¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!
Primero que nada, lamento la tardanza. Estoy preparando finales y he estado muy ocupado estos días. Lo más seguro es que las actualizaciones continúen con irregularidades hasta mediados del próximo mes. De todas formas, intentaré seguir trayendo capítulos en estos días.
Antes de comenzar con el capítulo, me gustaría contestar una review:
ReanDarkReaper24: Habrá bastantes cambios respecto a la historia original. Lo primero es que no tienen la Gnosis para que Doctore haga esos experimentos, segundo es complicado tomar la misma ruta cuando van a tener que prepararse lo más rápido posible, y eso también significa el retorno de ciertas amistades. Y si, tanto Zhongli como Venti aparecerán varias veces en esta historia.
Sin nada más que agregar, va siendo hora de comenzar.
¡Disfruta!
"¡LUMINE…!" Aether gritó sobresaltado cuando se sentó en la cama. El sudor y la expresión consternada en su rostro indicaba que había tenido un sueño bastante pesado.
Su respiración algo agitada se reguló casi al instante tras ver que se encontraba en su dormitorio.
La realdad no tardó mucho tiempo en recaer sobre su cuerpo, y sí que lo golpeó con fuerza. El rubio no tuvo otra opción más que llevar una mano a su cabeza en un pobre intento de detener la poderosa jaqueca que estaba atormentándolo. Ese simple movimiento hizo que las sabanas se hicieran para atrás, y de inmediato notó que estaba solo en ropa interior y que gran parte de su pecho estaba vendado, al igual que sus brazos.
"¿Qué…?" Aether fue apenas capaz de decir una palabra, ya que las imágenes vívidas de sus últimos recuerdos azotaron su mente con fuerza. "¿Gordi y Kokomi pudieron rescatar a los sobrevivientes?" La preocupación no tardó en golpearlo, ya que no llegaba a recordar con claridad si es que ellos habían logrado cumplir su misión.
Antes de que pudieran seguir apareciendo más preguntas, la puerta fue abierta de manera repentina.
Los ojos de Paimon se ensancharon como pocas veces antes, sus ojos se cubrieron de lagrimas en un segundo y la bandeja babas de Slime Pyro que llevaba entre sus pequeñas manos cayó al suelo estrepitosamente.
"¡Aether!" La pequeña cosa no identificada como hada lloró como nunca antes cuando se abalanzó sobre su mejor amigo para abrazarlo con fuerza.
"¡Oye, oye! ¡Ten cuidado, por algo tengo estas vendas!" Exclamó Aether entre risas, ya que estaba feliz de ver a su compañera de viaje en perfecto estado.
"¡Estaba tan preocupada! ¡Hace una semana que no despertabas!" Exclamó Paimon entre lágrimas, aferrando sus pequeñas manos sobre el pecho vendado de Aether con fuerza.
"¿Una semana? Ya veo, ella me golpeó realmente fuerte. Creo que me sentaría bien no comer más hielo por una década." Aether intentó bromear para relajarla, algo que pareció funcionar, y se confirmó con las leves risas entrecortadas que emergieron de Paimon.
"No creo que debas bromear con eso, pero si haces eso significa que realmente estás bien." Respondió Paimon mucho más calmada que antes, pero nada iba a borrar esa gran sonrisa en su rostro.
"¿Y como están los demás? ¿Kokomi y Gordi lograron trasladar a todos los heridos?" La felicidad en Aether se transformó en una seriedad absoluta.
"No te preocupes por eso, ellos cumplieron con su trabajo. Ahora la mayoría que sufrieron heridas leves ya se encuentran completamente recuperados, mientras que un gran grupo está asignado a cuidar a esas personas que aún no se han recuperado. Yo también estoy ayudándolos, incluso me asignaron a cuidarte a ti." Comentó Paimon, sosteniendo esa sonrisa radiante.
"¿Oh? ¿Realmente estabas haciendo algo?" El rubio no pudo evitar mirarla con extrema rareza, y eso fue más que suficiente para que Paimon borrara su sonrisa de un segundo al otro.
"¿¡Qué se supone que significa eso!?" Paimon gritó con clara indignación ante la obvia insinuación de tratarla como una inútil.
"Relájate, solo estaba bromeando." Aclaró Aether con una pequeña risa al final. "¿Gordi está a cargo de todo? Es decir, supongo que estamos en la Relajatetera, ¿no?"
