¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Nuevamente me gustaría darle las gracias a Surfysun, quien canjeó una membresía para tener un capítulo doble de esta historia, por lo que dentro de 3 días habrá un nuevo capítulo. Recuerda que si quieres, puedes volverte miembro de mi Patre-on por un dólar para pedir un capítulo extra de cualquier historia en desarrollo, solo debes buscarme allí como: Jyanzein.

Como no hay reviews, pasemos directamente al capítulo.

¡Disfruta!

Diluc se detuvo encima de la extraña escritura en el suelo. Su mano se posó sobre la superficie y una repentina sensación invadió su cuerpo, haciendo que cerrara sus ojos.

Aether, Ei y Paimon se encontraban observándolo a la lejanía mientras hacía su trabajo.

"¿En serio no sabes nada acerca de la Orden del Abismo? ¿Nunca han estado en Inazuma?" Aether le preguntó a su amada, haciendo que una expresión algo complicada adornara su rostro.

"No es que no sepa de ellos. Es más profundo que eso..." De repente la mirada de Aether se volvió más curiosa, al igual que Paimon. "Se los contaré cuando él nos dé más información." Ei se dio cuenta de las miradas curiosas, por lo que no tardó en responderles, algo que llevó la mirada de todos a Diluc, quien aún se encontraba estudiando la extraña escritura con sumo detalle.

"Tuvimos suerte de que él haya querido venir con nosotros." Comentó Paimon con una sonrisa.

"Tienes razón." Aether asintió con una sonrisa. "Después de todo, debe ser una de las personas que más conoce a la Orden del Abismo."

Diluc se puso de pie, su mirada se notaba más sería de lo habitual mientras se sostenía el mentón con una mano.

"¿Encontraste algo interesante?" Preguntó el rubio con curiosidad.

"Este no es un conjuro que normalmente encontrarías si hablamos de ellos." Diluc se cruzó de brazos tras esas palabras. "No logro comprenderlo, pero estoy seguro que este no es la única marca que deben haber instalado. Necesitamos revisar todo el perimetro minuciosamente y cuando encontremos suficientes pistas quizás pueda entender que es lo que estaban haciendo, o quieren hacer." Culminó el pelirrojo, recibiendo numerosos asentamientos.

Ei y Paimon se dispusieron a ayudar a Diluc, mientras que Aether se quedó en su lugar unos segundos mientras pensaba en las palabras de su amigo.

"Si no es un conjuro normal, eso significa que este asunto puede ser muy grave."

_ CAPÍTULO 23: LOS SECRETOS DE LAS PROFUNDIDADES _

Los minutos habían pasado, y pronto se convirtieron en horas. Como había dicho Diluc, todos pudieron encontrar otras partes de las extrañas letras alrededor del volcán, incluso algunos sobre éste.

Frente al volcán se encontraba Diluc, quien sostenía su mentón mientras pensaba con sumo detenimiento.

"¿Encontraste algo interesante?" Aether se acercó al hombre junto con Ei y Paimon, haciéndo que él los mirara.

"Solo estaba pensando..." Comentó el pelirrojo con una pequeña pausa al final. "Reconozco ciertos patrones, pero no logro reconocer para qué sería utilizado. Solo sé con certeza un par de cosas." Diluc se dio la vuelta para mirarlos directamente. "El primer punto es que se trata de una especie de hechizo bastante grande, y está estrictamente vinculado a este volcán inactivo. El segundo punto es algo que deben reconocer por ustedes mismos." Esas palabras hicieron que todos asintieran a excepción de Paimon.

"¿Eh? Pues, yo no tengo idea..." El hada flotante se frotó el cabello con suma confusión.

"El segundo punto es el tiempo." Aclaró Ei. "Casi todas las escrituras estaban enterradas y cada una de ellas estaban desactivadas. La dejadez tan notoria implica que han pasado una gran cantidad de años desde la última vez que ellos estuvieron aquí." Paimon asintió, por fin comprendiendo.

"Y después hay otra cosa interesante." Aether colocó la mano sobre su mentón tras sus palabras.

"No fuimos nosotros."

Aether relató las palabras de Murata que en ese momento no habían tenido sentido.

"Aunque entiendo a donde quieres ir, lo cierto es que nos hace falta bastante información." Comentó Diluc con su habitual seriedad. "Es obvio que la Orden del Abismo estuvo involucrada en algo, pero no sabemos si fue exactamente en esto. También deberíamos tener en cuenta que no son tan antiguos como para involucrarse en los dos laboratorios armamentísticos."

