Pecado embargo, el nuevo individuo, quien estaba preparado para recibirle, tomó distancia inmediata para no ser víctima del ataque. En ese momento, las imágenes en la pantalla redujeron su velocidad de reproducción, todo para mostrar el cuadro de descripción del individuo desconocido:


Nombre: Kixx6.

Raza/Especie: Desconocida.

Edad: Desconocida.

Habilidades: Super reflejos, reacción anormalmente alta, agilidad sobrehumana, velocidad sobrehumana, destreza sobrehumana, altas capacidades defensivas.

Destrezas: Maestro especialista altamente experimentado en el manejo de armas de fuego duales, especialista altamente experimentado en el combate cuerpo a cuerpo, experto luchador de taekuondo, experto karateka.

Poderes: Super aceleración (Permite a su usuario realizar arranques híper veloces que recortan la distancia en cuestión de segundos entre él y su objetivo, asimismo, permite el cambio de dirección de forma super efectiva, por no mencionar que, eleva al máximo su agilidad, velocidad y fuerza).

Habilidad especial: Ninguno.


[Fuera de la pantalla]

[Multiverso: World Wide Web; Universo: Fundación SCP, Sala del consejo O-5]

"Los sujetos hasta ahora revelados, han demostrado una notoria habilidad en el combate cercano y en el dominio de armas de fuego... Serían excelentes activos para la fundación si pudiéramos experimentar con ellos ─dijo, Cero, con un cierto interés mientras realizaba apuntes importantes en una laptop personal.

─Concuerdo plenamente. De forma personal considero que, si nos pudiéramos hacer con el sujeto identificado como, Imitador, sería más que suficiente para proceder en la experimentación ─dijo con seriedad, Tres─. Su habilidad única si la pudiéramos replicar e introducirlas en miembros selectos del personal de asalto de la fundación, podríamos reducir significativamente el número de bajas durante las incursiones de búsqueda y captura de SCP.

─Tampoco podemos desmeritar al resto de individuos. Si bien no estuvieron a la altura de nuestras expectativas, me veo en la necesidad de recordar a todos en la sala que aún son entidades desconocidas con habilidades y posibles poderes, cuyo alcance aún no ha sido categorizado ─dijo, Uno, seriamente.

Las palabras de, Uno, penetraron profundamente en el consciente de cada integrante del consejo O-5, quienes quedaron callados por un momento, al darse de cuenta que cometieron el típico error de novato, lo cual es imperdonable para miembros de su posición que han tratado durante años, algunos por décadas, con seres y entidades, cuyas engañosas apariencias podrían llevar a la humanidad a la extinción. Todos asintieron en silencio para compartir una disculpar general sin explicaciones, extensiones o excusas.

─Asimismo, no sabemos si aparecerán más de estos individuos. Hasta ahora sólo hemos visto a tres, y dos de estos han intentado ejecutar al, Imitador, y fallaron en su labor. Posiblemente esto no acabe hasta que el hombre sea terminado ─dijo seriamente, Cero.

─Corrección..., no tres, sino cuatro. Miren la pantalla ─dijo, Cinco.

Todos volvieron su atención a la pantalla, en el instante en que, El Imitador, atravesó el techo, cayendo en una nueva habitación donde un nuevo enemigo le esperaba.

─Usted tenía razón, Uno. No debimos subestimar a estos sujetos... ─dijo, Cuatro─. Esta organización aún cuenta con miembros bastante formidables, al menos, deduzco por la pantalla.

─Y dudo que se equivoque. Estamos contemplando a un agente altamente experimentado con habilidades excepcionales y destrezas, y con un poder bastante problemático ─dijo, Cero, sin emoción.

─Recomiendo informar a nuestros especialistas para que hagan un esfuerzo extra en el estudio de métodos de captura y contención efectiva. Debemos anticipar y deducir como una certeza que todos estos individuos mostrados y por mostrar, algún día puedan ingresar a nuestro universo. Aunque no han demostrado poseer poderes que desafíen las leyes del mundo, el universo o la realidad, son una raza ajena a la nuestra que cuenta con civilización y tecnología de nivel desconocido. Acabe la posibilidad que cuenten con tecnología de portales dimensionales Inter dimensionales. Sería desastroso para la humanidad que llegaran a nuestro mundo ─expuso, Uno, con seriedad analítica.

No hubo miembro de la sala que estuviera en desacuerdo con estas precauciones, de hecho, algunos ya estaban pensando en agregar medidas adicionales en sumatoria a la propuesta de su colega.

[Multiverso: Videojuego; universo: Street Fighter, Dojo de Gouken, período posterior a los eventos de Street Fighter 5]

─¿Así que... este es el nuevo? Me agrada. Compartimos el estilo de lucha ─dijo, Juri Han, sonriendo luego de dar un último chupete a su paleta─. Espero no sea una decepción.

─Agradecería que dejaras de acosarme ─dijo, Ryu, mirando cansadamente a la peligrosa mujer que descansaba su cabeza en su regazo.

─Juri, exclamó falsamente ofendida ante lo dicho─ Ryu, ¿cómo puedes decir tales cosas? ¿acaso no puedes relajarte un momento y disfrutar de mi compañía? ─dijo, Juri, burlonamente, con una mano cubriendo su boca.

El pobre tipo suspiró cansadamente. Antes que pudiera decir algo la chica se levantó, deduciendo por las miradas de muerte de dos mujeres específicas que, ya ha jugado demasiado, al menos, por ahora.

─Ay, amigo, que envidia me das... Atraes mujeres hermosas como atraes problemas ─dijo, Ken, burlonamente.

─Y tú, justamente por hablar sin cuidado es que atraes problemas mayores ─dijo, Ryu, concentrado en la pantalla.

Ken, intentó preguntar a lo que se refería, pero lo comprendió todo cuando la mano de su cuñado, Guile, se posó en su hombro, apretando con fuerza. Al tiempo que, su amada esposa le sonreía dulcemente, ocultando tras esta fachada los celos y la molestia de una mujer ofendida. Conocer se puso pálido al instante, queriendo excusarse por sus palabras, pero nada que dijera podría salvarlo de la situación en la cual se había metido.

─Muchacho, creo que necesitamos hablar afuera ─dijo, Guile, con una expresión endurecida.

