Verde bosque, jazmines con menta y coño cálido y mojado.
Es todo lo que llenaba la mente semi coherente de Katsuki. Aunque también había dedicado unos cuantos pensamientos fugaces a la ironía de que posiblemente se quedaría sin verga antes de poder anudar a su lindo Omega por tantas pajas que se a hecho en las últimas horas.
Habían pasado unos meses desde que se había presentado como Alpha. En medio de ese tiempo, su Izuku se había presentado como Omega y ya había pasado su primer celo. Y antes sus ojos, el peliverde se veía tan hermoso con todos sus nuevos cambios visibles.
Katsuki se había sentido celoso de que el celo del otro llegara antes, pero ahora, sufriendo su propia rutina rodeado del maravilloso olor maduro de su Omega, lo veía como una bendición. Había atesorado las prendas que Izuku le había dado y sin duda, le estaban ayudando.
Su mente lograba tener momentos de lucidez que aprovechaba para ver sus propias diferencias. Sus colmillos alargados, sus glándulas desarrolladas, y lo más notorio, su nudo en la base de una verga que juraba no era tan grande antes.
Uso las prendas viejas de Izuku para vendar sus glándulas, buscando contaminar lo menos posible las cosas que le dió su Omega con su nuevo olor maduro. Pero su propio olor, una mezcla de canela, caramelo ahumado y cedro quemado era muy fuerte.
Y cuando su cerebro en celo tuvo la idea de masturbar su verga en la apreciada sábana con la grasa de su Omega, descubrió que sus olores combinados eran maravillosos. Esa sábana fue la representación física de todas sus fantasias de su Omega.
Su hermoso Izuku tomando su polla de lado, montando su polla, engullendo su polla. Pero lo más cercano a la satisfacción era estar de rodillas, imaginando tener frente a su polla el trasero de su Omega, la espalda pecosa curvada de placer y a su Izuku pidiendo por su nudo desesperadamente.
Secretos que se llevaría a la tumba.
Para el final de su celo, su habitación olía a caramelo con menta ahumado bajo una tormenta y a sexo gracias a la sábana que ahora tenía ambos fluidos. Era lo más maravilloso que le había pasado a Katsuki.
Después de que su madre logrará avergonzarlo y enorgullecerlo al mismo tiempo dándole su primer cuchillo de caza en la fogata, frente a todos, todo su ser busco a su Omega.
Encontró al chico en su lugar de siempre, con los amigos del peliverde a la izquierda. Sus propios amigos estaban a la derecha de su Omega, con un pequeño espacio que tenía escrito su nombre.
A medida que se acercó, los ojos de su Omega pasaron de ser hojas en verano a brillar tanto como las esmeraldas que traían los nómadas. Ahora podía oler de lejos el maravilloso olor de su Omega y no casi meterse la glándula en la nariz, una agradable mejora que vino con la rutina.
-Vamos 'Zuzu, tengo que hablar con tigo.
Izuku se paró y siguió obedientemente a su Alpha, ambos jóvenes tratando de ignorar los silbidos y burlas de su grupo de amigos.
Katsuki guío al peliverde a una parte cercana del bosque, un claro que habían reclamado como suyo. A un costado del claro, había una cueva que usaban para jugar cuando eran más jóvenes.
A la entrada de la cueva, estaban las dos bolsas que Izuku le había dado cuando terminó su celo.
El pecoso se acercó a ver el interior, soltando un chirrido de satisfacción al oler el aroma de ambos combinados. Inmediatamente comenzó a ronronear mientras sacaba una camisa suya que ahora tenía el aroma dos ambos mezclados, aunque con la canela y caramelo siendo más fuertes.
-Pense en qué, ahora que ambos tenemos nuestros olores, podríamos dejar prendas perfumadas en la cueva.
Katsuki estaba jugando con su nuevo cuchillo, negándose a ver a Izuku. Era la idea que se le ocurrió para responder el gesto atrevido del peliverde hace unas semanas. Así que fue una sorpresa cuando el peliverde se le arrojó para poder abrazarle con pequeñas lágrimas de felicidad.
Esa noche dejaron toda esa ropa en su cueva, creando una especie de nido y en el centro, como si fuera un corazón, estaba la famosa sábana.
Era un olor tentador para ambos, pero más allá de sus instintos, despertaba consuelo y compañía.
