Capitulo 14

* * * P.V.G * * *

Aún no son ni las seis de la tarde, por lo que el bar está prácticamente vacío, y lo estaría del todo si no fuera por un pequeño grupo de chavales que están en una de las mesas altas del segundo piso, bebiendo cerveza.

Termino de limpiar la barra con lentitud, y antes de pensar en qué voy a hacer a continuación, aparece Ken por la puerta con su típica sonrisa y aire alegre, encaminándose hacía mí.

-¿Cómo vas, Genji? Ponme lo de siempre, por favor. –Comenta tomando asiento frente a la barra, y pronto me pongo en marcha para servirle su cerveza, hablando cuando la dejo frente a él.

-¿Dónde has estado toda la semana?

Él deja el vaso sobre la madera mientras asiente repetidamente, mirándome al instante, y por la forma en la cual lo hace, sé que hay algo que no está bien.

-Antes de nada, quiero que no te alarmes, ¿de acuerdo? –cuando me ve asentir prosigue-. Tuve que salir de la ciudad porque resulta que mi antiguo clan se ha reorganizado con un nuevo líder por fin y han estado merodeando por muchos sitios buscando quién sabe qué, incluido el lugar donde trabajo, así que no me quería arriesgar a que nadie que me conociera pudiera verme, ya sabes.

-La familia Shoshu está muy activa últimamente, sobre todo tu antiguo sindicato. Los Ryuseikay están muy atentos desde que ese tío nuevo está en el poder. Mi padre parece preocupado. –Comento tras encender un cigarro, observando como Ken asiente, dándome la razón, ahora sin su halo de entusiasmo característico.

-Sí, el tal Kuroki tiene ganas de hacerse con todo. Por lo que he oído quiere hacerse con el territorio de tu padre, y con el dinero de los negocios, claro. Espero que Hideo pueda resolverlo antes de que las cosas puedan desmadrarse más… porque todo eso de las palizas a los regentes de los clubs por no pagarles es cierto, ¿no?

-Sí, lo es. Mi padre está muy mosqueado, y es raro verlo así.

-Espero que las cosas mejores pronto. –Murmura Ken antes de beber, cambiando de tema tras un breve silencio, girando su vaso sobre la barra. –Oye, ¿qué tal con Airi? Ya está todo arreglado, ¿no? ¿Se os ha pasado ya el susto? –Agrega con una sonrisa, refiriéndose al tema del embarazo de la semana pasada.

Me trago mi vergüenza al escuchar sobre el tema, pensando en aquella noche cuando Airi me lo dijo y el miedo que me entró entonces. Pocas veces había sentido tal pánico.

-Sí, todo está bien entre nosotros. –Digo escuetamente, girándome para limpiar la zona de las botellas, escuchando a Ken reír.

-¡Venga, Genji, no te avergüences! Oye, somos amigos. Puedes contarme lo que sea, y es normal que te asustaras; sois muy jóvenes para eso.

Rindiéndome al saber que no puedo escapar de esta conversación, dejo el trapo y me giro despacio para mirarle, encontrando en su cara una leve y comprensiva sonrisa que me hace sentir incómodo. A veces pienso en lo extraño que es que después de tanto tiempo siga costándome tanto hablar de mis sentimientos con gente tan cercana como Ken. Creo que nunca cambiaré en eso.

-Gracias, Ken.

Él sonríe ante lo único que soy capaz de decir, y entiende que es suficiente para mí por un día, así que se limita a asentir un par de veces y bebe un sorbo de su bebida, cambiando de tema de nuevo.

-Oye, hace mucho que no veo a Airi, ¿vendrá esta noche?

-No estoy seguro. Desde que pasó lo de Tokio pasa mucho tiempo con Serizawa. Está preocupada por él. Le está costando adaptarse a la situación.

-Sí, me imagino; era su mejor amigo, pobre Tamao.

Asiento con seriedad y saco unos vasos de chupito y la botella de vodka, sirviéndonos los tragos.

-Por Tokio. –Anuncio alzando mi vaso, haciendo que Ken me imite y brindemos al instante.

-¿Qué se celebra, jefe?

Ken y yo observamos bruscamente a Theia al escuchar su voz acercándose a la barra, a la vez que clava sus ojos en mí con esa sonrisa que ni siquiera se esfuerza en esconder sus pensamientos. Me obligo a responder tras unos segundos, sacando mi tono más neutro y seco con total indiferencia.

-Nada. Es algo privado. El nuevo pedido está en el almacén ya, ¿podrías colocarlo, por favor? –Agrego rebajando la bordería en el tono, haciendo que ella vuelva a sonreír de esa forma sexy que tanta desconfianza me da.

-Claro, jefe. Ya sabes donde estaré si me necesitas.

Ella guiña un ojo sin cortarse con Ken delante mirando, para después irse hacia el almacén sin borrar su característica sonrisa. En cuando se pierde escaleras abajo tras la barra, Ken vuelve a mirarme, hablando con un tono que me cuesta calificar.

