PARTE 14 Cuánto Pierden

~o~

Ni bien Honoka salió de la zona junto con White, notó que Nagisa se acercaba corriendo y le hacía señas. La mecánica detuvo a su MS y lo hizo ponerse en una rodilla para poder levantar a Nagisa con la enorme mano mecánica y acercarla a la cabina. Ni bien tuvo acceso al interior, Nagisa de inmediato entró y abrazó a Honoka con fuerza. Un abrazo incómodo considerando que Honoka seguía asegurada al asiento del piloto.

"¡Qué bueno que no te pasó nada!" Exclamó Nagisa, su voz teñida por el miedo y quebrada por culpa de lo que había visto.

Todos notaron cuando los láseres del Dilanza de Lauda estuvieron a punto de disparar a pesar de ya haber sido derrotado. Lo peor llegó cuando las lecturas de energía se dispararon, Miorine se los dijo porque estaba monitoreando el duelo por medio de su Tablet y se alarmó.

"¡Pensé que te iban a lastimar! ¡Me asusté mucho!" La voz de la pobre piloto sonaba angustiada en serio.

Honoka tuvo que quitarse como pudo los seguros del asiento para poder abrazar a Nagisa y tranquilizarla. "No pasó nada, no te preocupes. Los escudos de White son resistentes, la cabina también. No me hubiera pasado nada malo", explicó Honoka con calma mientras le daba algunos cariños a Nagisa en la espalda y la cabeza, quería reconfortarla, quería darle a saber que si incluso Lauda hubiera disparado, no le habría pasado nada realmente letal. Le tenía mucha confianza a su MS, eso era visible. "Calma, calma, ya pasó".

De pronto Nagisa se enojó, parecía como si ella hubiera sido la víctima del claro intento de agresión y no Honoka. Se separó de Honoka de golpe, claramente enfadada.

"¡Nada de calma!" Reclamó Nagisa mientras encaraba a su futura jefa con exagerado enfado. "¡Ese loco casi te dispara con láseres de potencia real! ¡Pudo haberte lastimado en serio!" Continuó gritando ante una calmada Honoka. "¡Pudo haberte matado! ¡No puedo creer que no estés ni un poco nerviosa! ¡Yo casi me muero del susto! ¡Argh, no puedo creerlo!"

Apenas terminó de gritar ante la paciente presencia de Honoka, tomó aire y la encaró con más calma. Sacar eso de su pecho se sintió bien.

"¿Estás bien?"

"Estoy bien, no te preocupes", Honoka se animó a tomar las manos de Nagisa para estrecharlas con gentileza. "Confío en la resistencia de mi MS, cualquier daño hubiera sido mínimo y de todos modos pude haberlo dejado fuera de combate en la posición en la que lo tenía", explicó con dulce voz.

"A veces me pregunto si conoces el miedo", murmuró una incrédula Nagisa.

"Oh, lo conozco, simplemente no dejo que me nuble los pensamientos, mucho menos en una situación de emergencia".

Nagisa finalmente sonrió, ese era otro de los "encantos" de Honoka, cada vez comprendía mejor todos los reproches que Miorine le dedicaba a Honoka cada que tenía oportunidad, también porqué se refería a ella como "demente" sin dudarlo.

Honoka estaba demente.

"Me alegra que no te pasara nada".

"A mi también, no me gusta que White tenga daños tan severos".

"Honoka..." Nagisa bufó, "estoy hablando de ti y de tu integridad física", un pesado suspiro abandonó su cuerpo. "Me rindo... Ahora dame otro abrazo, anda".

La mecánica rió y le dio un apretado abrazo a Nagisa, un abrazo fuerte y breve antes de soltarla.

"No te haría daño fingir un poco de nervios al menos, Honoka", reclamó Miorine apenas llegó.

Nagisa salió corriendo luego del incidente para poder encontrarse con Honoka. Suletta también quiso ir pero Miorine la tranquilizó y le dijo que Honoka estaba bien, que ella se preparara para su duelo y que tuviera cuidado por si a Jeturk se le ocurría alguna idea similar.

"Confío en mi MS", reiteró Honoka mientras miraba a su amiga.

"Me alegra que tengas tanta confianza. Anda, guarda a White para que podamos estar atentas al duelo de Suletta".

"De acuerdo".

"Cuida de ella, Nagisa, por favor".

Nagisa puso mala cara. "Eso intento, no se deja".

