Un mes y medio después, Ciudad Saffron. Región de Kanto. 1:02 P.M


El otoño poco a poco empezaba a marchitarse, y cómo era usual cuando el calendario marcaba el inicio de los últimos días de noviembre, paulatinamente el clima en toda la región de Kanto empezaba a tornarse cada vez más templado y frío con el pasar de los días. Ahora, solo era cuestión de tiempo para qué de un momento a otro empezaran a caer las primeras nevadas en el ahora grisáceo cielo lleno de opacas nubes.

Como un abrir y cerrar de ojos y sin siquiera notarlo, un mes y medio ya había transcurrido desde que Gold, Crystal, Kelly y Zuki abandonaron la región Johto. Todo esto, luego de su breve estadía en el S.S Aqua y las islas Sevii cómo parte de su premio por haber llegado todos a las semifinales del torneo de la Battle Frontier, tal cómo lo habían planeado.

Zuki, sin lugar a dudas fue las que más aprovechó su corta estancia en la primera isla del famoso archipiélago. La menor de las chicas kimono, no solo fue recibida, ovacionada y tratada cómo toda una celebridad por su sorprendente e inesperada victoria en el torneo de la Battle Frontier, sí no que repartió gran parte de su tiempo entre nadar en las cálidas, relajantes y cristalinas playas que se extendían a lo largo y ancho de la paradisiaca isla repleta de turistas, y deleitar su paladar de exquisitos platillos dentro del enorme buffet del hotel en donde se alojó el grupo junto con Blue y Green. Sin embargo, nada de lo anterior pudo apaciguar el aún latente malestar que le causaba la repentina y anticlimática ausencia de Silver, a quien ella consideraba cómo su principal fuente de entretenimiento de entre todo el grupo.

Por otro lado, Kelly prefirió darse un respiro de todo lo relacionado con batallas y entrenamiento por petición expresa de Blue. Ante esto, la rubia decidió recorrer un poco más a fondo las tiendas locales, centros comerciales y demás alrededores de la isla para comprar y posteriormente enviar regalos y souvenirs a Cynthia, que actualmente estaba en Hoenn de vacaciones con Red, a su madre y a su abuela, quienes estaban reunidas en Pueblo Celestic en Sinnoh, y por último también a su ocupado padre. Todo, mientras que Crystal dedicaba su tiempo a estudiar y hacer exhaustivos reportes para su propio padre acerca del maravilloso e inhóspito ecosistema que tenía frente a sus narices, cosa que la llevó, de manera inesperada, a inclusive avistar, junto a Zuki, al legendario pokémon conocido cómo Moltres cerca de la cima del monte Ember, ubicado en la parte norte de la isla.

Gold, por su parte, no se quedó atrás en lo más mínimo con respecto a todo lo hecho por sus compañeras, y cómo si fuese obra del mismísimo destino, luego de también disfrutar de la playa y batallar contra varios entrenadores lugareños, terminó descubriendo, casi por accidente, que el aún líder de la ahora extinta isla Cinnabar, Blaine, también estaba de vacaciones en aquel lugar y se estaba hospedando en la habitación a un lado de la suya. Green, al ver esto y también conociendo el latente deseo de Gold de conseguir las medallas de Kanto, arregló un pequeño combate para que su pupilo se midiera contra el veterano entrenador por la medalla de su gimnasio, lo que culminó con la ansiada victoria de Gold y la posterior consecución de la primera de sus medallas de la región Kanto.

Un par de días después, y cuando el S.S Aqua saldría camino a Ciudad Vermilion para cumplir con su itinerario y proseguir su camino, Green y Blue decidieron prolongar más su estadía en el hotel, por lo que ambos se quedaron en el archipiélago de las islas Sevii, mientras que el grupo de Gold iba rumbo a Kanto.

Desde su tranquila llegada al puerto en Ciudad Vermilion a principios de octubre, hasta las cómodas victorias de Gold luego de recorrer casi por completo Kanto para conseguir y ganar seis (6) de las ocho medallas que existían en la región. Sin darse cuenta del todo, el grupo había llegado ahora a Ciudad Saffron cómo parte del rígido itinerario creado minuciosamente por Crystal para aprovechar al máximo su paso por la región, a la vez que le permitía a ella recolectar valiosa información del ecosistema para ayudar con las futuras investigaciones de su padre. Ellos, llegaron temprano por la mañana a la ciudad, rentaron una habitación en conjunto en uno de los centros pokémon, el cual estaba localizado en la parte norte cerca de la estación del tren magnético, luego dejaron gran parte de sus pertenencias, descansaron un par de horas, y, posteriormente, decidieron salir para familiarizarse con sus alrededores y de paso también sacar una cita en el gimnasio para qué Gold pudiera batallar.

