Un dia despues. Parque Nacional de Johto. Tres Kilómetros al norte de Ciudad Goldenrod. 4:35 P.M


-¡Politoed, utiliza Hydro Pump (Hidrobomba)!- Ordenó enérgicamente Gold, justo al apuntar al pokémon de su ahora décimo retador en lo que iba de la tarde. -¡Acabemos con esta batalla de una vez y por todas!-

Frente a la atenta e impotente mirada de su joven oponente, al igual que varios otros curiosos en los predios del concurrido parque lleno de arboles, pasto, flores, caminos de cemento y verdes planicies, Politoed, de manera rápida, precisa y sin titubear, expulsa un potente chorro de agua a presion, mismo que con mucha facilidad termina impactando directamente en el Forretress del contrario, logrando a su vez derrotarlo al hacer que este perdiera el conocimiento luego de estrellarse violentamente contra un robusto árbol escasos metros a la derecha de su entrenador.

Una serie de tímidos aplausos empezaron a esparcirse, cómo una especie de repentina plaga, entre la más de una docena de espectadores quienes aún observaban atentamente la que fue la décima victoria seguida de Gold. Desde adultos hasta pequeños niños, todos, uno por uno, empezaron a aplaudir al unísono luego de ver cómo Gold barrio contra los seis pokémon de su oponente únicamente utilizando a su Politoed.

-E-esa fue una excelente batalla, Gold del fuego azul ¡M-muchisimas gracias por darme esta oportunidad!- Admitió alegremente un moreno, delgaducho y sonriente chico, aparentemente uno o dos años menor que Gold, luego de que esté regresar a su Forretress para que descansara en su pokebola. Inmediatamente después, el chico se acerca hasta donde estaban Gold y su Politoed. -En verdad qué tus pokémon y tu son realmente fuertes. Hehe, no esperaba menos del hijo del campeón sin corona. El estilo de pelea de tus pokémon es algo único. Dime… ¿Cual es tu secreto para ser tan fuerte?-

Una triste, melancólica y algo forzada sonrisa se posó sobre los resecos labios de Gold, luego del inocente comentario del que sería su último retador de la tarde. -¿M-mi secreto para ser tan fuerte?- Repitió Gold con notable frialdad, antes de estrechar la mano del jovencito. -Hmmm… Pues diría que mi secreto es luchar cómo si siempre se tuviera algo importante que perder. Mis pokémon y yo siempre intentamos luchar cómo si no existiera un mañana.-

-Ohh… C-creo entender a lo que te refieres.- Comentó tímidamente el joven entrenador, antes de hacer una exagerada reverencia frente a Gold y Politoed. -De ahora en adelante intentaré seguir ese consejo. Solo espero que nuestro próximo combate sea un poco más reñido.-

En respuesta, Gold asiente y sonríe, luego se coloca sus audifonos inalambricos sobre sus orejas y después opta por regresar a su agotado Politoed a su pokebola. En ese preciso instante, el de New Bark pudo sentir sobre sí las penetrantes miradas de todos los curiosos espectadores en las cercanías de la tranquila planicie en donde batallo la mayor parte de la tarde. Sin embargo, esto no detuvo a Gold para darse media vuelta, encender el pequeño reproductor de música que tenía dentro de su chaqueta, y después alejarse de aquel concurrido lugar en dirección a un sencillo y solitario sendero de concreto, localizado a un par de metros de su posición a la izquierda, mismo que lo llevaría a la parte más al norte.

En sí, el famoso parque nacional de Johto estaba compuesto de tres amplias áreas. La primera, al sur y colindando con la ruta treinta y cinco, posee varias bancas de madera colocadas cerca de los caminos, casetas para taparse del sol, un par de establecimientos para comprar comida, tiendas de souvenirs y también varios pequeños jardines cercados repletos de hermosas flores. La segunda área, localizada en la parte media del parque, conecta directamente las otras dos y comprende una prolongada planicie llena de pasto, pequeñas canchas para diversos deportes y una vistosa fuente de agua. Cabe destacar que en esta parte es dónde se llevan a cabo, los martes, jueves y sábado, los tan afamados concursos de captura de pokémon de tipo bicho. Por su parte, la tercera y última área es la menos concurrida de todo el parque. Esta colinda casi con la ruta treinta y seis, y comprende varios viejos senderos llenos de árboles, follaje, verde vegetación y tímidos pokémon silvestres por doquier.

