Capítulo 11.
* * *P.V.A * * *
Miro el reloj, y con desgana observo que quedan 10 minutos para que Genji llegue a mi casa. Por primera vez en mucho tiempo puedo decir que no me apetece verlo, y es que hay un pequeño resquemor en mí, algo parecido a la desconfianza, que me hace querer estar lejos de él. ¿Estoy resentida, celosa, porque esa tía va a trabajar en el bar?
No sé contestar aquella pregunta, pero lo que sí sé es que desde que me enteré, he estado evitándolo todo el fin de semana y el lunes, pero hoy no puedo seguir con todo esto porque obviamente no estoy tan ocupada como para decirle que hoy tampoco voy a verlo. Para colmo los martes el bar cierra y él tiene su día libre, así que no puedo librarme por ningún lado.
Esa chica, Theia, es con la que lo vi al principio de todo, cuando las cosas estaban tan convulsas. Sé que ha pasado mucho tiempo y es estúpido pensar en nada extraño, pero con la cantidad de personas que hay en la ciudad, ¿en serio ha tenido que contratar a la chica con la que se estuvo liando? He visto cómo lo mira, está claro que a ella le gusta, y la actitud que parece tener la sobrina de Ushiyama hace que no me quede tranquila con lo que puede venir.
Cuando llaman a la puerta suspiro y me levanto a abrir con desgana, sabiendo que él se dará cuenta de que me pasa algo, aunque trate de fingir. No soy nada buena en ello, lo tengo asumido.
-Hola. He llegado algo pronto. –Habla Genji mientras le dejo pasar, dejando el casco de la moto donde siempre, y pasando a besarme a la vez que me rodea por la cintura.
Trato de responderle con sus mismas ganas, pero soy incapaz porque la memoria de aquel recuerdo me asalta, al igual que la pregunta del porqué la contrata y toda esa mierda, con lo que rápido se percata de la situación.
-¿Qué te pasa?
Me tomo un instante para pensar la frase, y termino abandonando al no ser capaz de saber cómo formular lo que quiero. Me siento ridícula, pero a la vez algo asustada.
-¿Ha sido idea tuya contratar a esa chica?
-Es sobrina de Ushiyama, yo no la conocía ¿Por qué me preguntas eso? –Añade tras mentir, cosa que también se nota en su cara; acaba de perder su típico aire chulo, de malote siempre alerta. Es hora de ir al grano.
-Sé que la conoces Genji, por eso pregunto. ¿Por qué me mientes? ¿Todavía te gusta?
Él flipa en cuanto diga todo eso, pero aunque veo en su cara la respuesta, no puedo evitar sentir angustia al pensar en eso. Sólo imaginar que podría perderlo hace que sienta que todo el peso del universo cae a plomo sobre mi pecho.
-No me gusta, ella me da igual. Ushiyama me ofreció contratarla antes de saber que era ella. No tenía ni idea de quién era.
Asiento levemente, aún manteniendo el rostro serio y la mente reticente. Hablando al ver que Genji aún está asimilando las cosas.
-Sé que la conoces desde hace tiempo porque un día os vi en el bar enrollándoos, y cuando la vi la otra noche y me enteré de las cosas no supe qué pensar, ¿sabes?
-Oye –agrega firmemente, poniéndose serio-, te estoy diciendo la verdad. No sabía que era ella cuando acepté la oferta de Ushiyama, y me es indiferente, como me lo era entonces. Me lié con ella porque estaba harto de pensar en ti todo el tiempo, y ella se me acercó. No hay nada raro aquí, ni lo habrá, Airi.
-Sí, lo sé. Perdóname.
A pesar de que siento lo que digo, mi rostro no logra relajarse, cosa que él nota mientras el silencio nos envuelve. Poco tiempo después de escudriñarme algo preocupado, Genji se acerca despacio sin decir nada hasta que une sus labios con los míos en un beso lento y tierno.