Honoka rió de manera linda antes de cerrar la cabina de White, con Nagisa adentro todavía, para poder guardar su MS en el Hangar que le correspondía y estar, como bien dijo Miorine, atentas a que Suletta estuviera a salvo en su duelo contra Jeturk.

Fue el turno de Nagisa de quedar en las piernas de Honoka mientras le ayudaba a asegurarse al asiento una vez más. En serio le sorprendía la calma de Honoka, pero no tardó en comprender que era normal que Honoka supiera mantenerse serena, sería la futura presidenta de una compañía poderosa en la Tierra, una compañía a la que los Spacians no le tenían mucha estima pero de la que tampoco podían deslindarse por mucho que quisieran.

Y ahora que lo pensaba, si Honoka hubiera mostrado miedo o nervios ante algo como eso, los demás la hubieran visto vulnerable, débil, y eso era algo que Honoka no podía permitirse. No podía creer que pudiera sentir más respeto por esa alocada chica.

El silencio se hizo en la cabina y entonces Nagisa lo notó:

Las manos de Honoka estaban temblando. Un temblor pequeño, un temblor apenas notorio.

"Honoka..."

La mecánica mantuvo su gesto imperturbable. "Todo estará bien, te lo prometo".

Nagisa asintió y abrazó a Honoka una vez más mientras se dirigían al hangar. Ésta vez sí sentía como si la estuviera protegiendo.

Mientras tanto, Earth House ayudaba a Suletta con sus preparativos. El incidente de Lauda y lo que casi pasó todavía flotaba en el ambiente, muchos temían que el mayor de los hermanos llegara a intentar algo similar en caso de perder, por lo que ni uno de ellos se contenía en pedirle, en rogarle a Suletta que se cuidara mucho.

"No se preocupen, Calibarn puede contra ese tipo de disparos de potencia completa", aseguró Suletta de inmediato, ya se encontraba dentro de su Gundam. "Si llegara a suceder algo así, no sufriremos mucho daño.

[Soy muy resistente, no me pueden asustar con sus láseres.]

Fue la inmediata respuesta de Calibarn en el monitor principal, haciendo a su piloto sonreír.

"De todos modos ten cuidado", sonó la voz de Miorine, "resistente o no, no quieres que tu compañero salga dañado, ¿verdad?"

"¡N-No! ¡No quiero que le pase nada malo a Calibarn!"

"Entonces procura que Jeturk no te sorprenda con alguna estupidez", Miorine se preocupaba por su Prometida, y por supuesto que se preocupó por Honoka, pero al menos su Prometida mostraba un poco más de preocupación por la seguridad de Calibarn y su propia seguridad. "Mantente atenta y no temas en tomar distancia si sientes que el asunto se pone peligroso".

"¡Entendido!"

"¡Tú puedes, Suletta! ¡No dejes que Jeturk te gane a tu Prometida!" Sonó de pronto la voz de Chuchu. Ya que Suletta había recibido las advertencias ahora tocaba darle ánimos.

"¡No dejaré que nadie se lleve a la señorita Miorine!" Respondió Suletta de inmediato, su voz mucho más firme. "Yo soy su Prometida", agregó con firmeza.

Semejante respuesta fue demasiado efusiva a opinión de los miembros de Earth House, Chuchu incluso puso una cara de asco. Miorine pudo sonrojarse sin que nadie la molestara, estaba a nada de llegar con los demás a la zona de control.

"Por cierto, ¿cómo está la señorita Honoka?" Preguntó Suletta enseguida.

"Entera e igual de demente, no te preocupes por ella", respondió Miorine. "Por ahora concéntrate en tu duelo".

"¡A la orden!"

[Vamos, Suletta, no podemos fallarle a tu Prometida.]

"No quiero perder a mi Prometida, ya estamos saliendo", fue la tímida respuesta de la chica.

[No dejaremos que nos tomen por sorpresa con ataques tramposos.]

"Me alegra que no le pasara nada malo a la señorita Honoka".

Y a quien también le alegraba que no pasara nada malo era a Guel. Fue él quien recibió a su hermano, que lucía derrotado y frustrado, el haber perdido y casi cometido un error de proporciones legales lo tenía de un humor insoportable. Guel simplemente lo mandó a Jeturk House a descansar, Petra se ofreció a escoltarlo. Ahora la presión sobre los hombros del hermano mayor era más grande. Tenía que ganarle a la Bruja a como diera lugar, sólo así podría pedirle a su padre que no sacara a Lauda de la escuela.

