Cuenta Regresiva: 26.280 horas.

Crónica de una relación terminada

Un soleado y brillante día les daba la bienvenida a los habitantes de la Capital del Oeste, incluyendo a Bulma, que podía sentir como su cara se quemaba, pero no lograba abrir sus ojos. Cuando al fin logró hacerlo, se arrepintió enseguida pero pudo hallar el por qué sentía tanto calor en el rostro. Su ventanal estaba abierto, al igual que un espacio entre las cortinas por donde se colaba la luz del día. Tomó su almohada y se la colocó sobre la cabeza, intentando volver a dormirse, pero el ruido de la calle se le hizo insoportable debido al hacha figurativa que sentía enterrada justo en medio de su cráneo. Se hizo un ovillo, mientras apretaba más la almohada sobre su cabeza y fue recién entonces que se dio cuenta de que estaba cubierta con su chaqueta y totalmente vestida, incluyendo sus botines. "¿Tan mal llegué que sólo me lancé a la cama?" Se acomodó para poder seguir durmiendo, pero un recuerdo la golpeó con violencia - ¡Ay no, ay no! – exclamó, sentándose en la cama, pero se arrepintió al instante, por lo que se volvió a recostar – "¡Mi cabeza parece que fuera a explotar!... Pero ¿en qué demonios estaba pensando anoche?...Solo a mí se me ocurre hacer ese tipo de tratos con ese tramposo de Vegeta… Caí en su trampa como una niña y ahora no me quedará más que afrontar las consecuencias... Me duele ser parte de esto, pero Yamcha ya estaba advertido de que me gusta Vegeta y tendrá que aceptar las cosas como son de una vez… " Decidió quedarse un poco más en la cama, pero su comunicador se encendió y haciéndole saber al instante de que esa ya no era una opción.

-Terrícola, necesito que cambies mi vendaje del brazo ahora mismo.

La muchacha se sonrojó, recordando trozos de la noche anterior. Pensó un momento en no responder, sin embargo, y a pesar del dolor de cabeza, se acercó al comunicador y dijo, presionando un botón -Olvídalo, Vegeta… Que yo recuerde ¡No acepté ser tu esclava!

-¿No me oíste?… dije ¡ahora mismo!

-No puedo, necesito asearme y quitarme el dolor de cabeza que tengo, antes de soportar tus berrinches…

-En ese caso, puedes ir olvidándote de nuestro acuerdo…

Ella intentó fruncir, pero se arrepintió al instante. Suspiró hondo y le dijo - ¡Deja de amenazarme! Eso no tiene nada que ver con tus conspiraciones, idiota…

-Entonces no me hagas ir a buscarte, mujer.

Ella evaluó sus posibilidades. El saiyajin que ella conocía sí era capaz de hacerlo, sin embargo, no le permitiría salirse con la suya, y, aunque, definitivamente en ese momento no se sentía con la energía necesaria, se le ocurrió la manera de a lo menos, hacerle pasar un mal rato. Así que no respondió, se levantó como pudo y del armario cogió el primer vestido que encontró y ropa interior, encerrándose enseguida en el baño con seguro, aunque sabía que aquello era inútil contra las fuerzas descomunales de su amigo.

-¿Así que eso es lo que quieres? Entonces atente a las consecuencias – alcanzó a escuchar antes de cerrar la puerta.

No pasó ni un minuto y supo que el saiyajin ya estaba en su cuarto. Vegeta al no verla miró la puerta del baño y se acercó - ¿Crees que una miserable puerta me impedirá el paso? ¡Qué ilusa eres!

-Tienes prohibido entrar a mi habitación ¡Vete! – gritó ella, desde dentro, confiando en que él no entraría de inmediato y así poder terminar de desvestirse.

Vegeta frunció al oírla. Ella haría lo que le solicitaba lo quisiera o no, porque ese era su trabajo - ¡Ni lo sueñes, terrícola! – gritó, al tiempo que forzaba la puerta, ingresando. Pero apenas lo hizo, supo de inmediato que había sido un grave error. Bulma estaba viéndolo de frente, sólo en ropa interior y la muy vulgar más encima le cerró un ojo, mientras decía con el tono de voz más seductor que le permitía su dolor de cabeza - ¿Quieres acompañarme a la ducha? – el sonrojo del príncipe no se hizo esperar - ¡Maldita humana Vulgar! -gritó, cerrando la puerta con violencia. Apretó sus puños, mientras cerraba sus ojos molesto ya que no se esperaba que ella fuera tan audaz y atrevida. O sea, sí, pero no tanto -Estúpida hembra… - refunfuño entre dientes, sintiendo su rostro arder y las manos sudar – Si cree que con eso lograra escaparse está muy equivocada… - Respiró para calmarse y abrió sus ojos para observar a su alrededor, buscando como desquitarse – Hmn… -se sonrió con maldad y se recostó en la cama a esperarla.

Cuando salió del baño, media hora más tarde, se encontró con la sorpresa de que el saiyajin estaba recostado en su cama, con el ceño más que fruncido y con actitud impaciente. Vestía, para variar, solo un pantalón deportivo, pero se veía aseado, lo que indicaba que ya llevaba su tiempo despierto antes de llamarla

- ¿Qué haces aquí todavía? – le preguntó Bulma, de manos en las caderas. Él se sentó en la cama y le ordenó, nuevamente – ¿Que no es obvio? Te estaba esperando para que cambies mi vendaje, terrícola.

-No – negó ella, enfrentándolo - Ya te dije que te esperaras hasta que me quite este maldito dolor de cabeza… - el saiyajin rodó sus ojos y le soltó con burla - Cómo si necesitaras tu inútil cabeza para hacer esta tarea…

-Ja, ja – río con sarcasmo – Mi cabeza es lo más útil que hay en esta habitación… y por si lo olvidaste, Vegeta, es por tu culpa que esté así…

-No, mujer… Tú te ofreciste a acompañarme… Yo solo dije que tenía ganas de salir a beber y es tu maldita culpa embriagarte como clase baja… Ahora, deja de evadirme y has lo que te estoy pidiendo…

Ella lo miró incrédula - Eres un abusivo y un maldito manipulador que se aprovecha de que sea una persona con buenos sentimientos… pero ¡Está bien, te cambio tu estúpido vendaje!… pero ve a tu cuarto y espérame allí – le indicó la puerta. Él la miró y se sonrió burlón, mientras se levantaba de la cama -Ni lo pienses… no caeré en ese truco, así que camina – terminó ordenándole nuevamente, haciéndole un gesto con su barbilla en dirección a la salida.

Ella dejó caer sus brazos derrotada al darse cuenta de que no era tan fácil ganarle al príncipe como a su ex novio. Él aceptó este acto como un triunfo y se dirigió a la puerta, para enseguida abrirla e indicarle con un ademán que saliera primero. La chica así hizo, pero antes de abandonar la habitación, le dio una mirada de odio al saiyajin, la que fue respondida con una sonrisa ladina – Necesitaras más que esa mirada para deshacerte de mí… - Bulma le hizo un desprecio y le respondió – Eres odioso.

Entraron al siguiente cuarto y ella de muy mala gana se acercó al mueble donde estaba el botiquín, sacando de inmediato un vendaje nuevo, mientras intentaba recordar más de la conversación de la noche anterior. Sabía que había aceptado ayudarlo a sacar a Yamcha de su hogar, pero no recordaba muy bien el cómo. Así que, volteó a ver al saiyajin, preguntándole con algo de indecisión – Oye, Vegeta… ¿Cómo se supone que funcionaría nuestro… este… acuerdo? – el saiyajin, que estaba sentado en la cama y que con cuidado se retiraba el cabestrillo, ni la miró para responderle -Ya te lo dije. Tú eres la que entiende de esas cosas, mujer… piensa en algo y te seguiré el juego – ante esas nada esclarecedoras palabras, Bulma le dio una mirada de rabia, ya que si le había preguntado era para conocer su estrategia – ¿Entonces ese es tu gran plan? - le preguntó contrariada – Esperarás a que este con Yamcha y aparecerás de la nada para besarme o abrazarme o decirme algunas palabras de amor?

El saiyajin se puso de todos colores y negó de inmediato - ¡Ni lo sueñes!... Yo jamás haré algo como eso, humana… Más te vale que pienses en algo que no involucre que yo parezca un idiota.

-Eso va a estar difícil… - comentó ella, medio sonriéndose a la espera del contra ataque por parte del saiyajin. El cual no tardo en llegar, en forma de regaño - ¡No empieces con tus tonterías! ¿No que te dolía la cabeza?

Bulma se dio cuenta de que no era el momento para comenzar una discusión, por lo que le dijo-Disculpa, pero es que no te entiendo. Se supone que tú eres el que quiere sacar a Yamcha de aquí ¿Por qué tengo que pensar yo en la manera de hacerlo?

-Comprendo tu confusión, pero como te dije yo no sé qué de esas cosas… Recuerda que debe ser algo que le haga entender de una maldita vez que sobra en este lugar… y obviamente se largue.

