Perdón lo siento, aquí tienen otro capítulo luego de dos meses. Perdón
MILITIAE SPECIES AMOR EST
(El amor es una especie de guerra)
—Te odio, te odio por hacerme esto, te odio por hacerle daño a nuestro hijo, te odio por dejar que me enamorara de ti, y te aborrezco porque por tu culpa voy a morir y dejaré solo a Draco.
Narcisa no necesitó de una varita para, con toda su furia, destruir la lápida de Lucius.
—¿Y ahora estás enamorado de Hermione? —preguntó Blaise intentando contener su diversión.
—Se podría decir que sí, ¿está mal?
El humor se esfumó del rostro de Blaise, y se tomó unos minutos para contemplar a Draco.
—No está mal, para nada —se sirvió un poco de Whiskey—. Si ella lo corresponde, todo estará bien.
Draco bebió amargamente.
—Los corresponde, pero la rechacé dos veces. Por mi familia y luego por ella, no quiero que la insulten o humillen por relacionarse conmigo —suspiró— Porque eso es lo que pasará cuando regresemos a Londres.
—Draco, ya pagaste tus delitos, sigues con libertad condicional —el moreno lo miró con seriedad—. Cuando regresemos no pasará nada de eso, lo habrán superado. Ahora, yo que tú no me doy por vencido, Granger te ayudó a ver a tu madre, si eso no significa que le sigues gustando… —hizo un sonido de duda.
—Ese es el problema, me ayudó con mi madre y no me habló. Dijo, Malfoy alístate, nada de ropa oscura, Malfoy, alguien te espera allí, ya sabes el camino.Y luego, gracias. Cuando regresamos, no me habló para nada—se frotó la frente—. ¿Qué se supone que hago con eso?
Blaise se quedó pensando, definitivamente, Hermione estaba enojada con Draco. Él la rechazó y una mujer tiene orgullo, así que no iba a intentar una tercera. Y por lo que Ginevra le había contado, estaba este chico francés que le invitaba a salir. Además del chico del Japan que no era muy discreto con sus coqueteos hacia Hermione. ¿Cómo iba a solucionar todo ese lío?
Hermione le agradaba y era la chica perfecta para Draco, debía actuar de Copito, ¿era copito? No, no, debía actuar como cupido, sí esa era la palabra.
—Haber, empecemos por tus habilidades. ¿Cómo conquistaste a Pansy?
El rubio casi escupió su bebida.
—¿Qué?
—¿Cómo conquistaste a Pansy?. Si catalogamos tus habilidades, conoceremos tus puntos fuertes para que los apliques con Hermione —replicó condescendientemente.
—Blaise, no conquisté a Pansy. Ella me seguía desde primer año e inevitablemente se convirtió en mi novia, no usé ninguna habilidad.
—Entonces, lo que hiciste para conquistar a las otras chicas, en Hogwarts —sonrió—. No te niegues, conozco todas tus aventuras, pillín.
Draco empezó a tener un dolor de cabeza. No quería recordar Hogwarts.
—Sonreí, las llevé a pasear al Lago Negro y ya —dijo casi aburrido, sin tener esa sensación de orgullo de cuando era adolescente.
—¿A todas? —su amigo asintió—. Bárbaro. Yo me tuve que esforzar un poco más. Veamos, lo rómantico no es lo tuyo, ¿ya probaste esa sonrisa con Hermione?
—No, ¿Blaise qué tramas? —decidió preguntar luego de tantas interrogantes.
El otro chico lo miró casi ofendido.
—Estoy tratando de ayudarte, ¿no parece obvio? —bebió nuevamente—. ¿Quieres o no que Hermione te haga caso?
Ahí atrapó a Draco. ¿Quería algo serio con Granger?
Las cosas habían cambiado, volver a ver a su madre le hizo darse cuenta que no le debía nada al apellido Malfoy, que "Sactimonia Vincet Semper" no significaba nada, que la pureza era una mierda. Que Granger tenía razón, se merecían esto luego de luchar una maldita guerra que no era suya.
Entonces, sí, quería algo con ella. No solo para besuquearse, sino para algo más, porque cuando estaban juntos el mundo parecía detenerse. Cuando la besaba podía sentir magia en su más puro estado. Con ella todo se sentía correcto, no pensaba renunciar a eso por tercera vez.
—Me dijo que me vaya a la mierda la última vez que tuvimos una conversación real —terminó confesándole a Blaise.
—Nooo, esto se pondrá difícil.
