Cuenta Regresiva: 26.280 horas.
Quiero la leche… y la vaca.
Bulma dejó el rastreador sobre su cama luego de ver alejarse la energía de Yamcha en la pantalla y se recostó de espaldas dando un suspiro cansado. Se sentía un poco culpable por la partida de sus amigos pero pensó en que, si Yamcha hubiese intentado entenderla y apoyarla en vez de presionarla para volver con él, todo hubiese sido diferente y no tendrían que separarse justo ahora que necesitaba un amigo y más que nada, un confidente. Obviamente los extrañaría a él y a Puar, pero ya sus caminos se habían separado y no podía dar pie atrás, no ahora que sentía que ella y Vegeta se habían vuelto más cercanos a pesar de sus "leves" desavenencias. Prefirió no darle más vueltas a aquello, decidida a hacer que las cosas con Vegeta resultaran bien de ahora en adelante y sin la ayuda de nadie.
Esa misma tarde estaba trabajando en su oficina, ingresando filas y filas de datos en una planilla, hasta que decidió descansar su espalda un momento. Se estiró, dejando lo que estaba haciendo y se reclinó en su silla –¡Vaya! Avance más de lo que esperaba… Me gustaría poder avanzar así de rápido con cierto orgulloso príncipe… Ay, Vegeta… Lo más seguro es que continúe molesto por la discusión de ayer… ¿Será que siempre será así? Tenemos un acercamiento y de la nada se molesta y me rehúye… Sé que, aunque lo niegue, siente algo por mí... ¡Pero es demasiado orgulloso para reconocerlo!– se cruzó de brazos en su sitio, pero enseguida sintió la necesidad de ver al saiyajin - Debo hablar con él y arreglar las cosas. Después de todo, lo pasamos muy bien juntos cuando se le olvida comportarse como un bruto… - se mordió el pulgar con ansiedad - Pero aún así necesitaré una excusa para no parecer interesada… - se llevó la mano a su mentón y después de un momento exclamó -¡Es cierto! Podría decirle que ya tengo los materiales para su armadura… Ese es un tema de conversación que sin dudas llamará su atención.
Se puso de pie y apagó el ordenador para salir pero un ruido en el pasillo llamó su atención. Se acercó a la puerta con curiosidad y pudo distinguir claramente la voz de su padre que hablaba con alguien. Iba a abrir la puerta para curiosear, pero se detuvo y apoyó su oreja sobre la superficie al oír una voz masculina "¿Vegeta? ¿Está hablando con Vegeta?"
Puso aún más atención a las voces, sintiendo su estómago apretarse.
-No me interesa. Quiero que arregles la gravedad de la nave... Después de unas horas se apaga.
-Mmm, está bien. Debe ser un problema de sobre calentamiento… Pero si lo necesitas tan urgente tendré que pedírselo a Bulma... Cómo te comenté, en este momento no puedo ayudarte, muchacho, porque estamos con mucho trabajo en los laboratorios...
-Haz lo que tengas que hacer, pero necesito lo antes posible que esté hecho.
- ¿Y por qué no se lo pides tú, Vegeta? Ella siempre te hace caso... Y justamente está en su oficina en este momento...
Silencio. Luego un par de golpes a su puerta, que la hicieron dar un brincó para enseguida regresar de una carrera a su escritorio, procediendo a arreglar un poco su cabello. Enseguida respiró hondo y respondió -Adelante.
Vio con desilusión que era su padre el que ingresaba - Hija… necesito pedirte algo…
- ¿? ¿De qué se trata, papá? – preguntó, haciendo como que revisaba unos papeles. El anciano se sacó sus gafas y le comentó -Bueno, se trata de Vegeta… quiere que por favor revises la gravedad de la nave porque ha estado fallando…
Ella lo miró extrañada - ¿Lo dijo así mismo? Y ¿Por qué no utilizó el comunicador?
-Bueno, no exactamente– reconoció su padre, mientras limpiaba sus lentes con su bata – es lo que quiso decir… Y no lo sé. Supongo que aprovecho de venir acá después de salir a comer – la muchacha lo miró con suspicacia -Papá, deja de encubrirlo…
El anciano suspiró, viéndose descubierto -Bulma… sabes cómo es él… Es un muchacho impulsivo.
Ella suspiró y se puso de pie -De acuerdo. Voy a hablar con él, pero tendrá que decirme directamente lo que quiere. No puede estar usándote de mensajero.
El anciano asintió agradecido – Sé que tú podrás manejarlo, hija… Te veo a la hora de cena.
-Claro, Papá.
