¡Aquí me presento con un nuevo capítulo de esta historia!

Surfysun ha renovado su membrecía, por lo que este no será el último capítulo extra. Tendrán un nuevo capítulo dentro de tres días. Si alguien más está interesado en extender la racha consecutiva de capítulos, recuerden que pueden volverse miembros de mi Patre-on por un dólar, y así pedir un capítulo extra (incluso puede ser de cualquier historia en desarrollo, no necesariamente esta).

Muchas gracias por el increíble apoyo que están brindando a esta historia. De las tres nuevas historias que he publicado, sin dudas esta es la que más repercusión ha tenido.

Dejando esto de lado, es hora de comenzar.

¡Disfruta!

"Buenos días, dormilona."

Los ojos de Ei se contrajeron cuando las cortinas se corrieron sin previo aviso. Una leve sonrisa surgió en sus labios al ver que se trataba de Aether.

"Buenos días." La Diosa le devolvió el saludo mientras se estiraba por debajo de las sabanas, o por lo menos, lo hacia con la mitad del cuerpo que si podía mover.

Sus ojos parpadearon un par de veces, y esa sonrisa dormilona se transformó en una expresión un tanto sorprendida al ver lo que estaba sucediendo afuera.

"¿Está nevando?" Preguntó Ei al ver como la nieve golpeaba con fuerza contra la ventana.

"Una buena tormenta para que todos salgamos a divertirnos en unas horas." Comentó Aether con una sonrisa dentuda. "Todo gracias a Gordi." Concluyó, ganándose una leve sonrisa como respuesta.

"Suena un poco divertido." Ella lo confirmó con un leve asentimiento mientras observaba el caer de la nieve.

"Por cierto, eso no es lo único novedoso de hoy." Ei lo miró con curiosidad tras escuchar sus palabras. "Alguien vino a visitarnos." Aether observó hacia la entrada del dormitorio tras esas palabras, y así también lo hizo Ei.

Zhongli emergió de la oscuridad, observando a Ei con su típica seriedad.

"Buenos días."

_ CAPÍTULO 10: ¡EL PASADO DE EI! _

Zhongli dejó la taza de café sobre la mesa con cuidado, y así también lo hizo Ei. Ambos se estaban observando en silencio ante la atenta mirada de Aether, Yae, Sara, Shenhe y Kaeya, ya que estaban desayunando todos juntos.

"No sabía que Zhongli era amigo del viajero." Comentó Shenhe, obviamente ella no sabía el motivo real de la visita.

"Es difícil no volverte su amigo después de tantas cosas que pasaron." Fue el simple comentario de Zhongli, quien le entregó una leve sonrisa a la mujer. "De hecho, creo que todos los aquí presentes podemos considerarnos amigos, ¿no lo crees?"

"Si tu lo quieres ver así, entonces no tenemos problemas." Respondió Kaeya con una sonrisa.

"Me gustaría charlar un poco más con ustedes, pero las mañanas son siempre muy ajustadas para nosotras." Comentó Yae cuando se puso de pie, y así también lo hizo Sara. "¿Pueden ayudarnos con los encargos?" La Yokai llevó su mirada a Kaeya y Shenhe, en donde ambos asintieron.

"Claro, no será un problema." Comentó Kaeya cuando las siguió, mientras que Shenhe hizo una pequeña pausa para saludar a los tres restantes con un leve asentimiento.

Aether y Zhongli le sonrieron como respuesta, mientras que Ei tan solo imitó su gesto.

Una vez que los tres se quedaron solos, un silencio bastante notorio se presentó entre ellos. Pero no era un silencio incomodo, ya que todos estaban centrados en probar los postres y bebidas calientes en este día extremadamente frio, especialmente cierta Diosa que se veía muy satisfecha con cada cosa que probaba.

"Entonces…" Zhongli rompió el silencio cuando dejó la servilleta a un lado. "¿Cómo te a tratado la vida en estos días?" Ei tan solo lo miró, dejando el dango tricolor a un lado para responderle.

"Ya sabes como lo ha hecho." Respondió Ei, ganándose una mirada tranquila como respuesta.

"Es cierto. Solo preguntaba por cortesía." Aclaró el Arconte jubilado cuando tomó otro poco de café, para luego volver su mirada a ella. "No han sido tiempos sencillos, pero el viajero me explicó que te encuentras mucho mejor." Concluyó con una leve sonrisa, y a Ei le fue imposible no sonreír tras escucharlo, ya que su mirada se enfocó inconscientemente en Aether.

