Capítulo 10.
* * * P.V.S * * *
No sé cuánto tiempo llevo sentado aquí sentado frente a la cama de Tokio, mirándolo en completo silencio mientras rezo porque despierte, a la vez que las palabras del médico tras su operación no paran de repetirse en mi cabeza.
-No sabemos cuánto tiempo estará en coma, pero cuánto más tiempo pase en ese estado, menos probable es que vuelva a despertar.
Suspiro y me llevo las manos a la cara unos segundos, sintiendo la rabia que produce la impotencia. Tokio no va a rendirse, no lo hizo la primera vez y no lo hará esta.
-Tamao.
La voz de Airi me distrae, haciendo que la mire entrar en el cuarto con velocidad cuando nuestros ojos se encuentran.
Me levanto para recibir su abrazo, respondiéndole con las mismas ganas, para después mirarla hablar en voz baja, y así no molestar al otro paciente que está con Tokio en el cuarto.
-Genji me contó ayer lo que ocurrió, siento no haber podido venir antes. ¿Hay alguna novedad?
-No, nada nuevo. Estamos esperando a que despierte. –Murmuro cansadamente mientras los dos nos giramos para mirar a Tokio. Si no fuera por las vendas que cubren su cabeza, nadie diría que está enfermo. Parece muy tranquilo.
-¿Llevas aquí desde que saliste del trabajo al mediodía? –Me pregunta algo preocupada, seguramente fijándose en mis ojeras. Yo asiento sin más. –Tamao, tienes que descansar un poco. ¿Has estado solo todo el rato?
-No, la madre de Tokio ha estado aquí todo el día también. Ahora está en la cafetería.
Ella asiente y guarda unos instantes de silencio, para después volver a tomar la palabra.
-¿Te apetece que salgamos a fumar?
-Claro.
Airi me sonríe a media asta y con un brazo me abraza por la cintura mientras caminamos fuera del lugar, en silencio hasta que llegamos a la calle y sacamos nuestros pitillos.
-Genji me dijo que cuando llegó ayer estabas con mamá. ¿Qué hacía ella aquí?
-Vino a casa antes de marcharse a Nagoya. Me pidió perdón y me contó su versión, ya sabes. Hicimos las paces.
-Me alegro mucho, Tamao. –Contesta con una leve sonrisa, demasiado breve para la noticia. Algo no está bien.
La contemplo fumar después con parsimonia, dándome cuenta de la expresión triste de su rostro.
-¿Te pasa algo?
Ella suspira a la vez que exhala el humo, hablando despacio.
-Ahora soy yo la que ha tenido una bronca con papá, pero de verdad. Antes de irse vino a mi casa a decirme que perdía el tiempo con Genji, y que acabaría muy mal si seguía con él.
-¿Qué te dijo exactamente? –Pregunto con curiosidad, viendo por la cara que pone que es algo que la ha jodido.
-Que cuando acabe siendo una puta y toque fondo por la mafia, no querrá saber nada de mí, porque habré mancillado el nombre de la familia.
-Menudo gilipollas. Espero que lo pusieras en su sitio después de esa mierda. –Respondo sintiendo el enfado en mi interior, fumando para calmar la sensación cuando ella habla, sorprendiéndome enormemente.
-Genji le pegó un puñetazo a papá después de que yo le dijera que tenías razón en todo, y de que él era el único fracasado. Me pegó un bofetón y no pude parar a Genji.
-Y me alegro por ello. –Respondo con sinceridad, haciendo que sonría unos segundos. –Oye, no te preocupes por lo que él piense, Airi. No tiene razón en nada.
Ella asiente y me da las gracias en un murmullo, entonces yo paso a envolverla por los hombros con un brazo, dándole un rápido apretón a modo de abrazo.
Cuando nos separamos, vemos avanzar hacia la entrada del hospital a Ruka, dejando atrás el crepúsculo. Cuando se da cuenta de nuestra presencia cambia de rumbo viniendo hacia nosotros.
-Hola, chicos ¿Cómo está Tokio? –Pregunta después de abrazar a mi hermana, llegando hasta mí para besarme. Ella trata de que el beso sea breve, pero yo no la dejo, sintiendo que lo necesito.
Ambas se sienten un poco incómodas unos segundos, pero pronto vuelven a la normalidad hablando entre ellas sobre cómo les va, entonces mi móvil suena y me alejo unos pasos para responder, poniéndome tenso cuando veo que es la madre de Tokio, qué con celeridad me habla sin dejarme responder si quiera.