Todos en Jeturk House animaban a Guel, que tenía un nuevo MS enviado por la compañía: el Daribalde, un MS especializado en combate cuerpo a cuerpo, increíblemente resistente y con una versión mejorada de la IA de toma de decisiones. Guel tendría que usarla de nuevo, daba igual que la idea le gustara o no...

"El resultado es la única verdad", murmuró Guel mientras se aseguraba el casco y entraba a la cabina del Daribalde.

El duelo comenzó unos minutos después y ambos pilotos se presentaron en la zona. Todos quedaron sorprendidos al ver el nuevo MS de Jeturk, era una máquina bastante elegante y de pesada apariencia, irradiaba poder en cada placa de metal de su enorme cuerpo. Incluso Suletta pareció sorprendida.

[Nada mal.]

"Parece un MS pesado, debe ser muy resistente", murmuró Suletta.

[Midamos primero lo que puede hacer, así no nos tomará por sorpresa.]

"¡Sí!"

Luego de las presentaciones y el juramento de protocolo previo al duelo, la batalla finalmente comenzó. Guel no tenía tiempo qué perder, entre menos oportunidades le diera a la Mercuriana de estudiar sus movimientos, menos podría enfrentar al Daribalde. Ese MS estaba bastante completo, su padre no paró en listar todas las ventajas de esa maquina y Guel tenía que exprimir toda su capacidad y mostrar a todos que sus MS eran mejores que esos MS chatarra de la Tierra, incluso más poderosos que un Gundam y su Bruja.

Pero la Bruja no tenía en planes perder ese duelo.

"¡Vamos, Calibarn!" La Tormenta de Datos de inmediato hizo brillar las marcas en el cuerpo de Suletta,

[¡Sí!]

Ante los sorprendidos ojos de todos, el Daribalde liberó varios drones de ataque que de inmediato trataron de alentar el feroz avance del Calibarn, pero éste los evadía con rápidos movimientos asistidos por el propulsor del enorme y pesado Rod Rifle. Apenas la distancia se cerró un poco más entre ambos, el Daribalde activó los sables láser instalados en sus antebrazos y comenzó a atacar al Calibarn directo a la cabeza, y justo cuando éste intentó tomar distancia, una garra retráctil salió disparada y se aferró a una de las piernas de Calibarn para impedirle todo escape.

Guel trabajaba a consciencia con la IA, al haber más armamento disponible, le dio a la IA el control de los drones y las garras, todo para mantener al Gundam bajo control e impedirle evasivas, mientras que él se encargaría del resto de los ataques. El chico no planeaba perder, no cuando podría recuperar a Rembran, salvar a su hermano, tener la confianza de su padre una vez más y poder hacerse de la Mercuriana también.

Quería demostrarle a Suletta Samaya que podía seguir haciendo un gran trabajo.

Por alguna razón quería volver a escuchar esas palabras llenas de sinceridad.

[Éste MS está dando más problemas. Hace muchas cosas a la vez.]

"¿Crees que esté usando una IA?" Preguntó Suletta mientras hacía lo que mejor podía para trabajar a la par de Calibarn y defenderse de los ataques de los sables con sus escudos, de momento quería mantenerse precavida y a la defensiva, ese MS parecía demasiado pesado como para levantarlo como si nada, podría dañar las extremidades de Calibarn si era muy pesado.

[Es posible. Sólo nos queda dejarlo en una posición adecuada para poder dispararle nuestro mejor rayo, eso posiblemente lo detenga.]

"Y si no, podremos debilitarlo lo suficiente para poder someterlo y destruir su antena".

Y con ese plan, Calibarn y Suletta atacaron.

Por su lado, la confianza de Guel crecía conforme veía que tenía a distancia al peligroso Gundam y que hasta el momento él tenía control del duelo. Nada mal, ¡el Daribalde era fantástico!

"Voy a ganar", murmuró Guel con una recuperada sonrisa.

La batalla seguía y quienes la presenciaban podían asegurar que era una de las mejores batallas que se habían presentado hasta el momento. Aunque el Daribalde de Guel Jeturk daba la impresión de tener la ventaja en el combate, el Gundam Calibarn de Suletta Samaya simplemente no se dejaba atrapar por todo el arsenal de armas de su oponente, los drones de ataque la mantenían en movimiento, un movimiento limitado por culpa de las garras.

