El imitador, prontamente adoptó una postura marcial baja, golpeando el suelo con tanta fuerza que el polvo que cubría a su persona, asimismo, el suelo, se levantó y retiró, producto de la ráfaga de aire, nacida del apoyo violento de su pierna de soporte. En su posición confiada, con la guardia abierta, su enemigo le esperó con los brazos en la espalda. En ese momento, antes que la confrontación diera inicio, un cuadro de descripción apareció al costado de este hombre de tes púrpura, con bufanda azul.
Nombre: Shuriken255.
Raza/Especie: Desconocida.
Edad: Desconocida.
Habilidades: Creatividad combativa, experto acróbata, excelentes reflejos, velocidad por encima de la media, agilidad por encima de la media, flexibilidad.
Destrezas: Maestro experto del combate con estoque, especialista del combate con espada de energía láser, espadachín altamente especializado en el combate con doble empuñadora, diestro tirador.
Poderes: Ninguno.
Habilidad especial: Salto elevado (le permite realizar pasivamente saltos cercanos al metro y medio).
El Imitador, realizó un salto, arremetiendo en contra de, Shuriken, al tiempo que éste último le esperaba, manteniendo hasta el último segundo su posición de confianza. En pleno vuelo, El Imitador, manifestó un aura tan oscura como su propia piel, que había cambiado de tonalidad al entrar en combate; la cual envolvió ambas manos, manifestando de forma sólida el mismo tipo de armas de su adversario, quien había abandonado su postura abierta para adoptar una postura más cerrada, que estaba destinada a la realización de un ataque cruzado, mientras retrocedía. Anticipando el punto de caída, Shuriken, interceptó el ataque cruzado de armas del, Imitador, provocando una lluvia de chispas.
[Fuera de la pantalla]
[Multiverso: animado; Universo: RWBY, primer volumen, período posterior a la creación de los equipos de cazadores, comedor de la academia Beacon.]
Una ovación colectiva se hizo inmediatamente presente en el comedor por la muestra de fuerza mostrada por ambos individuos, sin embargo, lo que más causo la emoción de los presentes fue el cómo, El Imitador, manifestó sus armas, pero por encima de esto, su atención fue captada poderosamente por la espada láser que despertó el interés en cada estudiante, asimismo, profesor dentro del comedor.
─¡Yang! ¡Mira, mira! ¡Es una espada láser de verdad! ¡Es tan increíble! ¿¡Cómo estará diseñada!? ¿¡Quién la construyó!? ¿Qué tan avanzada debe ser la tecnología armamentista en ese mundo para crear una hermosura como esa!? ─dijo una emocionada, Ruby Rose, quien no dejaba de tirar de la chaqueta de su hermana.
─Sí, Ruby, lo estoy bien, pero ya suéltame o arruinaras mi chaqueta ─se quejó, Yang, para luego ver a su hermana, quien le dedicó una disculpa adecuada, a la que sumó una excusa habitual.
─¡Increíble! ¿En verdad es un arma láser...? ─dijo, Weiss, impresionada por la tecnología avanzada tras la existencia del arma─. Tiene que serlo. No parece una espada hecha de luz dura... ¿Quién lo habrá creado?
─Atlas ni Schee Dust company, eso es seguro... ─dijo, Blake, secamente sin demostrar emociones al hablar.
─¡Tú! ¿¡Tienes algún problema conmigo!? ¡Has tenido únicamente problemas conmigo desde que llegamos! ¿Algo que decir? ─desafió, Weiss, con veneno en su voz.
Sin embargo, antes que, Blake, pudiera decir algo al respecto y acrecentar aún más el problema, Ruby, y, Yang, intervinieron en la discusión en un intento por calmar las aguas de la Discordia entre ambas chicas. Mientras tanto en la oficina del director, Ozpin, el mencionado yacía en compañía de la profesora, Glynda Goodwitch, Qrow Branwen, y en conferencia con el general, James Ironwood, quien, a su vez, estaba siendo acompañado por, Winter Schnee.
"James, diez centavos" ¿Has descubierto algo? interesante con relación a las pantallas? ─preguntó, Ozpin, con naturalidad, cuan si estuviera hablando de un tema cualquiera.
