Cuenta Regresiva: 26.280 horas

No era yo… eras tú.

Bulma se despertó a eso de las once de la mañana con algo de confusión y con su cabeza adolorida, tanto así que estiró su mano hacia el despertador, creyendo que este la había despertado. Pero al hacerlo sintió un dolor muy fuerte en su costado izquierdo, lo que la hizo contraerse. Fue entonces que se dio cuenta de que ni siquiera había tenido fuerzas para desvestirse y que seguramente solo se había dejado caer sobre la cama. No pensó más en ello y se dedicó a buscar el porqué del dolor de su cuerpo, por lo que se sentó en la cama con dificultad y se desvistió, descubriendo un enorme moretón en su cadera y muslo, además de un raspón en su codo del lado izquierdo. No recordaba cómo se había lastimado ni cómo llegó a su casa, solo vio en su mente a Yamcha besando a aquella mujer en la entrada del edificio, lo que aumento su dolor de cabeza. Como pudo se puso de pie, intentando mantener el equilibrio y se dirigió a la ducha para meterse bajo el agua tibia, donde intentó recordar más. Por un momento quiso pensar que todo había sido un mal sueño, pero tenía a la vista las pruebas de que no era más que la cruda realidad. Sintió que las lágrimas comenzaban a asomar y que sus piernas le fallaban por el dolor de la traición que sentía en su pecho, así que simplemente se sentó y, abrazando sus piernas, dejó salir toda la pena.

Vegeta, por su parte, estaba bastante conforme con su entrenamiento, ya que por fin esa mañana había podido digitar el máximo de gravedad: las 300G. Sin embargo, mientras realizaba sus abdominales, corroboró que su concentración no era la misma de siempre. Intentó con la siguiente rutina de su precalentamiento matutino, pero tampoco salió bien. Entonces apagó la gravedad, maldiciendo en voz alta varias veces, porque la causa de su desconcentración no era ni más ni menos que no se podía sacar de la cabeza lo ocurrido durante la noche.

Se quedó de pie frente a la consola y cruzó sus brazos, molesto. Al fin la humana había descubierto el engaño de su pareja, y eso debió dejarlo conforme ya que con eso seguramente la sabandija no regresaría a la Corporación. Pero aun había algo que le molestaba. Comprendía por qué la había seguido cuando ella partió a buscar a la sabandija para poder atestiguar de primera mano como ella lo mandaba al diablo, pero no entendía por qué la vigiló mientras regresaba a la casa. Tampoco comprendía porque noqueó a ese sujeto que vio acercándosele con malas intenciones, cuando ella caminaba trastabillando, pero, por sobre todo, no podía explicar en su cabeza la idea de haberla entrado en brazos a su cuarto después de encontrarla inconsciente en el pasillo…

Su conciencia de saiyajin le gritó en ese instante que mandara a todos al carajo, porque él era un orgulloso guerrero de élite, un hombre que sentía desprecio por cada vida, y que solo les permitía su patética existencia si eran de utilidad a sus propósitos… Y fue entonces que lo comprendió. No le convenía que le pasara algo a ella, ya que era su pase a un mejor entrenamiento, sin contar la buena vida que llevaba en ese lugar. Tenía abundante comida, techo y respeto por parte de los señores de la casa, sin contar que ya la tenía casi considerada como científica principal de su imperio. Sin embargo, la incomodidad seguía, pero también halló respuesta para ello y se dijo que era que había perdido el hábito de estar sin dormir. Decidió que lo mejor era comenzar de una vez con el entrenamiento con los robots, eso lo distraería y no pensaría en tantas estupideces, por lo que volvió a activar la gravedad.

Bulma lloró un buen rato, sentada en la tina, mientras miles de gotitas ocultaban su dolor. Cuando sintió que ya no podía llorar más, se puso de pie y se enjabonó varias veces, ya que se sentía sucia, asqueada de solo recordar las manos de Yamcha recorriendo su cuerpo o a sus labios besándola, después de quizás tantas veces de estar con otra. Fue entonces que pensó finalmente en lo que haría con su casi ex novio "Todavía no puedo creerlo… ese desgraciado de Yamcha se ha estado revolcando con otra a mis espaldas… que humillación… Y yo que había pensado que había cambiado y en que podíamos formar una familia… Pero esto no se quedará así. A La Gran Bulma Briefs nadie la trata así y se queda tan tranquilo… Pero no puedo recordar muy bien qué pasó después ¿Le terminé o solo me vine a casa?" Salió del baño y se miró en el espejo de su tocador viendo que lucía terrible – Estúpido Yamcha… - se apartó del espejo y se sentó en su cama para comenzar a vestirse mientras continuaba con su soliloquio – También fue mi culpa por traerte a vivir a la capital y mostrarte de todo lo que te perdías en el desierto… Creo que me gustabas más cuando eras salvaje y hasta un poco inocente… pero luego conociste a muchas mujeres gracias al beisbol y nada volvió a ser como antes… ¡Tonto! Nunca supiste apreciar realmente lo que yo tenía para ofrecerte, solo te interesaban los grandes lujos como aquella vez que fingiste perder tu billetera para que yo pagara la cuenta… ¡Que ingenua fui!… Pero ¡ya no más! Esto se termina ahora mismo.