Bulma se quedó pensativa un momento, mientras Vegeta terminaba de retirarse el vendaje del brazo. Iba a reclamarle, pero calló al darse cuenta de que, si era ella quien decidía las circunstancias en que simularían ser pareja, tendría más oportunidades de conquistarlo, a pesar de que sabía que sería una tarea titánica dado que Vegeta insistía en que había sido criado sin sentimientos como los de los humanos, pero bien podría dilatar lo suficiente el asunto como para ayudarlo a desarrollar esos sentimientos por ella. Así que, decidida a no perder el tiempo, avanzó hasta quedar frente al saiyajin y lo miró sonriente.

Al ver que la muchacha no empezaba con su labor, Vegeta levantó la vista hacia ella y frunció extrañado al ver su expresión - ¿Qué demonios estás esperando?

-Vegeta, bésame – le solicitó, con toda tranquilidad, sentándose a su lado y acercando peligrosamente su rostro al de él, consiguiendo que el saiyajin retrocediera instintivamente - ¿Q-Qué?... ¡No!… - reclamó él, bastante nervioso. Ella insistió -Vamos… tómalo como un entrenamiento… - intentó, acercándose aún más mientras lo tomaba del rostro para que la mirara de frente, pero Vegeta la rechazó colocando una mano sobre la cara de ella, alejándola, al tiempo que le decía - ¡Maldita loca! Déjate de estupideces y pon el vendaje de una maldita vez! No tengo tiempo para perderlo en esa clase de tonterías – Bulma retiró la mano que el mantenía sobre ella y respondió molesta - ¡Qué te pasa, idiota! ¡Sabes que tengo razón y que es ninguna estupidez!

Vegeta la miró a los ojos, sintiendo un nudo en su estómago al tenerla tan cerca e insistente. Sin embargo, le respondió bajando su tono a uno de arrogancia -Claro que lo son… solo quieres aprovecharte de la situación. No sirve si la sabandija no…

- ¡UY! Está bien – lo interrumpió, tomando su brazo con brusquedad para empezar a vendarlo, molesta- Pero no me culpes si después tus planes no salen como deseas…- le dijo, comenzando a vendarlo, con brusquedad.

Su brazo aún no estaba del todo sano, por lo que la poca delicadeza de ella no le estaba gustando para nada. ¡Cómo extrañaba los tanques de recuperación! Decidió aguantarse el dolor estoicamente, pero una mueca se formó en su rostro que fue notada enseguida por Bulma que pensó que lo mejor sería cambiar de actitud -Lo-lo lamento… solo quería que entendieras que mientras más preparados estemos más creíble será- se explicó, terminando de colocar con más delicadeza el nuevo vendaje, pero al poner la cinta de ajuste no se movió de su lugar y lo miró a los ojos, creando un momento de tensión.

El corazón del saiyajin latió aún más fuerte, sintiéndose extraño. Por lo que bajó su vista simulando estar pendiente de su lastimada extremidad, no atreviéndose a mirarla a los ojos y echarla, porque, a pesar de lo que le dijo, algo dentro de él deseaba que la muchacha tuviese el atrevimiento de besarlo sin su consentimiento. Pero eso no ocurrió, porque ella solo se le quedó viendo, tratando de escudriñar en qué tanto pensaba el silencioso saiyajin y si era buena idea besarlo o no bajo esas circunstancias. Lo vio tragar disimuladamente, lo que la hizo sonreírse levemente al verlo tan complicado e iba a decirle alguna tontería para hacerlo enojar, pero pensó que ya era suficiente – Bueno, si no quieres besarme lo entiendo. Después de todo debe ser muy difícil para ti fingir que yo te atraigo, sin alcohol de por medio – Vegeta entrecerró su mirada, algo desconcertado, para agregar de inmediato usando un tono de superioridad – Ya era hora de que lo entendieras. Soy un príncipe, no tu maldito juguete – la muchacha amplió su sonrisa y le comentó, mientras se ponía de pie - De acuerdo, señor príncipe de los mentirosos… - el solo frunció y ella continuó - Por si te interesa voy a ir a cambiarme, luego estaré en la cocina y después me iré a encerrar a trabajar en tu novia oficial por el resto de la tarde – terminó avanzando hacia la puerta, haciendo un alto para ver si había alguna reacción por parte de Vegeta.

- ¡Tsk! - hizo, mirándola por el rabillo del ojo, ya que él no quería ser quien diese el primer paso – Si estás esperando que yo vaya a buscarte, estás muy equivocada... - Tomó el cabestrillo, que había dejado sobre la cama, y comenzó a ubicar su brazo en él, mientras le decía – y ¡deja de mirarme con esa cara de boba! – le ordenó finalmente.

Bulma se enojó y salió dando un portazo, no sin antes gritarle - ¡Eres un imbécil insoportable!

Él solo frunció y se dispuso a terminar de vestirse, mientras la muchacha volvía molesta a su propia habitación, pensando en cómo desquitarse del saiyajin por tratarla de boba. Se le ocurrió una idea, que llevaría a cabo durante la tarde, pero para ello tendría que ir a los laboratorios, obviando el itinerario que le había dado al príncipe.

Ya era más de medio día y Bulma recién aparecía a desayunar, encontrándose con su madre, que acomodaba unos pastelillos en una bandeja, junto al té y varias tazas.

-Hola, mamá – la saludó de pocos ánimos. Bunny de inmediato volteo para decirle -Hija, buenas tardes… se perdieron el desayuno…

Ella la miró extrañada - ¿Quiénes?

- Tú y el joven Vegeta ¡Claro!… No quise despertarlos porque supuse que llegaron muy tarde anoche… ¿Cómo les fue? – Bulma le dio una mirada de fastidio – Nada del otro mundo… Pero sí, es verdad que llegamos muy tarde… - le respondió su hija, como recordando. En seguida le preguntó curiosa - ¿en serio Vegeta no bajo a desayunar?

-No. Eso me extrañó mucho, pero supuse que estarían muy cansados, ji, ji, ji – rio bajito la señora.

-Otra vez con tus cosas, mamá… No te respondo sólo porque necesito un analgésico urgente.

-Están sobre la mesa hija… ¡Oh! y llévale también a Vegeta, por favor – y diciendo esto, su madre abandonó la cocina llevándose un carrito con los pastelillos y el té.

-Como sí necesitara uno ese pesado… - comentó, tomando ambas pastillas, para enseguida pasarlas con un vaso de agua. Decidió comer un poco de cereal, al que le agregó fruta y enseguida se sentó a desayunar, pero sintió unos pasos y se quedó a la espera de quien era, con algo de nervios.

-Hola, Bulma ¿Todo bien? – dijo Yamcha, entrando a la cocina. -Hola. Sí… - respondió algo aliviada, preguntando enseguida - ¿Cómo les fue ayer?

-Bien, bien… - dijo, sentándose frente a ella, mientras se servía un poco de jugo de una jarra que estaba sobre la mesa – te perdiste una excelente película de acción.

- Bueno, ya me haré el tiempo para ir un día a verla…

- Sería bueno que salieras de vez en cuando. El Maestro, Oolong y la tortuga me preguntaron cuando irás a verlos también.

- Lo sé… Apenas me haga un tiempo iré a visitarlos… Oye ¿Y Krilin? ¿Acaso no está con el Maestro?

-No lo sé… Creo que ha ido a entrenar a una selva o algo así… ¿quién sabe? Quizás conoció a alguna chica linda y por eso no volvió.

- ¿Eso crees? Sólo tú podrías pensar en eso... Se supone que estarían todos entrenando muy duro para su pelea con los androides…

-Bulma, todos sabemos que Krilin es un romántico… - le recordó Yamcha – Además, no es el único que podría estar saliendo con alguien… - terminó mirándola a los ojos, esperando alguna reacción por parte de ella.

-Te refieres a ti, ¿Cierto? – le preguntó ella, con ironía. Yamcha entrecerró un poco sus ojos y le dijo, luego de beber un sorbo de su jugo - No habló de mí… Digo que hay otro guerrero que al parecer está saliendo con…

- ¿Quién es? ¿Se trata de Ten, verdad? – preguntó ella, interrumpiéndole, lista para el chisme. Él se sonrió y recostándose en el respaldo de su silla, le comentó -Bueno, Bulma, no sé si lo sabes… pero parece que tu "amigo el saiyajin" está saliendo con alguna mujer a escondidas… - ella no pudo evitar que cierto rubor apareciera en su rostro. Trató de parecer enojada al preguntar - ¿De qué hablas, Yamcha?

El hombre la miró serio y prosiguió, soltando lo que creía era un gran secreto – Lo lamento por ti y tu "romance", pero anoche vi a Vegeta, muy bien vestido por lo demás, llegando a altas horas de la noche y era obvio que venía de verse con alguien…

Bulma no pudo evitar soltar una carcajada que hizo que Yamcha se sintiera extraño -Ja, ja, ja … Auch, mi cabeza… Yamcha, lamento decirte que anoche salimos con Vegeta a beber, por lo que es imposible que lo vieras llegar solo…

Él no pudo evitar su sorpresa - ¡¿Qué?!

-Lo que oyes… pero fue una salida de amigos… nada más. ¿creías que Vegeta había salido con otra? – le preguntó risueña.

Yamcha se sintió un poco ridículo -Ya veo… Pero entonces ¿por qué lo vi llegar solo? Y además traía labial en su cuello…

A Bulma se le borró la sonrisa – Espera… ¿Qué?

