Una infinita cortina de oscuridad cubría el estrellado cielo, aunado a una perfecta y casi antinatural calma. La luna había desaparecido y un enervante silencio imperaba por doquier. Inclusive, conceptos tan básicos cómo el tiempo, espacio o el bien y el mal parecían ahora ser tristes y efímeros recuerdos de pasajeras y complicadas épocas pasadas.

De manera lenta, poco agraciada y torpe, Gold Ethan Tsubasa Shinoda, el talentoso entrenador de New Bark, se levantó con desconcierto, desesperación y temor del frío y opaco césped sin vida, en la que parecía ser la desolada base de una oscura montaña de infinita oscuridad y nieve. Frente a él habían dos resplandecientes caminos, mismos que se extendían por varios metros hasta perderse aún más en las tinieblas. El primero estaba hecho de sólido cristal, mientras que el otro estaba hecho de cemento, recubierto de un sin número de brillantes pétalos con tonalidades azules, verdes y doradas. -¿Cómo rayos llegue hasta aquí?- Se preguntó tímidamente Gold, quien miraba de un lugar a otro con nerviosismo y miedo, a la vez que se aseguraba de estar físicamente sano y sin heridas. -¿Qué mierda está suced-...

-¡Ya llegó la hora, Gold Tsubasa!- Se escuchó decir a alguien entre las escabrosas sombras, de manera firme, repentina y con suma autoridad. -¡Finalmente llegó la hora de la verdad!-

Cómo por acto reflejo, Gold dio un par de pasos hacia atrás de manera preventiva, sin siquiera notarlo, y luego descubrió, muy para su malestar, que sus pokebolas no estaban consigo en sus bolsillos. De un momento a otro, el temor se apoderó de todo su entumecido ser. Gold no sabía en dónde se encontraba y mucho menos sabía dónde estaban sus tan preciados pokémon. Sus memorias eran confusas y su cabeza le palpitaba hasta el punto de empezar a darle una ligera jaqueca.

-¿Quién anda ahí?- Preguntó rápidamente Gold, al tragar saliva, y sabiendo muy bien qué aquella tétrica situación estaba muy fuera de su control. Pero, sorpresivamente, no hubo respuesta alguna. Ahora, un áspero, molesto y desalentador sentimiento de desorientación y ansiedad se incrusto impunemente dentro de su alma. Varios segundos pasaron, los cuales para Gold parecieron ser el equivalente a una eternidad, en poco menos de un simple abrir y cerrar de ojos. Todo esto, mientras un gélido viento empezaba a soplar con fuerza por todo el lugar hasta el punto que Gold pudo notar su propio aliento frente a él.

-Ya llegó el momento de qué te decidas de una vez y por todas, niño.- Volvió a exclamar poderosamente la misteriosa voz, desde entre las sombras, ahora aparentemente en medio de ambos caminos. Sin embargo, y por alguna razón que no podía deducir o poner en palabras, Gold sintió nostalgia y también un extraño sentimiento de familiaridad con aquella voz. Era cómo si él inconscientemente supiera de quién se trataba. Aún más dudas y preguntas empezaron a inundar su mente. La ansiedad carcomía su interior.

-¿A qué te refieres exactamente con eso?- Preguntó reaciamente el joven entrenador, justo antes de volver a tragar algo de saliva, pero no sin antes sentir escalofríos por todo su cuerpo. -N-no entiendo qué es lo que me quieres decir con-...

En un rápido e inexplicable giro de eventos, un largo y fino hilo rojo se materializó alrededor del dedo meñique de la mano derecha de Gold. El mismo se extendía y partía perfectamente en dos. Uno seguía el camino de cristal hasta perderse dentro de la oscuridad, mientras el otro lo llevaba dentro del camino con pétalos hasta también perderse de vista.

Miedo, frustración, nerviosismo, malestar, incertidumbre, mucha ansiedad reprimida y, paradójicamente, también un cálido sentimiento dentro de su acelerado corazón. Todas estas eran las emociones que Gold sentía fluir muy dentro de su ser, cómo una salvaje cascada en medio de una violenta tormenta. Ante esta compleja mezcla, Gold frunció su ceño y luego, efímeramente, apretó sus resecos labios, mientras que un par de tristes lágrimas empezaban a recorrer sus frías mejillas -¿¡Porque ahora!?- Gritó agresivamente el de dorados ojos, sabiendo ahora perfectamente a lo que se estaba refiriendo la misteriosa voz. -¿Qué mierda quieres de mí? ¿Por qué demonios quieres que elija entre alguna de ellas? ¿Por qué tengo que hacerlo ahora? Y-yo no-...