Se vistió cómoda y se peino con frenesí, decidida a romper para siempre con el escurridizo bandido. Así que apenas estuvo lista, se asomó al balcón y miró en todas direcciones por si a Yamcha estaba por ahí, pero se sintió algo frustrada al no hallarlo por lo que se dirigió a la habitación de Yamcha con decisión y al llegar golpeó con insistencia la puerta por unos segundos, sin embargo nadie salió. Entonces abrió la puerta y verificó que no estaba ni él ni Puar, fue entonces que una maléfica idea se le vino a la mente. Aprovechó la oportunidad y fue por una caja capsula donde guardó toda la ropa y pertenencias del ladrón, llevándose las cosas con ella a su laboratorio.

Vegeta luchaba con una docena de robots, sintiéndose mejor, pero su concentración se vio interrumpida cuando sintió el ki del insecto descender en el jardín "Debe ser muy idiota para venir a la Corporación después de lo de anoche… Espero que la terrícola le dé su merecido…"

Afuera, Yamcha comenzó a llamar a Bulma a todo pulmón, siendo acompañado por Puar. Pero al ver que Bulma no salía entró a la propiedad para buscarla junto con su perdón.

-¿A dónde vas Yamcha? – le preguntó su amigo.

-Debo hablar con ella, Puar. No puedo perderla – le respondió, para luego correr al interior de la casa.

A puar no le quedó más remedio que seguirlo, no muy seguro de lo que tenía su amigo en mente.

Bulma aún tenía en su mano la capsula con los objetos personales de Yamcha y se quedó pensando en la forma de desquitarse de Yamcha. Quería que él sufriera, sino lo mismo, algo muy cercano a lo que ella sentía. Pensaba en eso cuando se activó el comunicador con el rostro de Yamcha.

-Bulma… Necesitamos aclarar las cosas…

-¿Qué acaso no fuste lo suficientemente claro anoche?

-Amor…

-¡No me vuelvas a decir así! – ella cortó la comunicación y volvió a dejarse caer en su silla - Podría quemar sus cosas o lanzárselas por la cabeza… ¿Que haré?… ¿Qué haré?...- su vista se detuvo en el proyecto de armadura en la que estaba trabajando. Jugueteó un momento más con la capsula en sus manos, indecisa, pero finalmente una idea vino a su cabeza. Así que se dirigió al intercomunicador y presionando el botón que comunicaba con la nave le ordenó al saiyajin- ¡Vegeta, ven inmediatamente a mi laboratorio!

El saiyajin ni levantó la vista y siguió en lo suyo, por lo que ella insistió - ¡Vegeta, no estoy de humor para juegos! ¡Ven ahora mismo! - Él frunció el ceño, apretando al mismo tiempo sus puños, volteando al fin a verla - ¡Deja de gritarme, estúpida!... Además ¡No eres quién para darme órdenes! - Bulma respiró hondo y le dijo con calma -Por favor, Vegeta… En serio te necesito en mi laboratorio…

Él se quedó observando unos segundos el rostro de Bulma, notando que se veía molesta y cansada. Detuvo sus ataques a los robots de entrenamiento y le dio la espalda a la cámara - ¡Tsk, está bien! – escupió -… pero más te vale que sea por algo bueno - apagó la gravedad, se colocó una toalla sobre los hombros y salió de la nave, entrando a la casa.

Yamcha aun estaba frente al comunicador de la sala junto a Puar, discutiendo una coartada que no lo hiciera quedar tan mal a los ojos de Bulma para que ésta lo perdonara. Sabía que debía haberla seguido para aclarar las cosas en su momento, pero conociendo a Bulma estaba seguro de que de la golpiza que le hubiera dado ella no lo salvarían ni todos los dioses del universo y eso era precisamente lo que buscaba evitar.

Yamcha dio un suspiró y le dijo a Puar – ¿No tienes otra idea?

-Lo siento, Yam… ninguna de las historias en las que hemos pensado termina bien…

-Eso era lo que me temía… Creo que lo mejor será ir de frente de una vez y esperar que comprenda mis motivos.

Puar lo miró con suspicacia – Ay, Yam… Si me hubieras hecho caso nada de esto habría pasado…

-Es verdad, Puar… Te prometo que si salgo bien parado de esta jamás ignoraré tus consejos.

-Aun así creo que deberías esperar a que se le pase el enojo…

-No. Es mejor que hable de una vez con ella. Si dejo pasar más tiempo podría perderla para siempre…

Su amigo se lo quedó viendo un momento y le dijo - ¡Entonces te deseo mucha Suerte, Yam!

El ex ladrón asintió e iba a activar nuevamente el comunicador cuando vio que Vegeta se dirigía al final del corredor, cosa que le llamó la atención por lo que decidió seguirlo, manteniéndose a una distancia prudente. Lo vio dirigirse a las puertas que conducían a los laboratorios y cruzar estas, apresurándose en alcanzarlo, pero su boca se contrajo en una mueca y sus puños se apretaron con furia, cuando, por un pequeño espacio que quedó entre las puertas de madera, pudo ver como el saiyajin ingresaba sin problemas, solo poniendo su palma en el lector y que, para rematar la situación, lo recibía una voz electrónica con todo y saludo personalizado.

"Bienvenido, Príncipe Vegeta"

Vegeta estaba totalmente consciente de que era vigilado de cerca por el otro hombre, por lo que antes de entrar volteó un poco su rostro y le sonrió con burla, desapareciendo luego tras la puerta automática, consiguiendo que Yamcha se pusiera de un tono rojo furia intenso "¡Maldito bastardo! ¿Cómo es posible que tengas acceso al laboratorio? Yo ni siquiera los conozco… ¿qué más me has ocultado, Bulma?"