"En eso te equivocas." Las palabras repentinas de Ei sorprendieron a todos, aunque Diluc no lo demostró. "Es cierto que la Orden del Abismo no es tan antigua, pero los seres del abismo siempre han existido." Aclaró la Diosa, algo que sorprendió aún más a Aether.

"¿No dijiste que no sabías mucho acerca de la Orden del Abismo?" Preguntó Aether con sumo interés.

"La Orden del Abismo y el Abismo son dos cosas totalmente diferentes. Por lo que tengo entendido, muchos de los que pertenecen a esa orden no pertenecían al abismo en un principio, pero hubo seres que siempre vivieron allí. Seres lo suficientemente fuertes como para lograr hacer todo esto sin que Murata se haya percatado." Ei respondió a sus dudas con calma.

"Así que podríamos estar hablando de los creadores de la Orden del Abismo..." Diluc se frotó el mentón tras decir esas palabras. "¿Cómo es que sabes todo eso?" Preguntó el pelirrojo, su expresión ligeramente distinta daba a entender que realmente estaba impresionado con todo lo que acababa de descubrir.

"Eso debería decir yo. Me sorprende que sepas distinguir y estudiar una lengua tan rara y antigua como esta." Comentó Ei, su tono de voz denotaba su asombro.

"Tuvimos muchos problemas con esa gente en Mondstatd. Fue algo que no pude pasar por alto y por eso decidí investigar todo lo posible sobre ellos." Respondió Diluc, para luego fijar su mirada en la pared garabateada del volcán. "Por eso es que me parece algo inquietante que mis informantes nunca encontraran nada sobre esto..." Dijo esto con el ceño fruncido.

"De momento creo que lo mejor sería informarle de esto a Murata." Fue Aether quien habló, a lo que los demás estuvieron de acuerdo.

"Y también deberíamos aprovechar para preguntarle acerca de ese Coloso de las Ruinas. No creo que haya sido el único que le pareció extraño encontrar algo así tan alejado de lo que una vez fue la capital de Khaenri'ah. Y si tenemos en cuenta lo que descubrimos recientemente, esto podría terminar de darnos las respuestas que necesitamos." Agregó Diluc, a lo que todos asintieron.

"Pero ahora vamos a comer. Ya se está haciendo tarde y Paimon tiene mucha hambre." Declaró Paimon, agitando su pequeño cuerpo con ansías de comida.

"Ahora que lo pienso..." Ei fijó su mirada en Paimon, haciendo que la hada la miraba con confusión. "Si las escrituras estaban desactivadas, ¿por qué se activó cuando te sentaste encima de una?"

"Hum, esa es una buena pregunta..." Paimon se frotó el cabello con suma confusión mientras intentaba encontrar una respuesta.

"Uno de mis informes sostiene la hipótesis de que ciertos conjuros tengan remanentes. Con lo que te sucedió afirma que esa hipótesis es real." La respuesta de Diluc aclaró todas las dudas.

"¿Eso quiere decir que tienen un mecanismo parecido a los guardianes de las ruinas?" Preguntó una Paimon interesada mientras seguía al grupo, que se perdía a través del bosque.

"El funcionamiento de ambas cosas no tiene nada que ver." Respondió Diluc, en su interior no podía entender como el hada había llegado a una conclusión tan estúpida.

"Oh, ¿en serio?" La ingenuidad de Paimon volvió a demostrarse.

Aether simplemente se rió de ella, mientras que Ei parecía estar más enfocada en otro asunto. Eso terminó de aclararse cuando sus ojos se dirigieron sutilmente a un costado, mirando a una dirección en concreto.

Muy lejos del grupo, había una sombra alta e imponente que los estaba vigilando en completo sigilo, pero pronto desapareció tras ver que se marchaban.

_ SALTO DE LÍNEA _

Natlan

Varios minutos más tarde...

"¿Se dieron cuenta?" Aether preguntó de manera repentina, haciendo que todos se detuvieran en medio del bosque.

"¿Eh?" Paimon demostró su ignorancia con esa simple palabra.

"Alguien nos estaba vigilando. Creo que lo ha estado haciendo desde hace un buen rato, y definitivamente ocultaba muy bien su presencia." Respondió Ei con naturalidad, obviando el hecho de que eso estaba lejos de ser natural.

"¿¡Eeeh!?" Paimon dijo lo mismo, aunque en esta ocasión se veía algo asustada.

"Pensaba que solo había sido mi imaginación..." Diluc debatió consigo mismo.