"Me temo que no... He mandado a un equipo científico a realizar una serie de pruebas y análisis a las pantallas, pero hemos encontrado imposible analizar su composición. Asimismo, su firma energética. La energía que emiten estas cosas es desconocida, pero sumamente poderosa, sin embargo, es estable, aunque tampoco me confiaría que fueran seguras. A partir de allí, está demás decir que experimentos y pruebas posteriores han dado resultados inconclusos ─dijo, el general Ironwood, con cierta molestia y frustración.
"Eso es... desafortunado. Tenía esperanza que tus científicos pudieran dar con una respuesta, pues ni yo mismo con todos mis años de existencia tengo conocimiento de estas pantallas... ¿Has intentado rastrear la fuente? ─dijo, Ozpin.
─Lo hice. Tuvimos que recurrir a la mejor de nuestras tecnologías de rastreo de señales, pero... no hemos podido Hallar. Ni una posición, coordenadas, localización. Nada, en lo absoluto. Tampoco hemos descubierto al individuo detrás de todo ─dijo, el general Ironwood.
─Ozpin, esto ya empieza a ser preocupante. Tenemos que alejar a los estudiantes de estas cosas ─dijo, Glynda, dividida entre la preocupación y la irritación mientras apuntaba con su fusta a la pantalla que levitaba a la altura de su cabeza.
─Glynda, comparto tu preocupación, pero ya hemos intentado eso y no hemos conseguido nada. Estas cosas nos perseguirán donde quiera que vayamos ─comentó, Qrow, inquietantemente sobrio.
"¡Pero algo tenemos que hacer! ¡Simplemente no podemos dejar que...!
─Glynda, entiende, de momento, no hay nada que podamos hacer más que estar de testigos de lo que sea que nos vayan a mostrar estas cosas ─interrumpió, Qrow─.
Ozpin, tomó un nuevo sorbo de café para luego respirar profundamente por la frustración, al tiempo que reorganizaba sus ideas y llegaba a una conclusión que estaba posponiendo desde hace tiempo, a razón del tiempo que había transcurrido desde la época de los dioses. Inmediatamente calló al par con el alzamiento de su mano para poder compartir su punto. La atención de posó en él.
─No creo que esto sea obra de una persona... Espero estar equivocado, pero es posible que sea de un dios ─dijo, Ozpin, con fastidio.
La oficina quedó en silencio ante la Declaración del Director. Todos, incluyendo al general y la exheredara Schnne, demostraron abierta sorpresa e incredulidad, al punto que ninguno tuvo nada que comentar por unos segundos aparentemente eternos. El primero en salir de su sorpresa y romper el silencio fue el propio general.
"Te refieres a los antiguos dioses de ¿Remanente, Ozpin...? ─cuestionó, el general Ironwood, sin ninguna gracia en su voz.
"¡Eso es imposible...! ¡Ozpin, tú mismo nos has dejado en claro que los dioses no volverían a Remnant, a menos que la humanidad se redimiera...! ─dijo, Glynda, expresando lo que todos yacían pensando ahora mismo.
─Por favor, no se adelanten. Sé perfectamente lo que dije, y en ningún momento especifiqué que esto fuera obra de los dioses ─dijo, Ozpin, mientras éste observaba la cara incrédula de todos por la propia contradicción en sus palabras.
─¡Ozpin! ¡Es suficiente de tu mierda críptica! ¡No tenemos tiempo para eso! ¡habla de una maldita vez! ─dijo, el general Ironwood, al tiempo que golpeaba su escritorio ya cansando de las divagaciones del director.
─Veo que todos están impacientes, así que, simplemente lo diré… No son los dioses de Remnant, es posible que esto sea obra de otro dios… uno del que desconocemos su existencia, siendo tal vez infinitamente más poderoso que nuestros dioses si puede interferir en nuestro mundo libremente sin autorización de los dioses de la luz y la oscuridad ─dijo, Ozpin.
La sala nuevamente quedó en silencio ante la declaración. Ahora todos eran conscientes de una verdad que se habían negado en aceptar. No había nada que pudieran hacer tanto por sí mismos como por el mundo Remnant. Ahora su destino dependía de la voluntad y la intención desconocida de un dios que posiblemente estaba muy por encima de los conocidos dioses de Remnant.
