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Hola queridos lectores

lamento mucho la demora pero aqui les dejo un capitulo triple de esta historia :D espero que les guste aun mis ideas locas jejeje

no olviden dejarme reviews dan de comer jejeje :D

dejen sus votos de igual forma para que mañana actualice el fic que desean XD

muchas gracias a todos los que me leen y a todos los que dejan sus hermosos comentarios :D

saludos desde la CDMX de su amiga

Serenity Moon

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CAPITULO 11 AMISTAD Y AMOR II

COLORES DE SENTIMIENTOS I


A veces la vida puede llevarnos a una irracionalidad incapaz de comprender, a veces el dolor es tan abrumador que nubla el cerebro, que solo se puede ser capaz de expulsar el venenoso aguijón en forma negativa y no en positiva. ¿Por qué o como no hacerlo?

¿Qué es lo correcto e incorrecto en las acciones? Realmente pensando de una perspectiva diferente ¿Quién decide cual es el modo correcto de actuar ante alguna situación? Realmente la sociedad es quien decide juzgar a su propio criterio si estas o no haciendo lo correcto entonces ¿Esto es lo correcto?

¿Qué pasa si los criterios del otro no son acorde al nuestro? Por ello es ¿Incorrecto?

Maldita paradoja sin fin

H.G.P


Phoebe miraba con intranquilidad su teléfono, había querido acercarse a su amiga en la escuela pero todo el tiempo que la observo estuvo con Arnold y después con Rhonda, no quería hacerla sentir algo incomoda ¿O ella era la que se iba a sentir incomoda?

Aun recordaba como fue que terminaron por alejarse una de la otra…

Gerald era un chico popular desde que salieron de la secundaria y por supuesto que no fue diferente a la preparatoria. Gerald se coloco como líder por el equipo de basquetbol, el también sufrió las consecuencias de la popularidad.

Al principio ella misma ni siquiera se había querido acercar al moreno, pues estaba siendo envuelto en ese mundo, incluso era algo déspota con sus amigos de la infancia, hasta escucho que había sido cruel con su propia amiga. Cosa que fue lo que derramo el vaso en su momento.

Pero luego pasaron cosas…

Arnold se quebró y con el se quebró también Gerald.

Quizás sonara algo exagerado o quizás la gente podría decir que no tendría porque afectarle al moreno pero la realidad es que Gerald considera a Arnold como un hermano y lo entendía perfecto.

Cuando Helga se estaba cayendo y sumiendo en una soledad y tristeza era un muro inquebrantable que se ponía entre ambas que le costaba poder escalar. Sentía que no podía mas y eso la frustraba.

Si, de cierta forma el quiebre de Arnold provoco que ella y Gerald ahora estén juntos y se odiaba por pensar que fue lo mejor.

Siempre le gusto ese moreno y por supuesto que el cambio que tuvo fue favorable para ella principalmente, dirían algunos pero…para el también, maduro.

Y eso era bueno.

Pero con ello hubo un costo muy caro, termino definitivamente por alejarse de Helga, su amiga.

La popularidad que ya tenia por ser la primera de la clase y la chica mas amable de la preparatoria comenzaron a tener frutos positivos por primera vez, y que el chico mas popular de la escuela y ella salieran enloqueció a muchos de mil formas.

Así que Helga decidió que era mejor no volverse a hablar en la escuela, ella solita se fue alejando.

Sintió rencor hacia su amiga por hacerlo pero ¿Cómo decirle que no? A veces estando entre sus nuevos amigos criticaban a Helga y no quería sentir que eso mismo dijeran de ella.

No es la chica mas segura del mundo, entonces…lo dejo pasar.

Ahora ya no sentía que aquello fuera lo mas inteligente que hizo, es mas todo lo contrario, se sentía una total idiota.

-Hay Helga…si supieras cuanto te extraño -Susurro mientras dejaba de lado su teléfono para poder concentrarse en su tarea.

La vida continua, la vida antes de que su amiga se alejara era maravillosa pero ahora no sabia como traerla de vuelta como antes y con ello mantener su vida actual.

La vida era complicada.