-Ya te lo dije, Gold Tsubasa. Ya llegó el momento de que respondas aquella pregunta que por tanto tiempo has tenido dentro de tu mente y corazón.- Advirtió la voz, en un más tranquilo tono, pero aún de manera firme y comedida -Ya no se puede aplazar lo inevitable. Tu bien sabias que tarde o temprano llegaría el día en que tuvieras que decidirte. Lo mejor es tomar una decisión de una vez y por todas. De lo contrario, solo sufrimiento, desesperación y odio te esperan en un futuro.-

La fría brisa aún seguía soplando con fuerza por todo aquel oscuro lugar lleno de deprimentes sombras, pero Gold no tuvo la fuerza, ni la convicción, ni el valor para responder de inmediato. En vez de eso, él permaneció en perfecto silencio, por varios incómodos segundos llenos de desesperación y angustia, contemplando la infinita oscuridad que lo rodeaba. Era cómo si su mente estuviese en otro lugar completamente distinto.

Vívidamente, Gold recordó todas las cosas que sucedieron desde que salió de New Bark con completo lujo de detalles. Luego de esto, lentamente sus hombros se encogieron, a la vez que sus ojos observaban con tristeza el fino hilo rojo alrededor de su meñique derecho. -D-de acuerdo, de acuerdo. Supongo que lo mejor es terminar con esto aquí y ahora.- Reconoció agriamente Gold, soltando un exagerado suspiro, al empezar a caminar hasta dónde aquel hilo se dividía en dos. -Estoy preparado para tomar una decisión definitiva sobre esto.-

Otro agrio suspiro resonó, cómo un fugitivo eco dentro de una cueva. Gold, en un solo y rápido movimiento, rompió sin titubear una de las divisiones del hilo y después lentamente empezó a caminar en dirección al camino hecho de-...


-¡Oye! Ya levantate, dormilon. Ya casi llegamos.-

-¿Ughh…Q-que?-

-Ya estamos muy cerca de llegar, primito. Ya levántate o nos iremos sin ti. Tu decides.-

-O-otros cinco minutos más, por favor. ¡No quiero ir a la escuela, mamá!-

-¡Gold Ethan Tsubasa Shinoda, exijo que te levantes en este mismo instante!- Exclamó agresivamente Crystal, mientras que violentamente empezaba a agitar el cuerpo de su compañero, de izquierda a derecha, cómo un viejo muñeco de trapo. -¡Ya casi llegamos a nuestro destino! Despues ya tendras tiempo para seguir durmiendo, pero tienes que levantarte ahora mismo.-

Torpe, lenta y paulatinamente, Gold empezó a abrir sus pesados párpados hasta notar a Crystal, Kelly y Zuki paradas frente a él, todas junto a sus respectivas mochilas de viaje, dentro de la que parecía ser una pequeña cabina privada dentro de algún tipo de espacioso vehículo. Luego de esto, Gold observa directamente a la izquierda de dónde estaba sentado y nota una pequeña ventana cubierta por una cortina corrediza, mientras que a su derecha estaba una butaca vacía y también una sencilla puerta de metal, aún más a su derecha.

-¿E-en dónde estamos?- Preguntó el de New Bark, estirando su entumecido cuerpo, pocos instantes antes de soltar un sonoro y exagero bostezo, en clara señal de estar aún más dormido que consiente. -¿C-cómo es qué-...?-

-¿Acaso no es obvio?- Preguntó retóricamente Zuki, alzando inconscientemente una de sus cejas, antes de sentarse en su butaca junto a Gold. -Estamos dentro del tren magnético, primito. Te dormiste inmediatamente nos sentamos aquí, pero ya anunciaron que estamos por llegar a Goldenrod.-

Ante lo dicho por su prima, Gold sacudió su cabeza, de un lado al otro, y después se percató que su Pokegear marcaba que eran casi las doce y media de la tarde. Un rápido cálculo de su mente le hizo darse cuenta de que había dormido alrededor de dos horas ininterrumpidas.

Por su parte, Kelly abrió un largo compartimiento sobre la cabina, sacando la mochila de viaje de Gold y luego colocando la misma sobre las piernas de su aún aletargado compañero. -En menos de cinco minutos estaremos arribando a la estación de Goldenrod.- Informó rápidamente la rubia, quien luego se quitó sus anteojos para limpiarlos. -Sugiero vayas al baño que está al final del pasillo, a la derecha, y te laves la cara. Pareciera que tuviste una pesadilla o algo parecido.-

-Ella tiene razón, Gold.- Advirtió ahora Crystal. -Luces terrible. Lo mejor es que vayas y te laves la cara.-

Gold apretó sus labios, asintió, colocó su mochila en el suelo, se levantó de su asiento y después salió por la puerta metálica. Ahora en el pasillo, Gold volvió a sacudir su cabeza, ligeramente, para entonces dirigirse a su derecha. Poco menos de diez segundos después, el de New Bark ya estaba dentro del compacto baño, casi al final del vagón en dónde estaban.