Mientras tanto, en las tierras de la oscuridad, específicamente en el castillo de la noche eterna. Salem, yacía contemplando la pantalla con interés por el arma y El Imitador, estando en compañía de algunos miembros de su círculo íntimo: su protegida, Cinder Fall, Esmeralda Sustrain, Mercury Black, Tyrian Callows, Hazel Rainart, y, Arthur Watts.
Todos permanecían callados, con la mayor atención puesta en la pantalla y su contenido, especialmente, Salem, quien sinceramente consideraba que, a pesar que sus planeas fueran temporalmente retrasados por la intervención de las pantallas que, habían traído a sus colaboradores de vuelta al castillo y para colmo no les permitían irse sin ser devueltos ante su presencia; encontraba entretenido lo que el objeto mostraba. Luego de milenios sin una fuente de entretenimiento como la actual, feliz estaba de atrasar cualquier plan futuro con tal de disfrutar de esto. Después de todo era una inmortal. Podía darse el lujo de perder todo el tiempo del mundo sin ninguna consecuencia.
[Multiverso: Videojuegos; Universo: God of War, días antes de la visita de Odín, Cabaña de Kratos]
Kratos, Atreus, y, Mimir, yacían sentados frente a la chimenea, buscando refugio del frio mientras contemplaban atentamente la pantalla que yacía flotando frente a ellos.
─¡Oh! Pero que artilugio más interesante. En mis años de existencia, nunca había visto un arma de luz…, a menos, que sea divina ─dijo, Mimir, con interés con su curiosidad creciente─. Aunque claro…, este no es el caso. Claramente son mortales ¿Cómo la abran fabricado?
─¡Wow! Es una hermosa espada. Me gustaría tener una igual ¿Crees que, Brok, y, Sindri, podrían hacerme una, padre? ─preguntó, Atreus, con su atención puesta en su padre.
─No lo sé, chico. Habría que pregunta primero ─dijo, Kratos, estoicamente, sin andarse por las ramas.
[Dentro de la pantalla]
El combate, había dado inicio. A partir de este punto, lo que parecía empezar como una lucha cualquiera, considerablemente menos impresionante que la reacción anterior, rápidamente se transformó en una secuencia de ataques en alta velocidad, que daban la impresión de estar coreografiados.
Shuriken, retrocedió, cargando y disparando un proyectil de plasma de la espada laser que, fue dispersado por la propia del, Imitador, al realizar, desde la misma posición de aterrizaje, un golpe de barrido ascendente para luego retroceder de forma estratégica con la finalidad de realizar dos nuevos disparos, en tiempos distintos, que fueron neutralizados cuando, El Imitador, dobló su cuerpo, aprovechando la posición favorable adoptada tras su segundo ataque, para ejecutar un ataque ascendente en reversa con el estoque, exponiendo su espalda al enemigo, sin embargo, ello formaba parte sustancial de la ejecución inmediata de su siguiente movimiento, el cual le llevó a realizar una voltereta que, además, de cortar la distancia entre él y su adversario, le permitió bloquear el segundo ataque al hacer girar su espada en uniformidad con su cuerpo, para luego, una vez llegado al suelo, apuntar rápidamente su propia espada laser, a medida que era cargado un único proyectil y disparar, sólo para errar, a razón que su ataque fue previsto por, Shuriken, quien en una demostración sublime de velocidad y agilidad acrobática, realizó un salto en voltereta hacia atrás, que lo posicionó por encima del dintel de la puerta para quedar con un pie apoyado en el muro, apenas por un instante, mientras su estoque, que había soltado intencionalmente durante el vuelo, daba giros en el aire por encima de su cabeza.
Todo estaba listo para su contraataque. Shuriken, sin demora, haciendo uso de su pierna libre, ejecutó una nueva voltereta hacia atrás, pateando el estoque por la empuñadura, saliendo disparada a gran velocidad con dirección al, Imitador, quien desvió el ataque con su propio estoque, al realizar un ataque en arco descendente. Sin embargo, su enemigo no le daba tregua. Aún suspendido en el aire, Shuriken, disparó un par de proyectiles, seguidamente en el suelo, una vez recuperó su estoque, que había quedado dando giros irregulares en el aire; lo arrojó, una vez más al, Imitador, quien, con gran habilidad, logró primero neutralizar ambos proyectiles con el estoque, a medida que retrocedía para, acto seguido, ejecutar una voltereta como la anterior, que le permitió bloquear el estoque que, quedando suspendido dando giros, fue impactado por un proyectil de plasma que lo llevó a clavarse en el techo por cortesía del, Imitador, quien, de vuelta en el suelo, volvió a carga y disparar un proyectil, a medida que su enemigo arremetía de frente, ausente de miedo.