"¿¡Cómo es que Paimon era la única que no sabía nada!?" Ahora el miedo del hada cambió a enojo.

"Estoy seguro que no se trataba de alguien normal, creo que era un Fatui..." Comentó el viajero, quien posó una mano sobre su mentón.

"Seguro estaba evaluando nuestros conocimientos. Lo más probable es que no sea la última vez que nos esté vigilando." Aclaró Diluc, ganándose un asentimiento por parte de Aether.

"No se preocupen por él." Las palabras de Ei hicieron que todos la miraran. "Cuando llegue el momento, yo me encargaré de eso."

"¿Cuando creen que querrá actuar de una manera directa?" Preguntó Aether, haciendo que Diluc se tomara el mentón.

"Evaluando las posibilidades, lo más seguro es que sea durante el Ritual Escarlata. Ellos saben que estaremos muy ocupados." El pelirrojo compartió sus ideas, y todos estuvieron de acuerdo.

"Bueno, aún falta para eso. Primero debemos aclarar un par de cosas con Gruthecóatl." Aether se encargó de reanudar la caminata, y todos lo siguieron.

_ SALTO DE LÍNEA _

Natlan

Unas horas más tarde...

"De acuerdo, esto no me lo esperaba..." Murata estaba sentada detrás de su escritorio, su rostro reflejaba lo que sentía tras escuchar esas palabras.

Así también era para los demás, que se encontraban bastante sorprendidos tras lo escuchado.

"Solo tengo una duda, ¿que es la Orden del Abismo?" La pregunta repentina de la Arconte Pyro sorprendió a todos, ya que era muy extraño escuchar eso.

"¿En serio no los conoces?" Preguntó un Aether muy confundido.

"Natlan siempre ha sido una nación muy hermética. Nunca nos interesó lo que sucedía fuera de estas tierras." Murata dio su punto, aunque esa explicación dejó más dudas que respuestas.

"¿Entonces no sabes nada sobre el Coloso de las Ruinas?" Preguntó el rubio, ganándose un negar de cabeza por parte de la Diosa.

"Un día simplemente apareció allí tirado. Incluso nos pusimos de acuerdo con la Diosa de los Dragones para saber de qué se trataba, pero nunca encontramos una manera de acceder a él." Aclaró la Arconte.

"¿Y no plantearon la idea de destruirlo?" Preguntó Venti, haciendo que Murata lo mirara.

"A mi me hubiera gustado hacerlo, pero Gruthecóatl estaba en contra. De seguro se debe a que esa cosa está en su territorio y piensa utilizarlo como arma. Al final parece ser que nunca logró su objetivo. O por lo menos, no por ahora." Concluyó Murata, dejando a todos con sus propios pensamientos.

"Tendremos que ir allí en algún momento. Probablemente pueda aprovechar la visita a Gruthecóatl..." Pensó Aether con detenimiento.

"Si quieren investigar esa chatarra, puedo enviar algunos de mis hombres para ayudarles a infiltrarse." El comentario de Murata se ganó la atención del viajero.

"No es la primera vez que quieres infiltrarte, ¿verdad?" La pregunta repentina hizo que la Diosa se pusiera un poco nerviosa, algo muy raro en ella.

"Es necesario tener espías para estos casos. Recuerden que ella también infiltró a esos tales Fatui en mi territorio." La mujer se excusó al instante, omitiendo ciertos detalles relevantes que todos ya conocían.

Aún así, Aether decidió no hablar para ahorrarse problemas.

Después de todo, aún debían confirmar que Gruthecóatl era la malvada, a pesar de que todas las pistas apuntaban a esa verdad.

"En cualquier caso, ya es tarde. Vayamos a dormir y mañana discutiremos los planes." Todos estuvieron de acuerdo con las palabras de Kokomi, y así se despidieron de la Arconte Pyro y el Arconte Anemo, quienes se iban a quedar un rato más despiertos para disfrutar de algunas copas.

_ SALTO DE LÍNEA _

Natlan

Unos minutos más tarde...

"Iré con Tonalli para visitar a Gruthecóatl." Aether se sentó en la cama de Ei mientras observaba como ella acomodaba algunos vestidos en el gran armario que poseía en el dormitorio. "Los demás pueden echarle un vistazo al Coloso de las Ruinas. Si quieres puedes quedarte con Venti y Paimon para mantener entretenida a Murata." Ei lo miró tras escuchar sus palabras.

"Eso es lo que tenía pensado." La Diosa cerró el armario y se sentó junto a su amante. "Pero no viniste a hablarme solo sobre esos planes, ¿verdad?" Ei bajó un poco la cabeza tras esas palabras.