Luego de escuchar por una hora los planes de Blaise, Draco se quedó solo en la sala. Inconscientemente esperando oír los ligeros pasos en la escalera que indicaban que sus citas nocturnas estaban por iniciar.
Ese lugar se sentía tan vacío sin ella, en especial a esas horas, cuando el mundo solo les pertenecía a ellos dos. El solo oír la voz de Granger o incluso verla sentada frente a él leyendo alguno de sus tantos libros, bastaría para volver a sentirse completo.
Oh, Merlín. ¿Cuando se había convertido en un melancólico por no ver a una chica en las vacaciones?
La respuesta fue simple: en el momento en el que comenzó a enamorarse de Hermione Granger.
Draco estaba nervioso, muy, muy nervioso, al borde del colapso.
Había practicado una disculpa para Granger, y no dejaba de repetirlo incluso después del desayuno. Ni cuando Blaise bajó junto a Theo bañados y presentables.
—¿A dónde van? —preguntó dejando el libro al lado.
—A Gamla Stan a comprar flores, le compraré un ramo a Luna —dijo Theo.
—Sabes que puedes conjurar flores, ¿cierto? —dijo de manera irónica, casi burlándose— Si quieres te presto un libro de encantamientos. Y Blaise, tú no tienes novia.
—Tú tampoco —le sacó la lengua— Ginevra terminó con Potter, tengo que darle mi apoyo como amigo, no me miren así, mis intenciones no van más allá de eso. La decepcioné y ese barco ya zarpó para mí, solo amigos.
—Claro, como si ya no la hubieras puesto bajo presión; la misma canción te lo está diciendo, deja a Potter —se burló el rubio.
Con eso los chicos se fueron dejando a Draco nuevamente solo con sus disculpas.
Se obligó a ir a la ducha, después continuó vistiéndose con algo no tan oscuro, encontrando un suéter verde que reemplazó el saco de su traje, luciendo relajado y a la vez elegante. Pasó varios minutos acomodando su cabello, si le preguntas él lo negaría, del mismo modo se bañó en perfume.
Las palabras no lo eran todo.
Lograría que Granger lo perdone no solo con un discurso, también con su apariencia, que ya le había funcionado varias veces.
Poco tiempo después oyó el ajetreo en la residencia, personas hablando, puertas abriéndose y mucho movimiento por todas partes. Intentó poner su mejor actitud de rompe corazones y enrumbar al primer piso, encontrándose con Granger a primera vista.
Saludó a su equipo y al resto de sus amigos y Ekman llegó a llevarlos a la ceremonia de bienvenida.
—Jóvenes, me complace darles la bienvenida a un nuevo año, a quienes empiezan esta aventura hoy y quienes ya llevan aquí un tiempo. De acuerdo a nuevas disposiciones educativas, se les indica que como requisito de graduación deberán tomar una materia extracurricular. Pueden optar entre deportes, arte, idiomas, herbología y trabajos voluntarios. Por último, informarles que el toque de queda de los fines de semana se anula, en favor de la unión y la convivencia, y porque debemos animar el lugar ahora que no tendremos Quidditch. Ahora eleven sus copas, por este año y los venideros, ¡salud!
Al terminar con la ceremonia, regresaron a su residencia.
Draco hizo varios intentos por acercarse a Granger, en todos y cada uno, alguien salía al paso y arruinaba su oportunidad.
Ese y los siguientes días.
Incluso en las noches, porque ella no bajó y al tercer día Draco tuvo que admitir que Hermione lo estaba evitando. No era justo que cuando al fin se decidiera por hacer las cosas de la forma correcta, todas sus posibilidades se pusieran en contra. Para sumar, estaba la enfermedad de su madre, que si bien habían tenido varias pláticas para poder asimilar la realidad, no dejaba de ser doloroso.
En el momento en el que tenía la felicidad en la punta de los dedos, esta se volvía a escurrir.
Hermione vio a Émile entrar en la biblioteca, pensando que tal vez él..
No.
Debía regresar la atención a su libro, mientras se arrepentía por enésima vez el hecho de haber elegido Francés como extracurricular. Creía que con sus conocimientos previos podía ser más fácil, sin embargo, la clase iba orientada a enseñarles a emplear el idioma de acuerdo a sus carreras. Y era totalmente frustrante salir de clase sin captar más que unas palabras.
Horas después, regresaba a la residencia con aire calmado, hasta que vio a Zabini sentado en el porsche, sonriendo al verla llegar. En esos días no era extraño verlo tratar de acercarse a ella y generalmente tenía dos propósitos; preguntarle sobre Ginny o sobre Draco.