Lenta y paulatinamente, el sol empezaba a ponerse en el horizonte, mientras que una gélida pero fuerte brisa empezó a soplar por todos los alrededores de la que era considerada cómo la ciudad más importante de toda la región Johto. En ese momento, el cielo estaba lleno de grisáceas y opacas nubes, y, de manera rítmica como también lúgubre, varios de los árboles por todos los predios del parque empezaron a agitar sus ramas, causando a su vez que Gold mirara de reojo cómo varios risueños Hoppip, Skiploom y Jumpluff eran llevados, gracias al gélido viento, de un lugar a otro del parque cómo títeres. Ante todo esto, y después de ver pasar también a una tímida familia de Sunkern en las cercanías, Gold se detiene momentáneamente frente a un solitario dispensador eléctrico de agua para saciar su sed, a un costado del sendero, cerca también de un par de grandes casetas de concreto que servían cómo baños públicos.

-Vaya dia de mierda que tuve.- Comentó mentalmente el de New Bark, con visible molestia, poco después de volver a emprender su camino por el solitario sendero. -Ninguna de mis batallas de hoy me hizo sentir absolutamente nada. Ni la más mínima pizca de emoción o euforia. Ughh… Solo espero que las chicas se la esten pasando mejor que yo. ¿Me preguntó sí Zuki pudo derrotar a Whitney?-

Una larga serie de minutos pasaron, en un abrir y cerrar de ojos, pero Gold apenas sí sintió el paso del tiempo al estar tan enfocado en alejarse de todo contacto humano cómo le fuese posible. Al arribar al que parecía ser final del viejo sendero, Gold pudo notar no solo cómo no había ninguna otra persona en al menos cuatrocientos metros a la redonda, sino que también pudo apreciar cómo un poco más adelante, fuera del sendero de concreto y directamente a su derecha sobre el pasto, estaban plantados varios frondosos y vistosos árboles de cerezo.

-Ya casi llego.- Murmuró reaciamente Gold, instantes antes de que esté cuidadosamente saliera del sendero y empezará cautelosamente a dirigirse en dirección a aquellos árboles. -Solo faltan un par de metros más.-

Una vez frente a ellos, Gold se detiene en seco, cómo si algún tipo de barrera invisible le estuviese impidiendo el paso, por unos segundos, hasta cuando esté ligeramente traga un poco de saliva y se arma de valor. Poco después, el de New Bark se adentra de lleno entre el follaje, sólo para encontrar, un poco más adelante, un pequeño pero perfecto claro en el extremo norte, casi en las afueras del parque. El mismo era prácticamente circular y, según pudo observar Gold, el lugar tenía un diámetro muy similar al de un pequeño campo de batalla.

Después de mirar todo a su alrededor con más ahínco del necesario, al menos un par de veces, Gold suelta un exagerado suspiro al saber que ahora sí estaba completamente solo, a excepción de un par de curiosos Aipom y Caterpie quienes miraban atentamente al de New Bark desde entre los árboles cercanos al anteriormente solitario claro.

-¡Finalmente estoy aquí!- Vocifera Gold, dejándose caer para sentarse sobre el frío pasto, a espaldas de un robusto árbol, pero no sin antes cerrar por incontables segundos sus agotados ojos. -Todo está tal cual lo recuerdo. Se siente cómo si hubiese sido ayer que vine hasta aquí con papá y mamá.-

Rápidamente y sin ningún tipo de contemplación, un agridulce sentimiento de nostalgia invadió el cuerpo de Gold, cuando esté empezó a recordar vívidamente cómo hace ya varios años atrás, cómo preparación para el que fue el último torneo infantil en el que decidió participar, sus padres y él vinieron hasta este mismo claro cómo parte de su estricto régimen de entrenamiento.

Otro sonoro suspiro retumbó por todo el claro, mismo que puso nuevamente en alerta a varios de los cautelosos pokémon que observaban a Gold entre los árboles. -Qué rápido se pasa el tiempo.- Murmuró melancólicamente el de New Bark, quien, en un sencillo acto de puro instinto, intenta acomodar su tan preciada gorra de la suerte, solo para terminar recordando con molestia y vergüenza, después de sentir su oscura cabellera entre sus dedos, qué esta no estaba sobre su cabeza cómo siempre, junto a sus goggles especiales.

En automática respuesta, Gold baja su mirada por varios largos segundos, la enfoca sobre el pasto y después recuerda, muy para su desdicha, cómo él había decidido no volver a usar aquella gorra o sus goggles debido a todo lo que le confesó su padre el dia anterior. Muy dentro de su interior, algo estaba irremediablemente roto al conocer la verdad acerca del divorcio de los padres de Kelly y también sobre las circunstancias en cómo conoció a Red Tajiri, quien rápidamente se convirtió en su ídolo y modelo a seguir después de todo lo que experimento en la anterior liga pokémon.

