AL LIMITE
CAPITULO 14
Terry había seguido por algunos minutos el auto en el que iban Candy y Niko. Vio que entraron al estacionamiento de un hotel
—¡Maldición! No puede ser —le hirvió la sangre de imaginar en que podría acabar todo eso.
Él sabía que Candy lo amaba de eso no había la menor duda, la había sentido vibrar y estremecerse el día que ella le dijera adiós. Pero la realidad le abofeteaba la cara y es que no eran pareja, ni siquiera amigos, sabía que cualquier cosa podía pasar y más si ella estaba vulnerable y ese idiota de Niko se podría aprovechar de eso. Sacudió la cabeza ante las imágenes que empezaron a venir a su mente.
«Lo estás haciendo otra vez idiota, ella jamás te fue infiel, te atortmenstaste más de un año con imágenes que nunca existieron» recordó la jugarreta de Charly.
—Si de verdad algo llega a pasar entre ellos, yo quiero desencantarme y reconocer que he perdido la batalla para siempre —sintió un dolor en su pecho ante esa idea.
Se puso una gorra, unos lentes y una bufanda para tratar de no ser reconocido. Entró al mismo estacionamiento que ellos y los siguió hasta que ellos entraron al lobby y dirigieron sus pasos al bar del hotel.
Al entrar Niko y Candy vieron la algarabía y colegas de varios equipos festejando, el lugar estaba repleto. Candy se detuvo y volteó al sentir una extraña sensación de ser observada.
—¿Todo está bien Boss? -preguntó Niko al observarla buscar algo o alguien.
—Eh ha..., si, es solo que ... olvídalo vayamos a la barra a pedir un trago, brindaré contigo y me iré a mi hotel estoy cansada.
—¡Pero cómo!
—No abuses Niko, sabes que ha sido un día agotador y Albert espera por mi para cenar.
—Está bien, está bien no insistiré Boss, gracias por acompañarme para festejar.
—¡Que no soy Boss! Bueno si lo soy, es solo que no me gusta que me digan así, quiero seguir siendo la amiga de todos como antes y ese título de Boss, siento que intimida a varios del equipo -la rubia golpeó su cabeza en plan de juego. Toda aquella escena la observaba Terry desde lejos.
Terry al observarla recordó que Candy tendía a sacar la lengua, golpear su cabeza con pequeños golpecitos cuando se equivocaba y también alguna vez darle un buen golpe de gancho al hígado en plan de juego, sonrío ante el recuerdo.
—¡Ey Granchester! ¿De quién te ocultas? —escuchó decirle a alguien a sus espaldas.
—Oh Lewis, no de nadie -respondió nervioso-.
Es solo que ando un poco resfriado y no quiero enfermarme más.
—Si, ajá, sí tú lo dices, ven anda te invito una cerveza estoy sentado con mi padre y hermano.
Candy en esos momentos volvió a voltear, ante esa extraña sensación de ser observada.
—Si, si acepto —se volteó deprisa y lo tomó por el hombro caminando aprisa para no ser descubierto por Candy.
Siempre a la distancia Terry observó todo, parecía que solo entre ellas había una charla de buenos amigos.
El teléfono de Niko se alumbró y vibró sobre la barra del bar, él lo tomó y contestó.
—Bueno —Candy observó su rostro cambiar totalmente, algo había pasado.
El se levantó y salió del bar del hotel para dirigirse al lobby, ahí había un pequeño patio al aire libre, lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Le acababan de dar la mala noticia que su padre había fallecido, Klaus Hukenberg un reconocido corredor de la Fórmula 1 en sus tiempos mozos.
Candy al verlo así decidió seguirlo y lo sorprendió al escucharla hablar.
—¡¿Qué pasó Niko?! ¿Todo está bien? Me preocupaste al salir así.
—No Candy, nada está bien, mi padre ha fallecido.
Candy en modo de apoyo lo abrazó y dijo:
—Lo siento tanto, te entiendo perfectamente hace pocos meses mi padre también se fue, no hay palabras para expresar lo que siento, solo te puedo decir que tienes todo mi apoyo y el de la escudería Renault.
—Lo sé, sé que tú y Albert son mis amigos antes que mis jefes. En esos instantes el la abrazo y beso la frente de Candy.