"Para ser sincero, vi que evadiste la pregunta de Diluc. Creo que él también se percató de ello." Aether se acercó un poco a ella para rodearla con su brazo con la intención de ofrecerle apoyo. "Entiendo que quieras guardar ciertas cosas, pero quiero que entiendas que yo siempre estaré aquí para cualquier cosa de la que quieras hablar." Una sonrisa emergió de Ei en contra de su voluntad.

"La realidad es que casi todos mis conocimientos del Abismo lo sé gracias a mi hermana." La Arconte recostó su cuerpo sobre el abrazo y apoyó el rostro sobre el hombro del hombre que tanto se preocupaba por ella. "Ya sabes, es difícil para mí hablar sobre mi hermana..." Ei hizo una pequeña pausa, y Aether aprovechó para acariciarle la cabeza, un gesto que compartió la sonrisa de ambos. "Nunca supe cual fue su propósito para investigar tanto sobre esas cosas. Por lo que ella me dijo, el origen de este mundo es incierto, pero hay algo que lo sostiene para que siga fluyendo. Supongo que conoces las Líneas Ley, ese es un gran ejemplo de lo que sostiene a este mundo."

"Si, me he cruzado con varias de ellas en mis aventuras." Respondió Aether, recordando esas extrañas perturbaciones que encapsulan recuerdos.

"Las Líneas Ley son por así decirlo como una especie de ramificación otorgada por el Irminsul, un gran árbol que se extiende desde las profundidades más recónditas de Teyvat y que tuvo su origen en Sumeru, la tierra más antigua del mundo. Es una especie de Entidad que se extiende a lo largo de todo el mundo y tiene la característica de crecer al revés, por eso es que somos capaces de encontrar sus raíces o ramificaciones en la superficie." Ei hizo una pequeña pausa para saber si Aether había entendido todo, a lo que éste respondió con un asentimiento. "Lo realmente importante aquí es que este árbol es capaz de controlar el destino de todo el mundo. Así se originaron las Constelaciones y los Encuentros Entrelazados, todo por el destino que ya estaba escrito."

"Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el Abismo?" Preguntó Aether con suma confusión.

"Recuerdo que en una de nuestras tantas charlas mi hermana estaba preocupada porque el Irminsul había llegado a expandirse hasta el Abismo, y eso era un gran problema para sus planes." Esas palabras llamaron la atención de Aether.

"¿Qué planes eran?" Preguntó el rubio con sumo interés.

"Makoto siempre me decía que era algo demasiado complicado de entender como para que me involucrara. Solo me decía que hiciera mi trabajo." Las lindas cejas de Ei se fruncieron tras recordar eso, su rostro fue algo tierno según el punto de vista de Aether.

"¿Tu hermana te regañaba muy seguido?" Preguntó el rubio con gracia.

"¡Oye!" Exclamó Ei con un sonrojo palpable al ser descubierta, algo que se ganó una risa en su amante.

"Descuida, sé lo que es ser regañado por una hermana." Aether ajustó un poco más el abrazo, y la mirada de ambos se tornó bastante amorosa.

Antes de continuar narrando, Ei le entregó un corto pero muy apasionado beso. Sus labios se separaron con lentitud, y el calor en sus mejillas se profundizó.

Aunque tenían muchas ganas de seguir demostrando ese tipo de cariño tan especial, ambos sabían que no era el momento.

"Para ser sincera, no sé mucho más acerca de eso. Solo me dijo que el Abismo era peligroso por los seres antiguos que vivían allí y por eso es que no quería involucrarse de una manera tan directa con ellos." El rostro de Ei decayó considerablemente por lo que estaba a punto de decir. "Después de eso, inició el Cataclismo, y yo... no la volví a ver." Aether se puso serio de inmediato tras escuchar esas palabras. "Nunca supe cuales eran sus planes, o porque no confió en mi para decirmelo..." Aether la detuvo allí cuando la besó.

En esta ocasión, el beso fue más largo y pronunciado. Casi tan pronunciado como esa lágrima que recorrió la mejilla derecha de la hermosa Diosa.

Aether separó sus labios con ligereza y le acarició la mejilla para quitarle esa lágrima traicionera. Aunque Ei parecía estar mejor, él se rehusó alejarse, por lo que aún estaba presionando su frente contra la de ella, sus labios solo eran separados por unos escasos centímetros.