Un abismal, aberrante y desdichado sentimiento de ansiedad se apoderó de Gold, luego de recordar todo lo sucedido el dia de ayer. Desde su vívida pesadilla dentro del tren magnético, en donde su subconsciente finalmente se decidió entre Kelly y Crystal, hasta su inesperado encuentro con su padre, mismo que culminó poco después de que esté le confesará más de lo que su mente podía digerir.

Ante toda esta volátil mezcla de sentimientos en conflicto, Gold vuelve a cerrar momentáneamente sus ojos, en busca de tranquilizarse, pero él muy bien sabía qué ahora nada sería igual al conocer que su encuentro con Red fue orquestado por su padre desde la sombras, muy a diferencia de todo lo que él creyó por dos largos años. Para Gold, todo esto se sentía cómo una surreal pesadilla en donde él nada podía hacer para despertar por más que lo intentara. Con potente fervor, los recuerdos del pasado carcomieron activamente su interior, sumado al triste hecho de que ninguna de las batallas que tuvo durante el día de hoy pudieron hacer algo para despejar su mente, al menos por un momento, de tales molestos pensamientos.

-¿P-porque mierda me tiene que pasar todo esto?- Se pregunta agresivamente Gold, sintiendo a la vez cómo un fuerte nudo se comenzaba a formar en su garganta, mientras que el templado clima del día empezaba a pasarle factura a su cuerpo. Luego, y al sentir cómo lentamente la temperatura empezaba a disminuir aún más por todo el lugar, el de New Bark tímidamente empieza a frotar sus manos, una contra la otra, para entrar un poco en calor. -Esto es el maldito colmo. Por más de dos largos años viví una vil mentira de la peor manera posible. ¿Qué demonios se supone que hare ahora? Y-ya no sé en qué creer o en quien confiar.-

Ante todo lo que lo consumía y perturbaba, Gold decidió apagar su reproductor de música, retirando sus audífonos para colocarlos sobre su cuello. Después, esté enfoca sus ojos sobre su muñeca derecha, misma que tenía sobre sí el resplandeciente brazalete hecho de oro y plata que le había regalado el anciano Jin, cómo también la "Scizorita" qué le había regalado su padre, objeto que ahora yacía dentro de una de las dos ranuras de dicho brazalete.

"La segunda sombra, cuando menos te lo esperas, te ataca por la espalda-..."

Sumadas a todas las revelaciones dadas por su padre, dentro de la mente de Gold revoloteaban, cómo una hambrienta parvada de Fearow, las preocupantes visiones hechas por Morty hace poco más de de dos meses atrás. -¿Q-qué mierda se supone debo de hacer?- Se preguntó Gold retóricamente, pero esta vez en voz alta hasta casi gritar. -Ughhh… ¿Porque rayos esto está pasando? Ahora solo es cuestión de tiempo para que las demás visiones de Morty se hagan realidad. Primero Kelly se fue a Olivine, y ahora mi padre me confiesa que prácticamente traicionó mi confianza. ¿Qué más sigue? ¡Todo esto tiene que ser una jodida broma de mal gusto!-

Una repentina oleada de escalofríos atacó la espalda de Gold, cosa que terminó por ruborizar y sorprender al de New Bark, quien en respuesta apretó violentamente sus puños hasta estremecer todo su cuerpo. -¿Q-qué mierda hago?- Volvió a preguntarse Gold, enfocando ahora su triste mirada sobre el grisáceo cielo lleno de opacas nubes, justo antes de que un par de lágrimas brotaran de sus ojos. -¿Q-qué se supone puedo hacer ante todo esto? Y-yo-...

-¡Vaya que eres patetico! ¿Quien lo diria? Gold del fuego azul, el todopoderoso hijo del legendario campeón sin corona, llorando de esta forma en medio de la nada. ¿No que la noche es más oscura y fría justo antes del amanecer?-

En poco menos de lo que dura un suspiro, Gold se pone de pie, seca sus lagrimas y despues nota, muy para su molestia y asombro, cómo lentamente Zuki se acercaba desde su izquierda, atravesando sin problemas el espeso follaje, hasta entrar de lleno al claro. En ese momento, la menor de las chicas kimono estaba vestida con una chaqueta azul de tela gruesa con detalles en gris en la parte del cuello y en los hombros, jeans en negro, un pequeño bolso en su hombro izquierdo, zapatillas deportivas y la que parecía ser la preciada gorra de Gold sobre su cabeza, junto a sus goggles especiales.

