Capítulo 4: Gold y Cyndaquil


Un año después de la final del torneo de la liga pokémon.

10:20 PM, Ciudad Celadon, Región de Kanto.


-Ughhh… ¡Ese idiota está retrasado veinte (20) minutos!- Exclamó con impaciencia un delgado y algo sombrío sujeto, aparentemente a mediados de sus treinta y tantos, mismo quien vestia con un elegante y aparentemente caro traje de color blanco, con un par de detalles en negro en las mangas, hombros y cuello, y que también tenía en su rostro una perpetua expresión de amargura. Dicho sujeto, de muy mala gana, se dedicó por varios segundos a observar la hora de manera paranoica en su Pokegear.-¿Por qué demonios Petrel está demorando tanto para llegar? Le dije específicamente que viniera a mi antigua oficina en Ciudad Celadon.-

El sujeto en cuestión, caminaba nerviosa y desesperadamente de un lado a otro de la algo desarreglada oficina, cómo si se tratara de un pokémon enjaulado en una desolada exhibición de un zoológico abandonado. Pero, por si fuera poco, el esporádicamente pasaba con nerviosismo sus manos por su corta, vistosa y azulada cabellera.

-¿Quieres que lo llame a su Pokegear?- Preguntó de manera más tranquila otro sujeto desde el extremo izquierdo de la habitación, cerca a la puerta que daba con el pasillo, y quien yacía apoyado contra la pared de manera casual. Muy a diferencia del primer sujeto, esté tenía una contextura mucho más atlética y definida, su edad aparentaba rondas poco más de los veintes y su cabello era algo más largo y de color azul verdoso, sin embargo, esté sobre su cabeza tenía una curiosa boina de color negro a juego con el uniforme qué traia puesto, también de dicho color, y qué simbolizaba su alianza a la organizacion criminal más importante de todo Kanto y Johto. -Sí así lo deseas podría llamarlo para verificar su estatus.-

El sujeto del traje blanco, sin titubear, negó con su cabeza poco antes de tomar asiento sobre una vieja silla de metal frente a una mediana mesa redonda, también de metal, colocada estratégicamente en medio de la desarreglada oficina. -No, no es necesario que lo llames en este momento, Protón.- Indico con algo de molestia el de azulada cabellera, soltando en el proceso un largo suspiro. -Yo confío en que él vendrá.-

-Saben, esto no es nada nuevo en él. Petrel siempre llega tarde para estas reuniones desde que Giovanni decidió ponerle fin al Equipo Rocket luego de su derrota a manos de esos malditos niños de Pueblo Paleta.- Comentó ahora, desde el otro extremo de la mesa, una voluptuosa y pretenciosa pelirroja al jugar nerviosamente con un mechon de su cabello, quien aparentaba estar cerca de la edad de Protón, además de poseer en su rostro una aburrida expresión, y que vestía también su uniforme del Equipo Rocket, solo que esté era casi enteramente blanco, salvo también un par de detalles en negro. -Es una lástima que Giovanni nos abandonará solo por perder una vez, pero supongo que era de esperarse que algo así sucediera debido a lo orgulloso que era con respecto a las batallas.-

-¡Maldigo y repudio el día en que esos niños se entrometieron en nuestros planes!- Vociferó con furia el sujeto vestido de blanco después de golpear estrepitosamente sus puños contra la mesa. -¿Como mierda ellos lograron vencer a Giovanni después de todo lo que conseguimos? Aún no logro entenderlo.-

Inmediatamente luego de esto, la puerta de madera que conectaba con el pasillo se abrió casi de golpe. -Deberias de calmarte un poco, mi querido Archer. Enfurecerse de esa manera es malo para el corazón para alguien de tu edad.- Comentó burlonamente un alto sujeto casi llegando a sus treinta, de contextura delgada y cabello corto de color púrpura claro, misma qué hacía perfecto juego con la frondosa y espesa barba que cubría todo su mentón. Sumado a todo lo anterior, el recien llegado estaba vestino de manera casual, muy a diferencia del resto de sus compañeros, además de traer consigo un sencillo portafolios de color marron. -Por cierto, el hecho de que este lugar está prácticamente abandonado no significa que tienes el derecho a gritar. Literalmente se podía escuchar casi todo lo que decias desde el pasill-...

-¡LLEGAS TARDE!- Arremetió Archer en un agresivo grito, golpeando nuevamente la mesa redonda con evidente molestia. -Espero tengas una muy buena excusa porque muy bien sabes que odio la impuntualidad.-

-Ughhh… Tan impaciente cómo siempre, ¿no es así?- Comentó de mala gana el recién llegado, acercándose luego a sus compañeros para después rascar instintivamente la barba en su mentón. -En fin, encontré mucha información que estoy seguro será del agrado de todos aquí. Solo relajense y conversemos cómo personas civilizadas.-

-¿Y qué tipo de información es tan importante como para que llegues tarde?- Preguntó Protón de manera directa y algo ácida. -Escupelo de una vez, Petrel.-

El recién llegado se limitó a sonreír en primera instancia cómo respuesta. -Digamos que conseguí robar una copia exacta de un interesante informe creado por un selecto grupo de científicos comandado por el mismísimo profesor Oak.- Informó con orgullo Petrel antes de abrir el portafolios que traía para sacar, y luego arrojar en medio de la mesa, una abultada carpeta llena de papeles.