"Sara y Yae lo están ayudando. No entiendo mucho acerca de administración y esas cosas, por lo que quizás debas preguntarles personalmente." Comentó Paimon mientras miraba hacia otro lado, indicando que aún estaba molesta.
"¿Eso significa que Yae y Sara se encuentran bien?" Preguntó el rubio con clara emoción en su tono de voz.
"Bueno, no sabría decirlo con exactitud…" Declaró Paimon, observando a Aether de pies a cabeza. "Diría que se encuentran como tú."
Aether se miró a si mismo tras esa afirmación, y en ese momento decidió ponerse de pie. Aether movió sus brazos primero, para luego hacer fuerza con el resto de su cuerpo. Los músculos bien formados se hicieron notar a través de su vendaje haciendo que Paimon se cubriera el rostro con un leve sonrojo.
"Pues, a decir verdad, no me duele nada…" Comentó Aether con mucha confusión, ya que no entendía en donde estaba el problema.
Pero pronto se dio cuenta.
Los ojos del viajero se entrecerraron cuando apretó su mano con fuerza, mucha fuerza.
"No siento los dedos…" Pensó Aether con detenimiento.
"¿Qué clases de ataques utilizó esa mujer?"
CAPÍTULO 3: ¡LA VERDADERA ETERNIDAD!
"No hay nada mejor que un buen desayuno después de estar una semana inconsciente." Pensó Aether con una sonrisa satisfecha mientras disfrutaba los burbiteroles recién orneados.
"Parece ser que alguien ya se encuentra mucho mejor." Yae dejó el papeleo sobre el escritorio al ver como Aether bajaba por las escaleras, y así también lo hizo Sara.
"Es bueno ver que se encuentran bien." Aether lo decía de verdad, pero la realidad es que estaba mucho más centrado en el piso inferior de su mansión, ya que habían retocado mucho el lugar.
El sinfín de librerías que decoraban su piso inferior aún seguían allí, pero ahora tenían un orden bastante peculiar. Antes las estanterías estaban arrimadas contra la pared, pero ahora parecía una biblioteca que tenía el principal enfoque en sus dos secretarias que se encontraban en el centro, siendo rodeada por muchos más escritorios de los que recordaba tener, escritorios llenos de papeles y libros. El único lugar que no estaba cubierto por los diversos estantes era las alfombras rojas que guiaban hacia el segundo piso y la entrada.
"Veo que se acomodaron bastante bien." Aether agregó como una ocurrencia tardía, devorando otro pastelillo de un solo bocado.
"Lamento las molestias. Teníamos que hacer estos cambios ya que las cosas están realmente complicadas. También nos vimos en la necesidad de utilizar muchos recursos de tu bodega para abastecer a los ciudadanos en alimento y tratamiento médico, entre otras cosas." Sara hizo una leve reverencia con su cabeza como disculpa.
"No te preocupes. Tengo muchas cosas y solamente las recolecto con la idea de poder ayudar a la gente. Me alegra que ahora se estén utilizando para eso." Comentó Aether, acercándose hasta estar frente a ellas. "¿Hicieron algún progreso con la reconstrucción de Inazuma?" Esa última pregunta puso incluso un poco nerviosa a la mismísima Yae, algo que Aether no pasó por alto.
"De eso quería hablar contigo. Lo cierto es que todos están muy asustados de volver, y al ver que su salvador tenía una gran cantidad de espacio en sus islas flotantes, entonces decidieron establecerse en este lugar." Esa respuesta hizo que Aether se atragantara.
"¡Pero seguramente los Fatuis ya se marcharon!" Exclamó el viajero con los ojos en blanco.
"Lo sabemos, pero es imposible hacer entrar en razón a esa gente. Solo te pido que ellos se queden aquí hasta que las cosas se tranquilicen." El tono serio de siempre que poseía Sara cambió a uno que se escuchaba un poco suplicante, algo que sorprendió a Aether.
"Está bien, como dije antes, estoy realmente feliz de ayudar a la gente. Pero ya sabes, me sorprendió tener una población tan grande viviendo dentro de mi Relajatetera." Declaró Aether mientras se frotaba el cabello con cierto nerviosismo. "Por cierto, creo que Gordi ya les habrá comunicado qué es este lugar. Hablando de él, ¿donde se metió?" Concluyó con cierta extrañeza, ya que le parecía realmente raro que el espíritu no estuviera ayudando a Yae y Sara.