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Gerald miraba la casa de huéspedes con algo de melancolía, habían sido años sin poder entrar a esa casa, no solo por el hecho de que Arnold y el se alejaran, también era por el dolor de entrar y no encontrarse al malhumorado abuelo de Arnold o a su loca abuela.

Sonrió melancólicamente -Tambien los extraño -Susurro mientras caminaba para seguir su camino.

-¿Gerald?

El moreno dio media vuelta y se encontró a Arnold quien llegaba a su casa, acompañado nada mas que por Helga.

Sentía un poco de envidia pero a su vez…miraba a su amigo del alma con ese brillo de felicidad que no le veía desde hace tanto, que lo demás no importaba.

-Arnold -Sonrió mientras se acercaba -¿Cómo estas?

Arnold sonrió tranquilamente -Bien

-Geraldo -Saludo la rubia con una sonrisa burlona -Bueno Arnold creo que te esperare adentro ¿Esta bien?

Arnold le miro con una tierna sonrisa -De acuerdo, puedes esperar en mi habitación ahora subo

Helga asintió mientras se dirigía hacia la casa. Una vez solos Arnold miro a su amigo

-¿Cómo estas? -Pregunto mirándolo con algo de culpa, Gerald siempre quiso permanecer pero estaba encerrado en su dolor que no pudo ver nada mas que eso.

-Bien viejo, me alegra mucho que estes feliz -Dijo sinceramente

-Gracias Gerald, en parte también te lo debo a ti

-¿A mi?

Arnold asintió -Su teléfono tu me lo pasaste ¿Recuerdas?

-¿No hubieras insistido hasta que ella accediera a algo mas? -Pregunto enarcando la ceja con duda

-Quizás, pero me hiciste mas fácil las cosas

Gerald sonrió -Si lo ves así, me alegra haber ayudado a mi hermano de alguna forma

Arnold sonrió con culpa -Lo siento

-Entiendo Arnold, necesitabas espacio y no…no debió ser fácil

El rubio asintió -Sabes que yo también te considero un hermano ¿Verdad?

-Lo se -Extendió su mano hacia el rubio quien sin dudarlo el estrecho e hicieron su saludo de siempre -Espero que podamos salir los cuatro un día de estos, a Phoebe le daría mucho gusto

Arnold sonrió -Claro, no creo que a Helga le moleste

-Luego puedo venir ¿Entonces? -Dijo Gerald entendiendo que el rubio estaba dispuesto a volver a ser ese niño de antes

-Claro Gerald

-Gracias

-Nos vemos luego entonces -Dijo el rubio ingresando a la casa de huéspedes.

Gerald sonrió mientras pensaba en lo feliz y en la gran recompensa que acababa de tener gracias a la rubia.

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Arnold miraba a Helga con una sonrisa tierna, ella se había quedado dormida un rato en su cama, habían estado estudiando toda la tarde y aunque no quería despertarla debía hacerlo, pues comenzaba a hacerse tarde.

-Amor -Susurro dándole un tierno beso en la mejilla

Helga sonrió entre sueños pero no abrió los ojos.

-Cecile, es hora de despertar -Volvió a besarla

-No quiero -Susurro

-Debemos ir a tu casa, cariño

-No -Susurro dándose la vuelta, el rubio se acostó a su lado ahora que tenia un poco de espacio

-¿Te despierto entonces?

-Suerte con eso -Susurro mientras se acomodaba de nuevo, quedando totalmente de espaldas hacia el rubio.

Ese día Helga llevaba una falda por lo que sin poder evitarlo el rubio observaba sus piernas largas y blancas, ya que al darse la vuelta se destapó. Comenzó a sentir un poco de calor.

-Geraldine -Susurro mientras pasaba un brazo por el cuerpo de la rubia, sintió su calor y comenzó a sentir mas calor del que ya sentía -Vamos mi amor -Susurro observando la oreja de la rubia, de pronto sintió el impulso de besarla. Helga se estremeció bajo su brazo, escucho un pequeño suspiro salir de sus labios.

Sonrió mientras seguía besándola, provocando que ella se diera la vuelta para quedar boca arriba, el rubio la miro con amor -Hola dormilona

-Hola Romeo -Dijo aun un poco somnolienta

-¿Cómo dormiste? -Pregunto dándole un beso cerca de sus labios

-Bien -Susurro sintiéndose abochornada por la ternura del rubio

-Me alegra -Se detuvo a mirarla un segundo, antes de pegar sus labios a los de ella, Helga lo recibió gustosa.