Gold, quien segundos antes se había detenido súbitamente junto a Kelly y Zuki por las órdenes de Crystal frente a un amplio edificio, pintado de amarillo y blanco, el cual tenía aparentemente tres pisos de altura y estaba estratégicamente ubicado frente a un redondel, en la esquina más al noreste de la ciudad, volvió en sí luego de terminar de recordar todo lo sucedido desde su llegada a la región de Kanto. Instantes después, el talentoso entrenador de New Bark dio nuevamente un rápido vistazo a su alrededor y visualizo con desdén, no solo lo pobladas que estaban las ruidosas calles de la qué es la ciudad más importante de la región, sino que también pudo apreciar de primera mano el sin número de enormes edificios, locales comerciales, restaurantes, centro recreativos y rascacielos que adornaban todo el movido paisaje.

El de New Bark frotó rápidamente sus manos para así conseguir algo de calor, luego estiró de manera exagerada su entumecido cuerpo y posteriormente volvió a mirar a su alrededor para apenas divisar a lo lejos el famoso edificio de la Corporación Silph, lugar en dónde milagrosamente se frustraron de una vez por todas las ambiciones de Giovanni por controlar, desde las sombras, la región de Kanto, gracias a la intervención de Red Tajiri, Blue Sato y Green Oak.

Luego de esto, Gold, muy a pesar de la sorprendente mejoría con respecto al malestar y ansiedad qué representaba para él las bulliciosas y grandes ciudades, terminó sintiendo algo de vértigo y nerviosismo debido a la gran multitud de personas que caminaban por las aceras y también por los automóviles que se paseaban por las calles aledañas. Sin embargo, nada de esto le impidió colocar una calmada sonrisa llena de confianza y optimismo, acción que inmediatamente llamó la atención de sus amadas compañeras, quienes rápidamente posaron sus ojos en el.

-¿Con que esté es el tan afamado gimnasio de Ciudad Saffron?- Preguntó retóricamente Gold, sin titubear o perder su alegre sonrisa. -Hehehe, realmente es conveniente que el gimnasio qué pasó a ser el más difícil de conquistar, luego de la desaparición de Giovanni, esté apenas a unas cuadras del Centro Pokémon en dónde nos estamos hospedando.-

-Si no mal recuerdo, se dice que su actual líder, Sabrina Lee, es ahora una de las entrenadoras más poderosas de entre todos los gimnasios de Kanto.- Testifico Kelly, antes de ajustar sus anteojos, y mirar de arriba a abajo el edificio que estaba justo frente al grupo. -Incluso se rumora con bastante fuerza que ella es una especie de psíquica por el lazo tan fuerte que comparte con sus pokémon.-

-¿Una especie de psíquica?- Repitieron Gold y Zuki, con curiosidad, prácticamente al unísono, mientras que Crystal dejaba de revisar por enésima vez en el día la aplicación del mapa en su Pokegear para fijar su mirada en la pequeña rubia.

-Tomen todo esto qué les diré con una gran pizca de sal. Pero la noche antes de partir de Ciudad Celadon para venir aquí, escuche una interesante conversación de un par de entrenadores en la cafetería del Centro pokémon acerca de sus respectivas derrotas cuando tuvieron la oportunidad de luchar contra Sabrina.-

-¿Y qué dijeron?- Preguntó Zuki, de modo insistente. -Escupelo de una vez. Por qué quizás lo que dijeron pueda darle a Gold a qué atenerse cuando le toque batallar contra ella.-

-P-pues… El primer entrenador aseguró que, durante toda la duración de su breve combate, no podía parar de temblar y sentirse intranquilo, muy a pesar de que dentro del gimnasio estaba puesta la calefacción. Segun escuche, Sabrina derrotó a los tres pokémon que él utilizó solamente con un pokémon y también con un solo ataque para cada uno.-

-¿Qué ella lo derrotó solo con un solo pokémon y un solo ataque para cada uno?- Repitió ahora Gold, en un tono que mezclaba sorpresa e incredulidad. -D-demonios… Ya empiezo a entender porqué la consideran el gimnasio más difícil de conquistar.-

