Descargo de responsabilidad.
No soy Dueño de Naruto, ni de Game of Thrones. Todos sus derechos a sus respectivos autores.
Yo solo hago esto por diversión.
Hablando Valyrio.
Aesis Hablando.
Que comience el capítulo.
"Con la luz del horizonte asomando, el despertar del dragón surgirá. Y con el… Todo lo que alguna vez fue, acabará"
"Hace miles de años, cuenta la historia; que hubo personas pisando la tierra incluso antes que los primeros hombres. Eran diferentes en toda manera, se cuenta que podían crear maremotos de llamas con solo un soplido, hacer temblar la tierra con un pisotón de sus pies… Y los más fuertes destrozaban montañas con un movimiento de sus manos. Shinobis les decían. Naturalmente, se cuenta que ellos utilizan magia para todas esas proezas, asesinos altamente entrenados para las guerras y desastres. Eran silenciosos, sin honor, sin propósito. Se ocultaban como pequeños animales asustados. Muchos no creen estas historias y otros creen que de verdad existieron entre nosotros los hombres. Otra que también se dice, es que las casas más poderosas de los 7 reinos descienden de esos ancestros milenarios, mientras que unos dicen que si es cierto, otros lo niegan y repudian esa idea.
Por otro lado Mi lord, se dice que La casa Targaryen es la más poderosa, por la simple razón de que descienden de esas personas de hace millones de años." Una mujer mayor de edad, con cabellos plateados y ojos azules, volteo para mirar a su espalda. Miraba a un joven de 12 años, con su cabello como la plata detrás de el y los ojos de color índigo mirando a la mujer.
Incluso tan joven como lo es, Rhaegar era un chico adorable. Probablemente en varios años más sería uno de los solteros más codiciados de todos los 7 reinos.
Rhaegar levantó una ceja, y miro a Tyra, su sirvienta. "Señora Tyra. Tengo una pregunta, ¿Por qué dicen esas cosas de mi familia?, estoy seguro de que no arrasamos montañas". Rhaegar miro un poco intrigado a la mujer.
"Si pudiéramos destrozar montañas, creo que mi padre lo hubiera descubierto".
Una risa divertida salió de los labios de la mujer mayor. Y miro a el príncipe con una sonrisa.
"¡Oh!, Mi lord, estoy segura que eso sería algo que haría su padre, Sin embargo… Se esparció una leyenda". La anciana mujer hizo una pequeña pausa y continuo. "Hace varios años, se dijo que un hijo nacido de los dragones y las cenizas, tendría un poder inimaginable ante el mundo. Ojos disparejos que se pueden convertir en ojos carmesí."
Rhaegar levantó una vez más su ceja con la dirección de la mujer, pero no comento.
"Fue más dicha como una profecía Mi Príncipe. Con la Luz del horizonte asomando entre las nubes, el despertar del dragón surgirá, Y con el, lo que alguna vez fue acabara. Los reinos se unirán, habrá paz y junto a su esposa; lo gobernará. Con la sangre de sus antepasados corriendo en sus venas, nada lo detendrá".
La mujer miro a Rhaegar con una sonrisa.
"Mi Príncipe. Si lo que la profecía dictamina es cierto, no tengo duda de que los Targaryen sean los elegidos para dicha tarea". La mujer dio media vuelta y miro por la ventana de la habitación.
"Pero no se quién, ni cuando o como." La mujer dio media vuelta de nuevo y miro al joven príncipe con una sonrisa gentil. "Pero de lo que no tengo duda joven Príncipe, cualquiera que sea, hará sentir orgulloso a la casa Targaryen"
Rhaegar sonrió de igual manera a la señora.
"Estoy seguro de eso señora Tyra" con un movimiento lento, Rhaegar se paró de su asiento, enfrente de la mujer mayor. "Ahora sí me permite señora Tyra, me tengo que retirar, hace un momento me quedé de ver con mi padre".
La mujer no paso por alto la mueca en el rostro del príncipe, claro que Rhaegar Targaryen hijo de Aerys II Targaryen Rey de los siete reinos y protector de los hombres tendría sus pensamientos, pero mostrar tan abiertamente el desdén que el chico tenía por el hombre al que desgraciadamente tenía que llamar padre, sería incluso perjudicial para el niño.
Un suspiro salió de Tyra. "Joven Príncipe, me temo que si alguna vez, alguien viera esa mueca suya, lo acusarian de traición."