El beso comenzó de manera tierna y dulce, saboreándose mutuamente y disfrutando de la caricia con tranquilidad, pero para Arnold comenzaba a ser poco, se subió con suavidad al cuerpo de la rubia quien quedo debajo de él, sintió el cuerpo de su amado y una de sus manos en la cintura y la otra en su cuello.

De pronto hacia aun mas calor.

Arnold comenzó a direccionar sus besos hacia el cuello de la rubia quien tenia sus manos en el cuello de él.

El rubio entendió que no le molestaba por lo que comenzó a subir su mano hacia el busto por debajo de la blusa de la joven quien al sentir su mano dejo salir un pequeño gemido entre sorpresa y placer.

Comenzó a sentir la agitación del rubio, se sentía que estaba sediento como si estuviera en un desierto, era abrumador sentir que la deseaba como un hambriento a la comida.

Volvió a besarla, intento seguir su ritmo mientras posaba sus manos temblorosas en sus mejillas, sintió como Arnold pegaba sus caderas a la de ella, soltando un pequeño gemido dentro de sus labios, comenzó a sentirse un poco mareada y sin respiración por lo que comenzó a separar un poco sus labios de los de él.

-No…no…cre…no creo que esto… -Dijo mientras el seguía besándola

El rubio la miro agitado y ansioso, lo observaba en su mirada. -¿No…? -Carraspeo un poco antes de continuar -¿No quieres?

-No…no digo…si…pero -Helga le miraba con algo de temor ¿Y si decía que no y la dejaba?

Ella sabia perfectamente la fama que tenia Arnold en la escuela y aunque la primera vez que lo escucho no lo quiso creer…el saber que si se acostó con al menos dos o tres de las chicas que tuvieron que ver con el, fue algo triste para ella. No sabia como manejar lo que sentía y sabia que eso no debía importarle pero…de cierta forma importaba.

-Te amo Geraldine -Dijo mirándola con ternura sorprendiéndola con la claridad de luz que se miraba en sus ojos verde esmeralda -No te voy a obligar a nada

Helga se sonrojo levemente -Lo…se

-¿Te molesta?

Helga bajo la mirada y negó con la cabeza, Arnold sonrió de lado complacido. -Te deseo -Susurro cerca de ella mientras volvía a unir sus labios con los de ella.

Helga subió sus manos hacia el cuello de Arnold mientras este la besaba con ternura y pasión, había dejado su mano sobre el pequeño melocotón de la rubia, comenzó a acariciarlo nuevamente sintiendo como su pequeño pezón de la rubia estaba poniéndose duro.

Helga sentía como el recargaba su cuerpo contra el de ella, sentia el bulto del rubio, sintiéndose mas acalorada pero también…también lo deseaba.

Aunque su mente ya no razonaba en realidad.

Lentamente el rubio hizo un camino de besos hasta llegar al cuello de la rubia se instalo ahí unos instantes mientras Helga dejaba que la caricia le llenara de placer.

Luego comenzó a hacerse camino para el hombro y pecho de la rubia quien respiraba agitadamente mientras el rubio comenzaba a descender la blusa de ese lado, la miro estaba sonrojada al máximo pero no lo detuvo.

Descubrió el pequeño seno de ese lado de la rubia y lo admiro excitándose mas, lentamente comenzó a dar pequeños besos tiernos hacia el mismo, cuando estaba aproximándose a poder saborearlo por completo y con Helga temblando bajo el agitada, alguien toco la puerta.

Arnold gruño un poco por lo bajo respingando al igual que Helga.

-¡¿Quién?! -Pregunto un poco mas fuerte de lo que esperaba

-Soy yo Arnold ¿Estas bien?

-Diablos -Susurro el rubio levantándose, Helga de inmediato se cubrió y se acomodo la ropa y el cabello. -Si estoy bien mama, ahora bajo

-Bueno…es que…me dijo Susie que tienes visitas

Arnold rodo los ojos

-Aja, es Helga ahora bajo Stella

La mujer solo dijo un oki, mientras se alejaba de la habitación de su hijo.