Una incontable serie de preguntas se propagaron sobre Gold, mismas que le dejaron momentáneamente frío, estupefacto y sin habla. Sí anteriormente el interior de su cabeza estaba lleno de molestas interrogantes, entonces ahora la subita aparicion de Zuki, junto a su gorra y goggles, no hizo más que agravar en un doscientos por ciento toda la situación.

-¿Q-qué rayos estás haciendo tú aquí?- Preguntó asertivamente Gold, antes de aclarar exageradamente su garganta, en un muy desesperado intento por desviar la penetrante mirada de su prima de su rostro. -¿C-cómo encontraste este lugar? ¿Acaso no deberías de estar batallando contra Whitney por su medalla o algo asi? Recuerdo que durante la cena de ayer dijiste que ibas a ir a su gimnasio para ganar su medalla.-

-Primero que todo, se dice hola linda y hermosa primita, ¿cómo estas?- Exclama firmemente Zuki, frunciendo el ceño, al empezar a caminar hasta colocarse frente a Gold. -Segundo, mi batalla contra ella fue al mediodía y obviamente fue pan comido para mi. Gané sin ningún tipo de complicaciones, pero nada de eso se compara al rostro que puso Whitney al enterarse de que tu y yo somos primos. Debiste de haberla visto.-

En automática respuesta, Gold pasó nerviosamente su mano derecha por su ahora sonrojado rostro, trago un poco de saliva y después forzó una sonrisa. -O-oh… P-pues me alegro mucho por tu victoria y creeme que puedo imaginar el rostro que ella puso.- Indicó reaciamente el de New Bark, quien luego rasco una de sus mejillas con desdén. -Pero eso no responde a mi pregunta sobre cómo es que me encon-...

-¿Cómo crees, genio?- Preguntó retóricamente Zuki, colocando rápidamente sus manos sobre sus caderas de manera desafiante. -¿Acaso olvidas que tengo un Arcanine? El fácilmente pudo rastrear tu aroma hasta aquí gracias a qué dejaste tu estúpida gorra en la guardería antes de irte. Pero eso no viene al caso ahora, Gold. Lo que en verdad quiero saber es porque viniste hasta este lugar tan alejado solo para sentarte y llorar. Además, también quiero saber porque rayos no contestabas mis llamadas, o las de Kelly y Crystal, a tu Pokegear.-

Sin titubear, y nuevamente sintiendo un amargo nudo en su garganta, Gold fija sus ojos sobre su Pokegear, mismo que estaba colocado encima de su muñeca izquierda, y nota, muy para su agravio, un sin fin de llamadas perdidas de sus tres compañeras de viaje. Aparentemente, y en su afán de salir lo más rápido que pudiese de la guardería de Crystal temprano por la mañana, Gold olvido por completo el cambiar la opcion de vibracion en favor de la de sonido para cuando recibía llamadas.

-Mira, aprecio que al menos dejaras una pequeña nota antes de irte explicando qué te tomarías el dia para entrenar, pero de todas formas no tienes idea de lo preocupadas que estábamos todas porque nunca respondiste nuestras llamadas- Advirtió Zuki, segundos antes de expulsar un sonoro suspiro. -¿Dime porqué, Gold? ¿Porque demonios estás en este lugar, hablando solo y llorando cómo un idiota?-

-Y-yo… Lo lamento, Zuki. No fue mi intención el preocuparles ni nada por el estilo.- Reconoció el de New Bark, bajando súbitamente su mirada, pero sintiendo a la vez una insípida mezcla en sus labios entre vergüenza y culpa. -No tengo excusa para esto. Solo perdi la nocion del tiempo entre todas las batallas que tuve. Luego vine hasta este lugar porque deseaba despejar varias cosas que tengo dentro de mi cabeza. Pero no es nada por lo que tengas que preocuparte. Solo me siento un poco estresado, eso es todo.-

En respuesta, Zuki frunció el ceño y volvió a suspirar con evidente molestia, instantes antes de que las ramas de varios de los árboles cercanos al claro empezaran lúgubremente a resonar y moverse gracias a la fría brisa invernal. -¿Acaso no confias en mi o algo asi?-

-P-por supuesto que confío en ti, Zuki. Pero es que-...

-¡Yo no soy estúpida ni mucho menos, Gold!- Exclamó enérgicamente la pequeña chica kimono. -Es obvio que algo importante te esta atormentando cómo para qué venga hasta aquí a llorar. Por favor, déjame ayudarte en lo que sea qué te está atormentando. Tu y yo somos familia. Se que yo soy algo molesta, egocéntrica y críptica con lo que digo o hago la mayor parte del tiempo, pero por nuestras venas corre la misma sangre. Solo dime qué es lo que te pasa y-...