Miorine no podía evitar tensarse, era obvio que Jeturk estaba dando lo mejor de sí, admitía que era un buen piloto cuando debía serlo, pero Miorine confiaba en Suletta y que pronto se acoplaría al modo de combate de Jeturk y le daría la vuelta a ese combate. No quería interrumpir la concentración de Suletta pero sentía la necesidad de darle el empujón que necesitaba para soltarse y demostrar todo de lo que era capaz.

Ya para esos momentos, Nagisa y Honoka estaban con ella y Earth House en la sala de mando.

"Nunca lo había visto pelear así", Honoka estaba francamente sorprendida. "Ese MS está bastante completo".

"Según los registros, es el MS de nueva generación de Jeturk Heavy Machinery", informó Lilique. "Cuenta con un arsenal completo de armas y escudos, drones de ataque, garras prensiles y hasta cuatro sables láser".

"Eso es demasiado para un sólo piloto", comentó Miorine.

"Sí, y para apoyarse cuenta con una IA de toma de decisiones", completó Lilique.

"Oigan, no quiero sonar a ave de malagüero, pero Suletta parece tener problemas", murmuró Ojelo, visiblemente nervioso y no sólo por su apuesta. Si Suletta perdía, tendría que dejar Earth House y eso era algo que ninguno de ellos quería.

"Suletta no dejará que nadie le gane el título de Holder, prometió mantenerlo", dijo Nagisa de inmediato, estaba nerviosa también pero confiaba en Suletta.

Miorine suspiró hondo y tomó control del comunicador.

"Suletta, ¿cómo te encuentras?"

"Estoy bien, señorita Miorine, tengo todo bajo control, sólo espero una buena oportunidad", fue la inmediata respuesta de Suletta, sonaba agitada y sólo su Prometida sabía que era por culpa de la Tormenta de Datos.

"Ya debes saber que ese MS tiene una IA, y seguramente esa IA debe estar alimentada con tus batallas pasadas", continuó Miorine. "Todo éste tiempo has estado batallando con lo que has aprendido aquí en la escuela... Ahora pelea como lo hacías en Mercurio, no tienen ningún dato de eso".

"¡Cierto!"

No era necesario ver a Suletta para saber que estaba emocionada.

"Termina éste duelo pronto, gana, y haremos eso de los Pockys que me dijiste".

Eso llamó la atención de todos los presentes. Miorine seguía con su gesto serio y frío, cortó la comunicación luego de eso. Se arriesgó a mucho, pero la princesa de la escuela no pensaba dejar que su Prometida perdiera ante un oponente como Jeturk. ¡No pretendía que ese salvaje le arrebatara a Suletta!

Nadie decía nada. De verdad no necesitaban ver a Suletta para saber su reacción, no era complicado.

Pero lo que ninguno sabía era que Suletta sintió un golpe de energía en su cuerpo que también hizo efecto en Calibarn.

"Es hora de que peleemos como cuando lo hacíamos con Eri".

[Como tú digas.]

El Calibarn, para sorpresa de Guel y de todos los que miraban el duelo, comenzó a brillar mientras usaba el enorme propulsor para alejarse con fuerza del agarre y hacer distancia. Sin perder tiempo, apunto el enorme Rod Rifle hacia el Daribalde. Éste de inmediato puso los escudos mientras los drones se posicionaban para atacar, pero Suletta usó sus propios láseres para mantener ocupados a esos drones. La energía comenzó a acumularse en el colosal rifle. Y pese a que todo estaba dentro de los niveles exigidos por la escuela, la potencia de ese ataque parecía ser poderosa.

Guel intentó cerrar la distancia de nuevo mientras los láseres disparaban de manera automática guiados por la IA, pero el Calibarn no dejaba de moverse, y tampoco de cargar su arma. El Calibarn trataba de mantener la distancia a propósito para que tanto Guel como la IA entendieran que sus oponentes necesitaban esa distancia.

Cayeron en la trampa.

Calibarn no disparó, en cambio usó la energía almacenada en el rod rifle para impulsarse a una velocidad tan alta que ni la IA ni Guel Jeturk tuvieron tiempo de reaccionar. La distancia entre ambos MS se cerró en un parpadeó y un disparo de los láseres en la cabeza de Calibarn bastaron para destruir la antena del Daribalde.

