AL LIMITE
CAPÍTULO 2
-¡Candy! ¡Candy…! -la llamaba su amiga al entrar corriendo a su cuarto.
-¿Que pasa Annie? por qué tanto grito, mira que es difícil que tu entres a mi habitación, así que prepárate lo mismo haré cuando estés con Archie. -guiño su ojo y río.
-Candy deja de jugar, mira el video que acaba de ser subido a Twitter, es sobre la carrera de autos.
-No quiero ver nada, hasta cuando insistiras Annie, Terrence Granchester me sacó de su vida, y todavía hoy sigo sin entenderlo y luego su traición, te pido no me hables mas de él.
-¡Candy! ¡Candy! no lo entiendes él podría estar muerto.
-¡Qué has dicho!
-¡Mira, necesitas ver esto? -le entregó el celular.
Candy miró la imagen en cámara lenta, no lo podía creer. Resbaló de sus manos el celular
-Dicen que alguien falleció, no se si sea Terry o Charly pero dijeron que la escudería McLaren está de luto.
La rubia solo sintió flaquear las piernas su cabeza daba vueltas y corrió al baño a vomitar, Annie sólo recogió su cabello para poder ayudarla, la ayudó a incorporarse y con una toalla húmeda limpio su rostro, tomó de uno de los cajones del baño el frasco de alcohol y se lo dio a oler.
-¿Te sientes mejor?
-No, Annie no me siento bien, no se que haré si él ha fallecido, no estoy más a su lado, hasta la fecha de hoy sigo sin entender ¿qué fue lo que hice? ¿en que me equivoque? nunca me había entregado a alguien así, tan sólo al mirarnos la primera vez, hubo chispas entre nosotros aún lo recuerdo.
*Flashback*
-Candy, anda vamos a la carrera -le decía, su medio hermano, Albert.
-No quiero, no me siento bien
-¡Vamos! tiene tiempo que no vemos trabajar a papá, él equipo no ha tenido una buena racha y siempre que vas tú ganan, dice que eres su amuleto de la suerte, el también nos necesita la muerte de tu madre ha sido fácil, no solo es difícil para ti, ya son casi dos años de que ella no está con nosotros, oh acaso es por ese noviecito que tuviste, ya deja de pensar en ese idiota de Michael, no sabe lo que perdió eres una gran mujer, verás que pronto tocará a tu puerta el verdadero amor, así que anda prepara las maletas el jet nos espera en el hangar en dos horas.
Candy siempre amó ese mundo de autos y carreras y también le trajo uno de los tragos más amargos de su vida, el de que su padre falleciera en un accidente de prácticas en la pista de carreras de la Fórmula 1, siendo piloto, esa era la razón por la cual a ella también la apasionaba ese mundo lleno de adrenalina desde pequeña, dos años después su madre se casó con el padre de Albert, nada menos que el dueño de la escudería Renault cuando ella tenía doce años, aquel hombre la acogió y la cuido como si fuera su propia hija y Albert la recibiera como su verdadera hermana.
Y vaya que Albert, tuvo razón, sobre ese día, el amor tocó a la puerta de su corazón.
"Cupido se equivoca conmigo siempre"
pensaba Candy mientras se arreglaba para ir a la carrera, se ponía un poco de polvo base en su rostro, rubor en su mejillas y brillo en sus labios.
Antes de la carrera a Candy le encantaba pasearse por los pits y pasar a saludar a uno de sus mejores amigos Stear, su compañero de universidad, ambos estudiaron la misma carrera, a ella le apasionaban los autos era un mundo en el cual le disfrutaba estar.
Cuando corrió a abrazar a Stear chocó con uno de los pilotos de la escudería McLaren, haciéndola caer al piso, él joven de ojos azules le extendió la mano para ayudarla a levantarse, ella aceptó la ayuda.
-¡Gracias! -es lo único que atinó a decir Candy, algo apenada.
-De nada pecosa.
Ella se volteó a míralo de forma retadora.
-¿Como me has dicho?
-¡Pecosa! -repitió burlonamente.
-¡Eres un idiota!
-¿Sabes con quien hablas pecosa?
-No se, ni me interesa, supongo que con un estúpido arrogante.
-Estas hablando con el ganador de hoy.