"Bueno…la realidad es que me han ayudado mucho." Su sonrisa se complementó con su tono cubierto de cariño que iba dirigido exclusivamente a una persona, y eso hizo que la sonrisa en Zhongli continuara.

"Me alegra oír eso, y también me alegra ver que hayas decidido mantenerte alejada de ese aislamiento autoimpuesto. Nunca creí que quisieras hacerte eso." El comentario de Zhongli sin duda alguna se ganó una mirada curiosa de Aether, quien nunca tuvo la oportunidad de escuchar varias cosas sobre el pasado de Ei.

"En realidad te equivocas en una cosa. Ese aislamiento era necesario para la idea de Eternidad que tenía en esos momentos. Ahora que veo que el camino hacia la Eternidad es diferente a lo que pensaba, no creo que haya una necesidad real de volver a hacer lo mismo." Comentó Ei con una sonrisa, algo que confundió un poco a Aether.

"Yae no decía exactamente lo mismo…" Pensó el rubio, recordando esas primeras charlas que tuvo con la Yokai.

Entonces, una pregunta se formuló en su cabeza:

"¿Realmente lo hizo por su viejo concepto de la Eternidad, o solo por capricho?"

"Si tu lo crees así, entonces no voy a molestarte." Comentó Zhongli aún con su pequeña sonrisa, para luego ponerse algo serio. "Aún así, no estamos aquí para rememorar viejos tiempos." Tanto Aether como Ei se pusieron serios tras escucharlo.

"¿Eso quiere decir que ya has tomado una decisión?" Preguntó el viajero, recibiendo un asentimiento como respuesta.

"He hablado con los Adeptus, y todos llegaron a la conclusión de que esto es serio." Comentó Zhongli cuando enfocó su mirada en el café vacío. "Ellos quieren respetar mis deseos, pero también temen que el problema sea demasiado para los mortales. Yo también creo eso, y por eso he venido a verlos." Zhongli fijó su mirada en ellos una vez más. "Aún sigo manteniendo mi idea de mantenerme alejado, pero entiendo el peligro al que todos podrían someterse, y entiendo cuantos podrían sufrir solo por la idea de querer mantener mi lejanía. Aún así, no intervendré a menos que lo vea estrictamente necesario." Concluyó el Dios, ganándose una mirada silenciosa por parte de ambos.

"¿Y que sería lo 'estrictamente necesario'?" Preguntó Aether con una ceja alzada.

"Ya lo saben." Fue la simple respuesta de Zhongli, quien cerró sus ojos.

Aether y Ei se miraron entre sí, para luego esbozar una leve sonrisa.

"En cualquier caso, te agradecemos mucho que hayas pensando en nuestra propuesta." Comentó Ei, sacando una sonrisa en el Dios.

"Así como ustedes me comprenden, yo también los comprendo." Respondió Zhongli cuando se puso de pie. "Ahora, si me disculpan…"

"¿Eeeeh…?" Todos observaron hacia atrás tras escuchar esa voz tan reconocida.

Allí se encontraba Venti apoyado contra el marco de la puerta mientras observaba a Zhongli con una sonrisa subjetiva.

"¿Ya te vas tan pronto? Y yo que pensaba que podríamos divertirnos un poco en la nieve..."

Zhongli, Aether y Ei se miraron entre si en un silencio bastante claro, para después volver a mirarlo.

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Unos momentos más tarde…

Ei se encontraba sentada a los pies de un árbol. Su mano se extendió para atrapar los copos de nieve que caían con suma tranquilidad. Su mirada parecía especialmente enfocada en esos pequeños puntos blancos que recaían sobre su mano, como si los estuviera admirando.

"¿Te gusta la nieve?" Aether se unió a ella cuando se sentó a su lado.

"No me disgusta." Ei respondió sin quitar la mirada de esos hermosos copos de nieve que caían en su mano. "Hace mucho tiempo que no veía nieve. Incluso ya me había olvidado como era." Comentó la Diosa con gran nostalgia.

Aether tan solo la observó en silencio, notando los leves temblores que sacudían su cuerpo. Ella estaba tan compenetrada en su pequeño mundo que nunca notó como él le sonrió justo cuando comenzó a quitarse la bufanda.