"Ella no te lo dijo porque quería protegerte. No solo a ti, si no también a Inazuma. No tengas dudas de ello." Respondió Aether con una mirada solemne, ganándose una pequeña sonrisa por parte de Ei.

"Solo espero que haya cumplido su objetivo..." Concluyó, su mirada cayó un poco pero la sonrisa aún seguía en su rostro. "¿Y tú no sabías nada acerca de esto? Como eres un viajero de mundos, pensé que hubieras experimentado cosas similares." Ei cambió el foco del tema, haciendo que Aether alzara su rostro.

"Para ser sincero, nunca me puse a pensar mucho en ello. Lo que sí puedo decirte es que nunca había visto tantas de esas ramificaciones en un mismo mundo. De hecho, podría decir con certeza que Teyvat tiene muchas más de esas cosas raras que en todos los mundos que he visitado juntos." Esas palabras sin duda alguna asombraron a Ei.

"¿No crees que eso es extraño?" Preguntó la Diosa, a lo que el rubio tan solo se inclinó de hombros.

"Quizás solo sea casualidad."

_ SALTO DE LÍNEA _

Natlan

Al día siguiente...

Un pequeño tumulto de guerreros estaban juntos mientras hacían los últimos preparativos en los tres globos de carga. Entre dichos guerreros se encontraba todo aquel grupo que había llegado desde las fronteras de Mondstadt, salvo por unos pocos.

Murata, quien observaba todo desde lejos, se dio cuenta de ese detalle.

"¿En dónde se encuentra Aether? Le ordené a Tonalli que lo acompañara..." Comentó Murata con suma confusión.

"Ellos fueron a investigar más acerca del volcán." Ei llegó a su lado junto con Venti y Paimon.

"Les sugerí investigar en las ruinas una vez más. Quizás con ese cambio de enfoque encuentren alguna que otra pista interesante." En esta ocasión fue Venti quien habló.

"Ya veo..." Murata observó al gran grupo, su mirada se notaba algo decaída. "Si pudiera me encantaría participar más directamente, pero ya saben lo que puede suceder si me involucro demasiado." Concluyó en un susurro, su tono se notaba algo decaído.

"¡Je, eres de esas que no puede quedarse quieta! !Paimon entiende muy bien tu dolor!" El hada flotante se posó en frente de la Arconte Pyro ante la sorpresa de todos los Dioses. "¡Para poder distraernos, juguemos de nuevo a las cartas!" Exclamó con aún más emoción.

"¡Oh, de acuerdo! ¡Esta vez voy a ganar!" La seria y refinada mujer optó por una actitud bastante infantil tras escuchar el reto de Paimon.

Ei y Venti se sonrieron.

Era evidente que Paimon solo buscó satisfacer su propia inquietud y aburrimiento, pero esa alma tan inocente que poseía es lo que había hecho que Murata dejara de pensar en todo lo que estaba sucediendo.

Inconscientemente, Paimon los había ayudado con su cometido.

El grupo que estaba con los guerreros se miraron entre sí y asintieron, notando que las cosas aquí ya estaban solucionadas.

Lo único que debían hacer ahora era su parte de la misión.

Así también lo era para Aether y Tonalli, quienes se encontraban en una situación algo... complicada, por decirlo menos.

"¡BAJA LA VELOCIDAD!"

"¿¡Y COMO CARAJO HAGO ESO!?"

Tonalli y Aether iban en dos diferentes Burticoles a toda velocidad. Mientras que Tonalli parecía tenerlo controlado, Aether se encontraba yendo en zig zag totalmente a la deriva, amagando con chocar contra los bordes del gran río de lava cada vez.

"¡NO SABÍA QUE PODÍAS DECIR ESE TIPO DE PALABRAS!"

"¿¡Y A TI QUE MIERDA TE IMPORTA!? ¡SOLO AYÚDAME A DETENER ESTA MALDITA PORQUERÍA!"

Los pequeños ojos del Burticol se entrecerraron. Por lo visto no le había gustado lo que escuchó.

"¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHH!"

Aether gritó con aún más fuerza cuando el Burticol se movió de una manera aún más salvaje, como si quisiera sacárselo de encima, o más bien, de adentro.

El animal no tardó en impactar contra el borde del río de lava, algo que lo detuvo en seco. La mera inercia hizo que Aether saliera volando y se terminó estampando de cara contra un árbol, partiéndolo a la mitad en el proceso.

"¡Aether!" Tonalli aparcó a su Burticol y se acercó lo más rápido que pudo, viendo como el rubio tenía el rostro incrustado en el árbol partido.