-Zuki, en serio no es nada por lo que tengas que preocuparte.- Advirtió súbitamente Gold, dándole la espalda a su prima en el proceso. -Solo olvida todo esto qué viste y regresemos a-...

-Es por algo relacionado a tu padre, ¿verdad?- Manifestó tímidamente Zuki, quien ahora miraba con amplia condescendencia a su primo. -Tu bien sabes que puedes confiar en mí, Gold. Yo no quiero que existan secretos entre nosotros. Por favor, comparte tu carga conmigo y déjame ayudarte.-

Rápidamente, las pupilas de Gold se dilataron, al mismo tiempo que su rostro cambiaba a una estoica expresión. -T-tu… ¿Q-qué tanto escuchaste?- Preguntó el de New Bark, volviendo a tragar saliva, mientras que progresivamente su ritmo cardiaco aumentaba conforme este se volvía a dar vuelta para mirar de frente a su prima.

-Escuche lo suficiente cómo para saber que no te gusto algo que te revelo tu padre el dia de ayer, además de involucrar las visiones de Morty.- Admitió Zuki, esta vez cruzándose de brazos, al aplicar un más reservado y serio tono.

Ante lo dicho por su prima, Gold empezó a sentir varios molestos y metafóricos Butterfree revolotear dentro de su ahora vacío estómago. -Ughh… P-pues-...

-Sea lo que sea qué pasó, quiero que sepas que yo estoy aquí para escucharte y ayudarte. Cómo te dije antes, tu y yo somos familia.-

Por enésima vez en lo que iba de la fría tarde, Gold trago saliva y después exhaló una gran cantidad de aire, acción que nuevamente puso en alerta a más de uno de los pokémon que estaban en los alrededores del solitario claro. -Ok, supongo que ya no tiene caso que siga ocultando esto.- Reconoció Gold, de muy mala gana, luego de encogerse de hombros para volver a frotar sus manos. -Ya qué más da. Tu ganas, Zuki.-

Una tenue sonrisa se posó sobre los finos labios de Zuki en señal de victoria. -Soy todo oídos primito.- Asegura la de Ecruteak, al momento en que esta mira cómo Gold se dejaba caer sobre el pasto para sentarse a espaldas de un árbol cercano, cosa que después Zuki imitó, sentándose a la izquierda de su primo.

Con amplio lujo de detalles, Gold procedió a explicar todo lo que le había revelado su padre el dia anterior. Desde cómo el próximo viernes la policía internacional atacará al Equipo Rocket en su recién descubierta base de operaciones en ciudad Mahogany, pasando por la verdadera razón del divorcio de los padres de Kelly, hasta llegar a cómo Enishi le ordenó a Red qué lo vigilara y protegiera, provocando de manera directa que ambos se conocieran en la anterior liga pokémon.

Ante todo esto, la anteriormente pasiva y tranquila expresión que tenía Zuki en su rostro fue súbitamente reemplazada por una más dubitativa y estoica, luego de escuchar por completo el relato de Gold. -Hmmm… Ya veo. Ahora todo esto tiene mucho más sentido.- Recalcó Zuki, quien inconscientemente volvió a fruncir el ceño, mientras que luego empezaba a frotar sus manos para entrar en calor. -Aunque tengo que decirte que Kelly ya me había confesado la verdad del divorcio de sus padres. Sino mal recuerdo, creo que fue durante nuestro paso por las islas Sevii en dónde ella me comentó sobre esto.-

-Y-ya veo…-

-Pero igual ahora entiendo mucho mejor el porque desde ayer estabas tan extraño, incómodo e intranquilo cuando almorzamos con tu padre. Osea, apenas el se fue, noté cómo te quitaste tu gorra y también tus goggles. Eso en sí no fue algo normal. Tu no eres así.-

-¿Ahora entiendes porque estoy tan preocupado y molesto, no?- Preguntó melancólicamente Gold, volviendo a bajar su mirada al césped con tristeza. -El me mantuvo engañado por dos largos años creyendo una mentira. Pero para los efectos de la visión de Morty, mi padre fue quien me atacó por la espalda. El traiciono mi confianza y me hizo pensar que mi encuentro con Red fue obra del destino.-

Pero, muy a pesar de lo dicho por Gold, Zuki apretó con fuerza sus labios y prefirió permanecer en completo silencio por varios incómodos segundos. Al notar esto, Gold vuelve a subir su mirada y observa de primera mano la seria expresión que su prima tenía en su rostro.

