Siete (7) meses antes, Bosque Eterna, Región Sinnoh.


Una infinidad de frenéticas gotas de lluvia azotaban con intensidad el viejo, mohoso y desgastado techo de una abandonada mansión en las profundidades del inmenso bosque ubicado al oeste de Ciudad Eterna, en la lejana y mítica región de Sinnoh.

Según las leyendas urbanas que se contaban por ese sector, se decía que a orillas del espeso y frondoso bosque se encontraba una vieja mansión abandonada, misma que alguna vez fue propiedad de una muy acaudalada familia que súbitamente cayó en desgracia, y en dónde actualmente ocurren sucesos inexplicables.

Curiosamente, debido a estas leyendas, los lugareños siempre qué pudiesen evitaban a toda costa acercarse demasiado en ese sector específico del bosque por miedo a las terribles cosas qué llegaban a suceder en sus alrededores, sumado también en gran medida a la enorme cantidad de pokémon de tipo fantasma qué merodeaban en las cercanías de la mansión.

-Vaya, con qué finalmente despiertas.- Comentó Lucía con una sonrisa de alivio dibujada en su rostro, mientras que lentamente ella se acercaba a Silver al verlo abrir con torpeza sus ojos. -Tienes mucha suerte de estar vivo.-

Inmediatamente luego de abrir sus agotados ojos, Silver noto que él yacía acostado sobre un colchón algo roto y polvoriento encima de una cama de madera. A su lado estaba colocada Lucía junto a su fiel Sneasel, ambos arrodillados a orillas de la cama y con rostros llenos de preocupación, mientras qué directamente a su derecha había una ventana mugrienta y rota con una vista panorámica a un vistoso bosque lleno de verde vegetación.

-¿E-En dónde rayos estamos?- Cuestiono débilmente Silver al no reconocer del todo la amplia y anticuada habitación en dónde estaban, antes de intentar inútilmente incorporarse de la cama tras observar una estantería de madera repleta de libros a espaldas de Lucía y Sneasel. -Uhh…-

-Oye… O-Oye, quieto.- Ordenó la chica con ferocidad, justo antes de forzar a Silver a acostarse de nuevo sobre la cama. -No puedes levantarte de ese modo luego de haber recibido semejante ataque. Tu herida bien puede volver a abrirse sí no tienes el debido cuidado.-

El pelirrojo pestañeó repetidas veces con extrañeza, dando a entender de inmediato qué él no sabía a lo qué se refería su compañera. -¿M-Mi herida?- Comentó Silver en un confuso tono, pero sin despegar por un solo momento sus ojos del rostro de Lucía. -¿D-De qué estás-... ¡ARGHHHH-…

Milésimas de segundo después de lo dicho por Lucía, Silver sintió un punzante, tibio y agonizante sentimiento de dolor proveniente del costado derecho de su abdomen. El mismo era comparable a cómo sí le hubiesen colocado un pedazo de metal ardiendo dentro de sus entrañas.

-UGHHHH… ¿¡P-PERO QUE RAYOS!?-

El dolor que estaba experimentando Silver en el área de su abdomen era tan increíblemente intenso, mareante y desorientador, que el pelirrojo no tenía idea de cómo no lo había sentido hasta ese preciso momento.

-Por eso te dije que te quedaras quieto.- Señala la de oscura cabellera, posterior a fruncir el ceño y negar enérgicamente con la cabeza. -Si te sigues moviendo de esa forma, tu herida se volverá a abrir y te tendré que cocer de nuevo.-

-¿Q-Qué fue lo que me sucedió?- Pregunta Silver con desesperación, luego de notar cómo su uniforme del Equipo Rocket estaba violentamente rasgado y manchado de sangre por doquier. En esté mismo sentido, el pelirrojo observó con miedo su costado derecho y pudo apreciar en primera fila cómo ahora tenía una profunda herida cómo de un arañazo, misma qué aparentemente estaba parcialmente cocida para así ayudar a la cicatrización. -¿C-Cómo terminamos aquí?-

-¿Acaso no lo recuerdas?-

Silver negó lentamente. -N-No, para nada…-

-Hmmm… Bueno, supongo que es normal que no lo recuerdes.- Admitió con cierta tristeza la chica, antes de colocar por inercia uno de sus dedos sobre su labios. -Perdiste mucha sangre y tuve que darle un par de puntadas a tu herida para cerrarla.-

-¿E-enserio hiciste eso?-

-Admito que no fue fácil y tampoco es mi especialidad. Pero mi Sneasel me ayudó a traerte hasta aquí y juntos hicimos lo que pudimos para mantenerte con vida hasta ahora.-

-Y-Ya veo…-

-Dime, Silver… ¿Qué es lo último que recuerdas?-

El pelirrojo titubeo, permaneciendo en silencio por varios segundos escuchando con atención el caótico sonido de la lluvia golpeando la ventana y el techo del lugar. -Hmph… Pues creo qué recuerdo qué llegue contigo y otros más a Ciudad Eterna en un helicóptero.-

-Uh-Huh… ¿Algo más?-

-Creo que estábamos en una simple misión de reconocimiento e infiltración para averiguar los planes de una nueva organización criminal conocida cómo "Equipo Galactic" y, en caso de ser necesario, detenerlos de forma permanente sí se daba la oportunidad. Pero lo demás es un poco confuso en mi memoria. Creo que también recuerdo escuchar gritos de agonía y desesperación…-

-¿Eso es todo lo que recuerdas?-

-Eso es todo lo que recuerdo por el momento.- Admitió Silver con algo de vergüenza. -¿P-Pero qué más sucedió?-

-Nosotros llegamos hace dos días atrás a Ciudad Eterna para esta misión, pero no fue hasta ayer qué logramos infiltrarnos en el edificio que ellos utilizan de base de operaciones.-

-E-Entiendo…-

La misión se desarrolló con demasiada normalidad, diría yo. Incluso pudimos colocar todos los dispositivos que teníamos para interceptar sus llamadas e información a lo largo de todo el lugar. Pero, justo antes de que pudiéramos terminar, fuimos descubiertos y tuvimos que luchar para escapar por nuestras vidas.-

-¿O sea que estuve inconsciente desde ayer?-

-Así es.-

-¿Y qué su-sucedió con el resto del equipo?- Preguntó el pelirrojo con voz entrecortada debido al punzante dolor, sumado a comenzar a sentir náuseas. -Se qué vinieron siete personas para esta misión, contando con nosotros dos. ¿Pero en donde están los demás?-

Lucía cerró sus ojos, apretó sus resecos labios y permaneció en perfecto silencio para qué Silver entendiera por sí mismo lo que había acontecido. Todo esto, mientras la lluvia aumentaba la intensidad con la que azotaba la antigua mansión y sus alrededores.