El duelo terminó mientras se indicaba el final de la batalla y Guel apenas si comprendía lo que había pasado. Al notar que ya no tenía la antena, un sudor frío recorrió la espalda del joven piloto mientras las fuerzas abandonaban su cuerpo.

Perdió, en serio perdió.

Por su lado, Suletta respiraba con fuerza, controlar a Calibarn a esa velocidad hizo que la Tormenta de Datos le diera un buen golpe, pudo resistirlo pero necesitaba unos segundos para recuperarse. Miorine se comunicó con ella y Calibarn permitió la llamada, Suletta aún no tenía suficiente aliento como para hablar.

"Respira, Suletta. Hazlo con calma", indicó Miorine con esa misma calma. "Respira como te lo indique... Inhala... Exhala", podía escuchar su respiración. "Otra vez. Inhala... Exhala..."

Pasados cerca de veinte segundos, Suletta finalmente pudo hablar.

"Gané, señorita Miorine", dijo Suletta con una sonrisa que todos podían adivinar.

Miorine sonrió. "Buen trabajo, Suletta. Regresa, te estaré esperando", fue la primera en salir de ahí, salió con prisa, quería recibir a Suletta y darle a saber que apreciaba todo su trabajo.

"Suletta es fantástica", murmuró Nagisa mientras veía a los demás salir para ayudar a Suletta a acomodar a Calibarn en su contenedor y llevarlo de regreso a donde pertenecía: Earth House. "¿Crees que podrías ganarle si tuvieras un duelo con ella?"

"No", fue la simple respuesta de Honoka. "Podría darle batalla un rato, engañarla y quizá tener el control, pero eventualmente me superaría".

"¿Sabes? Quizá si peleáramos juntas podríamos darle batalla", comentó Nagisa con picardía y la animó a ir con los demás a recibir a la poderosa e invicta Holder.

~o~

Shaddiq estaba francamente sorprendido. En cada duelo, Suletta Samaya se superaba a sí misma y demostraba porqué seguía siendo la campeona de Asticassia. Dudaba mucho poder ganarle a la Bruja en una batalla uno contra uno... Siendo sincero, no había manera de ganarle, no en un combate justo. Hacerse de la presidencia del Grupo Benerit sería complicado sin la mano de Miorine Rembran, no pensaba dejarle ese sitio a una Mercuriana que no tenía nada que ofrecerle a Miorine.

Él tenía mucho más por ofrecer y iba a demostrárselo a Miorine. Aunque pensó que usar a Guel y a su hermano podría llegar a ser una buena idea, ahora tenía esa idea descartada.

Pero quienes se iban a aprovechar de la caída de los Jeturk para abrirse el camino eran otros.

Número Cuatro supo que ninguno de los hermanos estaban en Jeturk House, fue a buscarlos usando su papel como miembro del Comité de Duelos pero le dijeron que ya no estaban ahí. Mucho mejor, así podría hablar con ellos a solas y llevar a cabo su misión. Esos dos debían estar realmente desesperados y era el mejor momento según sus jefes. Él sólo cumpliría con su misión.

Guel y Lauda estaban en medio de la zona de árboles, ambos sentados en unos troncos y siendo regañados por Vim Jeturk vía comunicador.

"¡No tienen idea de lo vergonzosas que han sido esas peleas, sobre todo la tuya, Lauda!" Se escuchaba claramente la voz del enfurecido hombre.

Cuatro se quedó detrás de un árbol, atento. No debía interrumpir el momento familiar, ¿verdad?

"Ahora unos inversionistas me han preguntado porqué deberían confiar en alguien que no puede seguir un simple protocolo escolar, o en alguien que no ha podido superar un combate usando el mejor modelo de nuestra compañía", masculló el hombre. "Ninguno de ellos siente confianza en tratar con alguno de ustedes luego de esto, así que ninguno de ustedes dos podrá tomar mi lugar como líder de la compañía. Se irán a trabajar a un puesto administrativo en una de las plantas de ensamblaje", sentenció con dureza y luego liberó el aire de su cuerpo de manera ruidosa. Tampoco que pensara echar a sus hijos a la calle pero no podía dejarlos en puestos de liderazgo, no cuando los inversionistas los mirarían con malos ojos.

Hubo unos largos y tensos segundos de silencio.

"¿Entendido?" Preguntó Vim apenas recuperó su propia voz.