-Te entiendo, Gold. En verdad qué lo hago.- Aseveró la chica kimono, unos segundos más tarde en un comedido y firme tono, pero ahora enfocando sus ojos sobre el grisáceo cielo. -Es perfectamente normal que te sientas traicionado, inseguro y herido por todo esto. Pero creo que estas exagerando las cosas de sobremanera. Esto no es para tanto.-

Cómo por acto reflejo, Gold miró directamente a los verdes ojos de su prima y después sintió cómo la sangre en todo su cuerpo empezaba a hervir con fervor y desesperación. -¿C-cómo qué estoy exagerando de sobremanera?- Repitió agresivamente el de New Bark, a la vez que esté empezaba a levantarse del césped para colocarse frente a su prima. -¿Qué demonios quisiste decir con eso?-

-Dije exactamente lo que quise que entendieras.- Advirtió cinicamente Zuki, sin siquiera titubear, poco antes de levantarse para encarar de frente a su primo. -¿Cómo puedes ser tan ciego y despistado? Tu, Gold Ethan Tsubasa Shinoda, el ahora famoso entrenador del Typhlosion del fuego azul, estas exagerando las cosas fuera de proporción. Cómo dije antes, esto no es para tanto.-

Estrés, molestia y mucha ansiedad. En ese preciso instante, Gold sintió fugazmente cómo esos tres repulsivos sentimientos se empezaban a mezclar directamente en cada rincón de su cuerpo, logrando hacer que esté volviera a sentir metafóricos Butterfrees en el estómago. Sí anteriormente Gold estaba molesto, ahora las palabras de su prima no hicieron más que terminar de colmar su resquebrajada paciencia.

-¿Cómo mierda puedes decir que esto no es para tanto?- Pregunta retóricamente Gold, alzando agresivamente su voz hasta sorprender a su prima, cómo también a los pokémon en los árboles cercanos al claro. -Por más de dos malditos años viví pensando que fue el universo quien conspiró para que, de alguna manera u otra, yo retomara mi sueño de ser entrenador. Siempre me creí especial al pensar que mi encuentro con Red fue cómo una especie de señal del destino o algo por el estilo, pero estaba equivocado. Todo fue una vil y vulgar mentira. Todo, absolutamente todo en lo que creía, se derrumbó ayer. ¿Cómo crees qué me siento al saber que el que yo sea un entrenador hoy en día es por culpa de todo lo que hizo el Equipo Rocket en el pasado? Además, y por si no lo recuerdas, aún faltan por cumplirse dos de las estúpidas visiones de Morty. Una relacionada a que vaya a la torre de radio y la otra involucra qué alguien cercano a mi muera. ¿Cómo mierda quieres que no exagere cuando Kelly, Crystal o algún miembro de mi familia pueden estar en peligro de muer-...?

Sin titubear en lo más mínimo, y en un solo y certero movimiento, Zuki le propina una sorpresiva y sonora cachetada a Gold, misma que violentamente resonó por todo el claro, cómo también provocó que el de New Bark retrocediera un par de pasos. A este punto, una súbita y forzada pausa se suscitó entre ambos la cual se extendió por un minuto entero. Gold, sin siquiera notarlo, termino apretando sus puños, cómo también su mandíbula, y luego miro fijamente a Zuki con una espesa mezcla entre asombro y molestia. Por su parte, la menor de las chica kimono volvió a suspirar, pero en ningún momento esta apaciguo la seria expresión que ahora traía consigo.

-Por un minuto, Gold, solo por un maldito minuto quiero que escuches atentamente todo lo que deseo decirte.- Advirtió Zuki, al romper súbitamente el silencio que anteriormente imperaba entre ambos entrenadores. -Después puedes irte o hacer lo que mejor te convenga, pero ahora necesito de tu atención. ¿Crees que puedes hacerlo?-

En completo silencio, Gold acaricio su ahora enrojecida mejilla izquierda. Luego, esté apoya su espalda sobre el mismo árbol en el que se había apoyado cuando estaba sentado. -Tch… De acuerdo.- Réplica reaciamente Gold, a la vez que esté se cruzaba de brazos. -Te escucho.-

Otro exagerado suspiro resonó por el claro por parte de Zuki, quien con tristeza ajustó sobre su cabeza la preciada gorra de la suerte de primo. -Mira, Gold, el cómo y el porqué te convertiste en entrenador es completamente irrelevante a quien eres o en quien te quieres convertir. Antes de conocer sobre todo esto, tú estabas perfectamente feliz y conforme contigo. ¿En serio tanto importa la razón del porque te convertiste en entrenador si esta estaba completamente fuera de tu control?-

En un rápido acto de puro instinto, Gold separó ligeramente sus labios, pero ningún tipo de sonido pudo escapar. Por alguna razón que escapaba de su comprensión, las palabras no podían salir de su boca por más que el quisiera refutar. Era cómo si su subconsciente, de una u otra manera, estuviera ahora controlando gran parte de su cuerpo.

