Capítulo 23
* * * P.V.A * * *
No puedo dormir. Llevo dando vueltas en la cama horas, y tengo miedo de mirar el reloj y ver cuantas me quedan para tener que despertarme para ir a la universidad. Prefiero no pensarlo, sólo hará que me desvele más por la presión.
Abro los ojos en la oscuridad de mi cuarto cuando escucho a Genji entrar en el piso, cerrando la puerta y avanzando con sigilo para no despertarme. Desde que lleva viviendo conmigo, algo más de una semana, siempre hace lo mismo, aunque yo tengo un sueño ligero y suelo despertarme.
-Estoy despierta. –Hablo antes de que se adentre en el cuarto sin luz, haciendo que la encienda al escucharme. -¿Qué tal fue la noche?
Él guarda silencio mientras se quita la camiseta, pasando a continuar desnudándose mientras responde lacónico.
-Bien, ha sido tranquila.
Acto seguido se dirige en calzoncillos al baño, y pronto escucho el agua del grifo correr. Algo le ocurre, está más serio de lo normal, y eso sólo puede deberse a que sí ha sucedido algo.
Me levanto tras dudar unos segundos por no saber si entrometerme o no, pero finalmente me dirijo al baño y desde el umbral le observo terminar de lavarse los dientes.
-¿Estás bien? Te veo muy serio… ¿Ha pasado algo? –Pregunto con delicadeza, midiendo cada palabra. Genji se moja la cara y se la seca, respondiendo después.
-Theia es lo que ha pasado.
El silencio cae a plomo y me muerdo el labio inferior con disimulo mientras maldigo interiormente, pero no me da tiempo a ponerme a pensar en cómo voy a preguntarle para que me lo cuente todo, cuando él habla.
-Se ha puesto pesada y ha intentado volver a besarme, así que he tenido que ponerme borde para que deje ya esa mierda. No te preocupes. –Agrega al salir del baño, besándome fugazmente en la boca al pasar por mi lado. Bueno, no ha sido tan horrible.
Salgo tras él para la habitación, sintiéndome más relajada al saber que al fin él ha dejado las cosas claras, y automáticamente siento el impulso de hablar por fin de lo que me preocupa, aunque el miedo no me abandona y escucho como mi voz duda a cada palabra que pronuncio, mirándole fijamente, aunque Genji esté entretenido mirando algo en su móvil.
-¿Has vuelto a hablar con tu padre?
-No, y paso de hacerlo. –Responde dejando el teléfono en el escritorio, mirándome cuando hablo de nuevo con el mismo cuidado.
-Sólo intenta protegerte, Genji. A fin de cuentas, la culpa de esto es suya y tú eres su hijo. No quiere que tengas problemas.
-Lo único que le importa a mi padre es su negocio y él mismo.
-No, Genji. Él te quiere, aunque no lo veas porque estás siempre picándote con él. –Digo mientras me acerco, abrazándolo por la espalda. Él gira la cabeza mientras acaricia mis brazos.
-Igualmente si acepto su ayuda estaré metiéndome dentro de toda esa mierda de la mafia, y es justo lo que no quiero. De este modo no me involucro.
Tienen razón. Joder... esto es un dilema, pero de los buenos, ¿qué debería hacer? Esta situación es una pesadilla. Me distrae cuando habla, separándose de mí.
-Venga, vámonos a dormir. Madrugas y yo estoy cansado.
Genji me hace un gesto para que pase a mí lado cerca de la pared, pero yo me acerco y le miro a los ojos, preocupada por él. Sé que está pasándolo mal.
-¿Estás bien, Genji?
Él sonríe un segundo y susurra que sí, besándome mientras acaricia mi mejilla y vuelve a decirme que no me preocupe, instándome a meterme en la cama. Finalmente lo hago y me callo, pero no puedo dejar de pensar en que es mentira y está jodido.
Son pasadas las once cuando entro en el bar después de haber soportado un día de trabajo infernal. El supermercado estaba lleno de gente, como si el mundo fuera a acabarse o algo, pero aunque estoy cansada quiero estar cerca de Genji porque cada día la situación me tiene más preocupada. Que esos tíos no hayan hecho nada aún me tiene en vilo, porque es gente de la mafia no deja nada suelto ni venganza por cumplir.
