"No entiendo que sucedió, lo encontré en un estado totalmente lamentable…"

"Hermano… ¡Será mejor que regresen a casa!"

- "Sakura…"

- "Quizás la compañía de Kerberos lo haga sentir mejor, al menos hasta poder solucionar todo esto"

- "¿Hubo algún cambio con ese león con alas?

- "Ninguno…"

- "Dame solo esta noche, él está inconsciente aún, lo cuidaré y mañana lo llevaré a la casa… sino despierta hasta mañana, llamaré para pedirles ayuda"

- "Lo siento mucho… sé cuanto lo amas, si tan solo tuviera más poder"

- "No es tu culpa, no llores… aún los tenemos aquí, por lo tanto, hay esperanza"

Touya terminó la llamada y dejó a un lado el celular, se había visto obligado a llamar a Sakura para contarle todo lo que pasó, en esos momentos, se secó aquellas lágrimas que caían en silencio por su rostro, no había mostrado la angustia que sentía por teléfono, para no alterar a su hermana, más de lo que ya estaba. Touya había limpiado el cuerpo de Yue y lo había vestido con algo cómodo, con paciencia había trenzado todo el cabello del guardián para que no le molestase mientras permanecía inconsciente, no podía evitar el repetir aquella inesperada llamada en su mente, el corazón parecía estar a punto de salírsele del pecho, había sido la voz de Yuki, la voz desesperada de la persona que más amaba en todo el mundo.

- Yuki… por favor despierta, te necesito tanto – dijo mientras le acariciaba el rostro con suavidad y le quitaba algunos mechones del flequillo de la frente.

Yue respiraba con normalidad, parecía estar durmiendo, tal vez era su manera de recuperar energías, después de todo, el cambiar de personalidad de seguro se había llevado gran parte de su poder. Touya rozó aquellos labios, era extraño, aquellos labios que parecían desconocidos y al mismo tiempo, le causaron muchas emociones al sentirlos cuando Yue lo besó en la cabina telefónica. Habían pasado varias horas desde aquel encuentro, ¿acaso había sido la última vez que escucharía la voz de Yuki? Touya necesitaba un café, estaba dispuesto a quedarse despierto toda la noche, de todos modos, al amanecer llevaría a Yue a la casa Kinomoto, era su última noche con él, sabía que estaría bien cuidado, pero, era consciente que su relación estaría más frágil que nunca, quizás, ya había desaparecido y se negaba a aceptarlo. El joven agachó la mirada, él no tenía ningún don para ayudarlo en esta ocasión, lo único que hizo fue acercarse a su rostro y besar suavemente sus labios, pese a su apariencia era Yukito quien vivía dentro del guardián. Touya suspiró con resignación, se puso de pie y al ver un cuadro donde aparecía con Yuki, una foto tomada en una feria, no pudo evitar moverla y poner el cuadro boca abajo, en un afán por tapar aquella fotografía.

- Aún desaparezcas… no me arrepiento de amarte, pase lo que pase, siempre estarás en mi corazón y en mis pensamientos – fue lo último que dijo Touya, antes de retirarse de la habitación.

Por otro lado, en la casa de los Kinomoto, una voz chillona se empezó a escuchar por toda la casa, una voz que pronto se convirtió en un grito de terror. Sakura se despertó presa del pánico por aquel escándalo, pensando en lo peor, de un salto bajo de la cama y no vio a Kerberos por ningún lado, asustada bajó las escaleras corriendo y se encontró con su padre.

- ¿¡Qué sucedió!? – dijo el señor Kinomoto tan sorprendido como su hija.

- ¡Papá! ¡Kerberos ha desaparecido!

- ¿Y ese grito?, ¿de dónde provino?

- ¡Quizás salió a la calle y alguien gritó al verlo!, ¡podría estar en peligro! – dijo la joven empezando a llorar.