-¿Lucía… ?-

-N-Nuestra misión fracasó terriblemente. A duras penas tu y yo logramos escapar y ahora mismo estamos dentro de una vieja mansión abandonada a orillas del bosque al oeste de Eterna.- Confesó finalmente la chica, ahora casi al borde de las lágrimas -E-Ellos eran demasiados cómo para poder defendernos. ¡F-Fue una masacre lo que sucedió dentro de ese edificio!-

-¿Entonces los gritos que recuerdo eran-…?-

-S-Si… Esos gritos eran de todos los demás.- Informó Lucía, volviendo a abrir sus ojos y ahora mirando a Silver con profundo y visible dolor. -Esos eran los gritos de desesperación de todos nosotros al intentar escapar.-

-L-Lo siento tanto.- Reconoció Silver en voz baja, utilizando las pocas fuerzas en su cuerpo para sostener la mano de su compañera. -Realmente lo lamento…-

-Tu no tienes porque disculparte, Silver. Además, no es como si pudieras hacer gran cosa contra tantos enemigos. Pero, siendo completamente sincera, la que se debe de disculpar contigo soy yo…-

-¿P-por qué dices eso?- Cuestionó el pelirrojo, no pudiendo en ese momento evitar fruncir el ceño.

-Esa herida… Yo soy quien debería tenerla, sufrir por ella y permanecer postrada en esa cama, no tu.-

-¿Huh? ¿Qué quieres decir con-...?-

-Tú me protegiste utilizando tu cuerpo, Silver.- Denunció la chica de pecas, intercambiando ahora brevemente miradas con su Sneasel junto a ella. -Todo esto es mi culpa y por eso es qué estar herido.-

Una breve pausa ocurrió en la conversación tras las palabras de Lucia, misma qué Silver utilizó para rápidamente reorganizar sus ideas, palabras y recuerdos. -O-Ohh… Sí, ahora qué lo dices creo recordar muy vagamente qué me interpuse para evitar qué un Floatzel enemigo te atacará por la espalda.- Admitió entonces Silver con algo de vergüenza. -Pero ya qué más da eso. Igual me disculpo por no ser lo suficientemente fuerte cómo para salvarlos a todos. Tu bien debiste de abandonarme por ser tan inutil.-

-¿¡Cómo rayos puedes decir algo así!?- Preguntó Lucía con inmediatez, alzando su voz de sobremanera y al soltar con desprecio y enfado la mano de Silver debidos a su anterior comentario. -¡Esos son el tipo de cosas qué desprecio tanto de ti, Silver! Eso qué dijiste no tiene sentido.-

-Puede qué para ti no lo tenga, pero eso no le resta qué sea la verdad.- Asegura Silver sin dudarlo o sentir remordimiento alguno. -Tu debiste de abandonarme a mi suerte luego de salvarte. Esa se supone qué es una de las principales enseñanzas del Equipo Rocket cuando salimos en misiones de esté tipo. Los fuertes deben vivir y los débiles se utilizan para pavimentar el camino al futuro de los demás.-

En el acto, Lucia apretó sus labios en primera instancia, observando luego el rostro pálido de Silver con furia. -T-Tu… Ughhh… ¡Tu eres un completo imbécil!- Exclamó la joven con repudio, ira y rencor, ante las atentas miradas de Silver y Sneasel. -Ok, sí, tienes razón en qué esas son las enseñanzas del Equipo Rocket, pero yo no podía simplemente dejarte morir así luego de salvarme la vida. Eso no sería lo correcto. Pero es qué de todas formas no logro entenderte. O sea, ¿porque me salvaste en primer lugar sí claramente siempre me has dejado claro qué soy un estorbo para ti? Esta debió de ser la oportunidad perfecta para deshacerte de mí de una vez por todas.-

-Heh, pues aún mantengo lo qué dije anteriormente.- Aseveró el pelirrojo, mismo quien ahora decidió cerrar sus ojos por unos instantes para intentar descansar su vista. -Escucha, tu puedes ser un molesto estorbo, pero eso no quita qué ahora eres mi compañera. Y, pues… S-Supongo qué mi deber es el de mantenerte sana y salva, pase lo qué pase.-

-¿Huh?-

-Por desgracia no estaba en mis manos la posibilidad de salvar a los demás. Créeme qué, de haber podido, lo hubiese intentado. Pero al menos pude salvarte a ti.-

Lucía observó de arriba a abajo al pelirrojo con una mezcla entre asombro, desolación, tristeza y compasión. Ella sencillamente no podía creer lo que acababa de escuchar, y la expresión que colocó en su rostro era digno reflejo de ello.

-Sabes, esta herida la merezco por no ser lo suficientemente fuerte como para poder ayudar a salvarlos a todos. Igual se perfectamente que apenas sí los llegue a conocer muy superficialmente, pero ahora está herida la llevaré por el resto de mis días cómo recordatorio de sus vidas. Su sacrificio no fue, ni será en vano. Eso lo juro.-

Incontables lágrimas con una tonalidad tornasol empezaron rápidamente a brotar de los ojos color miel de Lucía. Sneasel, al ver esto, se dispuso y abrazó brevemente a su entrenadora para intentar consolarla al menos un poco.

-¡Todos ellos están muertos, Silver!- Exclamó Lucia con desdicha y dolor, mientras intentaba inútilmente secar el flujo de lágrimas en sus ojos y pómulos con la torpe ayuda de los dedos de sus manos. -¡Yo también debí de morir junto con ellos! Nada de esto es justo.-

-¿Y en serio crees qué morir solucionará mágicamente las cosas así por así?- Preguntó retóricamente Silver con más seriedad y energía, haciendo ahora todo lo posible para ignorar el latente dolor qué carcome su cuerpo y pensamientos. -N-Nada, y repito, nada se va a solucionar una vez dejes de existir.-

-E-Eso solucionaría cómo me siento.- Señaló en respuesta Lucia de manera agresiva, tras levantarse del suelo para luego golpear su puño izquierdo contra una de las paredes polvorientas de la habitación. -¡Nada de esto es justo, Silver! ¡Nada de esto tiene sentido!-

-Tch, ¿y quien te dijo que la vida es justa?- Volvió a preguntar el pelirrojo, esta vez desviando su mirada en dirección a la húmeda ventana colocada a su derecha. -Creeme, el que te lo dijo te mintió sin reparos. La vida es dura, cruel y, si le das la oportunidad, te dejará de rodillas en la primera oportunidad que encuentre a menos que hagas algo al respecto. Aunque supongo que entiendo que te sientas algo culpable por todo esto. Es normal lo que estás sintiendo en este momento, pero no solucionaras nada muriendo o golpeando la pared.-

