Siete (7) meses atrás, Base Secreta del Equipo Rocket, Pueblo Mahogany


El frío y la lluvia estaban a la orden del día en el pacifico pueblito al sur del mundialmente famoso Lago Rage, en el sector más al norte de la región de Johto. Aquí, en lo más profundo de la base secreta y subterránea del Equipo Rocket, varios de los nuevos reclutas yacían reunidos al socializar en una cómoda y espaciosa sala de estar repleta de sillones, estanterías con revistas, libros y un par de televisores.

-Oye… Uhhh, tu nombre es Silver, ¿no es así?- Cuestionó con tranquilidad una joven chica de oscura cabellera amarrada en una larga trenza qué le llegaba hasta la mitad de su espalda, cuando ella terminó por acercarse de frente al pelirrojo.

Silver, estando en ese momento leyendo en silencio un viejo libro acerca de evolución pokémon en una de las esquinas del lugar sobre un malogrado sillón de un solo puesto, terminó por levantar con apatía su mirada para ver de mejor manera quién le hablaba.

-Mi nombre es Lucía, pero puedes decirme Lucy.- Informa la pálida chica con el rostro cubierto de pequeñas pecas, colocando de inmediato una sonrisa tenue y cálida al extender su mano derecha en dirección al pelirrojo. -Y desde hoy sere tu nueva compañera en todas y cada una de tus misiones de campo.-

En respuesta a la recién llegada, Silver miro de arriba a abajo a Lucia con suma rapidez y precisión, dando a simple vista la impresión de estar analizando a un potencial nuevo enemigo. -Hmph… Por sus rasgos físicos y faciales, ella debe de tener más o menos mi edad.- Comentó Silver para sí mismo, sin apartar su mirada en un principio de los resplandecientes ojos color miel de la chica. Luego de esto, en un cruel abrir y cerrar de ojos, Silver vuelve a bajar su mirada, ignorando por completo a Lucia, para proseguir con la lectura de su libro sin ningún tipo de remordimiento.

-¡O-Oye, no me ignores cuando te estoy hablando!- Exclamó Lucia, claramente ofendida por lo sucedido, cosa qué atrajo de inmediato la mirada y atención de todos los demás reclutas en el salón. -¿Qué clase de modales de porqueria son esos? ¿Acaso tus padres te criaron de esa forma?-

-¡NO MENCIONES A MI PADRES!- Ordenó Silver de manera tajante y firme al alzar su voz de sobremanera, mientras que cerraba bruscamente su libro y entonces volvía a fijar su atención sobre Lucía.

Mirando ahora directo al rostro lleno de ira del pelirrojo, Lucia sintió una atípica y progresiva oleada de escalofríos por todo su ser. Ella, por alguna extraña razón qué no podía poner en palabras, percibió en ese momento cómo su corazón se aceleró, cómo sí su vida estuviese en grave peligro, además de qué muy en su interior algo le decía a gritos qué había cometido un error mayúsculo.

-Y-Yo… Lo siento.- Replicó Lucía en un tono más tranquilo, encogiéndose de hombros y agachando un poco su cabeza. -No fue mi intención-…

-Yo no solicite tener una compañera, ni tampoco deseo tener una.- Aclaró rápidamente Silver sin titubear. -¿Quién demonios te ordeno esto?-

-P-Pues, que te asignen un compañero no depende de ti.- Señaló Lucía con ímpetu y desdén, cruzándose de brazos, entre tanto la mayoría de otros reclutas en los predios se mantenían observando la situación con interés. -Esta fue una orden directa de Archer y él claramente me ordenó que-…

-No me interesa lo que el inútil de Archer ordenó.- Volvió a interrumpir Silver con furia, levantándose del sillón y colocando una agria expresión en su rostro. -Tener un compañero solo lograra que no pueda cumplir con mis objetivos.-

Lucia se quedó en perfecto silencio, claramente ofendida por la actitud tan fría, altanera y pedante de Silver. Sí ella ya de por sí había escuchado con anterioridad qué Silver era una persona distante y muy poco sociable con el resto de otros reclutas, lo sucedido aquí y ahora solo termina por reafirmar los rumores.

-S-Sabes… Con esa actitud jamás podrás hacer amigos.-

-¿Hacer amigos?- Repitió Silver con profunda extrañeza, milésimas de segundo antes de levantar una de sus cejas. -En este estilo de vida que tenemos no necesitamos amigos.-

-Siempre se necesitan amigos, Silver.- Contra argumento la joven chica de pecas, negando con su cabeza y observando ahora de reojo a los otros reclutas dentro del lugar. -No importa la situación o el trabajo que tengamos, uno simplemente no puede vivir eternamente solo.-

-Tch… ¿En qué mundo crees que vives, niñita?- Cuestiona agresivamente el pelirrojo, manteniendo en su voz una entonación burlesca y despectiva para con Lucia. -Lamento ser el portador de malas noticias, pero es todo lo contrario a lo que dices.-

-¿Todo lo… contrario a lo que dije?-

-Lo que uno realmente necesita en esta vida es la habilidad para cuidarse a cada momento sin tener que depender de los demás. Los amigos, tarde o temprano, te abandonan o te traicionan. Así de simple son las cosas y, mientras más rápido comprendas esto, mejor será para ti.-

-¿Cómo puedes decir esas cosas así…? ¡Se supone qué tu eres el recluta con más talento de este lugar y se esperan grandes cosas de ti!-

-Hmph, pues es precisamente por eso que lo digo.-

-T-Tu… UGHHHH… ¡Eres un completo imbécil!- Gritó Lucía con indignación y frustración. -¡Jamás pensé que pudiera existir una persona tan-...

-Soy un imbécil quien entiende a la perfección cómo es la vida allá afuera, y también soy un imbécil quién sabe lo qué es tenerlo todo y perderlo en un maldito instante.- Declaró el pelirrojo con frío cinismo, dando la espalda a Lucía y al resto de reclutas al comenzar a caminar en dirección a la salida del lugar. -Y me rehuso a seguir perdiendo el tiempo hablando con alguien tan infantil cómo tu. Ahora sí me disculpas, me largo en esté instante para arreglar esté estupido malentendido con el inutil de Archer.-


Afuera del Centro Pokémon, Área Comercial de Ciudad Goldenrod, 5:47 P.M


-Quizás debí de haber ido con él para animarlo en su batalla contra Whitney.- Murmuró tristemente Crystal para sí misma, habiéndose acercado al centro pokémon para luego sentarse sobre una alargada banca de madera colocada justo afuera del local. -Esto se siente tan extraño. Pero, a pesar de qué Gold se fue hace apenas unos cuantos minutos atrás, ya empiezo a extrañarlo cómo sí no lo hubiese visto en siglos…-

La joven prospecto a profesora tenía sentimientos muy encontrados en su interior, sonriendo ampliamente y manteniendo sus mejillas sonrojadas con solo recordar lo sucedido con Gold antes de qué él se marchara. Sin embargo su corazón, al mismo tiempo, era otra historia completamente diferente al sentir una efervescente mezcla entre melancolía, arrepentimiento y tristeza.

