AL LIMILTE
CAPITULO 3
Veinticuatro horas habían pasado desde que Candy recibiera la noticia, no pudo dormir pensando en quién era el piloto fallecido, en las noticias todavía no daban un nombre todo eran especulaciones.
Annie entró en la habitación con una charola de desayuno para su amiga.
-¡Vamos Candy! se que no has pegado el ojo en toda la noche has estado en vela, pero por favor trata de comer algo o enfermeras ayer lo poco que comiste lo vomitaste de la impresión.
-No tengo hambre Annie, ¡necesito saber...! la incertidumbre es peor, no puedo con esto.
Se escuchó timbrar el teléfono de la casa.
Deja ver quien llama, es muy raro que suene el teléfono de casa ya todos usan el celular. Annie regresó apresurada.
-Candy te buscan
-¿Como dices Annie? -preguntó dudosa y dio un sorbo al jugo naranja.
-Es Richard Grandchester -murmuró con la voz entrecortada Annie.
Hubo una pausa, el sorbo de jugo se atragantó en su boca, no pudo evitar escupir, los latidos de su corazón se hicieron presente y su estómago dio un vuelco.
Annie le entregó el teléfono inalámbrico y ella lo tomó.
-Bueno -logró decir en voz baja la rubia.
-No es un buen día hoy, Candy -dijo Richard Grandchester por fin-. En realidad un día muy malo creo que ya debes saber lo de Terrence.
Candy cerró los ojos y una onda de calor y mareo se apoderó de ella.
-Si.
Sí respondió referente al accidente, pero no referente a su muerte. Nunca conoció al Duque de Grandchester, y por lo poco que hablaba Terry del tema, para él su padre estaba muerto, siempre que ella trataba de sacar el tema a flote, él evadió cualquier platica que involucraba a su padre, ¿acaso le llamaba para darle la noticia de su...?
-Entonces seré breve lo he preparado todo. Para que vengas. Un coche te recogerá en tu apartamento de Chicago, y te llevará al aeropuerto, un jet privado te dejará en Londres, y después te recogerán para llevarte a mi casa para que puedas ver a mi hijo asegúrate de...
-¿Como ha dicho? Terry está... Vivo -Candy respiró con fuerza como si golpearan su pecho.
-Creías que está muerto -dijo con brusquedad.
-Disculpe lo pensé por todo el alboroto que se ha hecho, y que no han dado aún el nombre del piloto fallecido no sabía si era Charly o Terry.
-Si, está vivo, pero debo advertirte que no está grave, pero si muy mal herido, No se como esta vivo, pero lo esta.
-Lo siento me imagino por lo que debe estar pasando.
-No necesito de tu compasión
-No me mal entienda Duque de Granchester.
-Mi hijo te necesita, espero que hagas lo que se debe hacer y es; el de que su esposa esté a su lado. Es tu deber estar con él.
-Usted no entiende me alegra tanto que él haya sobrevivido, pero él y yo ya; no estamos juntos desde hace más de un año, de hecho el divorcio...
No la dejó terminar la frase
-No me importa, él te llama no deja de hacerlo, estuvo en quirófano y al estar estable lo he traído a casa con cuidado especializado y está roto en mil pedazos y su mejor amigo acaba de morir.
-Cha... Charly ¡está muerto! -Candy se quedó helada al escuchar la noticia.
No es que fuera su mejor amigo pero en cierta medida estuvo con ella en los tiempos más difíciles, la rubia miró un punto fijo y recordó como siempre la trató con afecto, cosa que a Annie le molestaba pues le decía que ese interés no era solo de amigos y que había algo en él que no le gustaba. Recordó como la citó una tarde en un bar, pues él le llamó llorando, ella sin dudarlo corrió a verlo, Charly se sinceró con ella y le contó sobre cómo Terry lo ayudó, y que amaba a una mujer pero no era capaz de confesarle su amor, entre copas la rubia escuchó la historia desde su niñez y cómo sufrió quedando huérfano desde pequeño, Candy lo abrazó de una forma fraternal, pero lo que Candy nunca supo es que una reportera obsesionada con Terry, tomó fotografías donde pareciera que con aquel abrazo se besaban, con un poco de edición y serían mandadas a Terry.
Esa fue la razón por la cual dos días después de ese encuentro simplemente Candy llegó al departamento que compartiera con Terry y todas sus cosas estuvieran afuera de el, trató de abrir la cerradura y no lo logró, bajo a la administración, preguntó si podrían ayudarla, lo único que le dijera el conserje es que había una nota para ella.
Candy:
Te quiero fuera de mi departamento y de mi vida, ya no me sirves ni como amuleto de la suerte.