─Hermano..., sé moderado. Como su esposa, me corresponde a mi corregir a mi esposo para que nunca vuelva a mirar a otras mujeres ─dijo, Eliza, dulcemente a su hermano.

─Nunca podría quitarte eso, hermana... ─dijo, Astucia, sustituyendo su expresión por una más gentil para volver su atención al chico, endureciéndose de nuevo─. Vamos chico, no perdamos tiempo.

Ken, se disculpó desesperadamente con ambos, pero ninguna disculpa sería suficiente. Pronto desapareció por la puerta del dojo. Todos quienes miraron la escena sintieron lastima del chico hasta la propia, Juri, aunque estaba más divertida que otra cosa, riendo burlonamente sin restricción.

─Me siento mal por él ─dijo, Juni.

─Espero que mi esposo no sea tan severo con el pobre chico ─dijo, Julia, la esposa de, Guile.

─Yo también, Juni, pero es lo que le toca por estar mirando a otras mujeres ajenas a su esposa. ─dijo, Juli, con satisfacción interna.

─Orare por que tu esposo nunca te haga enojar ─dijo, Dhasim, serenamente con las manos en posición de rezo.

Juli, quiso decir algo, pero entonces recordó a su esposo, dándose cuenta que no estaba con ella y preguntándose preocupada en dónde podría estar, y si estaría buscándola desesperadamente como cuando fue secuestrada entonces por shadaloo. Mientras tanto, T. Hawk, yacía corriendo desesperadamente por las afueras del territorio de su tribu natal, intentando rastrear a su mujer. En el instante que saltó en un intento por llegar al otro extremo de un acantilado, un portal se materializó en el aire, engulléndolo al completo para caer a los pies de su mujer que se asustó al instante, al igual que el resto. Quién diría que las plegarías podrían ser respondidas genuinamente y ser entregadas a los pies, cuan delivery de amazon. Al tiempo que ocurría el emocional encuentro entre la pareja, en el interior de un bosque sin nombre de japón, Akuma, yacía pacientemente contemplando la anterior pelea.

─Ha luchado bien, pero ha sido igual de decepcionante que su predecesor… Hasta ahora no veo a ninguno digno de enfrentar. Dejan demasiado que desear. No están a la altura de, Tai Long, o este, Imitador, es hábil, pero igualmente no deja de ser inferior a mí, pero, al menos, es digno de ser considerado para una pelea ─dijo, Akuma, fastidiado─. Espero que este otro tipo no sea una decepción como los últimos dos…

[Multiverso: anime; Universo: Dragon Ball, Periodo de la resurrección de freezer, planeta de Bills]

─¡Esta pelea fue divertida! ¿Qué piensas tú, Vegeta? ─dijo, Goku, de forma bastante animada.

─¿Por qué te sigues sorprendiendo por estos tipos, Kakarotto? No son la gran cosa. Están demasiado por debajo de nuestro nivel… Simplemente no tienen nada que mostrar. Son debiluchos de muy bajo nivel ─dijo, Vegeta, cruzado de brazos.

─Oh, vamos, Vegeta…, es verdad, que no son tan fuertes como nosotros, pero la forma en la que pelean es increíble. Es claro que se han entrenado durante muchos años para llegar a ese nivel. Merecen un poco de respeto ¿No crees, Vegeta? ─dijo, Goku, con su habitual tono infantil.

─¡Ay! ¡Como molestas, Kakarotto! ─dijo, Vegeta, irritado por le certeza del punto expuesto por su rival.

─¡Pero porqué te molestas! ¡sólo estoy diciendo la verdad! ─dijo, Goku, confundido.

─Es justamente por esta razón, señor Goku ─dijo, Weiss, divertido─. Vegeta, no soporta la verdad, y mucho menos darte la razón cuando claramente tienes un punto de cuestionamiento valido, pero claro, su orgullo saiyajin no le permite admitir esto ¿no es verdad, señor Vegeta?

Esta declaración del ángel, penetró profundamente en el orgullo del guerrero, quien intentó negar este hecho como mejor podía, pero era imposible de negar la verdad que había sido expuesto, convirtiéndose en la burla de, Goku, quien rio sin vergüenza alguna como un niño inocente sin miedo a las represalias de su comportamiento tan disonante con relación a su edad.

─Recomendaría que no hagan un escándalo. El señor, Bills, aún duerme y no desea ser despertado… Créame, su mal genio cotidiano no puede ser comparado con el tipo de mal genio luego de un mal descanso ─dijo, Weiss, con su tono afeminado, mientras se alejaba flotando de ambos guerreros.

Estos guardaron silencio y asintieron para volver su atención a la pantalla. Mientras tanto en el planeta tierra, específicamente en la Kame House, donde moraban el Maestro Roshi, Krillin, Número 18, y su hija, Marron, asimismo, Yamcha, Ten Shin Han, y, Chaos. Todos reunidos en una misma sala.

─Wow, todos estos tipos son realmente buenos en las artes marciales. Por supuesto, ninguno está al nivel de, Goku, Vegeta, Piccolo, o alguno de nosotros, pero realmente se nota lo bien trabajado que están en el arte ─dijo, Krillin, con cierta emoción.

─Si no estuvieran tratando de matarse por razones tan inhumanas estaría de acuerdo contigo, Krillin. No apruebo que sean utilizadas para hostigar y torturar a un hombre que según llegué a comprender, ya ha sido juzgado sin tener certeza si es culpable o inocente de haber cometido un crimen ─dijo, el maestro, Roshi, con reflexión y decepción.

─Concuerdo plenamente, maestro ─dijo, Ten Shin Han, con calma ─. Las artes marciales son sagradas. Existen para proteger al prójimo como a uno mismo, no para hacer el mal a otros.

─Ustedes deberían callarse un rato y dejarme ver la pantalla. Tampoco es como si pudieran ir a ese mundo y hacer algo, y si pudieran no tendrían forma de dar específicamente con ese mundo. Es prácticamente imposible ─dijo, Número 18, de forma bastante franca, pero no maliciosa.

