Cuenta Regresiva: 26.280 horas.

Estado de Guerra.

La tarde caía sobre la capital y Bulma veía pasar las calles por la ventanilla del vehículo con aburrimiento. Se concentró en la gente que comenzaba a volver a sus casas luego de un día laboral más y no podía dejar de pensar en que todas esas personas ignoraban completamente el peligro que les acechaba pero que, con suerte, jamás se enterarían. Para ella aun era un sinsentido que sus amigos hubieran decidido pelear con los androides en vez de evitar su aparición y eso la hacía ponerse de malas, por lo que suspiró con fastidio. Fue entonces que su vista se quedó pegada en una pareja que se besaba enfrente de una tienda, reemplazándolos en su mente con ella y el saiyajin, por lo que suspiró nuevamente y pensó en lo agradable que sería volver a besar al saiyajin como cuando salieron a beber.

La luz del semáforo los hizo detenerse y Yamcha se la quedó viendo un momento, sin decirle nada. Ella se sintió observada por lo que volteó a verlo y le dijo, con una sonrisa - ¿Qué sucede?

-Solo verificaba que no te hubieras dormido… Es que desde que salimos del restaurante has estado muy callada, así que pensé que estabas cansada.

-Disculpa. Es que me distraje pensando en algunas cosas…

-Descuida.

Bulma notó que se estaba comenzando a producir un silencio incómodo, por lo que le dijo –A todo esto, gracias por acompañarme a buscar los conectores que faltaban.

-No es nada, Bulma. Lo que sea por una vieja amiga – le respondió él, con amabilidad.

-¡Oye! – le reclamó dándole un golpe en el hombro - ¿Tenías que agregar lo de vieja?

-¡Auch! ¡No te molestes! Era solo un decir…

-Aún así, no fue gracioso – alegó, agregando después - Oye, no me has dicho aun por qué te fuiste… Es decir, nunca pensé que cuando me dijiste que estaba sola en esto sería de manera literal…

-Bueno… - dijo él, volteando a ver si la luz había cambiado – voy a ser sincero contigo. La verdad es que no quería estar en la Corporación mientras todos estaban al pendiente de ese bastardo.

- Estabas celoso…

-Por supuesto – dijo, poniendo el vehículo en marcha nuevamente – Yo aún te amo y tú tienes sentimientos por él… ¿cómo querías que me quedara?

-Entonces… ¿por qué volviste?

-Es que después de meditar las cosas, me dije a mi mismo que no debía darme por vencido aun... No mientras tenga una mínima oportunidad de volver contigo… Creo que eso es suficiente para dar la pelea.

- Me halagas, Yamcha, pero creo que nosotros por ahora estamos bien como estamos...

-Estoy de acuerdo en que nos hemos llevado mejor… Pero me gustaría insistir en que salgamos a comer o al cine uno de estos días… digo, como amigos…- intentó él.

-No me presiones, además, acabamos de comer juntos – le comentó ella, poniéndose seria.

-Eso no cuenta…Yo hablo de salir a cenar.

-Creo que podría pensarlo…

-Excelente… ¿Qué te parece hoy?

- ¡Yamcha! – le reclamó Bulma por su insistencia, mientras él se avergonzaba brevemente -Está bien, está bien… yo solo decía… - se excusó el ex bandido, mientras doblaba para ingresar a la avenida donde estaba la Corporación.

Apenas descendieron del vehículo, Bulma se fue directo a la nave, mientras su ex novio la veía alejarse con cara de bobo sosteniendo las bolsas de las compras. Sin embargo, su expresión cambió a enojo, al ver que Vegeta estaba en uno de los balcones, también observando a Bulma, con una expresión bastante peculiar, lo que consiguió que Yamcha se molestara, elevando su ki como si defendiera su territorio. El saiyajin, al percatarse de ello, se volvió hacia el hombre de la cicatriz y le sonrió burlón, dando media vuelta y desapareciendo de su vista.

Para Yamcha fue notorio que Vegeta se traía algo entre manos. Parecía como si lo estuviera desafiando, como si supiera de sus intenciones de volver con Bulma y tuviera toda la intención de querer arruinarle sus planes. Apretó con fuerza sus puños y se dirigió al interior de la propiedad, mientras maldecía internamente al saiyajin, tratando de dilucidar qué era lo que estaba tramando Vegeta y en cómo podía adelantarse a lo que fuera que tenía pensado hacer.

Era casi la hora de la cena y Bulma estaba en su cuarto preparándose para bajar cuando su intercomunicador se encendió.

-Humana, necesito que vengas.

-¿? – Bulma se volteó con asombro - ¿Vegeta? – preguntó, no muy convencida de haber escuchado bien.

- Sé que estás ahí. Ven a mi cuarto… Tengo un problema con los vendajes.

Bulma puso cara de loca, creyendo que estaba alucinando. Se acercó al comunicador y oprimiendo el botón le respondió con un breve – Ya voy "¿? ¿Vegeta pidiendo ayuda?… esto es raro. ¿Se habrá golpeado la cabeza?"

Salió al pasillo y se paró frente a la puerta continua, dando un par de golpes.

-Entra – le respondió el saiyajin. Así que, intrigada, empujó la puerta e ingresó viendo de inmediato a Vegeta sentado en su cama, con el torso desnudo y con el botiquín a su lado - ¿Qué ocurre? – preguntó ella, acercándose, no muy convencida aún.

-Necesito que cambies el vendaje de mi brazo. Me molesta… - respondió él, con un tono neutro.

-De acuerdo… pero creí que no necesitabas de mí para eso - dijo ella, avanzando hacia él, esperando incomodarlo con su comentario. Vegeta frunció y le dijo en un tono de muy pocos amigos -No me hagas repetirlo…

Bulma se paró frente a él y con cuidado retiró el vendaje, notando que efectivamente estaba demasiado tenso, por lo que procedió a quitarlo para cambiarlo por uno nuevo, sintiendo sobre ella en todo momento la intensa mirada del saiyajin mientras trabajaba, lo que la hizo ponerse un poco nerviosa. Comenzaron a temblarle las manos y, a causa de esto, se le resbaló el vendaje que retiró obligándola a inclinarse a recogerlo, pero levantó su vista al escuchar lo que le pareció una risa contenida por parte del saiyajin - ¿Se puede saber de qué te ríes? – le preguntó, mirándolo molesta. Vegeta, que no dejaba de observarla, se sonrió y le dijo - No sabía que tu torpeza tenía un motivo, mujer… - Bulma sintió enrojecer sus mejillas, aunque no supo si fue por verse descubierta o por ese nuevo apelativo. Optó por negarlo todo - ¿De qué estás hablando? Solo se me resbalaron las vendas de las manos… A cualquiera le puede pasar – se excusó, recogiendo la venda del piso e irguiéndose de inmediato, pero enseguida sus ojos se agrandaron y agregó acusadora, con la intención de que él se retractara - ¡Oh! ¿Acaso estás insinuando que tú me pones nerviosa? – pero no lo consiguió, ya que Vegeta solo se sonrió malignamente y por el contrario prosiguió con su argumento – No he dicho tal, pero ¿Qué más podría ser? Solo hizo falta no sacarte la vista de encima para que te temblaran las manos.

-¡Cállate! - le dijo ella, descartando el vendaje y tomando uno nuevo del botiquín – sabes que no es cierto, saiyajin engreído.

- ¿Necesitas otra demostración acaso? – preguntó él, de buen humor.