Terry los había seguido al verlos salir de esa manera, y ver en la forma de cómo la besaba, estaba más que claro que entre ellos dos empezaba a surgir algo. «Eres un imbécil en creer que Candy esperaría por ti, toda la vida, no sé cómo lo voy hacer pero te recuperaré Candy, esto solo es una batalla, no la guerra» pensó mientras se alejó a toda prisa de ese lugar.
—Tomate el tiempo que sea necesario Niko, debes ir a Alemania, y arreglar todo sobre el funeral de tu padre y estar con tu madre y hermanas.
—¡Pero Candy...!
—Vamos Niko, la familia es lo más importante, está solo fue la primera carrera, solo te ausentaras dos, nosotros nos podemos arreglar con eso.
—¿Pero qué piloto usarás?
—No lo sé aún, pero conseguiré quien corra, anda vamos a descansar hoy fue un día largo, y tú debes empacar.
—Espera —la tomó del brazo.
—¿Qué pasa Niko?
—¿Por qué no corres tú?
—Yo, ¡estás loco!
—Oh vamos Boss, nunca te lo había dicho pero yo te vi una vez correr y tu cómplice es Stear Cornewell, de hecho eres tan buena que yo tomé el tiempo cuando te vi por primera vez, ese día pensé que eras un nuevo piloto de Renault y terminarían mi contrato por él, pero cuando te vi quitarte el casco me fui de espaldas al ver que era una mujer la que había corrido de esa manera.
—No, no podría Albert, no me dejaría.
—No tiene que saberlo, yo jamás supe que eras una mujer hasta que te quitaste el casco, verás ese traje mata todo encantó -acaricio su cuerpo en modo sexy jugando.
—Seras idiota Niko —ambos soltaron a reír a carcajadas, después de calmarse el volvió a decirle:
-Piensalo, a quien vas a conseguir que haga un buen papel con el campeonato ya empezando, al menos tú conoces el carro que manejas, no creo que seas de las últimas en llegar, tienes agallas.
Si no, es mejor que yo no me vaya, no puedes dejar de correr un auto del equipo, mucho está en juego y yo no quiero perjudicar a Renault.
—No te preocupes anda vamos a qué empaques, yo veré como me las arreglo.
Stear solo abría los ojos del asombro ante el pedido de sus amiga que ahora era su prima.
—Es el día de los inocentes ¿verdad? Me estás jugando una broma Candy.
—No Stear, quiero correr las próximas dos carreras, no quería; me veo obligada a hacerlo, no encontré quien corriera. El padre de Niko falleció y lo mandé a casa.
—No debiste hacer eso.
—No Stear, él tenía todo el derecho de ir a despedirlo, además no te estoy pidiendo un imposible solo quiero que me ayudes a adaptar los pedales y el volante, será como cuando práctico no creo llegar a ser ganadora de los primeros tres lugares, nadie notará nada. Niko sube al auto con casco y se va con casco solo lo sabrá mi jefe técnico a cargo cuando hablemos por los auriculares.
—Ay Candy, tengo el presentimiento de que todo esto, no saldrá nada bueno.
—Ay estás demasiado preocupado, mi prima Paty te está contagiando.
—¡Eso no es cierto!
—Pues entonces demuéstramelo, y divirtamonos
La segunda carrera seria en Arabia Saudita Jeddah Corniche Circuit, Candy lejos de estar temerosa estaba muy emocionada, se acababa de poner el traje de corredor para salir a los pits cuando estaba apunto de ponerse el casco entró Albert sin tocar la puerta.
—Creíste que no me iba enterar de esta locura, ¡No puedes correr!
—¡Porqué! Por ser mujer, seguramente piensas que no puedo, pues déjame decirte que te sorprenderás.
—No, no es eso, correr es muy peligroso, y no quiero que te pase nada, eres lo único que me queda.
—Vamos hermano, no seas egoísta ¿Entonces cuando otros pilotos arriesgan su vida por nuestro equipo ahí si nada pasa? ¡No crees que es una doble moral!
—¡Candy...!