Bulma se despidió de su padre y subió a la casa, pero se le fue el tiempo buscando al saiyajin sin dar con su paradero, a pesar de usar el rastreador. Así que, media molesta y media decepcionada, acudió a cenar, pensando en que se encontraría con Vegeta en el comedor, pero éste no asistió. Así que, cenó con sus padres y apenas pudo se escapó, con la excusa de que tenía unos pendientes que revisar pero la verdad es que encontrar a Vegeta se le había vuelto un desafío a estas alturas.
Avanzó por el pasillo y salió al jardín de su madre, dirigiéndose de inmediato al lugar donde solía encontrar al saiyajin antiguamente. Sin embargo, tampoco había rastro de él allí, por lo que encendió un cigarrillo y esperó, pensando en el extraño comportamiento de Vegeta. Si estaba tan interesado en que repararan la nave no tenía sentido alguno que se hubiese marchado, a menos que esperara que estuviese reparado el problema para volver. Sin embargo Bulma no tenía en mente reparar la nave, no hasta que se lo solicitara personalmente.
Observó el jardín, apoyándose en uno de los pilares de la pagoda, mientras terminaba de fumar. No quería parecer ansiosa por verlo, pero de solo pensar en enfrentarlo se le apretaba el estómago y sentía mariposas en su pecho "Tengo que calmarme, aunque ahora mismo me vendría de maravillas una ronda de esos besos suyos y quizás algo más… Pero supongo que estará con un humor de perros por no poder entrenar… Bueno, ya cuando lo encuentre veré cómo hacer las paces con ese tarado… Realmente lo extraño…"
Apagó su cigarrillo y se dirigió al jardín delantero donde notó que la nave aún estaba apagada, por lo que decidió quedarse a esperarlo en la cocina.
- Estoy segura de que vendrá a comer y de que utilizará la nave cuando nadie lo vea, aunque no esté reparada… Dudo mucho que se haya ido a entrenar fuera, no ahora que no está Yamcha…- comentó, mientras se servía un café para no quedarse dormida, dispuesta a no dejar pasar ese día sin hablar con él.
Pero comenzaron a pasar los minutos, que se terminaron convirtiendo en horas y en varias tazas de café, las que ya no parecían surtir efecto porque comenzó a cabecear, hasta que se quedó dormida, con su cabeza apoyada sobre uno de sus brazos y su mano aun sosteniendo una taza de café a medio beber.
Una hora después, la voz del saiyajin la hizo saltar en su lugar.
- ¡¿Qué demonios haces durmiendo aquí?!
- ¡¿Qué pasa?!– gritó Bulma, mirando hacia todas partes, confundida. Pero al ver que se trataba de Vegeta, se limpió la boca con la manga y enfocó su atención en él. Estaba de pie junto a ella, de brazos cruzados y el ceño fruncido.
-Responde, mujer – le dijo, con cara de pocos amigos.
-¡Vegeta, que susto que me has dado!… Creo que me quedé dormida mientras te esperaba - respondió, restregándose uno de sus ojos.
-Hmn… - hizo, levantando una ceja, para enseguida sonreírse de lado y comentarle – Más bien parecía que desperdiciabas saliva, para variar…
Bulma se sonrojó de solo pensar en que el saiyajin la había descubierto babeando sobre la mesa. Vegeta, por el contrario, la miraba serio, aguantando por dentro las ganas de reírse. Pero prefirió no seguir burlándose de ella y encararla de una vez – Dices que me estabas esperando… Bien, aquí me tienes – le dijo, llevándose las manos a las caderas.
Ella intentó ponerse de pie para comenzar a regañarlo por enviar a su padre a darle recados estando a solo unos metros de ella, pero se enredó en la silla perdiendo el equilibrio, yendo a dar inevitablemente a los brazos del saiyajin, él que la miró fingiendo fastidio mientras la sostenía por los antebrazos -Lo suponía. Así que ¿Ya me extrañabas, terrícola?
Bulma abrió sus ojos muy grandes al verse descubierta. Por lo mismo, reaccionó mal y se apartó de él con brusquedad, diciéndole con molestia - Ya quisieras que así fuera… Deberías aprender a reconocer un accidente… Pero la verdad es que te estaba buscando para…
Vegeta la ignoró interrumpiéndola – ¿Tienes hambre, terrícola? – le preguntó de lo más tranquilo, alejándose de ella para abrir uno de los robots de servicio, liberando una ola del delicioso aroma a comida que lo hizo aspirar profundo. Sacó los platos armados y los colocó en orden en un lado de la mesa, junto con los cubiertos. Levantó su vista y vio a Bulma impávida, con su boca entreabierta - ¿Me acompañarás o te me quedarás viendo? – insistió.