-¡No digas tonterías!… Solo déjame terminar de cambiar tu estúpido vendaje para poder marcharme ¿de acuerdo? – le dijo ella, procediendo a ponerle las nuevas vendas, mientras Vegeta seguía observándola muy atentamente comenzando a inclinarse lentamente hacia ella. La muchacha podía sentir muy próximo a ella el rostro de él, costándole concentrarse en su labor y sintiendo un leve rubor sobre su rostro.

- Vegeta… Ya basta… - le advirtió ella.

-Pero si no estoy haciendo nada - le replicó, fingiendo inocencia. Pero a pesar de estar disfrutando torturar a la muchacha se empezó a sentir extraño, como si necesitara estar aun más cerca de ella, pensando inclusive en besarla y tal vez hasta en algo más. Cerró un momento sus ojos sintiendo el aroma de Bulma embriagándolo, enseguida tragó saliva e iba a atacar cuando, para su fortuna, hubo un ruido en el jardín y ambos voltearon a ver.

-¡Qué torpes!- comentó ella, volviendo a su labor – seguramente se les cayó una de las placas.

Vegeta se giró hacia ella algo confundido, dándose enseguida una bofetada mental por lo que había estado a punto de hacer. Frunció profundamente, sentándose más erguido, y le preguntó lo primero qué se le vino a la mente para concentrarse en otra cosa que no fuese el olor de ella- ¿Por qué no corriste a la sabandija de la casa?

- ¿Estamos conversadores, eh? -preguntó ella de vuelta, intentando parecer lo más tranquila posible.

- ¿No me vas a contestar? - replicó él.

Bulma lo miró a los ojos - Si tanto quieres saber, Yamcha se quedó por muy buenos motivos, pero no creo que sea algo que te importe…

– Ningún motivo de los que hayas elegido es bueno, créeme… Para mí es un maldito estorbo…

- ¿Por qué lo dices? – lo interrogó ella, terminando de ponerle un adhesivo al vendaje.

-Hmn… ¿ya terminaste? – le preguntó él, evadiendo su pregunta ya que no había sido realmente su intención decir eso directamente.

- ¡¿Ahora tú no vas a responder?! – lo interrogó Bulma, poniendo sus manos en las caderas, dando un paso hacia atrás.

Vegeta decidió usar aquello a su favor por lo que contra preguntó, volviendo a mirarla pero ahora con una sonrisa burlona- ¿Debo explicártelo acaso?

En ese momento se encendió el comunicador:

-Joven Vegeta, ya está la cena… Ay, querido ¿Serías tan amable de avisarle a Bulma si la ves por ahí? No la encuentro por ningún lado…

Vegeta, sin sacarle la vista de encima a la muchacha, se estiró hacia la mesa y con su mano derecha presionó el botón del comunicador respondiendo - Ella está aquí, conmigo… bajamos enseguida.

Bulma quedó de una pieza. "¿Desde cuándo es tan amable? Está muy raro… ¿que lo hizo cambiar de actitud?… Sin embargo, eso de que no soporta a Yamcha no me extraña ya que nunca se han llevado bien"

El hombre soltó el botón. Y, acto seguido, tomó de encima de la cama una camiseta y con una facilidad sorprendente, producto de la práctica, se la puso con solo un brazo. Se levantó, avanzó hacia la puerta y volteando a ver a Bulma le dijo - ¿Piensas quedarte, terrícola? - ella parpadeó un par de veces y lo siguió, fuera de la habitación, respondiéndole – No, vamos… Espero que la cena de hoy esté deliciosa, pues muero de hambre.

-Yo también… Tal parece que hoy cenaremos una variedad de carnes. Eso me agrada… - le comentó él, adelantándose, dejándola extrañada por su actitud, pero enseguida ella le siguió el paso, sonriéndose por compartir un poco con esta extraña personalidad del Saiyajin, tal como cuando él le solicitó visitar los laboratorios en su estadía anterior. Pensó que ese era el Vegeta que más le gustaba de todos los que convivían dentro de él.

Mientras tanto, en el comedor, Bunny comenzaba a traer bandejas y más bandejas con deliciosos platillos, tarareando una pegajosa melodía. Con ella se encontraba el profesor y también Yamcha, que estaba ayudándola pero que, contrario a ella, estaba con un rostro de medio kilómetro, ya que justamente entró a la cocina cuando la señora llamó a Vegeta a cenar y escuchó perfectamente la respuesta que el hombre le dio, confirmando para sí mismo que el saiyajin se traía algo entre manos con su ex novia. Pero lo peor fue verlos llegar juntos y conversando muy animadamente, lo que le reafirmaba su teoría de que Vegeta tramaba algo, ya que jamás los había visto así de cercanos y, aunque Puar se lo hubiese dicho en más de una oportunidad, para él era algo simplemente anti natural.

- Siéntense, queridos, por favor – les indicó la señora, dirigiéndose enseguida al príncipe - Vegeta, te preparé unos deliciosos muslos de pavo, para que no tengas problema… Debe ser horrible tener que comer con una mano solamente…

-Gracias, es usted muy amable, pero creo que puedo comer sin problemas el resto de sus platillos, los cuales no dudo que deben estar deliciosos – respondió el saiyajin, para sorpresa de todos.

Es todo un encanto!" pensó Bunny, derritiéndose por dentro por los modales del saiyajin.

Vaya!… el descanso le ha sentado bien" pensó el científico, retirando a Tama de su hombro.

"Maldito hipócrita" pensó Yamcha, apretando sus puños sobre sus rodillas.

"Esto no va a terminar bien" pensó Puar, mirando a su amigo.

"Está muy raro hoy…Pero lo prefiero así" pensó Bulma, sonriéndose.

Comenzaron a comer en silencio, excepto por los señores, hasta que Vegeta comentó –Profesor, me enteré de que agregarían ese nuevo material a la estructura de la nave…

-Así es, Vegeta – le respondió el profesor- Si queremos aumentar la gravedad debemos aumentar también la resistencia… No queremos que ocurran más accidentes.

-Me parece adecuado – respondió el príncipe, bebiendo enseguida un poco de agua con elegancia para agregar -¿Cuánto tiempo les falta para terminar?

-Unos días. Pero tú solo debes preocuparte por descansar mientras para que te recuperes por completo.

-No puedo prometerle eso.

Yamcha no se contuvo y decidió entablar conversación también– Bulma, mañana iremos donde el maestro con Puar ¿quieres venir?

Vegeta, que había vuelto a comer, disimuladamente puso atención a la conversación.

-No lo sé… aún falta mucho que hacer en la nave… - respondió con sinceridad la científica.

- ¡Vamos! Será solo por la tarde, además, volveremos antes de la cena - intentó convencerla su ex novio.

-Hija, si quieres ve… por un día no nos atrasaremos demasiado - le recomendó su padre. Bulma miró a su padre y de pasada a Vegeta, que la estaba observando, pero pensó que era mejor abstenerse -No, Yamcha. Gracias. Quizás en otra ocasión… Solo te pido que no les digas a los demás lo que ocurrió con la nave. Por favor.

Vegeta se sintió conforme con la respuesta al mismo tiempo que el ex ladrón miró a la muchacha algo desilusionado – Está bien, Bulma. De todos modos, les daré tus saludos – comentó Yamcha, con pocos ánimos.

Una mueca parecida a una sonrisa apareció en los labios de saiyajin, mientras comía.