Shuriken, esquivó su ataque, al agacharse de forma oportuna. Sin embargo, El Imitador, rápidamente le arrojó su estoque, cuan lanza arrojadiza, pretendiendo empalar a su enemigo. Pero, Shuriken, ya lo había predicho, a razón de este factor, desde su misma posición, realizó una voltereta, utilizando como fuente de apoyo e impulso sus manos. Estando en el aire, realizó un par de giros, con el propósito de aplicar mayor fuerza de impacto en su arremetida aérea, sin embargo, fue bloqueado eficazmente por, El Imitador, quien, al bajar su postura, consiguió restar fuerza al corte descendente de su enemigo. Sin demora, El Imitador, empujó de él, para seguidamente interceptar a, Shuriken, con la punta de la espada laser frente a su rostro, teniendo que reaccionar rápido, bajó su postura para esquivar el proyectil cargado que prometía volar su cabeza.
[Fuera de la pantalla]
[Multiverso: Animado; Universo: Madagascar 3: Los fugitivos, eventos posteriores a la película, campamento de Circus Afro]
Un silbido de sorpresa prolongada resonó en el campamento, proveniente del pingüino, Skypper, quien, con ojos muy abiertos, dejaba bastante en claro cuan sorprendido había quedado con la destreza, asimismo, habilidades de combates del par en pantalla. Asombro compartido por su equipo, quienes demostraron la misma o un mayor grado de sorpresa y asombro, que se vio reflejado en sus hocicos caídos de forma caricaturesca, diferenciándose del resto de animales integrantes del circo que parecían un coro de voces asombradas por el contenido visto.
─…Míralos… Muchachos, estos chicos son bastante buenos. No tanto como el otro, pero servirán… Deberíamos invitarlos a nuestro equipo ¿Qué opinan? ─dijo, Skypper, transitando del asombro a la emoción con su sugerencia.
─¿¡En serio podemos invitarlos, Skypper!? ─dijo, Cabo, emocionado al punto de saltar en su lugar como un niño apunto de recibir un caramelo.
Mientras tanto, Rico, a un lado, demostraba la misma emoción, manifestada a través de gruñidos y balbuceos que intentaban débilmente pronunciar un mal dicho "sí", y que eran acompañados por asentimientos de cabeza repetitivos.
─Por supuesto, Cabo. ─dijo, Skypper, regalándole una jovial sonrisa, similar a la concedida por un padre a su hijo, en este caso, de un superior al más inocente de sus subordinados.
─Eh…, Skypper, técnicamente es imposible que los podamos reclutar. Recuerda que este es otro universo, a menos que inventemos una maquina o dispositivo que nos permita transitar entre universos y realidades, me temo que no será posible… Lo siento, Cabo. ─dijo, Kowalski, pasando de una actitud fríamente analítica a una más comprensiva al darse cuenta que había desinflado el ánimo de sus compañeros.
─Oh, vamos, Kowalski, dejado que el chico sueñe un poco. No le hará daño y a, Rico, tampoco ─dijo, Skypper, sarcásticamente.
Mientras estos discutían como equipo, no muy lejos de ellos, yacían un grupo bien conocido de animales: un hipopótamo, una jirafa, una cebra, un león, y un trio de lémures.
─¿¡Eso era una espada laser…!? ¡Alex, dime que mis ojos no me engañan! ¡Dime que no estoy en un sueño! ─comentó, Marty, la cebra, grandemente emocionado por la posibilidad de ver una espada laser genuina.
─Tus ojos no te engañan, Marty, y no, no estas soñando, ¡pero tampoco sé si yo mismo estoy soñando! ¡Esto es increíble! ─dijo, Alex, el león, tan emocionado al punto de parecerse un niño en el momento que su programación favorita es transmitida al aire.
─¡Lo sé! ¡Que loco, no! ─respondió, Marty, mientras volvía a sentarse atento a lo que verían a continuación.