-¿P-pero qué mierda fue todo eso?- Se preguntó Gold así mismo, luego de abrir un poco el grifo del lavamanos pero recordando vívidamente cada detalle del bizarro sueño que tuvo. -Ughhh… ¿Acaso este es un tipo de mensaje de mi subconsciente o una extraña premonición? D-demonios… ¿E-en serio esto está sucediendo ahora?-

Un sin fin de preguntas surgieron dentro de la cabeza de Gold, pero él no se sentía preparado para responder alguna de ellas en ese momento. Le gustara o no, su subconsciente ya había tomado una decisión y él lo podía recordar con extrema claridad. Ante tal situación, Gold se lavó rápidamente la cara y luego miró con desgano el dedo meñique de su mano derecha. Aunque no estuviese ahora ahí, él aún podía sentir aquel largo hilo apretando su dedo.

-Supongo que tarde o temprano tenía que llegar este momento.- Murmuró el de New Bark, saliendo del baño, un rato después, y luego caminando de regreso a la cabina dónde estaban sus compañeras. -Solo era cuestión de tiempo para que esto sucediera. Ya se está acercando el final de todo esto.-

Poco después, el tren se detuvo por completo en la estación de Goldenrod, ubicada en la parte noreste de la ciudad. En ese momento, el clima en todo Goldenrod estaba algo nublado y húmedo pero no llovía ni tampoco hacía tanto frío cómo para salir con ropa de invierno. Al bajarse de lleno del tren junto a su equipaje, el grupo se percata de dos cosas. Lo primero es que todo el lugar está sumamente concurrido, puesto que dicha estación también servía cómo uno de los puntos principales para abordar los diferentes autobuses que recorren toda la ciudad y sus alrededores. Lo segundo es que, apenas se bajaron, una inmensa cantidad de personas los miraron y empezaron a murmurar, pero el grupo prefirió no prestar atención a esto.

Gold, Crystal, Kelly y Zuki intercambian miradas, todos a la vez, y deciden en conjunto dirigirse a la salida sur de la estación. Su plan inmediato era conseguir un taxi que los llevara a la antigua casa de Crystal, localizada en las afueras de la ciudad en la parte sur, lugar en donde el grupo se hospedaría por toda la duración de su estadía en la ciudad.

Sorpresivamente, el grupo se desplazó sin problemas entre la gran muchedumbre de gente y pokemon que caminaban de un lugar a otro. De manera extremadamente curiosa para las chicas, Gold no parecía estar tan agraviado por el hecho de estar rodeado de tantos extraños por doquier. Era cómo sí Gold, poco a poco, ya había ido superando la molestia general que le producían los enormes conglomerados de las grandes ciudades. Minutos más tarde, todos lograron salir de la ruidosa estación. Sin embargo, y muy para el asombro de todos por igual, Enishi Tsubasa, el padre de Gold, también conocido cómo el campeón sin corona de Johto y Kanto, estaba tranquilamente parada a un par de metros de la salida sur de la estación, cerca de dónde se toman los taxis, con un humeante cigarrillo en mano. El veterano entrenador tenía puestos unos anticuados anteojos para la vista y estaba vestido en ese momento con sencilla camisa azul de cuadros, corbata celeste, una chaqueta de cuero encima de su camisa, y pantalón y zapatos negros.

Gold fronto violentamente sus ojos, pensando que aún estaba soñando. -¿Pa-Papá?- Exclamó ásperamente Gold, acción que atrajo las curiosas miradas de un grupo de transeúntes quienes también buscaban taxis, a un par de metros de dónde ellos estaban. Todo esto, mientras que Crystal, Kelly y Zuki miraban con una mezcla de extrañeza y asombro al progenitor de su compañero. -¿Pero qué rayos? ¿Cómo es que-...?-

Enishi automática apagó su cigarrillo, lo tiró a un bote de basura cercano, rascando su ahora frondosa barba de al menos un mes sin afeitar y después se acercó a su hijo y las chicas con una amable sonrisa. -¡Cuanto tiempo sin verlos!- Declaró animadamente Enishi, guiñando juguetonamente uno de sus ojos a las compañeras de su hijo cómo saludo. -¿Sorprendidos de verme?-

Gold asintió de manera casi mecánica, junto a Kelly y Zuki, quienes aún estaban estupefactas y frías. Por su parte, Crystal sonrió y después agacho ligeramente su cabeza en señal de respeto ante el padre de Gold. A este punto era más que obvio que ninguno le daba crédito a qué Enishi estuviese ahí con ellos. -P-por supuesto que estoy sorprendido de verte. Papá.- Replica Gold, frunciendo magistralmente su ceño. -Pero no entiendo qué es lo que estás haciendo aquí. ¿Acaso estás aquí por trabajo o algo así?-