-Se que odiaras escuchar esto, Gold, pero creo que tu padre hizo lo correcto. El puso tu seguridad por encima de todo y eso es algo digno de respeto te guste o no, ¿ pero acaso eso importa tanto cómo para cambiar tu modo de pensar o de actuar con respecto al pasado? Cómo dije antes, toda esa situación estaba fuera de tu control. Ni tu padre, ni el padre de Kelly, o inclusive tu podían hacer algo al respecto. De nada vale sufrir o llorar por la leche derramada. Yo entiendo que estés molesto por qué te mintieron, eso es perfectamente entendible y normal en esta circunstancia. Pero tienes que mirar las cosas desde otro punto de vista. Toda moneda tiene dos lados.-

-¿O-otro punto de vista?- Repitió Gold, alzando una de sus cejas con escepticismo. -¿A qué te refieres con eso?-

-¿Acaso no es obvio? Para bien o para mal, tu cambiaste el destino de más de una persona gracias a qué tomaste, por tu propia cuenta, la decisión de ser entrenador. Ni Red Tajiri, ni tu padre, ni tampoco el Equipo Rocket te obligaron a tal cosa. Tu y solo tú decidieron eso por su cuenta.-

-¿H-huh? ¿A qué quieres llegar con esto?-

-Sin ti cómo entrenador, Crystal quizás nunca hubiese salido del laboratorio de su padre, Kelly aún fuera una niña tímida, torpe, llorona y aún más mimada qué ahora, mientras que yo aún estuviera en Ecruteak cómo una simple chica kimono más del montón. Y ni hablar de la influencia que tuviste sobre Silver.

-Y-yo-...

-Gracias a ti, todos nosotros estamos dónde estamos el dia de hoy. Sin siquiera notarlo, Tu, Gold Ethan Tsubasa Shinoda, nos inspiraste y ayudaste a ser una mejor versión de nosotros mismos. Lo único malo es que eres un idiota cabeza dura qué prefieres enfocar su tiempo deprimiendose en soledad por cosas que ni siquiera podía controlar. ¿A quien mierda le importa porque te convertiste en entrenador o si fue culpa de tu padre o del Equipo Rocket? Lo que en verdad te deberia de importar es quien eres ahora, quienes te rodean y a dónde quieres llegar.-

Con la velocidad misma de un parpadeo, el rostro de Gold se sonrojo con violencia, cosa que obviamente no pasó desapercibida por Zuki, quien rápidamente noto cómo el semblante de su primo se empezaba a suavizar. Todo esto, mientras que, muy para el asombro de ambos entrenadores, un par de tímidos copos de nieve empezaban lentamente a caer desde el nublado cielo.

-Y bueno… Con respecto a las visiones de Morty, dejame decirte que no tienes porque preocuparte tanto por eso.- Admitió Zuki, de manera mucho más calmada y condescendiente que antes. -Solo relajate, primito. Ya veras que todo estará bien de ahora en adelante.-

-¿P-por qué lo dices?- Pregunta Gold, nuevamente alzando una de sus cejas. -¿Cómo puedes estar tan seg-...?

-¿Acaso no recuerdas que él comentó que tuvo una visión en dónde yo moría en la montaña Mortar cuando escape de casa para entrenar hace varios años atrás?- Pregunta retóricamente Zuki, volviendo a colocar sus manos sobre sus caderas. -Pero aquí estoy, viva y frente a ti. Yo reconozco que sus visiones soy bastante precisas, pero no necesariamente estas llegan a cumplirse cómo uno piensa. Por ejemplo, cuando Morty conoció a Eusine, el tuvo una visión en donde-...