-Es verdad y en eso no puedo equivocarme – ella frunció levemente, para decirle – Bueno, la verdad es que no me acuerdo mucho de lo que pasó anoche, pero no creo que me haya puesto tan cariñosa con él… Tal vez era alguna mancha de lo que cenamos… ¡Sabes cómo comen los saiyajin! Gokú termina lleno de comida ¿Qué no lo recuerdas?… - Yamcha de inmediato la miró con desconfianza, no creyendo su versión. Él había compartido la mesa con Vegeta y, a pesar de comer como si no hubiese un mañana, no terminaba todo salpicado como su amigo. Pensó que Bulma estaba en completa negación y que por eso decía que era ella la que había estado con Vegeta – Tu solo quieres encubrirlo porque no quieres ver la realidad, Bulma…

La científica intentó recordar como su labial había llegado al cuello de su amigo, pero no tenía nada luego de que acordaran fingir ser pareja. "¿Qué hicimos después?... Recuerdo haberlo abrazado, pero no el contexto… ¿Qué ocurrió? Tendré que aclarar algunas cosas con ese saiyajin… No me queda de otra que seguirle el juego a Yamcha para que no siga con sus tonterías" – De acuerdo, puede ser que haya salido con otra después de conmigo… Pero lo dudo mucho, porque ya era muy tarde – se encogió de hombros después para agregar- supongo que entonces debiste verlo llegar… después de volver de su segunda cita…

-¡Lo sabía! Ese bastardo no podría estar con una mujer de otra manera – exclamó Yamcha, pero luego vio que Bulma no lo miraba muy feliz por su exabrupto y le recomendó de inmediato, tratando de desviar su atención - Bulma, como amigo y ex novio, te pido que tengas cuidado nuevamente… Esto claramente nos demuestra que ese tipo no es de fiar… No sabemos siquiera qué intenciones tiene contigo ¿Cuántas veces debo decírtelo?

Bulma suspiró cansada y le dijo sin más, yendo a dejar su plato en el fregadero - Yamcha, sé que estás preocupado por mí, pero estaré bien… Estoy segura de que Vegeta es incapaz de dañarme. Ahora, si me disculpas, tengo cosas que hacer y no puedo seguir charlando – le explicó, mientras se movía hacia la puerta – Hoy tengo en mente terminar varias cosas que tengo pendientes… Nos vemos, y gracias de todos modos por la advertencia.

Él la miró con algo de rabia. Sabía que ella no lo estaba tomando en serio, pero no por eso no insistiría -Bulma…

- ¿Si? – dijo ella desde la puerta. Él lo pensó mejor, dedicándole una mirada de preocupación -Cuídate, ¿quieres?.

La muchacha asintió y salió. Una vez solo, se puso a pensar en cómo ganarse la atención de la peli turquesa. Sabía que estaba en desventaja frente al saiyajin, pero aun no era el momento de tirar la toalla. Iba a poner todo de su parte para recuperarla.

Vegeta se paseaba ansioso en su cuarto, ya vestido. Había intentado entrenar mentalmente, pero no tenía la concentración necesaria porque estaba consciente de que el humano y Bulma estaban en una posición estratégica, insuperable para sus planes, pero su orgullo le impedía hacer el primer movimiento. No quería ser él el que parecía ansioso por tenerla cerca, no quería que la maleducada pensara que él necesitaba de ella, sin embargo, todo le indicaba que tendría que hacer él la jugada. Sin embargo, de solo pensarlo se le apretaban las tripas y por lo mismo no había ni desayunado. Se estaba desesperando y él no era conocido por su paciencia precisamente, así que salió al pasillo y comenzó a evaluar que hacer. Dudó un momento a mitad de camino, no sabiendo que acción tomaría al verlos, pero le duró un segundo, ya que pensó que lo más adecuado sería entrar a la cocina y acercarse a la humana, soltándole quizás alguna estupidez a lo cual seguramente ella respondería siguiéndole el juego, y para terminar de humillar al insecto, lo besaría y le diría que eran pareja. Listo, eso era todo lo que debía hacer. Se paró derecho y caminó con paso firme, pero nuevamente flaqueó al llegar a la sala del segundo piso, lo que le molestó, ya que él nunca había sido un idiota cobarde. Apretó su puño al darse cuenta de que se había tardado demasiado en tomar una decisión, porque tanto la muchacha como el guerrero, habían tomado diferentes caminos dentro de la propiedad.

Chistó por lo bajo y entró a la sala, para intentar distraerse con los ridículos programas terrícolas mientras esperaba su siguiente oportunidad, pero desde donde estaba podía oír a Puar dando ánimos a Yamcha y sus nervios comenzaron a crisparse. Intentó no estallar, apretando los dientes, pero, a pesar de ello, el control remoto que sostenía en su mano se hizo añicos. Suspiró con rabia y se levantó para alejarse de allí. Necesitaba hacer algo de inmediato, ya que no soportaba que las cosas no se decantaran de una vez como él quería.

Bulma trabajaba concentrada en la configuración del centro de gravedad, pero no podía dejar de sentirse ansiosa por lo del trato con el saiyajin – No llevó ni media hora trabajando y siento como si tecleara desde ayer -suspiró y detuvo su labor. Necesitaba salir a descansar y estirar su espalda un momento, ya que no soportaba la tensión. Miró su obra con orgullo, mientras avanzaba de espaldas hacia la puerta, enseguida descendió de la nave y vio a Yamcha entrenando a unos metros, acompañado de Puar que no dejaba de animarlo. No pudo evitar sonreír al verlo, puesto que recordó lo que le había comentado el saiyajin al respecto.

"Quiero que saques a la sabandija de la casa… Y no me malentiendas nuevamente, pero no es solo su ki el que me irrita sino que también es ese animal volador… ¡Todo el maldito día gritando lo fuerte que es ó lo bien que golpea!… Argg, ¡Me provoca asesinarlos a ambos con mis propias manos!"

Yamcha inocentemente le devolvió la sonrisa y siguió entrenando. "¡Qué hermosa es cuando sonríe… Tengo que demostrarle que estoy poniendo todo de mi parte para volverme más fuerte y protegerla de esos monstruos… incluyendo a Vegeta" Comenzó a dar patadas y puños, esforzándose al máximo, sin dejar de estar atento a ella.

La muchacha se despidió con un ademán de mano y se dirigió, por fuera de la casa, al jardín trasero. Se quedó de pie, observando las hermosas flores un momento, para enseguida sacar un cigarrillo de uno de los bolsillos de su overol y encenderlo, no sin antes verificar que su madre no estuviera por los alrededores. De repente recordó que tenía algo importante que hacer ese día, aparte de terminar la configuración y de llevar a cabo el plan del saiyajin "¿dónde se habrá metido Vegeta? Se supone que quería sacar a Yamcha del camino, pero supongo que no debe tener prisa ¡Mejor así!… Pero el muy imbécil ¿qué se habrá creído tratándome así hace un rato?… ¿pensará que es parte del acuerdo que esté al pendiente las veinticuatro horas de sus pataletas de niño "pequeño"? ja, ja, ja, es verdad, eso no se quedará así…" terminó su cigarrillo, dirigiéndose enseguida a su laboratorio, para poner manos a la obra.

Mientras tanto, en el jardín de las mascotas, los padres de Bulma conversaban sobre lo ocurrido, mientras bebían un té de media mañana, luego de que el científico despachara a unos inversionistas con los que había tenido una reunión.

-Querida ¿es verdad lo que me dices? – le preguntó, interesado.

-Sí – respondió ella bebiendo un poco de té – ambos llegaron muy tarde y por lo que alcancé a escuchar de su conversación con el joven Yamcha, tuvieron un acercamiento…

-Esos comunicadores son un peligro contigo cerca, je, je… - rio el profesor.

-Ay, si no es por ser metiche. A mí solo me interesa la felicidad de nuestra querida Bulma – comentó, comiendo luego algo de pastel.

-Y tener nietos… ¿verdad?

Ella lo miró y le sonrió - Bueno, eso digamos que es algo inevitable… Sabes que quiero disfrutarlos antes de ponerme vieja – ambos rieron, pero enseguida la señora puso un dedo en su mejilla, como recordando y comentó - Amor… hace tiempo que no vemos a Gokú…

-Es verdad. Debe estar entrenando muy duro y por eso no ha tenido tiempo de venir a visitarnos… pensé que Bulma le ofrecería a él la nave…

-No me refiero a eso. Íbamos a ir al cine… ¿lo habrá olvidado?

El anciano la miró extrañado, para después decirle con calma -Gokú a veces olvida ese tipo de cosas. Supongo que tendrás que recordárselo, querida… Además, tendrás que esperar a un día que no esté Vegeta… Tengo entendido que ellos no se llevan nada bien – comentó el científico, tomando de la mesa un platillo con un trozo de pastel. Bunny se desilusionó ante las palabras de su esposo - ¡Que mal! Y con lo agradables que son los dos.

El profesor vio en los gestos de su mujer algo que reconoció al instante -Ni lo pienses, cariño… ni tú ni nadie puede interferir en cómo se lleva ese par…

-No iba a hacer nada… - negó ella de inmediato - Solo fue una idea fugaz…. ¡Ya se fue!… - hizo un gesto de ver alejarse algo en el aire para enseguida agregar - Bueno, si tú dices que no tiene caso, no haré nada. Pero no me gusta que no se lleven bien. Después de todo tengo entendido que son del mismo lugar y que son los únicos que quedan de su poderosa especie, bueno aparte de ese encantador niño... el pequeño Gohan.