-Jajaja -rió Candy-. Eres muy modesto, pues sabes dicen por ahí que yo doy suerte para que ganen, y hoy mi querido engreído pierdes, hoy el ganador será algún piloto de la escudería Renault.
-¡Por favor! ¡no sabes lo que dices! para ellos esta temporada no ha sido nada buena.
-Pues ya te lo dije, hoy ganan, así que prepárate, -se dio la media vuelta y lo dejo ahí parado.
El joven de ojos azul profundo y cabello castaño solo la observo caminar y correr a los brazos de su jefe Tecnico en Ingenieria Mecanica, nada menos que el cerebrito Stear Cornwell, como el le decia de juego.
-Vaya Stear si que tienes suerte, ¡que chica he…! toda una belleza, pero con ese carácter, solo un idiota la soportaría.
La carrera transcurrió ése domingo y efectiva mente para el gran ego de Terry, el piloto Nico Hulkenberg, por asombroso que pareciera ganó, dejando a Terry en segundo lugar.
En el momento de la premiación en el podio el pudo observar a la rubia mirarlo con una mezcla de atracción y deseo ¿acaso? sacudió la cabeza para quitar esa idea tan bizarra de su mente la volvió a mirar y ella le sonrió y guiñó el ojo, cuando bajo la busco entre la multitud, camino y no la encontró acaso la bruja que le hecho la maldicion desapareció penso.
-¡Maldita sea! ¿donde estas? ¡necesito verte!
Recordó que la vio con Stear, camino y la encontró sonriendo y platicando felizmente con él. Se acercó y ella volteó, y no puedo evitar decirle en burla.
-Te lo dije, que hoy ganaría la escudería Renault.
-Solo fue suerte, -respondió molesto.
-No, no lo creo amigo -mencionó Stear-. Así como la vez, ella es el amuleto de la escudería Renault, lo tengo comprobado que cuando ella viene ellos ganan.
-¡Bla….! Esas son tonterías, no lo creo.
-¡Así que no lo crees! He... -dijo la rubia pues muy bien te lo demostrare, acabas de perder en este circuito de Albert Park en Australia, la temporada acaba de empezar, sólo vine por petición de mi hermano, pero con tal de molestar a un arrogante presumido como tú, iré a Sakhir en Bahréin, hace mucho tiempo que deje de andar en todas las carreras, pero con tal de fastidiarte lo haré.
-No creo que una pecosa como tú, me haga daño ni tus maldiciones estúpidas.
-Jaja…..-río Candy-. No seas tan incrédulo a partir de hoy seré tu mayor Maldición.
Él la sujetó por el brazo, en ese instante pensaba decirle sus cuantas verdades a esa rubia de ojos hechiceros, pero el contacto de su piel lo hizo estremecerse una sensación nunca antes experimentada era presente en todo su cuerpo, la soltó al escuchar el grito de Stear.
-¡Grandchester déjala! ¿qué te pasa? ¡te estás volviendo loco!
La soltó y la miro a los ojos. -Te demostraré que estás loca, se dio la media vuelta refunfuñando, esto no son más que estupideces.
Candy hecho a reír.
-Que patán y engreído, es un tonto ese tal Terrence Grandchester.
Por alguna razón le gustó pronunciar su nombre sintió una cálida sensación en su pecho.
-Candy, ¿deberás piensas ir a la siguiente carrera? -preguntó Stear al observar que no quitaba su mirada sobre él, viéndolo alejarse.
-Pues en realidad no pensaba hacerlo, pero con tal de fastidiarlo porque no, no soy el amuleto de la Renault, tu también te pasaste al decirle eso, hay veces que he estado presente y pierden, ese es un decir de mi padre y ahora de mi hermano Albert.
-Pero Terry, no es un chico nada fácil, si la carrera que viene estás presente y el no logra ganar te aseguro no se quedará tranquilo.
-Ay no le tengo miedo es un pobre niño rico, que ha tenido siempre todo, estar aquí para él es un juego.