El dragón utilizó toda su fuerza para ayudarlo, por lo que ambos cayeron hacia atrás cuando por fin pudo lograrlo.

"Es la última vez que intento controlar una de esas cosas." La expresión serena de Aether se derrumbó cuando la sangre comenzó a caer por su nariz.

"¿Estás bien?" Tonalli lo ayudó a ponerse de pie.

"¿Tengo cara de estar bien?" Aether le replanteó con los ojos en blanco, a lo que Tonalli tan solo se pudo frotar el cabello con pena. "¿Y ahora qué?" La pregunta de Aether hizo que ambos se pusieran serios una vez más.

"Este es el otro lado del río. Estamos en territorio Grutheka, pero no debería haber problemas gracias a la visita que les hicimos el otro día." Respondió Tonalli, observando el paisaje. "Si alguien se muestra agresivo, solo deja que lo solucione." Concluyó, su mirada se fijó en Aether, quien tan solo respondió con un asentimiento.

Aether y Tonalli estuvieron avanzando por el bosque durante un tiempo, evadiendo los campamentos de Hilichurlls y demás amenazas que se encontraban en el camino. Eso lo lograron principalmente gracias a Tonalli, que además de ser bastante sigiloso, también conocía muy bien las cercanías. Aether atribuyó su experiencia a todo ese tiempo que había vivido en la otra mitad de la región.

Gracias a eso fue que la caminata no fue muy complicada, y antes de darse cuenta ya se habían cruzado con los primeros Gruthekas. Como dijo Tonalli, en un principio se mostraron algo agresivos, pero su temperamento cambió rápido tras reconocer a Tonalli, ya que su líder tenía el expreso pedido de que lo dejaran pasar a él y a su acompañante.

El trayecto final fue algo incómodo, ya que los dos dragones no se veían muy entusiastas con la idea de socializar. Incluso mostraban abiertamente su desaprobación contra Tonalli, ya que lo consideraban un desertor.

Una vez que llegaron a la gran tribu se vieron forzados a esperar hasta que llegara Gruthecóatl, quien los recibió sin problemas. Y como la última vez, los tres se encaminaron hacia la cima de la gran construcción para poder hablar con tranquilidad.

En esta ocasión, Aether y Tonalli aceptaron el té que les ofreció la dragona, quien se sentó en su cama.

"Como la última vez, debo disculparme por el poco espacio." Declaró Gruthecóatl mientras se servía un poco de té. "Como saben, esto estaba destinado a ser mi prisión, así que naturalmente no iba a poder moverme mucho." Aclaró la mujer, dejando la tetera en la pequeña mesa cercana.

"No te preocupes, eso no nos molesta." Aether respondió con calma.

Un pequeño silencio se presentó entre los tres. Los segundos pasaron y lo único que se escuchaba era el ruido de las tazas golpeando sobre sus platos.

"¿Y bien?" Gruthecóatl se encargó de romper ese silencio incómodo. "¿Ya pensaron en lo que les hablé, o vinieron aquí para que les responda más preguntas?" Ella preguntó mientras se servía un poco más de té.

"En realidad, solo vinimos a aclarar un par de dudas..." Aether decidió tomar la iniciativa al ver que Tonalli siempre estaba tenso en la presencia de aquella mujer.

"Bueno, no tengo problemas con eso." La dragona tomó de su té y se inclinó de hombros, incitandolo a continuar.

"Quería saber cómo obtuviste esas armas, o qué tecnología utilizaste." Al escuchar la pregunta, Gruthecóatl detuvo su acción y lo examinó con cuidado.

La buena energía entre ellos se había ido con una acción tan simple como esa.

"¿Te refieres a las armas mágicas de asedio?" Gruthecóatl apartó el té tras hacer la pregunta, su postura lucía mucho más rígida.

"Exacto." A pesar de la sensación ligeramente hostil, Aether se mostró bastante tranquilo con tal respuesta.

"No puedo entrar en detalles sobre eso, es información clasificada." Gruthecóatl respondió con seriedad.

"Solo estoy impresionado que hayan avanzado tanto con eso, siendo que la otra mitad del territorio parece muy atrasada al respecto. No es que quiera extraerles información." Aether utilizó su habilidad con las palabras para convencerla de que ella no estaba dentro de un interrogatorio.

Ya había tirado el anzuelo, ahora faltaba saber si había picado.