—Hola, Hermione. ¿Cómo te fue? —la saludó con un tono histérico.
—Blaise, no he visto a Ginny desde la tarde, pero creo que ya te considera su amigo, y no, no sé si sigue afectada por la ruptura de Harry —contestó ella de forma cansina, rodeando la residencia para ingresar por la puerta del patio trasero.
—Qué mal concepto tienes de mí, ¿no puedo solo preguntarte por tu día porque me interesa?.
La chica lo observó convertir su expresión alegre en una dramática, como si en serio le hubiese dolido su respuesta.
—Ah, no, tampoco he visto a Malfoy, ni me interesa. Si me disculpas, Blaise, tengo mucho que estudiar —fingió una sonrisa.
Blaise se puso delante suyo para obstaculizar su alcance a la puerta.
—Es viernes, mañana vamos al Japan. No pienses en estudiar, Granger.
—Tengo problemas con Francés, no le cuentes a nadie, si no nunca te vuelvo a traer discos. Y sí, tengo que estudiar.
Si no fuera por el cansancio, Hermione habría notado la sonrisa tanto enigmática como juguetona que adornaba el rostro del moreno.
Zabini esperó a que la nueva obsesión de su amigo se perdiera en las escaleras para ir en busca del susodicho.
—¡Draco! ¡Draco!
—¿Qué pasa, Blaise? —lo miró con enojo.
—Iugh, deberías dejar de fumar esas cosas, pero ya, ¿elegiste Francés para extracurricular?
Draco no pudo más que actuar con confusión, era normal ver a Blaise tan euforíco, no obstante, odiaba que se metiera en los momentos en los que solo quería dejar de pensar.
—Me escaqueé de eso porque domino el idioma, ayer me tomaron un examen, ¿algo más? —volvió a ponerse el cigarro entre los labios.
—Excelente. Verás, querido amigo, hay alguien a quien sorprendentemente le está yendo mal en ese curso. Eres el indicado —hizo un pequeño baile de celebración.
—No me importa, tengo mucho por hacer como para estar ayudando a un desconocido, que se las arregle por su cuenta.
Caminó hacia el otro lado del balcón, tratando de alejarse de las locuras del otro ex Slytherin.
—Entonces iré a decirle a Hermione que no estás dispuesto a ayudarla, nos vemos luego Draquito.
El aludido se atoró con el humo y corrió a detener a Blaise, aún tosiendo lo tomó de los hombros de forma firme.
—¿Ahora sí te interesa? —Cupido Zabini volvió a esbozar esa sonrisa lobuna.
—No estoy para tus juegos, ¿qué hago? ¿Le pregunto si necesita ayuda? —retrocedió, tomándose la cabeza y comenzando a dar vueltas.
Con el objetivo cumplido, Blaise aprovechó que su amigo le daba la espalda para regresar dentro y reanudar su camino al primer piso con el propósito de buscar algo que comer; con la temporada de Quidditch a solo un par de semanas, necesitaba fuerza, o quizá solo era una excusa más para estar cerca de Ginny, a quien había visto en la sala de estar.
—Blaise, necesito una idea —exigió el rubio girándose y buscando a su oportunista amigo—. Sé que estás ahí, solo que la oscuridad te sirve de escondite. ¿Blaise? ¿Zabini? Oh, joder.
Hermione se negaba a bajar al primer piso, aún cuando la primera pesadilla la había asaltado en la madrugada, dejándola aterrada, sola y vulnerable. Era curioso, porque en las últimas semanas, meses quizá, no tenía ninguna pesadilla. Se repitió a sí misma que probablemente era el estrés de iniciar su tercer año y por todos los cursos que debía tomar.
Dio vueltas sobre la cama, se puso una bata sobre el camison y se acercó muchas veces a la puerta, quedándose solo a centímetros del pomo, tomando un libro regresaba a su cama y poco a poco se iba quedando dormida, solo para despertar horas después.
Ansiaba con tantas ganas una taza de chocolate caliente y así poder leer el libro con tranquilidad mientras veía a Draco hacer algún plano o simplemente oír la pluma agitarse por sus notas tan apresuradas que a pesar de todo mantenían su forma elegante…
¡Godric!
Tenía que dejar de pensar en él, centrarse en otras cosas, como estudiar, que era lo primero que debía tener en la mente. No a él. No a Draco Malfoy. No al estúpido rubio que solía ser tan arrogante y molesto y estúpidamente purista.