Nadie podía discutir con la fría lógica de la fiera mujer androide. Tampoco existía razón para discutir contra esta, pues las intenciones detrás de esta lógica no era maliciosas, pero igual era molesto para quienes veían esto en pantalla como una injusticia. Todos volvieron a ocupar asiento en el suelo para continuar viendo la pantalla, específicamente el cuadro de descripción del nuevo contrincante.

─Bueno, al menos, este tiene una ventaja sobre, El Imitador ─dijo, Yamcha, apoyado contra el sofá, mirando el poder del sujeto en pantalla.

─Por supuesto…, sería una gran ventaja si este mismo sujeto no pudiera copiar poderes y habilidades, y ejecutarlas con mayor habilidad que sus dueños originales ─dijo, número 18, burlonamente mientras acariciaba a su hija.

─Ay, por favor, puede ser bueno, pero no es invencible ─dijo, Yamcha, sin perder su buen humor.

─Eso es un hecho. Allí está, Goku, es la persona más fuerte que conocemos, e incluso él no es invencible ─dijo, Krillin, con una sonrisa boba en su cara.

─Sí…, pero eso es relativo. Goku, ha perdido porque ha enfrentado a sujetos muy por encima de su poder o porque directamente se ha confiado de su fuerza… Este sujeto pelea por supervivencia ─dijo, Número 18, volviendo su atención a la pantalla─. No quiere ganar, quiere vivir un día más. Y quienes lo cazan son inferiores a él, pero son numerosos sus enemigos. En algún punto se agotará si los enemigos no paran de llegar.

─¿Estas sugiriendo que es una pelea de desgaste? ─dijo seriamente, Ten Shin Han.

─Es el rumbo por el que va la pelea. No tengo dudas. ─dijo, número 18, con su tranquilidad severa característica.

Todos reflexionaron sobre este punto de vista en silencio, llegando a la conclusión inevitable que, Número 18, no estaría equivocada por los motivos anteriormente expuestos.

[Dentro de la pantalla.]

Inmediatamente, El Imitador, arremetió de forma feroz contra su enemigo, a quien intentó conectar un recto cruzado directo a la boca del estómago, el cual fue bloqueado efectivamente con un cruce de karate. En vista que falló en su intento, El Imitador, arremetió con un gancho de izquierda directo al mentón que, Kixx6, bloqueó, con un bloqueo de karate. Con el costado izquierdo de su enemigo expuesto, Kixx6, contraatacó con un golpe certero de palma, que liberaría una honda de choque que le cubriría al completo, y, por consecuencia, expulsaría al, Imitador, al menos, un metro, la distancia suficiente que le daría el tiempo necesario para activar su poder.

Kixx6, cuan si fuera una batería humana, generó grandes cantidades de energía que lo envolvieron al completo, al tiempo que generaba corrientes de aires, asimismo, una honda de choque soberanamente potente, a su alrededor. Cuando estuvo listo, atacó con velocidad avasalladora, desapareciendo, cuan destello de luz, frente a los ojos del, Imitador, quien no daba con la posición de su enemigo, sin embargo, como el experimentado luchador que era, guiado por sus instintos de lucha y supervivencia, interpuso sus manos en la boca del estómago, interceptando el golpe bajo, así como la patada en alta velocidad que le acompañó, haciendo que se levantara del suelo, posición que lo dejaría indefenso ante el inminente codazo inverso propinado en su lomo que, fue seguido por un golpe a la parte trasera de su cabeza con el dorso de la mano de, Kixx6.

[Fuera de la pantalla]

La proeza de velocidad demostrada por, Kixx6, maravilló de sobre manera a los infinitos espectadores, especialmente a aquellos habitantes de mundos donde no existen poderes ni habilidades especiales, sólo individuos comunes y normales.

[Multiverso: series; Universo: Juego de Tronos: Primera temporada, período antes de la visita del rey a Invernalia, El Norte, Casa Stark, gran salón]

El gran salón yacía sumido en un prolongado silencio invernal. Cada miembro de la familia Stark y el sequito al servicio de esta misma, guardaban silencio por la sorpresa que se llevaron hace un momento con este nuevo peleador que los hizo abrir grandemente los ojos, incluyendo al propio, Lord Stark, quien, antes erguido en su señorial asiento, se vio interesado al punto de inclinarse más exclusivamente para poder contemplar de mejor forma a los involucrados en el combate.

─¡Por los antiguos dioses! ¿¡Qué son estos sujetos!? ¡Nunca en toda mi vida he visto a hombres moverse y pelear como estos dos lo han hecho hasta ahora! ─dijo, Rodrik Cassel, rompiendo el silencio formado.

─Como usted, también estoy curioso conocer la respuesta esa pregunta, Sir Rodrik. Ninguno de los hombres mostrados hasta ahora han demostrado ser común en ningún sentido. Tampoco estoy seguro de decir que sean hombres como usted o como yo. ─dijo, Robb Stark, con un tono más serio, en un vano intento por no mostrar de sobre manera su asombro.

─Es que ninguno de ellos lo son, Robb. Dudo que incluso esta cosa sepa que son ─agregó, Jon Snow, uniéndose a la conversación.

─¿A qué te refieres, muchacho? ─dijo, Rodrik Cassel, con un indicio de interés por la opinión del snow.

─…Noté que este espejo no muestra toda la información de los sujetos. No ha mostrado la edad ni la raza. En su lugar, pone este símbolo extraño ─dijo, Jon, mientras dibujaba con su dedo el símbolo interrogativo en el suelo─. No sé qué sea, pero ha aparecido en todos lo que siguieron al primero, lo que me hace pensar que no se sabe lo que va allí.

─Estas blasfemando, muchacho ¿Acaso estás diciendo que los dioses son ignorantes? ─dijo, Rodrik, con una ceja levantada y el ceño a medio fruncir.

Antes que, Jon, se viera obligado a disculparse para evitarse un problema, Lord Stark, intervino en la conversación, asegurándole al maestro de armas que esa no era la intención de, John, sino exponer una posibilidad. Mientras esta discusión se daba, esta escena era vista por, El Eterno Espectador, quien miró complacido al chico Snow por haber acertado en su suposición. Asimismo, lo miró con tristeza por su destino, deseando que cuando llegue su momento sepa cómo aprovechar la privilegiada información mejor que quienes deseen su cabeza. Mientras tanto, Lord Stark, pensaba en el pasado con preocupación, especialmente viendo a, Jon, y el secreto de su verdadera identidad y valor para el mundo, en especial para los enemigos de la corona y sus propios aliados, quienes podrían convertirse en enemigos si se conocía su verdadero nombre. Internamente rezaba, pensando en la posibilidad de ver el futuro y el pasado que sus actos y acciones, y rogando que por una vez los dioses le ignorasen por el bien del reino, y su hijo-sobrino.