-N-No todos podemos ser tan calmados y fríos como tú, Silver. Yo vi morir a todos y cada uno de ellos frente a mis ojos. Y-Yo-… ¡Yo no quiero volver a perder a alguien más! M-Mi alma no resistirá tener que pasar por esto nuevamente. ¡Yo nunca pedí nada de esto!-

Un sin fin de sentimientos encontrados colisionaron muy en el interior de Silver en respuesta a lo dicho por Lucía, provocando qué el suspirara con exageración hasta el punto qué la herida en su costado comenzó a palpitar por el dolor. -O-Ok… De acuerdo, ¿entonces te pa-parece sí hacemos una promesa aquí y ahora?-

-¿U-Una promesa?- Repitió Lucía lenta y cuidadosamente, a la vez que sus lágrimas poco a poco empezaban a dejar de salir de sus ojos. -¿A qué te refieres?-

-Se que quizás una simple promesa no solucionara nada en este preciso momento.- Aseveró Silver con más calma y en un tono de voz muchísimo más compasivo. P-Pero de todos modos hagámoslo, ¿de acuerdo?-

-¿Una promesa sobre qué exactamente?-

-Uhhh… ¿Q-Qué tal sí prometemos protegernos el uno al otro pase lo que pase? Prometamos también ser lo suficientemente fuertes a futuro cómo para proteger a nuestros aliados y a las personas importantes para nosotros de ahora en adelante.-

Lucía, por enésima vez en el día, fijó sus ahora enrojecidos ojos sobre Silver con sorpresa. Ella jamás, ni en sus más exuberantes fantasías, pudo haberse imaginado que Silver, el chico que hace un par de semanas no creía en la amistad y que tampoco deseaba una compañera, ahora estaba frente a ella prometiendo protegerla de esa manera.

-D-De acuerdo, Silver. Lo prometo.- Concedió la chica con algo de timidez, pero no sin antes dibujar una sonrisa tenue sobre sus labios. -Lo prometo en nombre de todos los caídos, pero también quiero que tú especialmente prometas algo más.-

-¿Algo más?- Repite el pelirrojo al colocar cara de pocos amigos y levantar una de sus cejas -¿Qué cosa?-

-Prométeme que estarás conmigo, siempre…-

-¿Huh?-

-¡Solo promételo!- Ordenó Lucía tras alzar su voz y sonrojándose en el proceso, utilizando aquí al mismo tiempo uno de sus dedos para golpear la frente del pelirrojo. -P-por favor, ¿sí?-

-Ok, ok. Lo prometo sí es lo que deseas.- Accedió Silver, respondiendo a la sonrisa de su compañera con una propia. -Pase lo que pase estaré contigo siempre, Lucía. Pero ahora debemos pedir ayuda para que nos saquen de este maldito lugar.-

-Ahh, no te preocupes por eso. Hace cómo dos horas atrás pude contactar con la base y les conté sobre todo lo ocurrido. En este preciso momento ellos deben de estar en camino por nosotros.-


Hospital General de Ciudad Goldenrod, 8:00 P.M


-Uhh… D-Disculpa, pero tu… ¿Quién eres?- Preguntó inmediatamente Gold al mirar fijamente a Crystal cómo si jamás la hubiese visto antes. -¿Nos conocemos o algo así?-

Dando pequeños pasos para atrás de manera involuntaria, Crystal miró directo a los ojos de Gold con extrema sorpresa. -E-Espera… ¿Tú no sabes quién soy?- Cuestiono una muy confusa Crystal, sintiendo entre tanto cómo un apretado nudo se le empezaba a formar en su garganta. -¿E-En serio no sabes quien soy yo?-

-¡Vamos, por supuesto que se quien eres!- Indicó enérgicamente Gold, antes de colocar una enorme sonrisa en sus labios e intentando con todas sus fuerzas no terminar riendo a carcajadas. -En verdad lo lamento, Crys. Pero no podía desaprovechar una oportunidad de este tipo. Debiste ver la cara que pusiste.-

Luego de ver lo ocurrido entre Gold y Crystal, Enishi se volteó para mirar por la ventana a su espalda y así evitar que la compañera de viajes de su hijo notara que él estaba sonriendo de oreja a oreja por la pesada broma realizada por Gold.

-¡ERES UN GRANDISIMO IDIOTA!- Exclamó Crystal al romper en llanto en ese momento, justo antes de abalanzarse y abrazar a Gold sobre la cama. -¡JAMÁS VUELVAS A ASUSTARME DE ESE MODO!-

-Hahaha, lo siento Crys. Pero en serio no pude evitarlo.- Confiesa comedidamente el de New Bark, quien ahora yacía sonrojado mientras acariciaba la cabeza y el cabello de Crystal. -Pero dejando eso a un lado, tengo una pregunta.-

-¿S-Si?-

-¿El pokehuevo que está aquí junto a mi...?-

-Ohh… Es un regalo de parte de Red.- Informó rápidamente Crystal, separándose de su compañero al bajarse de la cama. -Luego de que te fuiste con Whitney, él me pidió el favor de que te lo entregará.-

-Ya veo, eso lo explica.- Replicó Gold, posterior a parpadear repetidas veces y observar con curiosidad todo el interior de la habitación en dónde estaban. -Por cierto papá, ¿qué estás haciendo aquí?-

-Ahh, ya sabes. Estaba de paso por la ciudad con Laurent. Una cosa llevó a la otra y de pura casualidad me encontré con Kelly en la cafetería. Luego ella me comentó sobre tu pequeño accidente con una puerta, así que decidí visitarte para ver cómo estabas.-

-Espera… ¿O sea que Laurent está aquí también?- Preguntó Gold con visible incertidumbre en sus ojos y rostro, paralelamente luego de comenzar a remover con mucho cuidado el exceso de vendas que cubrían gran parte de su cráneo. -Eso no creo qué sea bueno para Kelly, ¿o sí? Uhh… ¿No crees qué tu deberías intervenir o algo así?-

Sin titubear, Enishi negó lentamente. -Lo siento, pero esto es algo qué ellos deben de resolver por sí solos.- Señaló el veterano entrenador de manera tranquila y comedida. -Se que te preocupas mucho por Kelly, más no creo qué deberíamos de intervenir en esté tipo de asuntos.-