Vegeta entró en el laboratorio secreto de Bulma notando enseguida el prototipo de su armadura y ante esto no pudo evitar sonreír -Vaya, vaya… - dijo poniendo sus manos en las caderas – Así que finalmente has dedicado tiempo a lo que realmente importa… Aunque debo decir que el estilo de armadura que elegiste para reproducir no es de mi agrado… ¿Tienes en otro color y con hombreras?

-Vegeta, créeme que no estoy de ánimos para tu sarcasmo. Solo pruébatela ¿quieres? – dijo ella volteando a verlo.

-Hmn... – hizo él, cruzando sus brazos sobre el pecho – Te recuerdo que estás molesta con el gusano ese, así que cuida tu lengua, terrícola… podría hacerte pedazos más fácilmente que antes…

-Deja tus amenazas para otra ocasión… – le respondió Bulma, sin dejar de fruncir su ceño, pero con voz cansada.

-¿por qué aun está aquí? Pensé que lo mandarías a volar…

-Ese no es tu problema, Vegeta… ¿Quieres probártela por favor?

El príncipe levantó una ceja y tomó con cautela la armadura. La observó, le tomó el peso y sin ponérsela, dijo, dejando el objeto nuevamente sobre la mesa -Hazla otra vez, terrícola. El material que elegiste dista en mucho del peso necesario.

Bulma lo miró un segundo y luego respondió, relajando el ceño, con voz más amable - ¿Y por qué no me facilitas la que tienes en tu cuarto? No sé por qué te la llevaste si ni siquiera la utilizas – luego entrecerró sus ojos y le dijo – Oye, ahora que lo pienso esa armadura no es la misma que…

Él se sonrió con maldad y la interrumpió, sabiendo perfectamente lo que le preguntaría -Hmn… No vale la pena desperdiciar recursos en un montón de cadáveres… - terminó con un tono suave, pero orgulloso, cosa que hizo que a Bulma se le revolviera el estómago. Tragó duro y le preguntó, no muy segura de saber la respuesta - ¿De-de cuántos estamos hablando?

- Los suficientes, terrícola…

Ella iba a reclamarle por los asesinatos sin sentido, pero en ese momento Yamcha aparecía en el comunicador nuevamente. Bulma de un brinco y se puso delante de la pantalla.

-Bulma… ¿Se puede saber qué hace Vegeta encerrado ahí, contigo?

Bulma se sonrió forzadamente, mientras una vena amenazaba con aparecer en su frente, y le respondió - A ti ya no te debería interesar lo que Vegeta haga o no haga aquí conmigo…

Yamcha se molestó ante la respuesta de Bulma y le recriminó de inmediato aquello -Nunca me diste acceso ni a las oficinas y a ese bastardo lo dejas entrar hasta tu laboratorio…

- Ni él ni yo tenemos nada que ver en esto… Fue mi padre quién le dio acceso porque era necesario para todo lo concerniente a los robots y a su entrenamiento. Además, como se fue de la ciudad por el fin de semana, yo debo velar por que Vegeta entrene adecuadamente…

Vegeta frunció un momento notando que Bulma lo estaba utilizando para molestar a Yamcha, y aunque al principio le incomodó la situación, decidió seguirle el juego solo por fastidiar al otro guerrero esperando que al fin se marchara - Humana, ¿podemos seguir en lo que estábamos o es que puedo volver a mi entrenamiento?… - preguntó, acercándose por detrás de Bulma, quedando casi pegado al cuerpo de la muchacha, haciendo que a Yamcha le hirviera la sangre.

Bulma comenzó a ruborizarse al sentir la respiración del saiyajin en su cuello, cosa que no pasó desapercibida por su novio -Oh, Ya veo… Bulma, al parecer estas muy ocupada… ¿Crees que no me he dado cuenta de que hay algo entre tú y ese imbécil?

Bulma se puso pálida un momento, sin embargo, sus puños se apretaron y gritó - ¡No digas estupideces, Yamcha! Vegeta es mi amigo y no tengo nada que ocultar… ¡Y ya no tienes ningún derecho a recriminarme nada!

- Como digas, Bulma… Pero cuando termines lo que sea que haces con él, avísame para que aclaremos las cosas – dijo su novio, apagando la comunicación.

Vegeta se retiró un par de pasos, mientras decía -Ni creas que no me di cuenta de que me estás utilizando para vengarte de ese insecto, terrícola. Eres tan perversa como Freezer cuando te lo propones...

- ¿No sé qué demonios hablas, Vegeta? – dijo volteando hacia él y poniendo sus manos en la cintura - Yo no te he utilizado… Solo dejé que Yamcha pensara lo que quisiera, además tú fuiste quien se me acercó por detrás, yo no te lo pedí... Y ¿Sabes qué? ¡Me tienen harta los dos! - Vegeta se molestó por la acusación, así que, sin pensarlo, la sujetó por un brazo y la atrajo hacia sí, agregando con un tono muy bajo cerca del rostro de ella, casi rozando su nariz -No juegues conmigo, mujer… Sabes que puedo ser muy peligroso…

Bulma quedó tensa, solo atinando a abrir mucho sus ojos y tartamudear -Ve-Vegeta, yo…

Él no pudo evitar bajar su vista un segundo a los labios de la joven. Sin embargo, reprimió lo que fuera que sintió en ese momento y la alejó de sí, con la misma brusquedad que había utilizado para acercarla. Se marchó del laboratorio, sin siquiera voltear a verla "Maldición… estoy pensando en ella como mujer… Esto no es bueno para mí concentración... Yo no debo sentir más que desprecio hacia ella y su estúpida raza de débiles"