Los ojos de Ei se ensancharon un poco al sentir como algo extremadamente cálido rodeaba su cuello. Sus manos se aferraron instintivamente en la bufanda morada al sentir como la fragancia y el calor de Aether se impregnaba en su cuerpo.

"¿Quieres que te busque algún abrigo?" La pregunta del rubio hizo que Ei saliera de su pequeño sueño, por lo que no tardó en responderle con una sonrisa.

"Si no te molesta." Ella dijo, ganándose un par de palmaditas sobre su cabeza como respuesta.

"Je, para nada." Comentó Aether cuando se puso de pie.

Antes de entrar por la puerta trasera le entregó un saludo a Venti y Zhongli, quienes se encontraban apoyados contra la pared.

"Ahora que lo pienso, hace mucho tiempo que no veo nieve de cerca." Declaró Zhongli luego de escuchar las palabras de Ei, observando como la nieve caía desde el cielo adeptico.

"Creo que soy el único Arconte de los tres presentes que tiene suerte en ese sentido." Comentó Venti con una leve risita al final.

"Supongo que si…" Respondió Zhongli, su mirada ahora estaba enfocada en Ei.

Le parecía curioso ver como ella se aferraba fuertemente a esa bufanda mientras una sonrisa cubierta de amor se presentaba en su rostro. Venti también no pasó esto desapercibido, por lo que respondió a su manera cuando una sonrisa algo peculiar cruzó en su rostro.

"¿Qué piensas acerca de eso?" Venti le dio un pequeño golpe en su abdomen para llamar su atención, algo que consiguió.

"Si, ya lo veo…" Comentó Zhongli con una leve sonrisa al ver como Ei estaba cubierta de felicidad con tan solo la idea de ser abrazada por esa bufanda.

"¿Verdad?" Declaró Venti con una sonrisa socarrona.

"Se ve que a ella le encantan las bufandas." La respuesta hizo que Venti lo mirara con ojos ensanchados.

"Había olvidado que tú eres peor que esos dos…" Comentó Venti con una mirada aburrida, haciendo que Zhongli lo mirara con gran confusión.

"¿Qué quieres decir?"

"Olvídalo." Respondió Venti al instante. "¿Te alegra verla mejor?" El bardo cambió la pregunta, haciendo que una leve sonrisa apareciera en el rostro de Zhongli cuando enfocó su mirada en Ei.

"Es raro, nunca la había visto así. Creo que las únicas veces que demostraba sus verdaderos sentimientos eran durante el combate" Comentó el Arconte jubilado.

"Tienes razón. En ese sentido se parecían bastante." Agregó Venti con un asentimiento. "Nunca imaginé que te volverías tan aburrido después de lo sucedido con esa Diosa." Ese comentario hizo que la sonrisa de Zhongli desapareciera.

"Ser eliminada por tu propia gente…" El Dios enfocó su mirada en la caída de la nieve una vez más, pero esta vez su enfoque lucía mucho más profundo. "Ese fue unos de los últimos actos que necesité presenciar para entender ciertas cosas. Después de tantas muertes de amigos, es allí cuando empiezas a comprender que la guerra no es divertida." Aclaró el Dios, para luego enfocar su mirada en Ei. "Supongo que ella lo debe entender más que nadie…"

"Hum, tal vez…" Comentó Venti, enfocando su mirada en Zhongli. "Pero ahí una gran diferencia entre ustedes." Esas palabras hicieron que Zhongli mirara al hombre con gran incertidumbre. "Tú has perdido toda esperanza de luchar, pero ella siempre lo ha tenido latente." Comentó, para luego enfocar su mirada en Ei. "¿Quién sabe? Quizás cuando su rehabilitación esté completa pueda recuperar eso que tanto la caracterizaba." Zhongli también enfocó su mirada en Ei, quien se encontraba arrastrando la mano sobre la nieve mientras que utilizaba la otra para seguir aferrada a la bufanda.

Eso hizo que una sonrisa emergiera en su rostro.

"Puede que tengas razón. Especialmente si ahora va a tener un compañero de entrenamiento tan capaz como lo es él." Concluyó, y justo en ese momento apareció el hombre del que estaba hablando.

"Lamento la tardanza. Tuve que conseguirte un abrigo." Comentó Aether cuando le entregó un abrigo polar de color morado. "Realmente tienes que comprar más ropa. Es increíble que toda tu vestimenta sea exactamente igual." Agregó el rubio con los ojos en blanco.