-Quizás deberíamos de tomar las cosas con más calma.- Volvió a murmurar la de coletas, cruzando sus brazos y mirando con melancolía el anaranjado atardecer y los centenares de edificios que adornaban el resto del paisaje de su ciudad natal. -Apenas y tenemos un mes de conocernos. E-Esto esta mal, pero en mis planes nunca estuvo enamorarme de él.-

Paulatinamente, y con el pasar de los segundos, poco a poco la sonrisa de Crystal empezó a desvanecerse, cómo si se tratara de un triste recuerdo al filo del precipicio qué representaba el olvido. Ahora, un molesto, agrio y vacío sentimiento de desconfianza invadió de manera súbita sus pensamientos al revolverlos por completo.

-Ughh… No, esté no es el momento para ser pesimista, ni tampoco me puedo dar el lujo de dudar ahora qué llegué hasta aquí.- Asevera Crystal mentalmente, dándose de igual manera pequeñas palmadas sobre sus mejillas. -Mi relación con Gold se tiene qué mantener cómo algo estrictamente profesional y no me puedo dejar llevar por estos sentimientos qué tengo ahora hacia él. Además, sí él se enterara de la verdad, de seguro no me llegaría a perdonar nunca.

Curiosamente, el clima en Goldenrod era bastante constante en esa época específica del año. Por lo general, los primeros días del otoño eran más fríos, lentos, nublados y con mucho viento. Pero aquella tarde se presentaba mucho más calurosa qué lo anticipado, al no presentar señales notorias de qué la temperatura comenzaría a descender en los próximos días.

En esté sentido, Crystal aún se mostraba dubitativa y con una infinidad de interrogantes invadiendo el interior de su cabeza. Por tal motivo, la prospecto a profesora, con el fin de distraerse tras todo lo sucedido el dia de hoy, exhalo con pesadez y luego procedió a observar la enorme cantidad de personas, pokémon acompañantes y automóviles qué en ese momento transitaban las avenidas y calles aledañas al centro pokemon.

-¿H-Huh? ¿Pero qué rayos…?-

Cómo sí fuera obra del mismo destino, posterior al transcurso de poco más de dos o tres minutos de haberse sentado ahí, Crystal noto a lo lejos, cómo entre la muchedumbre de personas, una pequeña rubia de anteojos corría desesperadamente y a toda velocidad en dirección al centro pokemon, sosteniendo además una pequeña bolsa de plástico en una de sus manos.

-¿K-Kelly?-

Luego de acercarse hasta llegar a los predios del centro pokemon, Kelly nota de inmediato la presencia de Crystal aquí. -¿Q-Qué estás… haciendo aquí, Crystal?- Cuestionó la rubia con inmediatez al jadear para recuperar su aliento, pero no sin antes limpiar el sudor que ahora decoraba su frente. -¿No qué e-estabas en dónde tu… abuelos?-

Crystal se sonrojo desmedidamente ante la pregunta, cosa qué no pasó para nada desapercibida por la rubia. Acto seguido, Kelly arqueo una de sus cejas y luego observó a los ojos a su compañera con cara de pocos amigos.

-V-Vine a ver a Gold.-

-¿V-Viniste a ver a Gold?- Repitió la rubia con escepticismo y curiosidad, al mismo tiempo en que sus mejillas se empezaban a tornar tambien de color rojo.

Crystal asintió sin más. -Así es, vine a verlo para entregarle el pokehuevo qué me dio Red.- Denuncia la prospecto a profesora, señalando por inercia la mochila qué traía en su espalda con ayuda del pulgar de su mano derecha. -Solo qué por desgracia el se fue hace muy poco.-

-¿¡C-CÓMO QUÉ SE FUE!?- Cuestiono Kelly de un desgarrador grito, instantes antes de apretar con visible rabia la pequeña bolsa de plástico que aún sostenía. -¡EXPLICATE!-

-El se fue hace varios minutos atrás en dirección al gimnasio de Whitney para intentar-...

-¡TU VIENES CONMIGO!- Ordenó la rubia con furia y sin dudarlo, poco después de sorpresivamente tomar de la mano a Crystal y jalarla al interior del centro pokémon. -Primero me cambiare de ropa y luego iremos al gimnasio de "ESA" a buscar a Gold.-

-¿EHHHHHH?-


Campo de Batalla, Gimnasio de Ciudad Goldenrod, 6:00 P.M


-¿Estás completamente seguro de esto, Gold?- Preguntó Ruby con algo de preocupación, quien ahora se mantenía cómodamente sentado en primera fila de las relucientes graderías a un costado del campo de batalla, tras observar el deplorable estado en el qué el de New Bark había llegado al gimnasio. -Siendo sincero, no creo qué tu estés en condiciones de tener una batalla contra Whitney. O al menos no el dia de hoy.-

-Tu tranquilo, Ruby. No pasa nada. Y, aunque no lo parezca, me siento de maravilla.-

-Ese es exactamente el punto, Gold.- Advierte Ruby al fruncir el ceño. -Por sí no lo sabias, esa bebida qué Whitney te dio tiene muchísimos efectos secundarios por ser la primera vez qué lo tomas. Tu obviamente te debes de sentir bien en esté preciso momento, pero cuando se termine el efecto quien sabe lo qué-...

-Solo descuida, no te preocupes por mi.- Asevera el de New Bark con una confiada sonrisa, interrumpiendo súbitamente a Ruby en el proceso. -Ya te dije que estaré bien. Solo relajate y disfruta del espectáculo qué te daremos.-

-¿Lo ves? ¿Qué fue lo qué te dije, Ruby? Te dije qué no tienes porqué preocuparte por él.- Vocifera ahora Whitney, colocando sus manos a ambos lados de su cintura para mirar de reojo y con molestia a Ruby. -Gold no parece del tipo de persona qué haría alguna tontería solo por el hecho de tomar una simple bebida energética.-

-Ughh… Por alguna razón qué no puedo explicar, toda esta situación me da muy pero muy mala espina por dónde sea qué lo mire.- Pensó Ruby para sí mismo de mala gana. -Algo no anda bien por aquí. Eso lo presiento-

-En fin, ahora qué estás aquí, Gold, ¿qué te parecería sí tú y yo hacemos todo esto un poco más interesante para ambos en cuanto al combate por la medalla de mi gimnasio?-

Gold titubeo por breves instantes, pero rápidamente el de New Bark se recompuso al asentir. -Ok, te escucho.- Replicó Gold, entrando de lleno al campo de batallas del gimnasio junto con Whitney. -Soy todo oídos.-

-Bien, cómo entonces ya debes de saber, los líderes de gimnasio apostamos una de nuestras preciosas medallas durante la batalla, mientras que los retadores no pierden absolutamente nada.-