-En dónde Eusine tendría un "accidente".- Comenta rápidamente Gold, al terminar sorpresivamente la oración de su prima. -Sí lo sé, ellos me comentaron al respecto. Al final, dicho accidente fue una pequeña cortada en la rodilla de Eusine cuando esté se cayó de su bicicleta.-

-¡Exactamente!- Exclamó enérgicamente la chica kimono. -Lo que sucedió con tu padre no necesariamente indica que una de las visiones de Morty se hiciera realidad. Cómo dije antes, toda moneda tienes dos lados. Solo no te preocupes tanto por el futuro y enfócate en tu presente, ¿de acuerdo?-

Gold volvió a exhalar una gran cantidad de aire, rasco la parte de atrás de su cabeza, miró momentáneamente y con nostalgia cómo varios copos de nieve caían sobre el pasto, y después coloco una tímida sonrisa, cuando esté volvió a mirar de frente a su prima. -De acuerdo, Zuki. Vuelves a ganar esta vez.- Admitió Gold a regañadientes. -De ahora en adelante intentaré no preocuparme tanto por el futuro y me enfocaré un poco más en el presente. ¿Feliz?-

Zuki asintió alegremente ante lo dicho por su primo. Acto seguido, la de Ecruteak se quita la gorra de la suerte de Gold, junto a sus goggles especiales, y luego los coloca cuidadosamente sobre la cabeza de este. -Por tu bien, eso espero, oh todopoderoso entrenador del Typhlosion del fuego azul.- Advierte Zuki, en un pretencioso pero jovial tono de voz. -Sería una verdadera lástima que me vea obligada a darte otra cachetada. Pero no lo negaré, disfrute bastante en hacerlo.-

Por segunda vez en lo que iba de la tarde, el de New Bark acaricia tímidamente su aún enrojecida mejilla izquierda. -Eso ya lo note.- Informa Gold, antes de ajustar su tan preciada gorra. -Pero igual agradezco todo esto qué hiciste por mi, menos la cachetada obviamente.-

-Hehe, no hay de qué, primito.- Reconoce alegremente Zuki, guiñando coquetamente uno de sus ojos en dirección a Gold para luego darle un par de animadas palmadas en la espalda. -Supongo que para eso está la familia.-

Otra vacilante sonrisa se posó sobre Gold, a la vez que esté le devolvía el gesto a su prima al acariciar su cabeza. Lo quisiera admitir o no, a este punto era innegable el hecho de que el método que utilizó Zuki funcionó para hacer entrar en razón a Gold. Sin embargo, dentro del corazón del de New Bark existían aún varias incógnitas que no tenían respuestas.

-¿Te parecería si nos largamos ya de este lugar?- Pregunta la chica kimono, mientras que esta miraba con visible desgano cómo empezaba a nevar con más intensidad que antes. -Crystal y Kelly deben de estar preocupadas por nosotros y-...

Inesperadamente, y antes de que Zuki pudiese terminar de expresarse, una potente y antinatural rafaga de viento, con el poder de un pequeño tornado, se materializó, de un momento a otro, al otro extremo del anteriormente pacífico claro. Ahora, y en menos de lo que dura un bostezo, no solo la vegetación se agito, al igual que el viento, sino que también todos y cada uno de los pokémon que anteriormente merodeaban por los alrededores se alejaron cómo si sus vidas dependieran de ello.

Ante toda esta bizarra pero familiar situación, Gold se colocó sus goggles sobre sus ojos e instintivamente empujo a Zuki para qué esta se colocara detrás de él. Algo, muy dentro de su ser, le estaba pidiendo a gritos que se alejara de aquel lugar, pero su cuerpo no respondía a sus deseos. De un momento a otro, el caótico recuerdo de su inesperado encuentro con Raikou, Entei y Suicune, dentro de la torre quemada, bombardeo inmisericordemente la memoria de Gold.

-¿P-pero qué rayos está pa-pasando?- Pregunta Zuki, quien automáticamente entrecerró sus ojos y luego los cubrió con uno de sus brazos para evitar que el polvo, hojas, nieve y pequeñas ramas, que ahora volaban por todas partes, la lastimaran. -¿P-puedes ver de qué se trata?-

Muy a pesar de tener puestos sus goggles especiales, Gold terminó negando lentamente con temor y nerviosismo. -Hay demasiadas hojas, nieve y polvo cómo para que pueda ver claramente. Pero creo que tengo una muy buena idea de qué es.- Admitió reaciamente Gold, al seguir enfocando su mirada sobre la espesa y extraña rafaga. -Ojala me equivoque. En verdad ahora más que nunca quiero estar equivocado.-

Milésimas de segundo después, súbitamente la extraña rafaga perdió su antinatural intensidad y ahora un enorme y cudrupedo pokemon, de color amarillo y afilados colmillos, hizo acto de presencia frente a Zuki y Gold, mismo que desprendía violentas chispas eléctricas por todo alrededor de su imponente cuerpo.