Cuando terminaron de cenar, cada cual se fue por su lado. Los señores se retiraron a beber café y ver la televisión en la sala, Bulma se dirigió a su oficina, ya que tenía algo pendiente que terminar y Yamcha, al ver que ella se iba a encerrar a trabajar, decidió ir a su habitación, a esperar a que ella saliera para poder conversar un momento a solas. Por su parte Vegeta, bueno, él salió al jardín o eso es lo que les hizo pensar a todos.

En la oficina de Bulma…

-Disculpa ¿estás ocupada? – la saludó el saiyajin, con estudiada cortesía. Ella se volteó sorprendida, encontrándose a Vegeta de pie en la puerta de su laboratorio, como esperando a que ella lo invitara a pasar, cosa que llamó en extremo su atención - Hola, Vegeta, adelante… - le respondió ella intentando no darle importancia, por lo que volvió a su ordenador y le preguntó - dime ¿qué necesitas?

Él la miró algo divertido y avanzó. Aunque su sonrisa no era maligna como siempre, más bien era algo parecido a los nervios de enfrentar algo desconocido, como un reto. Así que, acto seguido, cogió una silla y la puso frente al escritorio, fingiendo naturalidad - ¿Puedo? – dijo indicando el asiento.

-¿? ... Eh… claro. Siéntate – le respondió ella, bastante confundida. No se esperaba para nada esa visita, ni menos tanta cordialidad por lo que le preguntó con cautela – Dime, Vegeta ¿Qué te trae a mi oficina a estas horas?

Él se sentó, mientras parecía evaluar lo que diría pero no tardo en decirle – Necesito saber a qué hora terminarás de trabajar, ya que no puedo aplicarme yo mismo ese ungüento para el dolor de espalda como me lo hiciste notar.

-Pensé que ya no lo necesitabas…

-Pues pensaste mal.

-Entonces espérame unos minutos para terminar con esto y subiré a…

-No es necesario – la interrumpió él.

-Ah, ¿No? – le preguntó extrañada – Y ¿entonces?

Vegeta se puso de pie y procedió a quitarse la camiseta mientras Bulma lo miraba entre desconcertada y sorprendida, mientras su corazón se le subía a la garganta y un leve rubor teñía sus mejillas -¿Qué crees que haces, descarado?

Vegeta la miró divertido y dejó la camiseta en el respaldo de su silla mientras le decía –No te hagas ilusiones, humana… Resulta que no me gusta perder el tiempo, por lo que traje el ungüento para que me lo apliques y así cada cual podrá regresar a lo suyo. Se lo pediría a tu madre pero no me siento cómodo con ella - La muchacha pestañeó un par de veces confundida tratando de procesar lo que estaba pasando "¿Me habré quedado dormida y no me di cuenta? O quizás sí se golpeó la cabeza y no le ha dicho a nadie…" Vegeta, al notarla indecisa, insistió extendiéndole el ungüento – ¿Y bien? ¿Lo harás o no?

Ella al fin reaccionó y se puso de pie para ayudar al saiyajin -Bueno, la verdad es que no me esperaba esto…

Vegeta se sonrió y le preguntó -¿Y qué diablos esperabas?

-No lo sé exactamente… Supongo que nada como esto – le respondió recibiendo el pomo. Vegeta se volteó y ella procedió a hacer lo solicitado, mientras él volvía a entablarle conversación, dejando escapar leves gruñidos de vez en cuando - Humana… Hmn… ¿Aún estás molesta porque entrené estando lastimado?

Bulma lo miró extrañada "sé que es algo bipolar... pero esto ya raya en lo clínico..." pensó, para enseguida responderle - Estás muy raro hoy… ¿Te sientes bien?

-¿Vas responderme o seguirás con tus evasivas? – insistió él, tratando de no enojarse, pero la vena de su sien ya había comenzado a asomarse. Era increíble que con tan poco ella consiguiera sacarlo de quicio.

Bulma se sonrió un momento y enseguida le dijo – Insisto en que estás actuando muy sospechoso… Pero está bien… Te responderé… No, ya no estoy molesta, Vegeta… ¿Por qué preguntas eso?

-Solo quería aclarar las cosas, ya que no suelo darle la espalda a quienes me guardan rencor… Hmn… Pero más te vale que entiendas que no dejaré de entrenar hasta eliminar a esas chatarras y derrotar a Kakaroto…

Bulma pensó en que él sonaba sincero, por lo que le respondió de la misma manera – Pero si entrenas estando lastimado solo conseguirás el efecto contrario…

- No dejaré de entrenar por unas heridas tan insignificantes…Hmn… y espero que eso sea suficiente para que entiendas de una vez que los saiyajin no necesitamos que nos cuiden.

Bulma rodó sus ojos ante la hipocresía de él y dio por terminado su trabajo, cerrando el pomo y dejándolo sobre el escritorio – Listo, supongo que ya te sientes mejor y no creo que sea necesario seguir aplicándote anti inflamatorios ni analgésicos en tu espalda. Con tomarte las píldoras estarás bien…

-No lo sé… - le dijo volteando hacia ella con una sonrisa ladina llevándose enseguida una mano a la cadera, agregó - Creo que me está agradando la idea de tener una esclava a mi servicio.

-Para tu información solo te hago un maldito favor – se defendió ella, frunciendo levemente.

-Fue un cumplido, humana. Deberías aprender a reconocer cuando un saiyajin hace un halago.

-¿O sea que estás diciendo que te gustan mis masajes?

-Debo aceptar que es lo único en lo que eres buena…

Bulma se molestó en serio esta vez – Si esa es tu forma de dar las gracias, prefiero que simplemente te marches y me dejes continuar con mi trabajo, "señor que no le gusta perder el tiempo" – terminó caminando hacia su ordenador, volviendo a tomar asiento y empezando a teclear – Buenas noches, Vegeta.

Él se volvió a colocar su camiseta e iba a salir cuando se devolvió para decirle – Oye, hace poco me preguntaste si yo era tu amigo… - Ella dejó de teclear y volteó hacia él - ¿Lo eres? – preguntó con interés.

Vegeta hizo un alto antes de responder, notando que casi la tenía donde quería. De su respuesta dependía obtener de ahora en adelante más información por parte de ella, así que trató de responder sin comprometerse demasiado - Debo reconocer que hay mucho de eso que llaman amistad en nuestras interacciones… Aunque también debo admitir que para mí es extraño, porque nunca había tenido a alguien en quién pudiera depositar mi completa confianza… Pero supongo que es a esto a lo que te refieres.

La mirada de Bulma se iluminó al preguntarle - ¿Hablas en serio? No sabes lo feliz que eso me hace…

-Lo que digas… - intentó bajarle la algarabía, agregando enseguida - El asunto es que, según tú, ¿podemos confiar el uno en el otro?

-Claro, porque eso es lo que hacen los amigos - le respondió ella, ilusionada con la idea de que él aceptara finalmente su amistad – O acaso ¿olvidaste cuando guardé la semilla que robaste?

-No lo he olvidado… Pero, tú, humana ¿Confías en mí?

Bulma se lo quedó viendo. Era algo que jamás se había planteado por lo que se quedó un momento en blanco - Bueno, yo…

- Lo suponía – dijo él, con algo de desilusión, para enseguida despedirse - Hasta mañana, terrícola. Y no te desveles, recuerda que debes trabajar en mi nave – dio media vuelta y salió de la habitación.

Bulma pestañeó contrariada un par de veces antes de reaccionar - ¡Vegeta, espera! – gritó ella, saliendo tras él, corriendo hasta alcanzarlo frente a la entrada de los laboratorios. El saiyajin tenía una sonrisa dibujada en sus labios, la cual se desvaneció cuando volteó a verla y le preguntó con brusquedad – ¿Qué quieres?