Casi cómo por acto reflejo, Crystal levantó una de sus cejas y enfocó su mirada en el progenitor de Gold. -¿Laurent?- Repitió la prospecto a profesora con ahínco. -Sé que quizás esto no sea de mi incumbencia. ¿Pero quién es Laurent?-

-Laurent es el padre de Kelly.- Replicó Enishi con simpleza y una sonrisa. -Es una historia un poco complicada de explicar, por lo qué preferiría no tener qué hablar de ese tema en esté momento.-

-N-No se preocupe por eso. Yo entiendo.-

-Bien. En ese caso, ¿me darías unos minutos a solas con mi hijo?- Propone rápidamente el padre de Gold al ajustar sus anteojos. -Deseo hablar con él algo de suma importancia a solas, sí es qué esto no te molesta claro esta.-

Crystal asintió sin oponerse, luego hizo una pequeña reverencia ante Enishi y posteriormente caminó en dirección a la puerta que conectaba con el pasillo contiguo de afuera para abrirla. -Estaré sentada en la sala de espera por si me necesitan.- Informó la de coletas.

-Descuida, esto será solo por un momento.- Aseguró Enishi, nuevamente en un tono tranquilo y compasivo. -Cuando terminemos de conversar te lo haré saber para qué regreses y vuelvas a abrazar a Gold cómo hace un momento atrás, ¿está bien?-

El más que inesperado comentario de Enishi terminó por hacer sonrojar a Crystal de sobremanera, quien luego de esto, salió de la habitación cómo si su vida dependiera de ellos en dirección a la sala de espera.

-¿Alguna vez te dije lo terrible y perverso que puedes llegar a ser cuando te lo propones?- Preguntó retóricamente Gold, inmediatamente después de dibujar una tímida sonrisa en sus labios.

-Hahaha, pues sí. Varias veces, en efecto.-

-En fin, ¿cómo está mamá? ¿Todo bien en New Bark?-

-Un poco triste desde que te fuiste, pero ella sabía que tarde o temprano llegaría el día en que te irías de casa para cumplir tu sueño. Aunque, pensándolo bien, quizás debería de conseguirle uno o dos pokémon para que se entretenga en casa ahora que no estas a su lado.-

-¿En serio me reemplazaran con unos pokémon?- Cuestionó Gold al hacerse la víctima, empleando ahora un tono de voz lleno de falsa angustia. -Increible. Simplemente increible...-

-No creo. O al menos no por el momento.-

-¡PAPÁ!-

-Hahaha, es broma Gold, relájate. Tu mejor que nadie sabes que Sakura te extraña bastante. Ella sería incapaz de reemplazarte de esa manera.-

Gold se mantuvo en silencio por un breve momento tras el último comentario de su padre. -Y-Yo… Yo también la extraño mucho.- Replicó el joven entrenador de New Bark con nostalgia, exhalando luego aire con pesadez desde sus pulmones. -Pero prometo hacer todo lo posible para ganar todas las otras medallas restantes de Johto y Kanto para regresar a casa lo más pronto posible. Ya lo veras.-

-Pues, con respecto a eso…-

-¿Qué sucede con eso, papá?-

-Seré lo más sincero que puedo contigo, Gold.- Indicó Enishi sin rodeos, colocando sorpresivamente una dura y seria expresión en su rostro. -Escucha, no deseo que continues con esté viaje.-

-E-espera… ¿Q-Qué…? ¿P-Pero por qué? No lo entiendo…-

-En este preciso momento es demasiado peligroso que sigas viajando por Johto.-

-¡P-Pero tú fuiste el que me dio a Eevee cuando iba a escapar de casa! ¡T-Tu siempre me apoyaste a qué saliera, ayudando incluso en mi entrenamiento y preparación a lo largo de todos estos años! No comprendo porque ahora cambiaste de opinión tan repentinamente. ¿¡Por qué ahora y no antes!?-

-Es cierto que te apoye a que salieras a conquistar tu sueño. Pero eso fue antes de confirmar de primera mano que el Equipo Rocket regresó formalmente a sus viejas andanzas. Por cómo van las cosas, no sería prudente dejar qué viajes de la manera en cómo lo haces.-

-P-Pero-…

-Lo lamento mucho, Gold.- Se disculpa Enishi con su hijo al empezar a negar con seriedad. -Pero no puedo permitir que sigas viajando mientras que ellos estén activamente planeando algo. Es demasiado peligroso.-

-Pero yo puedo cuidarme solo, papá. Y tú mejor que nadie debes de saber lo bueno que soy para las batallas.- Indicó ahora Gold, en un tono que denotaba su latente desesperación, molestia e irritación, sumado a alzar inadvertidamente su voz. -Además, tengo a mi lado a Kelly y a Crystal. Nosotros, lo creas o no, somos capaces de-...

-¿Y qué con eso?- Contra argumento Enishi a modo de pregunta para su hijo con más frialdad y cinismo en su rostro. -Dime, ¿qué harán tres jovencitos cómo ustedes contra el Equipo Rocket? Cuentame tu brillante plan para detenerlos cuando aparezcan ante ustedes.-

-Pues-…

-Déjame decirte algo, Gold. Ustedes no son Red Tajiri, Blue Sato y Green Oak. Ellos milagrosamente pudieron derrotar a Giovanni, hace un par de años atrás, por mera suerte más qué por qué ellos fueran combatientes de primera. Pero no creas ni por una milésima de segundo qué algo así volvería a ocurrir hoy en día. Yo soy tu padre y, cómo tal, no deseo que te expongas a más riesgos de los necesarios.-

Gold apretó su mandíbula furioso, cerrando luego sus puños con furia, parpadeando un par de veces y después bajando repentinamente su mirada al observar la cama en dónde yace con una mezcla entre tristeza, impotencia y desilusión. Aquí, en esté preciso momento en el tiempo, el de New Bark no solo comenzó a experimentar muy en su interior un voraz tornado de emociones consumiendo cada centímetro de su estómago, sino que ahora era incapaz de replicar con argumentos ante su padre, por más qué el lo quisiera.