-Sí, así es, pero supongo de esa manera se relacionaban los de su raza… Muchas veces no sé si alegrarme o ponerme triste por la extinción de los saiyajin...

Su mujer posó una mano sobre la del científico - Querido, no nos pongamos melancólicos… ¡Pronto seremos abuelos!

-Sí, tienes razón – dijo el profesor, regalándole una sonrisa a su mujer – siempre y cuando esos dos reconozcan lo que sienten.

Su mujer asintió feliz, ya que estaba segura de que eso sucedería de un momento a otro – Ya verás que sí, y serán la mejor pareja del Universo – terminó haciéndote un guiño a ti, mientras lees esto.

-Concuerdo contigo, querida – asintió el profesor, preguntándole enseguida – pero ¿a quién le guiñaste el ojo?

La señora solo rio nerviosa – Ju, ju , ju… No me hagas caso, querido.

-¿?

Bulma trabajó cerca de una hora en su plan para vengarse de Vegeta. Una vez que lo probó, quedó bastante satisfecha y regresó a terminar lo de la nave, pero no contaba con que, al atravesar la puerta de salida de los laboratorios, que daba a la casa, se encontraría de frente con el saiyajin. Se le notaba en la cara que estaba molesto, aunque la muchacha no entendió el porqué de su actitud, así que simplemente lo saludó, con entusiasmo - ¡Ah! Hola Vegeta.

Él la observó y le dijo bastante enojado - ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

-Bueno, estuve trabajando en la nave, luego salí a descansar un rato y me metí al laboratorio a revisar unos datos para la configuración de la gravedad mintió - ¿Creo que te dije dónde encontrarme o no?

-Dije claramente que no me hicieras ir a buscarte… - le dijo entre dientes. Bulma se percató al instante de que él no estaba de humor para bromas, sin embargo, no dudo en seguir molestándolo, no podía olvidar el trato que le dio en la mañana - Yo no tengo porque andar persiguiéndote tampoco… tú eres el interesado en que Yamcha se vaya… Además, no me apetece hacerlo ahora.

-¡Tsk! Deja de fastidiar y ve a la nave ¡Ahora! – le ordenó, de mala manera.

-¡Ni lo sueñes! Tú no eres quién para darme órdenes– lo parafraseó ella y, tras enseñarle la lengua con burla, salió corriendo de vuelta a los laboratorios. Vegeta quedó congelado unos segundos, pero la rabia que sentía contra ella aumentó al verla escapar y desobedecerle, por lo que la siguió de inmediato para enseñarle que nadie se burlaba del príncipe de los saiyajin.

Mientras, Bulma al fin llegaba a los laboratorios secretos, donde, una vez paso el muro holográfico, gritó - ¡ESCUDO!

Vegeta que ya estaba por alcanzarla chocó de frente con el invisible escudo de energía que había instalado Bulma, dándose un buen golpe en la frente. Esto lo enfureció y le gritó - ¡Maldita imbécil! ¡Tendrás que salir de allí en algún momento y cuando lo hagas, será tu fin!

Bulma se dio cuenta de que al fin había logrado enfurecer a Vegeta y que no había pensado muy bien en las consecuencias de ello cuando ideó su plan para desquitarse de lo que le había hecho en la mañana. Para empeorar las cosas, ahora estaba atrapada y la única salida era por donde la esperaba una muerte segura - ¡Maldición! – exclamó la muchacha, dándose cuenta de que, lo que parecía una jugarreta inocente, terminaría convirtiéndose en un duelo de voluntades. Pero no se desanimó, solo debía encontrar una solución que la salvara, por lo que se dirigió a su laboratorio y activó la pantalla de la cámara del pasillo para vigilar al saiyajin mientras se le ocurría algo. Ahí estaba Vegeta, apoyado en un muro y mirándola a través de la pantalla, con cara de muy pocos amigos.

-Obviamente sabía que lo iba a vigilar desde aquí – comentó Bulma, tratando de no sonar muy sorprendida.

El saiyajin le mostró los colmillos en una mueca maligna que ella conocía bastante bien. Era la misma de cuando asesinó a ese hombre de Freezer ante sus ojos, por lo que sintió que un escalofrío recorría su espalda, dudando de la posibilidad de salir viva de allí y maldiciéndose internamente por no haber instalado la barrera antes de la salida de escape. De hecho, podía apreciar parte del cartel de "SALIDA DE EMERGENCIA" a unos pasos de Vegeta.

Se sentó con frustración y llevó sus manos a sus sienes por unos segundos. Tenía que pensar en alguna estrategia para salir de allí sin tener que hacerlo con la cola entre las piernas. Miró nuevamente al monitor y vio con espanto que el saiyajin ya no estaba y eso la puso en alerta, ya que él no era tan tonto para retirarse así nada más. Lo más seguro es que también estuviera ideando un plan para sacarla de allí. Comenzó a revisar las otras cámaras del laboratorio, pero no lo halló por ninguna parte, por lo que comentó preocupada - ¿Por qué no traje conmigo el rastreador? Ya ni me reconozco ¡Todo por culpa de ese idiota! Ya no pienso bien las cosas últimamente… - fue entonces que un pitido la sacó de sus cavilaciones. era una llamada desde la sala del primer piso.

-Humana, no tienes escapatoria… ¡Ríndete y sal de ese estúpido laboratorio!… Prometo no asesinarte, por ahora…

Miró ofuscada al comunicador, para enseguida levantarse y avanzar hasta éste dando un suspiro. La pantalla se encendió y pudo ver al saiyajin con un chichón en su frente y con los ojos cerrados. Por suerte vio pasar tras él unos rulos rubios, por lo que de inmediato gritó - ¡Mamá, ayúdame!… ¡Vegeta me quiere matar!

El saiyajin abrió los ojos sorprendido y se volteó a ver a la señora que se acercaba tras él, hasta quedar pegada a su lado. Tan concentrado estaba en su cacería que no se dio cuenta que Bunny había entrado.

- ¡Oh! Hola, cariño… ¿están jugando?... – dijo, asomándose demasiado a la cámara – No puedo acompañarlos, voy saliendo… Querida, de casualidad ¿has visto mis llaves?

Bulma no podía creerlo. Su madre definitivamente era una despistada y de ella no podría obtener auxilio alguno. Sin embargo, pudo notar a Vegeta bastante incómodo, por lo que decidió ignorarlo mientras le respondía su madre - No, mamá… no he visto tus llaves, pero ¿las buscaste en la cocina? - dijo cerrando sus ojos un momento. El dolor de cabeza se había ido, pero sintió que pronto volvería por culpa de su progenitora.

-Es verdad. Las dejé allí cuando volví de las compras… Gracias, hijita… - dijo la señora, luego miró a Vegeta y le dijo, tan amable como siempre– Nos vemos más tarde, querido… ¡Oh!¡Qué feo chichón te hiciste! Bueno, traten de no hacer mucho desorden, muchachos... – y diciendo esto, Bunny desapareció, al tiempo que el saiyajin la miraba con odio, recuperando luego su postura habitual -Mjm – tosió, llevando su mano a la boca, para volver a mirarla de manera asesina y decirle en un tono bajo, mientras sonreía de lado – Sal de allí en este instante, si no quieres que destruya la biblioteca…

La comunicación se cortó y Bulma comprendió al instante que las intenciones de él eran bajar por el piso de esa habitación. Así que teniendo eso en cuenta, tenía una posibilidad de escapar solo debía pensar con cuidado cómo hacerlo "¿pero hacia dónde? Puedo huir, pero no podré esconderme mucho tiempo de Vegeta… No me importa. No le tengo miedo…No se atrevería a hacerme daño por una tontería como esa… ¿o sí? ..." Sintió remecerse un poco el polvo del techo, notando que él no estaba bromeando. Retorció sus manos desesperada y con los nervios no se le ocurría nada. Solo podía mirar horrorizada como si el laboratorio entero se fuera a venir abajo, así que no lo pensó y salió corriendo de allí en busca de la salida de emergencia. Tendría que avanzar por el pasillo y saldría en cuestión de un minuto al ante jardín. "Allí estará Yamcha… él seguro me apoyará". Ingresó corriendo por la puerta de la salida de emergencia, avanzó por el pasillo y subió por la escalerilla, pero cuando intentó abrir la compuerta, ésta no cedió "Demonios. No recuerdo que fuese tan pesada…" Empujó un par de veces más, hasta con la espalda, antes de darse finalmente por vencida. No le quedaba más que comenzar a gritar pidiendo ayuda, rogando porque su ex novio la escuchara. Pero cuando iba a abrir la boca, la iluminación del lugar comenzó a fallar. Bulma se bajó de donde estaba trepada, volteando asustada a ver, pero las luces se fueron del todo, dándole tiempo solo para ver la puerta de entrada cerrándose, dejando entrar los últimos rayos de esperanza.