"Has estado en muchas regiones antes, ¿verdad?" Aether asintió tras escucharla. "Entonces deberías saber que cada lugar tiene su propia manera de avanzar. Porque, ya sabes..." La dragona volvió a agarrar la taza de té. "Natlan y Grutheka conforman toda la región, pero somos dos culturas distintas. Cada una avanza a su manera." Aether se colocó una mano sobre su mentón tras escuchar su explicación.

"Ya veo, es sorprendente que una civilización guerrera confíe más en su cerebro que en sus puños." Respondió Aether, algo que hizo bajar la guardia en la dragona, quien se rió.

"Somos fuertes, pero también inteligentes." Ella respondió con confianza.

"Definitivamente tienen que serlo si ustedes mismos fueron capaces de crear algo así."

"¡Je, por supuesto!" Exclamó Gruthecóatl con una sonrisa dentuda.

Ella no lo sabía, pero los ojos de Aether se entrecerraron con avideza.

Después de todo, ella acababa de picar el anzuelo.

"¿Ustedes mismos, eh? Hubiera creído tu versión si es que no tuviera información que dijera lo contrario. Supongo que no querrás hablarnos acerca de los Fatuis..." Pensó Aether con suma astucia.

"Pero, supongo que no solo vinieron a hablar de eso, ¿verdad?" Gruthecóatl retomó el habla, sacando una sonrisa en el rubio.

"En realidad..." Aether se miró con Tonalli antes de terminar la frase, a lo que ambos asintieron con seriedad.

"Pensamos que lo mejor sería acordar esa alianza de la que hablamos." Tonalli cerró la idea del rubio, a lo que Gruthecóatl hizo un pequeño silencio.

Ella observó su té mientras pensaba las palabras con detenimiento.

"¿Ya hablaron sobre esto con todos los demás?" La dragona les consultó con calma, recibiendo un asentimiento por parte de ambos.

"Ya lo discutimos con todos, ellos están de acuerdo." Respondió Aether.

"¿Son de fiar?" La Arconte les entregó una pequeña mirada tras esa pregunta tan importante.

"No te preocupes por eso." Aether volvió a responder.

"Bien..." Gruthecóatl volvió a dejar el té a un lado. "¡Entonces habrá que hablar sobre nuestros planes!" Exclamó la dragona con una sonrisa.

"Hablando de eso, ya tenemos un plan." Comentó Aether con seriedad, algo que se ganó el interés de la dragona.

"Je, nunca decepcionas." Ella le respondió con una sonrisa.

"Aunque me halagan tus palabras, lo cierto es que nosotros no fuimos quienes ideamos este plan." Respondió Aether con un poco de pena, algo que se ganó la curiosidad de Gruthecóatl.

"¿Entonces quiere decir que hay un agente externo involucrado?" Aether negó con la cabeza tras escuchar su pregunta.

"La que propuso la idea inicial fue Murata." Respondió Aether, una respuesta que no le gustó mucho a Gruthecóatl.

"¿Qué quieres decir con eso?" Preguntó la dragona con sospechas.

"Ella quería encargarse de ti durante el comienzo del Ritual Escarlata, ya que era el momento idóneo para tenderte una emboscada." Esas palabras sin duda sorprendieron a Gruthecóatl.

"¿Durante el inicio de la guerra? ¿¡Cómo se atreve!?" La sorpresa se transformó en un enojo casi palpable cuando un aura azul llameante comenzó a rodearla.

"Pero eso ya no importa, ¿verdad? Después de todo, nosotros usaremos su propia propuesta en su contra." Aether retomó el habla para tranquilizarla, algo que pareció funcionar.

"Creo que entiendo lo que piensas, y debo decir que me agrada." Comentó la dragona con una sonrisa afilada.

"La idea es hacer creer a Murata que estamos con ella. Cuando llegue el momento decisivo nos moveremos a tu bando e intentaremos darle un golpe certero antes de que pueda reaccionar." Aether explicó el plan, y Gruthecóatl pareció contenta de escucharlo.

"Jeje, será muy divertido ver su reacción cuando se de cuenta de lo que está pasando..." Pensó la dragona en voz alta, su personalidad más retorcida se dejó ver con esa sonrisa que daría escalofríos a cualquiera.

"Antes de hacer algo, voy a aclarar que no mataremos a nadie." Dijo Aether con una sonrisa nerviosa. "Después de todo, ustedes son dos referentes muy importantes para esta tierra y que alguna de las dos muera podría significar el derrumbe de Natlan." Gruthecóatl se tiró sobre la cama tras escucharlo.

"Hum, aunque lo digas de esa manera..." Se susurró la dragona para sí misma, no muy convencida.