Veo que mi hermano está en la barra, al igual que Chuta y Makise mientras Genji está en otro punto de la zona trabajando, con lo que me acerco primero al trío para saludar, apareciendo detrás de Tamao para agarrarlo por los hombros.
-Hola, chicos, ¿qué tal?
Ellos responden brevemente mientras mi hermano se gira y me pone una mano en la espalda, preguntándome a mí.
-Un poco cansada, pero bien.
-Tómate algo con nosotros, Airi. Te sentará bien. –Habla Chuta con jovialidad.
Asiento para dejar de ser el centro de atención y que vuelvan a su conversación, y así poder dejar de encontrar mi mirada con la de Makise. Después de que me viera de esa forma me da vergüenza toparme con él.
Al fin Genji sale de la barra y se acerca a nosotros, con lo cual me levanto del taburete y voy a besarle, y casi sin darnos cuenta nos tomamos más tiempo y pasión de la normal, por lo que las burlas de sus amigos no se han esperar, y no precisamente dirigidas a él.
-Veo que ya estáis mucho mejor. –Dice Tamao cogiendo su cerveza, dedicándome una leve sonrisa. Genji responde mientras me mira.
-Sólo lo hace porque Theia está delante.
-¡Claro que no! –Agrego indignada, separándome de él mientras se ríe en mi cara.
-¡Genji! –Alza la voz Ushiyama desde la barra, haciendo que se acerque cuando le hace un gesto con la mano.
Vigilo la escena con atención, observando como Ushiyama le murmura algo cerca con cara seria, y segundos después Genji vuelve tras la barra para meterse dentro de la zona privada con el gesto rígido, lo que hace que corra tras él con miedo.
-Será mejor que no bajes. Está con su padre. –Me detiene Ushiyama antes de pasar la puerta que comunica con las escaleras.
Yo asiento y me meto dentro, quedándome en las escaleras sin bajar, aguzando el oído para escuchar qué se dicen.
-No he venido a meterme en tu negocio, Genji. Sólo quería advertirte de que Kuroki vendrá con todo lo que tiene muy pronto por esta zona para quitarnos lo poco que le queda, así podrás estar preparado. Ah, una última cosa, ese hombre cree que heredarás el negocio, con lo que es de esperar que vaya a por ti directamente.
-¿Por qué piensa eso si ya les he dicho que no soy Yakuza ni estoy con vosotros? –Pregunta Genji con frialdad.
-Da igual lo que les digas; eres mi hijo; es lo que pasa siempre.
Acto seguido escucho pasos alejarse, con lo que entiendo que Hideo se ha ido, y lo compruebo cuando bajo despacio y veo a Genji solo en medio del pasillo.
Me acerco despacio, y sin decir nada le agarro de la mano, haciendo que se gire para mirarme con la mandíbula apretada, pero de pronto ambos nos sobresaltamos cuando escuchamos el sonido de un disparo fuera.
Los dos vamos hacia la puerta trasera deprisa, saliendo al exterior donde el frío de la madrugada nos golpea, pero la sensación térmica queda relegada a un plano secundario cuando observamos a un hombre de traje de los Ryuseikay correr tras otro, mientras un segundo va veloz hacia uno de los callejones que tenemos en frente.
Corro tras Genji hacia esa callejuela detrás del hombre de su padre, y se me hiela la sangre al ver en el suelo a Hideo sangrando muchísimo a la altura del estómago.
Genji se queda paralizado ante aquello, y mientras el guardaespaldas llama a una ambulancia velozmente, algo en mí me impulsa a correr hacia Hideo y arrodillarme a su lado. Paso a quitarme el jersey morado que llevo y me quedo con la camiseta de manga corta para presionar sobre la herida con la prenda, y veo como él intenta hablarme mientras alza su mano hacia mí.
-Cuida de él, te necesita. Ya sabes cómo es.
Asiento solemnemente mientras siento que mi estómago se cierra y mis ojos se humedecen por el miedo y la tensión, presionando más fuerte mientras rezo porque pueda él mismo hacerlo.