Golpeó su almohada imaginando que era cierto rostro petulante y pálido, solo para terminar preguntándose si el amor siempre era así de ciego. Que aún sabiendo que él solo la veía con prejuicios cuando la miraba, el corazón seguía latiendole como loco cuando el muy idiota aparecía en cualquier lugar.
"Vamos bonita, acepta una cita conmigo. ¿Plazas? ¿Museos? ¿El palacio Real? ¿La luna? Te llevaré a cualquier lugar."
Esas eran las palabras que Derick le dijo la tarde anterior cuando coincidieron en Gamla Stan. Hermione solo había acertado a reír y despedirlo de forma educada. Sin embargo, en ese momento, comenzaba a considerarlo. Tal vez hacer amistad con un chico apuesto, amable y que probablemente sabía lo que quería, era lo que necesitaba.
Y mientras pensaba una y otra vez en lo complicada que era su vida sentimental; sólo mírenla, con tantas dudas que llegaban a consumirle el sueño.
—Señor Malfoy, no esperaba verlo en mi clase.
—Solamente venía a asegurarme que la validación había llegado a sus manos —Draco sonrió por su acertada excusa.
—Sí, el rector Ekman me hizo llegar la validación. Excepto que necesitaré verte para el examen final, tomarás uno similar al de la semana anterior y listo, curso completado. O podrías ayudarme dando tutorías una vez por semana, sería un equivalente.
El rubio observó a Granger, sentada en la primera fila del aula, intentando ignorarlo. Él solo estaba dispuesto a darle tutorías a ella, además que tenía tiempo limitado con sus nuevos cursos y el equipo.
—Junto a mi equipo participaré en la liga universitaria de Quidditch, no creo tener disposición para…
La maestra solo asintió con una sonrisa, estando de acuerdo con el examen final para aprobarlo en su curso. Sin más, Draco se sentó dos filas detrás de Hermione, distrayéndose durante todo la clase con sus movimientos, sus gestos y cosas que no había notado ni en Hogwarts ni en el primer año en Elysian, cuando llevaron Pociones junto a Theo.
Al inicio, le costaba creer que ella estuviese teniendo problemas con este curso, Hermione le contó que conocía algo de Francés. Y cuando la maestra separó la clase por carreras, entendió por qué. Este era un francés avanzado, obviamente quedó descartado para hablantes nativos, entre comillas, los de Beauxbattons, porque al fin y al cabo la idea era que aprendieran un idioma. He ahí el caso de Draco, él era inglés de nacimiento, la regla no aplicaba.
Se despidió rápidamente de la maestra en cuanto vió a Granger salir del aula.
—¡Granger! ¡Granger! ¡Hermione! —logró detenerla y dió unas cuantas zancadas para alcanzarla—. Ya sé que me estás evitando. Pero puedo ser de ayuda.
—No, gracias. Cabe la posibilidad de contagiarte con mis orígenes o que tus ideales entren en conflicto nuevamente. Así que, no, gracias.
Fingió una sonrisa antes de seguir su camino.
—Sé Francés —la siguió Draco, tratando de no alzar la voz.
—Sí, igual que un tercio del campus.
—Puedo ayudarte a estudiar, yo no vendré a clases porque prácticamente ya aprobé el extracurricular.
—Oh, qué bueno, no recuerdo haberte preguntado —el bolso se agitó contra su hombro cuando se giró con furia hacia él— ¿Puedes dejarme en paz?
—No. ¿Puedes dejar de ignorarme? —la detuvo por el brazo— Esa noche no supe explicarte, yo ya no pienso así. Lo debes saber muy bien. Si me das otra oportunidad, te prometo que lo haré bien.
Por un segundo notó que el chocolate de los ojos de Hermione empezaba a derretirse. Pero fue eso; un segundo.
—¿Hasta cuándo? Porque ya no sé si confiar que vas a seguir pensando de esa forma, o si vuelverás a cambiar de opinión.
—No cambié de opinión, es… mi familia, mi madre…
—No metas a Narcisa en esto.
Draco no tuvo tiempo para dejarse sorprender por el hecho de que su madre había dejado que Granger la llame por su nombre.
—Hablé mucho con ella, gracias a ti. Y sé que no le debo nada a mi familia o a mi apellido, puedo olvidar e ignorar el tema de la sangre.
Y nuevamente hizo todo mal.