"Él se encuentra supervisando las construcciones de los nuevos hogares. Debo decir que es bastante sorprendente pensar que una cosa mitad tetera y mitad pájaro pueda ser tan bueno construyendo." Sara no se molestó en demostrar su sorpresa con varios parpadeos, ya que aun recordaba bastante bien la manera de ayudar tan peculiar del ser que mantenía este lugar vivo.
"Debí suponerlo. Por cierto, ¿saben algo acerca de las heridas?" Aether se señaló el pecho para hacer énfasis en sus palabras. "Hay ciertas partes de mi cuerpo que no las siento, e incluso tengo algunos problemas para caminar y moverme en general."
"Eso es porque no son heridas normales. Ya pasaste por algo parecido cuando enfrentaste a Ei." La respuesta inmediata de Yae sorprendió al viajero. "Cuando sus rayos perforaban tu piel, entraban en tu organismo y explotaban con fuerza, por lo que un leve rasguño podría culminar en una descarga mortal." Yae fijó su mirada en uno de los tantos papeles sobre la mesa, tomándolo con cuidado. "Los ataques de esa Arconte funcionan de manera similar, solo que no explotan, te congelan. Primero afecta tu piel, luego tus nervios, lo siguiente son tus músculos, las articulaciones y por último los órganos." Aether tomó la hoja con cuidado, leyendo con detenimiento las medidas de contrarrestar la congelación. "Lo realmente peligroso es que no produce dolor, pero eso no significa que estés bien. Solamente significa que destruyó gran parte de la zona afectada."
"Estás son las formas de contener el avance. Paimon ya me había explicado el uso de las babas de los Slime Pyro, pero…" Aether bajó el papel para revelar una mirada cubierta de desconcierto. "No hay nada que explique como curarlo."
"Es porque no la hay." La respuesta de Yae hizo que sus ojos se ensancharan. "Muchos ciudadanos murieron a causa de eso. Lo único que podemos hacer es contener y neutralizar los daños. Pero, si las heridas ya han afectado los órganos, entonces es casi imposible sobrevivir."
"De momento, tu fuiste el único caso que pudo recuperarse. Tenías ambos pulmones comprometidos, pero te recuperaste increíblemente rápido. Lo más probable es que se deba a que no eres alguien ordinario." Agregó Sara apoyando su única mano útil sobre la mesa, ya que su otro brazo estaba completamente enyesado.
"Entonces, supongo que no me queda otra opción más que someterme a un periodo de rehabilitación…" Pensó Aether en voz alta, observando sus vendas.
"Por lo menos estás mejor que nosotras." Yae cubrió su risita con su mano, y fue en ese momento que Aether pudo notar como muchas partes de su cuerpo tenían vendaje, incluso sus lindas orejas de zorro estaban vendadas.
"No puedo quejarme. Si no hubiera sido por la Todopoderosa Shogun-sama entonces ni siquiera estaría con vida." Comentó Sara con simpleza, indicando que poco le importaban sus heridas.
Pero esa frase fue más que suficiente para que Aether recordara un punto crucial.
"¿Cómo se encuentra la Arconte?" Preguntó Aether con cierta preocupación, haciendo que la mirada de Sara se endureciera y que Yae diera un leve suspiro.
"Ella fue la que más daño sufrió, pero es una Arconte. Necesitas mucho más para poder derribarla." Aether no se puso de todo feliz ante esa respuesta, ya que la cara seria de ambas mujeres indicaba que aún había más información. "Pero, al absorber gran parte del daño de esa gran explosión, su cuerpo sufrió las consecuencias." Yae bajó un poco su mirada tras lo mencionado. "La única parte de su cuerpo que no salió lastimada fue su cara, pero por el resto…"
"¿Ella está muy mal?" Preguntó Aether con gran preocupación.
"Nada que no pueda superar. Incluso ella recuperó la conciencia ayer." Contestó Sara de inmediato, mostrando su confianza eterna en su líder. "Pero, es cierto que difícilmente pueda recobrar el movimiento total de su cuerpo sin algunos meses de rehabilitación." Su autoestima bajó considerablemente tras sus últimas palabras.
"Bueno, eso es mucho mejor que nada. Además, aquí nadie va a molestarla. Ni los Fatuis, ni ningún otro enemigo. Es imposible acceder a la Relajatetera sin mi aprobación." Respondió Aether con una leve sonrisa.