-¿Uh-huh?-

-Sé perfectamente que las reglas de los gimnasios son de esta manera en donde el retador no tiene nada más que perder además de su tiempo. Pero contigo, mi querido Gold, tengo la confianza como para que intentemos algo más justo y equitativo.-

-E-Espera un momento, Whitney.- Ordenó Ruby de manera tajante, aún manteniéndose sentado sobre las graderías. -¿La asociación pokemon permite este tipo de cosas?-

-Descuida, Ruby. Tengo plena confianza en mis pokémon y también en mi habilidad innata para manejarlos en batalla.- Anticipa Gold con confianza y simpleza en su voz. -Además, creo qué ya estoy entendiendo mejor lo qué Whitney intenta decirme. Tu deseas qué yo también apueste algo, ¿no es así?-

Ahora fue el turno de Whitney para asentir en respuesta. -Heh, eres bastante perceptivo, Gold.- Reconoce alegremente la joven líder del gimnasio, guiñando seguidamente uno de sus ojos en dirección del retador. -Pero cómo regla general, cada líder de gimnasio tiene la libertad de imponer sus reglas, siempre y cuando estas no sean contraproducentes para el retador. Aunque, sí el mismo retador aceptase voluntariamente estas condiciones, por más "extrañas" qué puedan ser, entonces no existe ningún tipo de problemas.-

-Entiendo… ¿Y que se supone quieres que apueste en esta pelea?-

-U-Una cita conmigo…-

-¿Una cita contigo?- Repitieron Gold y Ruby casi al unísono, observando ambos atónitos el ahora sonrojado rostro de Whitney.

-Es así cómo escuchaste, Gold. Sí pierdes esté combate, entonces debes no solo tener una cita conmigo, sino qué también tienes qué dejar de viajar con Crystal y la otra chica rubia de anteojos.-

-Su nombre es Kelly.- Aclaró Ruby en un exasperado tono de voz. -¿Cómo rayos pudiste olvidar tan rápido el nombre de literalmente la entrenadora que te venció hace un par de horas atrás?-

-¡No me importa su nombre, Ruby!-

El de New Bark permaneció quieto en medio del campo y en completo silencio luego de escuchar la bizarra propuesta de Whitney. Él apretó su mandíbula, puso una seria expresión en su rostro y posteriormente expulsó aire de sus pulmones.

-Esta es una completa exageración de tu parte.- Denunció Ruby con decepción, levantándose de las graderías y entrando de lleno al campo para acercarse a dónde yacía colocada su amiga junto con Gold. -Tu no puedes o debes de apostar esté tipo de cosas en-...

-Ya es suficiente, Ruby. Esto es entre Gold y yo.- Vocifero Whitney en un apático tono. -Por favor solo deja qué el mismo responda.-

-¿Hablas en serio sobre esta propuesta?- Preguntó Gold, un par de segundos después al cruzarse de brazos. -¿No es una broma o algo por el estilo?-

-Te aseguro que no es una broma ni nada qué se le parezca, Gold. Mi propuesta va muy en serio.-

Gold observó extrañado el rostro de Whitney de arriba a abajo por unos instantes antes de volver a quedar en silencio para analizar si debería o no aceptar la propuesta. Aquí, de manera rápida y utilizando todo su intelecto, Gold trató también de analizar, planear y predecir todas y cada una de las implicaciones qué tendría a futuro el aceptar o no dicha propuesta en cuestión de un par de parpadeos.

Pero, mientras más él intentaba encontrar una respuesta adecuada, su visión, mente y sentidos comenzaron a trastabillar de un momento a otro, cómo sí él estuviese ahora en la cima de un vistoso juego mecánico en medio de un parque de atracciones repleto de una espesa neblina.

-¿Acaso tienes miedo?- Preguntó Whitney a modo de burla, ante la pasividad y silencio del de New Bark. -Por que comprenderia sí estuvieras aterrado.-

-Tch, por supuesto qué no tengo miedo. E-Es solo qué-...

-Hphm… Es una verdadera lástima que un chico tan guapo, talentoso e interesante cómo tú sea un poco cobarde e indeciso en una situación de este tipo. Creo que te di demasiado crédito por lo sucedido en tu batalla contra Cynthia. En fin… Supongo que podría regalarte la medalla de mi gimnasio si tanto lo deseas. Olvida lo de esta apuesta y-...

-¡Creo que ya es suficiente, Whitney!- Recrimina Ruby alzando su voz y mirando a Whitney con angustia. -Esto no-...

-Tch… De acuerdo, acepto tu apuesta.- Exclama Gold, dándose vuelta y caminando en dirección contraria a Whitney para posicionarse al otro extremo del campo de batalla. -Te demostraré aquí y ahora de lo qué soy capaz de hacer.-

Observando lo sucedido, Ruby decide soltar un exagerado y sonoro suspiro repleto de resignación. Posteriormente, el regresa a las graderías para volver a sentarse sobre ellas, cruzándose de brazos en espera del inminente combate al saber qué, dijese lo qué dijese, nada cambiaría el hecho o la decisión de Gold.

-Hehehe, ese es el espíritu que quería ver en ti desde un principio.- Comenta Whitney con una sonrisa y guiñando uno de sus ojos. -¿Deseas alguna regla en especial?-

-No tengo preferencia por ninguna. Las que impongas estarán bien por mi.-

-Entonces que sean batallas de uno contra uno, sin sustituciones, y utilizando a un máximo de hasta tres pokémon.- Expone la líder del gimnasio, entre tanto ella comenzaba a caminar al posicionarse en el lado opuesto del campo a Gold. -Aunque te advierto qué desde ya deberías de hacer a la idea de cómo sería tu vida de ahora en adelante al dejar de viajar con esas dos para empezar a salir conmigo.-

Gold apretó por inercia sus labios en principio. -Eso ya lo veremos.- Declara el de New Bark, lanzando luego una pokebola al campo. -¡Eevee, yo te elijo!-

-Oh, ¿con que tienes un Eevee? Interesante elección para iniciar la batalla.- Resalta Whitney con sorpresa, arrojando luego ella misma una pokebola sobre el campo. -Pero veamos qué tu pokémon puede hacer contra el mío. ¡Smeargle, sal ahora!-

Inmediatamente después de la aparición del pokémon de Whitney sobre el campo, Gold comenzó súbitamente a sentirse terriblemente mareado y con muchisimas nauseas, sumado al hecho de qué ahora su vista se volvió ligeramente borrosa. -¿P-Pero qué mierda me está sucediendo?- Se pregunta mentalmente Gold al forzarse a tragar saliva, mientras qué ahora siente un terriblemente punzante y molesto dolor a un costado de su cabeza.

-¿Te pasa algo, Gold?- Cuestiono Whitney con preocupación, notando casi al instante la expresión de dolor que Gold tenía plasmada en su rostro. -¿Estás bien o-...?