Vegeta, a pesar de lo molesto que estaba con ella, sintió su pecho henchirse por la situación. Hace mucho que no salía de caza y esto se le asemejaba mucho. Sintió un calor inesperado envolverlo, pero, como no quería llamar la atención de nadie, bajó su ki hasta ocultarlo. No quería metiches en sus asuntos, mucho menos ahora que le daría su merecido a la embustera esa. Avanzó en la oscuridad y la amenazó - No tienes escapatoria, humana… Esta vez me cobraré todo lo que me has hecho...

El cuerpo de la muchacha se paralizó al oírlo. No sabía que planeaba Vegeta pero por su tono de voz supuso que no sería nada bueno, por lo que comenzó a respirar agitada, pero enseguida se cubrió la boca, intentando oír los pasos de Vegeta, pero este era malditamente silencioso. Sintió una respiración cerca de ella haciendo que sus ojos se abrieran en anticipación, pero no ocurrió nada, lo que la puso aún más en alerta, sintiendo que no había estado tan ansiosa desde que había viajado a Namekusei. Casi podía sentir al saiyajin rodeándola, pero sin su vista no podía saber donde estaba exactamente. Pasaron unos segundos hasta que pudo percibir que le rozaban el cabello, por lo que se volteó de inmediato y gritó - ¡Vegeta, ya basta! - pero no hubo respuesta, por lo que agregó - ¡Vamos! Ya me atrapaste y acepto que eres mejor que yo para estas cosas…

Silencio.

Bulma comenzó a preocuparse por su seguridad pero recordó que Vegeta nunca le había hecho daño y supuso que esta vez no sería la primera. Así que se irguió en su lugar y esperó. Ahora fue un roce en su espalda lo que sintió, pero no se movió a pesar de sentir su cuerpo completo como una gelatina. Sin embargo, con ese segundo roce notó que Vegeta solo buscaba asustarla "Es verdad… Vegeta no me haría daño, pero yo si puedo hacerlo… Esperaré que este justo frente a mí y entonces verá de lo que soy capaz..."

Un nuevo roce, pero esta vez en su brazo. Tragó duro y siguió esperando.

Pasaron unos minutos, que se le hicieron eternos hasta que lo oyó decir, frente a ella - ¿Estás asustada? – le preguntó, burlón.

-N-no, Vegeta… ¿Por qué tendría que estarlo? – le preguntó, intentando sonar lo más serena posible, a pesar del nerviosismo que sentía. Tal como esperaba, su pregunta descolocó un poco al saiyajin que esperaba que ella rogara por su vida. Así que éste volvió a intentar intimidarla, pero esta vez la tomó por el cabello de la nuca, aproximándola a su rostro – Deberías tenerlo… - le recomendó, rozándole el rostro con su aliento – No sabes lo molesto que estoy...

Bulma soltó un suspiró agudo por la sensación de placer que recorrió su cuerpo. Jamás se esperó que esa clase de agarre le parecería placentero. Pero no pensó más en ello y se concentró en aprovechar la oportunidad que él mismo saiyajin le estaba dando. Así que, sin esperar a nada más, lo rodeó por el cuello con sus brazos, para de inmediato llevar una de sus manos a la nuca del saiyajin, acercándolo a ella, para así finalmente, besarlo. Los ojos de Vegeta se abrieron un momento, sin embargo, la sorpresa solo le duró un instante, ya que su cerebro pareció apagarse, mandando la cacería y la venganza a la basura, correspondiendo al beso de la humana.

Así permanecieron por varios segundos, mientras el beso cada vez se volvía más apasionado y demandante. Tanto así que Bulma sentía que perdería el conocimiento en cualquier momento, mientras Vegeta solo quería más de ella, por lo que comenzó a deslizar su mano desde la nuca hacia la espalda de la muchacha, para apretarla contra su pecho, pero fue entonces que maldijo a su brazo roto, pues le impedía mayor contacto, interponiéndose entre ambos. Lo que no impidió fue que deslizará su mano hasta llegar a las nalgas de Bulma, una de las cuales apretó suavemente, apegando a la joven contra su pelvis. Bulma, dio un respingo, sorprendida por aquella intromisión, pero no le dijo nada y solo disfrutó el momento, a sabiendas de que las cosas podrían calentarse aun más por no detenerlo, pero ¿realmente quería que se detuviera? La respuesta era obvia. No debía avanzar más, no si quería que las cosas tomaran el rumbo que ella quería. Así que abandonó la unión de sus bocas y le dijo, intentando normalizar su respiración - ¿Aun piensas en vengarte?

Él, aun con su mano en el trasero de ella, abrió sus ojos en sorpresa. Él ya no quería vengarse, quería seguir besándose con ella y su cuerpo le gritaba algo más, que decidió acallar en ese momento. Recobró la conciencia de sí mismo y optó por poner distancia- ¡Hmp! - hizo molesto, soltándola para enseguida darle la espalda. Se sentía bastante confundido y ruborizado, pero aun así le dijo – Jamás me ensuciaría las manos con alguien tan débil como tú...

Bulma se sonrió y le preguntó- Entonces ¿Estamos en paz? – pero él no respondió y avanzó hasta la puerta, abriéndola, para enseguida marcharse sin decir nada más, dejándola sola. Definitivamente se sentía distinto.

La muchacha se quedó de pie, algo contrariada al no obtener respuesta, pero enseguida se sonrió feliz. Estaba segura de que el saiyajin caería rendido a sus pies tarde o temprano. Así que se dirigió con rumbo a la nave, pensando en el camino que, de terminar pronto la configuración, Vegeta querría entrenar y no le pondría tanta atención como ahora, pero de no hacerlo seguramente le taladraría la cabeza. Evaluó ambas opciones y se decantó por terminarla. Pero, al salir de los laboratorios, comenzó a caminar más lento, mientras repasaba una y otra vez lo ocurrido en aquel pasillo. Y, aunque sinceramente no sabía si él lo habría hecho a apropósito o no, poco le importaba, porque estaba segura de que lo hecho por Vegeta era una confirmación de que ella no le era para nada indiferente.

Una risilla se escapó de sus labios, pensando en que tenía más posibilidades de las que había creído en un comienzo. De hecho, se sentía orgullosa de conocer casi a la perfección las reacciones del saiyajin, aunque con lo único que le costaba lidiar aún era con esa bipolaridad, pero pronto lo haría. Tenía claro qué si lo presionaba en la dirección correcta, él se le acercaría lo suficiente como para obtener lo que ella quisiera.

Al fin llegó al jardín y miró el cielo, con fuerzas renovadas. Aunque aún tenía dudas, y muchas, sobre lo que Vegeta sentía por ella, lo importante era que él había demostrado real interés en ella, bueno físicamente, pero eso no le molestaba. Es más, la hacía sentirse más confiada.

Volteó su rostro, extrañada por el silencio que había en ese instante y fue entonces que se percató de que Yamcha no estaba entrenando y eso le pareció raro. Se encogió de hombros y entró a la enrome esfera, pero apenas lo hizo, dio un brinco de sorpresa al ver algo moverse por el rabillo del ojo. Se giró y encontró a su ex, que estaba al parecer esperándola dentro de la nave, a un lado de la entrada.

- ¡Yamcha! ¿Qué haces ahí? Casi me matas del susto… - lo regañó, pasándolo de largo, yendo hacia la consola.

-Perdona. No era mi intención – dijo poniendo su mano en la nuca – Solo te estaba esperando para conversar, je, je…

-Bien – dijo recuperada de la impresión - ¿qué ocurre? - el joven se sonrojó un poco, bajando enseguida su vista para comenzar a jugar con sus dedos índices, mientras le decía -Bulma, venía a preguntarte si querías salir más tarde conmigo… Es decir, si es que puedes…

Ella lo observó un instante. Sentía algo de compasión por el hombre que estaba frente a ella, aunque mezclada con algo de resentimiento. Pero el cariño que sentía por él, como amigo, era más fuerte y por lo mismo pensó que salir a distraerse un momento no sería la gran cosa. Así que iba a aceptar, pero fue interrumpida por el ex bandido - Antes que digas nada… será solo café o algo ligero... lo prometo.

Flash Back (solo Yamcha)

Yamcha había estado en el jardín toda la tarde. Después de ver pasar a Bulma, entrenó un rato más, hasta que vio salir a Vegeta. El saiyajin lo ignoró completamente, dirigiéndose enseguida hacia una enorme maceta, la cual movió hasta dejarla sobre un circulo plateado que estaba entre el césped. Esto llamó la atención del guerrero por lo que decidió seguirlo para ver que tramaba.

Lo vio por una de las ventanas de la sala principal, donde fue testigo de la escena del saiyajin amenazando a su ex novia por el intercomunicador. Cuando lo vio dirigirse al corredor, se preocupó, por lo que lo siguió nuevamente a una distancia prudente, asomándose ahora por una de las puertas de la biblioteca. Observó cómo Vegeta movía, como si nada, el enorme escritorio, para luego dar pisotones en un punto específico del suelo con uno de sus pies. No le pareció que fuera a dañar realmente a Bulma, y eso, lo confundió bastante. Vio enojado al saiyajin, pero nada fuera de lo habitual: ki al mínimo y con leves alzas, nada más. Aun esperaba que pasara a mayores, pero tuvo que ocultarse para cuando éste abandonó la biblioteca, sin dejar de vigilarlo, a riesgo de que el hombre se desquitara con él. Pero al verlo ingresar a los laboratorios desistió, ya que él no podía ir más allá y por lo mismo, no podría intervenir si es que debía salvar a Bulma del saiyajin.