Sus manos sujetan mi rostro hasta que van a parar a mi cintura. Sin embargo, la situación no pierde aquel halo de cariño tan grande que intenta expresar que él me quiere y lo nuestro es algo serio, y entonces pronto le devuelvo el beso con el mismo sentimiento, sorprendiéndome de la ansiedad que me sale sola al no querer que se aleje.
Cuando consigo dejar de pensar me aferro más a su cuerpo rodeando su cuello con los brazos, y tras unos instantes Genji retira sus manos de mí para dirigirlas a los botones de mi camisa, desabrochándolos lentamente y quitándomela después para besar despacio uno de mis hombros.
Sin devolverle la mirada paso a desnudar su torso, acariciándolo después con aquella lentitud que preside la noche, hasta encontrarme con sus ojos, besándonos de nuevo a la vez que llevo las manos a su espalda para acariciar la zona, sintiendo el relieve de la tinta.
Pocos minutos después estamos prácticamente desnudos, y me sorprende ver que él continúa con aquella calma, y que me obliga a tumbarme en el suelo sin dejar de besarme y acariciarme de aquella forma tan poco común.
Un segundo después estamos completamente desnudos, y está vez puedo decir que estamos haciendo el amor, no follando como solemos. Genji continúa con aquel cuidado y lentitud hasta que todo acaba, quitándose de encima de mí para tumbarse a mí lado sin decir nada. En realidad, no hace falta, porque he entendido todo lo que quería decirme.
El móvil de Genji nos distrae un instante después. Él se gira para buscarlo en sus pantalones y responde tan lacónico como siempre, colgando poco después y dejando el teléfono sobre la mesa, tumbándose boca abajo en el suelo.
Yo me apoyo sobre él y beso su espalda, para después recorrer con mis dedos el tatuaje de sus alas hasta que termina por girarse para mirarme, hablando después de quitarse el pelo de la cara, aunque no lo consigue mucho.
-Te quiero.
-Yo también. Muchísimo. –Le respondo con la misma solemnidad, acercándome para besarlo, asustándome un segundo al notar que realmente no puedo explicar cuánto lo amo.
-¿Estás bien entonces? –Pregunta Genji cuando nos separamos.
-Sí, de verdad. Lo siento.
-No importa.
Sonrío cuando dice eso mientras acaricia mi cara, y yo la tomo para besarla fugazmente diciéndole que voy a buscar mi pijama para vestirme, ya que aún llevaba la ropa de calle.
Recojo mi ropa del suelo y desaparezco por el pasillo pensando en lo que acaba de pasar. He sido una idiota al preocuparme y por pensar tan siquiera que él podría querer algo con otra. Tenemos algo real, algo serio. Nos queremos.
Dejo la ropa sobre la cama de arriba de mi litera, cogiendo después los pantalones oscuros del pijama de mi cama, poniéndomelos después de la ropa interior y paso a buscar la camiseta ancha que uso para dormir.
Me acerco a la silla frente al pequeño escritorio y recojo la prenda, vistiéndome con tranquilidad para después pasar a coger una goma de pelo que hay sobre la mesa para ponérmela en la muñeca y que no se me olvide mañana, cuando entonces algo llama mi atención.
Al lado del objeto están mis píldoras anticonceptivas. El paquete con varias aún en él, hacen que de pronto la realidad me golpeé duramente.
-Oh Dios... –Susurro con total pánico mientras lo cojo, no pudiendo dejar de mirar las 6 pastillas que no me he tomado en los últimos días. Con toda la mierda que ha pasado se me olvidó por completo.
No sé cuánto tiempo he permanecido de pie mirando las pastillas, aterrada, pero supongo que demasiado cuando escucho a Genji hablarme desde el salón, preguntándome si todo va bien.
-Sí, ya voy. –Consigo responder tras volver a respirar, guardando las pastillas en uno de los cajones mientras me digo a mí misma que no debo pensar en lo peor, no todavía, pero lo que sí tengo claro es que esto no saldrá de esta habitación.