Tyra se paró de su lugar lentamente, y miro a los ojos de su Señor.
"Hace tiempo que tengo un mal presentimiento joven Príncipe. No quiero creerlo, pero al pasar los años se vuelve cada vez más fuerte. Le dijo que será mejor que cuide de los suyos… Joven Príncipe, incluso también a su padre".
Tyra empezó a caminar hacia la puerta de madera fina que conducía a los pasillos del castillo. Antes de abrir la puerta hablo de nuevo.
"Me preocupo por usted Joven Príncipe, cuídese de aquí en adelante. Que tenga buena tarde". Y con eso dicho, Tyra salió de la habitación.
El Príncipe Rhaegar y sucesor del tronó. Miro la puerta por dónde la mujer salió a paso lento.
Tenía millones de pensamientos en este momento y el más recurrente era el de; "Cuidar de los suyos, incluso a su padre".
Para que alguien como Tyra dijera tal cosa era de preocuparse, muchos contaban los días de cuando el rey Aerys II, dejara el trono a su sucesor.
El Rey no era el mejor en su tipo, de ninguna manera. Era un hombre paranoico, como si todos estuvieran en su contra. Tal vez con su familia podía ser diferente, pero a veces Rhaegar miraba el cómo era su padre con los demás fuera de su casa.
Un completo hijo de puta, si le preguntarán. Un suspiro salió de los labios del Príncipe de Westeros.
"Vaya mierda. Ahora tengo más cosas de las cuales preocuparme." Otra mueca surgió del príncipe "Y espero de que el mal presentimiento de Tyra sea incorrecto".
Y con es último pensamiento, el Joven Principe camino hacia la reunión con su padre.
Años después….
Cuando Rhaegar hablo con Tyra hace ya tantos años, pensó que la mujer estaba siendo paranoica, delirante hasta el punto de la locura. Durante los años siguientes tras esa conversación, nada interesante había ocurrido. El confiaba plenamente que las cosas que dijo su sirvienta ese día, fuera una simple superstición, una simple creencia de algo fantasioso para darle sentido a las cosas más increíbles, pero... Lastimosamente el mismo se equivocó.
Cuando escucho sobre las personas que se estaban levantando en armas contra su padre, algo hizo click en su melena plateada. La premonición que su sirvienta sintió hace ya varios años, fue convertida en realidad cuando miles de hombres empezaron a ladrar como perros hambrientos en busca de sangre. Ahora, después de tantos intentos de que esto no sucediera, el mismo estaba tirado en el suelo con sangre saliendo de su boca a cántaros, mientras la espada clavada de lado a lado se movía dolorosamente en sus entrañas.
Una toz sangrienta salió del casi ex Príncipe de Westeros. Ahora mismo el estaba en suelo de la sala del trono aferrándose a la vida como una mera cuchara. Algo bastante peculiar que hizo que Raeghar se cuestionara seriamente sobre las elecciones cuestionables de los dioses era está misma situación. Probablemente más tarde este día, las cosas se pondrían peor. Los dioses no eran dioses como debería de ser un dios. Se dice que un dios es el igual a perfección, justo, con gran sentido de justicia, y toda esa mierda que definiría a un dios, y observando desde una perspectiva más crítica; los dioses a lo que la gente adoraba, ya fueran antiguos o los 7. No eran dioses, eran crueles, soberbios, entre otros asuntos bastantes cuestionables acerca de las creencias, una razón más para dudar de ellos, al menos para Raeghar; era su situación actual y las de los demás.
"Vaya mierda… eso va a dejar una marca". Raeghar soltó una risa hueca y sin humor, y sacudió su cabeza un poco para quitar el sueño que empezaba a picar en sus ojos.
El príncipe observó la espada que lo estaba matando lenta y dolorosamente con una mueca. No iba a durar mucho más, la sangre lo estaba abandonando y sentía como sus fuerzas se iban con cada segundo que pasaba. El vago recuerdo de su familia llego a su mente atormentada. Al menos sus hermanos estaban a salvo en Dragonstone, Viserys y Daenerys, junto a su madre. Raeghar sonrió con una gota de sangre deslizándose por la comisura de su boca ensangrentada.
Antes de que todo esto pasará, había tomado precauciones y decidió que su madre y sus hermanos dejarán Kings Landing para refugiarse en DragonStone todo lo que pudieran, bueno… Tal vez podía ser hasta que Daenerys naciera.