[Multiverso: Cinematográfico; Universo: Gladiador, eventos posteriores a la batalla de Germany, campamento del ejercito romano del norte]

En la parte central de campamento, donde yacían dispuestas en un círculo, las carpas de los miembros más importantes del ejército romano, encabezadas por la del emperador, Marco Aurelio. Reunidos en este lugar estaban algunos soldados, tenientes y capitanes distinguidos; la guardia pretoriana siempre velante por la seguridad del emperador, quien encabezaba al grupo de personas reunidas admirando la pantalla; asimismo, a su legítimo hijo, Cómodo, y, Lucilla, quienes ocupaban asiento no muy lejos de su emperador padre, pero quien ocupaba el lado derecho de la autoridad mencionada, estaba su leal general e hijo en todo, menos en la sangre, Máximo. La impresión de los anteriores combates aún permanecía fresca en la mente de todos estos hombres, quienes habían visto y sobrevivido a tantas batallas con hombres que en algún aspecto les superaban, pero que ahora veían a individuos que empezaban a comparar con semi-dioses por sus increíbles habilidades y capacidades que los elevaba un escalón o varios por encima de ellos, los simples mortales. Actualmente, concebían al nuevo oponente del tipo negro como un descendiente no reconocido de Hermes por la velocidad con la cual se desplazaba y atacaba.

─Oh, Máximo, muchacho, ¡mira eso…! ¡Es magia…! Magia real como en la de esas viejas historias y poemas de tiempos antiguos ─dijo, Marco Aurelio, mirando a su general con la emoción de un niño que descubrió algo nuevo.

Por su parte, Máximo, sólo atinó a decir "Sí". Al igual que el resto estaba conmocionado por lo visto en pantalla, especialmente por los hombres poseedores de estas habilidades, a quienes no vía como hombres, sino lo más cercano a un semi-dios por todo lo que han demostrado.

─Nunca imaginé que podría ver otros mundos. A mi tan avanzada edad, esto ha sido una grata sorpresa y una oportunidad que agradezco seguir vivo para poder disfrutar de esto ¿Qué piensas tú, Máximo? ─dijo, Marco Aurelio─.

─No puedo estar más de acuerdo con usted, Cesar. Este presente que los dioses nos han concedido ha sido uno bastante generoso… Aunque me cuestiono si esto no traerá consecuencias graves, Cesar. Esto es lo que más me preocupa ─dijo, Máximo, preocupado.

─Explícate, muchacho ─dijo, Marco Aurelio, curioso.

─Sí, general, explíquenos porqué el presente de los dioses le trae tanta desconfianza e inseguridad. A no ser que dude de las intenciones de los dioses que todos adoramos ─dijo, Cómodo, con veneno disimulado en el habla.

La atención de todos los presentes fue focalizada en el general, Máximo, quien no vio otra salida que compartir sus ideas con todos de la mejor forma posible para evitar confusiones y mal entendidos.

─Dudo sinceramente que quien comparta con nosotros todo esto sean nuestros dioses ─dijo, Máximo, dirigiéndose principalmente a su emperador con el respeto merecido─. Usted, Cesar, al igual que yo, escuchó esa voz en ese espejo, y en ningún momento se proclamó como alguno de nuestros dioses. No dudo que sea un dios, pero cuestiono que sea alguno de los nuestros. Pero lo que me hace desconfiar de él, son sus fútiles razones para compartir todo esto ¿Diversión…? ¿Qué razón es esa? ¿No tiene sentido? ¿Realmente es esta la única razón o gana algo más haciendo esto?

Todos los presentes escucharon con atención, y ninguno pudo poner en duda los cuestionamientos de su general, pues todos estos yacían fundamentados en la lógica y el sentido común humano.

─Comprendo tus dudas, muchacho, y tu desconfianza en todo esto. También debo admitir que estoy algo desconfiado con todo esto, pero sean o no nuestros dioses ¿Quiénes somos nosotros para comprender las motivaciones de los dioses? Somos polvo que desaparece en el viento al morir, y ellos son como el oro, eternos, invulnerables a la corrupción del óxido ─filosofó, Marco Aurelio, con su voz calma.

Ninguno comprendió las palabras de su, Cesar, pero todos tenían interés en el significado detrás de estas palabras, así que prestaron mayor atención.

─No comprendo, Cesar ─dijo, Máximo, comunicando la duda colectiva.

─No soy más que un viejo. No quisiera asumir, mucho menos afirmar que comprendo la mentalidad compleja de los dioses, pero sé una cosa que todos deben saber ─dijo pausadamente, Marco Aurelio─. Nacemos, vivimos y morimos, y es en la muerte donde encontramos un propósito, algo por lo que vivir, existir y morir, es lo que da sentido a nuestra vida, sin esta búsqueda de propósito o la carencia total de esta, la vida sería vacía e insoportable, especialmente en nuestros últimos momentos. Comprendiendo esto, no me imagino una vida eterna donde no vea sentido en nada ni razón ni propósito más que la existencia por sí misma.

─Sabias palabras las tuyas, padre. Una vida sin propósito no tiene sentido vivirla ─dijo, Cómodo, tan adulador como siempre.

Marco Aurelio, en eso pensó en la vida que llevaba su primogénito, siendo una vida hedonista sobrecargada de placeres por la carencia de madures de su hijo, y la falta de hombría en el mencionado. Este pensar sobre el hedonismo le hizo pensar en algo. Ignorando a su hijo, Marco Aurelio, agregó.

─Sí…, así como la vida de los placeres. Quien busca el placer de forma constante es alguien sin propósito para vivir ─dijo, Marco Aurelio, a manera sutil de señalar la vida de su hijo.

Cómodo, comprendió la naturaleza de las palabras de su padre, provocando que su sonrisa fuera borrada en ese instante y volviera su bebida simulando tranquilidad, cuando claramente estaba irritado a más no poder.

