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CAPITULO 3 ¿ATRACCION O AMOR? I
ENTRE LAS NUBES NEGRAS EL ARCOIRIS INVADE I
Suavemente las hojas de otoño caen con gracia sobre mi cabeza, ¿Cómo poder imaginar que la vida y la locura puedan llevarte al borde del colapso? ¿Cómo poder imaginar siquiera que la vida pueda traerte amargos y dulces momentos? ¿Cómo amar y odiar? ¿Cómo querer alejarse y a la vez estar junto a alguien? ¿Cómo poder seguir viviendo sin vivir? ¿Cómo alguien puede darte el oxigeno sin ser aire?
La vida…el misterio que jamás puedes predecir
Porque ¿Qué seria de la vida si pudieras predecir cada paso de ella?
Es un Jaque mate que ella ya tiene ganada
Rayos
H.G.P
Estaba recostada en mi cama pensando en todo lo que paso ese día, desde que me levante con sed de venganza y una amarga sensación de todo lo que había discutido el día anterior con Arnold, y ahora…
Aun sentía la calidez de sus labios tan suaves como algodón sobre los míos, pero ¿Por qué demonios me besó?
Me sentía demasiado agobiada y confundida ¿Por qué rayos lo hizo?
¿Le gusto?
Me sonroje al pensarlo y me recrimine
¿Cómo puedo creer aun que le puedo gustar a alguien como el?
Estoy loca
Intente despejar mejor mi mente de aquel momento y baje a ver si había algo de comida.
En la cocina encontré a Miriam tirada en la mesa con una botella al lado, rodé los ojos mientras intentaba no pensar en lo patético que era mi vida.
Quizás por eso a cualquier tipo de muestra externa me quería aferrar, pero no podía aferrarme a Arnold solo porque tuviera sus momentos. No podía ni debía, además no era de confiar.
-Miriam -Susurre mientras la miraba con molestia -¿Hiciste algo de comer?
No se ni para que le preguntaba pero en verdad me gustaría que me dijera algún día si. Pero eso no pasaría, no en esta vida.
-¿Por qué me despiertas? -Comento molesta abriendo apenas los ojos y balanceándose por lo mareada que seguramente estará -Fastidias demasiado, Olga no era así
-Si ya se que Olga es tu favorita, solo preguntaba si hiciste algo de comer, Miriam, yo también soy tu hija sabes
-No…y deja de molestar -Me empujo levemente y con torpeza antes de pasar hacia la sala donde se fue seguir durmiendo.
Suspire mientras miraba la pequeña alacena improvisada y encontré unos chicharrones de cerdo, me negué a mi misma la idea de comerlos, la ultima vez había sido fatal y…no quería arriesgarme no ahora con mis emociones a flor de piel.
-Creo que mejor saldré un rato -Murmure mientras tomaba mi chamarra y salía del lugar
Me había cambiado de ropa en la escuela antes de salir, si Bob me viera vestida como hoy fui, me mataría.
Estaba absorta en mis pensamientos cuando de pronto choque con alguien. -¿Por qué no te fijas? -Pregunte molesta intentando permanecer sobre mis piernas
-Tu eres la torpe que viene distraída
Y si…era Arnold. ¿Por qué tenia que encontrármelo?
-Adiós Arnoldo -Susurre mientras daba media vuelta
Arnold no se dio por vencido por supuesto -Veo que te cambiaste de ropa, me alegra
-Si estaba cansada de moscas tan molestas -Dijo con sarcasmo
-Si -Susurro -No pareció molestarte en el salón hace rato -Dijo provocando que la rubia casi perdiera el piso
-¿Qué?
-Vamos Helga hace años que se que te gusto -Dijo pedantemente
Helga rodo los ojos -Quisieras tener esa suerte Arnold Shortman
-Se que la tengo -Dijo sonriendo con burla -Aunque sea patético estar enamorada de alguien que no te ama ¿no?