-¡Ni siquiera me diste tiempo de responderte!

- No era necesario y no hay nada más que hablar al respecto… - intentó marcharse pero ella lo retuvo sujetando su mano – Espera… Reconozco que dudé, pero eso no quiere decir que no confíe en ti Vegeta…

-¿No? – cambio su tono a uno más suave y le preguntó –Entonces ¿Por qué lo hiciste?

Ella humedeció sus labios antes de responder – La verdad es que me gustaría confiar ciegamente en ti, pero la verdad es que me lo haces muy difícil…

Vegeta se sonrió comprensivo y, acto seguido, se inclinó hacía ella y con sus labios casi rozando su oreja le susurró - No te preocupes, mujer… aún hay tiempo – se quedó un par de segundo más, aspirando el suave aroma de ella para después apartarse y darle una última mirada a Bulma. Enseguida soltó su mano para dar media vuelta y abandonar los laboratorios.

La peli turquesa casi se desmaya de lo fuerte latió su corazón, creyendo que se le saldría por la garganta. La última vez que Vegeta le había hablado así de cerca ella estaba bajo la influencia del alcohol pero ahora era distinto, estaba totalmente lúcida y hasta algo excitada después de haber estado masajeando la espalda del saiyajin. Ya no sintió deseos de trabajar, así que volvió a su oficina y guardó la información, apagando enseguida el ordenador, para dejarse caer en su silla con los codos apoyados en la mesa y la cabeza entre sus manos "¿Por qué hace estas cosas? Tonta yo que reacciono como una quinceañera... No puedo negar que me gusta, de eso no me cabe ninguna duda...Además, siempre me ha llamado la atención lo fuerte e inteligente que es, cosas que rara vez se ven juntas..." Terminó sus pensamientos dejando caer su cabeza sobre el escritorio usando sus antebrazos como almohada, continuando hablando consigo misma y con la mirada perdida sobre una hoja de papel - Pero ¿Qué es lo que siento realmente por él?… ¿Estoy enamorada de ese saiyajin ingrato y grosero?... No. Pero no puedo controlar lo que siento cuando estoy cerca de él… ¿Y Yamcha?... Definitivamente ya no siento nada por él más que cariño… ¿Cómo fue que pude olvidar un amor de tantos años en tan poco tiempo?… Vegeta… Él es el culpable de que ya no sienta nada por Yam… Desde que comenzamos a interactuar comencé a interesarme en él, casi sin notarlo y, aunque debería ser realista y admitir que ese saiyajin no tiene madera de novio, no puedo sacarlo de mi cabeza... ¿Cómo hacerlo si hasta que sea un príncipe de un reino perdido le da un aire de misticismo, similar a como si fuera una extraña joya?... Recuerdo cuando me dijo que Yamcha jamás sería capaz de protegerme y ¡vaya que tenía razón!, sobre todo después de la visita de Freezer, cuando el pobre solo temblaba y se quejaba porque iba a morir… Vegeta, en cambio, se mantuvo firme a pesar de estar consciente de que todo estaba perdido… - se incorporó y se cruzó de brazos en pose meditativa, mientras levantaba una de sus manos con su dedo índice en alto - El maldito tiene tantos puntos a favor que me es imposible ignorarlo… No es tan guapo como Yamcha o Gokú, pero es fuerte, tiene carácter, es inteligente, es gracioso a su manera además de muy sensual… mmm… ¡ESTÁ DECIDIDO! - gritó finalmente, poniéndose de pie de un brinco – Soy la Gran Bulma Briefs y lo que quiero lo consigo, ja, ja, ja… ¡Vegeta, prepárate, porque, aunque no lo quieras, conseguiré que te enamores de mí y me ruegues por ser tu novia!¡YA LO VERÁS!

Con esta declaración de guerra apagó las luces y se retiró a descansar, pero al llegar a las escaleras hacia su habitación, fue interceptada por Yamcha.

- Bulma, que bueno que te encuentro… ¿Podemos hablar un momento? – Ella se lo pensó, no porque no quisiera hablar con Yamcha, sino porque deseaba llegar a su habitación para pensar sobre lo que haría. Sin embargo, creyó prudente averiguar ciertas cosas antes de comenzar con su plan de ataque y quién mejor que Yamcha para aclararle sus dudas, por lo que le dijo - ¡Oh! Claro, Yamcha… ¿quieres un café?

-Sí… Me caería bien- le respondió él, feliz de que ella aceptara charlar.

- ¡Qué bueno! – exclamó ella, tomándolo por un brazo, comenzando a avanzar hacia la cocina, jalándolo, mientras agregaba – ¡Porque yo muero por una cerveza!

Él la miró extrañado un momento, pero enseguida se dejó llevar, tal como en los viejos tiempos.

Al fin llegaron a la cocina, y, una vez allí, la peli turquesa se lavó las manos, le sirvió un café a su ex novio y sacó una lata de cerveza para ella, la que abrió apenas tomó asiento junto a Yamcha, diciéndole - ¡No sabes cuánto necesitaba esto! – Yamcha la miró extrañado, no sabiendo a que se refería, por lo que le preguntó – Parece que no tuviste un buen día… ¿Es porque te pedí que saliéramos? – ella negó de inmediato, terminando de darle un largo sorbo a la lata – No. Eso no tiene nada que ver, Yam...Lo que pasa es que… - dudó un momento antes de decirle, ya que aún no estaba segura de confiarle aquellas cosas tan intimas a su ex, pero no teniendo a nadie más a mano, continuó – Lo que pasa es que Vegeta fue a mi oficina a decirme algunas cosas que realmente me desconciertan… – Su ex novio la miró con algo de desilusión, ya que se dio cuenta de que él ya no sería más, o por lo menos por un buen tiempo, el motivo de agitación de la muchacha. Así que bebió un poco de su café antes de preguntarle, con cautela – Te escucho, pero antes dime ¿Qué tan serio es lo que sientes por ese malnacido?

Bulma, que ya se había bajado media lata, lo miró con seriedad y le respondió - Yamcha… no puedo negar que él me gusta y mucho… Pero por otro lado sé que no tengo ninguna oportunidad… - mintió en parte ella. El guerrero se exasperó un poco, recomendándole - Y entonces, ¿por qué no solo te olvidas de todo esto? Eres una mujer inteligente, Bulma. Y él, bueno, él es él… - ella bebió otro sorbo y le dijo -Lo que pasa es que tú estás celoso, porque ya no eres el chico malo que llama mi atención… Pero debes saber que tenía razón cuando les dije que él no era tan mala persona… solo hay que saber llevarlo… - Yamcha negó con su cabeza - No te engañes, Bulma – le dijo, tomando la mano que ella tenía apoyada en la mesa y aproximándose un poco hacia ella, agregó – Sabes que a él solo le gusta matar y que no tiene sentimientos más que de odio. ¡Y todos son hacia Gokú!

Bulma miró su extremidad atrapada y disimuladamente la retiró mientras le decía – No digas tonterías, Yamcha… mejor dime ¿Cómo fue que te enamoraste de mí?