"Si, ya lo sabemos. Gordi nos informó sobre como funciona este lugar. Pero volviendo al tema principal…" Yae hizo una pequeña pausa dramática cuando colocó la mano sobre sus labios para cubrírselos.
Ese simple gesto fue suficiente para saber que ella estaba planeando hacer algo raro, por lo que Aether no pudo evitar ponerse un poco nervioso.
"Alguien necesita cuidar a mi querida Ei, pero nosotros estamos cubiertas de un trabajo incesante después de toda la conmoción ocurrida." Aether comenzó a entender a donde iba todo esto, y podía decir con certeza que no le gustaba.
Los ojos de Yae se entrecerraron ligeramente, indicando que estaba a punto de arrojar la bomba.
"Por lo tanto, necesitamos alguien de confianza para que cuide de ella, y tú eres más que perfecto para ese sencillo trabajo."
"Hem, no sé si lo recuerdas, pero ella intentó matarme… Dos veces." Agregó las últimas dos palabras con los ojos en blanco, como si eso sirviera para que su afirmación sea más rotunda.
"Eso no era ella, era la marioneta. Ahora es diferente." Respondió Yae sin poder ocultar su sonrisa, aunque tampoco tenía intenciones de hacerlo. "Aunque es cierto que aún puede haber una gran tensión entre ustedes. Además, Ei está realmente destruida mentalmente después de todo lo ocurrido, por lo que quizás tú seas la última persona a la que quiera ver." Yae alzó su mirada tras sus palabras, como si estuviera pensando qué debía hacer.
Aunque evidentemente no lo estaba haciendo. Solo se estaba burlando un poco de Aether.
"¡¿Y entonces como diablos piensas que cuide de ella cuando también voy a tener que preocuparme constantemente de que no me electrocute el trasero?!" Gritó Aether con los ojos en blanco.
"En primer lugar, ella no puede mover ni un dedo. En segundo lugar, debes saber una cosa muy importante." La mirada de Yae se endureció, indicando que lo que estaba a punto de decir no era ninguna estupidez.
"¿Y que es?" El enfado de Aether se transformó en una gran curiosidad.
"Todos los Arcontes tienen una debilidad."
Esa vaga respuesta tan solo se ganó una mirada extremadamente confundida por parte de Aether.
"¿Y eso que tiene que ver?"
"Postres."
El viajero no pudo evitar parpadear, pensando que quizás había escuchado mal.
"Los postres es la gran debilidad de Ei."
"¿De acuerdo?" Aether no estuvo para nada convencido, pero aún así le dio el beneficio de la duda.
"Ei puede parecer una mujer muy fría e inmutable, pero la realidad es que esa fachada se desmorona por completo cuando está enfrente de una comida deliciosa." Yae se reclinó un poco sobre su asiento, dando una mejor imagen de su sonrisa zorruna. "Dime una cosa, ¿eres bueno cocinando postres?"
Aether respondió a su manera cuando le entregó el último burbiterol a Sara, quien observó esto con cierta confusión, aunque rápidamente entendió su intención.
La comandante del Shogunato se llevó el postre a su boca, y su expresión estoica cambió radicalmente de un segundo al otro.
"Mucho más que ser simplemente alguien bueno, si me lo permiten decirlo." Sara se relamió los labios en contra de su voluntad, y la reacción tan fuera de sí que tuvo la comandante fue más que suficiente para Yae.
"Entonces…" Una sonrisa zorruna nunca antes vista surcó por los labios de la mujer Yokai.
"Aprovecha esa debilidad al máximo, querido."
Y así fue como Aether se encaminó al segundo piso de su mansión con una bandeja repleta de diferentes postres. La bebida era una margarita arcoíris, siendo acompañada por más burbiteroles y rebanadas de una tartaleta con elaboraciones más que perfectas. Pero sin duda lo mejor de todos es que estaban recién salidas del horno.
Pero, aunque ella tuviera esa supuesta gran debilidad, Aether no pudo evitar sentirse realmente nervioso. Esos nervios tan solo aumentaron cuando abrió la puerta lentamente. El sitio estaba en completa oscuridad, pero pronto pudo captar como unos ojos violetas algo apagados lo estaban perforando con la mirada ni bien dio un paso hacia dentro de la habitación.
El rubio no tardó en apretar la perilla, haciendo que una secuencia electro encendiera el farol de metal que se encontraba sobre la habitación. Lo primero que vio fue que el dormitorio estaba realmente vacío. Solamente había un armario y un espejo, además del típico baño personal. Después de eso había una mesa de noche que se encontraba justo al lado de la cama matrimonial que estaba decorada de unas hermosas sabanas reales de color violeta.