-Sabes, Gold, yo me entere que hace un par de semanas atrás te enfrentaste al Equipo Rocket en las Ruinas de Alph y también que venciste a un par de sus miembros junto a Kelly y Crystal.-

De un momento a otro, el semblante de Gold vuelve a cambiar súbitamente al mirar directo a los ojos de su padre, nervioso y sin saber cómo reaccionar. -T-Tu… Uhhh-… ¿C-Cómo sabes sobre eso?-

-¿Cómo crees, genio?- Preguntó retóricamente Enishi, cruzándose de brazos. -Soy miembro de la policía Internacional, Gold. ¿En serio pensaste que no me llegaría a enterar de algo tan significativo cómo eso?-

-¿Mamá lo sabe?-

Enishi negó sin reparos y con lentitud. -No, por supuesto qué no lo sabe. Ni ella, ni tampoco Laurent, saben los detalles exactos de lo qué sucedió allí.-

-E-Espera… ¿Laurent no lo sabe?-

-En ese momento él aún no sabía qué su hija había regresado a Johto, así que evité comentarle muchos detalles de lo ocurrido por su propio bien y para no preocuparlo más de la cuenta. Pero créeme que el punto aquí no es sí los vencieron o sí son ligeramente capaces de hacerles frente en combate. El punto de todo esto es que no puedes continuar viajando junto a Crystal y Kelly por Johto y Kanto. Ya ustedes corrieron con suerte una vez en las Ruinas de Alph y no quiero volver a tentar al destino. Ese no es un riesgo qué deseo tomar.-

-¿Pero riesgo de que, papá? No es cómo si el Equipo Rocket sabe que tu eres mi padre o algo por el estilo. Lo que sucedió en ese lugar fue pura casualidad, lo admito.- Argumento Gold con desesperación y rebeldía, utilizando ahora sus manos para enfatizar sus palabras. -Nosotros solo estuvimos en el lugar equivocado, a la hora equivocada. E-Eso es todo.-

Luego de lo dicho por su hijo, Enishi ajustó sus anteojos y volvió a cruzarse de brazos. -¿Y si ellos se enteraran de que tu padres es miembro de la policía internacional?- Terminó por preguntar el veterano entrenador de manera tosca a su hijo. -¿Acaso te imaginas lo que ellos podrían llegar a hacerte solo por ese hecho?-

-¡Pues yo no les tengo miedo y los enfrentaría si fuera necesario!- Declaró Gold de inmediato, sin siquiera darse el tiempo para pensar en sus propias palabras. -Se que ellos son una de las organizaciones criminales más grandes del mundo, pero no les tengo miedo. Yo confío plenamente en mi habilidad y en mis pokémon.-

-Tch, se nota que aún no has madurado en lo más mínimo desde que abandonaste New Bark. Tu aún eres un pequeño idiota ingenuo que piensa que las batallas pokémon resuelven todo.-

-¿Huh?-

-Ellos no siguen reglas o estatutos, Gold. Pelear contra el Equipo Rocket no es como una batalla de gimnasio en dónde generalmente gana el que tiene más habilidad y determinación.- Recalcó Enishi tras suspirar y negar con su cabeza en señal de desaprobación. -Y creeme cuando te digo que yo sí les tengo miedo porque sé de lo que son capaces. Tú vida y seguridad son primero y no quiero ponerte en peligro…-

-Papá…-

-Ya una vez, gracias al Equipo Rocket, perdí a varios compañeros y también vi cómo una familia feliz se terminó desmoronando a pedazos frente a mis ojos. Ahora dime, ¿cómo crees qué eso me hizo sentir?-

-O-Ok… Entiendo tu punto, papá.- Reconoció Gold a regañadientes, frunciendo el ceño y después apretando brevemente sus labios. -Pero por favor, te lo ruego, no me hagas regresar a New Bark. En serio, comprendo tus palabras y se lo difícil qué es todo esto para ti cómo mi padre, pero simplemente no quiero ni puedo detenerme ahora qué ya inicié esté camino tras esperar todos estos años. Por favor, papá… T-Te lo suplico.-

En ese instante, Enishi procede a exhalar, dándole la espalda a su hijo para observar de frente por la ventana de la habitación qué daba vista de la ciudad. - ¿Por qué tienes qué hacer todo esto tan difícil para mí, Gold?- Cuestionó el veterano entrenador con molestia para con su hijo. -En serio, creeme qué nada de esto me hace feliz, pero considero qué es lo mejor para ti.-

-Padre, se que quizás exijo demasiado con esto. Pero por favor déjame continuar con mi viaje. Es lo único que te pido…-

-Gold, ponte en mis zapatos tan solo por un minuto. ¿Realmente dejarías a tu hijo salir en este tipo de situación?-

El joven entrenador de New Bark miró fijamente a la espalda de su padre, por un par de incómodos y silenciosos segundos, antes de negar lentamente su cabeza con tristeza. Gold, en ese instante, deseaba argumentar con ferocidad, discutir cómo sí su vida dependiera de ellos e incluso gritar para darse a entender. Pero él sabía que nada lograría cambiar la decisión de su padre. Muy en el fondo, Gold sabía que él sólo deseaba lo mejor para sí cómo su único hijo.

Un rato después, Enishi se volteó para mirar de frente a Gold. Luego, el veterano entrenador saca del bolsillo de su pantalón una desgastada pokebola y posteriormente se la enseña a esté último. -Acepta esto y te dejaré seguir con tu viaje.- Anunció Enishi, poco antes de exhalar con molestia. -¿Qué dices, hijo?-

-P-Pero papá, esta es-...

-Tomalo o dejalo.- Señaló Enishi, de muy mala gana al interrumpir las palabras de Gold. -La desicion es tuya.-

-¿Estás completamente seguro de esto?-

-¿Quieres que te deje continuar con tu viaje o no?- Cuestiono Enishi, mientras que se volvía a cruzar de brazos por tercera vez desde su arribo. -Ya te dije que si aceptas esto te dejaré seguir con tu viaje.-

Apretando en principio sus labios, Gold se tomó otra serie de cortos segundos al mirar a su padre una vez más directo a sus ojos, tomando luego entre sus dedos la desgastada pokebola qué esté le ofrecía. -G-Gracias, papá.- Murmuro tímidamente Gold en agradecimiento a su padre. -Agradezco esto de todo corazón.-

-No hay de qué. Pero ahora tengo otra pequeñísima condición para que puedas continuar tu viaje.-

-¿Otra pequeñísima condición? Ok, yo aceptaré lo que me pidas, papá. Solo dimelo y ya.-

Habiendo vuelto a sonreír, Enishi guiña uno de sus ojos en dirección a su primogénito, cosa qué toma a Gold muy por sorpresa. -Tienes qué hacerme abuelo rápido, ¿ok? Me gustaria un nieto o nieta pronto.-

-¡PA-PAPÁ!- Gritó Gold milésimas de segundo, antes de sonrojarse violentamente y cubrir su rostro con una de las almohadas que había en su cama. -N-N-No me pidas ese tipo de cosas. Se que ya tengo edad para eso, pero aún no estoy listo…-