Bulma se lo quedó viendo mientras se retiraba, sintiendo como el corazón le latía a mil por hora. Pero se recompuso y gritó - ¡Malditos sean ese par de idiotas! - enseguida se tranquilizó, llevándose la mano a la frente y comentó – debo terminar con esto cuanto antes o terminaré enloqueciendo…

Tomó la capsula con las cosas de Yamcha y salió del laboratorio, dispuesta a terminar con el ex ladrón, aunque le doliera el alma. Pero entonces se dio cuenta de que no estaba tan enamorada del él como creía, ya que no era el perderlo lo que le dolía, sino que lo que le taladraba el alma era el engaño y la traición de aquel con quien ya se había imaginado un proyecto de vida. Quería matarlo con sus propias manos por ello, pero pensó que eso no sería suficiente para calmar el dolor que sentía por su humillación. En ese momento pensó en Vegeta, recordando que Gohan le había dicho que el saiyajin sabía que su planeta había sido destruido por Freezer y que aun así debió seguir trabajando bajo las órdenes de ese tirano. Fue entonces que sintió una enorme empatía por el príncipe y comprendió en gran parte su motivación para recuperar su supremacía ante Gokú, aunque realmente no la compartiera. Así que, decidida a todo, se dirigió al jardín para encarar a Yamcha y sacarlo de su vida, pero al llegar no lo encontró, ni tampoco en su habitación, ni en ninguna parte de la casa, por lo que la rabia aumento al ver la cobardía de su novio.

-¡ESTÚPIDO YAMCHA! - gritó, con las manos apretadas a los lados y los dientes como cuchillas, haciendo que algunas aves huyeran despavoridas.

Se sentó furiosa en la sala del primer nivel de la propiedad a esperarlo, mientras veía la televisión, pero luego de un par de horas se hartó y salió al jardín, donde desencapsuló la caja con las cosas de Yamcha, armó una pira y procedió a quemarlas.

-Bien, si no eres lo suficiente hombre para hablar conmigo me desquitaré con tus pertenencias – declaró, mientras intentaba en vano que encendiera la montaña de cosas encendiendo una cerilla tras otra, las cuales se apagaban casi al instante - ¡Maldición! ¿Qué nada me saldrá bien hoy?

En eso estaba cuando Vegeta, llamado por la curiosidad y olvidando el mal rato que Bulma le había hecho pasar, salió de la nave y viendo lo que hacía le preguntó, desde una distancia prudente - ¿Qué estúpido ritual es el que haces ahora, ridícula?

Bulma le gritó furiosa sin siquiera voltearse a verlo mientras indicaba al frente - ¿Qué acaso no lo ves? ¡Estoy tratando de prenderles fuego a estas porquerías!

Fue entonces que un haz de luz pasó por su lado y encendió al instante las pertenencias de Yamcha, mientras Vegeta decía – Esa es la manera correcta de hacerlo...

Bulma quedó de una pieza, temblando un poco por lo inesperado de ese ataque que pasó a solo unos centímetros de ella, pero enseguida volteó hacia Vegeta y le dijo - ¡¿Cuál es tu maldito problema, idiota?!

Vegeta frunció -¡Tsk! Espero que cuando termines con esto, realmente se te haya quitado lo ingenua y lo imbécil… - y diciendo esto se marchó de vuelta a la nave.

Bulma abrió sus ojos con sorpresa al recordar algo de la noche anterior. Sí, ahora podía recordar que había estado hablando con Vegeta cuando regresó y, aunque no era un recuerdo claro, pudo intuir que el saiyajin la había ayudado en algo pero sinceramente no recordaba en qué. Así que salió corriendo tras el saiyajin – ¡Vegeta, espera! - él se detuvo en la puerta y la miró de arriba abajo como si fuera la primera vez que la veía en su vida. Ella continuó – Disculpa por ser tan grosera, pero debes entender que las cosas no han sido fáciles para mí en estos…- él la interrumpió, mirándola a los ojos – Al grano, humana ¿Qué demonios quieres? – Bulma se mordió el labio inferior y le preguntó - ¿Qué fue lo que hablamos anoche? – Vegeta se sonrió – Nada que te importe, tonta.

Bulma se lo quedó viendo un momento y le dijo – Por favor, Vegeta… En serio es importante.

-No lo es…

- ¡Por favor! Para mí es muy importante…

El saiyajin lo pensó un momento y le dijo, poniendo sus manos en las cadera – Está bien… Pero si te lo digo… ¿Qué obtendré a cambio? – Bulma lo miró molesta un momento, pero enseguida le dijo – Te garantizo mi total lealtad – él se burló – ja, ja, ja… No digas tonterías… ¡Eso ya lo tengo!

-¡No seas engreído!

-No lo estoy siendo… Si vas a negociar deberías hacerlo con algo de mi interés… ¿Qué tal si terminas de una vez mi nueva armadura?

-¡Uy! ¡De acuerdo! Pero para eso necesito que me prestes la que tienes en tu habitación… Sin una muestra me es imposible hacer una réplica…

-No quiero una réplica… Necesito que sea aún más resistente.

-Haré lo que pueda, Vegeta. Pero no te garantizo nada… Entonces dime ¿Qué fue lo que hablamos anoche?

-Hmn… Está bien… Anoche te dije que eras una vulgar. Te dije también que desde que había vuelto el insecto te habías vuelto una imbécil y que eras una ingenua, además de que no era yo quien debía darte explicaciones…

-No, eso lo recuerdo bien… Necesito saber lo que me dijiste después, cuando regresé…

Vegeta se sonrió ampliamente -No, terrícola. Tú fuiste lo bastantemente específica. Querías saber lo que te dije anoche y eso hice. Lo otro ocurrió al amanecer…

Bulma lo miró furiosa y le dijo - ¡Eres un tramposo!