—¿Ignorar el tema de la sangre? —la chica se rió con sarcasmo—. Prefiero irme, tengo cosas más importantes que hacer que oír tus estúpidos delirios.
—¡No! No es así.
La jóven caminó más rápido que antes y mientras más estudiantes salían de sus aulas, Draco la perdió en la multitud.
—¡Mierda!
Pansy se vió envuelta en los brazos de Andrew tan pronto como entró en la habitación. Sus labios tomaron los suyos con aprehensión, con deseo y fuego.
No faltó mucho para que la ropa dejase de ser un estorbo y ambos estén cambiando de lugares sobre la cama tratando de hacerse dueños de la situación.
El sexo con Andrew era así. Fuera de la habitación era tranquilo, amable y atento. Sin embargo, dentro… dentro era totalmente lujuria en uno de sus más puro estado. Atrevido, salvaje, complaciente y agotador. Excepto por la primera vez.
Un tiempo después, yacía sobre su pecho, resuelta a la idea de pasar la noche allí como ya era costumbre.
—Listo, puedes irte —dijo Andrew, alejándola de su cuerpo y saliendo de la cama.
—¿Qué?
—Me gustas, Pansy. Creí que te darías cuenta de que este era el de despedida, porque no pienso seguir saliendo contigo.
El últimatum fue tan repentino que Pansy se quedó sin palabras, sin una de sus usuales réplicas y sin orgullo.
—Mis padres no desean que me relacione con alguien que apoyó a un mago tenebroso, tu padre fue un asesino, probablemente también lo eres— terminó de vestirse no atreviéndose a mirarla—. Todo acaba aquí, fue un gusto.
La joven bruja fue apenas consciente de lo que hacía minutos después a la salida de Andrew. Recogió su ropa y lo que quedaba de su dignidad.
Salió de esa residencia sin mirar a nadie más y se sumió en la oscuridad de camino a la suya.
El problema no era haber perdido un novio. Andrew era agradable, o le había hecho creer que sí. Simplemente era uno más, como los otros que hubo en Hogwarts.
La cuestión era el hecho de que la guerra la seguía atormentando, con todas sus acciones, incluso podía verse una y otra vez pidiendo que entreguen a Potter y que dejasen ganar al Lord Tenebroso. Recordaba estar feliz con el hecho de recibir autorización para torturar alumnos en Hogwarts, por más que por mucho tiempo el remordimiento la había consumido viva tiempo después. Draco tenía razón, o era ella o los nacidos de muggle, mestizos, traidores a la sangre, a los que no conocía de nada. Y tomó una decisión. Para salvar su vida y la de sus amigos; sin embargo, eso no borraba el dolor que le había ocasionado a esas personas, eso solo la convertía en una mala persona, en alguien repudiable.
Si toda la historia había llegado a la familia estadounidense de Andrew, podía afirmar con total probabilidad que cualquiera podía enterarse, y su futuro estaría arruinado. Hoy fue un novio, mañana podrían ser sus amigos, un trabajo o todo lo que conocía.
Esas eran las consecuencias de tomar malas decisiones fingiendo que hacía lo mejor para los suyos, consecuencias que aún después de dos años, la atormentaban.
Blaise subió las escaleras con premura, acababa de olvidar su equipo de protección para el entrenamiento y su capitán lo mataría si llegaba tarde. Al girar a las escaleras del tercer piso, vió a Hermione saliendo de su habitación, con un maletín algo grande para un día normal de clases, el moreno se aseguró de que aún seguían siendo las seis de la mañana, un curioso horario para salir a clases o incluso a la biblioteca.
—Buenos días —la saludó.
—Hola, Blaise. Nos vemos después—se despidió rápidamente, acercándose a las escaleras.
El chico chasqueó la lengua , negándole el paso.
—¿No crees que es muy temprano para salir?
Hermione puso los ojos en blanco.
—Ok, pregúntale a Ginny, ella lo sabe —dijo un tanto aburrida—. Te estoy dando una excusa para hablarle, te veo luego.
Lo esquivó hábilmente y se marchó. Blaise se quedó un poco pasmado ante la idea de Granger ayudándole a acercarse a su amiga.
—Zabini, llegas tarde —lo regañó Malfoy, al verlo arribar al entrenamiento cinco minutos después de lo acordado.
—No te enojes aún —dio los pasos necesarios hasta ponerse al lado de Ginny e imitar sus movimientos—. Oye, Ginevra. ¿A dónde se está yendo a Hermione tan temprano por la mañana?