Ella asintió confundida, mientras Vegeta sacaba dos copas de uno de los muebles, para luego preguntarle - ¿Algo de beber? – los ojos de Bulma se abrieron con sorpresa, pero sospechó de inmediato de tal ofrecimiento - ¿Qué planeas hacer? Te conozco lo suficiente para saber que solo actúas así cuando quieres algo ¿o me equivoco, Vegeta? - él se sonrió y se aproximó a la mesa, dejando las copas encima -No seas desconfiada, mujer… Creo que deberíamos celebrar de una vez que el insecto se fue ¿no te parece que hacemos buen equipo? – la muchacha frunció, sentándose nuevamente - No soy estúpida, Vegeta. Si hubieras querido celebrar lo habrías hecho ayer, con él todavía en la casa ¿O me equivoco?
-Podría haberlo hecho... pero ¿No crees que hubiese sido demasiado sádico, incluso viniendo de mí?
-Bueno, eso es cierto, porque a pesar de que Yamcha era...
Él la interrumpió nuevamente, no queriendo oír nada de su ex y continuó, con cordialidad – Como sea. Lo importante es que ya no hay estorbos. Solo somos tú y yo… - terminó con una sonrisa ladina.
Bulma se molestó un momento por la interrupción, pero enseguida se puso nerviosa al oír esa frase tan reveladora de labios de él. Lo miró seria, pensando que lo mejor era mantenerse a la defensiva hasta averiguar qué hacía actuar así a Vegeta - ¿A qué te refieres? – le preguntó, pero el saiyajin no respondió de inmediato. Con extrema tranquilidad sirvió ambas copas, dejando una cerca de Bulma y mientras tomaba asiento le respondió - Solo digo que ahora nadie puede molestarnos… Yo no tengo que soportar su indeseable presencia y bueno, lo que sea que te molestaba de él… - terminó llevándose un bocado enorme de carne a su boca.
-Él no me molestaba… ¡Eras tú el que se quería deshacer de Yamcha! – exclamó ella, corrigiéndolo.
-No digas tonterías, mujer… Sabes a la perfección que querías quedarte a solas conmigo… o ¿Vas a negarlo?
Ella apretó sus puños. Ese engreído saiyajin la estaba sacando de sus casillas, pero no la iba a amedrentar, por lo que le dijo, sin titubear - De acuerdo. Lo reconozco… Pero tú no puedes negar que eras el principal interesado en que se marchara… Por suerte Yamcha ya no está y puedo decir, más tranquila, que al fin ese problema del que tanto te quejabas se acabó, por lo que no tendré que participar de tus malévolas conspiraciones - lo increpó, al tiempo que alzaba una de sus cejas, retándolo. El príncipe volvió a comer un bocado e hizo un alto para comentarle, mientras cerraba sus ojos y se sonreía ladinamente– Es verdad… Era molesto y ahora estoy entrenando tranquilo... Y en cuanto a mis conspiraciones… - la miró a los ojos y le preguntó - ¿te refieres a nuestro acuerdo? Porque si mal no recuerdo, la salida de ese insecto lo da por finalizado...
Bulma se quedó sin palabras. No había reparado para nada en que, con la partida de Yamcha, se daba por finalizado el trato que había hecho con Vegeta, lo que significaba que ya no tenía opción alguna de conquistar bajo esas circunstancias al saiyajin. Lo miró a los ojos y le respondió lo más calmada que pudo – Es verdad… Si ya no está Yamcha no tiene sentido que sigamos fingiendo ser algo más que amigos…
El saiyajin se sonrió al notarla incómoda. Era momento de jugar sus cartas, por lo que le dijo - No necesariamente – la corrigió, haciendo luego un alto para beber un poco de vino y enseguida decirle – Para tu información, he meditado sobre el asunto y creo que no tengo problemas en relacionarme contigo a un nivel, digamos "más íntimo" – se sonrió con malicia, mostrando sus caninos - siempre y cuando me expliques un par de cosas…
Bulma abrió sus ojos como platos al comprender hacia donde iba el asunto - ¡Ni lo pienses, Vegeta!… No voy a tener ese tipo de relación contigo – exclamó ella, sonrojándose. Vegeta la miró extrañado - ¿Por qué no? Ahora no está la sabandija para copular con él… Sabes que podría remplazarlo… con creces.