"Esa es nuestra condición para ayudarte." El viajero añadió un poco de presión, a lo que la dragona lo miró.

"¿Le hicieron la misma propuesta a Murata?"

"Ella estuvo de acuerdo." Gruthecóatl se detuvo a pensar tras recibir la respuesta.

"Bueno, supongo que ejercer la subyugación no está tan mal en mis libros, aunque sea la última opción..." Grutheqóatl volvió a sentarse sobre la cama tras decir esas palabras.

"¿Entonces tenemos un trato?" Preguntó Aether con una sonrisa.

La seriedad de Gruthecóatl se transformó en una sonrisa similar a la del rubio cuando extendió su mano.

Tonalli tan solo observó en silencio como ambos estrecharon sus manos.

_ SALTO DE LÍNEA _

Grutheka

Canek observó cómo Gruthecóatl salía de Grutheka junto con Aether y Tonalli. La dragona estaba hablando amablemente con el rubio, mientras que Tonalli se veía más enfocado en el entorno.

Una vez que se acercó, el dragón oscuro hizo una reverencia para su líder.

"¿Cómo has estado, Canek?" Preguntó Aether con su habitual alegría.

"Déjenme guiarlos hacia el río de transporte. Allí lo están esperando sus Burticoles." Canek ignoró por completo su pregunta y comenzó a avanzar sin importar si lo seguían o no.

"Hablando de eso, no creo que quiera volver a subirme en una de esas- ¡Oye! ¿¡Me estás escuchando!?" Aether se acercó corriendo a Canek tras descubrir que había comenzado el recorrido sin él.

Tonalli estuvo a punto de seguirlos, pero fue detenido por Gruthecóatl, quien tomó su hombro.

"Escuchame, Tonalli..." La Dama de los Dragones sostenía su habitual sonrisa, aunque ahora lucía más profunda. "Puede que no estemos de acuerdo en muchas cosas, pero tanto tú como yo sabemos que el próximo Ritual Escarlata puede llegar a cambiar el futuro de nuestra región."

"En-entiendo eso, pero..."

"Déjame terminar." Grutheqóatl lo interrumpió. "Quizás las cosas no salen como pensamos, y Natlan termine quedándose sin ningún Arconte." Tonalli iba a hablar, pero la dragona le colocó un dedo sobre sus labios. "Sé que eso es imposible debido a que el viajero está con nosotros. Pero debemos prepararnos para el peor de los casos, y tú lo sabes muy bien..." Gruthecóatl lo tomó de los dos hombros y se agachó para estar frente a frente con él.

"Tú sabes bien que eres el único que podría tomar el control de Natlan, hijo mío."

"Pero eso no sucederá, no morirás. Nadie morirá..." Tonalli respondió con una mirada cabizbaja.

"Yo también lo creo. Pero es momento de que te enfrentes a lo que realmente eres." Declaró Gruthecóatl con seriedad. "Tienes mi sangre, tienes mi poder."

"¿Pero de qué me sirve eso si solo voy a lastimar a la gente?" Tonalli ni siquiera pudo mirarla tras decir esas palabras.

"Eso piensas, ¿eh?" La dragona se rió por lo bajo. "Si piensas que el poder solo sirve para destruir, eso significa que aún no has madurado." Esas palabras hicieron que Tonalli la mirara con asombro. "Ahora ve, tu amigo te está esperando." La dragona le dio un empujón, haciendo que Tonalli mirara como Aether lo estaba esperando en la lejanía junto con Canek.

El hijo observó a su madre una última vez antes de continuar con su propio camino, como ya lo había hecho desde hace tantos años.

La madre lo observó marcharse otra vez, la sonrisa nunca desapareció de su rostro.

"Estoy ansiosa por ese futuro."

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

¡Espero que lo hayan disfrutado!

Estoy pasando por el peor momento de mi vida. Hacer esto realmente me ayuda a distraerme un poco, incluso podría decir que es terapéutico. Muchas gracias a todos que siempre están leyendo y apoyando mis obras a su manera, ya que eso también me ayuda a salir de esto.

Supongo que los más atentos entendieron todo el asunto que está girando detrás de la supuesta traición a Murata, tampoco hay que ser muy inteligente para saberlo. En cualquier caso, todas las dudas se responderán en el próximo capítulo.

Al final, los capítulos van pasando y pasando hasta el punto que nos estamos acercando al final de este arco. Prepárense, porque se vendrán una gran cantidad de batallas muy emocionantes.

¡Nos veremos dentro de 3 días para la continuación!