-¿Y que con esto?- Pregunto la pelirroja con indiferencia. -¿De que nos servirá que consiguieras una copia de ese informe?-

-Leelos en voz alta si eres tan amable.- Propuso confiadamente Petrel, señalando los informes que estaban en la mesa con una pícara sonrisa en sus labios. -Cuando leas el titulo lo deberías de entender.-

La pelirroja arqueo una de sus cejas en clara señal de confusión ante lo dicho por Petrel. Sin embargo, y al notar cómo ahora todas las miradas de los presentes estaban clavadas sobre su ser, ella no tuvo más remedio que abrir la carpeta. -"E-Evolución por medio de ondas de radio".-

-E-espera… ¿Acaso escuche evolución por medio de ondas de radio?- Preguntó repentinamente Protón, dando rápidamente un par de pasos para acercarse a la mesa redonda. Acto seguido, el de la boina le quita el portafolios de las manos a la pelirroja para así verificar lo que ella acababa de leer. -¿Es eso posible?-

Petrel tranquilamente asintió. -Aparentemente sí lo es.- Aseguró el recién llegado. -Teóricamente, claro está. Supuestamente es posible según varios de estos científicos, pero aún están en las fases experimentales.-

-Hmph… Prosigue.- Ordenó ahora Archer al cambiar su agresivo semblante por uno más relajado. -De momento tienes mi atención.-

-Bueno, por desgracia aún se desconoce el tipo de pokémon que puede evolucionar por medio de este método por el momento. P-Pero lo más interesante es que mencionan cómo utilizar estas mismas ondas en conjunto con un raro pokemon de la región Sinnoh. Aparentemente dicho pokémon es capaz de introducirse en cualquier aparato eléctrico y manipularlo a su antojo.-

-Ok, esto es realmente interesante.- Confesó la pelirroja al revisar y leer los documentos nuevamente luego de que Protón los volviera a colocar sobre la mesa. -No tenía idea de que un pokemon pudiera hacer algo como eso.-

-Por último, pero no menos importante, logré encontrar información acerca de nuestro líder Giovanni.-

Tanto Protón, cómo Archer e inclusive la pelirroja miraron con una mezcla de asombro y desconcierto a Petrel. Era evidente que la noticia los tomó por sorpresa.

-¡Explícate!- Ordenó agresivamente Archer. -¿Cómo qué conseguiste información de Giovanni?-

-Para ser un poco más específico, digamos que encontré información acerca de una persona relacionada a Giovanni.- Agrega reciamente Petrel. -Pero peor es nada, ¿o no?-

-¿A qué te refieres con una persona relacionada con él?- Preguntó ahora Protón con curiosidad. -Ve al grano, Petrel. No tenemos toda la noche para tus juegos.-

Nuevamente Petrel terminó por rascar su barbilla, a la vez que una tímida sonrisa se posaba sobre sus labios. -Pues aparentemente nuestro excelentísimo líder Giovanni tenía un hijo del cual nadie tenía idea.-

¿U-U-Un hijo? ¿Qué Giovanni tenía un hijo?- Repitió y preguntó Archer prácticamente boquiabierto y sin creer del todo lo que había dicho su compañero. -¿H-hablas en serio?-

En respuesta, el recién llegado asintió lentamente. -No tengo razones para mentir. O al menos no a ustedes.-

-Hmph… Supongo que eso explica muchas cosas.- Manifestó comedidamente Archer, colocando su mano derecha sobre su mentón. -¿Dónde está el chico ahora mismo?-

-Segun el ultimo reporte de mi informante, el deberia de estar en Ciudad Goldenrod en la región de Johto.-

-Esta sí que es una magnífica noticia, Petrel.- Proclamó Archer visiblemente emocionado al levantarse y luego empezar a caminar de un lado al otro de la oficina. -Con esta información creo que podemos empezar a mover nuestras piezas tal cual ya habíamos planeado. Y si todo resulta como queremos, entonces significa el resurgir del Equipo Rocket.-

-Eso suena a que se te ocurrió algo.- Comenta la pelirroja. -¿Que tienes en mente?-

-Primero, necesitamos más personal.- Anuncia enérgicamente Archer. -Desde que desapareció Giovanni, muchos de los antiguos miembros fueron capturados por la policía internacional o simplemente decidieron esconderse por temor. Aquí es donde entras tú, Proton. Quiero que te encargues de encontrar y reclutar a suficientes idiotas manipulables cómo te sea posible. Luego, necesitaremos crear una base de operaciones nueva pero esta vez en la región de Johto.-

-Consideralo hecho, "jefe"- Respondió más animadamente Protón, después de asentir y arreglarse la boina sobre su cabeza. -Hace un par de semanas atras encontre un lugar en Ciudad Mahogany qué sería ideal para ese propósito.-