-Hahaha, lo siento, lo siento, pero no pude resistirme.- Confesó Enishi de manera mucho más alegre y animada que antes. -La cara que pusiste no tiene precio.-

-Ya entiendo lo que sintió Crystal hace un momento atrás cuando le hice esa broma.- Comentó mentalmente Gold con arrepentimiento. -Demonios…-

-En fin, si ves actividad del Equipo Rocket, llámame sin dudarlo, ¿de acuerdo?- Ordenó Enishi en un tono más serio y condescendiente. -Yo llegaré de inmediato y me haré cargo de todo.-

-Claro, lo haré si veo algo sospechoso. Te lo prometo, papá.-

-Hmph, más te vale, Gold. Porque sino, te juro que me enteraré y yo mismo te iré a buscar para traerte de vuelta a casa. Eso tenlo por seguro.-

-D-De acuerdo…-

-Bueno… Ya es hora de irme.- Señaló poco después Enishi, luego de revisar el viejo Pokegear que traía puesto en su muñeca derecha. -Ya es algo tarde.-

-¿Tan rápido?-

-Me temo que sí. Por desgracia aún tengo trabajo que hacer junto con Laurent. Ya sabes, gajes del oficio.-

-Buena suerte en tu trabajo.-

-Y a ti buena suerte con tus enemigas las puertas.- Comentó Enishi al volver a sonreír y en plan burlesco. -Enserio, Gold, deberías de fijarte por dónde caminas…-

-¡PAPA!- Vuelve a gritar el de New Bark con visible molestia y vergüenza. -¡Solo vete y déjame en paz!-

-Hahaha, ya me voy, tranquilo.- Informa Enishi, luego de desplazarse y abrir la puerta de la habitación al girar la perilla. -Lo ves, así es cómo se abre una puerta, Gold. Esté es el modo correcto.-

-¡ARCEUS, LLÉVAME DE UNA VEZ, POR FAVOR!- Exclama Gold al sonrojarse de la vergüenza, volviendo a cubrir su rostro con una almohada. -¡UGHHHH!-

Al salir finalmente, Enishi se tomó su tiempo para dirigirse a la solitaria sala de espera más adelante, notando al llegar cómo Crystal y Kelly yacían conversando muy tranquilamente. Ambas estaban sentadas, una junto a la otra, en uno de los tantos sillones colocados dentro del espacioso y solitario lugar.

-¿Ya terminó de hablar con Gold?- Preguntó Crystal con curiosidad, siendo ella la primera en notar la presencia de Enishi al acercarse a su posición desde el pasillo qué conectaba con los cuartos para pacientes.

-Sí, así es. Ya termine de hablar con el torpe qué tengo por hijo. Ahora es todo suyo, chicas.-

En automática respuesta al comentario del padre su compañero, tanto Crystal cómo Kelly se sonrojaron muy visiblemente, cosa qué Enishi noto de inmediato al comenzar luego a reírse a carcajadas frente a las narices de ambas chicas.

Un momento después de esto, Enishi aclaró su garganta y ajustó sus anteojos, antes de fijar su atención sobre la rubia. -Por cierto, Kelly. ¿Cómo te fue con tu padre?-

-Ahh, pues logramos resolver nuestras diferencias por el momento.- Réplica Kelly con inmediatez, aun algo sonrojada, pero con una tranquila sonrisa en sus labios.

-Hehe, me alegra mucho escuchar eso.- Indicó enérgicamente el veterano entrenador. -¿Pero en dónde dejaste a Laurent? Aún tenemos trabajo por hacer.-

-Él se adelantó y decidió regresar al hotel en donde se están hospedando.- Aseveró la rubia en respuesta. -Creo que dijo que empezaría a hacer el informe que tenían que entregar.-

-Vaya, qué noble de su parte.- Vocifera Enishi con sorpresa, antes de darle la espalda a ambas compañeras de viaje de su hijo. -Bueno, ya debo de irme también. Solo espero que por favor cuiden muy bien de Gold y qué, en un futuro muy pero muy cercano, me den un par de nietos, ¿entendido?-

Cómo por acto reflejo, nuevamente ambas chicas se llegaron a sonrojar con violencia. Todo esto, mientras qué Enishi volvió a reírse a carcajadas, posteriormente caminando en dirección al ascensor más cercano y retirarse definitivamente del lugar.

-El padre de Gold si que es alguien "especial".- Comentó Crystal, quien aún permanecía algo sonrojada posterior a la marcha de Enishi. -Me sorprende que ellos estén relacionados del todo. Son prácticamente cómo el día y la noche.

-Ni que lo digas, Crys. Ni qué lo digas…-

-Cuando dijiste que él fue en el pasado un poderoso entrenador, asumí que él sería alguien un poco más-...

-¿Serio, estricto y recto?- Preguntó Kelly al prácticamente arrancar las palabras de la boca de su compañera. -Pues sí. Esa es la idea general que tienen la gran mayoría de personas que no han tratado con él.-

-Bueno, ¿te parece mejor sí entramos a ver cómo está Gold?- Propuso Crystal, estirando su entumecido cuerpo tras levantarse del sillón en dónde ambas chicas yacían sentadas. -¿Qué dices?-

-Me parece bien.- Réplica la rubia con una sonrisa, levantándose también del sillón y dando unos cuantos pasos al frente. -Pero antes de eso, ¿me harías un enorme favor?-

-¿Un favor? Depende. ¿De qué se trata?-

-V-Veras, n-necesito hablar a sola con Gold por un momento.-

-¿A solas?- Repitió una muy extrañada Crystal, misma quien se cruzó de brazos casi qué por instinto, además de arquear una de sus cejas. -¿Y eso a qué se debe? ¿Porque a solas?-

-Porque deseo ser honesta con Gold y hablarle acerca de la razón por la cual nunca le mencione que ganó las medallas de gimnasio de Johto para competir en la liga pokémon del siguiente año.-

Crystal se mostró dubitativa al principio luego del comentario de Kelly. Pero finalmente, después un par de segundos, la prospecto a profesora cedió ante los honestos deseos de su compañera. -Tch… De acuerdo. Pero solo te daré cinco minutos, ¿ok?- Declara Crystal a regañadientes, colocando luego cara de pocos amigos en el proceso. -Solo espero que sepas que me debes una.-

Kelly respondió a lo dicho por Crystal con una tímida sonrisa, saliendo rápidamente de la sala de espera para dirigirse a la habitación en dónde estaba su compañero. Posteriormente, al abrir de lleno la puerta de dicha habitacion, un pequeño y alegre pokémon de color amarillo se abalanzo, sin previo aviso, sobre la rubia, colocandose luego sobre la cabeza de ella.