Ninguno de los cabizbajos chicos respondió, ninguno de ellos se acostumbraba a ese peso de derrota total sobre sus hombros.

"¡Pregunté si entendieron!" Gritó Vim, aún tratando de contener su ira.

"¡S-Sí!" "¡Sí, padre!"

"Bien. Los dos abordarán el siguiente transbordador espacial de nuestra compañía que irá en una semana a dejar víveres a Jeturk House. Los veré en nuestras oficinas centrales", continuó el hombre con la misma voz dura. Les estaba dando a entender que ni siquiera mandaría una nave por ellos, viajarían junto con el personal y el cargamento. "Ya no es necesario que asistan a clases y tampoco podrán pilotear sus MS, quedan confiscados. Ya no más duelos para ninguno de ustedes dos. Voy a darlos de baja de la escuela ahora mismo, pero podrán quedarse en el Hotel por mientras. Ya no pueden volver a Jeturk House".

"¡Padre, no vamos a quedarnos en el Hotel con aquellos que ni siquiera pueden permitirse una Casa en la escuela!" Reclamó Lauda de inmediato, sorprendido y molesto por esa última parte de la orden.

"¡No tienen ningún derecho a quejarse luego de dejarme en ridículo ante todo el Grupo Benerit!" Gritó Vim, haciendo respingar a los chicos. No bajó la voz en ningún momento. "Los quiero en ese transbordador en una semana. No den más problemas, ya tengo suficientes por arreglar ahora mismo", masculló el hombre y cortó la llamada.

Por supuesto que tenía problemas, el valor de los activos de Jeturk Heavy Machinery estaba bajando y debía comenzar a moverse y poner a sus ingenieros a trabajar para mejorar el Daribalde, el MS que recién habían presentado a sus asociados y que prometía ser un producto único entre muchos. Ahora que la Bruja y su Gundam acabaron con el mejor MS de la línea, debía reprogramar muchas cosas y recuperar la confianza de sus inversionistas.

Vim sentía una jaqueca por adelantado de sólo pensar en todo el trabajo que le esperaba.

Mientras tanto, Guel y Lauda se quedaron de piedra mientras el incómodo y pesado silencio los aplastaba.

Se volverían simples trabajadores administrativos en la poderosa empresa de la familia, serían un par de don nadie sin derecho a pedir nada más de lo que su padre estuviera dispuesto a darles.

Lauda casi se echó a llorar de coraje.

"Maldita Earthian... Maldita Bruja", murmuró el chico con los puños apretados. "Ellas echaron todo a perder, ellas arruinaron todo".

Guel no decía nada, estaba más avergonzado que furioso.

Cuatro los veía y no podía creer que en serio no pudieran ver su propia falla en ese desastre, la Mercuriana y la chica de Seven Stones simplemente los superaron, sin trampas ni engaños, con simple habilidad. Pero no sería él quien les hiciera saber sobre sus fallos, al contrario, debía explotar esa infantil mentalidad de culpar a los demás menos a sí mismos por sus errores.

Esperó unos segundos más y finalmente entró al claro.

"Al fin los encuentro", dijo con su voz monótona de costumbre. "Lauda Neill, quiero platicar contigo sobre los índices en tu duelo contra..."

"¡No tienes nada qué hablar conmigo!" Gritó Lauda. "Largo de aquí, Ceres".

"Hay un caos en el Comité", y el chico no estaba mintiendo al respecto, Shaddiq seguía hablando con los altos mandos mientras que Secelia trataba de combatir la avalancha de mensajes de parte de los alumnos preguntando qué pasó en el duelo de Lauda Neill, preguntando si estarían a salvo si alguien lo retaba y él decidía saltarse el reglamento, "los directivos están cuestionando nuestro control sobre los duelos y..."

"Ese ya no es nuestro problema", dijo Guel con recuperada dureza. "En unos días nos iremos de aquí, ustedes arreglen eso como puedan".

Por dentro, Cuatro sonrió, por fuera se mantuvo imperturbable. "¿De verdad se irán de la escuela?"

"Y todo por culpa de esas malditas..." murmuró Lauda.

"Avísales al Consejo que nos iremos", continuó Guel. "Ya no podemos ser retados ni podemos retar a nadie".

"De acuerdo, les avisaré", Cuatro así lo hizo, mandó un mensaje a todos los miembros del Comité de Duelos. "Lamento que Yukishiro y Samaya les hicieran esto", murmuró. "Ahora tienen que irse de la escuela por su culpa".