Candy solo logró llamar a Annie para que fuese a recogerla y ayudarla. Intento localizar a Terry por el celular y él nunca contestó.
Dos semanas después dejó Londres, y viajó a Chicago, y decidió compartir un departamento con su mejor amiga, con dos meses de embarazo una tarde ella solo empezó a sentir un dolor muy fuerte en el vientre y el sangrado se hizo presente, Annie la llevó a urgencias y las tristes noticias fueron que Candy había perdido el bebé, por última vez en el hospital Candy trató de contactar a Terry, para contarle lo sucedido, no hubo contestación y decidió llamar a Charly y este al enterarse se presentó con Candy a los dos días en Chicago, ella lo recibió y él le dijo:
-¡Candy no sabes como lo siento!
-No te preocupes estoy bien, tal vez fue lo mejor, Dios sabe porqué hace las cosas.
-¿Charly se lo contaste? sabe que perdí el bebé.
-Si, se lo dije pero él no quiere saber nada, no sé lo que haya pasado Candy, pero sabes puedes contar conmigo, yo... tu sabes lo que siento por ti.
-Por favor Charly, sabes que nunca te vería de la manera que tu quieres, te quiero solo como un amigo, y agradezco lo que has hecho por mi de verdad y el que en estos momentos estés aquí conmigo.
-Él no merece tu amor, solo jugo contigo, fuiste su amuleto de la suerte y cuando ya no le serviste y supo que todo eso era un juego te quiso fuera de su vida, se que que tal vez ahora no sea el momento de que tu sepas esto pero es tiempo de que te desilusiones de mi amigo y lo veas tal cual siempre ha sido. Mira este video de él -sacó el celular del bolsillo de su pantalón.
Candy tomó el celular y observo el video, lágrimas brotaron de sus ojos no podía creer lo que veía, Charly tenía razón, solo fue un juego para Terry.
-Sabes Charly eres igual que él, por algo son amigos si de verdad me apreciaras no me enseñarás esto; en estos momentos, quiero que te vayas y no quiero saber nada ni de ti, ni de Terrence Granchester, en mi vida ustedes han sido una Maldita pesadilla ¡por favor vete!
-Pero Candy.
-¡Pero nada! ¡vete...!
Desde ese día Candy no volvió a tener ningún tipo de contacto ni con Charly, y mucho menos con Terry. Y lo que ella nunca supo es que Charly mintiera referente a que Terry se enteró que ella perdió al bebé.
-¡Candy...! ¡Candy...! ¿qué pasa? -pregunto Annie-. Te has quedado muy pensativa, he escuchado que él que falleció fue Charly, lo siento tanto, puedes estar en paz amiga no fue Terry, pero estoy segura que jamás lo buscarías él te hizo mucho daño, así que por favor cambia esa cara, Terry se recuperara y tu debes de seguir con tu vida.
-Terry y Charly eran como hermanos, me imagino lo que debe estar sufriendo al enterarse que su mejor amigo a fallecido.
-Entonces ¿qué harás?
-Creo que viajaré a Londres debo empacar.
-No creo que sea buena idea Candy -se escuchó la voz varonil y Cálida de Albert, su hermano, parado en el umbral de la puerta.
-¡Oh Albert! -corrió a abrazarlo.
-Vine en cuanto me enteré, y también a darte una no muy buena noticia, papá no se encuentra bien de salud, debemos ir a Escocia quiere vernos.
-Pero Albert, debo ir a Londres debo ver a Terry.
-¡No lo puedo creer Candy! después de todo lo que te ha hecho, esto es el colmo, no merece la mas minima atencion de parte tuya, no tienes nada que hacer en Londres.
-Es que tu no comprendes hermano, este..., yo...
-¿Qué pasa Candy? ¡Qué es lo que no me has dicho! por tu mirada puedo ver que me has estado ocultando algo, y ve que ojos tienes estuviste llorando toda la noche, ese Granchester no merece tus lágrimas, desde hace mucho se merece que le dijera unas cuantas cosas pero me detuve por que me hiciste prometerte que no lo buscaría y ahora dime ¿qué es lo que me ocultas?
-Bueno veras, yo soy la señora de Granchester hace más de año y medio él y yo nos casamos y ahora el Duque de Granchester exige que debo estar al lado de mi esposo.
-¡Que...! ¡no lo puedo creer Candy! todo este tiempo me has ocultado algo tan importante, con mayor razón, debí hablar con ese idiota.
