Capítulo 22
* * * P.V.S * * *
Carraspeo antes de que la puerta de la casera de Airi se abra y aparezca la señora, seguramente mirándome raro porque no me recuerda, y porque es algo tarde.
-Hola, perdone que la moleste soy...
-El hermano de Airi, sí. –Me corta con una sonrisa, haciendo que me sorprenda.
-Sí eso es. No logro contactar con mi hermana y no está en casa, no sé si usted sabe algo de ella; ¿La ha visto hoy?
-Se fue a la universidad por la mañana y desde entonces no ha vuelto, muchacho. ¿Está bien? –Pregunta con preocupación, y yo respondo como si nada ocurriera.
-Sí, no se preocupe. Gracias y perdone.
La mujer no se queda muy convencida, pero me deja ir sin más preguntas y cierra la puerta,
Saco el móvil y trato de contactar con Airi de nuevo mientras me encamino a las escaleras para abandonar el lugar, y sorprendentemente me lo coge.
-Airi, por fin me respondes, estaba empezando a preocuparme. –Hablo sin sonar muy serio, pero ella responde sin ningún entusiasmo.
-Estaba trabajando, y antes estudiando en la uni. Había silenciado el teléfono.
-¿Trabajando? pero si es lunes.
-Le estoy haciendo el turno a una compañera. Me viene bien el dinero. Ahora iré a casa.
-Te esperaré, ¿vale? –Digo al saber que sigue igual de jodida por todo lo que pasó con Genji y con Theia el sábado. Se le está juntando todo.
-No, Tamao, gracia. Quiero estar sola, en serio.
-Está bien. Llámame si necesitas algo, ¿vale?
Me resigno y cuelgo cuando ella se despide, maldiciendo por lo bajo al guardar el móvil, y me detengo en la escalera a la altura del primer piso cuando veo a alguien frente a la puerta de Airi: es Genji.
-No está en casa. –Digo al acercarme, haciendo que se sobresalte y me mire, relajándose al instante.
-¿Dónde está?
-Saliendo del trabajo, acabo de hablar con ella. No creo que vaya a querer hablar cuando llegue. –Le advierto, dejando caer que sé todo lo ocurrido. Él ignora el comentario, pero su cara me confirma que lo ha pillado.
-Ya supongo, pero tengo que hacer que me escuche. Voy a buscarla. –Sentencia poniéndose en marcha, pero antes de que enfile la escalera hago que se detenga, hablando seriamente.
-Genji. No le hagas daño.
Él me mantiene la mirada unos segundos, captando mi tono amenazador por la cara que pone, para después marcharse sin decir nada.
* * * P.V.G * * *
En cuanto giro con la moto la esquina de la manzana donde está el super en el cual trabaja Airi, la veo despedirse de un par de compañeras en la salida trasera del local, con lo que aparco la moto rápidamente para ir hacía ella. En cuanto me ve deja de sonreír y se pone a caminar rápido, ignorándome.
-¡Airi, espera! –Alzo la voz al quitarme el casco, empezando a correr tras ella para alcanzarla.
-¿Qué? ¿Ya tienes ganas de hablar?
Su tono cortante y frío me corrobora lo que esperaba, que está aún cabreada. Tras un segundo tratando de buscar las palabras correctas y no ver una salida clara, paso a ganar algo de tiempo.
-Lo siento, en serio. Por favor, párate.
-Déjame, ahora soy yo la que no quiere hablar.
-Airi, joder, te he dicho que lo siento. Te advertí que no estaba de humor, sé que fui un gilipollas.
-¡El problema es que lo estás siendo constantemente! –Me reprocha deteniéndose de golpe para encararme al fin. -¿Sabes lo frustrante y doloroso que es que cada vez que intento ayudarte, o hablarte, porque me preocupo por ti, tú me mandes a la mierda? ¿O después de ver que otra está liándose contigo? Ya estoy harta de ser siempre la que lo pase mal, Genji.
Cuando veo sus lágrimas, reflejando el daño que le hace toda mi mierda, no puedo evitar sentirme culpable y un gilipollas por hacerla sufrir, e igualmente me siento impotente por no ser capaz de dejar que esto ocurra.