[Multiverso: Animado; Universo: Valiente, castillo del rey Fergus, momento de la reunión de los clanes McGuffin, Macintosh y Dingwall en la sala del trono]
El gemido de asombro de los hijos menores del rey, Fergus, rompieron con el silencio que se hizo en la sala, el silencio en que tanto hombres y mujeres de forma inconsciente se sumieron por la sorpresa llevada por la gran demostración de habilidad esgrimista, asimismo, por las extrañas armas brillantes en la pantalla que cautivo por igual a todos, independientemente de su género, pues ¿en qué mundo una espada podría emitir un brillo, quemar como el sol y disparar como un arco?
─¡No acredito lo que veo! ¡Que guerreros formidables son estos! ¡Son tan rápidos y agiles como un gato! ¡escurridizos como un ratón! ¿¡Cariño, puedes creer como se mueven estos tipos!? ─dijo, el rey, Fergus, embriagado en su propia emoción guerrera por la magnífica imagen de un duelo.
Emoción, asimismo, opinión que compartida con todos los guerreros y lideres de clanes presentes en la sala del trono. Por su parte, la reina, Elinor, opinaba igual a su marido en este caso, mas no lo expresó abiertamente, pues la propia sorpresa de lo visto en pantalla, robó cualquier comentario que pudiera hacer, al mantenerla cautivada con lo visto en pantalla, y no porque fuera de su interés personal los duelos y peleas entre hombres, sino porque contemplar un espectáculo como este y los mundos donde suceden, es una oportunidad de una vez en la vida. Por otra parte, su hija, Mérida, era un caso distinto, sin el más mínimo decoro, se inclinó en su asiento con los ojos muy abiertos, reflejando su creciente emoción por el combate entre dos hombres, cuyas habilidades estaban fuera de lo común. Aunque tampoco se iba a engañar al mostrar indiferencia por la espada, pues si bien, su arma de preferencia es el arco, encontró encantadora la brillante espada azul por obvias razones.
─¡Por los dioses! ¿¡Quién demonios son estos guerreros!? ¡Nunca había visto a alguien moverse así de rápido! ─dijo, Lord Dingwall, con la boca abierta por la impresión.
─¡No lo sé, pero son hábiles guerreros! Nunca en toda mi vida combatiendo he visto a alguien moverse así de hábil ¡Ni siquiera pensé que era posible realizar ataques desde esos ángulos! He visto grandes guerreros un excelente dominio de la espada, entre los que se cuentan guerreros de mi clan, pero ni ellos están al nivel de maestría de estos dos ─dijo, Lord Macintosh, tan impresionado como, Lord Dingwall.
─Ah, ¡pero por supuesto que no…! La única habilidad con la que cuentan ustedes es la del peinado y modelar sus rizos… Como guerreros, dejan mucho que desear ─refutó, Lord Dingwall, estallando en una carcajada acompañada por los leales hombres de su clan.
─¡Al menos, nosotros somos hombres completos y no la mitad de uno, gnomo asaltador de puentes! ─replicó, Lord Macintosh, en defensa del honor guerrero de su clan, liberando una enorme carcajada, acompañada animosamente por la de sus hombres, los hombres del, Lord McGuffin, y el propio rey, Fergus, que no pudo contener la risa por el comentario venenoso.
Tras el comentario, Lord Dingwall, se calentó al punto de iniciar una discusión acalorada con los otros lores, quienes lo veían desde lo alto con burla y satisfacción por haberle devuelto el insulto al amigo y rival.
[Multiverso: Animado; Universo: Mulán, campamento del General, Shang, momentos antes de iniciar el entrenamiento]
Cada integrante del campamento estaba sumido en la emoción, desde los humildes cocineros y reclutas hasta el prepotente consejero del emperador estaban atentos a las acciones de los guerreros en la pantalla. Ninguno quería perderse ni un segundo de la lucha.
─¡Son rápidos y muy hábiles!
─¡Son luchadores formidables!
─¡Su dominio del arte de la espada es de otro mundo!
─¡Por supuesto, idiota! ¡son de otro mundo!
─¡Con ellos podríamos desterrar a Hunos de nuestras tierras y acabar con esta guerra más temprano que tarde!
Este último comentario hizo que los reclutas dieran un grito al cielo de afirmación y emoción, inconscientes de la improbabilidad de este mismo acontezca. Entre este y muchos otros comentarios se hicieron al respecto.