-¡Por favor Albert no te enojes! el divorcio es un hecho, él me sacó de su vida, ha pasado más de un año sin vernos, mi abogado me dijo que ya era un hecho la anulación, solo faltaba la firma de él en los papeles, le debieron llegar hace dos dias, asi que nada nos une, el vínculo que tal vez nos uniera en este momento, Dios decidió que no llegara a su término, sentí mucho dolor en su momento, pero ahora creo fue lo mejor para ambos.
-Pues vamos ir a recoger esos papeles y yo hablare con el Duque de Granchester, han de pensar que no tienes quien te defienda y por lo que me has contado Terry no supo que eres una Ardlay, y heredera del Imperio Renault, pues aunque mi padre te adopto, él respeto que siguieras usando tu antiguo apellido, el de tu padre.
-Albert, no quiero que se entere, en el mundo del automovilismo de la fórmula 1 siempre estaré involucrada y no quiero que sepa nada de mi, es mejor asi.
-Esta bien, no mencionare nada sobre eso, es mejor que te vean conmigo y de ahí viajaremos a Escocia a ver a papá, necesita de nosotros. ¿Todavía le quieres no es así?
Ella levantó su ojos verdes esmeralda para mirar a su hermano.
-No voy a volver a tener ningún tipo de relación con Terrence Granchester.
-Y entonces ¿por qué vas?
-Voy a ver a un hombre que está al borde de la muerte.
-¿Y para que? no le veo el caso, dejame arreglar todo lo legal yo.
-El está herido, Charly me caía bien, por favor trata de entender que no podría vivir conmigo misma si no voy, es hora de cerrar este ciclo en mi vida.
-Candy debes de avisar a Niko, no creo que este muy contento de esta desicion tuya, y supongo no sabe que eres una mujer casada.
-¡De qué hablas Albert! Niko y yo solo somos amigos y hemos salido un par de veces como buenos amigos, él lo sabe yo se lo dije desde un principio.
-¡Ay Candy! no se por que presiento que esto no saldrá nada bien.
-No exageres, te preocupas más de lo normal hermano.
-Bueno ire por mi maleta y nos vemos en el hangar del aeropuerto si no quieres que sepan quien eres en realidad yo debo viajar contigo en el jet del duque, esto no me hace mucha gracia, nos vemos en unas horas.
El joven rubio de ojos azul cielo beso la frente de su hermana y le dio un abrazo.
Philips un hombre elegante de pelo canoso y bajito esperaba por Candy. A lo lejos vio maniobrar el Jet para poder descender del el, la hermos chica rubia. Era el Chofer personal del duque de Granchester, Candy lo conocía pues en una de las carreras Terry se lo presentó, y le dijo que de pequeño recordaba jugar más con él que con su propio padre, y era su fan número uno desde que empezara a correr profesionalmente para la escudería McLaren.
-Me alegra de verla de nuevo señorita Candy, aunque no en estas circunstancias.
A espaldas de ella la figura imponente de Albert, hizo que el chofer supiera que los dos hombres esperando en la mansión Richmond no serian nada felices al mirar que la joven seǹorita señorita venía acompañada de un hombre.
El hombre agarró el bolso de ambos, y hecho andar. Candy y Albert fueron tras de él. Diez minutos después estaban en camino hacia la gran mansión de Richmond.
Candy guardaba silencio y miraba por la ventana reconociendo vistas que le eran familiares. Era increíble... pero había llegado a tomarle cariño a esa ciudad donde un día que ella sentia muy lejano compartiera un departamento con aquel que ella pensó sería el amor de su vida, pero también recordó cómo fue que la corrió estando embarazada. Estaba asustada y corrió con la suerte de que Annie se encontraba en Londres por negocios y por azares del destino en ese viaje conociera a Archibald Cornwell al igual que su hermano Stear.
Sentia un vacio en su estomago pero lo que tambien sabia y tenia muy presente es que le guardaba un gran resentimiento, al nisiquiera presentarse o llamarla al saber de la pérdida de su bebé. Y más enojo se hizo presente al recordar aquel video que le enseñará Charly.
Albert la observaba cauteloso, sabía que Candy estaba lidiando con un mar de sentimientos y emociones, podía recordar a una Candy derrumbada con la pérdida del bebé, pero sabía muy bien que su hermana seguía amando a ese hombre y la prueba era; hacia donde se dirigían
-《Acaso es posible que el amor verdadero se convierta en odio...》.
Ambos hombres en el auto se sorprendieron al escuchar los pensamientos que dijera Candy en voz alta sin darse cuenta.
El coche aminoró la velocidad y Candy volvió a su realidad pudo observar la magnífica villa de Richmond, digna de la realeza.