—Si, el hecho de que te ame no quiere decir que no necesites saber tus verdades hermanito, esto es algo que siempre he soñado, solo serán dos carreras está y la de Australia, Niko debía ir a despedir a su padre, tú mejor qué nadie conoces el dolor de la pérdida de un padre. Trate, te lo juro, de conseguir alguien pero no hay pilotos suplentes, y yo puedo hacerlo no seré de los primeros cuatro, pero si creo poder ser tal vez el diez -la rubia rió y le saco la lengua a su hermano.
—Ahí está, es cara tuya.
—¡¿Qué cara?!
—La que solías poner siempre que ibas a cometer una travesura, ya sea trepar un árbol, comerte la dotación de galletas de mamá o cuando estabas en la villa de Escocia para ir a jugar al pueblo.
—Me conoces tan bien.
—Y sabes me acabo de enterar hace poco de algo, cerca de nuestra villa en Escocia, está la villa de la familia Granchester, puede que en alguna de esas escapadas tuyas te hayas cruzado con Terry, o lo hayas visto de niño.
—Pues no lo recuerdo —su corazón latió de solo pensar en Terry—. Solo recuerdo una melodía en el piano, provenía de una villa cercana a nosotros, trepaba un árbol y ahí solía escuchar que alguien tocaba el piano, no creo haya sido Terry, que yo sepa no toca el piano, bueno a decir verdad estuve un año casada con él y no lo conocí bien.
Albert miró en su rostro dolor, ante aquella declaración de su hermana. Sabía que seguía enamorada de Terry y que de igual modo él la amaba por todo lo que le había contado el duque de Granchester semanas atrás.
—Albert es un gusto verte nuevamente —le decía el Duque de Granchester—. Me alegra que hayas preguntado por mi tengo cosas que platicar contigo ahora que sé, eres el hermano mayor de Candy.
—Le pido una disculpa, se que en Richmond no le dije quien era, solo acompañé a mi hermana a recoger los papeles del divorcio.
—Entiendo, no tienes porqué disculparte, me avergüenza el comportamiento que tuvo mi hijo con Candy, se que él está muy arrepentido por lo que hizo y la prueba fue haberle dado el divorcio, no quería hacerlo. Pero le dije que si de verdad la amaba y aspiraba a estar con ella o por lo menos lograra su perdón, el primer paso era dejarla libre.
Bien lo dicen los jóvenes ahora. "Si amas algo dejalo libre, si vuelve a ti es tuyo, si no nunca lo fue" Sé que la ama, mire la forma en cómo la mira y es la mirada de un hombre enamorado y en su convalecencia después del accidente en dónde casi pierde la vida, solo la llamaba a ella.
—Lo sé duque, no tiene que explicar nada.
—Pero bueno Albert, dime ¿qué es lo que te hizo buscarme?
—Tengo algo que entregarle, encontré una carta de mi padre dirigida hacía usted y debía hacerla llegar a las manos de su dueño.
—¿Una carta para mí?
—Si, es algo extraño o tal vez no, supongo él sabía que Candy se había casado, no lo se -entregó el sobre en las manos del duque-. Me retiro.
—No espera, leamos lo que me dejó escrito tu padre.
Duque Richard Granchester:
Se que no tenemos el placer de conocernos, creo que por decisión de nuestros hijos ahora somos familia, esperaba pronto nos conoceríamos, pero el destino supongo ya no me lo va permitir, estoy enfermo se que no me queda mucho tiempo, no se pregunté cómo, pero los sé. Solo quiero encargarle a mi pequeña Candy, ella es una gran mujer y supongo que sí fue capaz de enamorarse de su hijo, es porque es un buen hombre. Por favor cuide de mis hijos que ahora son su familia. Albert es el mayor pero se que siempre hace falta el consejo de hombres como nosotros que ya hemos vivido una vida larga, no me lo tomé a mal e investigado y se que es un hombre respetable.
Se lo pido con el corazón en la mano cuide de mis pequeños hijos a los que amo tanto.
Atte: Robert Bell Ardlay.
—Vaya creo que mi padre lo supo antes que yo que ellos dos se habían casado. —Una lágrima salió de los ojos de Albert al escuchar la última frase de la carta.
—Tu padre fue un hombre admirable por todo lo que hizo profesionalmente pero sobre todo por criar a dos hijos como ustedes.
—Gracias Duque.