-E-Estoy bien.- Afirma rápidamente el de oscura cabellera, para entonces sacudir ligeramente su cabeza y volver a enfocar su mirada en el campo. -No te preocupes por mi…-

-De acuerdo. En ese caso, formalmente empecemos con esta batalla. ¡Smeargle, comienza utilizando Flamethrower (Lanzallamas)!-

-Eevee, esquiva utilizando Quick Attack (Ataque Rápido). No puedes permitir que ese ataque te impacte.-

Después de escuchar la orden de su entrenadora, Smeargle género frente a sí una intensa y potente llamarada de fuego la cual, sin muchos inconvenientes, Eevee logró esquivar gracias a su velocidad, en combinación con su agilidad para moverse en zig zag por todo el campo.

-¡Smeargle, continua así!- Ordenó Whitney con ánimos. -No te detengas y sigue atacando.-

-Eevee, corre ahora alrededor de Smeargle.- Vociferó Gold. -Él no puede seguirte el paso.-

Haciendo perfecto caso al de New Bark, Eevee continuó corriendo rítmicamente ahora alrededor de Smeargle, pokémon quien aún intentaba impactarle con el fuego qué esté seguía generando enfrente de sí.

-¡Terminalo, ahora!- Grita Gold con energía, apuntando con su dedo índice al pokemon de Whitney. -¡Ya sabes qué hacer!-

De un momento a otro, Eevee embiste con gran fuerza y por su espalda Smeargle, lo que dio cómo resultado qué el pokémon de Whitney cayera al suelo de manera muy estrepitosa luego del ataque. Todo esto, mientras qué, inadvertidamente para ambos combatientes, Mary hizo acto de presencia al entrar en silencio al gimnasio para entonces sentarse a un lado de Ruby en las graderías.

-Lamento mucho llegar tarde.- Anunció Mary con una tímida sonrisa, ajustando luego sus anteojos sobre su rostro. -¿Me perdí algo importante? Por que intente venir lo más rápido qué pude luego de qué me informaran de qué Gold y Whitney iban a luchar por la medalla de gimnasio.-

-¿M-Mary…?- Fue lo dicho por Gold al fijar sus ojos en la recién llegada, luego de notar su presencia un par de segundos después.

-Hehe, llegas justo a tiempo.- Aseveró Whitney con una sonrisa. -Bienvenida.-

-La batalla recién acaba de iniciar.- Agregó ahora Ruby. -Por ahora no te has perdido de nada.-

-Menos mal.- Réplica Mary con visible alivio. -Por suerte pude terminar la edición de un par de proyectos en la torre de radio antes de lo que esperaba.-

-Bueno, ¿te parece si continuamos con esto, Whitney?- Propone Gold con optimismo y ahínco, mirando brevemente de reojo a Mary. -Creo qué tienes qué regresar a Smeargle para poder elegir a otro de tus poke-...

-Te invito a que mires de nuevo, Gold.- Manifestó la sonriente líder de gimnasio al apuntar a su pokémon con uno de sus dedos. -No todo es lo que aparenta, ni tampoco todo es cómo crees. O al menos no en esta batalla.-

-¿Huh?-

-Smeargle, levántate y vuelve a utilizar FlameThrower (Lanzallamas).-

Habiendo escuchado nuevamente la orden de su entrenadora, Smeargle se levanta de inmediato del suelo, cómo si hubiese recién despertador de una refrescante siesta, para luego volver a generar en frente de sí una intensa llamarada de fuego en dirección a Eevee.

Heh, tú no te rindes, ¿no es así? ¡Eevee, por favor vuelve a utilizar Quick Attack (Ataque Rápido) para esquivarlo y después contraataca con Swift (Rapidez)!-

Eevee asintió y después con suma facilidad volvió a esquivar todos y cada uno de los intentos de Smeargle por golpearlo con FlameThrower (Lanzallamas). Posteriormente, Eevee disparó una rafaga continua de pequeñas estrellas de energías las cuales conectaron en Smeargle, quien volvió nuevamente a caer al suelo prácticamente de la misma forma que la primera vez.

-Es inútil, Whitney. Smeargle no puede con la velocidad de-…

-Deberías prestar más atención a lo que ocurre en el campo.- Proclamó Whitney sin titubear, manteniendo igual una confiada sonrisa. -La velocidad no lo es todo en un combate.-

-¿Ehh?-

Al observar con más detalle a su pokémon, Gold noto qué Eevee tenía una muy pequeña quemadura en uno de sus costados. Aparentemente en algún momento Smeargle pudo rozar a Eevee con uno de sus muchos intentos por atacar.

-Ughh… ¿Cómo mierda no pude notar esto antes?- Comentó Gold mentalmente para sí mismo, sintiendo nuevamente cómo su vista se volvió a nublar y el punzante dolor de su cabeza hacía otro acto de presencia. -D-Demonios, esté maldito dolor no me deja analizar o ver las cosas cómo quisiera.-

-¡Creo que ya es el momento de pelear un poco más en serio!- Anunció la líder de gimnasio en un alegre tono de voz. -¡Smeargle, levántate del suelo y luego utiliza Aura Sphere (Aura Esfera)!-

-¿Aura Sphere (Aura Esfera)?- Repitió un muy desesperado Gold con cara de sorpresa. -¡M-Maldición Eevee, necesito qué evites ese ataque a cómo dé lugar…!-

Luego de incorporarse por completo del suelo, Smeargle género frente a sí una muy vistosa orbe de energia de color azul fosforecente, misma la cual lanzo rapidamente en direccion a Eevee. Pero, por muy poco, el pokémon de Gold logró a duras penas esquivar el ataque luego de realizar un acrobático salto a su derecha, mientras qué el ataque de Smeargle terminó por estrellarse contra la pared detrás de Gold.

-Continua de ese modo, Eevee. Acércate nuevamente utilizando Quick Attack (Ataque rápido) y luego ataca con Swift (Rapidez) para acabar con él.-

-Sabía qué Whitney tenía un Smeargle, pero nunca antes la había visto utilizarlo en batalla.- Confesó Ruby con asombro, mirando de reojo a la recién llegada sentada a su lado en las graderías. -¿Cómo es posible que ese pokémon pueda utilizar Flamethrower (Lanzallamas) y ahora Aura Sphere (Aura Esfera)?-

-Smeargle es un Pokémon bastante especial que aprende un curioso ataque llamado Sketch (Esquema).- Informó Mary. -Es un ataque único de su especie.-

-¿Sketch (Esquema)?-

-Por ponerlo en términos muy sencillos, Sketch le permite a Smeargle copiar y aprender a utilizar casi cualquier tipo de ataque que él vea de manera instantánea. Solo que obviamente de manera mucho más débil e imprecisa.-

-Y-Ya veo. Supongo qué eso lo explica.-

-Hahahaha, Smeargle dejémonos de juegos.- Anunció con energía la joven líder de gimnasio. -¡Acaba con ese Eevee de una vez por todas!-

Smeargle asintió ante la orden de Whitney y, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de la vista de todos por breves instantes. Luego, y muy para la sorpresa de todos los presentes, Smeargle se acercó peligrosamente a Eevee por su espalda de un salto, resultando en qué el pokémon de Gold no pudiese reaccionar a tiempo al ser impactado a quemarropa con una perfectamente ejecutada Aura Sphere (Aura Esfera).