Pero eso era lo que menos importaba.
Aether no pudo evitar tragar duro al notar como la inmutable Shogun lo miraba desde la cama, la leve inclinación de la almohada se lo permitía.
"Tú…" Ei siseó por lo bajo.
Probablemente hubiera sido más receptiva o amable, pero la realidad es que lo sucedido recientemente y el hecho de que no pudiera defenderse hacia que las cosas se complicaran bastante.
Aether entendió esto a la perfección, por lo que rápidamente optó por una pose defensiva.
"¡Ya no somos enemigos!" Aether se defendió lo más rápido que pudo. "¡Estás en mi hogar, solo quiero que te recuperes!" Aether agitó su mano libre con ligereza para hacer énfasis en sus palabras.
"¿Y como puedo confiar en ti?" Ei le entregó una mirada cubierta de desconfianza.
Pero Aether se dio cuenta de un cambio realmente crucial en ella.
Si hubiera sido la marioneta, ahora ni siquiera estaría intentando entablar una conversación con él.
Descartó la idea de que se trataba porque ella estaba inmovilizada. Es decir, probablemente eso tenga algo de influencia, pero también recordó que el primer encuentro real entre ellos dos ella también se había mostrado más curiosa que enojada o fría.
"Yae me lo pidió. Puede que hayan tenido algunas diferencias últimamente, pero sabes tanto como yo que ella nunca intentaría hacerte algo malo." La mirada de Ei se suavizó un poco tras lo escuchado. "Si no me crees a mí, entonces cree en tu amiga." El rubio arrojó su ultima carta, y pareció surtir efecto.
"…Muy bien, no es como si pudiera hacer algo al respecto de todos modos." Comentó Ei con una mirada decaída. "Después de todo, terminé así por intentar salvar mi ciudad…" Su expresión decaída se transformó en una depresiva luego de sus palabras.
La postura en guardia de Aether cambió totalmente al notar esto. De hecho, hasta podría decirse que estaba algo preocupado.
"Quizás no salvaste todo, pero lo hiciste." Aether se acercó lentamente.
"¿Salve algo? Todo se destruyó. El hecho de que esté aquí para recuperarme es suficiente prueba de ello. Al final, no pude hacer nada, no pude cuidar mi hogar que tanto trabajo nos costó construir…" La mirada de la Diosa se puso aún más depresiva tras sus palabras.
"Eso no es cierto." El viajero se colocó a su lado, sentándose en la cama con cuidado. "Come algo, eso te distraerá."
En el momento que extendió la bandeja hacia ella, fue suficiente para ver que Yae no le estaba mintiendo. Solo necesitó ver como el rostro de Ei se iluminó, aunque haya sido un poco.
"Yo…no quiero." Por lo tanto, fue una sorpresa grande para Aether escuchar como ella se negaba. "Ya no quiero nada…" Su tono de voz se rompió tras decir esas palabras. "Por todo lo que e peleado, todo lo que he construido junto a mi hermana, fueron siglos de construcción. Todo, todo para que se destruya en un segundo, la Eternidad ya no existe. Todo ha colapsado frente a mis ojos y no pude hacer absolutamente nada…" Los ojos violetas de la Diosa estaban completamente opacos, revelando que esas palabras y ese dolor no eran para nada fingidos.
Aunque, en vez de sentir más preocupación, Aether hizo exactamente lo contrario.
El viajero se enojó.
"¿Crees que ellos dos estarán bien?" Preguntó Sara con grandes dudas, dejando a entender que no estaba muy de acuerdo con el plan.
"No he estado mucho tiempo con Aether, pero puedo asegurarte que es el tipo de persona que molestaría mucho a Ei." Declaró Yae con una leve sonrisa.
"¿Eso no es malo?" Las preocupaciones de Sara tan solo aumentaron tras escuchar a Yae.
"Querida, no tienes idea de quien es realmente Ei. Es natural, ya que en realidad nunca estuviste con ella." El comentario de Yae hizo que Sara se pusiera un poco mal, ya que, en parte, ella tenía razón.
"A veces, enojarse puede ser la solución a tus problemas. Principalmente cuando hablamos de una mujer como Ei."
"Eso no es cierto." Aether le contestó de manera solemne, haciendo que la tristeza de Ei cambiara a una mirada extremadamente confundida. "Aún tienes muchas cosas por las que luchar."