-El segundo entrenador comentó que algo parecido le sucedió durante su derrota, pero que además de temblar de manera incontrolable, el no podía parar de sentir cómo si alguien más estuviese mirando su combate. Aparentemente, Sabrina y el segundo entrenador eran los únicos dentro del gimnasio durante el combate. Luego de escuchar sus relatos, decidí investigar un poco más a fondo sobre el tema y descubrí un pequeño blog en internet que recopila varios otros casos de sucesos parecidos durante los encuentros de Sabrina.-

-Heh, interesante. Realmente interesante y vergonzoso.- Comentó Crystal, cuando esta se cruzaba de brazos, exhalaba el aire de sus pulmones y negaba con la cabeza con desilusión. -¿No les parece sorprendente las locuras que se inventan algunos para justificar sus derrotas? ¡Esto es absurdo y ridículo!-

-Por eso dije que se tomen todo lo que dije con una gran pizca de sal.- Resaltó Kelly, antes de terminar frunciendo el ceño con desdén. -Solo hice el comentario porque me pareció relevante al caso ya que conocemos a dos personas con, uhhh… "habilidades" un poco fuera de lo ordinario.-

Zuki, Crystal y Gold automáticamente intercambiaron miradas, mientras que los recuerdos de Morty, el peculiar líder de gimnasio de Ciudad Ecruteak, y Jin, el sabio y ciego anciano líder de los monjes de la famosa Torre Sprout en Ciudad Violet, se paseaban ahora por sus respectivas mentes.

-E-en fin… Ahora qué estamos hablando de gimnasios y esas cosas, ¿si ganas esta medalla, entonces solo te faltaria la de Green para terminar nuestro recorrido por Kanto, verdad?-

El de New Bark, fijó sus dorados ojos en su elegante prima, quien en ese momento estaba vestida de manera mucho más casual que de costumbre, con una blusa rosada, jeans y zapatillas, y respondió a la pregunta asintiendo lentamente, para después ajustar su preciada gorra de la suerte.

-¿Les parece entonces si entramos o algo?- Propuso Crystal, cuando está se abrazó a sí misma, por breves instantes, para preservar su calor corporal. -Odio tener que evidenciar lo obvio, pero está empezando a hacer mucho frío aquí afuera…-

Esta vez, Kelly, Zuki y Gold se miraron los unos a los otros, y en menos de lo que dura un parpadeo, todos asintieron ante la propuesta de Crystal unánimemente. Segundos después, el grupo entró con brevedad al gimnasio. Pero, al hacer esto, lo que encontraron fue una opaca pero impecable sala de recepciones sin alguna persona a la vista. La misma, tenía un típico escritorio de metal con una computadora y un monitor encima, junto a varios otros utensilios de oficina, un par de archivadores en un costado de la habitación, y un poco más atrás, estaba entreabierta una fina puerta de madera que conectaba la recepción aparentemente con el campo de batalla.

Ante esto, Gold sintió una pesada oleada de escalofríos recorrer su cuerpo, mientras que su corazón, por alguna razón que no podía describir con palabras, aumentó sus palpitaciones cómo si estuviese en algún tipo de peligro mortal debido a la pesada y tétrica aura qué se podía sentir por todo el lugar. Por su parte, Zuki, Crystal y Kelly estaban igual de intranquilas que su compañero y se notaba a simple vista qué la atmósfera del opaco gimnasio las tenía con los nervios de punta. Pero a pesar de esto, el de New Bark, ni corto ni perezoso, exhalo en silencio el aire de sus pulmones y sintió cómo si algo o alguien estuviese esperando por él detrás de esa puerta, por lo que, luego de un par de incómodos y silenciosos segundos llenos de incertidumbre con respecto a qué hacer, Gold tomó la iniciativa, dio un par de tímidos pasos junto a sus compañeras y abrió por completo la puerta de madera con toda la determinacion del mundo, acto que reveló en vivo y a todo color a una pálida, esbelta y bellísima chica de oscura y larga cabellera, sentada en medio del campo de batalla, junto a un Hypno, un Espeon y un Alakazam en pose de meditación.

La chica en cuestión estaba vestida con un ajustado traje rojo con varios detalles en negro y amarillo, mismo que hacia resaltar de manera sutil su tonificado cuerpo. Ella, en ese preciso momento, tenía los ojos completamente cerrados junto a sus pokémon. Pero, milésimas de segundo después de la llegada de Gold y sus compañeras al campo, la chica abrió sus ojos, cómo por acto reflejo, luego fijó su mirada en los recién llegados y posteriormente una sutil y recatada sonrisa, la cual automáticamente tomó al grupo de Gold por sorpresa, se le dibujó en sus labios cómo si ella estuviera ahora en presencia de unos viejos conocidos.