"Bueno, nunca me enfoqué en mi vestimenta…" Fue el comentario de Ei, quien se colocaba el nuevo abrigo con cuidado.

"Por eso digo que-"

Aether no pudo terminar de hablar, ya que una bola de nieve le cayó en toda la cara.

"¡Bien! Ahora que todos estamos listos, ¿por qué no nos divertimos un poco?" Preguntó Venti con una sonrisa mientras una gran cantidad de bolas de nieve flotaban a su alrededor gracias al Elemento Anemo.

"Yo realmente no-" Zhongli intentó hablar, pero una bola de nieve cayó sobre su rostro.

El hombre se quitó la nieve con calma y volvió a hablar.

"Como decía…"

Otra bola de nieve.

"Yo…"

Otra más.

"Venti, por favor…"

Y una más.

"Esto es una tontería…"

Adivinen.

Esta vez no fue una bola de nieve, fueron cuatro.

"Si eso es lo que quieres…" Comentó Zhongli cuando se quitó la gran cantidad de nieve de su cuerpo, su siempre cara relajada creaba un gran contraste con la vena que estaba marcada en su sien.

Un gran pilar geo apareció y se incrustó en el suelo, haciendo que Venti saliera volando cuando una gran cantidad de nieve lo atropelló sin cuidado. Mientras tanto, Aether tuvo la reacción suficiente como para tomar a Ei entre brazos y arrastrarla detrás del árbol, pero el fuerte impacto hizo que de todas maneras se llenaran de toda la nieve que cayó de las ramas.

"Je." Zhongli no fue capaz de ocultar su risa ante el claro triunfo.

"¡No cantes victoria antes de tiempo!" Venti emergió de la nieve junto a su poder del viento, haciendo que Zhongli entrecerrara los ojos al ver la gran cantidad de bolas de nieve que lo rodeaban.

Aether y Ei se cubrieron detrás del árbol como podían mientras una gran cantidad de bolas de nieve salía disparada por doquier. Zhongli hizo lo suyo cubriéndose detrás de su pilar geo, mientras que Venti reía como un loco.

Después de unos largos segundos, el ataque súbito se detuvo y Venti se sorprendió al ver que ya no había más nieve rodeándolo.

"¡Ahora es nuestro turno!" Exclamó Aether con una sonrisa competitiva, quien no tardó más de un segundo en arrojar bolas de nieve junto con una Ei que se veía bastante entretenida.

La guerra de bolas de nieve duró mucho más de lo que se imaginaron. Pero ese momento llegó a su fin cuando Venti rodó hacia el frente para esquivar una gran cantidad de nieve cortesía de los pilares de Zhongli, y eso hizo que terminara justo en frente de Aether y Ei, quienes se vieron sorprendidos. El bardo respondió a su manera cuando una sonrisa bastante peculiar se dibujó en su rostro, haciendo que una gran cantidad de bolas de nieve lo rodeara.

"¡Cuidado!" Aether tomó a Ei entre sus brazos y ambos rodaron por la nieve para esquivar la metralleta de bolas de nieve.

Una vez que estuvieron a salvo del ataque, ambos se quedaron completamente paralizados.

El motivo era simple.

Aether se encontraba sobre Ei, y ambos se encontraban muy, muy cerca. La respiración caliente del otro se sentía con suma claridad, e incluso sus labios se estaban encontrando en un constante rose.

Ambos parecieron desconectarse de todo lo que sucedía a su alrededor por algo tan simple como el rose de sus labios. Aether intentó reaccionar, pero eso solo se quedó en un intento, ya que pudo sentir como los brazos de Ei lo rodearon para que no se apartara.

Mientras tanto, Venti observaba todo lo acontecido con una sonrisa. Por lo visto, él había logrado su principal objetivo.

"¡Vamos, bésalo!" Exclamó el bardo en sus pensamientos al notar que Ei era quien más absorta estaba en sus sentimientos.

Pero, desafortunadamente su plan falló cuando ambos objetivos fueron cubiertos por una gran cantidad de nieve, cortesía de un Zhongli quien lucía satisfecho ante su victoria, algo que obviamente no le causo ni un poco de gracia a Venti.