-¿P-Pero qué demonios…?-

-Esto es lo que ocurre cuando vamos en serio.- Informó Whitney con una sonrisa, poco después de ver cómo el Eevee de Gold ya no podía continuar con el combate debido al enorme daño recibido por el anterior ataque de Smeargle. -Sólo espero que estés preparado para salir conmigo luego de que pierdas.-

-T-T-Tú… me engañaste.- Vociferó amargamente Gold con cara de muy pocos amigos antes de regresar a Eevee a su pokebola. -¿Cómo no lo note?-

-Engañar es una palabra muy fea y sucia para esta situación, Gold. Yo prefiero pensar que en la guerra, en las batallas pokemon y en el amor, todo se vale.-

-¿Qué demonios sucede conmigo? Tu dejaste que pensara que Smeargle era lento para hacer que me confiara y luego tomarme por sorpresa…-

-Vi la oportunidad y la tomé.- Indicó la líder de gimnasio sin perder la calma. -Yo no le veo nada de malo a eso. Además, por algo te dije que no todo es lo que aparenta, ni tampoco todo es cómo crees.-

-¿A que se refirió Whitney cuando dijo que se preparara para salir con ella?- Preguntó Mary con curiosidad, instantes antes de ajustar sus anteojos y levantar una de sus cejas. -¿Acaso me perdi de algo?-

-Es mejor que no lo sepas.- Replicó Ruby al torcer los labios con molestia. -Solo ignorala por ahora.-

Gold permaneció en perfecto silencio por un par de segundos para pensar con toda prisa una contra estrategia adecuada para igualar el combate con su siguiente pokémon. Su cabeza aún le dolía de forma punzante, y sus mareos se intensificaron alarmantemente hasta el punto de desear vomitar en ese instante. Posterior a esto, Gold retiró su amada gorra de la suerte de su cabeza para secar el sudor que sentía en su cabeza y frente, pero lo que descubrió al hacer esto le dejó aterrado, perplejo y frío.

-O-Ok… Esto definitivamente no es bueno.- Murmura estoicamente el de New Bark, notando aquí cómo varias pequeñas gotas de sangre yacían impregnadas en la parte interior de su gorra. -D-Demonios…-

Aquí, tocando con timidez el costado de su cabeza que más le dolía, Gold pudo ver en vivo y a todo color cómo la punta de los dedos de su mano derecha estaban ligeramente manchados de sangre, cosa que lo llevó a teorizar que todo esté embrollo se debía al fatídico golpe que había sufrido con la puerta del centro pokémon cuando se encontró con Crystal.

-De acuerdo, supongo entonces que el jugo de Parasect debió de ayudar a disminuir el efecto del dolor al mínimo posible en mi cuerpo.- Murmuró nuevamente Gold de muy mala gana. -Pero ahora que el efecto del jugo está desapareciendo de mi cuerpo, el dolor está empezando a surgir. Tch… Debo de terminar esta batalla cuanto antes.-

-¿Sucede algo, Gold?- Preguntó Whitney, posterior a levantar una de sus cejas. -¿No me digas que estás molesto por lo que pasó?-

-S-Solo estoy analizando la situación y mis opciones.- Anuncia el de oscura cabellera, al mismo tiempo en que se volvía a colocar sobre su cabeza su gorra de la suerte y luego lanzaba al campo otra pokebola para continuar con la batalla. -¡Poliwhirl, yo te elijo!-

-¿Con qué ahora utilizaras un pokémon de tipo agua?- Preguntó Whitney retóricamente. -Hmph, veamos qué el puede hacer.-

-Sé que hace menos de una semana que evolucionaste, Poliwhirl. Pero confío en ti para igualar esté combate. Su Smeargle es igual o inclusive más rápido que Eevee, por lo que no te confíes en ningún momento.-

-Continuemos con esto, Gold. Te dejaré incluso hacer el primer movimiento con tu Poliwhirl.- Declara Whitney en un tono más burlesco para con Gold y su pokémon. -Aprovechalo, cariño.-

-¡Tch… Poliwhirl, utiliza Ice Beam (Rayo de Hielo)!-

-¿Con qué Ice Beam (Rayo de hielo)? Smeargle, contraataca con Flamethrower (Lanzallamas) a toda potencia.-

Milésimas de segundo después de las órdenes de sus respectivos entrenadores, ambos ataques colisionaron salvajemente en el medio del campo, provocando cómo resultado que varios pequeños charcos con agua se formarán por todo alrededor de la mitad del campo en donde estaban Smeargle y Whitney.

-Nada mal, Gold. A pesar de que dijiste que tu pokémon recién había evolucionado, se nota que está bien entrenado. Pero veamos cómo manejas un ataque super efectivo. Smeargle, carga electricidad y luego utiliza ThunderBolt (Impactrueno).-

-Poliwhirl, no te muevas de tu posición ni por un centímetro.- Ordenó el de New Bark con firmeza y rapidez. -Mantente completamente quieto.-

El pokémon de tipo agua inmediatamente se volteó y miró con una visible mezcla entre nerviosismo y sorpresa a su entrenador luego de escuchar sus órdenes.

-Se que esto es algo extraño, p-pero solo confía en mí, Poliwhirl, ¿está bien? Yo sé lo que hago.-

-Heh, ¿con que finalmente decidiste rendirte a lo inevitable?- Cuestiona Whitney con aires de superioridad al observar cómo el pokémon de Gold permanece en su posición sí siquiera intentar contraatacar o esquivar. -Me alegra mucho que finalmente aceptaras tu destino.-

-¿Rendirme?- Repitió Gold con apatía, frunciendo también el ceño cómo si su orgullo fuese gravemente atacado. -Lo siento mucho, pero eso jamás ocurrirá. Mi destino aún no está escrito.-

-¿Huh?-

-Tu oferta es muy tentadora, Whitney. En serio me halaga cómo no tienes idea que una chica tan linda como tú quiera que salga con ella. Pero ahora mismo tengo un importante sueño que cumplir. Además, digamos qué le tomé mucho cariño a Kelly y a Crystal como para dejar de viajar con ellas así por así. Lo lamento mucho, pero no tengo ninguna intención de rendirme o de perder contra ti.-

-Grrr… Y-Ya veremos eso.- Murmuró Whitney, poniéndose tan roja como un tomate. -¡Smeargle, acaba con ese Poliwhirl!-

En ese momento, antes de que Smeargle pudiese completar su ataque, toda la electricidad que él había llegado a cargar dentro de su cuerpo se desató agresivamente de un momento a otro. Pero, en vez de dirigirse en dirección de Poliwhirl, toda la carga eléctrica rebotó sobre sí, electrocutándolo hasta el punto de hacer que el pokémon de Whitney quedara inconsciente sobre el suelo.

