Advertencia: Lo usual, personajes enloquecidos, lenguaje inadecuado, trama no apta para menores. Personajes, lugares y situaciones oficiales no me pertenecen, sólo los uso un momento para jugar.
Dedicada a mi amiga la ÑOÑE, por que tengamos muchos mas gifs pervertidos que compartir.
Saludos a todas, perdón por la prisa, no me maten por la ortografía, gracias por sus reviews, agregar la historia a favoritos y aguantarme.
Contra la pared
Una muy agitada castaña, caminaba velozmente por el oscuro pasillo de la torre norte. Había perdido un tiempo precioso regresando unos Ravenclaw rebeldes a su torre. Los mocosos estaban decididos a pasar la noche en el invernadero estudiando los bubotubérculos que formaban su proyecto final de herbología para este periodo. Ni siquiera ella, cuando se preparaba para los exámenes entraba en un periodo tan lunático.
Creyó escuchar unos pesados pasos tras ella, por lo que, frenéticamente, volteó hacia atrás, casi cayendo cuando la túnica se le enredó en los pies. No vio a nadie, sin embargo, antes de que lograra tranquilizarse, unas enormes manos la sujetaron por la cintura.
La sorpresa la paralizó lo suficiente para que el desconocido la arrastrara contra la pared, presionándola con su cuerpo desde atrás. Intentó tomar su varita en el bolsillo derecho de su túnica, pero el desconocido se adelantó a su pensamiento y sujetó sus manos.
Granger sintió un fluir de magia silenciosa que se envolvió a travez de su garganta y provocó que su grito de creciente pánico fuera sin sonido. Sintió un divertido resoplar en su cabello antes de que el desconocido juntara sus manos sobre su cabeza y la sujetara con una sola mano. Una enorme poderosa mano que no le permitió soltarse por más jaleo que provocó con la ola de temor que se estaba apoderando de ella.
- ¿Asustada Señorita Granger?
La voz, o mejor dicho dicho el arrastrado susurro, pertenecía al Profesor Severus Snape, el mismísimo Murciélago de las Mazmorras. Si bien el pánico disminuyó desapareció de la castaña, la tensión aumentó en sus extremidades al darse cuenta de que él no tenía aún la intención de soltarla. Dejó de forcejear y en cambio se quedó quieta.
- Debería encontrarse asustada Granger. Porque ahora tendrá que explicarme porque su comportamiento ha sido tan reprochable como el de su amigo Potter. - Pronunció cada palabra con una evidente ira, provocando que la sangre abandonara el rostro de la castaña. Sin embargo disminuyó el volumen de su profunda voz al continuar. - Pequeña sabelotodo insufrible, ¿acaso tenía curiosidad acerca de mis hábitos sexuales? O quizá ¿deseaba conocer mi... tamaño?
El oscuro pocionista remarcó la ultima palabra con un golpe de cadera que pegó su cuerpo al de la castaña, quien emitió un silencioso grito del que sólo logró escucharse un pequeño jadeo. El movimiento presionó su cuerpo contra la pared, levantándolo ligeramente y la dejó parada precariamente sobre las puntas de sus pies, un poco separados. También le permitió sentir contra su trasero, el erguido tamaño al cual precisamente se refería su profesor.
La conciencia de su duro y enorme calor contra ella eliminó todo pensamiento de su brillante cerebro, bueno todo el que no fuera la imagen del joven Snape dominando a la pelirroja; usando su fuerza física y la gran herramienta que tenía entre las piernas.
- ¿Acaso no sabe que no debemos negarle nada cuando muestra su insaciable sed de conocimientos Granger? Sin embargo, hurgar en el pensadero de un profesor sin su permiso merece un castigo. - Hablo con una suavidad que erizó la piel de la castaña, haciendo que sus pezones, presionados contra la fria piedra, se volvieran duros y un espeso calor retorciera su vientre mojando escandalosamente sus bragas. - Uno que pienso administrarle ahora mismo.