"¿Cómo es que alguien tan inteligente puede ser tan idiota al mismo tiempo?" Pensó el bardo cuando se palmeó el rostro.

Aether y Ei emergieron debajo de la nieve, y ambos se sacudieron todo lo que pudieron.

Pero antes de que la guerra de nieve continuara, cierta niña flotante salió al exterior con un gran puchero en sus labios.

"¡¿Por qué no despertaron a Paimon?!"

_ SALTO DE LINEA _

Relajatetera

Varias horas más tarde…

Aether arropó a Paimon con sumo cuidado para no despertarla. Una sonrisa se disparó en su rostro al escuchar como ella balbuceaba cosas sobre comida y dormir junto a él. Desafortunadamente para ella, Aether aún tenía algo que hacer antes de acostarse.

Él llevó su mirada una última vez a la niña durmiente antes de abandonar el dormitorio.

Ei se encontraba leyendo su famosa novela, ya arropada y preparada para dormir. El golpeteo de la puerta hizo que se distrajera de ese mundo de fantasía.

"Entra." La Diosa respondió sin tardanza y dejó el libro a un lado, viendo como Aether ingresaba a su dormitorio.

El rubio llevaba un plato con algunos dangos tricolores, en lo que sería el último postre antes de dormir.

"Hoy fue un día un poco diferente a los habituales." Comentó Aether con una sonrisa cuando se sentó junto a ella. "¿Te divertiste?"

"Bastante." Ei no dudó en responder con una de sus lindas sonrisas. "Fue grandioso que los tres pudiéramos estar juntos después de tanto tiempo. Aunque nunca pensé que Morax…quiero decir, Zhongli, se divirtiera junto a nosotros. Es un tipo muy amargado." Concluyó la Diosa con una risita al final, algo que Aether compartió con ella.

"Todos necesitan distraerse un poco a veces. Incluso un tipo como él." Comentó Aether, para luego dejar todo en silencio.

Ambos se miraron en silencio, aunque ese contacto visual fue roto cuando Ei fijó su mirada en uno de los dangos.

"¿Qué harás cuando te recuperes?" La pregunta repentina hizo que Ei lo mirara con el palillo en la boca.

"Supongo que entrenar." Respondió Ei con un leve inclinar de hombros. "Hace mucho tiempo que no uso mi propio cuerpo, y sumado a todo lo que me sucedió recientemente hizo que las cosas sean un poco más complicadas. No digo que haya perdido nivel, pero necesito readaptarme." Aclaró la Diosa mientras alzaba la mirada y se frotaba el mentón.

"¿Quieres entrenar conmigo?" Ei lo observó con ligero asombro tras su propuesta. "Eso haría que ambos progresáramos muy rápido." Aunque eso tenía bastante lógica, Ei se vio algo reacia ante la idea.

"Pero seguro voy a lastimarte…" Comentó la Diosa con suma preocupación.

"¿Y qué? La última vez que nos enfrentamos no tuviste ningún reparo en lastimarme." Aclaró el rubio con una sonrisa burlona en su rostro.

"¿Cuánto tiempo más vas a seguir molestándome con eso? Y esa no era yo, era la marioneta." Ella intentó escusarse al mismo tiempo que volteó su rostro, mostrando su molestia.

"La marioneta y tú…bueno, no hay mucha diferencia. Quiero decir, era prácticamente una copia tuya." Aether contrarrestó las palabras de Ei, haciendo que su mirada endurecida se transformara en una algo avergonzada.

Ei tomó otro dango tricolor, pero se le quedó mirando en silencio.

"¿Qué harás cuando todo termine?" La Diosa volvió a fijar su mirada en el rubio, ganándose una mirada pensativa por parte de éste.

"Supongo que seguiré buscando a mi hermana." Respondió, para luego mirarla con una sonrisa. "Pero no te preocupes, nunca dejaré de visitarte." Eso sacó una pequeña sonrisa en el rostro de Ei.

"¿Lo prometes?" Ella preguntó con ligera emoción, haciendo que la sonrisa de Aether se ensanchara.

"¡Por supuesto!" Exclamó cuando le dio su mano como gesto de promesa.

"Jeje." Ella se rio con ternura, y la emoción del momento hizo que no midiera sus siguientes palabras:

"Estoy tranquila, porque sé que tu no eres como ellas y no romperás la promesa."