-Segundo, es de suma importancia encontrar al hijo de Giovanni. Una vez que lo ubiquemos hay que traerlo con nosotros.-

-Déjeme ese trabajo a mí.- Propone estoicamente Petrel. -Tengo confianza en que podré encontrarlo fácilmente.-

-Una vez que lo logres encontrar, contáctame y personalmente yo me encargare de convencerlo de que se una a nuestra causa.- Manifestó Archer. -Si él se une a nosotros, es muy probable que Giovanni vuelva a aparecer y quiera retomar su posición.-

-¿Qué hay de mi?- Pregunta la pelirroja. -¿Qué quieres qué haga?-

-Cuando logremos tener una base de operaciones estable, tu, mi querida Arianna, tienes la importante tarea de investigar y comprobar si los informes traídos por Petrel son fiables.-

La pelirroja se limitó a sonreír y a asentir tímidamente ante lo dicho por Archer.

-Por último, en caso de fallar nuestros intentos de reclutar al hijo de Giovanni, entonces tomaremos por la fuerza la Torre de Radio en Ciudad Goldenrod para de esa forma anunciar nuestro regreso y hacerle saber a Giovanni que aún tiene un ejército fiel a su causa.- Vociferó con emoción Archer. -También quiero que imaginen lo que podríamos lograr si controlamos los dispositivos electrónicos con la ayuda de ese pokémon. De ser fiables esos informes robados por Petrel, entonces estamos ante una potencial mina de oro en espera de ser explotada.-

-Teóricamente podríamos robar pokemon depositados en el sistema de almacenamiento.- Indicó rápidamente Proton. -Ni Bill ni la policía internacional serían capaces de hacer algo al respecto. Luego podríamos vender a esos pokemon en el mercado negro por altas sumas de dinero.-

-Hablando de eso, también podríamos robar dinero de cuentas de banco sin que alguien se diera de cuenta.- Agrega ahora Petrel, volviendo a rascar su barbilla. -Incluso podríamos influir en las decisiones de los gobiernos con solo quererlo. Nosotros seriamos dioses entre mortales.-

-Exactamente.- Afirmó Archer con una frívola sonrisa en sus labios, poco antes de darle la espalda a sus colegas. -Seriamos dioses entre mortales...-


Dos (2) años después de la final de la liga pokémon. Pueblo New Bark, Región de Johto


Era un caluroso día a finales de verano en el pueblo más pacífico, tranquilo y callado de toda la región Johto. Varias parvadas de Pidgeys decoraban el cielo azul al volar libremente por doquier, mientras que uno que otro Sentret se paseaba por las no tan concurridas calles del pequeño pueblo localizado al sureste de Johto, mismo que colinda al este con la vecina región de Kanto, al pasar primero por las famosas cataratas Tohjo, y al noreste con el Mt. Silver (Monte Plateado).

-Gold, levántate cariño. Ya es tarde. ¿O es qué acaso te arrepentiste?-

-¿Hmph...?-

-Si no te levantas, llegarás tarde a donde el profesor Elm para que te entregue tu primer pokémon.- Manifestó en voz alta, pero sin perder la tranquilidad, una femenina, cálida y dulce voz proveniente del piso de abajo, más específicamente desde la cocina. -¿G-Gold?-

-Nhhgg… ¡S-Solo dame otros cinco minutos más, mamá!- Indico de un grito un soñoliento y delgado chico de cabello tan oscuro cómo la noche, y ojos con una curiosa tonalidad dorada, quien estaba cómodamente acostado boca abajo sobre su cama, más dormido que despierto en ese momento, a la vez que intentaba colocar una almohada sobre su cabeza para volver a conciliar el sueño. -Aún estoy algo cansado y-...

-Si no te levantas en este momento, no tendrás tiempo para desayunar, Gold. Ya se te hizo muy tarde.-

-¿Huh? ¿T-Tarde?- Repitió con nerviosismo Gold, poco antes de mover su mano derecha, lugar donde estaba colocado su Pokegear, para acercarla hasta su cara y revisar la hora. -P-Pero si apenas son las… ¿H-Huhhhh? ¿¡Son casi las doce (12) del mediodía!? ¡D-Demonios, Elm va a matarme!-

Acto seguido, el de oscura cabellera se levanta casi de un salto de su cama. Posteriormente, este sale corriendo en dirección al baño contiguo a su habitación con la intención de darse una rápida ducha, además de también cepillarse los dientes. -Ughh… E-Esto es malo. Muy, pero muy malo.-

Pasados unos minutos, y después de una rápida y fría ducha, Gold se vistió con lo primero que encontró en su armario que estaba limpio, para entonces bajar a la cocina en dónde estaba su madre.

-En verdad que espere mucho por este día. Al fin podré conseguir mi primer Pokemon.- Se dijo a sí mismo con mucha emoción Gold, mientras bajaba alegremente por las escaleras. -Ya pronto poder ser oficialmente un entrenador pokemon y luego saldré en mi propio viaje para derrotar todos los gimnasios de Kanto y Johto.-

Al entrar de lleno a la cocina, Gold nota al instante que en el comedor, mismo que estaba colocado en la esquina derecha del lugar, estaba servido un apetitoso plato de waffles, una rebanada de pan tostado, tocino, queso y un par de huevos fritos.