-¿Pero qué rayos fue lo que ocurrió?- Pregunta Whitney con visible enfado y sorpresa, observando ahora a su pokémon inconsciente tendido sobre el suelo. -¿Qué le hiciste a mi pokémon?-

Negando lentamente con su cabeza, Gold procede a exhalar aire. -Yo no fui realmente quien hizo algo, Whitney.- Informa Gold. -Pero quizás, y solo quizás, deberías de observar o al menos ser más atenta a lo que ocurrió antes en el campo de batalla.-

-¿Huh? ¿A qué te refieres… ?-

-Escucha, sí bien es cierto que Smeargle pertenece a una clase de pokémon única, los cuales son capaces de copiar la gran mayoría de ataques que vean, esto no significa que ellos puedan controlar dichos ataques cómo un pokémon que puede aprenderlos de forma natural.- Denuncia el de New Bark en un tono más serio. -Además, y por sí aún no lo notas, el rayo de hielo que lanzó Poliwhirl, luego del contraataque con fuego de Smeargle, dejó tu lado del campo de batalla lleno de pequeños charcos de agua cómo resultado del choque de ataques y después-...

-Smeargle terminó por electrocutarse a sí mismo por no ser un pokémon eléctrico e intentar un ataque de esté tipo en las cercanías de tanta agua.- Interrumpe con frialdad la líder de gimnasio, apretando aquí con furia la pokebola de Smeargle al regresarlo para que descansara. -Hmph… Nada mal, Gold. Para nada mal. No cualquier entrenador puede ver ese tipo de cosas tan fácilmente, pero tu tienes un don para las batallas, por lo que te felicito.-

-¡Eso fue brillante!- Exclamó una más emocionado Mary, luego de intercambiar miradas con Ruby. -Gold logró empatar el combate sin recibir daño alguno en su segundo pokémon.-

-Ese tipo de errores pueden costarle muy caro a Whitney si no presta la debida atención de ahora en adelante.- Agrega Ruby con simpleza, cruzándose de brazos momentáneamente. -Y tengo la ligera impresión de que este duelo se podría llegar a decidir por pequeñas cosas cómo esta.-

-Ughh… Dos pokémon más y podré ir al hospital.- Se dijo a sí mismo Gold entre dientes, intentando con todas sus fuerzas mantenerse de pie y consciente sobre el campo. -S-Solo debo de resistir un poco más…-

-En todo caso, reconozco que esa fue una magnífica estrategia perfectamente ejecutada, en todo el sentido de la palabra.- Confiesa a continuación la joven líder de gimnasio, sacando a la vez otra pokebola de uno de sus bolsillos. -El ordenar a Poliwhirl que permaneciera inmóvil fue una buena decisión. Pero ahora veamos que tal puedes manejar a mi siguiente pokémon. ¡Clefairy, es tu turno!-

-¿Clefairy?- Exclamó sorprendido Ruby al momento que el siguiente pokémon de Whitney aparecía en el campo. -Si ella está utilizando a Clefairy ahora, entonces significa que-...

-Ella apostará por la suerte utilizando metrónomo.- Agrega Mary tras fruncir su ceño, antes de tragar un poco de saliva. -Esto no pinta nada bien para Gold.-

-Hmph… P-Poliwhirl, continuemos con esto. Ahora acércate y utiliza Water Pulse (Pulso de Agua) con todo lo qué tengas. Llegó el momento para nosotros de tomar la ofensiva-

-¡Clefairy, Metronome (Metrónomo)!-

Poliwhirl asintió sin pena ni gloria ante Gold, aprovechando en ese momento la gran cantidad de pequeños charcos de agua qué aún yacían alrededor de la mitad contraria a la suya del campo para saltar y deslizarse rápidamente hasta dónde estaba Clefairy, pokémon quien se mantuvo quieto mientras qué movía rítmicamente de izquierda a derecha sus dedos sin detenerse.

-¡Atacala ahora!- Ordena Gold al alzar de sobremanera su voz. -¡Terminala!-

De manera súbita, antes de que el ataque de Poliwhirl pudiera impactar en su objetivo, el pokémon de Whitney se rodeo inesperadamente de una especie de aura parecida a un traslucido espejo de color rosado fosforecente en el ultimo segundo posible. Acto seguido, el ataque de agua de Poliwhirl rebotó violentamente sobre dicho espejo cómo sí fuese una pelota de tenis, devolviendose con mayor fuerza y velocidad qué antes en dirección al pokémon de Gold, ocasionando aquí qué esté fuese impactado directamente al terminar inconsciente sobre el suelo.

-¡I-Imposible!- Vocifera Gold con una efervescente mezcla de asombro y molestia al ver lo sucedido. -Ese ataque fue-...

-Mirror Coat (Manto Espejo).- Informó rápidamente Whitney, colocando una burlesca y orgullosa sonrisa en su rostro. -El metrónomo de Clefairy activo Mirror Coat, y este a su vez devolvió el ataque de Poliwhirl con la suficiente potencia como para derrotarlo en un solo intento. Impresionante, ¿verdad?-

-¡No puedo creerlo!- Señaló el de New Bark con obvio desencanto y frustración, mientras regresaba con tristeza a su inconsciente pokemon. -De todos los ataques posibles qué Clefairy podía activar, ¿y resultó ser el único capaz de reflejar específicamente los ataques especiales directo a su dueño con el doble de velocidad y potencia? -E-Esto no tiene sentido, ¿cómo rayos es esto posible?-

-Lo lamento mucho por ti, Gold. Pero digamos qué yo soy una chica con demasiada suerte.- Expresó la líder de gimnasio, aún manteniendo un tono repleto de condescendencia para con el de New Bark. -O quizás esta es la manera del destino de decirte que es inútil qué te resistas a estar conmigo. De cualquier manera, ahora mismo estás en jaque, mi querido Gold. Sólo es cuestión de tiempo para que pierdas.-

-Ahora solo le resta un único pokémon a Gold.- Comentó Mary luego de peinar y mover a un lado un pequeño mechón de su cabello sobre su rostro. -Dime, Ruby… ¿Crees que él podrá vencer a Whitney?-

El de ojos color ámbar negó lentamente como réplica. -La verdad, ni idea.- Confesó Ruby, frunciendo su ceño y manteniendo su mirada puesta sobre el campo y sus participantes. -Debo decir qué el Quilava de Gold es un pokémon bastante fuerte, y quizás el pueda vencer a Clefairy sí juego bien sus cartas. Pero, por lo qué veo, Whitney se está tomando muy pero muy en serio esté combate y no se sí Gold y Quilava puedan hacerle frente a su último pokémon.-

-¿Estás listo para aceptar tu derrota, Gold?-

-Ughh…. ¡N-Ni lo sueñes!- Vocifera Gold con agresividad, ajustando a la vez su gorra de la suerte antes de volver a sentir cómo la herida en su cabeza comenzaba a ejercer aún más dolor qué antes por todo alrededor de su cuerpo. -Mientras aún tenga fuerzas, y mientras aún me queden pokémon para combatir, ten la plena seguridad de qué jamás me rendiré. Yo, Gold Ethan Tsubasa, no tengo la más mínima intención de ser vencido por ti. Mi sueño y también mi futuro dependen de qué gane aquí y ahora.-

-Hmph… Entonces elige a tu próximo pokémon para qué acabemos de una buena vez con esto. Veamos quien al final saldrá victorioso de esté combate.-

Llegado esté fatídico punto, Gold era perfectamente consciente qué algo andaba terriblemente mal con su cuerpo y qué ahora solo era cuestión de tiempo para qué su consciencia cediera irremediablemente ante el dolor. El se sentía extremadamente mareado, y el intenso dolor y palpitó en su cabeza, con el pasar de los segundos, solo iba en peligroso aumento.