Aether se quedó en silencio, y así también lo hizo Ei, quien se dio cuenta de lo que había dicho. El silencio se tornó algo incomodo, y eso hizo que ella apartara el dango de sus labios.

"No es que quisiera compararte, yo lo siento…" Ei se detuvo en seco al sentir como una mano se posaba sobre su mejilla.

Ella se apoyó en el toque inconscientemente al ver como Aether le estaba entregando una sonrisa cubierta de comprensión.

"No te preocupes, yo nunca te voy a dejar sola." Esas palabras hicieron que unas pequeñas lagrimas se formaran en sus ojos, y la alegría estalló en su rostro.

"¡Si!" La Diosa exclamó y no pudo contenerse, por lo que se arrojó sobre él con tal fuerza que el plato y los dangos cayeron al piso.

Aether se vio un poco abrumado ante el fuerte y sentimental abrazo, pero lentamente respondió ese hermoso gesto.

Ambos estuvieron abrazándose por minutos, y lo único que se escuchaban eran los leves sollozos de Ei, quien tenía su rostro acurrucado en su pecho. Mientras tanto, Aether le acariciaba el cabello para intentar tranquilizarla, algo que lentamente pareció funcionar.

Al final, Ei logró tranquilizarse, aunque no se apartó ni un centímetro. Aether ahora ya no le acariciaba el cabello, solo tenía su mentón apoyado sobre su cabeza.

"¿Ya te encuentras mejor?" Preguntó Aether, y pudo sentir como Ei daba un leve asentimiento sobre su pecho. "Sé que no es de mi incumbencia. Pero si te sirve de algo, recuerda que puedes descargar todo sobre mi." Ei alzó un poco su rostro para mirarlo, y Aether apartó el mentón de su cabeza para comenzar a acariciarle el cabello con sumo cariño. "Solo escucharé. Escucharé durante todo el tiempo que necesites hasta que no sientas más dolor." Esas palabras hicieron que los ojos de Ei se ensancharan como pocas veces.

Finalmente, su rostro volvió a caer sobre su pecho, pero en esta ocasión fue con aún más fuerza, como si estuviera esperando que tenerlo cerca hiciera que todo ese dolor desapareciera. Aether lo comprendía, ya que ella lo estaba abrazando con incluso más fuerza que hace unos momentos.

Hasta que se relajó.

Sus ojos volvieron a abrirse, y Aether tuvo que admitir que se preocupo bastante al ver el casi carente brillo en ellos.

Esa era la vista de una persona que había perdido casi todo.

"Ellas prometieron que estaríamos juntas por toda la Eternidad. Prometieron que reinaríamos juntas. Pero…" Ei cerró sus ojos con fuerza y sus manos se aferraron sobre la espalda de Aether como nunca antes.

Todo se debió a esa imagen fugaz que recorrió su mente, en donde ella y sus amigas estaban disfrutando del paisaje.

"Al final, solo quedé yo…"

La mirada de Aether se tornó bastante seria, pero aún así nunca dejó de acariciar su cabello, y de alguna forma le hizo saber su apoyo cuando la abrazó con más fuerza.

"Sasayuri…ella era mi general, mi más vieja amiga y camarada…" Comentó Ei con un tono bastante apagado. "En la batalla contra Orobaxi, ella fue asesinada sin piedad por los seguidores de esa serpiente." El comentario final se disparó con sumo odio cuando se aferró con aun más fuerza a Aether, así conteniendo sus lágrimas. "Chiyo, una de mis más fieles amigas. Era una de las pocas personas en que deposité toda mi confianza, pero ella terminó corrompiéndose por culpa de una bestia durante el Cataclismo. Al final, ella comenzó a matar sin escrúpulos, y cuando le pedí que entrara en razón, ella… ella apuntó su espada contra mí, y no tuve más opción… no tuve…" Su voz se apagó cuando el llanto reprimido durante siglos por fin emergió de ella.

"Descuida, descuida…" Aether la abrazó con más fuerza y le besó la frente. "Estoy aquí…" Esas palabras hicieron que Ei acurrucara su cuerpo todo lo posible en él para sentir algo que había estado buscando desde hace siglos:

Comprensión y cariño.

"Saiguu…" Susurró Ei, apenas siendo capaz de controlar el llanto. "Saiguu no solo era una fuerte aliada, también era una gran amiga. Pero… ¡Pero un día ella desapareció y tan solo dejó una carta! ¡Una maldita carta!" Ei golpeó el pecho de Aether con fuerza cuando se ahogó en su propio llanto, su voz estaba tan quebrada que era casi irreconocible.