Gold, con una alegre sonrisa, asiente en dirección a su madre. -Gracias por el desayuno, mamá. -Agradece rápidamente el de oscura cabellera, sentándose sobre una silla de madera frente al comedor. -No sé qué haría sin ti.-

-No hay de qué cariño.- Replicó con dulzura y tranquilidad la madre de Gold, segundos antes de acercarse a su hijo, para después servir un poco de té para ambos en dos pequeñas tazas de porcelana, pero no sin antes recoger en una pequeña cola de caballo su rosada cabellera. -Solo te pediré que te comportes y que sigas las instrucciones del profesor, ¿de acuerdo?-

-Nho...thienez dhe qhue pre...ocuparte.- Respondió Gold luego de darle una mordida a un pedazo de pan tostado. -Ezthare… Bien.-

-¡NO HABLES CON LA BOCA LLENA!- Ordenó con molestia la madre de Gold al fruncir su ceño. -¿En donde están tus modales, jovencito?-

-L-lo...siento, hahaha.-

-Ughhh… En serio que eres idéntico a tu padre.- Murmuró la madre de Gold al soltar un exagerado suspiro que resonó por toda la cocina, poco antes de mirar fijamente al prospecto a entrenador con sus hermosos ojos color esmeralda. -No se si eso es bueno o es malo…-

Al terminar de desayunar, Gold regresó inmediatamente a su habitación, tomo su mochila y su patineta, luego se colocó la gorra de la suerte que le había regalado Red hace dos (2) años atras y por último puso encima de la gorra sus preciados goggles para ver a través del humo y del polvo.

-Bien, ahora si estoy listo.- Se dijo para sí mismo Gold de forma animada al darse un par de pequeños golpes en sus mejillas. Inmediatamente después, este vuelve a bajar a la planta baja de la casa para disponerse a salir en dirección al laboratorio del profesor Elm. -Hoy es el dia en que oficialmente seré entrenador pokémon.-

-Gold, ¿ya te vas?- Pregunta tímidamente la madre de Gold al escuchar abrir la puerta principal de la casa, dirigiéndose a su vez hasta dónde estaba su hijo. -¿Tienes todo lo necesario en tu mochila?-

El prospecto a entrenador asiente enérgicamente ante la pregunta de su madre, mientras que a la vez daba un par de pasos al frente hasta salir de la residencia. Una vez afuera, Gold exhala algo de aire y luego deja caer su patineta al suelo. -Todo está listo, mamá.- Respondió Gold con tranquilidad, antes de montarse sobre su patineta. -No tienes porque preocuparte. No es cómo si me ire de casa ya mismo para irme de viaje. Solo haré un pequeño recado para el profesor Elm cómo de costumbre así que prometo regresar lo más rápido posible.-

En poco menos de una fracción de segundo, la madre de Gold observa a su hijo con una mezcla entre molestia y angustia. -Ok, ¿pero porque tienes que ir montado en "ESO"?- Preguntó la progenitora del de oscura cabellera de muy mala gana. -¿Cuántas veces te he dicho que me preocupa mucho que estés yendo de un lado a otro montado en esa cosa? Es extremadamente peligroso y-...

-Sinceramente no lo se.- Aseveró Gold con una nerviosa sonrisa, interrumpiendo a su madre en el proceso, antes de tomar impulso en la patineta y emprender su camino. -Perdí la cuenta después de las primeras cien (100) veces.-

-¡Gold, esta conversación no ha terminado!- Gritó con preocupación su madre, quien observaba sin pena ni gloria cómo su querido hijo se iba alejando rápidamente de la residencia sobre su patineta. -¡Ten mucho cuidado, Gold!-

Teóricamente hablando, el laboratorio del profesor Elm no estaba muy lejos de la residencia de la familia de Gold. El laboratorio en cuestión estaba ubicado a más o menos a dos (2) o tres (3) kilómetros de distancia, además de que estaba construido en una pequeña colina en la parte más al oeste del pueblo.

Por otro lado, Gold amaba el hecho de que New Bark fuera un lugar pequeño y sin tanto ruido. La falta de gigantescos edificios ayudaba muchísimo a este factor, pero no por esta razón New Bark era un lugar desolado y sin tecnología, ni mucho menos era un área extremadamente rural y sin atractivos. Por más difícil que era de creer, New Bark tenía todo lo necesario para suplir las necesidades básicas de sus habitantes sin tener que ir a las ciudades vecinas. La población aproximadamente era de unos setecientos (700) habitantes.

Un par de minutos después, y prácticamente sin darse cuenta debido a estar metido de lleno en sus pensamientos, Gold detiene su patineta y nota que ya estaba a los pies de la pequeña colina donde estaba el lujoso laboratorio del Profesor Elm.