-¡Tokio se ha despertado, Tamao! ¡Acaba de despertar!
Sin decir nada cuelgo y corro rápido al interior del hospital, haciendo que ambas chicas empiecen a seguirme mientras tratan de que les diga qué ha ocurrido, pero soy incapaz de hacer nada salvo correr como un loco para comprobarlo con mis propios ojos y volver a respirar tranquilo.
* * * P.V.G * * *
Termino de servir unas cosas a una pareja y cuando dejo las botellas en su lugar, Ken se sienta frene a mí al otro lado de la barra, saludándome con algo de seriedad en la voz.
-Hola, Genji ¿Cómo va la noche? ¿Cómo está Tokio?
-Despertó del coma esta tarde. Llevan haciéndole pruebas desde entonces y parece que todo está bien. –Respondo mientras le sirvo una cerveza, lo que siempre suele pedir.
-¡Estupendo! Por fin buenas noticias. –Responde con humor, sonriendo por primera vez.
-Sí, al parecer si todo va como hasta ahora, en dos semanas podría estar fuera del hospital.
Ken vuelve a expresar su alegría mientras agrega que seguro que Tokio se recupera antes, cuando Ushiyama llega hasta nosotros, metiéndose tras la barra conmigo. Tras saludar brevemente a Ken, se dirige a mí.
-Oye, Genji. Tengo una candidata para ocupar ese puesto de camarero que nos falta para los fines de semana. Es de confianza y tiene experiencia en el trabajo.
-¿Sí? ¿Quién? –Pregunto mientras doy gracias porque al fin tengamos alguien, y más que conozcamos.
-Es una sobina mía, hija de mi hermana. Ha venido a vivir a Tokio hace no mucho, y busca un empleo para los fines de semana, para compaginar con sus otras obligaciones.
-Bien, si dices que está dispuesta y tiene experiencia no veo problema; contratémosla.
-Genial. Le he dicho que viniera para que la conocieras; Sabría que dirías que sí. –Agrega con ana sonrisa traviesa mientras sirve a un chaval.
No pasa mucho rato cuando Ushiyama dice que su sobrina ya ha llegado, haciendo un gesto de mano desde la barra para que la joven se acerque mientras yo coloco la botella de whisky que tengo en la mano de nuevo en su sitio. Al girarme y ver a aquella chica siento que la conozco, y pronto recuerdo de qué, poniéndome rígido al instante.
-Genji, está es mi sobrina, Theia.
Ella finge que no nos conocemos mientras se presenta, pero la sonrisa pícara que me dedica me confirma que después del tiempo pasado se acuerda perfectamente de mí, y de que nos enrollamos en este mismo bar un par de veces en aquel momento convulso de mis tiempos de Suzuran, y el lío con Airi y Taiga.
He tardado en reconocer que era ella porque ha cambiado un poco su apariencia. Ahora su melena negra ha desaparecido, y su pelo se presenta corto y con flequillo. Su maquillaje y ropa rockera hacen que se vea bastante diferente a la Theia que conocí. Vuelvo a la tierra cuando Ushiyama vuelve a hablar.
-Bueno, Genji está de acuerdo en darte el trabajo. Así que te explicaré un poco las cosas para empezar mañana mismo ¿No, Genji?
-Sí, claro. Encárgate Ushiyama.
Un tío pidiéndome una copa de vodka me salva del momento incómodo, con lo que me alejo de ellos mientras Ken y la chica hablan, y Ushiyama se disculpa para volver al trabajo. Maldigo interiormente cuando veo que Theia se sienta junto a Ken. No parece que vaya a irse pronto precisamente.
En cuanto termino de atender al cliente veo como Airi entra en el bar, acercándose hacia la barra cuando me ve, aunque al llegar Ken se percata de su presencia y habla primero, presentándole a la nueva camarera.
-Ella es la sobrina de Ushiyama, Theia. Va a trabajar aquí los fines de semana; Y ella es Airi, es la novia de Genji.
Veo que Airi se queda como en shock, mirando a la chica demasiado atentamente con una cara difícil de explicar ¿No me jodas que la conoce? Yo nunca le he hablado de ella, ni siquiera venía por el bar en ese momento.
Vuelvo a alejarme de mis pensamientos cuando ambas se saludan con un par de rápidas reverencias, acojonándome cuando Theia habla con aquella sonrisa en los labios, no sabiendo bien cómo interpretar aquella frase.
-¿La novia del jefe, eh?