-Bienvenidos al gimnasio de Ciudad Saffron.- Manifestó calmadamente la chica, en un relajado tono de voz, cuando la misma se ponía de pie junto a sus pokemon y hacían todos a la vez una pequeña reverencia cómo saludo. -Mi nombre es Sabrina Lee. Soy actualmente la líder de este gimnasio y mentiría si dijera que no esperaba su llegada con ansias.-

Gold, Zuki, Crystal y Kelly intercambiaron, por enésima vez en el dia, confusas miradas llenas de preguntas e interrogantes. Sí ellos anteriormente estaban con los nervios de punta debido a la pesada y tétrica atmósfera qué sintieron tan solo entrar al gimnasio, entonces el comentario de la líder de gimnasio terminó por alzar todas y cada una de las alarmas en sus cuerpos.

-¿T-tú nos estabas esperando a… N-nosotros?- Preguntó Gold, con nerviosismo, antes de tragar un poco de saliva, y tratando inútilmente de darle otro significado a las palabras de Sabrina. -¿C-cómo qué nos estabas-...?-

-Gold Ethan Tsubasa Shinoda, naturalmente ninguna de tus victorias contra mis colegas líderes de gimnasio han pasados desapercibidas desde que llegaste a Kanto.- Informó Sabrina, sin titubear, y aún de manera calmada y elegante. -Luego de tu victoria contra Erika en Ciudad Celadon, hace un par de días atrás, ella me informó con lujo de detalles todo lo sucedido cuando la venciste en combate utilizando a tu peculiar Typhlosion de fuego azul, por lo que supuse que mi gimnasio seria tu próximo objetivo por la proximidad entre nuestras ciudades. Solo era cuestión de tiempo para que ustedes llegaran aquí.-

-Ohh… Entonces a eso se refería con qué nos estaba esperando.- Comentó Zuki, en voz baja, al sentir vívidamente cómo poco a poco su nerviosismo iba bajando de nivel dentro de ella. -Ahora lo entiendo…-

-Debo confesar que cuando vi tu batalla de exhibición contra Green, despertaste un poco mi curiosidad, cosa que no es para nada fácil hoy en día. Pero, ahora qué has ganado prácticamente todas las medallas de Kanto en tan corto periodo de tiempo, tienes mi completa y total atención, Gold. Desde Red, Blue y Green, pocos entrenadores han sido capaces de abrirse paso de la manera cómo has hecho en los gimnasios de Kanto.-

Inmediatamente luego de las palabras de Sabrina, el rostro de Gold se sonrojo de manera salvaje y repentina, acción que no pasó desapercibida y que molestó visiblemente a Crystal, Kelly y Zuki, quienes rápidamente fruncieron el ceño y observaron con repudio a la líder de gimnasio y a su compañero. Todo esto, mientras que el corazón de Gold empezaba a acelerar aún más que antes.

-Por favor, no malinterpreten mis palabras.- Anuncio Sabrina, al notar el dramático cambio en el semblante de las chicas. -Todas ustedes brillaron cómo no tienen la menor idea en ese torneo. Sus respectivas actuaciones fueron espectaculares, por decir lo menos. Pero en todo Kanto y Johto, no existen muchos entrenadores que puedan obligar a Green Oak a recurrir a la Mega Evolución durante un combate. En otras palabras, yo, Sabrina Lee, considero a Gold Tsubasa cómo un digno adversario y deseo batallar con el aquí y ahora, con estos tres pokémon que tengo conmigo.-

Gold sintió en su interior una peligrosa mezcla entre orgullo, emoción y miedo debido a las inesperadas y dulces palabras de Sabrina, ya que no todos los días recibía halagos de este tipo de la que fue considerada como la líder de gimnasio más difícil de superar de todo Kanto, luego de la desaparición de Giovanni. Sin embargo, y a pesar de lo mucho que Gold deseaba responder, él no pudo evitar el sentirse algo abrumado por un punzante sentimiento de nerviosismo, al mismo tiempo en que esté posaba su mirada en la bellísima líder de gimnasio, quien aún permanecía estoica y con una sencilla sonrisa en medio del amplio campo de batalla, para posteriormente echar un rápido vistazo a los pokémon que la acompañaban.