─Bueno…, creo que me he desviado del asunto y estoy complicando las cosas más de lo que debería con mi explicación. Intentaré resumir mi punto con una simple pregunta ¿Si vivieran por la eternidad y cumplieran su propósito en la vida? ¿Qué sentido tendría después continuar existiendo? Al menos, quiero entender que así piensan los dioses y por eso en tantas historias recurren a la búsqueda del placer constante ─dijo, Marco Aurelio.

Todos los presentes guardaron silencio por las enseñanzas de su cesar, quien los hizo dudar durante todo el discurso sobre la falta de sentido en sus vidas, y dándoles una nueva perspectiva nueva sobre ellos y posiblemente una certeza de los dioses. Ahora comprendían, especialmente, Máximo, que tanto los dioses como los mortales compartían ciertos rasgos que, podrían hacerlos iguales. Máximo, llegó a la conclusión que posiblemente su Cesar tenía completa razón, ya que su razonamiento tenía sentido con el mensaje del ser que les permite ver estos mundos.

─Agradezco su sabiduría, Cesar. ─dijo, Máximo, humildemente, inclinándose ante su señor.

Luego de un rato, todos volvieron a la pantalla.

[Dentro de la pantalla]

Luego del último golpe, El Imitador, no dispuesto a convertirse en el saco de boxeo del enemigo, retrocedió con un salto, mientras, Kixx6, realizaba una vuelta sobre su propio eje a alta velocidad, cargando su siguiente ataque mientras avanzaba, dando la impresión de ser un trompo humano.

Cuando terminó de girar, Kixx6, dirigió una patada de capoeira al, Imitador, quien consiguió bloquearlo, así como las siguientes patadas que provenían por vía aérea, donde la última, además, de no poder impactar, llevó a la consecuencia inevitable que, El Imitador, la sujetara para luego arrojar con brutalidad a su propietario contra la puerta reforzada apostada a su espalda, causándole gran daño.

Para este punto, El Imitador, brilló de forma titilante, anunciado que consiguió adaptarse y copiar cada característica del enemigo, quien velozmente contraatacó, sólo para verse contrarrestado por el puñetazo del, Imitador, que impactaría con el propio, así como como siguiente cruce de puños y patadas que no le llevaron a ningún resultado, excepto, a recurrir a su última opción.

En pleno vuelo, marcaron distancia uno del otro. Kixx6, desenfundó sus pistolas duales, las cuales fueron inmediatamente replicadas por, El Imitador, quien, siendo el primero en tocar el suelo, luego que dejara de hacer girar sus armas, abrió fuego inmediato a gran velocidad desde distintos ángulos para que sus ataques fueran impredecibles. Sin embargo, Kixx6, no era un cualquier, sino el dueño original de las habilidades usurpadas por un ladrón.

Kixx6, determinado a demostrar que ninguna copia es superior a él, arremetió hacia adelante, logrando una proeza que pocos en los distintos universos han sido capaces de lograr y vivir para contar la hazaña; esquivar la bala de un arma dentro de su rango de tiro efectivo, así como conseguir bloquear de forma consecutiva una serie de disparos, emitidos desde distintos ángulos; empleando como único recurso de protección, el armazón de sus propias armas, y todo mientras cortaba la distancia con tal elegancia que la escena parecía más una coreografía de baile que una lucha a muerte.

[Fuera de la pantalla]

[Multiverso: Anime; Universo: Kimetsu No Yaiba, periodo previo al arco del tren infinito, Mansión Ubuyashiky, sala de reuniones]

─¡Oh! ¡Estos sujetos no sólo son fuertes, sino también muy extravagantes! —dijo, Tengen Uzui, adoptando una pose característica.

─¡Estoy plenamente de acuerdo, Uzui! ¡Sus habilidades en combate son bastante notables! —dijo, Kyojuro Rengoku, entre animados gritos—. ¡Sin dudas están al nivel de un hashira!

─¡Bastardo! ¿¡Por qué siempre tienes que gritar?! ─dijo, Shinazugawa Sanemi, irritado levemente.

─¡Lo siento, Shinazugawa! ¡Estoy medio sordo, así que desconozco que tan alto estoy hablando! ─dijo, Kyojuro Rengoku, sin perder su buen humor.

─¡Como sea! ─dijo, Shinazugawa Sanemi, reacio a cualquier dialogo que no sea una discusión.

─Ara, ara, ¿Qué forma más curiosa de utilizar un arma de fuego? ¿No lo crees, Tomioka-san? ─dijo, Shinobu Kocho, interesada.

─¿En serio eso es lo que te sorprende y no el hecho que están peleando de forma cerrada mientras mutuamente se disparan y esquivan balas a increíbles velocidades? ─dijo, Giyu Tomioka, genuinamente confundido por la reacción de su compañera.

─Shinobu, contempló la respuesta de su compañero por un momento levemente irritada─ …Por eso no tienes amigo, Tomioka-san. Por eso todos te odian ─dijo, Shinobu Kocho, tan sonriente como siempre, a pesar de su marcada irritación.

─A mí nadie me odia ─dijo, Tomioka, con su habitual frialdad.

Mientras este dúo caía nuevamente en la habitual discusión. En otro lugar, específicamente en la mansión de las mariposas, yacía alojado el equipo de, Tanjiro Kamado, junto a, Nezuko; quienes (menos la última) estaban recibiendo atención médica por parte de los integrantes de la mansión, al tiempo que asistían lo visto en pantalla.

─¡Oh! ¡Estos tipos son bastante fuertes, pero no más que yo… el gran rey de la montaña! ─dijo, Inosuke Hashibira, moviéndose inquietamente su lugar.

─¡Inosuke, quédate quieto o se abrirán tus heridas otra vez! ─dijo, Aoi Kanzaki, irritada. Mientras forzaba al chico a guardar cama de nuevo.

─Este puerco en verdad que carece de todo rasgo conocido de inteligencia… ─dijo, Zenitsu Agatsuma, con una mirada plana.

─¿¡Qué significa eso, monitsu!? ─dijo, Inosuke, irritado.

─¡Qué te quedes quieto o no podré tratar tus heridas! ─dijo, Aoi, más irritada que antes.