Nuevamente Gold exhala con nostalgia. -Bueno… Hoy oficialmente seré un entrenador pokémon con todas las de la ley. Estoy a punto de dar mis primeros pasos para dejar atrás la sombra de mi padre y superar todo lo que hizo Red.-

Al bajarse de su patineta y posteriormente amarrarla a su mochila, Gold pudo observar con cierta nostalgia un enorme y frondoso árbol el cual estaba plantado a un lado del laboratorio. En la mente del joven prospecto a entrenador se empezaron a reproducir vívidamente todas las veces en las que él había trepado ese árbol junto con sus amigos hace un par de años atrás cuando dicha colina no era más que un amplio lote vacío lleno de pasto y flores.

-Menos mal que no lo derribaron.- Pensó Gold con cierto alivio antes de rápidamente subir por la no tan pronunciada colina hasta colocarse frente a la puerta principal del laboratorio. -Aunque creo que deberían de podar ese árbol un poco. Esas ramas ya casi conectan con una de las ventanas del segundo piso.-

Al tocar la puerta del laboratorio, varios de los asistentes del profesor recibieron a Gold con amabilidad, cómo de costumbre, y posteriormente lo guiaron directamente a la oficina de Elm en la parte de atrás.

-Buenas tardes, Gold.- Saluda rápida y gentilmente Elm, quien yacía sentado detrás de un escritorio de metal colocado en la parte izquierda, y mismo que poseía varios papeles, documentos, bolígrafos y dos pokebolas (2) puestas encima, poco después de que Gold entrará de lleno a su oficina. -Pensaba que vendrías un poco más temprano tal cómo acordamos. ¿Te paso algo?-

Ante la pregunta formulada por el profesor, Gold no pudo evitar fruncir su ceño con nerviosismo, además de terminar por enfocar inconscientemente su mirada sobre un estante lleno de viejos libros y enciclopedias. -Uhhhh… P-Pues, sinceramente me quedé hasta tarde mirando un interesante documental sobre la región de Hoenn y después-...

-Tus excusas son cada día menos convincentes, Gold.- Indicó el profesor sin titubear ni perder la compostura. -Realmente eres terrible para mentir, ¿lo sabías, no?-

-Lo siento, lo siento. Intentaré trabajar en eso.- Respondió Gold a manera de broma pero de igual manera sintiéndose algo avergonzado consigo mismo. -Haré una nota mental sobre el tema. Le prometo que para la próxima será mejor.-

Ahora fue el turno de Elm de sonreír con tranquilidad, siguiéndole el juego a Gold. -En fin, vayamos al grano del asunto, Gold. Yo te cite aquí el día de hoy porque finalmente llegó el momento que tanto esperaste desde la final de la liga pokémon de hace dos (2) años atras.-

En los labios de Gold se dibujó una enorme sonrisa llena de felicidad. El corazón del joven prospecto a entrenador se aceleró con locura y apenas si podía contener su emoción. Finalmente, y después de tanto soñar con este día, Gold estaba a las puertas de conseguir oficialmente su primer pokémon y empezar su viaje.

-Como verás, aquí hay dos (2) pokebolas.- Señala Elm levantándose de su asiento y colocándose a un lado de Gold. -Una contiene al pokemon de agua conocido cómo Totodile, mientras que la otra contiene al pokemon de fuego llamado Cyndaquil.-

-Espere, espere… ¿No que se supone son tres (3) pokémon para elegir?- Pregunto Gold con curiosidad e inclinando su cabeza. -Se supone también debería estar un pokemon tipo hierba aquí, ¿o no?-

-Uhhh… Estas en lo correcto en eso, pero me temo que mi hija tomó al pokemon de hierba para ella.- Confesó Elm con un poco de vergüenza para luego ajustarse sus anteojos. -Ella recién se mudó conmigo la semana pasado y como regalo le di a Chikorita.-

-¿H-Huuuh? E-Espere… ¿U-U-Usted tiene una hija?- Preguntó Gold con más sorpresa de la que debió de expresar, a la vez en que esté recorría con sus ojos al profesor de pies a cabeza con suspicacia. -¿D-Desde cuando?-

-Hmph… Yo tengo vida social además de los pokémon.- Informó Elm en un tono más serio y claramente ofendido. -No solo me dedico a investigar sobre pokemon todo el tiempo.-

-C-Claro, p-por supuesto. Pero es solo que usted nunca mencionó nada sobre que tenía esposa o hijos.- Aclaró rápidamente Gold, aún sintiendo cómo la vergüenza empezaba a carcomer sus entrañas. -De igual forma me disculpo si lo ofendí con mi comentario. Mi intención nunca fue la de-...

-No te preocupes por eso, Gold. Supongo que es mi culpa por no haberlo mencionado antes. Solo olvidemos este asunto y sigamos adelante.-

Gold rasco una de sus mejillas y luego asintió con vergüenza ante la propuesta de Elm cómo sí su propia vida dependiera de ello. -D-De acuerdo.-

-En todo caso, antes de que elijas a tu primer pokémon, tengo una pregunta para ti.-

-¿Una pregunta para mí?- Repitió Gold con curiosidad y levantando una de sus cejas -¿De qué se trata, profesor?-

-Cuando te convertiste en mi ayudante tú me confesaste las razones de porque antes de conocer a Red decidiste abandonar tu sueño de volverte entrenador. Sin embargo, nunca mencionaste porque fue qué quisiste esperar hasta ahora para iniciar tu viaje. ¿Por qué esperar dos (2) largos años, Gold? La última vez que conversé con tu padre, él me comentó que rechazaste que él te obsequiara a tu primer pokémon porque deseabas que yo fuera el encargado de tal honor.-

-¿Promete no reírse?- Preguntó Gold con aún más vergüenza que antes, a la vez en que bajaba su mirada con pesadez y exhalaba todo el aire de sus pulmones.