Decidió ir por fuera, por donde sentía la energía de Bulma, pero, a pesar de sentir que ambos estaban muy cerca el uno del otro, decidió no seguir averiguando que pasaba, después de todo parecía más bien que estaban jugando. Pensó entonces en que Bulma nunca fue así con él. Sus peleas por lo general se remitían a ella gritándolo o arrojándole algo y con él suplicando que lo perdonara. Sintió que el amor de su vida se le escapaba como el agua entre los dedos y lo peor de todo es que parecía inevitable. Pero el golpe de gracia le fue dado cuando sintió el ki de Vegeta elevarse a intervalos, notando enseguida que estaba con Bulma literalmente en el mismo punto. Eso realmente lo deprimió, ya que no era tan tonto como para no darse cuenta de lo que estaban haciendo. Estaban juntos, a menos de diez metros de él en el subsuelo y aun así no tuvo las agallas de separarlos. Los minutos se le hicieron eternos, sufriendo en silencio frente a la maceta, hasta que percibió que el príncipe se alejaba. Ahí, en ese momento, fue cuando decidió escuchar de los propios labios de ella si tenía algo más que una amistad con el saiyajin.

Fin Flash Back

La voz de Bulma lo sacó de sus recuerdos.

-De acuerdo, Yamcha… Pero lo hago solo porque te debía una salida – le sonrió, con lo cual Yamcha se le quedó viendo algo sorprendido, puesto que no esperaba que ella aceptara, no después de lo que presenció en la tarde. Se sintió aliviado y con un poco de esperanzas - ¿En serio? Bueno, te veo más tarde – dijo saliendo a tropezones – No te vayas a arrepentir ¿de acuerdo? – gritó, desde la plataforma, alejándose enseguida.

Bulma lo vio marcharse y puso manos a la obra. Sin darse cuenta siquiera, había cooperado en el plan del saiyajin, solo por robarle un beso.

El agua fría lo tranquilizaba, pero no borraba las imágenes y sensaciones que tenía en su cabeza. No era ningún idiota, sabía a la perfección que su cuerpo reaccionaba tanto química como físicamente al de la humana. Pero como siempre, su orgullo le había prohibido reconocerlo. Pero, como necesitaba respuestas inmediatas, no dudó en hacerlo a un lado para poder finalmente cuestionarse a sí mismo "¿Me atrae sexualmente la humana?... No, imposible. Soy el príncipe de los saiyajin, un guerrero de élite, el más fuerte de todos y jamás me rebajaría a fornicar con ella… Pero este estúpido instinto no lo comprende… No soy una bestia, soy un ser inteligente y mi voluntad es inquebrantable… Es de una raza inferior, infinitamente inferior y por lo mismo debo anteponer mi mente ante cualquier intento de mi cuerpo de querer procrear… Nunca tuve este problema… ¡Maldita sea! … Pero nunca me había sentido así antes…" Apretó su puño con fuerza, sintiendo la frescura que le otorgaba el agua helada. Sin embargo, las sensaciones embargaban su cuerpo y aún podía sentir el aroma de la muchacha, su calor y la emoción de tenerla acorralada, sin contar aquella extraña y agradable sensación en su pecho mientras sus suaves y dulces labios eran devorados por los suyos. Sin darse cuenta, su cuerpo comenzó a reaccionar, por lo que intentó frenarse "No ¡Demonios! Mi objetivo no es ella, mi objetivo es derrotar al imbécil de Kakaroto y demostrarle quién es el saiyajin más fuerte… ¡Mierda! Estar sin luchar es lo que me tiene así… Debo apresurarme en obtener la información que necesito, de lo contrario terminaré enloqueciendo… o cediendo a la lujuría" Su erección no pasaba por lo que se maldijo nuevamente y pensó que estar bajo el agua fría no estaba funcionando. No había otra opción, debía atender su "asunto" y así hizo, sin poder evitar pensar en ella. Recordó que desde que tuvo el accidente en la nave que tenía ese problema. Sus duchas diarias habían aumentado a tres o más por día, dependiendo de las interacciones que tuviera con la humana. Para él, era una pérdida de tiempo y un desgaste innecesario, pero su cuerpo se lo exigía y no podía hacer más para remediarlo. Ni demente andaría demostrando por la casa que se sentía excitado por la terrícola escandalosa. Era un problema muy serio y que le podría traer consecuencias, así que, por lo mismo usaba pantalones más holgados cuando andaba por la casa, y también, por eso mismo pasaba tantas horas encerrado en su habitación. Sobre todo porque La loca mayor, aunque pasara por despistada, era demasiado suspicaz.

Se recostó contra el muro y procedió a calmar su instinto, por enésima vez.

Al terminar se sintió relajado, pero al mismo tiempo sucio, por lo que volvió a enjabonarse mientras pensaba "Necesito gastar mi energía en algo más productivo, los saiyajin estamos hechos para las batallas no para estar inactivos… Hmn… Lo mejor será retomar mi entrenamiento...Sí, volveré a entrenar, con mayor intensidad y todo esto pasará. Sí, debo volver a ejercitarme cuanto antes…"

Salió de la ducha y, luego de vestirse, se dejó caer de espaldas en la cama.

-Maldita hembra... – murmuró.

En la nave se encendió el comunicador.

- Querida, en veinte minutos cenamos, apresúrate – le dijo su madre.

Ella se volteó a verla y respondió - Ya estaba guardando mis cosas, mamá… Pero lamentó decirte que cenaré más tarde. Voy a salir un momento...

-Parece que las cosas van bien con Vegeta… - le comentó la señora.

Ella la miró extrañada, creyó no haber oído bien - ¿Qué?

- ¿Acaso no saldrás con él nuevamente?

Si había escuchado bien, por lo que le aclaró a su madre - No… Y ya te he dicho que sólo somos amigos… saldré con Yamcha, pero regresaré temprano…

Su madre la miró con algo de desilusión -Oh, ya veo… bueno que se diviertan. Les dejaré su porción en uno de los robots.

-Gracias, mamá.

La comunicación se cortó y Bulma solo se encogió de hombros, terminando de desconectar su ordenador, para enseguida subir presurosa a su cuarto para alistarse. Debía bañarse y cambiarse en tiempo récord para no salir muy tarde y poder volver a tiempo, y así ver a Vegeta antes de que este se retirara a descansar.

El saiyajin entró a la cocina en busca de algún bocadillo antes de la cena, teniendo en mente ir tras la humana y el insecto después, para poder finiquitar su asunto de una vez por todas. Abrió la nevera por instinto, pero el olor de las cacerolas hizo que girara su cabeza hacia ellas, no pudiendo evitar la tentación de destapar una de éstas para robar algo de lo que hervía en ellas. Y así hizo, retiró la tapa para enseguida pescar un jugoso trozo de carne desde el interior.

- ¡Vegeta! – le llamó la atención Bunny, al verlo hurguetear en su guiso, consiguiendo que el saiyajin volteara a verla contrariado. La señora suavizó su gesto para decirle – Cariño, no era mi intención asustarte, pero no puedes hacer eso ¡Podrías quemarte!

El príncipe frunció y le dijo, sin soltar lo que había extraído de la cacerola – Esas son nimiedades, señora… Los saiyajin tenemos un umbral más alto al dolor que ustedes, por eso puedo soportarlo – terminó llevándose de todas maneras el trozo de carne robado a la boca, lo que hizo sonreír a la señora – Comprendo… Eso debe ser muy útil para cuando quieres sacar algo del horno y se te olvidan los guantes de cocina… - terminó cerrándole un ojo, de manera cómplice, a lo que el alzó una ceja confundido por el comentario, pero prefirió no darle importancia y le preguntó, cambiando de tema – ¿A qué hora tendrá listos los alimentos?

-En unos diez minutos, querido… Pero lamento decirte que hoy solo seremos nosotros tres porque mi hija va a salir con el joven Yamcha…

El saiyajin se congeló en su sitió y entrecerró su mirada, apretando su puño. La señora notó aquello y le dijo – Tú si nos acompañarás ¿verdad?

Vegeta ya no la oía. Simplemente se marchó, dejando a Bunny pensativa. Pero la señora, como siempre, solo se sonrió y se dispuso a terminar de preparar la cena.

Bulma se decidió al fin por un vestido gris claro, de manga larga y sin escote, ajustado, pero tipo plato de la cintura hacia abajo. No quería salir muy arreglada, pero hace mucho que quería usar ese vestido y pensó que sería una buena oportunidad para estrenarlo. Buscó unos botines blancos y se paró frente al espejo, revisando que sus estrafalarios rulos estuviesen ordenados bajo el cintillo que hacía juego con su vestido, pero en eso vio por el reflejo su reloj indicándole que ya era bastante tarde, por lo que saltó a tomar su cartera y salió corriendo de su habitación. Sin embargo, al salir, se dio de lleno con un muro de músculos.

- ¡Auch! – hizo retrocediendo un paso. El saiyajin la miró de arriba abajo y le dijo - ¿A dónde crees que vas? - ella lo observó. Tenía vendada su cabeza, pero no parecía molesto. Eso la animó, por lo que le dijo, con sinceridad -saldré un momento pero volveré temprano...