—Llamame Richard, y aunque ya no somos familia por la estupidez de mi hijo, creeme siempre podrán contar conmigo. En mi encontrarán una mano amiga.
—¡Albert! ¡Albert! ¿en que te quedaste pensando?
—Oh solo recordaba a mi padre, no es nada olvídalo.
El no quiso contarle aquella plática con el duque de Granchester dónde él leyera la carta de su padre y también se sincera de que Terry seguía amándola, no tenía caso. Porque si Terry no luchaba por ella solo sería ilusionarla.
—Bueno, pues estoy lista, la hora ha llegado.
—Promete que serás cautelosa.
—Lo prometo.
El banderazo de salida y el zumbido de los carros estaba presente en la pista de carreras.
—Terry vas muy bien, cinco vueltas más y serás el ganador de esta carrera -le decía Stear por los auriculares—. Mantén la velocidad y está carrera será nuestra.
Para Candy era algo increíble, uno de los sueños que siempre había tenido se había hecho realidad, la adrenalina estaba en su cuerpo podía dar más pero trato de ser cautelosa, no debía llegar en los primeros tres lugares, ella debía pasar desapercibida en las dos carreras, se había mantenido en las primeras diez posiciones.
—Niko vas muy bien -dijo Albert por los auriculares, el rubio no se había despegado de estar al lado del técnico que llevaba la carrera guiando a Candy, ellos dos sabían quién era el piloto ese día.
Candy pudo ver una bandera verde ondeando, sabía que adelante había un carro con contratiempos; cuando rebasó aquel auto, vio que nuevamente era el de la escudería McLaren.
—¡Terry...! Que paso ibas en primer lugar, —dijo en voz alta.
—Candy no te distraigas, vas muy bien solo termina la carrera.
—Pero...
—Nada, no pienses en que pasa con McLaren solo termina la carrera —ordenó su hermano.
La carrera para Candy había sido un éxito, sin ningún contratiempo, finalizó en el lugar ocho adjudicándose cuatro puntos.
Bajo del carro y corrió a cambiarse, sin que nadie se diera cuenta era ella, para algunos se le hizo raro que Niko no se quitará el casco, pero lo tomaron como molestia de parte de él al no haber sido de los primeros tres para subir al podium. A todos se les había dicho que Candy había tenido que viajar a las oficinas centrales de Renault.
Ya en el hotel donde se hospedaban la mayoría de los equipos, Albert entró al cuarto de su hermana para felicitarla.
—Felicidades Candy, Cada día te admiro más, papá estaría orgulloso de ti.
Ella lo abrazó y lágrimas brotaron de sus ojos.
—Lo se hermano, mis dos padres estarían muy orgullosos de mí, sé que desde el cielo me acompañaron hoy, pero...
—¿Qué pasa hermana?
—No he podido dejar de pensar en Terry, ¿Que fue lo que pasó con él?, les dimos el motor que era nuestro.
—Debe de haber una explicación, no te mortifiques por eso ahora.
—Sí, y es lo que voy a averiguar.
—¿A dónde vas?
—Necesito hablar con Stear, no podré estar en paz hasta que lo haga.
—Te acompaño.
—No, si me ven contigo seré más llamativa, nuestro equipo piensa que no estoy aquí, sé que el equipo de Mclaren está aquí en este hotel. —recogió su cabello y lo metió debajo de una gorra y se puso unos lentes.
—¡Candy!
—No, no me digas nada, me conoces debo saber que sucedió.
Candy buscó la habitación de Stear, cuando iba llegar se escondió detrás de una pared, al ver salir a Patricia su prima. «Es mejor así, debe de estar solo» En ese momento vio a uno de los botones del hotel.
—Oh joven, olvide mi bolso con mi llave sería tan amable de abrirme.
—Por supuesto señorita.
Candy entró cautelosa a la suite de su amigo, solo rogó al cielo no agarrarlo desnudo o bañándose. «Paty me mataría» Era un suite con balcón que permitía ver la ciudad, a la distancia vislumbró a dos hombres, uno de ellos era Terry.
Se acercó un poco más y se paró de modo que no la vieran.
—Ahora que mi esposa salió, quiero que me hables con la verdad Terry.
—De qué hablas Stear, vine porque me prometiste una buena cena, muero de hambre y no he comido.