Guel no estaba completamente de acuerdo con esas palabras pero tampoco hizo nada por negarlas, pero Lauda era asunto aparte.

"Arruinaron todo..." Masculló el chico.

"Yo mismo he dudado en retar a Yukishiro, ustedes bien saben que mi empresa y la de ella competimos abiertamente en muchos campos", explicó Cuatro, "no quiero que ella y su piloto arruinen la reputación de nuestros MS", y dejó en el aire un como pasó con ustedes que el par de hermanos captaron de inmediato. "Ojalá pudiera hacer algo para derribar a las Earthians de Seven Stones, me gustaría cobrar ésta afrenta por ustedes, lo merecen".

"No necesitamos que nadie nos defienda", alegó el orgulloso Guel de inmediato.

"Si sólo tuviéramos una oportunidad de darles una lección", murmuró Lauda, aún furioso por todo.

"¿Y porqué no lo hacen? Seguirán en la escuela unos días más, ¿o no?" Presionó Cuatro. Guiarlos a la trampa estaba siendo tan sencillo. "Nadie les puede negar una última batalla, no es como si fueran a perder más de lo que ya han perdido", agregó mientras se encogía de hombros, su voz en un tono totalmente desinteresado.

El par de hermanos le miraron con curiosidad, pero seguían tensos.

"Ya no tenemos acceso a nuestros MS", explicó Lauda.

"Oh, bueno... Yo tengo que ganarle al menos un duelo a las Earthian de Seven Stones, pero dudo poder lograrlo solo", suspiró hondo. "Estaba pensando en una batalla de Casa contra Casa, después de todo ellas sólo son dos y no tienen más pilotos ni MS disponibles".

"Earth House y la Mercuriana seguramente las apoyarían", dijo Guel de inmediato, repentinamente interesado en ese escenario.

"Y ese es el problema, aunque pueda mantener a una de las Earthians en control y quizá ganarle, dudo mucho poder ser competencia contra Samaya, ninguno de los otros pilotos de Peil House es tan bueno", Cuatro fingió un suspiro de cansancio. "Pero es sólo un plan, esas chicas estorban demasiado en los planes de muchos de aquí..."

Hubo unos segundos de silencio.

"Ya me las arreglaré, sólo quería expresar mi plan y es tan loco como suena ahora que lo digo en voz alta, no cuento con tan buenos pilotos en mi Casa", agregó de manera gratuita. "Me retiro, les haré saber a todos en el Comité que ustedes dos han quedado fuera".

Dio media vuelta y se retiró, tenía un suave gesto de satisfacción en la cara. Esos dos eran tan tontos y tan fáciles de manipular.

El par de hermanos no podían sacar las palabras de Ceres de su cabeza.

~o~

Suletta esperaba con infantil calma a que Miorine terminara de alistarse para dormir. El asunto de los Pockys llegó cuando Nagisa y Suletta miraban un programa, una comedia romántica escolar donde la pareja en turno casi se daba un beso luego de compartir un Pocky. Recientemente llegaron cajas de Pocky en el cargamento de víveres que llegó a Earth House de parte de Seven Stones, todo para su glotona piloto, y en ese cargamento había docenas de cajas de Pocky, mismas que Nagisa compartió con sus amigos de Earth House.

La Mercuriana, desde luego, creía que el juego del Pocky era adecuado sólo con su Prometida y se lo platicó. Miorine no le dijo nada en su momento y se alegró de haberlo hecho, eso ayudó a la chica a animar a Suletta, pero ahora debía cumplir con su palabra y estaba nerviosa. Emocionada pero nerviosa.

"Señorita Miorine, ¿disfrutaste tu ducha?" Preguntó una sonriente Suletta mientras esperaba en la cama. Esa noche se quedaría con ella.

"Sí, me siento mucho mejor, fueron muchas emociones para un día", respondió Miorine mientras se secaba el cabello con una toalla pequeña, pero al final decidió sacar la secadora de pelo.

Al ver eso, Suletta rápidamente se prestó para ayudarla. Miorine no se negó.

"Me alegra que no le pasara nada a la Señorita Honoka".

"A mi también, quiero que Honoka se gradúe de Asticassia, preferentemente con vida y con sus brazos completos, los va a necesitar para ir a Júpiter".