Él cerró sus ojos y levantó una ceja -No saldrás sin decirme donde… Recuerda nuestro trato.

- ¿Qué? Tú no eres nada mío para decirme lo que puedo o no hacer.

- ¿Vas a negar que saldrás con la sabandija? – preguntó, en un tono bajo.

Ella se estaba impacientando por la hora y no tenía ganas de discutir con él, no después de lo ocurrido. Vegeta, al no obtener respuesta, la miró serio y le preguntó - ¿No vas a responder? – Bulma le mantuvo la mirada y simplemente le dijo – Sí, voy a salir con Yamcha.

El saiyajin sintió que su estómago y pecho se apretaban, junto con una sensación de mareo. "Ya veo… la muy maldita está pensando en regresar con él y traicionarme… de lo contrario me hubiese dicho de buenas a primeras que saldría con él" Sin pensarlo dos veces la tomó del brazo, acercándola, clavando sus ojos en los de la muchacha, algo descontrolado - ¡Tú no tienes nada que hacer con él!… no sin darme aviso... – le dijo, entre dientes.

Bulma de inmediato le reclamó - ¿Qué diablos te pasa, Vegeta?… No pude decirte nada porque no tuve tiempo. Además, solo saldremos por un café y para charlar. Pero si estás tan interesado, te puedo decir que iremos a la cafetería que está frente a la estación de policía… – termino diciéndole, más calmada, mientras le mantenía la mirada esperando que el saiyajin comprendiera que le estaba dando en bandeja la oportunidad de intervenir. Pero Vegeta estaba tan molesto que no comprendió la indirecta de ella. Sentía su rostro algo afiebrado y solo podía pensar en lo patético que debió oírse, por lo que solo atinó a decir - ¡Hmp! No me interesa lo que hagas o no con la sabandija…

-¡No hay quién te entienda! - exclamó ella, soltándose - ¿Que no te das cuenta de que es una oportunidad perfecta? – le insistió Bulma. Él abrió sus ojos sorprendido, pero se sentía extraño. Quería llevar a cabo su plan pero al mismo tiempo quería impedir que la humana se marchara con el insecto. Finalmente retrocedió un paso, desviando su mirada y dándole espacio para que se marchara, colocando enseguida su brazo derecho sobre su cabestrillo, simulando su cruce de brazos – Eso lo sé, pero te dije que no sería yo quien te buscaría – dio por finalizada la plática, girando luego sobre sí mismo para meterse a su habitación, sin mirarla y cerrando la puerta tras él.

Bulma se quedó quieta un momento, pero enseguida reaccionó y le gritó a la puerta del saiyajin - ¡Oye! Es tu oportunidad, idiota…. ¡Más te vale que te aparezcas por allá!

Desde dentro le respondió - ¡No me des órdenes, maldita sea!

Bulma abrió sus ojos como platos y se enfureció - ¡Allá tú! Pero ¡Después no te quejes, idiota! - dio enseguida un suspiro pesado, tranquilizándose, para correr de inmediato a la habitación de su ex.

Yamcha abrió enseguida la puerta. La saludó y ambos caminaron hacia la salida. La noche estaba bastante agradable y se podían observar grandes nubes claras avanzando a gran velocidad por el cielo nocturno.

- ¿Estás bien? – le preguntó el ex bandido, al verla tan silenciosa – Sí, es que estoy algo cansada – le respondió ella, dirigiendo su mirada a la propiedad, esperando ver aparecer a Vegeta, pero esto no ocurrió, lo que la desanimó un poco, ya que esperaba que el saiyajin cumpliera con su parte. Pero por lo visto el hombre era más terco de lo que pensaba.

- ¿Nos vamos? – preguntó Yamcha y ella asintió, volviendo a verlo – Sí, vamos.

Subieron al automóvil en silencio. Bulma se sentía rara saliendo con él, y Yamcha, por su parte, prefirió esperar a estar alejados de la propiedad, para poder tratar con ella el tema que le preocupaba. Por lo que la plática en el vehículo fue superficial, hablando del clima, de algunos de los muchachos y cosas por el estilo.

Aparcaron frente a la cafetería. Ambos bajaron y Yamcha le sonrió, haciéndole un ademán de que lo siguiera hasta una de las mesas de la terraza. Él galantemente le acomodó la silla y esperaron a que les tomaran su orden.

Luego de pedir, él un café y ella un té de hierbas, el hombre de la cicatriz fue el primero en hablar.

-Gracias, por aceptar salir conmigo… - le dijo el joven.

-No es nada… después de todo es solo un café. Sé que te dije que saldría contigo por la salida que te debía, pero esto es solo un café y supongo que no cuenta– le sonrió la muchacha. Él imitó su gesto, y en eso llegaron sus bebidas. Apenas se fue el mesero, él le dijo - ¿Sabes, Bulma? Siempre me imaginé que para esta edad ya estaríamos casados y con algunos hijos…- Ella lo miró atentamente mientras el continuaba - … viviríamos en una linda casa y seríamos muy felices… Y aquí nos ves. Solos, como dos viejos amigos que se juntan solo a beber un café…

Bulma decidió cortar su discurso -Yamcha, ¡que romántico eres! te estás pareciendo a Krilin... En parte tienes razón, es lo que se esperaba que hiciéramos… Pero hay cosas que no se pueden forzar… - aprovechó de darle un sorbo a su té.

-Sí, pero tuvimos la oportunidad… ¿cuándo fue que todo cambió? – preguntó él, mirándola a los ojos. Bulma respondió de inmediato - Para ser sincera no lo sé… Pero preferiría hablar de otra cosa...

-¿Fue porque te fui infiel? - le preguntó, ignorando la petición de la joven - Si no hubiera sido tan estúpido… esto no hubiera ocurrido...

Ella no pudo soportar la culpa en el asunto. Después de todo, ella había dilatado lo de la boda, porque sabía en el fondo que no lo amaba - No te culpes por eso… Yo…yo ya no te amaba… - se sinceró - y creo que dejé de hacerlo cuando estuvimos alejados…

Yamcha abrió sus ojos, bastante sorprendido ante sus palabras - ¿Quieres decir que ya no me amabas desde antes de nuestro compromiso?

Ella bajó su vista avergonzada a su taza - Lo lamento, Yam… pero no puedo controlar lo que siento… - él la miró con dulzura, sabiendo perfectamente a qué se refería su ex novia - Parece que tienes problemas ¿eh?…

- ¿? – lo miró con extrañeza la muchacha. El guerrero se explicó - Me refiero a tu amigo… Pasas al pendiente de él… pero me siento con el deber de recordarte que él solo te está usando, Bulma… Sinceramente creo que sería bueno que dejes de intentar algo con él ¿No te das cuenta de que no quiere nada contigo?

Ella abrió muy grandes sus ojos, pero intentó disimular la molestia que le causó esta declaración - No digas disparates, Yamcha… No estoy todo el día al pendiente de él… Además, siento que en algún momento él corresponderá mis sentimientos… o eso espero.

- Disculpa, pero ¿Te estás oyendo? Estás muy cambiada… A ti te gusta el romance y los detalles... Ese sujeto jamás te dará eso, porque solo sabe asesinar, destruir y odiar… ¿Crees que te tratará tan bien como lo hice yo?

Bulma hizo una mueca de desagrado. Ella sabía perfectamente bien que Vegeta no era como los demás, sin embargo, ese halo de misterio que lo envolvía, sin contar que lo encontraba demasiado seductor y un sin número de cosas más, eran lo que la hacían desear, sí, desear a ese hombre. A pesar de su mal genio y de lo bipolar que podía llegar a ser, ella no podía evitarlo. Bebió un sorbo de su té antes de responder - Claro que sé lo que estoy diciendo… Reconozco que él es diferente. Pero me hace sentir de una manera que no te puedo explicar… Creo que nunca me había sentido de esta manera…

Yamcha suspiró al oírla decir aquello, pero no se desanimó, ya que conocía lo terca y caprichosa que podía ser ella cuando se le metía una idea en la cabeza, y el saiyajin no podía ser una excepción, tal como lo fue él mismo en su momento. Y si se trataba de terquedad, él también podía ser terco, y la situación lo ameritaba. Por lo que pensó que debía seguir insistiendo hasta hacerla recapacitar, pero la voz de la muchacha lo sacó de sus pensamientos.

- Mejor dime, Yamcha ¿Cómo va tu entrenamiento? Te he visto esforzarte mucho...– intentó cambiar de tema ella.

-Bien… - respondió algo desganado - Pero con Vegeta cerca es difícil. Siento su ki maligno en todo momento.

Ella suspiró con algo de fastidio al darse cuenta de que el saiyajin sería un tema recurrente -¡Yamcha, no seas tan exagerado! - le regañó como antaño. Al oírla decir aquello, el ex ladrón se sintió con más confianza, la suficiente como para poner las cartas sobre la mesa. No estaba muy seguro de lo que hacía, pero estimó que era lo que debía hacer. Necesitaba saber exactamente qué pasaba entre ellos dos para poder hacerse una idea de la situación en la que él quedaba con respecto a la peli turquesa. Así que bebió un sorbo de su café, para luego decirle – No lo estoy siendo, solo te digo lo que siento cuando estoy cerca de él… - dudó un momento y agregó - ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Ay, Yamcha… ¡Ni siquiera debes preguntármelo! ¿De qué se trata?