Helga sintió el golpe bajo que acababa de darle, pero tenia demasiada hambre y dolor de cabeza como para querer pelear con alguien tan idiota como el.
-Tengo problemas mayores que pelear contigo idiota -Comento mientras intentaba seguir
-¿Qué? Lastimar a pequeños inocentes para desquitar lo mal que estas en casa ¿no?
Helga lo miro con fastidio -Arnold si te caigo tan mal ¿Por qué me molestas tanto? Hasta hablarme seria un fastidio para ti ¿no? Porque para mi si lo es
Arnold movió los ojos hacia el otro lado en son de molestia -Claro que me molesta pero es satisfactorio poder molestarte como tu lo hacías siempre, ahora te entiendo
Helga se quedo pensando un segundo -Yo te molestaba por querer ocultar mis sentimientos hacia ti cuando era niña -Susurro mirándolo -¿Tu porque lo haces? -Enarco una ceja
-Por diversión y venganza -Dijo seriamente con una sonrisa perversa -Así que ya lo sabes, para que no te hagas ilusiones tontas y menos con lo que paso en la escuela
-¿Dónde quedo aquel niño que era la bondad y diversión de sus abuelos? -Pregunto Helga mirándolo directamente -Ellos no te enseñaron a ser así
-Te dije que no los mencionaras, Helga -Susurro entre dientes
-Es una duda -Comento Helga mirando al suelo -Lamento mucho lo que paso ese día
-Ya no importa
-Se que eso no es así
-No te metas en mi vida -Dijo molesto -Yo no lo hago en la tuya, no me pongo a decirte lo que seguramente tus padres querrían que fueras, se que quisieran que fueras como tu hermana, ella si es perfecta
-Sabes que…olvídalo, tienes razón -Miro al rubio desafiante -Estarían decepcionados de ti pero no es mi problema
El rubio iba a protestar pero la joven levanto una mano -Nos vemos luego Shortman
Y con eso se fue rápidamente dejando al rubio sin palabras.
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La noche era larga, lagrimas surcando por sus mejillas, sentía un dolor terrible en el pecho ¿Se merecía todo aquello? En verdad ¿No podía merecerse algo mejor que esto?
Se sentía miserable
Demasiado perdida y abandonada en la orilla del mar.
Suspiro mientras miraba por encima de su almohada, casi llegaría el amanecer, ya se veía claridad por ella.
Sus padres no eran los mejores si, pero si deseaba que ese pensamiento de que la querían fuera verdad, que no la despreciaran como todos.
Sus amigos la juzgaron también siempre antes de siquiera conocerla.
¿Por qué?
Ahora Arnold lo volvía a hacer…era como si esos pequeños días no hubieran existido, se abrió un poco mas en esos momentos con el y parecía que lo había borrado de su mente.
¿Por qué?
Escucho a Miriam caer en el piso de abajo y a Bob gritarle desde la otra habitación, estaba cansada pero no podía hacer nada.
Esta era su realidad
Su familia
Su presente por mas que deseara que fueran recuerdos que vagaban en su mente.
Como aquel día que Arnold la besó cuando estaba sacando su medallón de aquella maquina de los ojos verdes, pero no.
No era así
Suspiro mientras se ponía de pie, era imposible pretender dormir una hora, era mejor ya levantarse.
Se dio una ducha y se alisto para irse a la escuela.
Al llegar Rhonda le tenia preparado un atuendo diferente al que acostumbraba, dejo que la vistiera y arreglara como quiso, no tenia muchos ánimos así que pensó que al menos eso le levantaría el animo.
Una falda de mezclilla a la rodilla y una playera color negra con un pequeño estampado de calavera, sus convers y su cabello en una coleta.
Ambas caminaron después de hacer el cambio hacia su salón de clases, se sentía muy cansada pero intentaba concentrarse en sus clases.
Ese día le toco las primeras clases sin Rhonda.