─Inosuke, no compliques más el trabajo de la señorita, Aoi. Por favor, acuéstate y déjala trabajar. ─dijo, Tanjiro, con su calma habitual.

Increíblemente, Inosuke, aceptó la orden, aunque de mala gana por verse reducido a obedecer. Esto fue agradecido por, Aoi, quien primeramente le agradeció irritada a, Inosuke, por colaborar para luego sonreír y agradecer a, Tanjiro, con una sonrisa. Una vez todos fueron tratados, Aoi, Kanao, quien poco tiempo después volvió a la habitación acompañada por un trio de pequeñas niñas asistentes, acompañaron a los chicos mientras asistían a la transmisión, quedando todos muy sorprendidos y sólo uno bastante animado por las últimas secuencias del combate.

─¡Estos tipos están muy locos! ¿¡Cómo hacen eso!? ¡Es una locura! ─dijo, Zenitsu, escandalizado al punto de la ridiculez.

─Increíble… ¡Son mucho más rápido que el señor, Tomioka! ─dijo, Tanjiro, incrédulo al considerar este hecho imposible siempre que no fuera un demonio.

─La señorita, Shinobu, es bastante rápida, pero… ni ella puede moverse a tales velocidades ─dijo conmocionada, Aoi, tratando de seguir el ritmo de los sujetos en la pantalla, aunque este intento sólo le generaba dolores de cabeza.

─¡A mí me causa repelús ver cómo esquivan los disparos desde tan cerca! ─comentó incomoda la pequeña, Kiyo Terauchi.

Este comentario fue respaldado por el otro dúo de pequeñas asistentes que buscaron seguridad en el chico, Tanjiro, ante el sentimiento desagradable que les producía sentirse en la posición de alguno de los sujetos que buscaban matarse; para la molestia infantil, inmadura y casi cómica del, Zenitsu.

[Multiverso: Anime; Universo: Re:Zero kara Hajimeru Isekai Seikatsu, período posterior a los eventos transcurridos en el santuario, mansión del margrave Roswaal L. Mathers]

En la sala principal de la mansión, todos los integrantes se habían reunido, uniendo sus destinos en un espacio que había sido elegido por su amplitud y la abundante disposición de asientos. Este lugar estaba diseñado para recibir tanto a los invitados más deseados como a aquellos, cuya presencia no era esperada. No obstante, la servidumbre se vio obligada a acondicionar el entorno con la rapidez y el orden que la situación requería, actuando bajo las órdenes del señor de la mansión para acomodar lo antes posible a los distinguidos, aunque no siempre bienvenidos, visitantes.

La sala estaba ocupada por: Subaru Natsuki, quien se sentaba al lado de Emilia. Detrás de ellos, Otto, se mantenía junto a, Garfiel, y al Margrave, Roswaal. En las piernas de, Subaru, Beatrice, lucía doblemente feliz: no solo por la compañía de su persona favorita, sino también por el tiempo compartido con su hermano, el Gran Espíritu del Fin, Puck. Este, por razones desconocidas, pero posiblemente relacionadas con la influencia de la pantalla, podía mantener su forma física sin riesgo alguno, un fenómeno que podría estar de igual forma vinculado al despertar de la joven sirvienta de cabellos azulados, quien, según las palabras de, Subaru, era pariente de la sirvienta oni de cabellos rosados. A pesar de la credibilidad que todos otorgaban a las afirmaciones de, Subaru, nadie recordaba haber visto a la mujer que ahora ocupaba un lugar privilegiado al lado del joven.

Las últimas horas, marcadas por la aparición de los espejos mágicos, habían estado repletas de sorpresas y emociones intensas. Recordaban el desgarrador llanto de, Subaru, quien había llorado de felicidad ante los presentes por el despertar de la chica oni. Sin embargo, esa alegría se tornó en desconsuelo cuando ella no lo reconoció, habiéndolo olvidado, consecuencia de una amnesia similar a la de la duquesa Karsten en aquel entonces trágico. A la sorpresa de los residentes, se sumó la presencia de los invitados inesperados. En la sala se encontraba la ya mencionada, Crush Karsten, acompañada por un reducido grupo de su campamento, que incluía a: Felix Argyle, y, Wilhelm Van Astrea. Pero no era el único grupo presente; también estaba el campamento de, Anastasia Hochin, compuesto por: Ricardo Welkin, y sus hijos adoptivos, Mimi, Hetaro, y ,Tivey Pearlbaton; Joshua, y, Julius Juukulius.

El campamento de, Felt, por su parte, incluía a, Reinhard Van Astrea, el anciano Rom, Carol Remendis, y su esposo, Grim Fausen. Mientras tanto, Priscilla Barielle, había llegado acompañada exclusivamente por su leal sirviente, Aldebaran. Entre tantas figuras de gran relevancia, sólo una persona se mantenía al margen: Liliana Masquerade, un joven bardo, quien permanecía cohibida en silencio, intentando pasar desapercibida cerca de la arrogante mujer pelirroja.

Un tiempo después, las sirvientas de la mansión regresaron, trayendo bandejas con té y aperitivos. Ram, se dirigió a atender al campamento de, Anastasia, mientras, Petra, se ocupó de la duquesa Barielle y la chica desconocida. Frederica, por su parte, se encargó del campamento Karsten antes de atender al campamento que pertenecía.

─Agradezco la hospitalidad, Margrave Roswaal-sama. Lamento las molestias causadas por nuestra inoportuna aparición en su morada ─dijo, Crush, con un tono tímido.

─No representa ninguna molestia, señorita Karsten. Comprendo su situación. No me debe disculpas, ya que no fue su intención venir aquí en primer lugar. Además, tampoco puedo culparla por no querer marcharse... ─respondió, Roswaal, riéndose para sí mismo─. Mi familia es conocida por su gran hospitalidad. ¡Oh! ¡Qué descortesía! En todo el tiempo que ha estado con nosotros, he olvidado preguntarle: ¿cómo ha estado?

─Algo... Aún no tengo recuerdos de quién dicen que fui. Mis memorias solo se remontan desde que desperté; antes de eso... todo es oscuridad ─respondió, Crush Karsten, con un timbre dulce rebosante de melancolía e inseguridad palpable impropio de la mujer que alguna vez fue.