Elm asintió nuevamente con tranquilidad. -Ok, prometo no hacerlo.-

-Y-Yo… Uhhh… Digamos que en cierto modo deseaba imitar un poco el cómo inicio Red su viaje.- Confesó finalmente Gold con un hilo de voz. -Según tenía entendido, Red decidió salir de Pueblo Paleta cuando el profesor Oak le regaló a su primer pokémon, así que quise hacer algo parecido. Solo que para hacerlo más entretenido y difícil, quise esperar hasta que faltara poco menos de un año para la próxima liga pokémon. En otras palabras, quería ponerme un tiempo límite.-

Cómo por reflejo, Elm nuevamente volvió a ajustar sus anteojos en respuesta a la confesión de Gold. -¿Osea qué esperaste dos (2) largos años para recibir a tu primer pokémon porque deseabas ganar todas las medallas de Kanto y Johto en menos de un año?-

-Pues sí, así es. Esa sería la versión corta y condensada del porque quise esperar hasta ahora.-

-I-Increíble… No esperaba menos de ti, Gold.- Manifestó Elm con una cálida sonrisa. -Creeme que esta respuesta no me sorprende tanto ahora que te conozco mejor. Pero volvamos al tema principal. Ahora elige a tu primer pokémon para que pueda hablarte sobre lo que deseo que hagas por mi el dia de hoy.-

Gold volvió a asentir, a la vez en qué esté se acercaba aún más al escritorio hasta colocarse a escasos centímetros del mismo. -Ohh… En ese caso elijo a Cyndaquil.- Manifestó alegremente Gold, señalando con el dedo índice de su mano derecha la pokebola del pokémon de fuego.

-¿Estás completamente seguro? Una vez que lo elijas no hay vuelta atrás.-

-Estoy completamente seguro de mi decisión.- Reitero Gold con firmeza y convicción, tomando la pokebola entre sus manos para luego abrirla.

Acto seguido, un pequeño y bipedo pokémon se materializó sobre el suelo, y a la derecha de Gold, poco después de que la pokebola que lo contenía se abriera. El mismo tenía un osico algo alargado, sus ojos aparentaban estar algo cerrado y esté apenas sí le llegaba a las rodillas a Gold, además de qué su pelaje era de color azulado en la parte superior, a excepcion de cuatro pronunciados puntos de color rojo en su espalda, mientras qué en la parte inferior predominaba un pelaje de color crema.

Gold, al estar junto a su primer pokémon, no pudo evitar volver a colocar una amplia sonrisa en su rostro. Por su parte, y poco después de dar un enorme bostezo al salir de su pokebola, Cyndaquil miró fijamente a Gold con una mezcla entre temor y curiosidad.

-Hola, Cyndaquil.- Saludo cordialmente Gold, agachándose en el proceso para luego extender su mano para acariciar la cabeza del pokémon de fuego. -Desde hoy seré tu nuevo entrenador. Por cierto, mi nombre es Gold Ethan Tsubasa y es un gusto conocerte.-

Cyndaquil, aún con algo de temor, se inclinó un poco y posteriormente comenzó a olfatear tímidamente la mano de su nuevo entrenador cómo si no hubiese un mañana.

-Los pokémon de su especie son muy tímidos por naturaleza.- Comentó Elm cruzándose de brazos. -Tienes que tener extremo cuidado con los puntos rojos en su espalda. De ahí salen llamas.-

-Hehehe, tendré eso en mente profesor, descuide. Ya me las arreglare de una manera u otra.-

-Todos dicen eso al principio.- Murmuró Elm suspirando sonoramente. -No te imaginas la cantidad de personas que salen lastimadas por no tener cuidado cuando acarician a los Cyndaquil.-

-En verdad le prometo que tendré mucho cuidado. No tiene porque preocuparse por mi.-

De muy mala gana, Elm se cruzó de brazos y volvió a suspirar. -Mas te vale, Gold. Porque lo que menos deseo en este momento es a tu madre gritándome porque te lastimaste jugando con tu nuevo pokémon.-

-Hehehe, no se preocupe por eso. Ahora solo deme la orden de a dónde tengo que ir esta vez. ¿Quiere acaso que vaya a Ciudad Cherrygrove por más material para sus investigaciones?-

-Hoy no, Gold. Lo que deseo que hagas por mi el dia de hoy es que vayas al laboratorio de uno de mis colegas y recojas un pokehuevo.-