Era un poco mas tortuoso, pero ya se había acostumbrado a no tener mas amigos que ella.
Realmente tampoco le daba tanta importancia. A veces las cosas cambian y los amigos no son por siempre.
Y su vida ya era muy desastrosa como para arrastrar también a sus amigos. Rhonda era otra cosa, el tema fue al acabar la clase.
Tomo sus cuadernos y los guardo en la mochila, sentía el mareo fuertemente al levantarse, se tomo del asiento para tratar de enfocar mejor su vista y poder continuar su camino, ya casi todos sus compañeros habían salido.
Pero entonces sintió un fuerte vértigo que provoco que se tropezara, pensó que iba a golpearse y ya no le importaba pero no sintió el suelo aunque dejo que su mente divagara hacia las penumbras.
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Abrió los ojos lentamente sintiendo la luz molesta de la habitación, tardo un rato en lo que se acostumbraba a aquella molesta luz y a darse cuenta de que estaba en la enfermería.
-¿Qué…que paso?
-No te levantes -Dijo enojado Arnold
Tenia que ser, pensó Helga.
-¡¿Por qué no?! -Dijo elevando su voz mas de lo que se había propuesto
-¿Por qué eres tan descuidada?
-¿Qué?
-Te desmayaste
-¿Y a ti que? -Pregunto malhumorada la rubia, pues no estaba nada feliz
-¿Por qué no te cuidas?
-¿A ti que te importa Arnold? No es tu problema
-No te conviertas en uno -Susurro molesto pero en su mirada se le veía un dejo de preocupación genuina provocando que la rubia se sintiera un poco mal.
-Mira…no es tu problema y…
-Come -Le paso una bolsa donde venia un sándwich y jugo, además de fruta.
Helga suspiro -No entiendo porque siempre de alguna manera u otra tu quedas involucrándote en algo que no te importa
Arnold no dijo nada, por lo que la rubia se concentro en comer.
Durante unos minutos ninguno dijo nada hasta que la rubia había terminado de comer.
-¿Lista?
-¿Para que? -Enarco una ceja dudosa
-Para ir a casa, dormiste casi todo el día
Helga se sonrojo levemente -¿Y porque te quedaste? Es mas ¿Por qué ahora has entrado a las clases?
Arnold la ignoro -Vamos ya
La rubia se levanto para seguirlo ya sin decir nada, se sentía bastante débil.
Llegaron al estacionamiento donde estaba el viejo packard del abuelo de Arnold, eso le trajo muchos recuerdos.
-Entra -Dijo sosteniendo la puerta para ella
Helga entro sin discutir, aunque debía cambiarse, ya vería como hacerle antes de entrar a la tienda que era su casa.
Estaba envuelta en sus pensamientos que no se dio cuenta donde estaban hasta que Arnold se detuvo.
-Esta no es mi casa Arnoldo
El rubio no dijo nada y se bajo para rodear el carro y abrirle la puerta -Baja
Helga lo miro extrañada -¿Enserio que hacemos en tu casa?
-Tengo que pasarte los deberes ¿O prefieres llegar sin nada mañana? Se que te gusta mantener tu promedio.
Helga lo miro expectante pero el rubio no añadió mas solo camino hacia la puerta de color verde para ingresar.
No supo porque pero lo siguió.
Al abrir la puerta se sentía un aire de nostalgia o eso sintió la rubia, Arnold camino tranquilamente hasta donde se encontraba la sala para saludar a una pequeña niña de 3 años que le sonrió dulcemente, se dio cuenta que Arnold era Arnold con esa pequeñita y sintió realmente celos tontos.
-¿Cómo estas vaquerita?
-Bien… -Dijo sonriente -Hermanito papa salió
-Lo se princesa me envio un mensaje
-Ok -Dijo sonriente mientras dejaba que su hermano la depositara en el suelo de nuevo y miro a Helga -¿Hola?