-No, Candy te equivocas, él es hijo de un poderoso hombre de Inglaterra, sus raíces son de la realeza si no me equivoco su padre es un duque, pero tu sabes las cosas no son como hace 100 años donde los forzaban a tomar un cargo, ve para no ir tan lejos la boda del príncipe Harry, al menos ya no es todo tan estricto. Terry él decidió este camino, su padre le quitó todo el apoyo financiero dejándolo en la calle básicamente pensando que regresaría a su lado. Cuando llegó a la escudería McLaren, no tenía nada y Ronald Dennis le dio la oportunidad, es talentoso de hecho vivió un tiempo conmigo, compartimos un departamento, fue en la época que tu y yo estábamos en la universidad por eso te puedo decir que debajo de esa faceta de engreído como tú le dices hay un buen chico que ha sufrido mucho.
Candy se quedó pensando aquella tarde en las palabras de Stear, y aunque pensó mucho si debiera seguir aquel juego de la maldición, tomó la decisión de seguir la mentira y aparte la dejo intrigada el hecho que le dijera que él sufrió, algo le había llamado la atención de aquel chico de ojos azul mar profundo.
Pasó una semana antes de la siguiente carrera. No lo pudo quitar de su mente y pensamientos, la mirada que le diera desde el podio de premiación. Sintió su cuerpo electrizarse nuevamente de recordarlo.
-¡Candy..! ¡Candy…! -la llamaba su amiga Annie.
La rubia al ver el video y pensar que pudiera ser Terry el que falleció, se perdió en el limbo de sus pensamientos, delante de ella vinieron todos los recuerdos de lo vivido, un año atrás de una relación, tierna y pasional a la vez, se entregó a él en todos los aspectos, que cuando él le pidiera se fueran a vivir juntos ella aceptó, aunque siempre creyó que le entregarían un anillo y le dirían ¿Quieres ser mi esposa? No fue así, él llegó a cambiar todo a su vida, fue demasiado rápido y se casaron en secreto y en una boda Express en Mónaco en una ciudad hermosa llena de lujos y glamour, el día que se realizará la carrera ahí en una de las ciudades más excéntricas, de eso hacía más de un año.
Recordó como Charly la invitó a tomar un trago mientras Terry concedía una entrevistas por la carrera ganada.
-Candy necesito decirte algo.
-Bien dime aquí estoy Charly, ¿Que es tan urgente.
-El té está utilizando, ¿acaso no te das cuenta? eres su amuleto de la buena suerte piensa que si no estás a su lado no ganará esta temporada.
-Eso no es cierto.
-Está a tu lado porque tu le hiciste creer lo de la maldición, si no dime cómo crees que lo se yo.
Candy se quedó pensando por un momento en sus palabras.
-Eres una linda chica, mereces algo mejor, él nunca ha tomado a ninguna chica en serio, mira -le señaló la rueda de prensa-. Vez la reportera que lo está entrevistando, ella se llama Susana Marlow antes de que aparecieras tú, después de cada carrera ella era su chica.
Candy observó la escena a lo lejos sintió un pinchazo de celos al ver la manera de cómo aquella reportera miraba a Terry.
-Te lo digo, por que en verdad no mereces ser lastimada, quiero mucho a Terry, él nunca se ha comprometido con nadie en ningún tipo de relación, lo único con lo que se compromete y se entrega totalmente es cuando corre en la pista, esa es su verdadera pasión.
-Eres muy amable Charly, pero no soy una niña, se cuidarme perfectamente y será mi problema lo que pase, si decido arriesgarme en una relación con Terry, se agradece tu preocupación.
Candy, se dio la media vuelta y caminó hacía donde se encontraba Terry, trató de ser fuerte pero indudablemente le había lastimado lo que le dijera Charlie.
Terry al verla acercarse, dejo con la palabra en la boca a la periodista y todos los demás reporteros y corrió hacia Candy.
-Candy, ¿qué pasa? ¿Por qué estás tan seria?
¿acaso ese idiota de Charlie te hizo algo? Te vi platicando con él.
-No, no estoy bien, dime ¿que tal tu entrevista? -evadió el tema.
-Bien hemos terminado, quiero llevarte a cenar a un lugar muy especial debemos festejar mi victoria y la mujer maravillosa que tengo a mi lado -la beso apasionadamente.
Ella al sentir sus cálidos labios, sus temores y miedos se disiparon, es como si estando a su lado todo lo dicho por Charlie, se lo llevara el viento, aunque una rubia a lo lejos con ojos llenos de rabia los miraba.