El hombre de la cicatriz sonrió y comenzó a jugar con sus pulgares, algo nervioso por la pregunta - Bueno… Supongo que fue después de un tiempo que llevábamos juntos… No fue amor a primera vista. O sea, me gustaste, claro, pero los verdaderos sentimientos vinieron después… cuando te conocí mejor…

Bulma lo miró desconcertada - Pero ¿No pensaste en que eso podía ser también por costumbre?, es decir ¿Crees que sea posible que hayas confundido amor con costumbre? - él se puso serio automáticamente - ¿Costumbre dices? No, Bulma. Sé muy bien lo que siento por ti… Y creí que a ti te había pasado igual… - ella negó nuevamente con su cabeza, antes de decirle – No. Creo que yo te amé desde la primera vez… De hecho ¡Pensé que eras muy guapo y fuerte! Además de tierno y muy considerado – él sonrió al recordar aquellos tiempos, comentándole – Sí, pero les tenía un miedo atroz a las mujeres – Ella sonrió también, para agregar con ironía, mientras acercaba la lata a su boca para beber, sin dejar de mirarlo – Pero ahora las persigues con bastante entusiasmo… - Yamcha se defendió, frunciendo levemente, mientras le reclamaba - ¡Vamos, Bulma! Eso fue diferente… Además, creí que ya lo habíamos superado ¿o no? – terminó con algo de despecho.

La peli turquesa decidió ir directamente a lo que necesitaba, antes de que le ex bandido terminara molestándose, así que le preguntó de una vez, tratando de ser más específica – A lo mejor tu lo hiciste pero yo aun no lo olvido del todo… Pero no hablemos de eso y dime ¿hubo algo en especial que te hiciera amarme?

Él ahora la miró con desconfianza - Bulma… ¿estás haciendo preguntas muy extrañas?

- ¿Puedes responderme? O ¿es que acaso solo estabas conmigo por mi apariencia física?

Yamcha suspiró. No comprendía a qué se debía ese raro interrogatorio, pero aun así intentó responder - No, no fue solo eso… Cuando nos conocimos solo éramos unos niños, bueno casi… Pero después, con el pasar del tiempo, me fui dando cuenta de que tenías muchas cualidades… Aunque eres muy terca, eres una persona muy tierna, dulce, comprensiva, inteligente y muy graciosa.

- ¿Solo eso? - dijo ella algo decepcionada.

- ¿Qué más quieres que diga? – le preguntó algo exaltado él guerrero, mientras fruncía - ¡No entiendo a donde quieres llegar con esto! Te amo tal como eres y pareciera que eso nunca fue suficiente…

-¡No seas exagerado, Yamcha! – lo regañó, dejando de lado enseguida tanto la lata vacía como el reclamo de su ex, agregando con vanidad – Pero podrías haber dicho también que era audaz, intrépida, carismática, valiente, considerada…

- Te faltó humilde… - comentó el saiyajin desde la puerta, con cara de pocos amigos. Se había dirigido a la cocina por agua y había oído la conversación desde donde Yamcha parecía estar adulando a la humana, lo que lo incomodó, pero se sintió molesto al hallar a Bulma tan cercana con Yamcha, sobre todo después de la interacción que habían tenido en su oficina.

Bulma se sonrojó brevemente pero de inmediato lo disimuló molestándose -Vegeta, ¡Es de muy mala educación meterse en las conversaciones de los demás! – lo regañó ella, mientras Yamcha, de espaldas al saiyajin, solo le hizo un gesto a la muchacha como diciéndole "ahí lo tienes"

-¡Tsk! – hizo el saiyajin tragándose la rabia mientras caminaba hasta la nevera y la abría, comentando enseguida mientras veía que alimento atacaría - Pudiste escoger otra habitación si querías estar a solas… Sabes perfectamente bien que este es un espacio común de la propiedad por lo que era inevitable que alguien los interrumpiera…

-¡Eres Insoportable! – le gritó, para enseguida dirigirse a su ex - ¡Vámonos, Yamcha! – le ordenó ella, poniéndose de pie y tomando al hombre de la cicatriz de la mano, se lo llevó de la cocina, sin esperar a una réplica por parte de Vegeta, quién solo apretó sus dientes casi haciéndolos chirriar de espalda a ellos.

- Te trata como basura – le comentó Yamcha, mientras avanzaban por el corredor.

-¡Shh!… ¡Que aún nos puede oír! – lo hizo callar Bulma mientras lo arrastraba, literalmente, al jardín trasero. Una vez ahí se sentaron en una banca y se quedaron en silencio unos minutos hasta que ella se atrevió a preguntar, mientras se mordía el pulgar, nerviosa - ¿Ya subió?

-Déjame averiguar…. – le respondió él, buscando el ki del saiyajin - Sí. Ya está en su cuarto… - le confirmó, para enseguida preguntarle, con un hilo de voz, temeroso de la respuesta - ¿Qué te ocurre, Bulma? Nunca te había visto actuar así…

- ¡Uff!… - hizo ella aliviada, dejando escapar un suspiró, para enseguida relajarse completamente. Había oído la pregunta de su ex, pero no quería responder, por temor a la reacción de él. Pero no tenía como escapar, así que miró al suelo y le respondió, mientras movía sus pies como una niña pequeña – Es solo que no quiero que él se entere de lo que hablamos porque quiero hallar la manera de conquistarlo…

Su declaración despertó nuevamente los celos de Yamcha - ¿Es en serio?... ¡Pero si es un cretino! ¿Acaso no te diste cuenta de cómo te trató? Fue igual a como cuando intentaste ayudarlo cuando explotó la nave. Para él no eres más que quién le da techo, comida y entrenamiento… Por lo mismo no creo que necesite aclararte mi punto con respecto a ese imbécil… Bulma, por favor, considera volver conmigo. Yo te amo, lo sabes y jamás te…

-Yamcha… ¡No puedo! – lo interrumpió ella, mirándolo fijamente a los ojos - Ha pasado muy poco tiempo y, como te dije, aún me duele lo que hiciste… Por otra parte, ya te dije que él me atrae y quiero intentarlo, aunque termine con el corazón roto nuevamente… Y cuando eso ocurra, puede que piense en ti nuevamente, pero no ahora… Además, me prometiste que no me presionarías y aquí estás, tratando de convencerme de regresar a nuestra relación.

-Pero…

La peli turquesa se levantó y le dijo, dándole la espalda - Mejor vámonos a dormir… Mañana tengo mucho que hacer.

-De acuerdo – dijo él, imitándola. Sin embargo, aun no se rendiría en hacerla desistir del disparate que estaba cometiendo - Pero por favor, piensa en lo que acabamos de hablar y ten mucho cuidado con Vegeta, él solo te hará daño – le comentó el ex bandido, para luego, con ternura, pasar su brazo sobre los hombros de la muchacha mientras la acompañaba hacia la casa, cosa que Bulma permitió pero luego de un unos segundos se apartó, diciéndole – Es mejor que no hagas más esas cosas, Yamcha… Ya no somos novios – él la miró desconcertado un momento, pero enseguida se sonrió tristemente – Está bien, no insistiré… Pero no quiero verte sufrir.

-No te preocupes. Estaré bien.

- De acuerdo, Bulma. Será mejor que yo también me vaya a dormir.

-Que descanses, Yam –se despidió ella y caminó hacia la casa.

Yamcha se la quedó viendo y murmuró – Tú también, mi amor.

Al día siguiente, en Kame House, todo era risas y tranquilidad.

Oolong contaba animadamente una anécdota sobre unas chicas muy lindas que habían visto cuando fueron con el Maestro a la cuidad más próxima, de compras para la reunión.

-… y entonces nos insultaron, porque nuestro vehículo le levantó la falda a una y le quedó sobre la cabeza, ja, ja, ja.