Helga se sonrojo levemente al sentirse descubierta por la hermana menor de Arnold -Hola…
No sabia que mas decir, nunca había estado cerca de la familia de Arnold desde hace un poco mas de 3 años.
Al menos no con todos, solo con una persona estuvo aun un tiempo después de ese distanciamiento entre ellos.
Puki.
Sintió un poco de dolor en el estomago al recordar a su vieja amiga.
-Ana te presento a Helga una compañera de la escuela -Dijo Arnold amablemente mientras la pequeñita se acercaba a saludarla
-Es muy bonita -Helga se sonrojo al sentir la mirada inquisitiva de esa pequeña -Me gusta tu falda
-Gracias, la diseño mi amiga -Susurro
-Oye tengo hambre -Dijo la pequeña mirando al rubio -Mama no cocino
Arnold suspiro
Se veía que tampoco era el paraíso ese hogar.
-Te hare algo enseguida, puedes seguir viendo la tele un rato mas
En ese momento el rubio miro a la joven y de inmediato volvió esa frialdad en sus ojos -Ven
No fue una petición al menos no le pareció eso a Helga, así que por reflejo lo siguió. Ambos llegaron a la cocina donde se encontraba Susie, Helga la recordaba estaba casada con Oscar.
Aunque ahora se veía algo diferente.
-Hola cariño
-Hola Susie -Saludo el rubio con cortesia
-No te preocupes Arnold ya estoy haciéndole algo de comer a Ana
-No…no es necesario yo…
-Vamos hijo somos familia y tu lo sabes
Arnold sintió un retortijón en su estomago pero no dijo mas que…. -Gracias Susie
-Por nada pequeño ¿Helga? -La miro sonriente –Oh por dios, estas tan hermosa cariño -La abrazo y Helga sintió extraño que alguien hiciera eso -¿Van a hacer un trabajo juntos?
-Si -Contesto rápidamente Arnold -Puedo encargarte a Ana entonces ¿por favor?
-Claro que si cariño, vayan a tu alcoba que yo me encargo de ella
-Gracias
Ambos se dirigieron hacia su cuarto, una vez dentro de ella, Helga sintió que dejaba salir el aire que no había estado consciente de estar reteniendo.
-¿Quieres que te pase lo que vimos en clase entonces?
Arnold no la miraba solo se concentraba en los apuntes que estaba sacando de su mochila y coloco la suya al lado.
-Si -Susurro quedamente la rubia
-Bueno empecemos con literatura -Dijo el rubio sacando su cuaderno para pasárselo a ella
-Gracias -Helga lo tomo tímidamente y se puso en silencio a hacer las anotaciones que el rubio había hecho
-¿Por qué tan callada Helga? ¿Estas sorprendida o confundida?
Helga no le miro prefirió seguir con lo suyo
-Me vas a ignorar ¿Eh?
-Arnold no tengo razones para hacerte caso, dices cosas incoherentes para mi -Comento la rubia con tranquilidad
-Bueno hablemos del ¿Por qué no comes?
Helga lo miro con molestia -No es tu asunto realmente
-Sabes que la anorexia puede ocasionarte graves problemas de salud
Helga se quiso echar a reír pero se contuvo pues veía un pequeño rastro de preocupación real en el rubio.
-No tengo anorexia
-Helga tu no….
-¿Acaso me has visto no comer nada nunca?
El rubio lo pensó un segundo para después negar con la cabeza -¿Por qué entonces?
-No es tu asunto
-Por tu culpa te tengo que soportar, mínimo quiero saber ¿Por qué?
-Dije no es tu asunto Arnoldo y no te pedí que me ayudaras, Rhonda pudo hacerlo
-Ella no esta en todas tus clases
-¿Y tu si no?
El rubio se encogió de hombros -Aunque casi no me veas si estoy en ellas, solo que me aburren
Helga rodo los ojos -Mejor dime tu Arnold ¿Por qué no quieres hablar de tus abuelos?