─¡Esas acrobacias son fenomenales! ¡Nunca pensé que alguien pudiera hacer tantas acrobacias mientras pelea! ─dijo, Ling, emocionado al punto de intentar emular golpes al aire.
─Ja, yo aún le podría ganar… ─dijo, Yao, con su habitual confianza reflejada en una sonrisa que, en este caso, parecía más arrogancia que confianza genuina.
Este comentario hizo que, Ling, liberara una enorme carcajada, asimismo, el resto de reclutas alborotadores. Por su parte, Mulán, quien había permanecido en silencio, al igual que, Chien Po, no pudieron evitar ahogar una pequeña risa por la estúpides dicha.
─¿¡De qué demonios se ríen!? ¡Yo sí les podría ganar! ─dijo, Yao, luego de levantarse y amenazar con un dedo que apunta a todos los reclutas
La reafirmación del comentario sólo hizo que todos los presentes volvieran a reír, lo cual provocó que, Yao, enfureciera aún más en su posición.
─Lo siento, Yao…, ¡pero creo que has recibido demasiados golpes fuertes en la cabeza! ¡deberías ir a hacerte un chequeo en la enfermería, pues lo necesitas si crees que a estos tipos les puedes ganar! ─dijo, Ling, intentando ahogar sus deseos crecientes por reírse en la cara de su amigo.
─¡Quién necesitará un chequeo será otro! ─dijo, Yao, crujiendo sus puños en preparación.
Pero antes que una pelea diera inicio, el general, Chang, irrumpió en el lugar, lo cual provocó que todos volvieran su atención al hombre, poniéndose firmes, al tiempo que sus pantallas respectivamente flotaran hasta estar a la altura de sus cabezas. Viendo esto, Chang, comprendió finalmente que estas cosas no dejarían en paz a sus reclutas y tampoco a él mismo, por tal razón, no le quedó de otra más que adaptarse para no detener el entrenamiento. No podía impedir que vieran las pantallas, así que los forzó igualmente a entrenar, pues la guerra no espera a nadie. Mientras los reclutas corrían y, Mulán, quedaba rezagada a causa del agotamiento que le producía semejante esfuerzo físico, alguien le llamó directamente en el oído.
─¡Eh, Mulán! ¡Corre más rápido! ¡Nos están dejando atrás! ¡Arre, arre, ! ─dijo, Mushu, mientras imprudentemente se posaba en el hombro de su protegida, mientras palmeaba su hombro como si la chica fuera una yegua.
─¡Mushu! ¡No hagas eso y escóndete! ¡Alguien podría verte! ─dijo, Mulán, algo molesta.
─¡Y tú deberías correr y esforzarte más! ¿No quieres salvar a tu padre? ─dijo, Mushu.
Este último comentario, aunque molesto por ser cierto, despertó una llama interior en, Mulán, quien simplemente se calló para empezar a correr más rápido en un intento por alcanzar a sus compañeros. Mientras tanto la pantalla acompañaba a cada miembro de cerca, garantizando que nadie pudiera perderse de la transmisión, incluso si estuvieran haciendo algo importante.
[Multiverso: Animado; Universo: Star Wars, período de las guerras clon, sala del consejo jedí]
─¿Los sables de luz pueden hacer eso, maestro? ─dijo, Ahsoka Tano, con los ojos abiertos mientras examinaba curiosa la empuñadura del sable.
─No, definitivamente no pueden hacer eso, pero que increíble sería que pudieran ─dijo un emocionado, Anakin Skywalker, cruzado de brazos.
─Sable interesante ser. Buena adicción sería a nuestras fuerzas si replicar pudiéramos ─dijo, Yoda, con interés.
─Ciertamente, maestro Yoda… Nunca había visto un sable de luz que pudiera disparar plasma. Sin dudas, podría darnos una enorme ventaja contra nuestros enemigos y los sith ─comentó, Obi-Wan, disimulando su interés y curiosidad.
─Concuerdo plenamente con usted, Obi-Wan ─opinó, el canciller, Palpatine.
»Ciertamente, sería una gran ventaja…, pero para nosotros, los Sith. Debería ordenar lo más pronto posible una investigación para que se pongan manos a la obra en el desarrollo de un sable con tales capacidades. Sin duda, tener uno me permitiría más opciones en el combate.