Bulma no podía creer lo que estaba escuchando. Ella obviamente quería hablar sobre ellos y su relación, pero tal parecía como si Vegeta se hubiese transformado de súbito en un libidinoso, cosa que la hizo exclamar de inmediato, intentando enseguida cambiar el tema - ¡¿Qué!? ¡No! No voy a hacer eso… Yo solo vine a hablar contigo porque quería que me dijeras a la cara que querías que arreglara la gravedad de la nave en vez de estar usando a mi padre de recadero.
- ¿Eso? – preguntó algo desilusionado, respondiéndole enseguida con fingida calma -… Es cierto... Ha estado apagándose a intervalos. Pero di por sentado que lo haría tu padre…
Ella frunció - ¿Por qué no me lo dijiste personalmente, Vegeta? Pudiste usar el intercomunicador o decírmelo cuando bajaste a las oficinas…
Él se quedó en silencio. No podía decirle que era porque quería hacerla extrañarlo y porque necesitaba afinar los detalles de su ataque. Así que optó por responder evasivamente – No se me antojaba oírte despotricando por mi, según tú, falta de cuidado al entrenar o por descomponer la nave – a continuación la miró fijamente para decirle– Pero no nos desviemos del tema… dime, mujer ¿Qué tan fértil eres?
-¡No voy a discutir sobre eso contigo, Vegeta! – exclamó, con su rostro totalmente rojo. Pero el saiyajin no se detuvo, sino que sonrió y le insistió – De acuerdo, humana. Entonces explícame si tienen algún método de anticoncepción lo bastante eficiente como para que evite que te preñe- terminó mirándola lascivamente.
Bulma lo increpó de inmediato - Eres un cínico, Vegeta. ¡Ni hace dos días me decías que yo era una vulgar y ahora ¡¿estamos teniendo esta conversación?!… ¡No puedo creer que siquiera estemos discutiendo este asusto!… Dime ¿Cuál es tu interés? ¿Acaso te golpeaste la cabeza entrenando?
Él la miro a los ojos. No comprendía la negativa de ella a tratar ese tema, pero aun así insistió - Hmn… Viendo el rumbo que han tomado los acontecimientos, humana, creo que lo adecuado es tomar ciertas precauciones… ¿no crees?
La muchacha estaba por ponerse histérica, por lo que intentó calmarse un poco para intentar manejar la situación y explicarle a ese extra terrestre como eran las cosas en la Tierra, ya que era obvio que él parecía malentender la información sobre los humanos. Sin contar que tal vez podría darle un empujoncito hacia la dirección correcta y conseguir ser su novia esta misma noche. Así que bebió un poco de su copa para darse un aire de confianza y le respondió - Vegeta… Sé que en tu planeta las cosas eran diferentes, pero esos temas solo se tratan entre parejas aquí… Por lo que no te lo tomes a mal, pero no voy a tener ese tipo de relaciones contigo. Además, nosotros solo somos amigos... Nada más.
Él la miro extrañado "¿me está rechazando? No puede ser… Pero si ha demostrado que me desea… ¿será que…?" Comenzó a sentirse ansioso y a perder la poca paciencia que le tenía a la muchacha - ¿Por qué no? ¿Acaso no lo hacías con el insecto? ¿Cuál es la maldita diferencia? – preguntó, algo exaltado. Bulma suspiró cansada. No deseaba confesarle ese tipo de intimidades, pero no tenía otra alternativa si quería sacárselo de encima por el momento - Vegeta… yo… Mira. La verdad es que nunca tuve sexo con Yamcha... Bueno, no en el sentido estricto de la palabra, o sea sí, pero... Uy ¡Era solo juego previo! ¡Conforme! – terminó gritando, roja hasta las orejas.
El príncipe se la quedó viendo, tratando de descifrar si es que estaba bromeando - ¿Me estás diciendo que nunca fornicaste con él? No digas estupideces y explícate de una maldita vez.
Bulma lo miró directamente a los ojos y le dijo – No, Vegeta. Nunca lo hicimos… solo se podría decir que jugueteábamos... Por lo mismo te digo que no estoy interesada en tener relaciones sexuales contigo ni con nadie por lo pronto… No insistas, por favor…
Vegeta ahora golpeó la mesa y exclamó -¡No mientas! Tú misma dijiste que lo único que nos lo impedía aquel día era que el lugar no era el adecuado… ¿Por qué mierda lo dijiste entonces?