El rubio se tenso -Sabes bien porque
-Estarían un poco tristes de verte siendo como eres -Dijo sinceramente la joven
-¿Ya terminaste? -Pregunto cambiando el tema
Helga suspiro -Bien entiendo hay cosas que son difíciles de hablar, así que por favor ya no me preguntes tampoco cosas a mi, respeta
El rubio no dijo nada pero salió de su alcoba dejándola un momento sola, ese momento que aprovecho para echar un vistazo.
No había cambiado realmente su alcoba, había fotografías de él y sus abuelos, el con….ella, se sonrojo al ver esa foto, de él con Ana, su pequeña hermanita, de él con sus padres.
A todo esto
Sus padres.
Seguro no era la única con problemas de padres ausentes pero al principio no parecía ser ese un problema de los de Arnold se veían tan apegados a él, que por un tiempo tuvo envidia.
Helga miro en el librero y ahí estaba aun el libro de poemas que había perdido y Arnold aun conservaba, una zapatilla de cuando fue Cecile, que lejos sonaba ese recuerdo, tomo la zapatilla en sus manos.
-Hace mucho… -Susurro mientras intentaba no pensar en esa bonita cita aunque falsa con Arnold
No se percato cuando Arnold regreso hasta que él interrumpió sus pensamientos.
-Otra vez husmeando como siempre ¿Eh?
Helga se sobresalto tirando la zapatilla al suelo, se sonrojo levemente, mientras el rubio dejaba una charola con comida al lado y se dirigía a levantarla del suelo.
Quedo a milímetros de la joven quien intento retroceder pero no parecía funcionar su cerebro.
-Fue el mejor regalo de San Valentín
-¿Qué?
Arnold la miro saliendo de sus propios recuerdos -Siempre quise saber quien era sin saber que la traviesa estaba frente a mi
Helga se sonrojo
-Debo irme
-Primero come algo -Susurro un poco menos brusco que hace rato, algo que sorprendió a Helga.
-Mejor debería irme
-No seas necia Helga
La rubia le miro por un segundo su mirada se conecto con la de Arnold, el rubio dejo la zapatilla a un lado para posteriormente mirarla con mas amabilidad, se olvido del tiempo, del momento, de su enojo, de todo, solo miraba aquel mar tan hermoso en su mirada.
-Helga -Susurro el rubio mientras tomaba su rostro entre sus manos
Helga se sonrojo fuertemente pero permaneció callada. Arnold tomo eso como el permiso que buscaba para juntar sus labios con los de ella.
Helga sintió como los labios de Arnold intentaban hacer que ella abriera las puertas al paraíso, se resistió dos segundos antes de corresponderle el beso que le ofrecía.
Puso sus manos sobre el cuello del rubio, mientras el las bajaba a su cintura para acercarla mas a él.
De pronto el aire se le fue acabando de sus cuerpos y tuvieron que separarse.
Arnold la miro sin saber que decir, si estaba alterado de alguna forma por aquel acto no lo demostró.
Helga en cambio estaba sonrojada y no podía sostenerse en pie. Desviaba la mirada para no observarlo
-¿Aun sientes algo por mi? -La pregunta la tomo por sorpresa
-¿Qué?
-Se que me escuchaste -Dijo el rubio molesto
-No se a que viene esa pregunta y…
-Olvídalo, aunque sintieras algo por mi no me dirías ¿No?
-¿Por qué estas enojado?
-No lo estoy
-Parece que te enojara que no te diga te amo
-Olvídalo Helga
La rubia sintió como el rubio volvía a poner un muro invisible entre ambos y volvía a su coraza fría y cruel, le sonrió con burla mientras se acercaba al escritorio -Come, vuelvo en un momento
Y con eso ultimo salió de la alcoba
Helga solo sintió ganas de huir de ahí.
-Claro -Susurro, tomo su mochila y sus cosas antes de salir por el traga luz de la habitación del rubio.
No le daría el gusto de burlarse mas de ella.