[Dentro de la pantalla]
Seguidamente, tuvo que realizar un nuevo salto acrobático hacia atrás, esta vez, logrando alcanzar el techo, ello mientras esquivaba dos proyectiles de plasma, el primero cuando permanecía agachado, y el segundo durante el vuelo. Shuriken, cuan si fuera una araña, se desplazó caminando por la superficie humanamente imposible de andar, y todo para llegar a su estoque, el cual retiró de la superficie, no con sus manos, sino con el dorso de su pie derecho. Shuriken, mientras giraba sobre sí mismo en el aire, yacía retraído como un resorte humano, por otro lado, el estoque, lo mantenía sobre la planta de su pie. Cuando, El Imitador, estuvo en su mira, Shuriken, pateó el estoque con tal fuerza que, salió disparado con la fuerza absurda de un caño que separa la brisa.
Sin embargo, El Imitador, esquivó su ataque al realizar una nueva voltereta, esta vez de avance, prometiendo cortar la distancia entre ambos enemigos. Durante el vuelo, El Imitador, realizó un nuevo disparo, sin embargo, Shuriken, quien, apenas comenzaba a descender, pudo defenderse por poco al reflejar el disparo con la parte reflectante de la hoja de energía laser, la cual blandió velozmente para dispersar el disparo que le recibió, dándole prácticamente la bienvenida al suelo.
Shuriken, cansado de mantenerse a la defensiva, especialmente contra un ladrón de habilidades; carga un poderoso rayo láser que, al impactar, desestabilizó al, Imitador, quien logró por obra divina, defenderse de la acometida mortal, y todo porque su estoque que anteriormente había arrojado, yacía clavado en el suelo, a escasos centímetros de él. Carente de tiempo, tuvo que emplear una de sus piernas para tirar del arma en su dirección, interponiéndola en el camino del proyectil.
Seguidamente, El imitador, reajustó su postura, al tiempo que recuperaba su estoque en pleno vuelo, con el que ejecutó un nuevo corte descendente para evitar un segundo disparo, para luego él mismo recortar la distancia, mientras cargaba un rayo láser que disparó a escasos centímetros del rostro de, Shuriken, quien, realizó una finta falsa que acompañó con un ataque descendente falso, en un intento por confundir al enemigo; sólo para repentinamente realizar un salto acrobático que lo posicionó favorablemente por encima de la cabeza del, Imitador, a quien velozmente atacó en un aparente punto ciego, su nuca, queriendo finalizar con el combate, sin embargo, El Imitador, era mucho más rápido y diestro, por lo mismo, su ataque fue bloqueado sin dificultad por ambas armas, cuyo propietario sorprendentemente aún le daba la espalda.
Tal ofensa no quedaría impune. Shuriken, apenas aterrizó al otro extremo de la habitación, cargó un nuevo ataque que disparó velozmente, al tiempo que bajaba su postura para tomar desprevenido al, Imitador, quien sin dificultad lo esquivó para tomar la ventaja de la situación al instante siguiente, al disparar de formar sucesiva y sin tregua. Primero a sus pies para debilitar su estabilidad y guardia, luego a su tronco. Todo mientras se aproximaba con lenta arrogancia en su andar.
Shuriken, viéndose acorralado, cuando el primer disparo tuvo efecto, no vio otra opción más que agacharse para esquivar el segundo, sin embargo, no existía forma de esquivar el tercero, que prometía acabar con él. Este hubiera sido el caso, de no ser por un factor determinante, siendo el estoque clavado a sus pies, el cual retiró rápidamente para efectuar un corte ascendente, repeliendo el tercer proyectil, quedando en una posición favorable para realizar un disparo que, lastimosamente, fue detenido en el acto cuando, El Imitador, hizo que sus filos se encontraran en un choque que, obligó a, Shuriken, a abrir su guardia.
Aun en esta posición desfavorable, Shuriken, creó su propia ventaja. Y, así como ambos enemigos dieron inicio a su feroz combate, decidieron terminar, con un corte cruzado de espadas que hizo saltar las chispas del metal. Aunque, Shuriken, inicialmente se mostró superior en fuerza, prontamente fue superado por, El Imitador, quien, dotado de una fuerza mucho mayor, salió vencedor del forcejeo de armas, expulsando con violencia a su enemigo, ahora desarmado y derrotado.