Gracias a Varys, había podido adelantarse a sus enemigos y mandar lejos a sus hermanos con ayuda de su padre, por muy loco que estuviera; el hombre no era tan estúpido.
Una sonrisa débil y llena de sangre se observó en los labios del principe.
"Cuida a los tuyos. Incluso a tu padre". Esas palabras fueron las detonantes de que su familia pudiera sobrevivir, las palabras deliberantes de una anciana habían hecho que Raeghar actuara está vez.
Rhaegar hizo una mueca y dolorosamente volteo a ver el trono.
"Casi todos en realidad". Rhaegar miro a su padre con una espada clavada en su espalda, atravesando efectivamente su corazón. Rhaegar dijo que iba a alcanzar a sus hermanos y madre, cuando todo esté desastre terminará. Pero al parecer el no pudo cumplir esa promesa, la única y la última que no pudo cumplir, y su padre… bueno, para ser justos, ya estaba loco, pasa mucho entre los Targaryen de hecho.
Una serie de toses se escucharon de los labios del moribundo príncipe.
Rhaegar pensó en las últimas personas que pudo salvar, a sus hijos. Naruto y Aegon, sus más grandes orgullos. A pesar del dolor y de la sangre, Rhaegar sonrió con una verdadera sonrisa feliz. Aunque después de pensarlo mejor, no tenía nada de que sonreír.
El se había casado con unas mujeres maravillosas; Lyanna Stark y Elia Martell, con las cuales tuvo dos hijos con Elia y uno con Lyanna. Naruto nació en DragonStone, un año antes que Aegon, quien este último nació en la torre de la alegría en Dorne. Y después estaba su princesa, Rhaenys, que había nacido en el mismo lugar que su hermano menor. Ella había nacido 3 Años antes que Naruto, lo que los diferenciaba a ambos, entre Rhaenys y su hermano menor, eran sus apariencias.
Rhaenys había salido igual a su madre y no tenía ningún rasgo Targaryen, pero aun así, el amo a su hija al igual que sus demás hijos. Ella su única hija…
Aunque Raeghar amaba a Elia.
No pudo evitar enamorarse de Lyanna, eso y la noticia de que Elia ya no podría concebir a otro heredero, hicieron que Raeghar tomara algunas decisiones cuestionables.
Rhaegar sonrió un poco a pesar de su malestar. Recordó a Naruto cuando apenas nació.
Naruto era un bebé precioso al nacer, aunque no tuviera totalmente los rasgos Targaryen, el era el heredero después de su hermana.
Raeghar aún pudo recordar cuando los ojos de Elia se salieron de sus cuencas al ver el cabello rojo carmesí de Naruto, el también se había sorprendido de ese acontecimiento pero no le tomo tanta importancia, pensó que tal vez algún familiar de parte de alguno de ellos tenía cabello rojo. Además, supo que era su hijo cuando vio sus ojos… O uno de los dos más bien, otro rasgo extraño que Naruto tenía, eran los ojos desiguales, mientras que uno era morado fuerte como cualquier Targaryen, el otro por su parte era de un azul cielo, el cuál tendía a tornarse de azul más brillante, como el cielo mismo.
Raeghar volvió a toser. Con el dolor llegando a su cabeza, pensó en su último hijo.
Aegon era igual a su madre. Cabello negro y Ojos negros, rasgos prominentes de los Stark, tenía la misma forma de rostro que el, cosa que le encantó a la hermosa mujer, y sobre todo… Raeghar vio la fiareza característica de un Stark.
Que bueno que pudo ver a su último hijo antes de ir a partirle el culo a Robert en esa batalla del tridente.
Una serie de toses más fuertes provinieron de Rhaegar. Con cautela, el aún príncipe miro por todas partes para ver si alguien venía por todas las puertas que conducían al salón principal. No encontro a nadie.
Con movimientos dolorosos, El Principe Raeghar se arrastró por el suelo. Tenía en la mira al pilar más cercano, tenía pensado en recargarse en el pilar, solo para morir con algo de dignidad tal vez.
Mientras más se arrastraba, Raeghar sintió aún más dolor, con cada avance que daba, el podía sentir como la espada se movía entre sus entrañas. Con un último quejido de dolor, Raeghar pudo recargarse en el pilar.