El saiyajin la ignoró y apuró el paso hacia la nave, dejando atrás a una iracunda Bulma. La muchacha infló sus mofletes un momento para enseguida gritarle - ¡NO PIENSO TRABAJAR EN TU ESTÚPIDA ARMADURA! ¡Me tienen harta los hombres!

Dio un golpe en el suelo con su pie y se fue furiosa a su habitación, pensando en que, como estaban las cosas, lo mejor sería ir a darse un baño y salir a comer fuera, olvidándose de ese par de hombres que solo la hacía amargarse.

Se preparó un baño de burbujas, para sacarse las malas energías y se sumergió, buscando olvidarse por un rato de ese par de tontos. No podía dejar de estar molesta, sobretodo porque estaba segura de que Yamcha estaba dilatando las cosas con el solo fin de que ella se calmara y no lo asesinara – ¿Dónde se habrá ido a esconder ese idiota de Yamcha? Primero quiere hablar y después huye como un cobarde… ¡Qué más da! Desde hoy proclamaré mi soltería saliendo a bailar a algún lugar y divirtiéndome… Me pregunto si alguna de las muchachas del laboratorio querrá acompañarme… Si no hubiese sido por lo imbécil que se comportó le pediría a Vegeta que saliéramos… Después de todo se supone que es mi amigo… pero parece que él no piensa igual todavía… - puso una toalla humedecida sobre su rostro y descansó su vista, mientras intentaba pensar en qué se pondría para salir. Ya tenía bastantes problemas como para preocuparse de si ese malagradecido la consideraba su amiga o no.

Yamcha mientras tanto estaba en su apartamento con Puar. Luego de decirle a Bulma que saliera para aclarar las cosas había sentido pánico al ver que Vegeta se dirigía hacia él y pensó que seguramente lo golpearía por las cosas que dijo, así que se había marchado pensando en que la mejor manera de enfrentarse a la científica era dejando pasar un poco las horas para que calmara tal como le había recomendado Puar. Se le ocurrió también la genial idea de darle una cena romántica para suavizar las cosas, con flores, joyería y chocolates incluidos, seguro que de esa forma sería más fácil explicarle sus motivos a su novia y evitar una ruptura definitiva. Ya se encargaría luego de la forma de sacar a Vegeta de la ecuación. Así que hizo unas llamadas y preparó todo en la sala del segundo nivel de la Corporación para cuando apareciera su amada.

A eso de las siete Bulma salió de la tina y se vistió con un vestido azul y zapatos cómodos, como para bailar. Bajó a la sala principal y cogió el teléfono para empezar a hacer sus llamadas pero justo cuando iba a marcar la interrumpieron - ¿Qué crees que haces? – le preguntó el saiyajin. Ella se tensó un momento, pero enseguida se volteó y le dijo, enojada -No te importa, Vegeta.

Él frunció profundamente y le dijo, molesto - ¿No estarás pensando en salir? La gravedad de la nave está fallando otra vez y necesito que la repares de inmediato.

-¿No puedes esperar hasta mañana? Necesito salir – le suplicó ella, agregando con frustración – Entre tú y Yamcha me van a volver loca ¡No soporto un segundo más en este lugar!

Vegeta se acercó hasta quedar frente a ella. Le quitó el auricular de la mano y la miró fijamente a los ojos, agregando con una voz suave, mientras dejaba el aparato en su lugar - Sabes que es tu responsabilidad… Lo dijiste en el laboratorio… - Bulma tragó saliva al sentir el brazo del saiyajin pasar por sobre su hombro y no pudo evitar que un leve suspiro escapara de sus labios, ya que por ese breve instante le pareció que Vegeta la arrinconaría contra el muro para besarla. Pero la ilusión le duró un instante ya que con la misma mano que colgó el auricular, Vegeta la agarró del antebrazo y comenzó a jalarla hacia el jardín, con lo cual Bulma comenzó a gritarlo - ¡Vegeta, suéltame!… ¡Espera! … Oye ¡No soy tu puta esclava!… Tengo una vida y quiero vivirla… ¡No puedes hacer estas cosas!

El príncipe se volvió a verla, soltó su agarre y le dijo con burla, cruzándose de brazos -Calla de una vez, escandalosa. Solo repara la gravedad y te podrás ir tranquila. Si eres tan lista, como dices siempre, lo harás en solo un minuto – Bulma puso sus manos en jarras y le replicó - ¡No! ¡Tú esperarás a que yo vuelva, maldito bruto insensible!

Vegeta se sonrió y se aproximó un paso hacia ella, mirándola a los ojos nuevamente, casi con curiosidad cosa que Bulma interpretó como duda "¿Qué es lo que planeas, Vegeta? Es extraño y tan salvaje, sin embargo..." El guerrero se sonrió y nuevamente la sorprendió, ya que con un rápido movimiento se la echó al hombro, e ignorando los pataleos de ella, la llevó hasta la nave. Una vez dentro, la dejó caer al suelo y volvió a hablarle - ¡Solo hazlo! Y no quiero escuchar tus estúpidas excusas.

...

Afuera Yamcha, que había llegado hace pocos minutos y que estaba dedicado a organizar la sala para su romántica cena, voló al jardín al escuchar los gritos, sin embargo, no alcanzó a llegar antes de que se cerrara la compuerta de la nave -Maldición… volvieron a encerrarse… – decidió asomarse a una de las ventanas de la nave para poder espiar.

...