Airi deja pasar sólo un segundo de silencio mientras se limpia rápido las lágrimas que ruedan por su cara, para después decirme en un susurro que la deje en paz, y volver a ponerse en marcha, pero no dejo que ocurra, y la sujeto de un brazo. Como ella no me mira, la obligo al sujetar su cara, hablándole seriamente sin apartar mis ojos de los suyos.
-Siento mucho todo lo que te dije el otro día, y como he estado tratándote. Sé que me merezco que te largues y pases de mí, pero no lo hagas, por favor. Lo siento.
Ella no dice nada porque se pone a llorar con más ganas sujetando mis manos para tratar de que la suelte, pero pronto pierde las fuerzas y asiente levemente confirmándome que me perdona, aunque sigue llorando con intensidad.
Suspiro algo aliviado cuando sus brazos se abrazan a mi cintura y apoya la cabeza en mi pecho, pero escuchar su llanto hace que siga sintiéndome igual de mal que antes, y que las palabras de Serizawa vengan a mi mente junto con su mirada, y me jode que tenga razón. Le estoy haciendo daño, demasiado en este poco tiempo, y lo odio.
Después de unos instantes noto que se calma y dejo de abrazarla contra mi cuerpo para mirarla.
-Venga, deja que te lleve a casa.
-¿Has vuelto a hablar con tu padre? –Habla sin contestar a mi pregunta, mirándome fijamente. No puedo más que responder, se lo debo.
-No. Ni he vuelto a verlo desde la pele. Estoy viviendo en el bar.
Ella me mira unos segundos, y no sé por qué, pero tengo que apartar los ojos de los suyos. Pero me sorprendo cuando se acerca y poniéndose de puntillas se abraza a mi cuello y me besa despacio, con cariño y brevedad para volver a habar.
-Vamos a mi casa. Quédate conmigo.
Está vez soy yo el que la besa a ella, sin prisas hasta que nos separamos y empezamos a caminar hasta mi moto en silencio, pero está vez es un silencio cómodo que se mantiene hasta que el ruido del motor lo sustituye.
Entrando en casa de Airi el silencio aún perdura, como en el resto del viaje hasta aquí, y aunque no es incómodo yo no lo encuentro normal sabiendo como es ella. Debería haber preguntado ya algo, detalles sobre lo que pasó estos días atrás.
Cuando estoy quitándome la chupa ella habla, haciendo que salga de mi ensimismamiento y la mire. Ya se ha quitado su abrigo y se ha descalzado, adentrándose en el pequeño salón.
-¿Tienes hambre?
-No, ¿y tú? –Respondo viendo como niega con la cabeza antes de hablar de nuevo.
-Por mí podemos irnos a dormir directamente.
-Vale. Prepararé la cama de arriba mientras te cambias.
-No hace falta –dice antes de que pueda moverme-. Duerme conmigo.
Asiento y entonces Airi dice que va al baño y que vaya metiéndome en la cama si quiero, con lo que me dirijo a la habitación y me siento en la cama, viéndola desaparecer.
Al rato me levanto y despacio me quito los pantalones, dejándolos doblados sobre la silla, pasando después a desabrocharme la chaqueta del chándal negro para hacer lo mismo, y pasar terminar con la camiseta de manga corta hasta quedar en boxers.
Antes de que me dirija a la cama, Airi entra en el cuarto, ya con el pelo suelto y vestida con una de esas camisetas de equipos de baseball que usa para dormir, y sin decir nada dejo que pase primero para que se ponga en el lado que prefiriere, metiéndome en la cama tras que lo haga ella.
Está muy callada y seria, y yo cada vez más rayado por ello, así que tras vacilar unos instantes me lanzo a preguntar lo que quizá no debería, algo que me hace sorprenderme a mí mismo.
-¿No quieres que hablemos sobre lo que ha pasado con mi padre y con Theia?
-No -responde haciendo que flipe al instante-. Esta noche no.
La culpabilidad vuelve a mí al escuchar su triste murmullo, viendo como se abraza a mí automáticamente para recostarse sobre parte de mi pecho, y no puedo más que tragarme esta sensación de mierda que en realidad merezco tener, y responder a su abrazo con fuerza.