Candy bajó del carro y se quedó parada frente a la puerta, emociones embargaban todo su ser, una parte quería darse la media vuelta y salir corriendo y una más íntima guardada en su corazón moría por volver a verlo y enfrentarlo. Tantas veces lo imagino. Preguntarle ¿por qué...? Pero esta vez sabía que solo era la despedida y recoger los papeles del divorcio, desear que se mejorará y eso era todo.
-Por aquí -mencionó el chófer-. El Duque me pidió instalarla en su habitación, no contábamos que vendría acompañada, ahora mismo mandó a la servidumbre alistar una habitación para el señor William Albert.
-Se lo agradezco Philippe.
-Estoy para servirle.
En unos minutos vengo señorita el joven Terrence espera por usted.
-Candy, ¿quieres que vaya contigo? -preguntó Albert.
-No, estaré bien, no te preocupes.
-Bueno entonces esperaré por ti pequeña y recuerda no estás sola.
Candy recorría el silencioso pasillo siguiendo a Philippe, abrió la puerta y hizo espacio para dejarla pasar.
Sintiendo como si una onda fría recorriera todo su cuerpo Candy respiró profundamente y entró a la gran habitación.
Ella pudo observar una enfermera al lado de la cama haciendo anotaciones.
-Puedes pasar -escuchó una voz grave de hombre decir-: Tu marido está durmiendo ahora mismo, pero puedes pasar y sentarte le hará bien cuando te vea, te esperábamos por la mañana tuvieron que darle una dosis más fuerte de medicamentos contra el dolor no quería, esperaba por ti.
-Es usted el...
-Oh si perdona mi falta de cortesía, soy el Duque de Granchester, padre de Terrence.
Para Candy no era necesaria la presentación eran tan parecidos, la forma de cara, la altura, el cabello. Solo se diferenciaban por el color azul de los ojos.
-Mucho gusto Duque -respondió Candy.
-Por favor llámame Richard, dejemos los formalismos somos familia.
-Duque digo Richard creo que hay un mal entendido es necesario que usted y yo hablemos.
-Eso puede esperar, es mejor que hagas compañía a mi hijo, se que debes venir cansada es un viaje largo, mandare el servicio de té para ti, y algo de comer. Yo comeré con tu acompañante, me ha dicho Philippe de él.
Candy no pudo replicar las órdenes, observó a Terry en la cama, con golpes en la cara un brazo enyesado al igual que una pierna levantada a lo alto.
-El estará bien señora, no se preocupe las heridas gracias a Dios no fueron internas y aunque el auto del joven voló por los aires al caer no exploto, eso fue un milagro, así que no tiene ninguna quemadura, poco a poco se recuperará y podrá seguir haciendo lo que tanto ama que es correr -mencionó la enfermera-. Ahora iré a comer algo, regreso en unos minutos, debo aprovechar antes que despierte.
-Si adelante.
Candy se sentó en un pequeño sofá al lado de él, minutos después trajeron su comida, que no fue tocada, ella sabía que no sería capaz de pasar bocado sintiendo ese nudo en su estómago, que le diría cuando despertara o peor aún que le diría él, tal vez la correría pues sabía muy bien que si estaba en esa habitación era por su padre que la mandó traer, no por qué él así lo quisiera o deseara. Por un momento se sintió tan pequeña en una habitación gigantesca y el aire le empezó a faltar se incorporó, necesitaba aire fresco, camino hacia una ventana grande, abrió y camino al pequeño balcón, posó su manos en el barandal y respiró profundamente.
-¡Que hago aqui...! Soy una tonta al haber venido, debo de irme antes de que despierte no soportare su desprecio, no puedo con esto debo marcharme. Debo de ser una masoquista, si eso soy, hablaré con el Duque y sabrá que su hijo y yo no tenemos ya ningún tipo de relación, es lo debí hacer y largarme de este lugar -respiraba entre cortado como si hubiera corrido sin parar-. Esto es peor que subirse a un auto de formula 1.
Logró calmarse y controlar su respiración después de unos minutos.
Camino, entró a la habitación y ahí estába él con sus ojos azul zafiro mirándola parada en el umbral, el viento movía su cabello rubio.
El sonido de esa voz grave, ligeramente ahogada, reverberó en el cuerpo de Candy como descarga eléctrica. Miro hacia la cama. Consciente de que su plan de escape se iba al traste.
-Candy... -murmuró Terry, mirando la cara y el semblante de ella-. Si estás pensando en salir corriendo de esta habitación ¡por favor no lo hagas!
Hola Chicas aquí estoy con un Capítulo más espero haya sido de su agrado lamento haber tardado un poco más, este es un mes difícil para mí, pero aquí esta espero lo hayan disfrutado con cariño Saadesa. :D Nos leemos el próximo Capítulo. No olvides dejar tu comentario siempre es gratificante leerlas.