-¿Sabes que le gustas, no? Y bastante, diría yo.

-Me da igual. Si quiere seguir con ese rollo que lleva, que haga lo que quiera. Sabe de sobra que no me interesa.

-Sí, eso está claro. No te ofendas, no iba con segundas. Pero igual no ponerla en su sitio te puede traer problemas, Genji. No creo que ignorarlo vaya a solucionar nada. Es sólo una opinión. –Añade antes de que pueda decirle algo, conociendo mi carácter.

Ken vuelve a beber de su cerveza mientras yo me quedo pensando en sus palabras, y acto seguido me alejo del tema cuando se acerca un cliente.

* * * P.V.A * * *

Cuando salgo de la estación y camino hacia mi casa apretando el paso para no pasar frío, ya que me he olvidado de coger la chaqueta hoy, aún sigo pensando en Tamao y en mi visita de después del trabajo.

Durante todos estos días desde la muerte de Tokio he intentado estar con él todo lo posible, igual que Ruka y sus amigos, pero al mismo tiempo él ha ido alejándose de todos y recluyéndose en su soledad, hasta que hoy hemos tenido una discusión, y aunque nada grave, suficientemente delatora de su sufrimiento.

Entro en casa aparcando mis pensamientos un segundo mientras busco mi chaqueta vaquera y un par de cosas que meto en el bolso, volviendo a salir después para dirigirme al bar. Espero que Ruka no tenga noticias iguales a las mías en cuanto a mi hermano, y con ella no sea tan borde ni la grite cerrándole la puerta en las narices para que lo deje en paz como ha hecho conmigo.

Intento no pensar más en ello y me apresuro en mi camino, guardándome el tema hasta llegar, ya que yo sola no voy a dar más que vueltas sobre la misma cosa.

El local está bastante lleno, como cada sábado prácticamente. La gente sigue fielmente las actuaciones de Ruka, quien en aquel momento canta una canción muy movida que está a punto de acabar. Para hacer tiempo hasta que baje del escenario me acerco a la barra donde pronto puedo ver a Genji y a Theia sirviendo copas, y pronto siento ese resquemor dentro.

-¡Hola, Airi! ¡Por fin te veo! –Me saluda Ken, a quien no había reconocido hasta tenerlo al lado. Yo sonrío y relajo mis facciones, poniéndome a su lado a la par que Genji se pone frente a nosotros tras acabar de servir a un par de chicos.

-Lo mismo digo, Ken. ¿Dónde has estado?

-He tenido que salir de viaje, nada serio –Dice tras intercambiar una brevísima mirada con Genji que no comprendo, pero pronto cambia de tercio y me distraigo, dejando atrás el detalle. – ¿Qué tal, todo bien? ¿Qué tal Tamao?

-No muy bien. Cada vez está más arisco, y sólo quiere estar solo. Hoy casi me ha echado de casa para que lo dejara en paz.

-¿Estás bien? –Interviene Genji al escuchar aquello, y yo asiento con una leve sonrisa.

En ese momento Ruka llega, saludándonos a todos, pero antes de que nos despidamos para ir a nuestro rollo, Theia llama a Genji desde el otro lado de la barra para pedirle no sé que, con lo cual nos despedimos de Ken cuando él se va, y vamos a la zona de arriba a sentarnos en una de las mesas libres con un par de cervezas.

Nos sentamos y Ruka me pregunta qué tal va todo, pero yo me quedo abstraída mirando hacia la barra, contemplando como Theia se acerca de nuevo a Genji, y esta vez se acerca a su oído y le dice algo, acercándose de más y sonriéndole de una forma que no me gusta nada.

-¿Airi? ¿Me estás escuchando? ¿Qué pasa? –Pregunta mientras se gira y observa al mismo lugar, volviendo a mirarme mientras yo le digo que lo siento.

-¿De qué va está tía? Ni siquiera se corta sabiendo que estoy delante, es increíble. –Digo indignada, quitándome la chaqueta.

-La verdad es que sí, yo tampoco lo entiendo. Pero Genji pasa de ella, ¿lo sabes, verdad?

-Sí. Sé que él no va a hacer nada, estoy tranquila. Pero aún así no me gusta que esté insinuándose todo el día abiertamente. No tengo tiempo ni ganas para lidiar con estas estupideces; hay cosas importantes.

-Sí, como Tamao. Hoy ni me ha cogido el teléfono. –Agrega Ruka con tristeza, perdiendo toda alegría en su rostro.

-Vamos a ayudarle a salir de esto, ya lo verás. No te desanimes.

Ruka me sonríe levemente mientras me da las gracias, y yo le devuelvo el gesto falsamente mientras me trago la anécdota de hoy, incapaz de hacerla sufrir en aquel momento al ver tal preocupación en su rostro. Esta vez me toca ser la fuerte.