-Ok, ahora todo depende de ti.- Susurro Gold al sacar la pokebola de Quilava y luego arrojándola al campo. -Mi destino depende de ti, amigo mío…-

Inmediatamente al salir de su pokebola tras materializarse sobre el campo, Quilava suelta un sonoro rugido qué hizo eco por todo el interior del gimnasio, acercándose luego a Gold al notar cómo su entrenador no estaba en tan buenas condiciones cómo intentaba demostrar a los demás presentes.

-N-No te preocupes por mí.- Murmuró Gold al forzar una sonrisa y guiñando uno de sus ojos frente a Quilava. -Lo que necesito en este momento es que ganes esta batalla lo más rápido que puedas y sigas al pie de la letra mis instrucciones, ¿de acuerdo, amigo?-

Quilava asintió con firmeza, encendiendo luego a toda potencial el fuego de su espalda, para posteriormente volver a ingresar al campo de batalla para iniciar el combate.

Gold, por su parte, apenas sí se podía mantener en pie, y el mundo entero le estaba dando muchísimas vueltas. Su visión, por otro lado, se volvió mucho más nublada y opaca, lo qué lo llevó a concluir qué su cuerpo estaba a pocos minutos de ceder y desmayarse.

-¡Clefairy, Metronome (Metrónomo) otra vez!-

Por segunda vez consecutiva, el pokémon de Whitney comienza a mover sus dedos rítmicamente de izquierda a derecha desde su posición frente a su entrenadora y, milésimas de segundo después de esto, cómo por arte de magia un gigantesco chorro de agua de alta presión es disparado desde enfrente de Clefairy y en dirección a Quilava.

-¿E-Es en serio? ¿Ahora Hydro Pump (Hidrobomba)? ¡Maldición… Quilava, esquiva o será todo para nosotros!-

-Hahahaha, hoy la suerte está de mi lado, Gold.- Reitero la joven líder de gimnasio con emoción. -Te dije que esta era la manera del destino de anunciar que debes de estar conmigo.-

Observando muy de cerca lo sucedido, Quilava empieza por correr en zigzag alrededor del campo para así esquivar inicialmente el potente ataque por parte del pokémon de Whitney.

-¡Clefairy, sigue así!- Ordenó la líder de gimnasio con ímpetu, utilizando ahora su brazo derecho para animar a su propio pokemon. -Solo necesitamos un ataque bien colocado, Clefairy. Si logras conectar un golpe certero, eso seria todo para Quilava.-

-Q-Quilava, creo qué ya llegó el momento de tomar la ofensiva. ¡Flamethrower (Lanzallamas), ahora!-

En respuesta a la orden de su entrenador, Quilava se detiene en seco por breves instantes frente a las gradas, observando a su objetivo con absoluta agresividad antes de escupir desde su boca una enorme llamarada de fuego la cual chocó contra el ataque de Clefairy. Aquí, poco después del choque inicial, el ataque de Quilava fue capaz de nulificar sin muchos problemas la hidrobomba, cosa qué provocó posteriormente qué Clefairy recibiera enteramente el ataque de fuego hasta caer rendido sobre el campo.

-¡B-Bien, excelente trabajo, Quilava!- Manifestó Gold con emoción, para después tambalearse ligeramente al perder por breves momentos el control de su propio cuerpo. -Solo falta uno pokémon más y la victoria será nuestra. Y-Ya casi terminamos con esto…-

-Tch… Nada mal, Gold. Ese fue un excelente ataque por parte de Quilava para nulificar y vencer a Clefairy.- Reconoce Whitney con algo de apatía, regresando luego a su agotado pokémon para qué descansara dentro de su pokebola. -Pero, por desgracia para ti, aquí es cuando termina el juego. Porque confío plenamente en qué mi último pokémon será capaz de barrer el suelo con tu pequeño Quilava de una vez y por todas.-

-¿Qué tu último pokémon barrera el suelo con mi Quilava? Hmph, pues ya quiero verte intentarlo.-

Luego de escuchar la respuesta dada por el retador, Whitney colocó una fría expresión en su rostro para entonces arrojar otra pokebola al campo de batalla. Cuando la misma se abrió, Gold, Mary y Ruby pudieron apreciar la aparición de un robusto pero imponente Miltank.

Gold trago saliva casi qué por inercia, apreciando a duras penas el recién materializado pokémon de Whitney con temor. D-Demonios… Esto es malo, realmente malo.- Comentó Gold para sí mismo con preocupación. -Inclusive yo, estando en esté patético estado en el qué me encuentro, puedo notar sin problemas qué ese Miltank se encuentra perfectamente bien entrenador. Creo incluso qué ella debe de tener al menos varios niveles por encima de Quilava y el resto de mis pokémon...-

-¡Miltank, utiliza Rollout (Rodada)! Veamos si ese Quilava puede sobrevivir esto.-

-Q-Quilava, contraataca con Flame Wheel (Rueda de Fuego). I-Intenta detenerla a cómo dé lugar antes de que tome demasiado impulso…-

Sin perder tiempo algún, Miltank comienza a rodar sobre sí misma, cómo sí se tratase de una bola de billar, mientras qué, en lo qué dura un simple parpadeo, Quilava enciende propiamente el fuego de su espalda antes de rodear por completo su cuerpo al comenzar a correr.

-¡Acaba con él!- Ordenó Whitney sin ningún tipo de contemplaciones, posterior a colocar una sombría sonrisa en su rostro. ¡Quiero que acabes con esta batalla cuanto antes, Miltank!-

Llegado el momento en dónde ambos pokémon colisionaron el uno con la otra en mitad del campo, Quilava no fue rival para el poder de ataque y la velocidad con la qué Miltank ahora rodaba, dando cómo resultado qué el pokémon de fuego saliese violentamente disparado para entonces estrellase contra una de las paredes laterales cerca de Gold.