—Paty bajo al restaurant a ordenar la cena para nosotros y porque le pedí que me dajara a solas contigo por un momento.
—¡No se que hablas! hombre, estoy bien.
—No, no lo estás, de la nada finges que le pasa algo al motor y solo sales de la carrera, la computadora indica que nada le pasa al auto de carreras.
—¿Porque lo estás haciendo, acaso quieres hacer quedar mal a la escudería Renault, quieres perjudicar a Candy?
La rubia solo tragó saliva al escuchar aquella pregunta y cerró sus ojos.
—Por supuesto que no, jamás le haría eso.
—¡Entonces qué pasa! Yo te conozco muy bien Terry.
—Quería que Niko tomara ventaja de eso y ganará por segunda vez, solo que hoy se comportó muy raro, nunca quiso ir a la delantera, es como si hubiera corrido otra persona en su lugar.
—Estás loco Terry, supe que su padre falleció eso lo debió afectar emocionalmente, tu mejor qué nadie conoce que si un piloto no se sacude los problemas personales, ellos afectan en una carrera y hay desconcentración. —mintió él sabía perfectamente que había sido Candy y no Niko el piloto—. Pero insisto tu comportamiento es raro
—Lo estoy haciendo por ella ¿acaso no lo ves?
—Ya veo, pero no te das cuenta lejos de ayudarla la estás perjudicando ahora hablan sobre los motores de la Renault, más de dos equipos tienen motores construidos por ellos. Pudiste llegar en los primeros diez si no quieres ganar.
—No lo había visto de esa manera.
Candy salió de dónde se encontraba escondida y hablo:
—No necesito de tu lastima ni de tu ayuda Gradchester, soy lo suficientemente capaz de demaotrar que una mujer puede estar a cargo de una escudería.
—¡Candy! —dijeron los dos al unísono.
—¿Hace cuánto estás aquí? —pregunto Stear.
—El suficiente para saber que Terry es un estúpido ególatra que lejos de ayudarme estás llevando todo al carajo, por un momento pensé que de verdad había algo mal en las mejoras al los motores de este año.
—Candy, yo,...
—¡Cállate! No necesito escuchar tus estúpidas explicaciones, acaso no ves que no solo me perjudicas a mi, a tu equipo también. Deja de comportarte como un cobarde y pelea por ver quién es el mejor está temporada. —Se dió la media vuelta para salir de la habitación, pero Terry fue más rápido y la tomo por el brazo.
—¡Suéltame!
—¡Por favor hablemos!
—No, ya te lo había dicho, no hablaré contigo de nada si no hablas con tu padre primero, pero hoy me has decepcionado, veo que en realidad lo que quieres es perjudicarme, no me has dado un voto de confianza para demostrar de lo que soy capaz, ese es tu problema siempre das las cosas por sentado sin siquiera hablar con la otra persona.
—No, eso no es cierto mi pecosa.
—No me llames así, no soy nada tuyo.
—Mas te vale, que demuestres lo que tú eres como corredor y desquites el motor que he construido está temporada, bien sabes que ese era mi auto carreras; por tu estúpido comportamiento se los cedí y me quedé con el de ustedes.
—Ahora déjame, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.
Toda la escena la miró su primo, quería decirle que Terry, de verdad había hecho todo por ella pero no pensó en las consecuencias.
—Dejala ir Terry, es mejor que hablen en otro momento. Terry la soltó y Candy salió de la habitación a toda prisa.
—¿Tu planteaste esto verdad?
—No Terry, no sé cómo entró, yo solo quería hablar contigo, sabía que algo no estaba bien.
—¡Maldita sea! cada vez la alejó más de mi —grito y salió corriendo para tratar de detenerla.
Hola queridas lectoras, bueno después de un largo tiempo vuelvo con un capítulo mas de esta historia, espero no tardar en actualizar el siguiente capítulo ya está en proceso. Gracias por sus mensajes privados y los no privados apoyando está historia y por aguantar la espera, se lo que se siente ? pero aveces la vida y las circunstancias rebasan nuestro tiempo. Gracias por permitirse entrar a mi mundo mágico y soñar junto conmigo. Espero disfruten del capítulo, siempre es lindo leer sus comentarios (^_^)o(≧o≦)o Con cariño Saadesa