Su pelirroja favorita la miró con incordio. Oh, Salazar. Incluso molesta era tan linda. A la mierda con la idea de seguir como amigos, él quería más y desde hace unos días estaba decidido a reconquistarla.
—¿Viste a Mione? Bah, no importa, sé que de alguna manera lo sabrás. ¿Recuerdas a Derick? —estiró los brazos siguiendo con el calentamiento.
—¿El chico del Japan?
—Sí, ese. La invitó a un viaje por carretera a no se donde, probablemente no regresen hasta la noche o mañana —Ginny encogió los hombros e hizo los estiramientos respectivos para relajarlos.
En ese momento, Draco los llamó para que tomaran sus escobas y practicaran su vuelo.
Blaise se encontraba atrapado en un dilema. Contarle a su amigo o guardar silencio. La primera opción le parecía buena si quería que Draco luchara por su chica pero corría el riesgo de que la diera por perdida y se rindiese. La segunda era la más factible si quería perder la confianza de dicho amigo.
—¿Hay alguna razón por la que no estés sobre tu escoba, Zabini? —volvió a llamarle la atención Malfoy.
—Sí. Draco… —se pasó la mano por el cabello, aún indeciso—, al venir aquí vi a Granger salir. ¿No te parece increíble? Ella faltando a sus clases. Inaudito, ¿verdad? Y es aún más increíble saber que se saltó las clases por ir con un chico a un viaje de no sé qué. Además, es con ese chico del Japan que tiene un nombre ridículo. ¿Loco, cierto? No como tú tía Bella pero sí.
—Ella no tiene clases hoy—se limitó a decir.
Y puede que por un momento Blaise se dejase engañar por su aparente tranquilidad, no obstante, sus ilusiones murieron cuando uno de los tantos árboles que rodeaban el campo de Quidditch colapsó en un humeante desastre.
Maravilloso, los celos de Draco convertidos en mágica accidental.
Hermione podía decir que se estaba divirtiendo. Derick la había llevado a un lugar a dos horas de Estocolmo a visitar una subasta de antigüedades. Su acompañante estaba particularmente interesado en autos o partes de este con los cuales decorar el bar. Aunque no rechazaba artículos de los 70's y 80's relacionados con la cultura pop americana.
Hermione podía decir que se estaba divirtiendo. Sin embargo… no se sentía así.
Asentía en los momentos correctos y daba su opinión cuando él se lo pedía. Y eso era todo. Faltaba la chispa y la energía, ella quería que la retaran o que la sacaran de sus cabales. ¿Por qué quería algo más? ¿Qué la llevaba a no querer conformarse con la paz y tranquilidad que le daba Derick o la familiaridad y simpleza que le dió Ron en su momento? Pero no, ella tenía que decantarse por querer más, por no querer lo predecible ni lo seguro, porque cuando lo probó supo que estaba perdida. No quería seguridad o estabilidad, ella misma podía dárselo. Porque luego de saberse en peligro tantas veces, solo quería vivir y vivir intensamente.
Derick se despidió de ella con una sonrisa llena de resignación.
De modo que Hermione no tuvo más opción que aceptar que sus intentos por olvidar a Draco Malfoy se convertían en grandes fracasos. No era justo para nadie, más aún cuando el objeto de sus afectos la seguía viendo con prejuicios.
En su cumpleaños solo se organizó una pequeña cena y recibió muchos libros como regalo. No se le hizo extraña la ausencia de cierta persona, desde luego, también fue rara la falta de Blaise. Es decir, no eran los mejores amigos pero se llevaban bien, o es que nuevamente vió algo donde no había nada.
Hermione suspiró poniéndose el pijama y metiéndose en la cama con la compañía de un libro, su fiel copia de Hogwarts, Una Historia, para ser exactos.
Por otro lado, un chico hacía hechizos en dos ventanas en específico mientras su amigo guiaba a un grupo de estudiantes quienes llevaban instrumentos.
—¿Listo?
—Sí —susurró Draco en respuesta, cuestionándose si hacerle caso a Blaise era buena idea— Ya insonoricé toda la residencia, menos las ventanas de ellas.
—Genial. Vas tú primero.
Draco sintió el peso de la vergüenza asomar por sus mejillas. Esas eran las consecuencias de tener fe ciega en Blaise, de dejar que lo convenciera diciéndole que habían muchos chicos en el campus que le daban dinero a los que estudiaban Música para ir y tocar canciones que les consiguieran el perdón de sus novias. Tal vez debió buscar consejo con Pansy, ahora era tarde para arrepentirse.