Ante su respuesta, la duquesa fue inmediatamente abordada por un enojado y motivado, Felix, quien, junto con, Wilhelm, le prometieron por su honor localizar y castigar ejemplarmente al individuo raptor de su identidad y recuerdos, trayéndole dicha a la duquesa la promesa de hombres que una vez más le demostraban que en su situación nunca estaría sola y que siempre la protegerían. Aunque fueron las palabras del chico, Subaru Natsuki, que mayor impacto tuvieron, consiguiendo tambalear su corazón.

─No te preocupes, Crush-san ¡Personalmente me encargaré de hacer que paguen quienes te hicieron esto! ¡No permitiré que se salgan con la suya! ¡Eso te puedo prometer!

Su rostro se tiño de rojo cuando contempló tan brillante sonrisa que se le fue regalada al final de tal declaración, a la cual sólo pudo responder con un gracias entre cortado para la irritación cómica de, Felix, quien asumía que el chico estaba intentando seducir a su señora; la alegría de, Wilhelm, y el resto de integrantes de la sala, con la excepción de, Priscilla, que sólo veía interés en la pantalla. En ese mismo momento, Subaru, se ensimismo, prometiéndose cumplir su promesa con, Crush, pero especialmente con, Rem.

Mientras tanto, en la Capital de la Catedral Sagrada, sede principal del culto de la bruja, los arzobispos del pecado restantes se congregaban en un semicírculo de majestuosas sillas blancas, en cuyo epicentro, yacían las pantallas iluminando tenuemente el espacio semi oscurecido. Capella Emerada Lugunica, arzobispo de la lujuria, miraba a los luchados con interés perverso. A su lado, Rui Arneb, arzobispo de la gula, encarnaba el aspecto de la saciedad, mientras que sus hermanos, Roy Alphard, y, Rye Batenkaitos, aportaban sus propias interpretaciones del pecado: el primero, reflejando los apetitos bizarros, y el segundo, explorando las facetas gourmet de la gula. Como si fueran una mente colectiva, compartían el voraz deseo de consumir los recuerdos de los hombres en pantallas.

También estaban presentes, Regulus Corneas, arzobispo de la avaricia, con su mirada astuta y calculadora, desprendía desprecio hacia los seres en pantalla, a quienes consideraba indignos de tales bendiciones, pues en su creencia, nadie en el mundo era más merecedor que él de tales poderes. Y, Stride Vollachia, arzobispo de la soberbia, cuya presencia emanaba una arrogancia casi palpable.

Todos ellos, junto a, Pandora, la bruja de la vanagloria, asistían la transmisión con gran interés. Sentimiento colectivo que era más intenso en la bruja de cabellos blanquecinos, quien veía en estos espejos mágicos la oportunidad de aprender de su futuro y contemplar como lograba su objetivo, siempre y cuando el ser llamado como "El Eterno Espectador" posara su mirada en ella. Decidiendo ser paciente y disfrutar como hasta ahora de los interesantes individuos en pantalla, cuyos poderes y artilugios eran una poderosa fuente de interés y curiosidad para ella. Curiosidad que compartía con cierta bruja de la avaricia, quien, con diferencia a su persona, veía con hambre de conocimiento la pantalla, la cual era asistida por el resto de brujas del pecado, quienes se veían forzadas a estar reunidas de forma indefinida en el Santuario de las brujas.

[Multiverso: Anime; Universo: Berserk, dos años después de los acontecimientos del Eclipse, antigua mina abandonada de la propiedad de Godot.]

Mientras la lucha seguía en curso en la pantalla, el mocoso conocido ahora por todos como, Isidro, contemplaba la pantalla con un interés genuino propio de un chico con la aspiración de convertirse en un hombre más fuerte que todos los que han pasado en la pantalla. Lanzando comentarios infantiles descuidadamente sobre lo visto, deseando cada cosa que aparecía y preguntándose de forma escandalosa cómo hacían esos movimientos, deseando con su ser aprenderlos para ver y ser genial y hubiera continuado de no ser por la oportuna intervención de, Puck, el elfo, quien empleando su legendario arte de la espada élfica consiguió callar al niño antes que, Guts, cansado de su griterío, interviniera. Aunque con, Casca, descansando a su lado plácidamente, como en su primer encuentro sexual hace ya muchos años; tampoco se permitiría privar a la mujer, de este momento tan sagrado para él como las cruces malditas de los podridos religiosos. Con sus ojos en la pantalla, pero la atención puesta en la mujer dormida; vislumbró la pequeña arma que se asemejaba a una versión más compacta de un cañón, más débil, pero con una cadencia de tiro tan superior que la consideró útil para lidiar con grupos de personas que buscaran su cabeza. Mientras permanecía cohibido en la observación, los otros miraban con admiración la pelea, en especial los niños, aunque extrañamente también el viejo, Godot, por contemplar tan maravillosas piezas de armamento que nunca consideró posible sean creadas.

─¡Abuelo, mira! ¡Son tan increíbles! ¿No lo crees, abuelo? ─dijo, Erica, con ojos brillosos de admiración.

─Sí, pequeña. Son increíbles. ─confirmó, Godot, extrañamente sonriente. Al tiempo que acariciaba a la pequeña.

─Es cierto, Erica, pero creo que deberías bajar la voz… Casca, duerme ─dijo, Rickert, gentilmente. Al tiempo que emulaba el gesto de silencio.

«Sí, lo siento…», fue todo lo que dijo la pequeña antes de cubrir su boca apenada por su comportamiento antes de continuar hablando en voz baja con el chico, quien sólo acarició su cabeza con una gentileza propia de un hermano mayor, al tiempo que le regalaba una sonrisa nacida de la propia alegría de escucharla hablar con tanta emoción.

─No te preocupes. ─dijo, Rickert.

─¡No sé qué sean esas cosas, pero quiero una! Viejo, ¿crees poder hacer algo así…? ¿Podrías hacerme uno? ─dijo, Isidro, rompiendo el silencio de forma abrupta con su bulliciosa emoción.