-¿Se molesto? -Pregunto la rubia

-No lo creo, hace mucho que mis padres…no…no me ponen tanta atención, hasta ahora. -Dijo encogiéndose de hombros

-Y eso es molesto para ti, supongo ¿No?

El rubio la miro con ternura -Lo que me molesta mas es estar sin ti, Geraldine

Helga se sonrojo -Lamento mucho…mmm bueno…

-Ya te lo dije…no pienso obligarte a nada es solo que… -Dijo mientras le daba un beso en la mejilla -Te deseo amor

Helga desvió la mirada pero respondió -También…es solo que…

-No te preocupes -Dijo al ver como se callaba de inmediato

-¿Estas molesto por eso?

Arnold negó con la cabeza -Por supuesto que no mi amor

-Gracias -Susurro Helga -Te amo cabeza de balón -Dijo mirándolo con amor infinito

Arnold miraba su cristalina mirada que denotaba total sinceridad, sonrió lleno de felicidad.

-También te amo Geraldine

Se dieron un ultimo beso antes de salir hacia la casa de la rubia.

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Brainy miraba con una sonrisa al señor Pataki quien estaba colérico al mirar aquellas fotografías que el rubio le había enseñado.

-¿Esta bien señor Pataki?

-Esto…esto no es verdad…mi hija…no

Brainy sonrió de lado mientras con voz inocente fingida comentaba -Lamento haberle enseñado esto, es solo que pues…me pareció raro cuando me comento el otro día que Helga había ido con Alan al cine y yo la encontré con Arnold. Supuse que ella se lo había dicho

-No… -Susurro molesto

-Bueno solo quería enseñarle esto porque realmente estoy preocupado, soy amigo de Helga y se que Arnold solo quiere acostarse con ella, es lo que el hace en la preparatoria, seduce jóvenes inocentes como Helga para después botarlas

-Gracias -Lo miro con molestia -Se ve que eres un buen joven

-Y quiero a su hija

-Gracias otra vez -Dijo intentando respirar -Ahora vete de mi casa

-Claro señor Pataki, nos vemos

-Adiós

Brainy salió sin decir nada mas, Bob miro como salió de su pórtico para posterior asomarse un momento a la calle y entonces vio algo que no le dio la tranquilidad que buscaba.

En la esquina Helga estaba abrazada a ese maldito rubio con cabeza de balón.

-¡Helga Geraldine Pataki!

Ambos jóvenes se sobresaltaron al oír el grito colérico del padre de la rubia.

-¿Papa? -Pregunto con nerviosismo y temor la joven mientras se separaba del rubio, pero su padre no la miraba sino a Arnold se fue sobre de él.

-No quiero…no quiero volverte a ver cerca de Helga, jamás en tu vida ¿Comprendes? -Le miro con molestia -A mi hija no le harás nada de lo que acostumbras a hacer, ya me advirtieron y te advierto que, si no te alejas de ella, no tendré piedad sobre ti y tu familia

-¡Papa!

-¡Tu cállate! -Miro al rubio de nuevo con molestia, pero Arnold no retrocedió ni un milímetro y tomo la mano con fuerza de Helga.

-Lamento no hacerle el menor caso señor Pataki, pero amo a Helga y no pienso separarme de ella, no importa lo que haya sido en el pasado, solo importa mi presente y ella…es todo lo que hay ahora. -Dijo con firmeza -Nadie hará que me aleje

Bob le miro con enojo lo tomo de la solapa -Mas te vale que hagas caso, no juegues con fuego, puedes quemarte mocoso

-¡Papa suéltalo!

-No le tengo miedo -Susurro mirándolo desafiante

-Arnold vete por favor -Susurro Helga intentando separarlos -Por favor

El rubio tomo las manos de su padre y lo aventó para zafarse -Solo me iré por ella me lo pide pero le repito no le tengo ningún miedo -Miro a la rubia -Te amo -Susurro mientras la abrazaba rápidamente y le daba un beso en la mejilla mientras daba media vuelta y miraba de nuevo a Bob con molestia

Helga sintió la mano fuerte de su padre tomándola del brazo para halarla hacia dentro de la casa.

-¡Hablo enserio Helga, no te quiero volver a ver cerca de ese niño idiota!