—¿Draco? Vas primero. Tienes que pararte en medio.
—¿Por qué?
—Porque aún es el cumpleaños de Hermione, mi turno es después de la medianoche, cuando ya sea veinte de septiembre —respondió casi cansado— Me vas a dejar sin tiempo si continúas ahí— se movió para esconderse entre los árboles.
Los estudiantes de música se estaban desplegando por el centro del patio trasero de la residencia, Malfoy los observó y se armó de valor, pensando en que Granger deseaba que alguien luchara por ella, porque ya llevaba haciéndolo por su cuenta durante mucho tiempo. Si esa noche fallaba, Draco lo volvería a intentar las veces necesarias, porque no quería sentir nuevamente los celos cuando supo que podía estar con otro chico, quería que fuera suya.
Sin esperar más, las primeras notas interrumpieron el silencio de la noche.
I sit and wait
Does an angel contemplate my fate?
And do they know the places where we go
When we're grey and old?
'Cause I have been told
That salvation lets their wings unfold.
El hechizo de insonorización retardada hizo que la música primero llegara a la habitación de Granger a lo largo de los primeros cinco minutos.
La joven se asomó por entre las cortinas, intrigada y expectante, para descubrir que un apuesto rubio estaba de pie entre algunas personas que sostenían violines y chelos, y otros instrumentos.
And through it all she offers me protection
A lot of love and affection, whether I'm right or wrong
And down the waterfall, wherever it may take me
I know that life won't break me
When I come to call, she won't forsake me
I'm loving angels instead
Hermione salió al pequeño balcón y vio claramente cómo Draco susurraba la canción sin dejar de mirarla. Él… él le estaba llevando música el día de su cumpleaños, y la canción, oh Godric, con la canción le decía que a pesar de todo ella le daba protección y amor, aún con la desesperación le daba fuerza y que sabía que no lo iba a abandonar.
En camisón y descalza recorrió todo el camino hasta encontrarse frente a él.
—Granger lamento todo, yo… no pienso más así, de lo contrario no habría razón en todo lo que me haces sentir, ¿cómo podría despreciarte a ti y lo que representas si lo único que siento cuando te veo es… amor? Es inexplicable, no sé cómo estoy logrando transformar en palabras esto, yo solo… solo dame una oportunidad para que aunque no merezca tu cariño, hacerte saber que es lo más precioso que tengo en la vida.
Hermione podía asegurar que tenía un montón de lágrimas corriendo por su rostro y probablemente se veía horrible, aún así no podía dejar de sentirse conmovida.
—No planeé qué más decir después —dió unos pasos vacilantes hacia ella— Si me perdonas, a pesar de ser un idiota, te prometo que no lo echaré a perder. He hecho cosas muy malas en mi vida, dañé a tanta gente, incluso a ti. Pero lo que quiero decir es que... durante todo este tiempo, he admirado tu valentía, tu inteligencia. Y... me gustaría que me dieras la oportunidad de demostrarte que puedo ser diferente. Me gustaría…—tomó aliento para reunir valor una vez más—Me gustaría que consideraras ser mi novia.
Hermione se quedó en blanco, eso era más de lo que esperaba para esa noche.
—No te estoy pidiendo que olvides el pasado de inmediato, sé que no es fácil. Pero quiero estar a tu lado, aprender de ti y... hacerte feliz, si me lo permites.
Ella soltó un suspiro tembloroso, sin darse cuenta que la música ya había terminado hace varios minutos.
—Draco, siempre he creído en las segundas oportunidades y en el cambio. Y sí, me encantaría darte una oportunidad... como mi novio.
El chico sintió tanta felicidad en ese momento, más que en toda su vida, comparable con la alegría de ver a su madre luego de un tiempo, comparable con el alivio del fin de la guerra. Así de grande.
Se apresuró a tomarla en sus brazos y dejarse rodear por su presencia, su olor y todo lo que había extrañado desde que la dejó ir con malentendidos.
—Te quiero Draco, te quiero tanto.
—Yo también, te juro, te juro, que yo también —puso las manos a ambos lados de su rostro y la besó con anhelo, sonriendo en sus labios e incapaz de dejarla ir nunca.
—Sí, sí, muy bonito todo. Aún así, es mi turno —apareció Blaise— Sabía que no tardarías mucho en perdonar a mi chico, felicidades Hermione.
La castaña le respondió con una radiante sonrisa.
