Capítulo 18

* * * P.V.G * * *

Termino de limpiar la barra y alzo la vista discretamente para mirar a Airi y Tamao, quienes llevan un rato hablando sentados en las escaleras frente al escenario desde que hemos cerrado y el bar está vacío, pero me doy la vuelta cuando escucho a Ushiyama hablar tras volver del sótano.

-Bueno, todo está recogido y limpio abajo. ¿Qué falta por aquí?

-Tranquilo, ya acabo yo. Vete a casa, Ushiyama.

-Gracias. –Dice con una sonrisa leve, saliendo de la barra para ir a por sus cosas, pero se detiene cuando hablo.

-¿Cómo está Theia?

-Bien, el golpe no fue tan grave como parecía. Me dijo que te diera las gracias por dejarle este fin de semana libre.

Yo asiento, y tras una nueva sonrisa él se despide, desapareciendo por el pasillo que lleva a los baños y al otro almacén, donde dejamos nuestras cosas.

Salgo de detrás de la barra y voy a buscar la escoba para empezar a barrer, pero al volver, de nuevo paso a contemplar a los hermanos, quienes siguen enfrascados en su conversación mientras fuman. Airi parece preocupada, y deja que su hermano le hable, pero no logra hacer que su rostro vuelva a relajarse mucho.

Supongo que hablan de su pelea ayer con Theia, ya que como Airi se fue tan rápido Tamao no pudo hablar con ella ni saber qué pasó. Quizás también le haya contado lo de los Yashaki. Airi no puede ocultar que le pasa algo, y siempre termina por contar lo que le preocupa.

Poco tiempo después, cuando vuelvo a descentrarme de mi tarea, veo que Ruka sale del backstage con su bolso y va hacia ellos, quienes se ponen en pie para recibirla. Serizawa y Ruka se dan el lote algo más de lo normal delante de Airi, quien sonríe al verlos tan contentos antes de despedirse de ellos y venir en mi dirección, entonces vuelvo a lo mío y sólo levanto la cabeza cuando escucho a la pareja decirme adiós, despidiéndome de igual forma.

-¿Te ayudo?

-No, gracias. Lo haré yo. Sólo queda esto y fregarlo.

Airi asiente y se acerca hasta uno de los taburetes, sentándose y permaneciendo en silencio mientras me mira barrer, y no sé por qué pero me incomoda aquello, haciendo que me dé prisa. Un segundo después escucho como se enciende un cigarro y se levanta, acercándose para pasármelo.

Dejo la escoba contra la pared e inhalo una profunda calada, y mientras suelto el humo la puerta del exterior se abre y entran tres tíos trajeados, aunque no muy elegantemente.

-Lo siento, pero está cerrado. –Comento mientras le paso a Airi el cigarro, pero los tipos pasan de mi comentario y se siguen acercando hasta que el del medio, un tío de unos treinta, rapado y grandote, habla.

-Bueno, seguro que para recibir un momento a los amigos de la familia Shoshu tendrás un momento, ¿no, Takiya? Kuroki está deseando conocerte; el hijo de Hideo Takiya. Dicen que eres un hueso duro de roer, como tu padre.

-¿Qué queréis? –Pregunto borde, acercándome unos pasos hasta detenerme, mirándolo fijamente, sin pizca de buen humor.

-Este territorio es ahora de los Yashaki, chico, y aunque tu papá sea el jefe de los Ryuseikay, este bar está en nuestro territorio, así que necesitamos el porcentaje que nos corresponde del negocio. A cambio te daremos protección y algunas chicas para aumentar las ganancias del local. Es un buen trato. Kuroki es generoso.

-Este bar es mío y no tiene nada que ver con ningún clan. No me importa lo que quiera Kuroki.

El tío se ríe con chulería y a un gesto suyo, sus dos colegas pretenden acercarse a la barra, con lo que me adelanto y les digo que se larguen, encarándolos mientras Airi dice mi nombre con voz temblorosa, acercándose unos pasos, pero con un gesto de mano le digo que no se mueva.

-Vamos a tranquilizarnos todos, hemos venido a hablar –se mofa el grandullón, haciendo que sus hombres vuelvan a colocarse a su lado. –Bueno, supongo que esta jovencita tan mona es tu novia, ¿no? ¿Cómo te llamas, encanto?

Mi cabreo vuelve a aumentar cuando se dirige a Airi con aquel tono y mirada lasciva, e inmediatamente me adelanto para encararlo, hablándole con mal humor sin apartar mis ojos de los suyos.