Enishi volvió a sonreír y después negó con tranquilidad. -Hahaha, en lo absoluto. Solo que hoy decidí tomarme el día libre al saber que regresarías a Goldenrod en el tren del mediodía. Digamos que estaba cerca de aquí y quize darte una sorpresa en venir por ustedes.-

Una infinidad de Butterfree metafóricos revoloteaban insistentemente en el estómago de Gold, poco antes de que éste torciera sus labios con desdén. -Y-ya veo.- Respondió tímidamente Gold, nuevamente intercambiando confusas miradas con sus compañeras. -Entonces... ¿Mamá está en New Bark?-

Enishio asintió sin titubear. Inmediatamente después, Kelly ajusta sus anteojos y da un pequeño paso al frente. -Uhhh… ¿De casualidad mi padre está también en la ciudad o-...?-

Rápidamente, la sonrisa de Enishi se desvaneció, a la vez en que volvió a negar. -Laurent ya tenía otro compromiso previo. Creeme que a él le hubiese gustado estar aquí, pero ahora mismo está algo ocupado con un pequeño proyecto de nuestro trabajo. Ya sabes, gajes del oficio.-

Por breves segundos la rubia apretó sus finos labios. -Entiendo.- Replicó Kelly, encogiéndose de hombros ante las miradas de sus compañeros, para luego forzar una tenue sonrisa. -Gajes del oficio.-

-Pero descuida, Kells, tu padre se tomó la "molestia" de enviar un pequeño regalo para ti.- Denunció animadamente Enishi, sacando velozmente una reluciente ultra bola del bolsillo derecho de su chaqueta. -El me pidio que te entregara esto de su parte cómo un pequeño regalo adelantado de cumpleaños.-

-¿K-Kells?- Repitieron Crystal y Zuki en voz baja, ambas alzando una de sus cejas.

En respuesta, Kelly parpadeo repetidas veces en clara señal de confusión. Luego, la rubia tomó la ultra bola entre sus manos y se percató que dentro de la misma había un risueño Ralts. Ante esto, Kelly aprieta el botón de enmedio del artefacto y libera al instante al pokémon. Milésimas de segundo después, el risueño Ralts se materializó entre los brazos de la rubia, prácticamente al mismo tiempo en que Crystal sacaba su pokédex de su mochila de viaje para apuntarlo al nuevo pokémon de su compañera.

Ralts: No es común que este Pokémon aparezca en público pero cuando lo hace, se acerca si ve buena disposición en la gente. Además, capta muy bien lo que sienten las personas y los Pokémon gracias al cuerno en su cabeza. Cuando nota cierta hostilidad, se esconde.

De manera tímida y reacia, el nuevo pokémon de la rubia la olfateó y observó con cautela, poco antes que el pequeño cuerno de su cabeza empezará, de manera intermitente, a brillar cómo un pequeño faro. Inmediatamente después, Ralts sonrió y se pudo notar cómo lentamente empezaba a estar mucho más tranquilo en los brazos de su nueva entrenadora. Acto seguido, Kelly acarició con delicadeza la cabeza del pokémon de tipo psíquico, muy para la tranquilidad y alegría de Enishi, Crystal y Gold.

-Interesante pokémon el que le regaló su padre.- Susurro ahora Zuki, en un claro y burlesco tono, para Gold y Crystal. -Kelly Taylor, la chica extremadamente emotiva y volátil, con un pokémon qué se esconde y es sensible cuando nota hostilidad. Qué irónico, ¿no lo creen?-

-Tu nombre es Zuki, ¿o me equivoco?- Preguntó Enishi, fijando ahora su mirada sobre la de rosada cabellera. -Eres la menor de las hijas de Asuka, ¿cierto?-

Zuki se estremeció visiblemente, muy para el asombro y gracia de Gold, Crystal y Kelly. -Uhhh… A-así es.- Declara tímidamente la jovencita de ojos color esmeralda. -M-mi nombre es Z-Zuki Masamune y soy la menor de esta generación de chicas kimono.-

-Hehe, pues dejame decirte que me impresionó muchísimo cómo te manejaste en el torneo de exhibición de la Battle Frontier para alzarte con la victoria.- Declaró alegremente Enishi, mirando tanto a su hijo, cómo también a las chicas con una mezcla de orgullo y felicidad. -No me malinterpreten, todos ustedes se lucieron, por decir lo menos, pero la actuación de Zuki en especial me pareció ejemplar. Heh, definitivamente los genes de tu familia son algo sorprendente. Eres la viva imagen de tu madre y también la de tu abuela.-

Las mejillas de Zuki se sonrojaron con extrema intensidad, después del inesperado comentario del padre de Gold. Cómo respuesta, la menor de las chicas kimono hizo una muy exagerada reverencia. -Pa-Para mí es realmente un honor el conocer a uno de los entrenadores más fuertes y reconocidos de todo Johto y Kanto. U-uno de mis sueños siempre fue el conocer a quien fue capaz de vencer a todas las chicas kimono de la generación de mi madre.-

-Haha, el honor es mío, sobrinita. Pero en serio no es para tanto.- Recalcó el veterano entrenador, con algo de vergüenza, para después colocar una relajada sonrisa en su rostro. -Digo, en este momento ustedes cuatro son igual de famosos que yo en todo Kanto y Johto. ¿O es qué acaso no lo notaron?-

Por enésima vez en el día, el grupo intercambió confusas miradas. Luego de eso, todos negaron enérgicamente.