-Ustedes no cambiaran nunca – comentó desanimado Puar, a lo que Yamcha le dijo - Vamos, Puar ¡No seas amargado! ¡La historia es divertida! – pero su amigo no cambió de opinión - ¡No son más que un grupo de babosos!- terminó haciéndoles un desprecio.

-Oye, Yamcha ¿Y Bulma? ¿Por qué no vino? – preguntó el maestro, cambiando de tema -… No has comentado nada de ella, desde que llegaste.

El hombre de la cicatriz, algo molesto, respondió - Lo que ocurre es que ella ahora está muy ocupada atendiendo otros asuntos más importantes…

- ¿No me digas que te cambió por ese saiyajin? -preguntó el cerdo, entrecerrando sus ojos de manera insidiosa. Yamcha lo miró indignado - No digas estupideces, Oolong – se defendió el joven, cruzándose de brazos a la defensiva – Ella solo lo ayuda porque dice que lo necesitaremos para la batalla…

-¿Tú crees eso? Porque a mí me parece que estás celoso otra vez… Aunque tenga esa mirada tan fea es un chico malo, tal como le gustan a ella…- insistió el cerdito.

Yamcha solo le dio una mirada de fastidio y agregó - ¡Eres un tonto! ¡Bulma jamás se fijaría en alguien como ese enano bastardo!

-Entonces es verdad. ¡Estás celoso porque ella le pone más atención a Vegeta! ja, ja, ja – río el cerdo para agregar – Bulma siempre se fija en los tipos musculosos, aunque sean los malos…

Yamcha comentó, ya molesto - ¡No es cierto!… lo que ocurre es que Bulma intenta mantenerlo lo más ocupado posible para que no tenga tiempo de hacer destrozos en el planeta… Ella es mi novia y confío en ella, después de todo… - el maestro lo miró, intentando leerlo y comprendió de inmediato que las cosas no estaban bien entre ellos, por lo que decidió cambiar nuevamente el rumbo de la conversación - Te creemos, muchacho. No tienes por qué ponerte así… Aprovechemos que aún no vuelve Krilin y dinos ¿cómo van las citas con esas hermosas mujeres que me comentaste?

El joven ahora se puso rojo de vergüenza, mientras comenzaba a jugar con sus dedos - Bueno, la verdad es que muy bien. Aunque, hace varios días que no salgo con ninguna, ya saben, por el entrenamiento…

-Y ¿Cuándo traes a alguna? – preguntó el anciano, sobándose las manos - ¿No me digas que te has olvidado de tu pobre maestro?

-Maestro, como dice esas cosas… - le respondió el hombre, llevándose una mano a su nuca.

-Pero, Yamcha. No te cuesta nada contarnos. No le diremos a nadie… - le aseguró el cerdito.

El joven bebió un poco de su vaso y dijo, comenzando su relato – Bueno. Hay una en especial que se llama Mako y ella… Bueno, ella es bastante buena en lo que hace...

Pasaron los días y todo marchaba más o menos igual. Yamcha continuaba con su entrenamiento, Bulma, junto con su padre, trabajaban en la nave y Vegeta, bueno él dejó de hablarle a Bulma después de encontrarla en la cocina con su ex novio. Aun no podía entender por qué la humana seguía siendo tan cercana a la sabandija después de que la traicionara y, en parte, él mismo se sentía traicionado por ella. Y aunque trataba de convencerse de que era estúpido enojarse por ello, no podía dejar de enervarse cada vez que los veía conversar en el jardín cerca de su nave. Había evitado encontrarse con la muchacha rastreándola por su ki, pidiendo inclusive que nuevamente sus comidas le fueran dejadas en los robots, cosa que a Bunny la puso muy triste y temió que la llegada de su nieto estuviese en peligro. Por lo mismo, una mañana decidió averiguar con él qué ocurría realmente ya que con su hija no había tenido suerte. Así fue que se levantó más temprano de lo habitual y le preparó un contundente desayuno al saiyajin para charlar con él.

Vegeta descendió en el jardín junto a la nave. Esa mañana se sentía especialmente intranquilo por lo que había salido a hacer un sobrevuelo para gastar energía además de ejercitarse un poco dentro de lo que podía con sus lesiones. Su pierna estaba mucho mejor, de hecho prácticamente se había cerrado la herida y el brazo izquierdo parecía estar soldado casi por completo pero no lo suficiente como para forzarlo. Caminó hacia la cocina cuando un delicioso aroma lo hizo detenerse. Entrecerró su mirada y notó que Bunny estaba allí, por lo que ingresó con precaución, pues si bien el aroma de la comida era delicioso, estaba seguro de que eso no era más que una treta de la señora para sonsacarle información nuevamente. Así que la saludó con cautela y dejó que la señora comenzara a parlotear mientras él comía.

-Espero que todo sea de tu agrado.

-Hmn…-hizo él, dejando de comer para enseguida preguntarle -¿Qué quiere ahora?

-Ay, ¿Por qué dices eso?

Vegeta se la quedó viendo "Por lo menos ya sé de donde saco la torpe eso de responder con una pregunta…" –Ambos sabemos que este desayuno no es ninguna casualidad…Vaya al grano.

La señora se sonrió y se sentó frente al saiyajin – Mira, Vegeta. Lo que pasa es que he notado que últimamente has vuelto a aislarte…

-A usted lo único que debiera preocuparle es que no destruya este planeta…

-Ay ¡Tan gracioso como siempre! Me alegra verte de mejor humor.

-No estoy... ¡Olvídelo!

-Está bien, no era mi intención incomodarte… - Bunny se levantó y comentó, mirando por la ventana – Hoy hará un día precioso por lo que sería una buena idea salir a pasear. ¡Ya sé! ¿Por qué no vamos de compras? Podríamos pasar por esa pastelería donde tienen esos deliciosos pastelillos que tanto te gustaron… Mi Bulma ama las fresas, pero a ti parecen gustarte más los arándanos…

-Eso es obvio. No somos iguales - le respondió con desgano.

-Exactamente… ¿Qué dices? ¿Me acompañarás?

Vegeta frunció y una epifanía lo golpeó "Lo había olvidado por completo. Ella es una simple humana que actúa según sus sentimientos y yo soy un saiyajin de élite. Estaba tan molesto por su comportamiento aquella noche que perdí el foco de lo que realmente importa…Ya es tiempo de apresurar las cosas si quiero conocer el secreto de Kakaroto antes de que la nave esté lista…" Miró a la señora y le respondió – No lo creo. De hecho, acabo de recordar que debo hacer algo…

-No te preocupes. Aun así te traeré un pastel solo para ti – oyó decir a Bunny.

Vegeta apuró el resto de su desayuno para marcharse y poder pensar tranquilo en lo que debía hacer a continuación.

El señor Briefs entró a la cocina por un café, y su mujer se lo preparó mientras le preguntaba-¿Cómo va todo?

-Bien, bien.

-Te levantaste muy temprano hoy.

-Sí, bueno, es que tenía algunos detalles que atender en los laboratorios antes de trabajar en la nave. Por suerte ya hemos avanzado bastante y hoy terminaremos al fin con la estructura externa.

-¡Qué bueno!- comentó la señora, entregándole la humeante taza - Así tú y Bulma al fin podrán relajarse…

-Gracias, cariño… pero no podemos descansar todavía, aun tenemos que trabajar en el interior.

En eso apareció Bulma en la escena, saludándoles mientras tomaba algo de la mesa- Hola, mamá, papá. ¡Hoy muero de hambre!