(Hablando en Alto Valyrio)
"Vaya mierda. Tal vez los dioses quieran tomar una copa después de este desastre" una risa salió de los labios del moribundo príncipe. "Tantas cosas que quería hacer, y termine así". Raeghar negó lentamente con una sonrisa melancólica. "Todo lo que pude hacer… No valdrá la pena si todo se va al carajo".
(Fin de hablar en Alto Valyrio)
"Realmente no esperaba que te rieras, incluso en tu muerte… Raeghar". Rhaegar se giro lentamente hacia la entrada principal.
Pudo deslumbrar armaduras brillantes y caras. Y entre toda esa mierdacara y extravagante vio sobre todo; leones, ciervos y otras cosas que raeghar no le importo en lo más mínimo. Mirando un poco más, vio a un hombre grande y fornido con una gran barba, el hombre sostenía una espada apuntando hacia el.
Indagando en sus recuerdos, no recordó al hombre que le apuntaba. Vio que el hombre estaba a las orillas de todas esas mierdas, así que no era alguien que le importara en lo más mínimo.
"Rhaegar Targaryen, hijo de Aerys II Targaryen y antiguo sucesor al trono…"
Rhaegar escucho la petulancia en la voz de algun miserable diablo que tal vez conocía.
Rhaegar por alguna razón, tuvo la necesidad insana de responder con sarcasmo aquellas palabras.
"¿Antiguo?, Todavía no estoy muerto mi amigo" Rhaegar le sonrió al ingrato, para después seguir hablando. "Incluso ahora, a centímetros que me dividen a mi de la muerte, puedo patearles el culo a cada uno. Bastardos de mierda". una mueca burlona miro a todos los ocupantes de la habitación.
El pudo escuchar los jadeos de algunas personas. El no era conocido por haber sido grosero, o no particularmente diciendo tales palabras. Ahora que iba a morir, al menos podía divertirse un poco.
Un anciano, probablemente de unos cincuenta y tantos años, lo miro con despreció.
"Cuida tu lenguaje niño, o te voy a…"
"¿O que?". Raeghar interrumpió la diatriba del hombre con un resoplido de diversión. "¿Me vas a matar?, por favor amigo, ya puedo ver a tus muertos viéndome desde las puertas del infierno". Raeghar sonrió sangrientamente. "Y aunque me encuentre de tal manera, dudo de puedas incluso darme un golpe sólido". Raeghar escucho a aquel hombre insultarlo igual, pero honestamente no podían importarle menos están personas.
Raeghar volteo la cabeza, dejando de mirar al otro hombre, y observó al que iba enfrente del grupo. Raeghar no pudo evitar sonreir con los dientes rojos a la persona en frente de el.
"Robert maldito Baratheon, hijo de perra sigues con vida". Una carcajada resonó por la silenciosa habitación, Rhaegar estaba riendo con tanta diversión, que fácilmente podría ser catalogada como desquiciada. "La última vez que te vi, casi me la chupabas para que te dejará ir. Bueno, esa batalla del tridente fue entretenida, ¿No te parece?" haciendo un gesto de lloriqueo, Raeghar le sonrió al hombre.
Por otro lado, Robert lo miro con enojo.
Raeghar vio fácilmente que eso le molestaba; esa batalla fue difícil, pero en realidad el Baratheon era un bruto a comparación de el. Así que destruir a Robert fue fácil.
Raeghar resoplo de nuevo y volteo la cabeza a un costado. "Supongo que vinieron a acabar el trabajo" volviendo a mirar a sus invitados, Raeghar tarareo un poco.
"¿Y bien?... ¿Que esperan?, tengo una cita con la muerte y me la están retrasando." Frunciendo el ceño en broma, Raeghar miro a las demás personas de la habitación, al parecer se había centrado mucho en su primo. Raeghar reconoció a varias de ellas, pero esas personas eran seres despreciables y la mayoría no merecía su atención. Rondando un poco más, Raeghar al fin noto a la persona que estaba a lado de Robert.
Mis ojos ya empezaron a fallar si no vi a ese bastardo. Raeghar hizo una mueca, Pero de todos modos le sonrió al hombre.
"Tywin Lannister, la última vez que te vi, eras más joven… Ahora pareces una Pasa andante, dime; ¿Tu vejiga funciona todavía?, dicen que a esa edad ya nada funciona".
Raeghar vio que el honbre no parpadeo ni una sola vez como si no le afectará.