El guerrero se puso muy serio y la miró a los ojos - ¿Se puede saber que pasó hoy?

- ¿De qué hablas? – preguntó ella, no entendiendo a qué se refería. El hombre le aclaró, algo molesto – Hablo de ti y Vegeta... Con todo ese ruido en la casa era imposible no notarlos…

Bulma entendió a donde quería llegar él, pero lo ignoró, para responder de lo más normal - ¡Oh! No fue nada… Bueno, solo hice enojar a Vegeta, como siempre… Solo eso… - dijo, levantando su taza y bebiendo. Esa declaración solo logró que Yamcha desconfiara aun más. Decidió ir por más información, aunque podía imaginar lo que ella diría y una parte de él no quería saberlo - Bulma, dime la verdad. Y no trates de protegerme, después de todo, ambos somos adultos.

La muchacha sintió un peso en su estómago. Yamcha estaba siendo directo, y por lo mismo, se merecía la verdad. Pero ella no podía decirle que tenía un acuerdo con el saiyajin para poder sacarlo de su casa, lo que la obligó a volver a negar lo ocurrido -Yamcha… solo fue eso…

- ¡No me mientas! – se descontroló un poco el hombre – Sé que estuvieron a solas en los laboratorios hoy. ¿Acaso vas a negar que estuvieron haciendo "algo"?

Ella sintió rabia. Él ya no era su novio para estar celándola de esa manera, ni mucho menos tenía la moral para hacerlo. Además, no habían hecho nada malo, excepto besarse… y una mano traviesa que escapó por ahí, pero por lo mismo le reclamó - ¡No tengo por qué darte explicaciones! ¿O qué? ¿Quieres los detalles acaso? – terminó diciéndole, exaltada.

-¡Sí, me gustaría mucho saber que hicieron! – exclamó él, abriendo sus ojos muy grandes, apostando todo o nada.

Bulma apretó sus labios con impotencia al oírlo, pero no lo pensó dos veces antes de gritarle - ¡Te lo diré, maldición! Me besé con Vegeta, sí ¿Y qué? Luego quise saltarle encima y me contuve como siempre hago ¿estás feliz? – lo miró enojada, sintiendo sus manos temblar, pero enseguida se arrepintió. Bajó la voz y dijo, aunque más para sí misma - De no ser por eso, nosotros… - terminó bajando su mirada a la taza y sonrojándose un poco, avergonzada de haberle dicho eso a su ex novio.

La mandíbula de Yamcha había descendido un poco con lo directa que había sido ella, pero se negó a creerlo. Lo estaba escuchando de su boca, de esa boca que tantas veces besó, pero aun así le parecía inverosímil - ¡No es verdad!… No puede serlo… Acaso ¿Es una broma, Bulma? … - tomó la mano de la muchacha y le dijo, suavemente – Por favor, Bulma...déjame demostrarte lo mucho que te amo. Te prometo que jamás volveré a engañarte... Solo eso te pido… una oportunidad de hacerte feliz - ella levantó su vista hacia el hombre que tenía al lado - Yamcha, ya no tiene senti… - no pudo terminar la oración, ya que su ex la sujetó del rostro con ambas manos y la besó en los labios, demostrándole cuanto la amaba.

Bulma cerró un momento sus ojos al sentir aquel sentimiento que le era transmitido en ese beso, sin embargo, a pesar de la dulzura de este, no pudo corresponderlo – lo lamento, Yamcha… -le dijo, apartándose, pero Yamcha no la oyó debido a que justo en ese momento había sentido el ki de Vegeta muy cerca. Observó, disimuladamente, buscándolo con la mirada, pero no pudo encontrarlo - No puedo creerlo… - comentó como para sí mismo, mientras soltaba a la muchacha, pero de solo pensar en que el saiyajin podía echar abajo sus planes de reconquista lo hizo enojarse y desquitarse involuntariamente con Bulma. La miró a los ojos y le dijo, molesto – Esto… Esto no puede ser cierto… ¡Bulma, reacciona! ¡No es más que un enano sicótico y desgraciado!… ¿Acaso él te llena de detalles como yo lo hago? O siquiera ¿te besa con la ternura que lo hago yo?... O ¿es porqué es saiyajin?… Si hubiera sido el grandote o el disque hermano de Gokú el que se quedara ¿también te hubieras encaprichado con alguno de ellos? - terminó con despecho, esperando que Vegeta lo oyera, si es que estaba por ahí oculto, sin importarle si se ganaba una paliza, pero no fue el saiyajin quién lo golpeó, sino que fue Bulma quién le plantó una sonora bofetada, para enseguida gritarle, poniéndose de pie – ¡¿Cómo te atreves a decirme esas cosas, Yamcha?! ¿En serio crees que es porque es más fuerte que tú? ¡Si que eres un tarado! Además ¡Tú no tienes la autoridad moral para tratarme así!… ¡Lo nuestro se acabó! ¡¿Que tan difícil es entenderlo?! – él insistió, poniéndose de pie también - Bulma… No me voy a rendir... Te amo demasiado, tanto que me duele ¿puedes comprender lo que es eso?

Esa declaración la paralizó, consiguiendo que las lágrimas comenzaran a asomarse en sus ojos. Podía sentir el dolor y la amargura en las palabras de él, pero no podía dar marcha atrás - Deja de decir esas cosas… - le suplicó.

- ¡No! - dijo desesperado, viendo que quizás esta era la última oportunidad que tenía - No me cansaré de decir que te amo y que no quiero perderte. Siempre hemos tenido nuestras peleas… Solo es cuestión de tiempo…– intentó abrazarla, pero ella se apartó, exclamando alterada, dejando que las lágrimas cayeran - ¡No, Yamcha! ¡No es cuestión de tiempo!… Y deja de insistir en algo que ya no es… ¡Ya no puedo ser más que tu amiga! … - apenas pudo terminar la frase, ya que su cuerpo completo temblaba de la rabia. Se puso de pie y comenzó a retirarse del lugar a paso veloz. No quería verlo a los ojos, no quería seguir escuchándolo, no quería seguir dándole vueltas a algo que ya no podía ser.

Yamcha, no tan sorprendido por la actitud de ella, decidió seguirla. No podía dejarla ir, de hacerlo, tal vez sería para siempre, o eso sintió. Ella tendría que oírlo, tenía que hacerla recapacitar y que se diera cuenta del error que estaba cometiendo, a como diera lugar.

Bulma avanzaba cabizbaja por las calles, sus mejillas rojas y las lágrimas brotando a montones. Para ella, esta conversación marcaba definitivamente el punto final en su relación con el hombre de la cicatriz. Cruzó la avenida, buscando un atajo para llegar a su casa y casi la atropellan. Pero después del susto siguió corriendo, intentando alejarse de la sensación de pesar que sentía en su pecho. Ni siquiera cuando rompieron se había sentido tan mal y solo podía culpar a la insistencia de Yamcha por ello. Ella no había querido que terminaran así. Ella solo quería que siguieran siendo amigos, pero él guerrero le había tendido una trampa para volver a insistirle con que volvieran "Debí haberlo imaginado… ¡Que tonta fui al confiar en él!… Yamcha nunca cambiará..."

Iba a doblar la esquina en una calle menos iluminada, cuando sintió un tirón en su brazo. Yamcha le había dado alcance, atrayéndola enseguida hacia él, para después, con un rápido movimiento, abrazarla, intentando tranquilizarla - Bulma… no estés así... Vamos, volvamos a la casa…mi amor…

Ella abrió sus ojos y gritó, apartándolo - ¡No! … Entiéndelo de una maldita vez ¡NO SOY TU AMOR! ¿Te es tan difícil de entenderlo, Yamcha? ¡ESTO SE ACABÓ!

El ex bandido quedó de piedra y decidió no insistir, pensando en que después, cuando ya estuviese más calmada, podría volver a intentar convencerla. Así que volteó para retirarse, no sin antes ofrecerle, con amabilidad -… ¿Qui-quieres que te lleve?

-Solo vete… - le respondió ella, negando con su cabeza y cerrando con fuerza sus ojos. Yamcha le dio una última mirada y se marchó de regreso a la cafetería, dejándola en paz, caminando de vuelta a su automóvil. Las palabras de la muchacha lo habían dejado choqueado, y su intento por convencerla, nuevamente, había sido en vano. Aun no podía encontrar el momento exacto en que su relación con su musa acabó. Culpó al saiyajin, detestándolo con cada fibra de su ser. A pesar de lo ocurrido, aun no se resignaba a dar por terminada su batalla. Su rival era poderoso, pero no invencible. Pensó que el tiempo le daría la razón y que lo mejor sería dar un paso al costado, pero no quería darlo tan pronto. Tenía la férrea convicción de que ella estaba encaprichada con el saiyajin y que éste solo la estaba usando. Se negaba a abandonar a su amor a su suerte y estaba dispuesto a insistir las veces que fuera necesario, hasta que ella comprendiera que no había futuro en una relación con un sujeto como Vegeta.

Continuará...