-Bueno, supongo que era algo de esperarse.- Indicó Enishi, cruzándose de brazos, al mirar con condescendencia a los jóvenes frente a él. -Pensándolo más detenidamente, era obvio que no lo sabrían debido a que ustedes apenas sí se quedan dos o tres días cómo máximo entre ciudad y ciudad.-

-¿A qué te refieres, papá?- Preguntó ahora Gold, con cara de pocos amigos, frunciendo el ceño, mientras que sus compañeras volvían a colocar confusas miradas llenas de interrogantes -¡E-explicate!-

Nuevamente, Gold terminó por atraer una gran cantidad de miradas en dirección al grupo y su padre. Fue obvio para todos que varias de las personas en los alrededores los observaban cómo si supieran quienes eran por los incontables murmullos que se empezaron a propagar entre los diversos transeúntes que salían y entraban a la estación. En respuesta, el semblante de Enishi se endureció y después esté mira fijamente a su primogénito. -A lo que me refiero, Gold, es que ahora ustedes son bastante famosos por todo lo que hicieron en la Battle Frontier. Osea, no todos los días cuatro entrenadores "novatos y prácticamente desconocidos" entran a un torneo de este tipo, ni mucho menos son capaces de ocupar los primeros cuatro lugares así cómo así. Es cierto que los requisitos para entrar no eran del todo problemáticos o difíciles de cumplir, pero de todas formas esto no es algo común ni qué ocurre todos los días. Créanme, ustedes, les guste o no, causaron una gran conmoción en la comunidad de entrenadores de ambas regiones. Incluso ahora, poco más de un mes después, sus nombres aún resuenan con fuerza entre varios entrenadores quienes desean derrotarlos para hacerse un nombre propio.-

Una salvaje mezcla de emociones, sentimientos y recuerdos empezaron a recorrer los cuerpos y mentes de Gold, Crystal, Kelly y Zuki, por igual, hasta el punto que el cuerno de la cabeza de Ralts empezó a brillar en respuesta a ellos.

-Debí suponer algo así.- Comentó agriamente Crystal, para sí misma, cruzándose de brazos. -La gran cantidad de entrenadores contra los que se enfrentaron Gold, Kelly y Zuki no fue algo normal. Sí mi memoria no me falla, ellos se enfrentaron contra alrededor de treinta entrenadores a lo largo de todo Kanto.-

Mientras tanto, el de New Bark no supo qué responder, ni mucho menos que comentar ante todo lo dicho por su padre. Muy dentro de su mente, él sabía que efectivamente su grupo se había vuelto algo reconocido debido a los tantos entrenadores contra los que se enfrentaron, además de que recién ayer había firmado un par de autógrafos. Gold sencillamente jamás se imaginó que su supuesta popularidad era tanta cómo para que su padre tuviera que comentar al respecto de esta manera. Lentamente, Gold se sintió cómo un completo idiota. Todas las señales estuvieron ahí, frente a su nariz, pero él no se inmuto, e inconscientemente las ignoró por completo.

Curiosamente, Gold no era ajeno a lo que era ser reconocido o famoso. Metafóricamente hablando, el vivió gran parte de su juventud bajo un brillante reflector, gracias a la gran cantidad de victorias conseguidas en los torneos infantiles en los que participaba, cosa que lo llevó a dejar, momentáneamente, su sueño de ser entrenador pokémon hasta que conoció a Red por pura casualidad. Aunado a todo esto, la fama y el reconocimiento público no eran cosas que le molestaran ahora a Gold, muy a diferencia de su yo del pasado, y el sabia que tampoco esto afectaria del todo a sus compañeras. Kelly y Crystal eran completamente neutrales en este aspecto, mientras que Zuki si se regocijaba de la fama y el reconocimiento debido a su caótica y llamativa personalidad.