-¿Qué ocurre? -Pregunto con miedo Olga, escuchando todo el escandalo

Aventó a la rubia hacia el sofá.

-¡No tendré a una cualquiera en mi familia!

Helga sintió dolor al escuchar las palabras de desaprobación de su padre pero no se quedaría callada.

-¡No lo hare Bob!

-¡Eres menor de edad, estas bajo mi custodia y yo te mantengo, harás lo que yo te diga!

-¡Tu no puedes decirme a quien debo o no amar!

-El no te conviene Helga y no hay nada que discutir en eso -Se acerco a la rubia mientras ella le miraba con sus ojos nublados por las lagrimas acumuladas -Sino me haces caso, no volverás a la preparatoria Hillwood te iras de aquí y por supuesto no volverás a ver ni a Arnold ni a nosotros, hasta que sea el día de tu boda con Alan Redmond ¿Entendiste?

-¡Me voy de tu casa entonces!

-¡Hermanita no…!

-¡Yo no soy tu Olga, no tengo miedo! ¡No renunciare a mis sueños y deseos solo por deseos idiotas de nuestro padre! -Dijo molesta

Bob dejo caer una mano sobre su mejilla, haciendo que Helga cayera al suelo. Ella le miro sorprendida y dolida. Bob nunca le había puesto una mano encima, amenazaba con todo aquello pero jamás lo había visto tan fuera de si.

-¡Entiende que eres nuestro futuro niña estúpida! ¡Si no te casas con el heredero de la empresa Redmond, nos volveremos a quedar sin nada!

Helga sollozo -¿Eso es todo lo que te importa? -Lo miro con las lagrimas cayendo sobre sus mejillas -¿Yo…no te importamos papa? -Dijo llorando sin poder evitarlo

-Los negocios son importantes, sin dinero ni poder no eres nadie Helga, ¿Qué no has entendido?

La rubia cerro los ojos -Prefiero no ser nadie pero…el amor

-El amor es una tontería ¡¿Qué no te das cuenta?! -Dijo molesto

-¡No lo es! ¡No es mi culpa que tu no sepas amar!

Bob intento pegarle de nuevo pero Olga lo detuvo -¡No papa ya basta!

Comenzaron a forcejear un poco y a pelear, Helga lo único que pudo hacer fue escapar…corrió lo mas rápido que pudo fuera de su casa, no se detuvo ni un segundo hasta que llego a la casa de huéspedes donde hacia poco Arnold había ingresado y se enfrentaba a una discusión con Stella, quien no estaba de acuerdo con la relación tampoco, pero era por una sola razón.

Bob Pataki era un hombre que no era de fiar y tenia un mal carácter. Justo como lo demostró ya.

Arnold abrió la puerta en cuanto la escucho y observo a su amada rubia pálida y llorando, eso sin contar su mejilla sonrojada como si hubiera recibido un golpe.

-¿Helga? ¿Qué ocurrió amor? -La tomo pero ella solamente se abrazo a el temblorosa.

-No…no puedo seguir en casa… -Susurro entre sollozos -Arnold….no…no quiero

-No te preocupes amor, tranquila

-Gracias -Dijo con un nudo en la garganta

A lo lejos un rubio miraba con molestia la escena.

-Eres un idiota Brainy -Dijo una joven pelinegra -Esa jugada no era la adecuada

-Quiero ver que haces tu, solamente perseguir como zorra a Arnold ¿no?

La joven le miro con enojo

-Al final es hombre como tu, el volverá a estar conmigo, ya veras -Dijo sonriendo

-Lo dudo…Bob era nuestra salvación, pero no contaba con que Helga no le haría caso a su padre

-Yo creo que era más que obvio

-Bien ¿Qué harás entonces?

-Eso no es de tu incumbencia -Dijo mirándolo con burla -Pero ya veras, adiós

El rubio no dijo más, pero estaba que ardía de celos por lo que estaba pasando, quería que Helga fuera solo para él, era como debía ser, él se lo merecía muchísimo más que Arnold, ese rubio con cabeza de balón había sido siempre un idiota y él siempre había estado con ella, siempre cuidándola, como su ángel, él lo merecía todo de ella.

-Y así será -Susurro mirándolos con una sonrisa maliciosa