Un involuntario estremecimiento la recorrió cuando la mano libre de el viajó suavemente desde su cuello hasta apoderarse de uno de sus pechos y frotarlo con tanta dureza que ella no pudo evitar un necesitado gemido. Arqueó su pecho contra el y se regodeo en las sensaciones que la envolvían cuando una de sus piernas se localizó entre las suyas, cambiando ligeramente la posición y localizando su dureza contra su mojada entrepierna.
- Veo que alguien se encuentra impaciente, entonces, no nos detengamos. - El sonido divertido sobre su cabeza no la preparó para el siguiente movimiento: Snape subió el brazo que la sujetaba, separándola del piso. Eso la obligó a apoyar su trasero contra él. El susurro de la magia volvió a sentirse en su piel antes de sentir que su ropa interior se desvanecía y la mano del profesor subiendo rápidamente por su muslo hasta llegar a su entrepierna.
La locura que la invadió al sentir sus dedos separando su intimidad y frotando su nudo de nervios la hizo emitir toda clase de ruego mudos que no encontraron su voz.
Por favor deténgase. Estamos en un pasillo, por el amor de Dios y si alguien nos ve, juro que me voy a correr sobre su mano.
Por favor siga. Haga algo, la sensación de vacío es insoportable, métame algo ya.
Si.
No.
Más.
La letanía siguió y siguió mientras los dedos encontraban su abertura y comenzaban un delirante mete saca que la hizo querer aullar sin miedo a atraer a los hombres lobo del bosque prohibido.
- Estas tan mojada, maldita sabelotodo.
Fue todo lo que salió con un gruñido de los delgados labios mientras lo sentía moverse despegando su cadera de ella. La sensación tan abrumadora de perdida la llevó a dar un lloriqueo ansioso, que se vio rápidamente recompensado. De un solo golpe, la enorme virilidad caliente que había llenado sus sueños desde que la vio en un recuerdo la invadió por completo, abriendo su húmedo y estrecho canal de una manera deliciosa.
- ¿Como se siente mi polla Granger? - rugió en su oído al enterrarse profundamente en ella. - ¿Es mi verga realmente lo que esperaba sentir? - Se deslizó fuera hasta que sintió solo la punta en su interior.
Snape jugó con ella moviéndose en pequeños círculos, para finalmente sacarla.
- Claramente no, de otra manera, su incesante palabrería me obligaría a callarla continuando con su castigo.
Desesperada, la castaña movía sus caderas tratando de volver a meterla en su interior, sin embargo el profesor no dejaba de provocarla, meciendo su aparato por su humedad sin permitírselo. Haciendo uso involuntario de la magia, se libró del encantamiento silenciador, lo que le permitió a sus gemidos tener un volumen audible.
- Deje de jugar, por piedad, y métamela ya.- gritó desesperada, moviéndose sobre él para volverlo a tener dentro.
La nueva estocada provocó que un grito se escuchara en el desierto pasillo, seguido de un coro completo cuando las embestidas siguieron con un ritmo cada vez mas frenético. Hermione se arqueó fieramente cuando la recorrió un relámpago de placer, que se extendió desde su vientre hasta la punta de sus pies, haciendo que su canal apretara como un torniquete la erección pulsante del profesor. Este, al limite del placer y gimiendo su nombre, dio una embestida tan fuerte que la empotró contra la pared de tal forma que hasta su cara chocó con la madera.
- ¡Granger!
¿Madera? pensó confusa la castaña al abrir los ojos y percatarse de que algo extraño, sí más extraño aún estaba sucediendo.
- ¿Puede explicarme que demonios hace en lugar de tomar notas, señorita Granger?
La atronadora voz del molesto profesor, las risitas de burla de sus compañero y los sonidos desesperado de Harry, la sacaron a medias de su estupor.
- Veinte puntos menos para Gryffindor, ahora, pagina 345, Pansy.
Cuando la gangosa voz de serpiente de Parckinson llenó el salón, el profesor sacó su pañuelo del bolsillo de su túnica y mientra lo soltaba sobre el charco de baba en el pupitre de una muy avergonzada leona susurró aparentemente indiferente.
- La próxima vez practique sus barreras mentales Granger, casi estaba proyectando sus sueños a quien quiera leerlos. Y espero una redacción acerca de ese asunto suyo con los pensaderos.
Besos
Pandora