Bulma le dio una mirada fiera al saiyajin, lo que solo consiguió que él se sonriera satisfecho. Se levantó e iba a gritarle, cuando notó que por una de las ventanas se veía una silueta muy familiar para ella "Yamcha… Así que regresaste… Veamos qué piensas cuando el humillado seas tú" Volvió a mirar a Vegeta y se acercó a él, para enseguida tocarle el brazo y comenzar a acariciarlo, diciéndole con bastante coquetería - ¿Sabes Vegeta? tienes razón… Yo debo procurarte todo lo que necesites… - el príncipe tragó saliva y no pudo evitar que un rubor tiñera levemente su rostro, entrando casi en pánico por el cambio de actitud de ella. Se apartó y le dio la espalda para decirle - ¡Qué bueno que ya entendiste cuál es tu lugar! Ahora repara esta maldita cosa, humana vulgar.

Bulma se sonrió y volvió a arremeter - No tienes porque enojarte, Vegeta… - dijo, usando una voz aun más seductora - verás que en solo unos momentos se encenderá tu aparato… - El saiyajin volvió a tragar, tensándose por completo al darse cuenta de la indirecta de la muchacha, pero no estaba dispuesto a dejarse engatusar por ella, por lo que le gritó, sin atreverse a verla - ¡No empieces con tus vulgaridades, humana, y haz lo que te digo! – Ella le sonrió coqueta -Por supuesto, Veggie… - le dijo ella, cariñosa, logrando que el saiyajin abriera sus ojos muy grandes y que sus labios se entreabrieran, estupefacto ante la situación.

Yamcha no cabía en sí de la rabia que sentía, ya que ante sus ojos, su propia novia le estaba coqueteando a Vegeta, precisamente al hombre que había dado la orden de asesinarlo.

Bulma, mientras tanto, sabiéndose observada, sacaba de la manera más sensual que se le ocurrió, una caja de herramientas de un gabinete. Enseguida tomó con toda calma su destornillador eléctrico y abrió la consola, inclinándose para dejar una perfecta vista de su trasero hacia el saiyajin. Este se había volteado solo un poco para verificar que ella hiciera su trabajo, cosa de la que se arrepintió en el mismo instante. Su vista se clavó en el cuerpo de ella y tuvo que hacer uso de todo su autocontrol, ya que sentía unas ganas enormes de saltarle encima, sintiendo su corazón latir muy fuerte, tanto que su razón se nublaba. Respiró hondo, apretó sus puños a los lados y por fin pudo articular una frase para detener aquello - ¡Vete! ¡No te necesito!

Ella se volteó y le respondió -De acuerdo, príncipe… De todos modos, no había mucho que reparar. No es bueno mentir, Vegeta – dijo cerrándole un ojo.

Vegeta se ruborizo un poco y le gritó - ¡No sé de qué mierda estás hablando!

-¡No te hagas el tonto, Vegeta!… Solo había un conector suelto – le dijo, indicando con su mano hacia la consola - ¿creíste que no me daría cuenta?

-¡Tsk!, ¡Deja de decir estupideces!… ¿crees que me gusta tenerte cerca?

Ella entrecerró su mirada y le respondió - Como mentiroso eres bueno cantando…

Afuera, Yamcha no aguantó más y se acercó a la puerta, comenzando a dar fuertes golpes, mientras gritaba -¡Bulma, Bulma! ¡Sal de ahí de inmediato! ¡Tenemos que hablar!

Vegeta miró a la peli turquesa y comprendió que nuevamente había sido parte del juego de ella, por lo que la tomó de ambos brazos y la aproximó hasta tenerla pegada a su cuerpo, diciéndole con ese tono suave de amenaza, tan propio de él -¡Tsk! No eres más que una maldita manipuladora…

Se quedaron en silencio unos segundos, durante los cuales el saiyajin aspiraba y exhalaba intentando calmarse y Bulma se quedó sin habla. La muchacha solo podía escuchar la respiración del saiyajin y los latidos de su propio corazón. La respiración de ambos estaba agitada y parecía resonar en aquel espacio. Vegeta se sentía abrumado y no sabía cómo actuar a continuación. Sentía deseos de golpearla y de besarla furiosamente a la vez, por lo que la apartó con rabia y clavó su mirada en la entrada - ¡Maldición! – murmuró, con los dientes y los puños apretados, mientras de fondo se oían los gritos desesperados del otro guerrero - ¡Vete de una vez, maldita sea! - "por ahora no hay nada más importante que volverme súper saiyajin… Ésta estúpida hembra solo logra que me distraiga, no puedo dejar que interfiera en mi entrenamiento"

Bulma, temblando, llevó una mano a su boca, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas. "¿Qué estoy haciendo, por Kami?… ¿estaba tratando de seducir a Vegeta?… ¡No es posible!... Debo estar enloqueciendo… Tengo que detener esto ahora" Se aproximó a la salida y oprimió el botón de la compuerta. Enseguida dejó caer sus brazos a ambos lados y apretó los puños, a la espera de la represalia de Yamcha.

- ¿QUÉ SE SUPONE QUE HACES, BULMA? – gritó el joven de la cicatriz, ignorando completamente al saiyajin. Éste hizo lo propio y le dijo a Bulma - ¡Tsk, llévate al insecto o no respondo!

Bulma se tragó las lágrimas, cogió la mano de su novio, invitándolo silenciosamente a la salida. Con lo ocurrido se le había olvidado por completo la furia reciente contra él, sintiéndose ahora avergonzada. Por el contrario, Yamcha estaba exaltado, resistiéndose a salir, mientras no despegaba su vista del saiyajin, con deseos de golpearlo -Yamcha, ven… Necesitamos hablar y dejar las cosas en claro – el hombre la miró molestó y se soltó de la mano de ella, siendo el primero en salir de allí.