"¿Pero que estás diciendo? Eso es una tontería." Ei no tardó ni medio segundo en discrepar con él, y esa tristeza rápidamente se transformó en molestia. "¡El camino de la Eternidad fue destruido! ¡Ya no queda nada! ¡He perdido todo!" Exclamó Ei a punto de gritar, sus ojos se humedecieron por lo que estaba diciendo. "¡Inazuma ya no existe!"
"¡Por supuesto que existe!" Aether la interrumpió con el mismo tono de voz, haciendo que Ei cerrara sus ojos con fuerza.
"¡Deja de decir tonterías!" El grito de la Diosa se mezcló con su sollozo cubierto de dolor y tristeza.
"Si no me crees, déjame demostrártelo." Aether se levantó de inmediato, haciendo que los ojos de Ei se abrieran con mucha sorpresa.
"¿Qué…?" Su tono se apagó al instante cuando Aether abrió la ventana, haciendo que una fuerte estimulación de luz ingresara al dormitorio.
Antes de que ella se diera cuenta, el rubio ya estaba nuevamente sobre ella, por lo que no pudo evitar confundirse hasta la muerte.
"¿Qué-qué haces? Bájame." Dijo con cierta timidez al notar como Aether la cargaba al estilo nupcial.
El viajero no tuvo muchos problemas con esto, ya que el cuerpo de Ei estaba completamente vendado, por lo que no fue incomodo tomarla por el trasero. Además, estaba molesto por lo que tampoco pensó mucho en ello.
Ei cerró sus ojos con fuerza, ya que en un principio pensó que el rubio iba a tirarla por la ventana, por lo que hundió su rostro en su pecho con algo de miedo. Pero, los segundos pasaron, y no pasó nada.
"Abre los ojos." Ei le hizo caso, sus ojos se abrieron con cierta dificultad ante la luz tan poderosa, pero finalmente pudo adaptarse.
En ese momento, el bullicio característico de la gente y los pájaros cantando adornaron sus oídos. Era algo realmente habitual, pero el hecho de que ella no lo escuchaba desde hace siglos hizo que sus ojos se ensancharan progresivamente, hasta estar tan grande como platos.
Pero, eso no fue lo único que la conmovió…
"¡Traigan esas maderas para aquí!" Exclamó un hombre musculoso mientras hacia señas con su mano, dando instrucciones a cuatro hombres que llevaban una gran cantidad de tablones hacia una casa que estaba en construcción, siendo observados por el padre e hijo que vivirían en ese nuevo hogar.
"¡Tenemos todo tipo de alimentos y bebidas! ¡Entréguenos su ticket de trabajo a cambio! ¡Para los ancianos y niños es gratis!" Una mujer llamaba a todos los transeúntes desde su local recientemente construido, formando una fila realmente amplia, aunque ese no era el único local que tenía un gran público.
"¡Vendemos ropas!"
"¡Cubiertos, platos y demás utensilios para adornar su hogar!"
"¡Vendemos muebles de alta calidad, la mayoría recientemente construidos!"
"¡La Editorial Yae ya está de nuevo en funcionamiento para brindar el mejor entretenimiento!"
A diferencia de los demás locales, los herreros hablaban a su propia manera golpeando las herramientas que estaban forjando sin parar, indicando que tenían una gran cola de trabajo.
Incluso Gordi estaba ayudando con la construcción de una de las viviendas usando sus poderes sobre el terreno donde vivía para mover los tablones y las piedras a completa libertad, siendo ayudado por Gorou, Ayato y demás trabajadores, yendo desde jóvenes hasta mujeres.
Todo el mundo tenía una función, tenía una labor, y, a pesar de la destrucción de su hogar y la muerte de familiares, todos daban lo mejor de sí para construir un nuevo lugar al que puedan llamar hogar.
A pesar de todo lo sucedido, todos se veían rebosantes de energía y disciplina.
Todos, a excepción de su propia Arconte.
"¿Ahora lo entiendes? Inazuma no es la ciudad." Ei salió de su gran conmoción tras escuchar a Aether.
En ese momento ella se dio cuenta que su rostro molesto había cambiado a una sonrisa que estaba cubierta de seguridad y confianza.
"Inazuma es la gente. Eso es lo que mantiene viva a tu ciudad, y es lo único que siempre lo ha hecho." Los ojos de Ei se ensancharon un poco tras escuchar sus palabras, como si una gran revelación acabara de golpearla.