Al notar el repentino cambio en el semblante colectivo, debido a sus palabras, Enishi soltó un exagerado suspiro antes de rascar la parte posterior de su cabeza. -¿Les parece si nos vamos ya de aquí? Alquile un auto y lo estacione cerca de una panadería a unas cuadras de aquí. Yo puedo llevarlos a donde sea que ustedes deseen hospedarse.-

-¡Esa me parece una excelente idea!- Exclama rápidamente Crystal, al juntar las palmas de sus manos para dar un pequeño aplauso. -Nuestro plan es el de ir a mi antigua casa aquí en Goldenrod.-

-De acuerdo.- Comenta Enishi, esta vez en un tono mucho más apacible y tranquilo. -¿Y exactamente en dónde está tu casa?-

-¿Usted conoce la guardería pokémon en la parte sur de la ciudad?-

Enishi parpadeo repetidas veces. -Así es.- Replicó el veterano entrenador, alzando una de sus cejas. -Esa es la guardería que está en las afueras de la ciudad, cerca de la mansión del pokemaniaco Bill Jones, ¿no?-

Crystal asintió alegremente. -Es correcto. Yo viví por varios años en esa guardería junto a mis abuelos y mi madre. Ahí es dónde planeamos quedarnos por un par de días.-

Ahora fue Enishi quien asintió. -En marcha entonces.- Anuncia enérgicamente el padre de Gold, dándole la espalda al grupo, para ahora apuntar con su mirada a la esquina contraria de dónde estaba la estación. -Siganme y los llevare hasta alla.-


Base Secreta del Equipo Rocket, Ciudad Mahogany. Región de Johto. 1:01 P.M


Desesperación, decepción y amplio repudio para sí mismo, como también para sus acciones y pensamientos. Silver ahora no podía separar su mente de estos tres aberrantes sentimientos, quienes impunemente se paseaban por todo el interior de su cuerpo. Era cómo si su mente, cuerpo y alma estuviesen cayendo lentamente por un abismo sin fin de oscuridad, depresión y dudas.

Cómo si se tratase de un involuntario reflejo, el pelirrojo exhaló un sonoro suspiro repleto de tristeza y desolación. Cómo una polilla a la luz, Silver pozo su deprimente miraba sobre su amada Lucía, quien, luego de su sorpresiva captura hace ya más de un mes atrás, fue trasladada desde el hospital general de Goldenrod hasta aquí, la base subterránea del Equipo Rocket, con el único y simple objetivo de que el cooperará con sus retorcidos planes. Ambos, de manera simple, eran prisiones y peones en un morboso juego de ajedrez. Les gustase o no, tanto Silver cómo Lucía eran parte de algo mucho más grande que ellos mismos. Su destino ya no estaba atado a sus manos.

-Al menos te están cuidando cómo se debe.- Murmuró reaciamente Silver, mientras que observaba todo el interior de la oscura y pequeña habitación en donde yacía su querida Lucía. El lugar en sí estaba limpio, bien equipado y con todos los instrumentos médicos necesarios para mantenerla con vida, tal cual pasaba cómo cuándo ella estaba internada en Goldenrod. -Menos mal que estos malnacidos están cumpliendo con su palabra. Si algo te llegase a pasar, yo-...

"Yo solo intento darle una tercera opción al mundo, Silver. Una tercera opción al dilema de ir a la izquierda en donde todo está mal o a la derecha en donde ya nada queda…"

Otro depresivo suspiro volvió a hacer eco por toda la habitación, seguido de un agresivo gruñido de molestia, rebeldía y desdén, muy al estilo de un lastimado pokémon enjaulado. Silver sacudió ligeramente su cabeza, pero ni así pudo evitar recordar las crípticas palabras dichas por Archer al momento en que esté le reveló, con lujo de detalles, todo su pasado y también su plan a futuro. En pocas palabras, el necesita arrebatarle a Mewtwo a Giovanni para crear una perfecta utopía en Johto y Kanto, con ayuda de sus poderes psíquicos, además de utilizar a un Rotom, en conjunto a la antena de transmisión de la torre de radio, para tener total acceso a todo artefacto electronico en ambas regiones.

En una retorcida y muy poco ortodoxa manera, Archer solo deseaba brindar igualdad, felicidad y prosperidad a todos. El no quería que en un futuro cercano otros tuvieran que pasar el abandono, sufrimiento y soledad qué ambos, de una manera u otra, experimentaron. En este caso, Silver fue abandonado por Giovanni, luego de la caída de su organización criminal, mientras que los padres de Archer lo abandonaron de niño para emprender un viaje pokémon, pero estos nunca regresaron de tal travesía ni tampoco se escuchó más noticia de ellos. Fue cómo si la tierra se los hubiese tragado.