En eso, escucharon nuevamente un grito tan fuerte como el primero, ambos estaban totalmente confundidos porque se dieron cuenta que el sonido no provenía del exterior, sino de algún ambiente de la casa. El señor Fujitaka abrazó a su hija y poniéndose delante de ella, dijo que tenía que encontrar de donde provenían esos gritos, pero, apenas dieron unos pasos, cuando una sombra enorme apareció, avanzando lentamente hacia ellos, por la oscuridad no pudieron verlo, pero, al encender las luces se dieron cuenta que se trataba de Kerberos, cuya expresión era totalmente diferente.

- ¡Que susto!, ¡pensé que habías escapado! – dijo Sakura frunciendo el ceño, pero sintiéndose aliviada al mismo tiempo.

- ¿¡Susto!? ¡Pánico diría yo! – gritó Kerberos con una voz muy conocida - ¡No puedo creer que no pueda cambiar de forma!, ¡me veo ridículo!, ¡soy un león con voz de personaje de anime!

- Esto… siempre has tenido esa voz chillona – dijo Sakura sonriendo con cierto nerviosismo.

- ¿¡Por qué no puedo cambiar de forma!? ¡Me desperté y fui a buscar algo para comer y sucedió esto!

- ¿Te puedes callar?, ¡Vas a despertar a todo el vecindario!

- Vamos, vamos… tenemos que tranquilizarnos, primero no sigan hablando de esa manera porque vendrá la policía, segundo… Es la voz del peluche con alas, sin duda alguna – dijo el señor Fujitaka sonriendo y tratando de calmar la tensión.

- ¡No soy un peluche con alas! ¡El gran y poderoso guardián Kerberos no puede tener una voz tan horrible! – dijo mientras se miraba al espejo.

- ¡Shhhhhh! Papá te ha dicho que no hagas escándalo – dijo Sakura regañándolo - ¿Recuerdas algo de lo sucedido?, ¿sobre el eclipse? Después de eso, tanto Yue como tú olvidaron sus personalidades falsas y no recordaban a nadie, a nadie salvo a mí.

- No tengo idea que sucedió, solo recuerdo tener hambre y haberme despertado por eso, hasta que me vi en el reflejo del refrigerador y me di cuenta que estaba bajo mi verdadera forma.

- Mmm… ¿Cómo te sientes ahora? Kerbe… ¡Kero-chan!, ¡no sabes cuanto te extrañé! – dijo Sakura lanzándose encima del guardián. Si bien mantenía aquella imagen, había recuperado sus recuerdos y su identidad oculta.

- Algo confundido y tengo hambre – respondió rodeándola con sus enormes alas.

- Eso significa que el efecto del eclipse está pasando, solo es cuestión de tiempo y seguro que tanto Yue como Kero-chan vuelven a ser como antes – dijo el señor Kinomoto, sintiendo un gran alivio, había estado muy triste por Sakura, pero, no podía negar que Touya era el que peor la estaba pasando en esos momentos. Sakura pareció leerle la mente.

- ¡Papá!, ¡Kero-chan! ¡Eso quiere decir que Yue también debe haber recuperado la personalidad de Yukito! Debe estar en la misma situación, él no está acostumbrado a la apariencia de un guardián, debe sentirse muy confundido.

- Touya dijo que vendrían por la mañana, después del incidente con Yue, es mejor que pasen la noche, mañana nos explicaran todo.

- Tienes razón papá, además mi hermano dijo que Yue estaba inconsciente después de haberle hablado como Yukito, solo que…

- ¿Qué sucede pequeña?

- Su caso es distinto al mío, estoy preocupada por ellos…

- ¡Por mi que no regrese ese amargado de Yue! – dijo Kero-chan mientras se lamía una pata.

- No seas pesado, bueno, esperamos hasta el amanecer, quien sabe, tal vez Kero-chan ya tenga su otra apariencia – dijo mirándolo con ternura a pesar de verse imponente.