-Querida, con mesura por favor. Recuerda que aun estás a dieta… - le advirtió su madre.

-No tienes que recordármelo a cada rato… - dijo la muchacha con algo de fastidio – Pero un par de tostadas no me harán engordar ¿cierto?

-No te desanimes…- la animó Bunny, agregando - ¿por qué no haces algo de ejercicio como los muchachos?

-Mamá ¿crees que tengo tiempo para eso? Hay que terminar la nave, y además tengo un montón de proyectos atrasados… - en ese momento ingresó Yamcha, saludando muy cortes a todos - Buenos días, familia Briefs.

-Hola, querido – lo saludó Bunny.

-Buenos días también para ti, muchacho.

- Hola, Yam ¿Hoy no entrenarás? - le preguntó Bulma. A lo que él respondió – Sí, pero el Maestro Roshi nos enseñó que hay que descansar también de vez en cuando...

-Eso es muy sabio – comentó el profesor.

-Así es… - prosiguió Yamcha -Lástima que no todos los luchadores lo practiquen… Hasta hay algunos que no ven por su propio bienestar… ni por el de los demás.

Bulma prefirió ignorar el comentario mal intencionado y continuó desayunando. Pero Bunny intervino – Bueno, Vegeta ha estado descansando todos estos días…

-Solo porque está herido. Pero te aseguro que apenas esté en condiciones volverá a su entrenamiento suicida- le respondió el ex bandido.

Bunny iba a replicar pero se activó el comunicador y se oyó la voz del saiyajin.

-Terrícola, necesito que vengas. Es urgente...

Todos se quedaron mirando a Bulma con cara de interrogación, eso sí de distinta índole de interrogación. La muchacha se sonrojó un breve momento pero enseguida exclamó, molesta por la situación - ¡Maldito desconsiderado bipolar!… Desde hace días que me evita y ahora me solicita como si fuera la única persona en esta casa… - reclamó, para enseguida llevarse siquiera una rebanada de pan para calmar su apetito - Bueno, supongo que una tostada será suficiente por esta vez… Permiso, pero tengo que ir a atender a cierto príncipe encantador - se disculpó y salió de la cocina rumbo a la habitación del saiyajin.

-Bulma es demasiado amable con ese sujeto – se le salió comentar a Yamcha, siendo reconvenido enseguida por Bunny - No, querido. Ella es así con todo el mundo... Además, después de todo es su invitado y no puede ser descortés con él solo porque no es igual a nosotros...

-Mi esposa tiene razón… -se unió el profesor - Deberías practicar tu paciencia también.

El hombre optó por cerrar su boca. Al parecer nadie en esa habitación compartía su antipatía por el saiyajin.

En el segundo nivel, Bulma daba un par de golpes a la puerta de la habitación - Vegeta…

La puerta se abrió y apareció el aludido, vestido solo con un pantalón deportivo ancho, diciéndole - Se me acabaron los insumos para cambiar el apósito de la pierna.

Ella lo miró algo molesta, saludándolo con sarcasmo - Buenos días, Vegeta. ¡Tanto tiempo sin verte!… ¿tanto te cuesta saludar, saiyajin maleducado? Bien que pudiste decirme eso por el comunicador. Ahora tendré que bajar a la enfermería y volver.

-Buenos días, terrícola. Haz lo que tengas que hacer, pero que sea ya – le ordenó él de buen humor.

-¿? – lo miró con cara de loca e iba a decirle algo pero no contaba con que la puerta se cerrara prácticamente en su rostro - ¡Uyy! - exclamó, con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo, yendo enseguida hacia el primer nivel nuevamente, mientras refunfuñaba groserías contra el saiyajin.

Regresó a los pocos minutos con lo solicitado y encontró la puerta entreabierta, por lo que decidió entrar - Eh… ¿Vegeta? - preguntó con cautela y desde el cuarto de baño le respondieron - ¿Trajiste lo que te pedí?

-Sí – respondió ella, alzando un poco la voz, para que la pudiera oír – Oye, si no necesitas nada más me retiro porque en verdad tengo mucho que hacer hoy - en vez de respuesta, la puerta del baño se abrió y, tras una nube de vapor, apareció el saiyajin. Con una toalla atada casi bajo las caderas y otra en su mano derecha - Déjalo sobre la mesa… -le dijo, avanzando hacia la cama y lanzando la toalla de su mano sobre ésta.

Bulma no podía sacarle los ojos de encima, recordando la vez que lo vio salir de la piscina, quedándose en blanco por algunos segundos.

- ¿Te vas a quedar mirándome todo el día? – preguntó él, sonriéndose, mientras se llevaba una mano a la cadera y la miraba con burla.

Bulma se puso roja y avanzó con torpeza hacia el escritorio, dejando caer la caja que traía en sus manos sobre el mueble, mientras le decía, de espaldas a él - Ni quien quisiera ver esa cara tan fea… - Vegeta comenzó a reír – Ja, ja, ja… - enseguida se detuvo y agregó con una sonrisa ladina - No he dicho en ningún momento que me hayas estado mirando al rostro, mujer... Pero si lo deseas puedo enseñarte el resto… - terminó haciendo un ademán de retirarse la toalla, al tiempo que alzaba una ceja de manera seductora.

- ¿Estás loco? ¡No te estaba mirando como dices!… y eres... eres ¡Un depravado! – gritó ella, saliendo a toda prisa de la habitación mientras el saiyajin se desternillaba de risa.

La muchacha comenzó a correr por el pasillo, para alejarse del sonido de las risotadas y, de paso, de la vergüenza que acababa de pasar, pero aunque ya estaba lejos, aún podía oír en sus oídos las carcajadas de su amigo.

Bulma no volvió a terminar su desayuno, prefiriendo ir directamente a trabajar en la nave, pero, aunque intentaba concentrase en sus labores, de vez en cuando recordaba su tropiezo de la mañana y no podía evitar que sus mejillas se sonrojaran nuevamente al repasar la escena en su mente. Su padre solo la miraba con ternura. Conocía lo suficiente a su hija, para saber que ya estaba todo en marcha "El destino a veces es algo inevitable… está ocurriendo frente a mis ojos y, aun así, como científico, me parece increíble… Solo nos queda esperar que esos jóvenes guerreros hagan el cambio que tanto anhelan para que el futuro sea diferente y nuestro mundo esté en paz…"

Por la tarde, la muchacha salió de la nave a beber algo y se encontró con Yamcha que justamente iba de salida -Hola ¿A dónde vas? – le preguntó al verlo sin su gi. Él la observó unos segundos antes de responder – Vamos a ir a ver una película con Puar… es más, vamos justos de tiempo si queremos alcanzar buenos asientos… ¿segura que no quieres venir? Lo pasaremos bien. Además, te llevas todo el día trabajando y un poco de distracción no te caería mal…

Ella lo miró a los ojos y le contestó - Yamcha, ya te lo expliqué. Primero quiero terminar la nave y luego vemos…

-Está bien – dijo aproximándose a ella, colocando un mechón de cabello de la muchacha tras su oreja, para luego alejarse y avanzar hacia la salida – Pero me la debes ¿eh?... Así que apenas termines con eso, saldremos, aunque sea a bailar… - luego gritó – ¡Puar, vámonos!

El gatito apareció en la puerta de la cocina, saludó de pasada a Bulma y salió junto con su amigo.