-¿Eso es todo?-

-Eso es todo.- Reafirma Elm con una sonrisa. -Luego de que me traigas ese pokehuevo de vuelta eres libre para salir en tu viaje y retar a los gimnasios de la región por sus medallas. Toma esta sencilla misión cómo tu graduación de ser mi ayudante.-

Gold replicó a lo dicho por Elm con otra sonrisa. -Muy bien. ¿Y en donde esta ubicado ese laboratorio exactamente?-

-Está al norte de Ciudad Cherrygrove, más específicamente en la ruta treinta (30).-

-Ohhh… En ese caso esto será pan comido. Creo saber dónde está ese laboratorio qué dice.- Admitió Gold alegremente antes de darse media vuelta y correr en dirección a la puerta que conectaba la oficina con el lobby del laboratorio. -Vamos, Cyndaquil. No podemos perder tiem-...

¡Papá, te traje lo que me ped-...

Un sonido seco inundó y resonó dentro del laboratorio por varios largos segundos. Gold, en ese momento, lo único que pudo sentir fue mucho dolor. Seguidamente, una áspera oleada de oscuridad lo abrazó tiernamente hasta hacerle perder la conciencia.


-C-Creo que está despertando.- Comentó Elm soltando un gran suspiro de alivio. -¿Estás bien, Gold?-

Al abrir sus ahora pesados ojos, Gold observó que inmediatamente a su izquierda estaba el profesor arrodillado junto a Cyndaquil. Ambos tenían rostros de preocupación y angustia.

-Nghh… ¿Q-Que rayos fue lo que pasó?- Preguntó Gold ampliamente desorientado, aturdido y molesto. -Ughhhh… D-demonios… mi cabeza me duele… AAUCHH…-

-P-pues r-resulta que t-te golpee sin querer al abrir la puerta de la oficina cuando me disponía a traerle unas cosas a mi padre. Lo lamento…-

Al girar un poco su cabeza a su derecha, Gold pudo notar a una hermosa y pálida chica de cabello negro azulado amarrado en dos (2) perfectamente simétricas coletas a cada lado de su cabeza. Ella estaba arrodillada a su lado y lo estaba observando con una mezcla de asombro, preocupación y desconcierto.

-Uhhh… D-Descuida.- Aseveró Gold de manera instintiva antes de sacudir un poco su cabeza. -Los accident-… Espera un momento… ¿T-Tu padre…? Woaaa… ¿Eso quiere decir que tu… eres la hija del profesor?-

-Así es.- Respondió la chica al levantarse del suelo y extendiendo su mano para ayudar ahora a Gold a levantarse también. -Estoy terriblemente arrepentida de lo sucedido y espero puedas perdonarme.-

-E-Ella es increíblemente linda.- Pensó Gold sonrojándose en el proceso, mientras tomaba la suave mano de la hija de Elm para levantarse del suelo. -Sus ojos son tan azules como el mar y sus facciones parecen ser tan delicadas cómo la porcelana. Ella definitivamente no tiene parecido alguno con el profesor. Hmph, supongo que ella tomó el aspecto físico de su madre.-

-¿Gold, de verdad te encuentras bien?- Preguntó nuevamente Elm, empleando a su vez un desesperado tono. -Tu rostro está un poco rojo… ¿Acaso tienes fiebre o algo por el estilo?-

-¿Huh? ¿En serio?-

Tanto padre como hija e inclusive Cyndaquil asintieron con la cabeza de manera casi perfectamente sincronizada.

-Y-yo… Hehehe… No se preocupen tanto por mí.- Aseveró Gold al forzar una nerviosa sonrisa y de paso también dándoles la espalda a todos los presentes. -Estaré bien. Yo soy más resistente de lo que aparento.-

-Ok, cómo digas, pero igual buscaré agua y un par de pastillas para el dolor de todas formas.- Informó rápidamente Elm antes de salir disparado de su oficina. -Enseguida vuelvo.-

Poco después de la repentina salida del profesor Elm, de manera automática el silencio invadió el interior de la gélida oficina por un par de incómodos segundos. Ante esto, la joven y pálida chica aclaró un poco su garganta y después fijó sus ojos sobre Gold. -Amm… ¿Tu nombre es Gold Tsubasa, cierto?-

-Uhh… S-Sí, así es.-

-Mi nombre es Crystal Lyra Elm.- Anuncio cálidamente la chica aun sin despegar sus azules ojos del ahora nuevo entrenador.

-¿C-Crystal?- Repitió con curiosidad el de dorados ojos, inclinando su cabeza en el proceso. -E-Ese es un lindo nombre. Me agrada.-

-Uhh… Gracias.-

Luego de lo dicho por Crystal, su padre volvió a entrar a la oficina pero esta vez con un par de pastillas y un vaso de vidrio casi lleno de agua. -Aquí tienes, Gold.- Manifestó el profesor antes de entregar las pastillas y el vaso de agua. -Esto debería de ayudarte con el dolor.-

Gold volvió a sonreír cómo respuesta. -Muchas gracias, profesor.- Replicó Gold, tomando rápidamente las pastillas en conjunto con el agua. -Pero supongo que ya debería de irme. Si deseo regresar antes del anochecer, entonces lo mejor seria que partiera en este mismo momento para traerle el pokehuevo.-

-¿Estás seguro de poder llegar al laboratorio en la ruta treinta (30)?- Pregunta con escepticismo Elm.- Es bien conocido que el camino es un poco largo a pie y sinceramente no me sentiría seguro si salieras en tu condición actual.-

-No se preocupe, profesor.- Indicó Gold antes de hacer crujir todos los dedos de sus manos al hacer presión la una contra la otra. -Ya le dije que estoy bien. Usted no tiene nada de qué preocu-...-

-Padre… Uhhh, yo tengo una sugerencia-. Anuncio Crystal al intervenir en la conversación, dando después un par de pasos para acercarse hasta dónde estaba su progenitor.