-Ya pronto toda esta pesadilla llegará a su fin.- Manifestó el pelirrojo, poco antes de levantarse de la oxidada silla en donde estaba sentado para acercarse a la cama en dónde Lucia estaba postrada. -Solo espero que me perdones y comprendas cuando despiertes. Lastimosamente, esta es la única salida que me queda. Archer nos dejará libres después de esto. Te juro que ya se está acercando el final de esta triste historia. Luego de todo esto, podremos vivir juntos y sin preocupaciones, solo tu y yo.-

Una agria lágrima tornasol salió involuntariamente desde uno de los ojos de Silver, misma que lentamente recorrió uno de sus pómulos hasta caer sobre la cama de Lucía. -¿Sabes lo más triste de todo esto, Lucy? Creo que empiezo a comprender el punto de vista de Archer. Ambos, él y yo, no somos tan diferentes después de todo.- Más lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Silver. Ahora, una tétrica, deprimente y macabra sonrisa se incrusto en su desganado rostro. -Heh, ¿quién lo diría? Supongo que yo siempre fui el chico malo intentando hacer el papel del chico bueno. Mi destino siempre radicó en la oscuridad.-

Después de sus palabras, Silver limpio la infinidad de lágrimas que recorrían su rostro, pero no sin antes recordar con extrema nostalgia su pequeña estadía con Gold, Crystal, Kelly y Zuki. -¿Me preguntó qué dirían esos inútiles si me vieran así? Tch… Soy patético ¿En qué mierda me convertí?-


Parte Sur, en las afueras de Ciudad Goldenrod. Región de Johto. 2:02 P.M


En sí, el viaje desde la parte noreste, qué es dónde está la estación del metro, hasta las afueras, en la parte sur, fue relativamente expedito y rápido. Muy para el asombro de Gold, Crystal, Kelly y Zuki, apenas sí había tráfico en las calles de Goldenrod. Paradójicamente, había una gran cantidad de personas y pokémon caminando de un lugar a otro, pero no había tantos vehículos circulando en las calles de la qué es la metrópolis más grande de todo Johto.

En cuestión de menos de treinta minutos, Enishi pudo llegar sin problemas a dónde estaba localizada la antigua casa de Crystal. Al llegar, el grupo dejó sus maletas y después Crystal procedió a darles a todos un breve y pequeño tour por los alrededores de la ahora cerrada guardería pokémon. Poco después, Crystal, Kelly y Zuki deciden salir en conjunto a una tienda de víveres, misma que estaba a unas calles del lugar, con el objetivo de comprar cosas para preparar el almuerzo y también la cena. Todo esto, mientras que Gold y su padre se quedaron atrás, en el amplio, verde y cercado patio en donde antes residían los diferentes pokémon de la guardería, para platicar y pasar un rato de calidad juntos.

-¿Y cómo está mamá ahora?- Preguntó tímidamente Gold, cruzándose de brazos, para luego apoyar su espalda contra un frondoso y alto árbol de roble, plantado en medio del lugar, a la vez que esté activamente evitaba mirar a su padre. En vez de esto, la mirada de Gold estaba fijamente puesta en observar la infinidad de altos edificios que decoraban el horizonte de todo Goldenrod.

-¿Cómo crees, genio?- Preguntó retoricamente Enishi, al ajustar sus anticuados anteojos. -Ella está bastante bien por el momento, pero no por eso te deja de extrañar. Por algo te llama cada dos o tres días. Tu mejor que nadie sabes cómo es ella.-

Gold replicó con una sonrisa. -Ya veo.- Expresó el de ojos color dorado, poco antes de aclarar su garganta y ajustar su gorra de la suerte. -Pero tengo otra pregunta para ti, papá. Y me gustaria que me dijeras la verdad.-

-¿Sí?-

-¿Exactamente porque fuiste por mi a la estación?- Preguntó Gold de manera abrupta, y en un lúgubre tono de voz. -¿Qué te traes ahora entre manos? En verdad que no lo comprendo.-

-¿Qué me traigo entre manos?- Repitió crípticamente Enishi, alzando por reflejo una de sus cejas. -¿A qué te refieres con-...?-

-No te hagas inocente conmigo. Yo se que te preocupas muchísimo por mi y todo eso, pero tu no eres así. Además, tu solo fumas cuando estás realmente estresado o preocupado por algo. Sí viniste por mí, eso quiere decir que algo realmente grande ocurrió o está apunto de ocurrir. Por algo te estoy preguntando por mamá.-

De un momento a otro, el semblante de Enishi se endureció. -Heh, me enorgullece mucho el hecho de que nada se te escape, Gold. Se nota que mi entrenamiento rindió frutos. Tus habilidades de observación y deducción son de primer nivel. No por nada tienes tantas medallas de gimnasio.-

Ante esto, Gold apretó sus labios resecos y prefirió no decir nada. Su corazón ahora latía a mil por segundo y nuevamente empezó a sentir Butterfrees en el estómago.