Ella los vio salir y suspiró antes de decir - Lástima que ya no te amo, Yamcha. Eres tan tierno y considerado… ¡Qué le vamos a hacer!… - se sujetó uno de sus brazos en un gesto de fuerza y agregó -Bueno, debo volver al trabajo. A los saiyajin se les conquista por el estómago y dándoles donde entrenar, ja, ja, ja - y diciendo esto, tomó finalmente una manzana de un frutero y salió al jardín.

Estaba atardeciendo cuando el padre de Bulma le comentó que despacharía a los trabajadores y que bajaría a los laboratorios a terminar unas cosas que tenía pendientes. Ella le asintió y continuó trabajando en la configuración de la gravedad, sentada en el suelo junto a un gabinete con el ordenador en sus piernas.

En ese momento, Vegeta se asomó al balcón de su habitación y entrecerró sus ojos sopesando la situación. La casa parecía vacía, excepto por la presencia de la señora, que estaba en la sala del primer piso viendo la televisión. "Parece que la sabandija no ha regresado y la traidora está sola en la nave. Hmn, creo que lo apropiado es ir a hacerle compañía, ja, ja, ja…"

Levitó hasta la nave y descendió suavemente sobre la plataforma de ingreso, caminando luego hacia el interior. Ahí estaba ella, tan concentrada que no se percató de la presencia del hombre que la observaba atentamente, casi como un depredador. Vegeta notó que ella de un momento a otro dejaba de teclear y espero a que volteara hacia él y le dijera algo, sin embargo, esto no ocurrió y en cambio la muchacha cerró sus ojos, ruborizándose un poco para enseguida maldecir en voz baja y continuar con su trabajo, concentrándose en la pantalla de su ordenador portátil. Vestía su overol blanco y usaba una gorra de la corporación para cubrir su cabello. Su rostro tenía un par de manchas de grasa en una de sus mejillas, quizás por haberse rascado o por acomodarse un rebelde mechón que insistía en aparecer cerca de su oreja izquierda, lo que le pareció, de alguna forma, irresistible, por lo que dejó pasar algunos minutos más mientras una leve sonrisa comenzaba a formarse en sus labios "Esto será interesante… Será muy inteligente pero no tiene ni la menor idea de lo que está por golpearla". Borró a propósito su sonrisa y preguntó, con algo de fastidio - ¿terminarás luego, terrícola?

Bulma levantó su vista y se encontró con esos ojos negros indescifrables. Su primera reacción fue de sorpresa, pero optó por comportarse de la manera más neutral posible – Aun no, Vegeta… pero terminaría más pronto si no me interrumpieran ¿qué quieres ahora?

El saiyajin avanzó un par de pasos y le dijo, con calma - Solo vine a hacerte una visita de cortesía, humana… no tienes por qué ser tan grosera.

Ella se puso a la defensiva - ¿Vaya quién habla de ser grosero? ¿No te bastó con lo de la mañana? ¿Acaso vienes por más? - Vegeta la miró acusador - ¿más qué? ¡Si tú fuiste la culpable!… Sin embargo, ahora vengo en paz y eres tú la que quiere seguir discutiendo sobre ese asunto…

La peli turquesa se lo quedó viendo un momento "¿En paz? Esto me huele a truco… vamos a ver que se trae entre manos ahora…"- ¿en serio vienes a conversar solamente?

Vegeta se aproximó un poco más, hasta quedar a un paso de ella, observándola hacia abajo - Deseo ir a ese lugar al que me llevaste en mi estadía anterior y, aunque te suene extraño, no quiero ir solo – le comentó sin dejar de mirarla a los ojos.

Bulma quedó de piedra un segundo "¿Vegeta me está invitando a salir?". Lo miró a los ojos buscando si es que había sarcasmo o algún otro indicador de una nueva burla, pero no encontró nada. Aun así, prefirió declinar, por si acaso había pasado algo por alto - En serio no sé si pueda ir - dijo ella intentando sonar distante – tengo que avanzar con la configuración y prefiero hacerlo ahora que no están los técnicos…

El rostro del saiyajin se contrajo en una mueca de fastidio "Así que se está haciendo de rogar… maldita embustera". Decidió cambiar de estrategia - Supongo que puedo ir solo si no quieres acompañarme… Necesitaré con que cancelar mi consumo, terrícola – terminó haciéndole el gesto universal de pedir dinero.

Bulma cerró el ordenador, lo dejó a un lado y se puso de pie - ¡No! De ninguna manera. ¡No dejaré que salgas solo por ahí estando lastimado aún!

Él la tomó de un brazo, sintiendo por un momento, que el orgullo se apoderaba de él - Nadie me dice que hacer…

Ella lo miró a los ojos. Se le había olvidado completamente lo temperamental y cambiante que era él -Vegeta… cálmate… Me estás haciendo daño…

Él, al verse reflejado en sus ojos, sintió como si su corazón fuera oprimido con una molestia que no pudo explicar. Aun así, sintió claramente como sus latidos se aceleraron, al tiempo que aumentaba su necesidad de proximidad y el calor de su cuerpo "Maldición, ¿por qué tiene que verme de esa manera?… La falta de entrenamiento me hace daño. Es similar a como si estuviese a punto de iniciar una batalla…Si continúo así, tendré que salir a destruir algo para calmarme…" Dudó un momento en soltarla, pero finalmente lo hizo, con suavidad, mientras cerraba sus los ojos, para dejar de ver a los de ella – Lo lamento...No era mi intención… - le dijo, tratando de calmarse internamente.

-Vegeta… ¿te ocurre algo? ¿Tienes fiebre? – le preguntó Bulma, con preocupación genuina al verlo tan confundido, intentado poner una mano en el rostro del hombre, pero él apartó su rostro - No es nada que te incumba, humana – le respondió, dándole enseguida la espalda, agregando con un tono suave – Te espero en la sala del primer nivel, en una hora. Y ni se te ocurra llegar tarde - terminó diciéndole a modo de ultimátum, saliendo de la nave para elevarse luego hasta su cuarto, dejando a Bulma bastante confundida.

- ¿Qué fue todo eso?... Otra vez se está comportando como un idiota… ¡y con lo agradable que era hace unos días!… - se quedó congelada y exclamó -¡¿Pero en qué estoy pensando?! ¡Vegeta me acaba de invitar a salir!… Debo apresurarme – comentó finalmente comenzando a guardar sus cosas lo más rápido que podía, pensando en que los dioses le estaban brindando una oportunidad única de pasar tiempo a solas con al saiyajin y de poder conquistarlo.

Vegeta ingresó a su habitación y dejó que su cuerpo se relajara al fin. Se había sentido tan tenso que casi deseaba destruir o asesinar lo que fuese, percatándose de que la sensación de calor persistía en su cuerpo. Se miró sus manos y las vio sudadas "¿Qué mierda me pasa? Debe ser la ansiedad por estar tan cerca de conseguir el secreto de ese inútil de Kakaroto, pero ¿Por qué me siento así? ¡Malditos terrícolas!… La compatibilidad de especies debe ser muy alta, de lo contrario no me vería afectado… Me imagino al idiota de Nappa diciendo y haciendo sus desagradables gestos obscenos: ¿Ves cómo tenía razón, Vegeta?… ¡Hay que fornicarlas, príncipe!" Sacudió su cabeza con brusquedad, para alejar los pensamientos lujuriosos. Él pertenecía a la realeza y como tal, no debía desperdiciar su semilla con una vulgar terrícola. Se metió a la ducha y unos minutos después, ya más tranquilo, se dispuso a vestirse para ir a la guerra.

Continuará…