quaffle sin problema, y hacían punto tras punto, y otro más.

Si bien, Dean y Terry tenían problemas, ya que los golpeadores del otro equipo eran más grandes y rápidos, así que se centraron en proteger a Malfoy.

Theo estaba haciendo un trabajo estupendo, salvo las dos únicas veces que había dejado pasar la Quaffle, debido a tan evidentes faltas, que el árbitro no sancionaba.

En ese momento Ginny volaba con gran velocidad, esquivó a su oponente y también al siguiente, hasta que sintió un golpe que la hizo alejarse de su objetivo y tampoco se dejó amedrentar, vio a Blaise y le lanzó la Quaffle, él la atrapó y voló directo a los aro, con un hábil giro lanzó la Quaffle anotando certeramente.

Blaise alzó un puño festejando, volteó a ver a Ginny y no la encontró, buscó por todas parte, el partido se había detenido y su atención se centró en la chica cuya escoba estaba rota y caía precipitadamente hacia el suelo.

Voló hacia ella y aunque todo parecía ir en cámara lenta, en realidad solo fue cuestión de segundos para que Ginny cayera sin remedio al suelo. Estando a metros de ella Blaise se detuvo, si ponía un pie en el suelo, estaba fuera del partido. Buscó a su capitán y Draco le dio la confirmación. Suspiró de alivio y en segundos estuvo junto a Ginny, mientras los medimagos venían hacia ella para atenderla. Tomó su mano y esperó.

Draco se irguió con seguridad. Acababa de perder a dos de sus cazadores, le dirigió una mirada a Daphne y supo que ella daría lo mejor de sí. Estaban ganando pero eso podría cambiar en un parpadeo, tenía que atrapar la snitch y ganar ese maldito juego.

Voló muy alto y dió vueltas alrededor del campo. Daphne hizo otra anotación, dándoles aún más ventaja.

Y fue cuando notó a Blaise y Granger ir detrás de Ginny, que al fin la snitch se dejó ver.

Se fue en picada con su objetivo en la mira, de pronto el otro buscador lo estaba siguiendo, a Draco no le importó, al estar a un palmo del suelo, estiró el brazo y cerró el puño, a tiempo para volver a ascender y con el brazo al aire mostrar la snitch.

Sus compañeros vitorearon y aplaudieron, el resto del estadio se resignó a reconocerlo y aplaudieron.

—¡Hogwarts gana el partido con 340 puntos!

El equipo aterrizó y con las mismas se dieron la vuelta, fueron al pabellón del hospital.

Pasaron a la siguiente fase, no obstante, no podían festejar, no cuando la vida de una de sus integrantes estaba en juego. Estaba bien ganar, pero no a ese costo.


N/A: Después de un tiempo, meses, y les pido disculpas, he actualizado. Por si no se dieron cuenta, aún, por aquí hay gato encerrado, en este capítulo es algo más evidente.

Por otra parte, vamos progresando con Draco y Hermione, no desesperen, todo tiene un objetivo. Espero no desaparecer por mucho tiempo, nuevamente (inserte poner ojos en blanco).

Recompensen mi regreso con reviews, les juro que eso es lo que me inspira muchas veces. Gracias a todos.