"Lord Raeghar, es… Desafortunado de verlo en tan buenas condiciones". Con una cara sería, Tywin miro al príncipe casi muerto. "Veo que mis hombres lo ayudaron de…" Tywin hizo una pausa, y miro la forma moribunda del príncipe. "Una manera espectacular".
Raeghar por su parte, soltó la carcajada de buena gana. "Es realmente extraño verte hacer una broma… Lannister, casi siempre pareces tener un palo de casi 14 pies metido en tu apestoso y anciano culo". Con una risita en voz baja, el Príncipe miro al lado del león de la casa Lannister. El anciano por su parte, únicamente le frunció el ceño, pero no respondió.
"¡¡Oh!! ¡¡Mira!!, ¿Qué tenemos aquí?. Jaime Lannister el "Kingslayer". Pensé que te habías ido, después de clavarle tu espada por la espalda a mi padre. Y pensar que pensé que éramos amigos." Raeghar le sonrió al joven Lannister.
El antes mencionado, no lo miro y se giro para no enfrentar al hombre moribundo
"¿Qué pasa amigo?, ¿No te gusto el apodo?, lástima por ti". Un suspiro en exagerada muestra de lástima fue dirigida al joven pelirrubio Lannister. "Creo que lo escucharás por mucho tiempo". Otra risa azotó al joven Targaryen con saña.
Raeghar hizo una mueca cuando cerró su boca un momento, toda su boca sabía a sangre y además podía sentirlo. Su momento se acercaba, al menos haría que cuente.
"¿Están felices no?". Raeghar empezó a hablar, toda diversión abandonándolo y miro a cada uno de los ocupantes del salón del trono.
"Oh, claro que lo están". Raeghar se lamió los labios un poco, estaban secos. "Al fin lograron acabar con la familia Targaryen, ¿Qué buen logro, no les parece?" Raeghar miro de lado a lado a cada uno, con la molestia saliendo a flote.
"Niños, niñas, jóvenes y mujeres inocentes, van a ser asesinadas solo por qué les tienen miedo a personas con sus semejanzas… Simplemente patético". Raeghar miro a todos en la habitación con una mirada gélida, y un tono de voz que casi denotaba su creciente rabia. "Me dan pena". Raeghar se burlo con la sonrisa más despectiva que pudo reunir. "Su paranoia, y sus ansias de poder van a llevar a este reino a lo más profundo de un abismo oscuro que nunca acabará… Afortunadamente para mí, voy a estar muerto para no ver el desastre que van a causar…" Con calma; el joven se fue levantando poco a poco, y después de unos segundos; Raeghar se paró encorvado recargando todo su peso en el pilar detrás de el.
Después de agarrar aire por el esfuerzo, el joven volvió a mirar a sus asesinos. "Pueden creer que este es el final, que la familia Targaryen se extinguirá y nunca más volverá". Les dirigió una risa burlona, "Este no es el final. Ni mucho menos"
Raeghar vio como la mayoría de las personas en la sala, le entrecerraban los ojos. No le importo en lo más mínimo y siguio hablando.
"Algún día, cada uno de ustedes, bastardos de mierda; morirán de la forma más asquerosa y repugnante posible. Y probablemente sea yo quien se estará riendo a carcajadas desde mi fría tumba. Sería bastante retórico que mi descendencia sea la que se encargue de todos ustedes, o bueno tal vez mis hermanos, depende de que pase primero".
Raeghar sintió una genuina satisfacción al escuchar como todos jadearon. No dijo quienes eran sus hijos, pero al menos pudo sembrar la semilla de la discordia.
"¿Descendencia?, la última vez que lo comprobé; Elia Martell y tus hijos ya estaban muertos. Y eso fue hace poco". Entrecerrando los ojos con sospecha, Robert camino hacia la forma moribunda de Raeghar y agarró la camisa ensangrentada del Príncipe.
Raeghar, una vez más sorprendió a todos y le sonrió a Robert antes de escupirle en la cara. Cosa que hizo al hombre soltarlo de la sorpresa.
"¿Y dime?... ¿Crees que no sabía de tú plan todo esté tiempo?, ¡¡Oh!! Mi amigo" una carcajada salió del hombre tirado en el suelo. "Hay cosas que tú, ni nadie sabe. Supe todo lo que iba a pasar, pero me confíe pensando que tú no me podías derrotar, pero me equivoqué… ahora estoy pagando mis errores". Raeghar paro un momento, miro cada una de las expresiones de las personas cosa que no lo decepcionó en lo absoluto.