Aether no podía hacer otra cosa más que mirarla con gran tristeza, haciendo todo lo posible para acunarla y liberarla de ese dolor tan profundo.

"Y al final… al final, cuando pensé que no podía perder nada más… mi hermana… Makoto también pereció durante ese espantoso Cataclismo. Y… y yo… yo…" Ei se mordió el labio inferior en un intento de detener sus lágrimas, pero era en vano. "Yo me encerré con la escusa de preservar el tiempo y la memoria. Creí ciegamente que eso era la verdadera Eternidad. Creí que los sentimientos y la esperanza solo destruyen todo. Pero incluso en esos momentos… incluso cuando no era más que un fragmento de lo que fui en el pasado… yo siempre tuve miedo de olvidarlas, siempre tuve miedo de la soledad…" El llanto de Ei se suavizó un poco, aunque su cuerpo no paraba de temblar. "Sé que no fue culpa de ellas… Lo sé…" Ei cerró sus ojos con fuerza, y un llanto desgarrador surgió de sus labios:

"¡LO SÉ, LO SÉ! ¡LO SIENTO! ¡SIENTO NO HABER SIDO LO SUFICIENTEMENTE FUERTE! ¡LO SIENTO! ¡LO SIENTO!"

Aether tan solo guardó silencio, escuchando como Ei dejaba ir todo.

Su lamento.

Su impotencia.

Su rabia.

Su odio.

Su llanto.

Y, sobre todo…

Su sufrimiento.

Ella se estaba ahogando de su propio sufrimiento, pero tenerlo cerca escuchándola hizo que esa prisión que estaba alrededor de su corazón se abriera lentamente, hasta que todo salió.

Solo lo dejó salir todo.

Le era imposible recordar cuanto tiempo había estado llorando en sus brazos.

Lo más probable es que fueron horas.

Horas y horas en donde él ni siquiera se movió y la estuvo sosteniendo sin quejarse.

Cada segundo, cada minuto, cada hora…

Cada momento, su corazón dolía menos.

Hasta que por fin…

Hasta que por fin una de esas sonrisas genuinas volvió a ella cuando alzó su rostro para mirarlo a los ojos.

Aether no hizo nada, tan solo la miró. Observó esos ojos rojos que no paraban de llorar, pero ahora se veían felices.

"Si hubieras estado allí…" Ei se quitó las últimas lágrimas. "Si hubieras estado allí, estoy segura que nadie hubiera muerto. Porque eres alguien increíble." Esas últimas palabras hicieron que una sonrisa comprensiva apareciera en el rostro de Aether.

"Desafortunadamente no podemos cambiar el pasado. Pero me aseguraré de que tu futuro sea más brillante que cualquier otro."

Esas palabras sorprendieron mucho a Ei, quien respondió al instante con una sonrisa tan grande y cubierta de vida que la transformaba en la mujer más hermosa y radiante del mundo sin ningún tipo de discusión, según el mismo Aether.

Ei se recompuso y tomó la mejilla del rubio con suma delicadeza, ante la confusión de éste. Una confusión que se transformó en un leve rubor por lo que sucedió a continuación.

Una Ei completamente sonrojada le besó la otra mejilla con suma delicadeza y timidez.

Los ojos de Aether se ensancharon al sentir la textura de sus labios húmedos y suaves. Era simplemente una sensación indescriptible. Y para rematar, Ei se aseguró que ese beso fuera casi infinito.

Una vez que se separaron, ella lo observó con una sonrisa tan hermosa y ese rubor que la hacia ver tan radiante y viva.

¿quién sería capaz de no enamorarse de semejante mujer?

Finalmente, las manos de Ei se unieron con las de él para decir unas últimas palabras:

"¿Puedes quedarte conmigo esta noche?"

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

¡Espero que lo hayan disfrutado!

Un capítulo cubierto de emociones, incluso casi se me sale alguna lagrima en el momento de corregirlo.

Una vez llegado a esto, creo que va siendo hora de hacer el remate. Lo más probable es que tengan el primer beso dentro de muy poco.

Sin mucho más que agregar, nos vemos en el siguiente capítulo.

¡Muchas gracias por leer!