Una vez en el jardín, el hombre de la cicatriz comenzó a interrogarla otra vez - ¿POR QUÉ, BULMA?

Ella le respondió, volteándose hacia él con las manos en las caderas – Sé que lo que hice estuvo mal pero ¿En serio me preguntas a mí por qué, Yamcha? – posó un dedo sobre el pecho del guerrero – tú eres el culpable… ¡Maldición!… ¡Me engañaste con otra! ¡Te has estado revolcando con otra a mis espaldas y jurándome amor al mismo tiempo… ¡¿cómo pudiste?!

Yamcha se sonrió involuntariamente, por los nervios más que por otra cosa. Respiró hondo, retomando su seriedad, sabiendo que era hora de hablar con sinceridad y eso fue lo que hizo -Sé que tal vez no lo comprendas ¡Pero lo que hice tiene un motivo! Lo hice para poder ser un mejor amante para ti, para cuando llegara ese momento especial que tanto has dilatado, Bulma – terminó diciéndole con rabia.

La cara de la muchacha fue de completa incredulidad por un momento, pero enseguida le respondió con ironía -¡Oh! ¿Y tú pensaste que yo me alegraría de saber que "ensayabas" con otra al mismo tiempo que estabas conmigo? ¿Quién diablos te puso esa estúpida idea en tu cabeza?

-Bueno… fue el Maestro Roshi… - dijo, algo avergonzado, ya que, al oírlo de ella, se dio cuenta de que fue realmente una idea estúpida. Sin embargo, él no se sentía tan culpable ahora, por lo que le dijo – Pero eso ya no importa… ¡Acepta que te traes algo con ese saiyajin!… ¡No puedes negarlo!

La muchacha ahora sí que se enojó - ¡No sigas con esas tonterías, Yamcha! ¡Aquí el único que tiene esqueletos en el armario eres tú!

Él frunció el ceño y la miró a los ojos, mientras apuntaba hacia la nave - ¡Por favor, Bulma!... ¡Los vi besándose en el precipicio ese día que casi me mata!

Bulma palideció un momento. No esperaba que alguien hubiese visto lo ocurrido ni mucho menos Yamcha. Decidió negarlo, después de todo ella bien podría simplemente haberle estado dando respiración de boca a boca, pensó. Así que le contestó - ¡No digas tonterías! ¡Solo buscas equipara la balanza a tu favor!

-No, Bulma. Los vi perfectamente… Además ¡Le diste una semilla! ¡Una semilla!... ¡Sabiendo lo que cuesta obtenerlas!

-¡Eso no viene al caso ahora! – gritó ella, bajando enseguida la mirada con algo de vergüenza para luego alzar sus ojos llenos de lágrimas - Está bien, Yamcha… Lo reconozco. Besé a Vegeta ¿Y qué? ¡Eso no es nada comparado con revolcarse con otra!

-No, cariño… ¡Yo soy el que no sabe que hacen cuando no estoy!… Es más ¡Ahora mismo le estabas coqueteando en la nave! ¿Quién sabe qué más ocurrió mientras estuve muerto? No por nada lo invitaste a vivir aquí otra vez… Por eso te molestabas cuando hablaba mal de él y por eso mismo no quieres casarte conmigo y buscaste una escusa para aplazar nuestro matrimonio…

Bulma oía los descargos de Yamcha, mientras se tomaba las manos sobre el pecho, esperando su oportunidad para defenderse, pero a medida que lo oía fue dándose cuenta de que Yamcha tenía razón. Nunca fue su intención casarse con él porque consciente o inconscientemente esperaba que Vegeta regresara en algún momento a la Tierra, admitiendo que el malhumorado príncipe le gustaba y no podía negarse a sí misma lo ocurrido la noche antes de que se marchara en busca de Gokú, cuando se besaron en la sala. Era momento de aceptar las cosas como eran, su relación con el ex ladrón no tenía futuro y al parecer sentía algo más que cariño por su nuevo amigo. Miró la argolla de compromiso que traía puesta y, mientras Yamcha seguía hablando, se la quitó, para enseguida tomarle la mano al joven y ante la sorpresa de éste, depositó el pequeño objeto en la palma del joven.

-Bulma – dijo él, confundido, pensando en que esto solo era una discusión, una pelea como las de antaño. Pero no era así, y lo supo cuando ella lo miró a los ojos y le dijo, con toda honestidad - Yamcha, ya no podemos seguir juntos… Ninguno de los dos confía en el otro… y, sinceramente, no te amo… - él sintió un peso en su estómago, no creyendo lo que estaba oyendo, por lo que le dijo, casi en un susurro -Pero Bulma, yo sí… Yo aún te amo…

-No digas eso… - dijo ella, sintiendo que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, pero no las dejó salir – Reconoce que lo que te gustaba de mí era lo que podía darte…

-Eso no es cierto…

-¡Vamos, Yam! Te enamoraste de mí porque fui la primera mujer a la que pudiste hablarle… Pero eso no era suficiente para mantenernos unidos… Lamento que no funcionara- le dijo con una mirada sombría pero enseguida miró hacia otra parte y llevándose las manos a la espalda, agregó para evitar llorar - Y bueno, también lamento haber quemado todas tus cosas…

-¿Qué hiciste qué?- preguntó aun más confundido. Apenas se acababa de enterar de que había perdido a su novia y ella le salía con que también había perdido sus cosas.