-¿Una sugerencia?- Repite Elm con curiosidad, levantando una de sus cejas y mirando a su hija con desconcierto. -¿De que se trata?-

-Permítame por favor acompañar a Gold en esta misión.- Manifestó la chica con nerviosismo, simultáneamente en qué su rostro se ruborizaba a más no poder. -De ese modo puedo asegurarme de que no le suceda nada a Gold durante este corto viaje.-

Nuevamente, y cómo por reflejo, Elm ajustó sus anteojos. -¿Huh? ¿H-Hablas en serio, Crystal?-

-¡Muy en serio!- Declaró Crystal con firmeza -Por favor, padre. Yo deseo enmendar lo que hice. Además, tampoco me sentiría del todo bien sí dejamos que Gold salga de aquí solo después de semejante golpe.-

-Hmmm… Pues esa no es una mala idea.- Reconoce el científico. -Pero qué opinas de esto Gold, ¿estarías de acuerdo en dejar que mi hija te acompañe?-

Ni corto ni perezoso, Gold se cruza de brazos a la vez que su ceño se fruncía mientras que Elm y su hija lo miraban con suspicacia. -Hmmm… En verdad no lo sé.- Respondió Gold en un sincero tono de voz. -¿Es esto realmente necesario?-

-¡Total y completamente necesario!- Advirtió enérgicamente Crystal, agachando después su cabeza en señal de arrepentimiento ante Gold. -Por favor, solo déjame ser de utilidad.-

Fue aquí dónde Gold no supo qué más responder. El oriundo de New Bark simplemente se encogió de hombros y después suspiró con molestia. -Ehhh… Y-Yo… Uhh… D-De acuerdo, tu ganas, Crystal. Te dejaré acompañarme. Supongo que no pierdo nada al dejarte venir conmigo.-

-De paso podrías también darle un pequeño tour por Ciudad Cherrygrove.- Sugirió Elm. -Ella apenas si tiene una semana de estar viviendo conmigo y me gustaría que se familiarize con los alrededores.-

-De acuerdo.- Acepto Gold con algo más de rebeldía y decepción, utilizando después su cabeza para señalar en dirección a la puerta que conectaba con el lobby. -En marcha entonces…-

-R-Regreso en un momento.- Declaró Crystal segundos antes de salir de la oficina con una enorme sonrisa en sus labios. -Iré a preparar mi bolso y buscaré a Chikorita.-

-Gold, una última cosa.- Murmuró Elm instantes después de que Crystal saliera de su oficina.

-¿Si, profesor?-

-Como le pase algo a mi princesa, ten la plena seguridad de que morirás.-

-¿Ehhh?-

-Hahaha… es broma.- Manifestó Elm con una sombría y preocupante sonrisa. -Pero, por tu bien, espero que cuides de ella.-

-¿N-No se supone que ella es la que debe de cuidar de mí?- Se preguntó Gold mentalmente y con nerviosismo. -¿Como rayos acabe metido en este lio? Ughhh… Y yo que pensaba que esté iba a ser un buen dia.-

Un par de largos e incómodos minutos después, Crystal volvió a entrar a la oficina pero esta vez junto con su Chikorita. Posterior a esto, Elm, su hija y Gold se disponen a salir de lleno todos juntos del laboratorio.

-¿Entonces estás lista para esto?- Pregunto Gold con algo de desgano y resignación. -Porque esta caminata no será para nada corta…-

-Descuida, Gold. Yo puedo soportar esto.- Aseveró Crystal enérgicamente y con una cálida sonrisa. -Pero me temo que tu lindo Cyndaquil parece tener otros planes.-

-¿Huh?-

El pequeño pokémon de tipo fuego, en ese momento y de manera persistente, miraba con ahínco el gran árbol que estaba plantado a un lado del laboratorio. Aparentemente algo había captado su total atención.

-Vamos, Cyndaquil, no tenemos tiempo que perder.- Ordenó Gold, mientras que observaba de reojo su pokegear, objeto colocado en su muñeca derecha, y notaba que eran ya casi las dos (2) de la tarde. -Quiero regresar antes de que anochezca.-

Cyndaquil, inmediatamente al escuchar la voz de su ahora nuevo entrenador, corrió y se colocó a un lado de Gold, pero no sin antes volver a darle un último vistazo al árbol antes de emprender su camino a la ruta veintinueve (29).