La familia Kinomoto se dispuso a tratar de descansar, aunque Sakura tenía miles de preguntas, pero, al ver a Kerberos recostarse sobre su cama y hacerse bolita, sintió los ojos pesados y pudo conciliar el sueño después de todo ello. Y, no muy lejos de ahí, Touya empezaba a luchar para no quedarse dormido, después de tres tazas de café cargado no podía más, había sido un día realmente movido y con muchas emociones dispersas. Por momentos, cerraba los ojos y se apoyaba contra la pared, en el lugar en donde Yue solía hacerlo, al final no pudo evitar quedarse dormido, pero, poco tiempo después, se escuchó un leve movimiento en la cama, Yue había abierto los ojos, se sentía adolorido y mareado, se llevó una mano a los ojos, tratando de recuperar por completo la consciencia, lo primero que vio fue a Touya sentado sobre el suelo, no entendía porque estaba durmiendo en ese lugar.

- Ese idiot… no, ¡no le digas así! – se dijo mentalmente, dándose cuenta de las cosas, contempló sus manos, se toco el cabello y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Tenía recuerdos borrosos, la cabeza le dolía horriblemente, pero, se puso se pie con cuidado y busco un espejo, encontrando a Yue en su reflejo. - ¿Qué ha sucedido?, ¿por qué estoy con esta apariencia? -, intentó respirar profundo, tratar de calmarse, sus piernas no le respondían bien, de repente empezó a sentir escalofríos y cayó a un lado de la cama, por el sonido Touya se despertó de golpe.

- ¡Yue! Estaba preocupado, pensé que no despertarías hasta mañana – dijo Touya tratando de mantenerse neutro, no quería espantar al guardián.

- Yo…

- No hice nada raro porsiacaso, no tienes que verme de esa manera.

- ¡Touya!, ¡Touya! – dijo Yue apresurándose a abrazarlo, el joven se quedó inmóvil por la sorpresa, era Yue, pero la voz le pertenecía a Yukito.

- ¿Yuki?

- ¡No se que sucedió!, ¡siento como si hubieran pasado siglos desde la ultima vez que te vi! – dijo sin poder evitar derramar gruesas lágrimas. - ¡No sé porque estoy así!, ¡pero me alegro tanto de verte de nuevo!, ¡podía escuchar tu voz a lo lejos!

- Yuki… ¿todo el tiempo estuviste ahí?, ¿recuerdas lo sucedido? – dijo Touya susurrándole al oído, intentando calmarlo.

- ¡No lo sé!, No recuerdo casi nada, solo que me moría por verte, escuchaba dos voces en mi cabeza, sé que esta en mi verdadera apariencia, pero… estoy demasiado confundido. Y yo… lo siento, de seguro te causé muchos problemas, aún lo estoy haciendo, perdón… sé que me veo como Yue, no estás acostumbrado a recibir abrazos de esta parte de mí.

- ¡Si te alejas no te hablaré nunca más en la vida! – dijo Touya aferrándolo entre sus brazos, - ¡me has dado más esperanzas Yuki!, sé que todo irá mejor, no sé cuándo, pero, esperaré lo que sea necesario, me hiciste muchísima falta… te amo tanto -

- Touya…

Todas las emociones reprimidas salieron en esos momentos, aquel beso pareció durar una eternidad, Touya lo recostó sobre la cama y se colocó sobre él, había deseado ese momento tantas veces, sentía que Yuki lo anhelaba también, pero, con un gran esfuerzo se detuvo, sabía que, si bien las cosas estaban mejorando, Yuki aún no recuperaba su otra apariencia. Podía ver a Yue con una expresión llena de amor, quizás no estaba bien llevar las cosas demasiado lejos, al menos por esa noche, el guardián aun estaba débil y lo había demostrado al caerse. Yuki lo entendió, pero no dejó que se alejara, notó las ojeras que Touya tenia por aquellas noches de desvelo, y después de un apasionado beso, Touya abrazó a Yuki y así se quedaron toda la noche.