-¡D-Demonios! ¡Pichu, abajo!- Ordena Gold con vergüenza al alzar su voz, observando en vivo lo sucedido. -No es correcto que hagas eso. Ahora bajate de la cabeza de Kelly en esté preciso instante.-

Luego de escuchar al de New Bark, Pichu bajó de inmediato de la cabeza de la rubia de un acrobático salto, aterrizando después sobre el regazo de Gold para acostarse a su lado cómo sí nada hubiese ocurrido antes.

-¿Y tu de dónde rayos sacaste ese Pichu?- Interrogó Kelly con sorpresa, cerrando la puerta de la habitación detrás de ella y arreglando posteriormente su ahora despeinada cabellera. -No recuerdo que tuvieras uno.-

-Esté pequeñin recien salio del Pokehuevo que me dio Crystal en nombre de Red después de que mi padre saliera de aquí.-

-Ohhh… Claro, por supuesto. Hahaha, qué torpe soy. Lo siento, por un segundo perdí la noción de las cosas y olvide que Red le había entregado un Pokehuevo a Crystal para ti.-

-Descuida, yo por mi parte solo espero poder controlarlo adecuadamente.- Señaló Gold, ahora acariciando lentamente la cabeza de su nuevo pokémon. -Aunque tengo la ligera impresión de que él es un poco inquieto y hasta travieso.-

-Pues sí, se nota que lo es.-

-Por cierto, ¿en dónde está Crystal?- Pregunta Gold. -Supuse que, luego de que mi padre se fuese, ustedes vendrían de inmediato.-

-Ella está aún sentada en la sala de espera. Y-Yo le pedí un momento para hablar contigo a solas.-

-Uhhh, de acuerdo. ¿Y exactamente de que quieres que hablemos?-

Kelly bajó súbitamente su mirada y después empezó torpemente a juguetear con un mechón de su rubia cabellera. -¿R-R-Recuerdas algo después de que tomaste el juego de Parasect?- Cuestionó la jovencita de manera tímida, caminando ahora para colocarse a pocos centímetros de la cama en dónde aún permanece Gold.

-No, en lo absoluto.- Reconoció el de New Bark con tristeza, negando con su cabeza al mismo tiempo de responder. -Siendo sincero, apenas si puedo recordar algo de mi entrevista con Mary y también que de alguna forma pude vencer a Whitney en combate. Pero todo lo demás es confuso, por decir lo menos. Es cómo sí gran parte de lo sucedido el dia de hoy estuviese en blanco dentro de mi mente.-

-Ohh… Y-Ya veo.-

-¿Pero por qué lo preguntas? ¿Acaso hice algo malo luego de tomarme esa cosa?-

Kelly negó con inmediatez. -No, no hiciste nada malo, Gold.- Aseveró la rubia, suspirando con una amarga mezcla entre resignación y amargura. -Solo era simple curiosidad, es todo.-

-Ok… ¿Entonces eso era todo de lo que querías hablarme?-

Sin titubear, Kelly volvió a negar con su cabeza, pero esta vez sin perder de vista el rostro de Gold. -Para nada. También deseaba que habláramos sobre un tema aún más importante.-

-¿Y es?-

-Porque estoy ganando las medallas de Johto. O, más específicamente, porque nunca te lo quise mencionar.-

-Ohh… Eso.-

-Y-Yo-... Lo siento, Gold. En verdad lamento no haberte mencionado antes acerca de mis verdaderas intenciones cuando nos encontramos en Cherrygrove.- Manifestó la rubia con pesadez y tristeza, encogiéndose ahora de hombros. -Y no es que quiera poner excusas ahora ni nada de eso, pero tenía mucho miedo de cómo reaccionarias ante la noticia.-

-¿Por cómo reaccionaría?- Repitió Gold muy meticulosamente, levantando una de sus cejas tras acomodar su postura y posición sobre la cama.

-O sea, yo siempre te dije que te iba a apoyar en tu sueño de ser campeón de la liga pokémon. Pero ahora soy yo quien aspira a ese sueño por mis deseos egoístas de demostrarle al mundo que alguien sin talento puede y tiene lo necesario para ser campeona, siempre y cuando entrene arduamente y se esfuerce.- Replicó Kelly con recelo, suspirando y después cruzándose de brazos. -Además, sí tu y yo continuamos esté cambio, es inevitable que terminemos enfrentándonos al buscar el mismo sueño. Quizás lo mejor sería sí dejara de viajar a tu lado… Yo no merezco estar contigo luego de mentirte de esta manera.-

-Sabes, a veces olvido lo dramática que puedes llegar a ser cuando te lo propones.- Replicó Gold con tranquilidad y calma, dibujando una sonrisa en su rostro ante la sorpresa de la rubia. -No es para tanto, Kelly. Por favor deja de exagerar las cosas.-

-¿Ehh?-

-No me molesta en lo absoluto que ganes las medallas de Johto o que intentes ser la campeona de la liga pokémon para demostrar eso que sientes. Y, en todo caso, sería todo lo contrario.-

-¿L-Lo contrario?-

-Personalmente, me alegra mucho que lo intentes y te esfuerces cómo haces. Técnicamente ahora tengo una rival contra quien competir.-

-¿En serio piensas así?-

-Por supuesto que sí. Solo que obviamente me sentí algo ofendido porque no me tuviste la suficiente confianza como para contarme todo desde un principio.-

-L-Lo lamento, Gold. F-Fui una completa estúpida por no decírtelo…-

-Solo olvidalo, Kelly. Desde ahora es borrón y cuenta nueva.- Indicó el de New Bark, manteniendo un tono sereno y una sonrisa amable. -Es más, sí así lo deseas, ¿qué te parece sí desde ahora prometemos no tener más secretos entre nosotros?-

Kelly miró directo a los ojos de Gold, devolviéndole una sonrisa al asentir lentamente. -Esta bien, lo prometo.- Reconoció la rubia, inclinando después su cuerpo sobre la cama para así darle un beso en la mejilla a Gold. -De ahora en adelante no tendremos más "nuevos" secretos entre nosotros.-

-En fin… Dejando todo ese drama atrás, ¿cómo te fue conversando con tu papá? ¿Ya finalmente hicieron las paces o cómo fue el asunto?-

-Hahaha, algo así. Digamos que terminamos por aclarar un poco las cosas entre nosotros. Gracias a hablar con él, ahora siento que me quité un gran-...

-¡Se acabó el tiempo!- Exclamó Crystal de manera agresiva y casi de un grito, al entrar sorpresiva y repentinamente a la habitación.