-¡Q-QUILAVA!-

-Tus ataques de fuego son inútiles, cariñito.- Informó Whitney con aires de grandeza. -La habilidad Thick Fat (Capa de Grasa) de Miltank la ayuda a resistir tanto los ataques de fuego cómo también los de tipo hielo. Hehe, solo espero estés listo para cumplir con tu parte de la apuesta luego de que pierdas.-

-¿Qué apuesta?- Vuelve a preguntar Mary con curiosidad, instantes antes de fijar su mirada en Ruby.

-No vas a querer saberlo.- Replica Ruby. -Creeme, lo mejor es que ignores ese tema.-

-¡Vamos, Quilava! ¡L-Levántate, por favor!- Ordenó Gold al volver a alzar su voz de sobremanera, sintiendo al mismo tiempo cómo poco a poco la fuerza de su cuerpo empezaba a desvanecerse. -No podemos perder aquí. ¡No ahora cuando tenemos tanto en juego!-

Muy a duras penas el pokémon de fuego fue capaz de levantarse del suelo, posterior a escuchar la voz de su entrenador. Quilava, a pesar de la clara desventaja qué representaba el poderío de Miltank al utilizar un ataque super efectivo en su contra, decidió volver a ponerse de pies para encender el fuego de su espalda con aún más intensidad qué antes, acción qué dejó perplejo a todos los presentes en el lugar, en especial a Gold, quien nuevamente podía jugar qué vio un par de pequeñas chispas azules desprenderse de la espalda de su pokémon.

-¡Vamos, Miltank, vuelve a atacar utilizando Rollout (Rodada)! Acabemos con esta batalla de una buena vez.-

-Con cada intento de Miltank al realizar su rodada, ella termina por incrementar aún más su velocidad con la qué se desplaza por el campo, cómo sí fuese una pequeña bola de nieve al rodar cuesta abajo. Pero a cambio, pierde control y maniobrabilidad de movimiento sobre su propio cuerpo.- Murmura Gold en voz baja. -Ok, creo qué la clave para ganar esté combate radica en aprovechar ese pequeño detalle al intentar hacerle perder el control… ¿Pero cómo rayos logró hacer algo así?-

-Se qué se supone debería de apoyar a Whitney al ser amigas de toda la vida, pero no puedo evitar sentirme mal por Gold.- Indica Mary. -Todo esto pinta muy pero muy mal en su contra.-

-Coincido completamente en lo que dices.- Aseveró Ruby. -Me gustaría también que Gold ganase, pero lastimosamente sí Quilava recibe otro rodada será su fin…-

-Esperen… ¡Y-Ya lo tengo! Quilava, necesito qué sigas al pie de la letra estas indicaciones, ¿de acuerdo? Ahora, necesito qué utilices Quick Attack (Ataque Rapido) para qué golpees a Miltank con todo lo qué tienes en uno de sus lados mientras permanece rodando sobre sí misma.-

-¿Golpear a Miltank por los lados?- Repitió Whitney, inclinando un poco su cabeza y parpadeando un par de veces. -¿Pero qué rayos te traes entre manos ahora, Gold? ¡S-Solo rindete!-

Utilizando el resto de su energía, y a pesar de estar gravemente lastimado, Quilava fue capaz de esquivar por muy poco el intento de ataque de Miltank al dar un acrobático salto a un costado del campo.

¡AHORA, QUILAVA, ATACALA!-

Posterior a esto, el pokémon de fuego, en un veloz y rápido movimiento, tomó impulso y se dispuso a embestir a Miltank por uno de sus lados con todas sus fuerzas, causando de manera automática qué ella perdiera el control de sí misma, además de qué, en cuestion de milesimas de segundo, el pokémon de Whitney termina estrellándose violentamente con una de las paredes del gimnasio hasta el punto de dejar una enorme y visible abolladura llena de grietas.

-¿P-P-P-Pero qué demonios fue eso? ¡M-Miltank, levántate en esté momento!- Ordena Whitney con completa y visible desesperación de un grito. -¡T-Tienes que-...

-¡Acabala con Flamethrower (Lanzallamas)!- Vocifera el de New Bark, sin perder tiempo alguno. -¡Ahora es nuestra única oportunidad para ganar!-

Volviendo a saltar rápida y acrobaticamente para acordar la distancia entre ambos, Quilava se acerca a Miltank para entonces disparar a quemarropa una potente e intensa llamarada de fuego contra el pokémon de Whitney, lo qué ocasionó inmediatamente qué Miltank no pudiese continuar la batalla.

-¡N-No puedo creer esto!- Indica Ruby, al mismo tiempo que se levantaba de manera involuntaria de las graderías. -G-Gold, gano.-

-Vaya, dos derrotas en menos de veinticuatro horas para Whitney.- Comentó ahora Mary en un tono de voz más condescendiente y con cierto pesar para con su amiga. -Solo espero que esto no le afecte demasiado.-

-¿Y-Yo perdí…?- Se preguntó a sí misma Whitney, observando con desasosiego e incredulidad en dirección a Miltank, pokémon quien yacía inconsciente a pocos metros de su posición. -¿P-Pero como-…? Se supone que los ataques de fuego no debería de hacerle tanto daño…-

-L-La habilidad de Quilava.- Denuncia Gold con una sonrisa, antes de soltar un exagerado suspiro cargado de alivio. -Cuando Quilava está débil y a punto de desfallecer, su habilidad hace que sus ataques de fuego sean más efectivos y potentes. P-Pero la clave de todo fue utilizar la propia velocidad y fuerza de ataque de Miltank en su contra. Sí ella, al momento de intentar atacar, llegaba a perder el control al estar rodando, entonces el daño causado al estrellarse haría más de la mitad del trabajo al debilitarla.-

-P-Pero… P-Pero… ¿Nuestra apuesta?, Y-Yo.. ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!- Grito Whitney con desesperación, ahora con cientos de lágrimas saliendo de sus ojos y haciendo pucheros. -¿C-Cómo es posible que yo perdiera?-

Justo después del agonizante grito de Whitney, la puerta que conectaba el lobby del gimnasio con el campo de batalla se abrió estrepitosamente, dandole paso una pequeña y enojada rubia de anteojos junto a una agitada chica de cabello negro azulado peinado en dos coletas cimetricas a cada lado de su cabeza.

-¡GOLD, COMO PUDISTE HACERME ESTO!- Gritó enérgicamente la rubia recién llegada.

-Intente calmarla, pero no sé qué le sucede.- Señaló Crystal al tomar a la rubia por un brazo. -L-Lo lamento…-

-Ha… Ha… Ha-… Me alegra que vinieran.- Manifestó Gold con una mezcla entre alegría y debilidad en su semblante, pocos segundos antes de dejarse caer de rodillas sobre el suelo. -Heh, creo qué ya extrañaba verlas, pero ahora mismo no me siento muy bien qué digamos. Ughhh… D-Demonios, creo qué ya no siento mis piernas.-

-¿Huh?-

Posterior a sus crípticas palabras, Gold cerró sus ojos y terminó de desplomarse cómo un viejo costal en el frío suelo del campo de batalla. Su gorra ahora yacía empapada completamente de sangre por todo alrededor.