"Pero, ¿cómo es que pueden seguir siendo tan fuertes…?" Ei desvió su mirada hacia los civiles una vez más, viendo como muchos incluso estaban sonriendo.
"Créeme, entiendo tu dolor. Muchos de ellos también seguro lo hacen. Y es normal sentirse así, no te avergüences de ello." Comentó Aether con una mirada un tanto decaída. "Mucha gente murió, mucha gente perdió a padres, a hermanos, a hijos, a abuelos…" La tristeza creciente en el cuerpo de Ei paso a segundo plano cuando Aether reajusto su abrazo sobre ella para que lo mirara.
Los ojos de la Diosa se iluminaron ante la sonrisa sincera que decoraba ese rubio que una vez quiso matar.
"Pero, gracias a esas personas que murieron es que ellos pueden seguir adelante. Los recuerdos, las ambiciones, el propósito, todo eso que siempre has encontrado como un obstáculo. Eso es lo que te forma, eso es lo que eres. Ellos nunca van a dejar de lado su espíritu. Ellos seguirán luchando hasta el final. Ellos son tu pueblo. Ellos son tu familia. Ellos son la Eternidad que siempre has defendido. Pero, también es cierto que sin su Arconte ellos perderán el camino muy rápido. Por eso me pregunto…" La sonrisa de Aether se ensanchó un poco más por lo que estaba a punto de decir:
"¿Su Arconte también seguirá luchando por el camino de la Eternidad?"
Ei se mantuvo en silencio, observando a la gente.
"Yo…" La mirada de la Diosa se tornó a una más segura, aunque su voz se escuchaba como un simple susurro. "Yo quiero…"
"¿Qué?" Aether decidió bromear un poco con ella cuando inclinó su oído más cerca.
"¡Yo quiero seguir luchando por lo que quiero!" Exclamó Ei con completa convicción, aunque le fue imposible ocultar el leve rubor que apareció en sus mejillas.
"¡Eso es lo que quería escuchar!" Comentó Aether con una sonrisa dentuda, y en esta ocasión Ei le devolvió el gesto, aunque su sonrisa fue realmente pequeña.
Aether decidió dejar la ventana abierta para que el ruido de la civilización se asentara entre ellos. Después de todo, pudo notar con facilidad que Ei disfrutaba mucho esos sonidos. Lo más seguro es que ella disfrutara mucho de estar libre de esa prisión autoimpuesta, pero pensó que no sería apropiado hablar de eso ahora.
Además, sabía muy poco al respecto. Sería imprudente opinar algo de lo que no tiene la menor idea.
Ei observó en silencio como Aether la recostaba nuevamente en la cama. Ella pudo notar que estaba pensando en cosas algo complicadas, por lo que decidió no entrometerse.
"Entonces, ¿aún no quieres desayunar?" Preguntó el rubio cuando volvió a levantar la bandeja.
"Hum, bueno…" Ei bajó un poco su mirada. "Realmente no tengo mucha hambre, y no quiero seguir incomodándote más…"
"¿Ah, sí?" Ei no pudo evitar alzar su mirada al notar el tono despectivo del viajero. "Entonces, supongo que no tendrás problemas si me como esto, ¿no es así?" Aether le dio una mordida al burbiterol, haciendo que el olor delicioso de la crema espesa se filtrara.
"¡No…!" Aether la miró con mucha gracia, haciendo que Ei cerrara sus labios con fuerza al mismo tiempo que un gran sonrojo adornaba sus mejillas.
"Si no te decides ahora, no compartiré ninguno contigo." Concluyó, devorando la otra mitad del pastelillo.
"Si eres tan amable, me gustaría probar esos postres." El tono de Ei se mostró algo tímido, ya que había sido completamente atrapada.
"Muy bien, solo déjame acomodarte…" Aether dejó la bandeja en la mesa de noche para tomar el cuerpo de Ei con suma delicadeza.
La Diosa tan solo observó en silencio como el viajero acomodaba la almohada con cuidado sobre su espalda para que pudiera apoyarse con más libertad. Una vez que ella estuvo sentada en la cama, Aether la abrazó sobre la espalda con extrema delicadeza para que no se cayera mientras utilizaba su otra mano para tomar la bandeja.
Finalmente, Aether se acomodó a su lado y colocó la larga bandeja entre el regazo de ambos.