-¿No me digas que pretendes aceptar su propuesta así cómo si nada?- Preguntó Kelly, en voz baja, pero de manera desafiante y tosca, ante el incómodo silencio de Gold. -¿No se suponía que solo vendríamos a sacar una cita para programar un combate otro dia?-

-E-ese era el plan.- Reconoció el de New Bark, sin siquiera despegar su mirada de los pokémon de Sabrina. -Yo no tenía planeado nada de esto, pero-...

-Esto no pinta bien, Gold.- Comentó ahora Crystal, también en voz baja, y visiblemente preocupada. -¿Acaso no lo notaste? Ella dijo qué nos estaba esperando y explícitamente mencionó el fuego azul de Typhlosion. Además, ella tiene afuera a los pokémon que pretenda usar en batalla contra ti. Es obvio que ella se trae algo entre manos.-

-Coincido con Crystal.- Agrega Zuki, al fruncir el ceño. -Osea, ¿Quien en su sano juicio revela a los pokémon que desea usar antes de una batalla de este tipo? Algo no anda bien aquí y creo que-...

Pero antes de que su enérgica prima pudiera terminar lo que deseaba decir, Gold, con una más qué estoica expresión, la miró fijamente y luego alzó su brazo derecho a la altura de su nariz para hacerla guardar silencio.

-En verdad aprecio sus palabras y más aún su preocupación.- Indicó Gold, antes de rascar la parte posterior de su cabeza. -Pero todo esto qué dijeron ya más o menos lo había pensando. Descuiden, estaré bien.-

-P-pero, Gold-...

-Tch, déjalo luchar, Crystal.- Ordenó Zuki, encogiéndose de hombros con molestia. -Créeme que a mi tampoco me gusta la idea de qué Gold pelee contra ella aquí y ahora. Toda esta situación me da muy mala espina, pero después de todo es su decisión si acepta o no el combate. Además, bien sabes cómo es Gold de obstinado cuando se decide por algo. Ahora es inútil tratar de razonar con él…-

-Y-yo se perfectamente que es su decisión, pero es que-...

-¿Entonces es qué no confías en sus habilidades y las de sus pokémon?- Preguntó ahora Kelly, en un burlesco y retórico tono. -Heh, ¿Quien lo diria? Cada dia aprendemos algo nuevo.-

-¡P-por supuesto que confío en él y en sus pokémon!- Exclamó la prospecto a profesora pokémon, de muy mala gana, y claramente ofendida por el comentario de la rubia. -Tu mejor que nadie sabes lo mucho que confío en Gold y-...

-Mi paciencia al igual que mi oferta, tiene un límite.- Declaró súbitamente la líder de gimnasio, de manera desafiante, pero aún manteniendo la dulzura en sus palabras. -¿Aceptas mi propuesta o no, Gold Tsubasa? Creo haberte dado el suficiente tiempo para que consultaras mi oferta con tus compañeras.-

Gold miró una vez más a sus nerviosas e inseguras compañeras, para entonces sonreír y asentir en señal de que todo estaría bien. Luego de esto, fijó su mirada en Sabrina y sus pokémon, antes de empezar lentamente a caminar para posicionarse en el extremo contrario del campo de batalla.

-Sabes, cada fibra de mi cuerpo me indica en este preciso momento que no acepte esta batalla.- Reconoció Gold, con vergüenza y algo de pena, mientras sacaba de uno de sus bolsillos una pokebola. -Si quieres llámalo instinto o sexto sentido. Pero, desde que llegué a Kanto, ninguna batalla de gimnasio ha sido realmente difícil para mi. Digamos que lo que viví en Johto y en el torneo de la Battle Frontier me hicieron no sentir tantos nervios cuando me enfrento a un líder de gimnasio por su medalla. Pero ahora que estoy aquí frente a ti, e incluso desde que puse un pie en este lugar, todos y cada uno de mis sentidos me dicen que corra. Mi corazón ahora mismo está latiendo desesperadamente cómo si estuviera en una situación de vida o muerte, pero a pesar de que mi mente y corazón actúan de esta manera tan errática, mi orgullo me pide a gritos que me quedé. Yo, Gold Ethan Tsubasa Shinoda, discípulo del ahora líder de gimnasio de Ciudad Viridian, Green Oak, y como hijo del afamado campeón sin corona de Johto y Kanto, Enishi Tsubasa, acepto humildemente tu desafío.-