Suletta no evitó una sonrisa y enseguida una linda carcajada. Se encargaba de secar el cabello de Miorine mientras lo cepillaba, le gustaba mucho lo suave que era y ese aroma a flores que despedía.

"¡Listo!" Suletta pasó sus largos dedos por el cabello de su Prometida, ¡se sentía tan suave! "Ya está seco", la piloto tomó aire, guardó la secadora de pelo y rápidamente encaró a Miorine. "Nosotras... Um... ¿Podemos...? Dijiste que..."

Miorine refunfuñó por lo bajo. "Anda, dilo, no tienes que sentirte nerviosa conmigo".

"¡El Pocky!" Gritó una sonrojada Suletta y fue corriendo por la caja que tenía guardada en uno de los bolsillos de su chaqueta blanca. "¿Podemos?"

"Claro que podemos, te lo prometí", dijo Miorine con dureza mientras iba a la cama y se sentaba.

Suletta enrojeció pero de todos modos fue a la cama también y se sentó frente a ella.

El dormitorio ahora estaba a media luz, débilmente iluminado gracias a la luz que venía de la parte de abajo donde estaban las plantas. Podían verse perfectamente bien a los ojos, sus rostros.

"Adelante, comienza".

"¡S-Sí!" Suletta abrió torpemente la caja y sacó uno de los palitos de galleta cubiertos de chocolate. Una golosina increíblemente sencillo a simple vista, pero lo suficientemente versátil para que Suletta colocara un extremo en su boca y poco a poco comenzara a acercarse a Miorine.

Miorine, por su lado, comenzó a sentir un lindo ataque de nervios acompañado de un calor intenso en sus mejillas, pero no por ello iba a retroceder ante la fuerte, cálida y gentil presencia de Suletta Samaya. Rápidamente atrapó el otro extremo del Pocky entre sus labios y comenzó a morder la galleta. El sabor era suave conforme ambas avanzaban. Rápidamente llegó a la parte que tenía chocolate y se dio un momento para saborear el dulce sabor.

Suletta avanzaba de manera firme. Milímetro a milímetro conforme la golosina desaparecía entre ambas.

Y entonces se rompió, dejando a ambas con un pequeño trozo de galleta en los labios. Suletta comió lo que le quedaba en la boca y rió un poco. Estaba a nada de decir algo pero Miorine rápidamente atrapó sus labios en un beso firme.

Miorine no pensaba en las reglas del juego del Pocky, se supone que sólo se podrían besar si la golosina no se rompía, pero quería besar a Suletta desde hacía horas y darle a saber lo mucho que significaba para ella todo el esfuerzo que demostraba en cada uno de sus duelos. Todo lo que la apreciaba. Y se lo estaba demostrando en ese beso.

Poco a poco, Suletta hizo que Miorine quedara recostada en la cama mientras se colocaba encima de ella sin siquiera pensarlo, y sin cargarle su peso, desde luego. Miorine, dejándose llevar por el momento, sujetó a Suletta por las mejillas antes de abrazarla por el cuello y ser ella quien la obligara a quedar propiamente encima. Sólo a Suletta podía permitirle estar encima de ella.

Y Suletta, siendo tan detallista incluso perdida en un momento de pasión, procuró que sólo fuera su torso el que estuviera en contacto con el de Miorine.

El beso seguía y fue Suletta la que quería saborear más a su Prometida y lentamente, suavemente, dejó que su lengua se colara entre los lindos labios de Miorine para poder conocer a su homónima. Miorine jadeó entre el beso y dejó que Suletta tomara el control del momento, mientras se tratara de Suletta podía permitirlo. Sólo ella y nadie más.

La piloto hizo espacio apenas suficiente entre sus labios para recuperar el aliento.

"¿Quieres otro Pocky?" Preguntó Suletta mientras sus labios se rozaban con los de Miorine. Le costaba mantener su respiración en control.

"Después, ahora sigue besándome o te saco de la cama si me haces esperar más", amenazó Miorine con el ceño fruncido y las mejillas ardiendo.

Suletta no era quien para negarse a todo lo que ella le pidiera, así que volvió al beso mientras sus manos ya no resistían los deseos de moverse y comenzar a hacerlo en forma de caricias por los hombros y los brazos desnudos de su Prometida. Un gemido suave entre el beso de parte de su Prometida le dio a saber que podía seguir. Y Suletta siguió.

Ambas querían más y lo iban a obtener.

CONTINUARÁ...