-¡Oh, Yamcha!… ¡Deja de ser tan dramático! No es primera vez que lo hago… - le dijo.

Yamcha se sonrió un momento, pero enseguida apretó en su mano la argolla. Su corazón se empequeñeció, dándose cuenta de que posiblemente no habría marcha atrás en la decisión de ella, pero no estaba dispuesto a perderla sin luchar - Bulma… No me daré por vencido… No mientras haya una posibilidad de volver a estar juntos.

-¡No digas esas cosas!… ¡No después de lo que hiciste!… ¡Estoy muy molesta y confundida en este momento! - dijo ella, e iba a agregar algo más, pero en ese momento el ruido de la puerta de la nave abriéndose los hizo voltear a ambos hacia ella, viendo como Vegeta salía camino hacia la cocina, aparentemente sin verlos siquiera. Bulma se lo quedó viendo y Yamcha miró a su novia, dándose cuenta de que sus suposiciones eran ciertas - Bulma… Quiero que me digas la verdad… ¿Él te gusta?

Bulma abrió muy grandes sus ojos, pero enseguida lo miró para responderle nerviosa - ¿Quién? ¿Vegeta? ¡¿Cómo se te ocurre?! Él es solo mi amigo…

-No me mientas… - le sonrió – Yo conozco esa mirada… Es la misma que solías tener solo para mí, antes…

Bulma suspiró y decidió sincerarse – De acuerdo, lo admito… Puede que sí sienta algo por él, pero no estoy segura… Estoy demasiado confundida ahora, además, aunque así fuera, no creo que funcione, ya que como sabes, es Vegeta de quien hablamos y él no conoce los sentimientos que tenemos nosotros… Por ahora creo que es solo una atracción física y nada más - hizo una pausa y le dijo – Pero eso no quita que esté molesta contigo por lo que hiciste y por lo mismo quiero pedirte que te…

-No, por favor – la interrumpió él, para suplicarle – No me pidas que me marche, Bulma… ¡Deja que me quede! Por favor… Te prometo que no te molestaré, pero necesito entrenar aquí… No quiero marcharme lejos de mi casa por ahora y sabes que en ninguna otra parte de la ciudad podría practicar mis técnicas sin que la gente se dé cuenta de mis poderes…– le explicó. Pero ese no era su verdadera motivación para pedirle que no lo echara. La verdad era que no tenía ni la más mínima gana de alejarse de la peli turquesa ni de perderla con Vegeta, y no era que creyera que el saiyajin la fuera a seducir, pero estaba seguro de que esos incrementos de ki del guerrero cuando él estaba con Bulma no eran solo porque le molestaran sus demostraciones físicas de afecto. Necesitaba hacerla cambiar de opinión y estaba seguro de conseguirlo, claro, si se esmeraba en conquistarla nuevamente y no cometía más errores.

Ella lo pensó un momento. Estaba segura de que ya no lo amaba, por lo menos ya no como antes, mucho menos después de lo que le hizo, pero pensó que sería buena idea permitirle quedarse, pensó que le serviría para tener alguien con quien charlar de vez en cuando, así que le respondió a su petición – De acuerdo. Dejaré que te quedes a entrenar aquí. Pero no te quiero presionándome para que volvamos, de lo contrario tendré que pedirle a Vegeta que se encargue de ti y créeme que eso lo haría muy feliz… - terminó advirtiéndole.

Él la miró y sonrío sombrío por la ocurrencia de ella – Te lo prometo… Oye, Bulma, ¿tienes hambre? – le preguntó, cambiando de tema, guardando la argolla en uno de los bolsillos de su pantalón - Había pedido una cena romántica para dos, pero ya debe estar bastante fría. Si quieres la recalentamos y cenamos mientras seguimos con nuestra charla.

-Supongo que podría acompañarte a comer algo… Después de todo ya se arruinó mi salida y supongo que ahora somos amigos – dijo sonriéndole – Pero no creas que por esto te perdonaré lo que hiciste…

-En serio lamento todo lo que hice, sinceramente creí que no te darías cuenta, je, je… - dijo el joven, poniendo una mano en su nuca.

La muchacha le dio un leve golpe en el brazo al joven y comenzó a avanzar hacia la casa, no sin antes decirle, volviéndose hacia él solo un poco -Ven, Yamcha… Antes de que cambie de opinión.

Yamcha caminó a su lado y le preguntó -Oye… ¿y me dirás como fue que se te ocurrió ir a mi casa?

La muchacha lo miró y le dijo – Era demasiado obvio… Estabas actuando muy extraño… y esas salidas nocturnas… ¡Fuiste muy descuidado!

-Lo reconozco… ¿Pero como supiste que estaba en mi apartamento? - Bulma le sonrió – Bueno, lo que pasa es que tengo un rastreador saiyajin…

- ¿Te refieres a Vegeta? - preguntó Yamcha, malentendiendo las palabras de su amiga. Ella negó de inmediato – No, tonto… Tengo uno de esos aparatos que leen el poder de pelea y aunque una vez explotó en mi oído, lo he reparado y mejorado. Tanto así, que ahora lo utilizo para localizarlos a ustedes… ¡Es extraño como suceden las cosas a veces!

Yamcha se sonrió de lado y le dio el paso para que ella entrara primero a la casa mientras le decía - ¿Podrías enseñármelo?

-¿Para qué?

-Pues quiero conocer mi poder de pelea…

-Yamcha, eres un tonto.

-Tal parece que sí…

Ella le sonrió y entraron a la casa.

Continuará…