─Tal vez podría…, pero ¿Por qué asumes que forjaría un arma para ti, mocoso? No te conozco de nada, no te debo nada. Y si acaso piensas en pagarme, dudo muy seriamente por tus mal trechas vestimentas, que cuentes con oro para pagar siquiera un cuchillo oxidado de cocina ─dijo, Godot, sin filtro, con su habitual mal humor asomando con cada palabra.

Este comentario fue lo suficientemente cortante como para desequilibrar a, Isidro, quien, cómicamente arremetió verbalmente contra el viejo en defensa de su honor. Manteniendo un tono de voz moderado por temor y respeto al hombre grande y aterrador que acababa de conocer, y de quien deseaba recibir entrenamiento al reconocerlo como un guerrero experimentado, aunque de momento no tuviera noción de sus habilidades en combate, que eran tan desconocidas como la razón del porqué había llegado a estar aquí con estos extraños que en su vida no llegó a conocer.

─Guts, míralo…, apoco no parece un momo de feria ─susurró, Puck, con burla. Cubriendo su boca en contención de una risa.

Guts, desvió la mirada de la pantalla para contemplar al mocoso desconocido que, ciertamente daba la impresión de ser un primate danzando y quejándose antes que el viejo, Godot, con su paciencia rebasada, le golpeara la cabeza fuertemente para que dejara ver en tranquilidad las pantallas. Mientras la pequeña, Erica, reía con burla no disimulada de la situación y, Rickert, frunciera el ceño con dolor, al conocer por experiencia personal cuánto podía dolor los golpes del viejo herrero. Guts, se engañaría al decir que no encontraba la escena sumamente ridícula como divertida, pero también sumamente familiar. No deseando revivir memorias de antiguos tiempos mejores, volvió su atención a la pantalla, ignorando groseramente al molesto, Puck, quien le quedó mirando cómicamente molesto y frustrado como en veces anteriores. Al final, soltó un cómico suspiro en señal de derrota para volver a mirar la pantalla.

[Dentro de la pantalla]

A escasos centímetros el uno del otro, El Imitador, y, Kixx6, se lanzaron al combate, chocando sus armas con un estruendo que resonó en la sala. En un instante, dispararon simultáneamente, cada uno intentando extinguir la vida del otro en un acto de desesperación. Sin embargo, sus reflejos, agudos y precisos, les permitieron desviar las balas, convirtiendo cada intento de aniquilación en un esfuerzo infructuoso. Este intercambio se repitió indefinidamente a lo largo de la contienda, mientras el beso de la muerte acechaba en forma de balas que silbaban peligrosamente cerca de ambos.

Ambos combatientes parecían desvanecerse en el espacio, moviéndose con tal rapidez que desdibujaban sus contornos. La intensidad del enfrentamiento se intensificaba con cada golpe, donde patadas, rodillazos y puñetazos eran lanzados a velocidades subsónicas. Cada impacto de sus armas era seguido por un disparo certero, ejecutado por manos expertas en el combate cuerpo a cuerpo.

Sin embargo, el desenlace del encuentro ya estaba sellado. En el instante preciso en que ambos mortales enemigos se preparaban para un choque frontal, El Imitador, con astucia, desvió su trayectoria. Agachándose al máximo, se escabulló por su costado izquierdo, esquivando la colisión. Kixx6, atrapado por la inercia de su velocidad, se vio obligado a detenerse de manera abrupta. Pero el frenazo le resultó imposible; perdió el control y derrapó, quedando en una posición vulnerable. En ese instante, El Imitador, lanzó una feroz patada recta que impactó con violencia en su rostro, dejándolo noqueado y haciéndolo volar por los aires mientras las armas se le escapaban de las manos, cayendo en picado hacia el agujero por el que, El Imitador, había ingresado a la habitación.

El impacto resonó en el multiverso, haciendo fruncir el ceño a todos los espectadores. Algunos sonrieron, ya fuera por malicia o por deleite ante el espectáculo; otros, en cambio, mostraron compasión por el ser que, si sobrevivía a la caída, podría enfrentar un futuro sin la capacidad de masticar correctamente.

Sin tiempo para descansar, El Imitador, se vio obligado a moverse rápidamente hacia atrás, esquivando una flecha que silbó peligrosamente cerca de su cabeza. Un nuevo enemigo había hecho su aparición. Encima del marco de la puerta, justo a sus espaldas, un arquero acechaba, posado sobre una flecha extraordinariamente resistente que se encontraba firmemente clavada en el dintel.

[Fuera de la pantalla]

[Multiverso: Cinematográfico; Universo: UCM, período: Era de Ultrón, Torre de los vengadores]

"¡Cómo demonios esa flecha soporta su ¿¡peso!? dijo, Tony, cuya opinión se dividía entre la confusión y el asombro por las propiedades del material que le daban la resistencia al objeto.

─No sé de qué estén hechas, pero espero conocer este arquero algún día. Me gustaría que me recomiende su tienda para adquirir algunas cuantas ─dijo, Clint Barton, animado con la perspectiva de un mejor equipo.

─Al menos, las flechas te serán útiles. No puedo decir lo mismo de su arco. Es..., como decirlo sin ofender...

─¿Una pieza clásica? Eso no es importante, sino la habilidad del arquero ─agregó con buen humor, Clint Barton, a la critica de, Natasha... Un arco en manos correctas, es un arma a considerar. Además..., ¡mira esa belleza! ¡ese arquero debe amar a su arma si decidió hacerla de un material tan hermoso junto a su diseño!

─Muchos de mis amigos y conocidos en Asgard compartirían alegremente tu opinión, mi amigo arquero. Sin duda, es una hermosa pieza funcional ─dijo, Thor, riendo de forma cómplice con, Clint.

Natasha, simplemente torció los ojos con exasperación, teniendo una clara expresión que sin pronunciación de palabras comunicaba: "Hombres...", expresión y pensamientos compartidos con, Wanda, quien estaba empezando a sentirse más relajada entre sus antiguos enemigos, familiarizándose con ellos.

─Preste atención, señores. Tengo el presentimiento que nos mostraran otro cuadro ─dijo, Steve Rogers, mirando la pantalla atentamente.

─Bueno, aquí vamos de nuevo... ─dijo, Tony, poniendo en blanco los ojos por la constante repetición del ciclo de peleas seguido por un anuncio informático.