-Largaos de una puta vez.

-Genji, por favor. –Susurra Airi mientras siento que me agarra de la camiseta, llegando hasta mí, y entonces el hombre de Kuroki vuelve a hablar.

-Voy a marcharme por ella, no quiero hacerla sufrir más, pero dentro de una semana volveré para recibir una respuesta más gratificante, y ya te advierto, guapito, que no voy a ser tan tolerante como esta vez.

-Ya sabes dónde estoy, aunque te aviso de que perderás tu tiempo. –Respondo con frialdad, haciendo que se ría mientras se marcha murmurando que ya lo veremos.


El camino hasta casa de Airi ha sido en total silencio, y aún cuando hemos ya entrado en su piso seguimos así, lo cual me extraña sobremanera, porque está aguantando más de lo esperado en empezar a hablarme del tema de la mafia, algo que seguro ocurrirá y no llevará a nada bueno. Justo cuando miro el reloj del móvil al sacarlo de mi pantalón y ver que son más de las 4 de la madrugada, ella habla al fin.

-Tienes que hablar con la policía, o con tu padre.

-No voy a hacer nada de eso. No le tengo miedo a esa gente. Si vuelven les daré una paliza.

-¿Pero qué dices? –Comenta con enfado y exasperación, quitándose la chaqueta y tirándola a un lado. –Por si no te has dado cuenta esto ya no es pegarse entre adolescentes machitos, Genji. Esa gente es peligrosa.

-Sólo quieren que me acojone, pero cuando vean que me da igual y no dudo en mandarlos al hospital, pasarán de mí.

-Sí, o irán a pegarte un tiro. –Añade con rapidez, haciendo que me cabreé.

-¿Por qué no me dejas en paz? Esto no es asunto tuyo. Me largo, paso de empezar con esto otra vez.

Voy a recoger mi chupa del perchero cuando ella se acerca veloz, poniéndose en frente con mala leche, dejándome claro que también está harta.

-¿Ya vas a empezar con tu cobardía crónica y a huir de mí y de las conversaciones importantes, Genji? ¿Sabes qué te digo? Que no me da la gana joderme como siempre, así que hasta que no le eches huevos y hables, no pienso dejarte salir de aquí.

La rabia enciende en mí un calor que rápido se extiende por todo mi ser, y tras decirle que siga soñando, trato de esquivarla y pasar, pero rápidamente me empuja con brusquedad haciendo que esa ya conocida mezcla de enfado y deseo me encienda, y paso inmediatamente a agarrarla de los brazos y a empujarla contra la pared para sofocar mi instinto asesino, mirándonos ambos fijamente desde muy cerca a la vez que nuestras respiraciones se aceleran a la vez.

No puedo reprimirme, y un segundo después la estoy besando casi con brutalidad mientras Airi trata de empujarme en vano hasta que sucumbe a mi pasión y me responde con aquella ansia desenfrenada, hasta que me alejo para que ambos respiremos. Es entonces cuando me mira con cabreo, y susurra a la vez que trata de controlar su deseo, para no demostrarme lo mucho que le pone esto.

-Odio que hagas eso.

En cuanto escucho aquella frase no puedo evitar emitir un quejido a modo de risa, respondiendo, aún agarrándola fuertemente de las muñecas.

-Si quieres puedo parar.

-Vete a la mierda.

Su comentario me hace sonreír con picardía, sabiendo lo que eso significa, así que la cojo a horcajadas y continuamos donde lo habíamos dejado, y pongo rumbo a la habitación, donde la ropa empieza a volar por todas partes hasta que estamos desnudos y en la cama, es entonces cuando Airi toma el control y se pone encima de mí obligándome a ir más lento, pero llega un momento en que no soporto más aquello y me incorporo para quedar sobre ella y acabar esto con la misma pasión que al comienzo, penetrándola sin mucha delicadeza.

Después de unos segundos me tumbo a su lado, y poco después ella me abraza empezando a acariciar con suavidad la cicatriz de mi pectoral izquierdo, donde Kawanishi me disparó. Al mirar de soslayo veo que está seria, muy seria.

Cojo su mano y la muevo de la zona, besándosela después para abrazarla, escuchando que susurra un segundo más tarde sin mirarme.

-Si te pasara algo me moriría. Sólo quiero que estés a salvo.

No digo nada, simplemente la estrecho contra mi cuerpo a la vez que un atisbo de duda cruza mi mente sobre aquello.