Un días atrás, Residencia de Bill, Ciudad Goldenrod. Región de Johto. 7:43 P.M


Una infinidad de cajas llenas de viejos informes, experimentos, carpetas, reportes y portafolios. Estanterías por doquier, con diversos libros de biología pokémon, física moderna y una enorme cantidad de instrumentos científicos y brillantes monitores de computadora, que aparentaban tener cada uno una importante función diferente. Todos estos eran los elementos que más resaltan del nuevo y secreto laboratorio del conocido pokemaniaco llamado Bill Jones, quien fue el genio informático creador del mundialmente conocido sistema de depósito y transferencia pokémon qué se utiliza alrededor de todo el mundo para movilizar pokémon de un lugar a otro, a través de encriptadas y especiales máquinas en diversos centros pokémon y otro selecto grupo de lugares.

Bill, no sólo era un famoso, joven y millonario informático con un privilegiado coeficiente intelectual, sino que recientemente había incursionado, por su propia cuenta, en el difícil y poco remunerado ámbito de la investigación pokémon, decisión qué lo llevó incluso a construir por sí mismo un pequeño laboratorio subterráneo debajo de una de sus tantas mansiones. En este caso, la misma se encontraba localizada en las afueras de Ciudad Goldenrod, en el sector sur.

-Me pregunto qué habrá descubierto Bill ahora cómo para llamarnos y hacer que vinieramos aquí.- Comentó Laurent, con evidente molestia, mientras que miraba con nerviosismo todo a su alrededor en el desordenado laboratorio. -El mejor que nadie sabe que nuestras reuniones semanales con el son los miércoles…-

-No tengo la menor idea.- Replicó ahora Enishi, de manera mucho más relajada y tranquila que la de su compañero. -Pero sonaba cómo algo muy importante. Supondré que debe de ser algo que no podía esperar hasta nuestra próxima reunión la semana entrante.-

Escasos cinco minutos atrás, ambos miembros de la policía internacional fueron recibidos por uno de los mayordomos de Bill, quien rápidamente los escoltó y guió al interior del subterráneo laboratorio, para posteriormente regresar a la superficie, una vez cumplido su cometido. Tanto Enishi, cómo también Laurent, estaban igual de tensos y esto se notaba a simple vista por la manera en cómo ambos estaban sentados en el acogedor sillón, colocado en la esquina derecha dentro del lugar.

La espera se les hizo tediosa a ambos policías. Pero, pocos segundos después, el ascensor que conectaba con la mansión se abrió y de este salió un joven adulto, aparentemente a mitad de sus veintes, quien tenía el cabello ondulado, de color marrón, y que en ese preciso momento tenía una taza de té en su mano derecha y estaba vestido con una curiosa pijama azul, de cuerpo completo, y unas pantuflas del mismo color.

-Lamento la demora.- Manifestó Bill, antes de hacer una pequeña reverencia al entrar de lleno a su laboratorio. -Pero tenía que atender una importante llamada de una de mis socias en Hoenn. Ya saben cómo es esto de cuando el deber llama.-

-Hehehe, descuida.- Respondió Enishi, cuando esté se puso de pie, junto a su compañero, para estrechar la mano del recién llegado. -Entendemos que eres un sujeto bastante ocupado. Además, Laurent y yo apreciamos mucho que desearás cooperar con la policía internacional por el bienestar de la región.-

-Lo que sí no entendemos es a qué se debió que nos llamaras para que vinieramos precisamente hoy.- Indicó Laurent, de manera un poco tosca y apática. -¿Acaso no podía esperar? Espero que tengas una muy buena-...

-Sí los llame aquí hoy es porque lo que descubrí es realmente importante.- Aseveró Bill, en un frío tono, poco usual en el. -No era algo que podía esperar, ni mucho menos informarse por el Pokegear.-

-De acuerdo, de acuerdo. ¿Entonces de qué se trata?- Manifestó Laurent, antes de cruzarse de brazos con molestia. -Sorprendenos, muchacho…-

-¡Oh, créame que se sorprenderá!- Advirtió Bill, sin titubear, cuando esté colocó una confiada sonrisa en sus labios. -En fin, la primera razón del porque los llame el dia de hoy es porque creo en un noventa por ciento el haber encontrado la ubicación de la actual guarida del Equipo Rocket.-

De manera inmediata y cómo si se tratara de un acto reflejo, Enishi y Laurent intercambiaron miradas. Ambos veteranos policías, luego de esto, miraron con extrañeza y suspicacia al joven informático.