-Bueno, supongo que ya es hora de sacar al Meowth encerrado.- Advirtió Enishi, en un condescendiente tono de voz. Inmediatamente después, el veterano entrenador apoya su cuerpo contra la blanca cerca de madera, misma que delimita el amplio patio. -La verdadera razón por la que vine a buscarte es porque deseaba contarte la verdad sobre todo. Digamos que deseo limpiar un poco mi conciencia.-

-¿L-la verdad sobre todo y limpiar tu conciencia?- Repitió ahora Gold, frunciendo ampliamente el ceño. -¿Qué demonios quieres decir con-...?

-Hace unos días atrás encontramos finalmente la base de operaciones del Equipo Rocket en Johto. El próximo viernes, osea en cuatro días, Laurent, varios otros agentes, Lance de la Elite Four, y yo, iremos y acabaremos de una vez por todas con ellos. Nosotros llamamos a esta misión "Operación Meteora"-

Sí antes Gold sentía Butterfrees en el estómago, ahora él podía sentir vívidamente cómo un amplio número de Gyarados hacían caos en sus entrañas. -¿¡Q-qué!?- Exclamó agresivamente el talentoso entrenador. -¿H-hablas en serio?-

Enishi lentamente asintió, pero su semblante no se suavizó en lo más mínimo. Muy al contrario, el veterano entrenador se cruzó de brazos y después exhaló con pesadez. -Ya pronto, toda esta pesadilla, terminará. O eso es lo que todos en mi trabajo esperamos que suceda.-

Una infinita cantidad de preguntas se formularon dentro de la mente de Gold, pero él no supo qué comentar o decir ante todo lo dicho por su padre. Gold sencillamente trago saliva y permaneció estupefacto.

-Tu madre aún no sabe nada de esto.- Informó Enishi, de manera mucho más serena, mientras que sacaba del bolsillo derecho de su pantalón una cajetilla de cigarrillos, medio llena, y un encendedor. -Y prefiero que esto se mantenga así por el momento. Lo menos que deseo es preocuparla o algo por el estilo. Ella no se merece algo así.-

En respuesta, Gold apretó sus labios y después asintió con frialdad. -S-supongo que eso es lo mejor.- Reconoció ácidamente el jovencito, quien lentamente fue separando su espalda del árbol dónde se apoyaba. -¿Entonces por esto es qué viniste a verme?-

-Sí y no, hijo mío. Aún falta otro importante tema qué tengo que tratar contigo.-

-¿Huh?-

-Dime… ¿Tú conoces la verdadera razón de la separación de los padres de Kelly? Asumo que ella ya debio de haberte contado, ¿verdad?-

Con notable y casi palpable tristeza, Gold asintió, mientras que ahora su padre encendía un cigarrillo. -Así es. Según supe, ellos se separaron por culpa del Equipo Rocket o algo así.-

-Uh-huh ¿Pero conoces porque sucedió eso exactamente?-

-N-no. No lo se realmente.- Confesó reaciamente Gold, negando lentamente con su cabeza. -¿Porque sucedio algo cómo eso?-

Con enorme angustia, Enishi exhaló una gran cantidad de humo de cigarrillo en dirección al nublado cielo. -Intentaré ser lo más claro y conciso que pueda sobre este relato. Pero creeme que es muy probable que no te guste nada de nada lo que te dire.-

Gold volvió a tragar algo de saliva, pero, muy a pesar de todo el miedo y nerviosismo dentro de si, él terminó asintiendo. -Estoy preparado para lo que sea que tengas que decirme. Soy todo oídos, papá.-

A este punto hubo una súbita y forzada pausa. Enishi volvió a expulsar otra bocanada de humo. -Dime… ¿Recuerdas lo que tu madre y yo te regalamos para tu cumpleaños número once?-

-¡Por supuesto que lo recuerdo! Ustedes me regalaron una entrada para asistir a la anterior liga pokémon.-

-Correcto, ¿pero por qué crees qué te regalamos ese boleto?-

-Uhh… ¿P-porque ustedes sabían lo mucho que me gustan las batallas pokémon?-

-Ese fue un factor, sí. Pero hubo otra razón aún más importante.-

-¿Otra razón más importante?- Repitió nuevamente Gold, esta vez de manera desafiante. -¡E-explicate, papá!-

Una segunda y aún más pronunciada pausa se llevó a cabo. En este momento, Enishi se terminó por completo su cigarrillo y luego volvió a exhalar otra gran cantidad de humo. -La verdadera razón del porqué te mandamos a ver la anterior liga pokémon está ligada a un grave incidente con el Equipo Rocket.-

-E-espera… ¿C-cómo fue qué-...?-

-Yo te envíe a la anterior liga pokémon para mantenerte lejos de casa mientras se solucionaban las cosas. Además, yo le ordené a Red Tajiri, cómo un favor, que se mantuviera cerca y cuidara de ti. En otras palabras, el que se conocieran y también el que volvieras a desear ser un entrenador pokémon fue obra mía.-