"Para ser sincero, todo esto es para ti. Así que espero que lo disfrutes." Respondió Aether con una sonrisa.
"Muchas gracias." Ei asintió con una pequeña sonrisa.
En ese momento, un silencio un tanto incomodo se presentó entre ambos.
"Ya sabes, no puedo…" Comentó Ei con un leve rubor en sus mejillas.
"Ah, es cierto. Lo siento." Comentó Aether con una sonrisa nerviosa cuando extendió la bebida hacia sus labios con sumo cuidado. "Elegí esta bebida porque pensé que queda bien contigo. Es una de mis creaciones más recientes, y todos los ingredientes principales son provenientes de Inazuma." Declaró con cierta torpeza, aunque Ei estaba mucho más centrada en probar la bebida como para darse cuenta de su nerviosismo.
Los labios de Ei tocaron la espuma violeta con cierta precaución. Sus ojos se ensancharon cuando sus papilas gustativas estallaron en jubilo por lo bien que se combinaba la sensación fría y dulce en su paladar. Una vez que tragó, la sensación fría y dulce se transformó en un poderoso aliento a sabor mentolado que le encantó.
"Esto es muy rico, y ahora me siento mucho mejor. Muchas gracias." Ei intentó parecer tranquila, pero la linda sonrisa en su rostro y el tono alegre que utilizó dejó ver que ella realmente lo había disfrutado mucho más de lo que aparentaba.
"Me alegro que te haya gustado, pero sin duda esto es lo mejor." Comentó Aether cuando le acercó una porción de tartaleta. "Los ingredientes esenciales de este pastel se encuentran en otra región que ni siquiera yo aún he visitado. Se lo debo todo a un amigo de Mondstadt." Esas palabras preocuparon un poco a Ei.
"pero eso significa que no debes tener mucho de esos ingredientes, ¿estás seguro de gastarlos conmigo?" Preguntó no muy segura.
"Por su puesto. Además, la fruta ayuda a que mejores." Respondió Aether sin ninguna duda, recibiendo una leve sonrisa de Ei como respuesta.
Ella abrió la boca y el primer bocado fue otro deleite para ella, y en esta ocasión le fue imposible contener el suspiro feliz y placentero que emergió de ella por cada segundo que saboreaba el alimento.
"¿Puedo probar el otro?" Preguntó Ei con un brillo completamente renovado en sus hermosos ojos violetas.
"Linda." Pensó Aether con ligera gracia al notar el cambio de actitud tan positivo en Ei, además de ese brillo tan bonito que había adquirido su rostro. "Esto está hecho de crema con una base azucarada. Son más simples, pero eso no quita el hecho de que sean deliciosos." Aether acercó el burbiterol a sus labios, y en esta ocasión ella abrió la boca de inmediato.
El deleite y la felicidad extrema no tardó en adornar sus facciones, hasta el punto que unos pequeñas lagrimas adornaron sus hermosos ojos. Otro suspiro satisfecho y regocijante emergió de sus labios, pero en esta ocasión ni siquiera se molestó en contenerlo.
Aether tan solo pudo seguir mirándola con bastante gracia, aunque también debía admitir que se sentía bastante bien ver a alguien disfrutar tanto de su comida además de Paimon.
"Creo que incluso Yae podría impresionarse un poco si la viera ahora."
¡FINAL DEL CAPÍTULO!
¡Espero que lo hayas disfrutado!
Como ven, lentamente comenzamos a iniciar la relación entre Aether y Ei. *Y por supuesto, no podía ser de otra manera que no sea utilizando su debilidad más mortal: los postres*
De todas formas, esto apenas comienza, así que verán mucho desarrollo entre ellos dos en los siguientes capítulos. De todas formas, no todo estará centrado en la pareja principal, ya que debo enfocarme lentamente en ir avanzando con la trama para que tengan leves indicios de que sucederá a futuro, una vez que Ei se recupere. Eso irá a paso lento, ya que ahora quiero enfocarme más que nada en el romance, y esto solo fue una pequeña introducción a lo que vendrá después.
Puede que la actitud de Ei haya parecido un tanto infantil aquí, pero deben tener en cuenta que ella no será siempre así, solo en los momentos que deba enfrentarse contra su mayor debilidad. Aunque bueno, es cierto que pronto desarrollará otra habilidad aun peor cuando empiece a enamorarse de Aether, pero esa es otra historia.
Sin nada más que agregar, me voy despidiendo.
¡Muchas gracias por leer!