[Fuera de la pantalla]
[Multiverso: Animado; Universo: Star Wars, período de las guerras clon, Sala del consejo jedí]
─Mmmm… Shuriken, buen luchador ser, pero sus habilidades inferiores son al, Imitador. ─dijo, Yoda, cerrando los ojos reflexivamente luego de ver a, Shuriken, expulsado en el aire derrotado.
─Sí, este, Imitador, es un luchador formidable. Esa habilidad de copiar a tu oponente en todos los aspectos es realmente molesta. No me imagino pelear con alguien que sea mi vivo reflejo, y que, además, se pueda adaptar continuamente a mi estilo soresu ─dijo, Obi-Wan, tranquilamente.
─Te imagino por primera vez perdiendo la paciencia, maestro ─dijo, Anakin Skywalker, riendo para sí mismo.
─Haría falta mucho más que un imitador para hacerme perder mi temple, Anakin ─dijo, Obi-Wan, riendo jovialmente.
─Tal vez dos… ─contrargumentó, Anakin Skywalker, con burla.
Recibiendo como respuesta de su viejo maestro, una sonrisa que estalló en una controlada risa entre ellos.
─¿Qué opina de las habilidades de combate de estos dos, Anakin? ─preguntó, Obi-Wan.
─¿Respuesta sencilla o detallada? ─dijo, Anakin.
─Quiero evaluar si tu estudio situacional ha mejorado o se ha estropeado ─contrargumentó, Obi-Wan, estoicamente.
─Sus posturas son excepcionales. Están diseñadas para realizar movimientos rápidos y potentes, pero no flexibles. Diría que lo único que les permite ser flexibles en sus movimientos son las acrobacias. Aunque también pude notar diferentes cambios de posturas, lo que me hace suponer que sus estilos son adaptativos. No están especializados en una postura o forma como nosotros, ellos son más versátiles e impredecibles, y ese sable de luz los hace más si dispara plasma como un blaster. Sin dudas, son personas que darían muchos problemas a más de un maestro jedí. ─dijo, Anakin, reflexivo.
─Excelente diagnóstico. Estás en lo correcto. Son peligrosos y no deben ser tomados a la ligera, especialmente el de negro, el Imitador. Tiene capacidades físicas muy superiores a su oponente, quien como acabamos de ver, no era menos habilidoso ni menos peligroso ─dijo, Obi-Wan, con la mirada puesta en la pantalla.
[Multiverso: Animado; Universo: RWBY, primer volumen, período posterior a la creación de los equipos de cazadores, comedor de la academia Beacon.]
─¡Guau! ¡De eso es de lo estoy hablando! ¡esto es un verdadero combate! ─dijo, Yang, con su habitual tono bullicioso que resonó en el comedor, cuan eco rebotante.
La opinión fue compartida por todos y cada uno de los estudiantes, a quienes su voz llegó. Sin dudas, fue un Excelente combate, un combate equiparado en habilidades con la de un huntsman veterano.
─¡Sí, fue increíble como se movían, sus tiempos de reacción y sus estilos! ¡Todo! ¿Qué opinas tú, Weiss?─dijo, Ruby, igualmente emocionada.
─Están bien. Son buenos. ─dijo orgullosamente, Weiss.
Aunque sus palabras demostrarán el orgullo habitual de su familia, la verdad es que estaba sumamente cautivada por lo visto en la pantalla. Había disfrutado de principio a fin el combate, especialmente contemplar como aquel par maniobraba. Su mayor interés fue el dominio sublime que ambos tenían con el estoque, esto le había tomado por sorpresa muchas veces a lo largo de toda la transmisión, haciendo que ocasionalmente perdiera su máscara de orgullo ante el asombro de contemplar como un estoque podría ser manejado de forma tan ingeniosa, creativa y sublime, empleándolo de formas que nunca se esperarían de un arma enfocada para realizar estocadas rápidas. Esta misma demostración le hizo comprender que aún tenía mucho que aprender en su dominio de Myrtenaster. El mismo interés fue mostrado por la silenciosa, Blake, cuyo libro dejó a un lado para enfocarse mejor en lo que la pantalla pudiera mostrar.