Raeghar lentamente se fue poniendo de pie, su orgullo saliendo a flote para decir lo último que su poca vida podría ofrecer. "Cuando me enteré de todo esto, puse a salvo a mi heredero." Raeghar pudo escuchar varios jadeos, pero continúo hablando. "Espero que si alguna vez tu y mi descendencia se encuentran, esa persona te haga sufrir. Te haga y deshaga, te torture por la eternidad, que te haga lo que le has hecho a su familia este dia…" lentamente, Raeghar sonrió sombríamente y levantó su mano para darle su dedo medio a Robert y su séquito. "Que le de Fuego y sangre a su enemigos". Raeghar sentenció mientras aún le mostraba el dedo medio a todos en el lugar.
Robert por su parte, tuvo suficiente y arremetió contra el hombre de pie, Robert tumbó al suelo al príncipe al suelo nuevamente y se puso encima del hombre, para acto seguido y con una rapidez segadora levanto su puño para golpearlo al otro hombre, pero para su frustración, vio los ojos del hombre opacos… y sin una pisca de vida.
Un rugido de furia atronadora salió del hombre.
"¡¡¡MALDITO BASTARDOOOO!!!"
"Cuando la luna suba, el cielo retumbe y la sangre se derrame, El dragón surgirá de los confines más remotos de la tierra. Todos lo conocerán, cantarán alabanzas y se contarán leyendas hasta el final de los tiempos".
"Que bueno que tus padres te enviaran lejos, saben los dioses lo que hubiera pasado si nos hubiéramos quedado en Westeros"
Una mujer joven de unos 24 años, con un cabello rubio pálido y ojos de color avellana; con una tersa piel tan inmaculada como la leche; junto con un tatuaje en forma de rombo incrustado en su frente. Miro al bebé que tenía en sus brazos.
El niño en palabras de la hermosa mujer era muy adorable. Cabello rojo carmesí con facciones iguales a las de su padre. Pero a diferencia de lo marcado que tenía el rostro Raeghar, su hijo por ahora tenía las mejillas regordetas.
La mujer le sonrió al niño. "Naruto Targaryen". La mujer probó el nombre del niño en sus labios. Y a ella le agrado como sonaba eso, para luego soltar una risita.
"Realmente se van a burlar de tu nombre, ¿No crees?; Lord Naruto".
La mujer sabía que el niño no le entendía, era solo un bebé después de todo. Pero ella no tenía nada mejor que hacer, el camino de Kings Landing a Essos era muy largo. Por lo que buscaba con que entretenerse.
Por otro lado la mujer sonrió y miro al niño nuevamente, se quedó observándolo un largo tiempo.
La mujer alzó la mano para acariciar la mejilla del infante ,"Vas a sufrir, cosita linda, pero tengo la sensación de que". La mujer hizo una pausa, y miro por dónde vinieron ". Vas a superar cualquier cosa, y no demasiado tarde, serás alguien grandioso. Quien sabe… Tal vez serás..." Dejando de acariciar la mejilla del chico, la mujer miro al frente, a la interminable agua que los rodeaba.
Miro hacia arriba y ella pudo deslumbrar algo en el cielo, una sombra masiva y dada su forma, supo al instante lo que era.
Otra de las varias sonrisas que ella ya había dado, se instaló en sus labios.
"Un gran Dragón". Ella sonrió.
Fin del Capitulo.
Bueno gente, espero le guste esta nueva historia. Cómo verán la otra no está terminada, cosa que es mi culpa. Pero ahora que estoy viendo Games of Thrones, me surgió está idea. No se si les guste o no, y si ese es el caso. Los invito a qué me dejen una reseña para saber que les gustó. Y bueno, como ya vieron Naruto y Jon son hermanos. Eso se me ocurrió de último momento.
Y con respecto a Raeghar, quería hacerlo un poco diferente a como lo describen en la serie y en los libros.
PD
Se crean, al final si se enteró; por eso fue la rebelión xd. Pero en fin. Agregue unas cosillas y corregi otras. En fin. Sin más me despido.
Recuento de Palabras 4,200. (es corto por qué apenas empieza, si saco capítulos próximos, saldrán más largos.)
Esta historia es nueva para los de fanfiction, pero ya llevo haciéndola un tiempo en Wattpad. Por si quieren verla, búsquenme en Wattpad con el mismo nombre:)
Bye.