-¿Cómo qué crees en un noventa por ciento el haber encontrado la ubicación de la actual guarida del Equipo Rocket?- Preguntó rápida y ásperamente Enishi. -¡E-explicate!-

-¿Recuerdan que hace cómo tres o cuatro semanas atrás misteriosamente aparecieron más Gyarados de lo normal en el Lago Rage, junto con un peculiar Gyarados de color rojo escarlata que súbitamente desapareció sin dejar rastros?-

-Sí, lo recuerdo bastante bien.- Afirmó Laurent enérgicamente. -Eso armó un revuelo bastante importante en Pueblo Mahogany y sus alrededores. ¿Pero a qué viene eso al caso? El Lago Rage siempre ha estado infestado de Gyarados desde que tengo memoria.-

-Para explicarles el porque creo haber encontrado la guarida de esos malhechores, tengo que primero hablar del suceso del Lago Rage y también de un pequeño incidente que ocurrió hace ya más de un año atrás.-

-Esta bien. Somos todos oídos.- Aseguró Enishi. -Te escuchamos.-

-Bien, hace cómo un mes atrás, una de mis computadoras por pura casualidad captó una peculiar señal de radio proveniente de Pueblo Mahogany y qué era enviada directamente al Lago Rage. Esa peculiar señal era bastante débil y apenas si duró un par de minutos activa, así que la ignore por completo. Pero, la misma volvió a aparecer repetidas veces a lo largo de la siguiente semana, por lo que decidí tomarme el tiempo de analizarla para descubrir de qué se trataba.-

-¿Y qué encontraste en esa señal cuando la analizaste?- Preguntó Laurent. -¿Acaso fue algún tipo de mensaje codificado o-...?-

-No, señor Taylor. Lo que descubrí fue algo mucho más específico y peculiar.- Declaró Bill, con firmeza. -El principal fin de esa onda de radio dirigira al Lago Rage, según mi muchos análisis, era la de provocar la evolución en masa de una gran cantidad de Magikarps. En otras palabras y por si aún no lo entienden, esas ondas de radio eran una especie de rayo evolutivo producido de manera artificial por algún tipo de máquina en Pueblo Mahogany.-

Nuevamente, Enishi y Laurent volvieron a intercambiar confusas miradas. Pero esta vez, el desconcierto que ambos sintieron ante lo dicho por Bill fue de mayúsculas proporciones.

-¿E-en serio algo cómo eso existe?- Preguntó Enishi, un par de segundos después. -¿Acaso no se trata de algún tipo de coincidencia? Sinceramente me parece un poco descabellado que exista una máquina capaz de inducir la evolución mediante ondas de radio.-

-Esa también fue mi reacción inicial.- Reconoció el joven pokemaniaco, mientras se le dibujaba una pretenciosa sonrisa. -En un principio asumí que esas extrañas ondas de radio no estaban relacionadas del todo con la súbita aparición de la gran cantidad de Gyarados en el lago. Pero entonces miré el calendario y todas mis dudas se despejaron.-

-¿Qué miraste el calendario y tus dudas se despejaron?- Repitió ahora Laurent, al alzar una de sus cejas. -No lo-...

-Caballeros, actualmente estamos casi a finales del otoño. Una época algo irregular en donde las hojas de los árboles empiezan a caer y la temperatura empieza a descender mientras más nos acercamos al fin del año.-

-¿Y eso qué tiene que ver aquí?-

-Todo esto está conectado, señor Tsubasa. ¿Acaso no lo ven? Primero que nada, la temporada en dónde normalmente evolucionan los Magikarp es a finales de la primavera o a principios del verano, cuando el clima es mucho más cálido y regular. Por ende, la probabilidad de que una gran cantidad de Gyarados aparecieran en esta específica época del año debería ser igual o cercana a cero.- Testifico Bill con completa seguridad, mientras volvía a dar un sorbo a su te. -Además, ¿Cómo se explica la posterior y súbita desaparición de casi todos esos nuevos Gyarados luego de dicho suceso? Nada de lo ocurrido tenía un sentido lógico o natural, así que me tome el arduo trabajo de investigar más a fondo sobre este caso y termine consultado con el Profesor Oak.-

-¿Y qué fue lo que descubriste?- Preguntó Laurent. -Qué te dijo el viejo Oak.-

-Pues, pude descubrir qué hace alrededor de un año atrás, él, junto a otros colegas, investigaron sobre la posibilidad de evolución pokémon mediante la inducción de ondas de radio. Oak me dijo que un informe recopilatorio de sus estudios sobre el tema desapareció misteriosamente de su laboratorio, pero qué no le dio la debida importancia ni lo reportó a las autoridades porque supuso que debió de haberse traspapelado o algo por el estilo.-