-¿EHHHHH? P-P-Pero aún no han pasado mis cinco minutos.- Señaló la rubia de anteojos con molestia, girando su cuerpo para fijar su mirada sobre la recién llegada. -Vamos, Crys… ¿Por qué eres así?-

-Lo siento por ti, pero cambie de parecer.- Informó la prospecto a profesora, mientras que se acercaba a la cama de Gold y luego notaba al pequeño pokémon de color amarillo que estaba felizmente acostado en su regazo. -¿Ese Pichu-…?-

-Nació del Pokehuevo de Red.- Informó de inmediato el de oscura cabellera. -Fue justo luego de que mi padre saliera de la habitación. Curioso, ¿no lo crees?-

-Hehe, es muy lindo.- Reconoció Crystal, antes de inclinarse para acariciar la cabeza del Pokémon de tipo eléctrico.

-Bien, ya que estamos finalmente reunidos los tres, me gustaría discutir algo de suma importancia con ambas.- Anuncia Gold, volviendo a acomodarse sobre la cama al adoptar ahora un tono de voz más formal y recatado.

-¿De qué se trata?- Pregunta Crystal. -¿Acaso sucedió algo malo?-

-Solo deseaba pedirles disculpas a ambas por sí hice o dije algo raro mientras estuve bajo los efectos del jugo de Parasect.- Manifestó el de New Bark, agachando ahora su cabeza frente a las chicas en señal de arrepentimiento. -No sé exactamente qué fue lo que sucedió durante ese corto periodo de tiempo. Pero algo muy dentro de mí siente el deseo de disculparme con ustedes, aunque no se realmente el porqué.-

-N-N-No te preocupes por eso, Gold.- Aclaró Kelly, sonrojándose intensamente y dándole la espalda a su compañero. -N-No paso nada malo, ni tampoco hicimos nada fuera de lo normal.-

-L-L-Lo mismo digo yo.- Agrega ahora Crystal, igual de sonrojada y ruborizada que la rubia. -S-Solo olvidalo y ya, ¿está bien?-

-Tengo la impresión de que en serio algo les hice a ambas.- Pensó Gold internamente, observando con curiosidad la peculiar reacción de sus compañeras. -Ughh… Solo espero no haberles causado demasiados problemas.-


Tres Horas Antes, Torre Quemada de Ciudad Ecruteak


-O-Oye… Oye, Morty, ¿que te sucede, amigo?- Cuestiono visiblemente preocupado un sujeto aparentemente a mediados de sus diecitantos, vestido con un traje llamativo de color morado, además de tener en su espalda una resplandeciente capa de color blanco, cuando el nota cómo su mejor amigo yacia observando al vacio por varios segundos cómo sí fuese un insecto siendo atraido al fuego. -Estás pálido… ¿M-Morty?-

-Y-Yo… ¡Yo tuve una visión!- Declaró el otro sujeto quien respondía al nombre de Morty, también aparentando estar en sus diecitantos, tras sacudir su cabeza y al pestañear repetidas veces en un corto lapso de tiempo. -Ughh… Q-Qué molestia…-

-¿Una visión?- Repitió muy comedidamente el sujeto del traje morado con extrañeza, entre tanto el miraba de pies a cabeza a su amigo. -Ok, ¿y de que se trató esta vez?-

-Heh, aunque no lo creas, vi el "despertar" de Raikou, Entei y Suicune.-

Una súbita pausa entró en efecto luego de lo dicho por Morty, provocando de inmediato que el anonadado sujeto del traje morado comenzará a caminar de un lado al otro dentro de la malograda torre repleta de escombros. -E-Espera… ¿H-Hablas en serio?-

-Hablo muy enserio, Eusine.- Señaló Morty con desdén y un tono más opaco, al cruzarse de brazos casi por instinto. -Pero también vi el regreso de Ho-oh y Lugia. Ambos estaban muy molestos y trajeron consigo fuego, muerte y destrucción-

-Eso no suena muy alentador que digamos…-

-Nunca mis visiones son alentadoras, Eusine. Prácticamente, el noventa por ciento de mis visiones, son caóticas.-

-Punto a tu favor, amigo mio. Pero por favor continúa.- Propuso Eusine con brevedad, poco después de apoyar su cuerpo contra una de las paredes de madera de la torre. -Sé que debiste ver algo además de lo que dijiste, ¿o me equivoco?-

-¿Cómo sabes que vi algo más?-

-Tu mejor que nadie sabes lo optimista que soy.- Informa Eusine con una sonrisa. -Además, la tranquilidad con la que dijiste todo delata que debiste de haber visto algo más.-

-¿Mi tranquilidad?-

-Nadie predice fuego, muerte y destrucción y se queda tranquilamente hablando como si no fuera la gran cosa.-

-Haha, esta bien, lo acepto.- Reconoce Morty. -Si vi algo más, pero fue un poco confuso y difícil de explicar.-

-¿Confuso?- Repite Eusine al levantar una de sus cejas en señal de interés. -Esta es la primera vez que te escucho decir eso de una visión desde que nos conocemos.-

-Lo se…-

-Por lo general, tus visiones son bastante precisas y claras en su contenido. Ya sea para bien o para mal.-

-Ese es el detalle.- Indica Morty, soltando ahora un exagerado y sonoro suspiro. -No estoy seguro de la última parte de mi visión.-

-Pues te escucho. Soy todo oídos.-

-Creo que vi a varios jóvenes entrenadores intentando detener el fuego, muerte y destrucción que provocan Ho-oh y Lugia con su regreso.-

-¿Jóvenes?- Repite Eusine con extrañeza. -¿Cómo qué jóvenes?-

-Eran cinco jóvenes en total.- Aclara Morty. -Uno tenía el corazón impregnado con un aura de oro. El segundo, según recuerdo, poseía un alma completamente en pedazos, pero que poco a poco se volvió a unir al conseguir luego una coloración plateada, mientras que la tercera era una chica con una mente muy privilegiada, pero que tenía ciertos tintes transparentes cómo un cristal empañado de polvo.-

-Ok, ¿y qué hay de los otros dos?- Pregunta Eusine con curiosidad. -¿Que me puedes decir de los que faltan?-

En el acto, Eusine negó sin demora. -No tengo la menor idea. Justo cuando estaba por averiguarlo, mi visión acabó.-

-Eso no es bueno.- Declara Eusine. -¿Debemos prepararnos para lo peor entonces?-

-Tiempos muy oscuros se avecinan para Johto, querido amigo. Solo espero que estemos preparados para cuando pase lo que tenga que pasar.-