Ellos dos formaban un mundo en el que les era imposible mirar el odio y la envidia de los que los rodearan. Tanto de Charly como de Susana.
Se encontraban nada menos que en Monaco un lugar y pista donde Terry tenía un amargo recuerdo pues en ese lugar su papá le gritó un día que siempre sería un don nadie sin él. Le quito el dinero y todo tipo de ayuda económica para tratar de hacerlo recapacitar de que se alejara de las carreras de autos. Tenía más des 5 años que años que Terrence Grandchester no sabía nada de su padre.
Ambos llegaron al puerto, y ahí estaba gran y esplendoroso yate que esperaba por ellos, recordó cómo se entregó a él sin prejuicios, fue una noche de pasión y amor donde entregaron sus almas mutuamente y Terry le pidiera que se fuera a vivir con él a Londres, ella sin pensarlo acepto. Siempre se imaginó un anillo, una propuesta y no fue así. El momento vivido con Terry no lo requería, sabía que lo amaba, de eso no le cabía la menor duda, y aunque solo tenían tres meses de conocerse sentía como si sus almas ya se hubieran conocido en otro tiempo y espacio y solo se reencontraron. Y aunque su relacion habia sido mas pasional él nisiquiera sabia su segundo apellido, ni que era hermana de William Albert Andrew, el dueño de la escudería Renault y nada menos quién fabricará los motores para sus carros de la escudería McLaren. Y al casarse con ella no se dio cuenta pues Candy no cambió nunca el apellido White de su padre.
Ella era una Ingeniera Mecánica amaba el mundo de las carreras, sabía correr un auto formula 1 perfectamente pero como mujer seguramente nadie confiaría en ella, para dejar en sus manos más de 10 millones de dólares, y aunque sería la heredera junto con Albert de un Imperio, eso realmente para ella nunca fue importante.
El año que vivo junto a Terry fue hermoso, compartíeron tanto juntos se conocieron mutuamente en muchos aspectos pero ella nunca le contó su parentesco con William Albert Andrew ni que era heredera del Imperio Renault.
Albert su hermano tampoco sabía que estaba casada con Terrence Grandchester solo pensó que estaba Ilusionada con aquel Playboy como lo llamara, pero aceptó la decisión de Candy de irse a vivir con él.
Para Albert fue muy triste verla llegar a casa llorando.
-Sabía que ese idiota te rompería el corazón y no me equivoqué.
-Lo sé Albert pero por favor no me regañes solo abrázame necesito de mi hermano.
Vaya que sí le rompió el corazón y no solo eso, él sabía que cuando la dejó fuera de su vida estaba embarazada.
Y aunque ahora ella era la que no quería saber nada de él, por todo lo que la lastimó no podía negar que lo seguía amando lo supo en el momento que Annie le dijera que tal vez él había fallecido, ahí estaba ella enfrentando el amor y el odio ¿acaso se puede sentir las dos cosas al mismo tiempo?
-Candy me estás escuchando, tienes que ver el video mira. ¡Por favor velo!
Volvió a tomar el celular con sus manos temblorosas ella observó en cámara lenta la colisión entre dos autos del mismo equipo uno golpeó al otro por detrás tratando de revasarlo, haciendo que volara y girara en el aire y el otro diera vueltas como trompo, llegando un carro más a colisionar haciendo que hubiera una gran explosión.
-En este deporte tan peligroso es uno de los riesgos que corre cada corredor -decía un narrador. -Oh por Dios nos acaban de confirmar, si el equipo McLaren está de luto.
-¡Oh por Dios! -dijo la rubia, debe de ser Charly oh Terrence. Candy se estremeció y empezaron a rodar lágrimas de sus ojos verdes.
Annie en el año y medio desde la separación de su amiga no la había visto llorar y eso le preocupaba sabía que cargaba su dolor y ahí estaba viéndola llorar por primera vez, frente a ella. Con el corazón desecho que le podía decir a su amiga en esos momentos sabía que no existían las palabras correctas.
Un Capítulo más gracias por las que empiezan a seguirme en esta aventura espero sea de su agrado este capítulo no olvides dejar tu comentario siempre es gratificante para una escritora saber que se emocionan con la historia, gracias por su tiempo no leemos el próximo Capítulo con cariño Saadesa :D