-E-espera un momento.- Ordenó Enishi, colocando cara de pocos amigos y frunciendo el ceño. -O-osea qué…-

-Nada de lo que está ocurriendo es casualidad ni tampoco es algo natural.- Aseveró instantáneamente Bill. -Es cierto que las casualidades pueden existir de cuando en cuando, pero no de esta manera tan sistemática y metódica. Todas estas cosas me llevaron a la inmediata conclusión de que fue el Equipo Rocket quienes robaron ese reporte de evolución mediante ondas de radio, solo que no fue hasta ahora que tuvieron la oportunidad de probar su descubrimiento en el Lago Rage. Estoy completamente seguro de que ellos fueron los que forzaron a los Magikarp a evolucionar por medio de ondas de radio con el objetivo de capturarlos y posteriormente venderlos o algo por el estilo.-

-De acuerdo, creo que ya estoy entendiendo tu punto y a dónde quieres ir con todo esto.- Reconoció Laurent con visible emoción. -Ya empiezo a entender porque crees que encontraste la posible ubicación de la guarida del Equipo Rocket. Sí es cierto que ellos hicieron todo esto, entonces deben de tener su base de operaciones en un lugar cercano al Lago Rage, osea Pueblo Mahogany.-

-¡Bingo!- Exclamó Bill, antes de chasquear sus dedos de manera sonora. -Al fin nos estamos entendiendo.-

-¡E-estas sí que son magníficas noticias!- Exclamó Enishi, en un tono que denotaba emoción y satisfacción. -Al fin, después de tanto tiempo, podremos tomar la iniciativa contra esos desgraciados. Finalmente podremos capturarlos…-

-Agradecemos mucho todo esto, Bill.- Manifestó ahora Laurent, instantes antes de sacar un Pokegear de color azul del bolsillo de su pantalón. -Lamento haber dudado de ti por habernos llamado tan repentinamente. Pero ahora con esta información podremos de una vez por todas destruir al Equipo Rocket. Ahora llamaré a mis superiores para comunicar todo esto y-...

-Recomiendo encarecidamente que no lo haga aún, señor Taylor.-

-¿Y por qué no?-

-Déjame adivinar.- Vocifera Enishi. -Deseas estar completamente seguro de todo lo que nos dijiste, ¿no es así?-

-Por lo que veo, sus instintos aún siguen bastante afinados.- Aseveró Bill. -Está usted en lo correcto. Antes de tomar el siguiente paso, deseo estar completamente seguro de mi teoría.-

-¿Cuánto tiempo más necesitas?- Preguntó Laurent. -El tiempo es oro, Bill. No podemos permitirnos dejarlos seguir actuando ahora que tenemos una pista tan importante cómo esta. Vidas inocentes pueden estar en riesgo…-

-Pues… Uhhh… supongo que necesitaría un par de días más para triangular con exactitud en qué lugar de Mahogany fue que se originó la señal de las ondas. Asumo que en poco menos de una semana puedo encontrar exactamente dónde está su guarida.-

-¿Seguro que sólo necesitarás una semana?- Preguntó Enishi, con visible incertidumbre. -Por lo general, cuando el grupo informático de la policía internacional desea triangular una ubicación, se tardan alrededor de dos o tres semanas.-

-Me ofende que dude de mis capacidades y me compare, señor Tsubasa. No por nada soy una de las mentes más brillantes en computacion e informatica del mundo. Sí digo que lo tendré en una semana, es porque lo tendré listo en una semana o incluso menos.-

-Nosotros sabemos perfectamente de lo qué eres capaz.- Argumento Laurent, en un condescendiente tono de voz. -Es solo que-...

-Miren, esto será pan comido para mí.- Declaró el pokemaniaco de manera enérgica, cuando esté finalmente se terminó por completo su taza de té y luego se volteo para darle su completa atención a uno de los monitores. -Solo necesito hackear un par de cámaras de seguridad y luego-...

-De acuerdo, de acuerdo. Solo has lo que tengas que hacer.- Vociferó el campeón sin corona, antes de ajustar sus anteojos y exhalar de manera exagerada todo el aire de sus pulmones. -El destino de Johto y la futura destrucción del Equipo Rocket está en tus manos.-