—¿Vas por Ginny? Tranquilo, si se hace a la dura, iré y la traeré hasta aquí —ofreció su ayuda, sabiendo que su amiga aún tenía sentimientos por Blaise—. Aunque si vuelves a hacerle daño, no te salvaré de ella. ¿Qué? ¿Creías que iba a decir que yo te castigaría? No, ella es más que capaz de hacerte pedazos sola.
—Lo sé, por eso me encanta. ¡Muchachos, a la de tres!
Draco colocó su abrigo sobre los hombros de su novia cuando el viento primaveral los azotó con un escalofrío. Era casi imposible dejar de mirarla o sentirla, deseaba asegurarse que todo ello era real.
I just don't wanna miss you tonight
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
En ese momento una ventana se abrió y contrario a las expectativas de Blaise, no salió ninguna chica sino un gran chorro de agua, que lo empapó de pies a cabeza.
—Ginevra Weasley, ven aquí en este instante —demandó Hermione con su clásico tono de autoridad.
La pelirroja apareció al poco tiempo refunfuñando, la música cortada
—Gin, ¿por qué no simplemente hablas con él? No pierdes nada, además, fuiste tú la me dijo que había grandes probabilidades de sentir algo por él —susurró Hermione, ambas un poco alejadas de los chicos.
—Si no vamos a continuar, necesitamos el dinero para irnos —dijo el cantante del improvisado grupo musical.
Blaise sonrió casi devastado y con Draco deslizaron varios billetes en la mano del otro chico.
—Solo si después me cuentas qué hay con Malfoy.
Hermione sonrió con bochorno.
—Vamos Draco, acompáñame a preparar chocolate para todos —tomó su mano y los llevó dentro.
—Creo que solo quedamos nosotros —dijo Zabini tratando de aligerar el ambiente.
—Perdón por el agua, en mi defensa, esa fue una terrible emboscada. Acabo de salir de una relación, estoy interesada en otra.
El joven se movió dubitativo, Ginny tenía razón, no tenían nada claro y él aparecía en su ventana listo para hacer una gran declaración de amor.
—Lo que menos quería era presionarte, sé cuanto lo odias. Y sé que ha pasado poco tiempo desde que terminaste con Potter, quizá aún tienes sentimientos por él. Lamento si te hice sentir incómoda, si tu así lo quieres, no volverá a pasar.
—Dices que me conoces, sin embargo, supones que siento algo por Harry. No habría sido tan firme con él si tenía en mente regresar. Blaise, me gustas, ¿okay? Tal vez no te olvidé por completo, la cuestión es que no quiero empezar algo tan pronto. Podemos volver a comenzar como amigos, y luego ver que pasa.
Una sombra de victoria cubrió los ojos de Blaise. Esa era la Ginevra que conocía, tan directa y sin miedo, tan resuelta en lo que quería.
—Todo lo que tu digas, siempre te obedeceré. Ahora, puedes lanzarme un hechizo de secado, no sé dónde dejé mi varita.
CConteniendo una risa, Ginny lo secó y regresaron a la residencia. De alguna forma, se sentía más ligera, y terriblemente contenta con conocer nuevamente a este chico que había significado tanto en momentos muy oscuros.
—Apresúrese.
—Profesora Mcgonagall, perdón, directora, ¿es necesario ir a esa universidad? Todavía hay tiempo para reflexionar.
—Es lo recomendable si quieren seguir con sus planes. Están provocando un desastre con el buen nombre de Hogwarts, tuvieron al mejor maestro de Pociones de todo Europa, es inaudito que demuestren tal insuficiencia. Aún no lo puedo creer.
—Pero está en Suecia, no habrá manera de regresar para…
—Todo está arreglado. En realidad es un viaje muy largo, deberían estar agradeciendo la oportunidad de ir a tan prestigiosa institución y llegar a ella en traslador, el cual se activará pronto. El rector Ekman los estará esperando, por mi parte no hay más indicaciones.
La mujer no les dio tiempo de presentar más quejas y en cuestión de segundos, los dos muchachos se encontraron aterrizando bruscamente frente a una imponente puerta de hierro forjado. El lugar les dio la bienvenida con un frío penetrante, típico de las primeras horas de la mañana en algún rincón de Suecia.
N/A: Perdón, por desaparecer tanto tiempo. El capítulo no iba en la dirección que quería y me estanqué para después borrar todo, al fin pude traer algo que me agradó. ¿Quienes creen que serán los nuevos visitantes en Elysian? Hagan sus apuestas, los leo pronto.