Bulma no se aguantó más y le gritó -¡Solo quería fastidiarte! ¿De acuerdo? Parecías demasiado interesado en poseerme ese día y eso me asustó… Además, tú fuiste quien dijo que…
Vegeta dejó de oírla y comenzó a sacar sus propias conclusiones "¿Eso quiere decir que está intacta?… Creo que en esos estúpidos programas de televisión mencionaban que las hembras terrestres les gustaba esperar hasta la noche después de ese ritual que llaman boda para que las desvirgaran… ¡Ahora lo comprendo! Por eso se apartaba del insecto antes de que él siquiera insinuara tomarla… No me esperaba esto… es un desafío innecesario… Sin embargo…" Se quedó pensativo un momento más y luego comentó - Ya veo… ¿Entonces la cuestión es que solo me dejarás follarte si me casó contigo, Bulma?
La peli turquesa quedó de una pieza, puesto que no se esperaba para nada aquello – Bueno, yo…
-¿Es eso? ¡Responde, maldita sea!
-N-no lo había pensado así… - respondió confundida. No se había siquiera puesto en la situación de ser la esposa del príncipe, por lo que estaba realmente descolocada.
-Ustedes y sus estupideces… - comentó él, con desprecio. Pero una idea vino a su mente. Aun podía ganar sin tener que ceder a realizar alguna estupidez. Así que se sonrió y le dijo de manera engreída - Eres una ilusa si crees que el gran príncipe de los saiyajin se prestará para algo así, terrícola… - hizo una pausa dramática poniéndose de pie y alejándose de la mesa para decir a continuación, de espaldas a ella – Hmn… A menos que…
Bulma sintió su corazón saltarse un par de latidos. Aun no comprendía cómo habían llegado a ese punto ni como Vegeta parecía sinceramente evaluar unirse a ella en matrimonio, por lo que simplemente atinó a animarlo a continuar – ¿A menos que…?
Vegeta se sonrió– A menos que me demuestres tu completa lealtad y fidelidad. Si lo haces, creo que podríamos llegar a un muy buen acuerdo – terminó la frase mirándola con deseo mal disimulado.
Ella sintió un estremecimiento y se atrevió a preguntar -¿Un acuerdo? ¿De qué estás hablando?
-Me refiero a que si eres capaz de cumplir con ciertos requisitos podría considerar la nefasta idea de aceptarte como mi compañera, que es el equivalente de ustedes a ser esposos.
Bulma reaccionó al fin. Era la oportunidad que estaba esperando pero todo parecía ir demasiado rápido, generándole una especie de vértigo. Sí, quería ser la novia del saiyajin pero ¿Estaba lista para ser su esposa? No, era muy pronto, necesitaba conocerlo mejor y amoldarlo a ella y a la Tierra antes de embarcarse en tamaña empresa. Lo que debía hacer ahora su ágil mente era ganar tiempo y encontrar un punto medio donde pudiera ella manejar al saiyajin. Así que le dijo, poniéndose de pie – No sé a dónde quieres llegar con eso, Vegeta. Pero ¿No te parece suficiente todo lo que he hecho por ti? Más bien debería ser yo quien debería estar exigiendo requisitos para aceptarte siquiera como novio.
-¿En serio crees eso? – le preguntó con una sonrisa, volteándose a verla completamente - Pues bien, si tú me dices tus requisitos te diré los míos, pero ni creas que me rebajaré a realizar algún ritual terrestre.
Ella lo pensó un momento y le dijo con confianza – Bien. Lo consideraré… ya que pareces tan desesperado...
-¡No digas idioteces! Solo te estoy ofreciendo un arreglo que nos beneficia a ambos.
Bulma se cruzó de brazos y lo encaró, alzando una de sus cejas – ¿Crees que no me doy cuenta de lo que intentas, Vegeta? Jamás imagine que fueras esa clase de sujeto… - terminó haciéndole un desprecio.
Él se la quedó viendo con suspicacia - ¿De qué demonios hablas, mujer?
Ella respondió, volviendo a verlo y apuntándolo ahora con un dedo acusador – Lo que tú quieres es que me entregue a ti prometiéndome ser tu compañera para luego marcharte después de que derrotes a Gokú. Pues te informo que eso no funcionará conmigo, señor. Si llego a entregarme en cuerpo y alma será a alguien que realmente me ame, alguien que me demuestre su verdadero valor y se quede a mi lado para siempre.
Vegeta se la quedó viendo un segundo, frunciendo aún más su ceño, y simplemente le soltó – De ser así morirás sola, terrícola. Ya que, por si no lo recuerdas, el único idiota en todo el maldito Universo que podría soportarte por tanto tiempo se marchó esta mañana.
Bulma se mordió el labio inferior con rabia viendo como el saiyajin sonreía complacido.
- Pues no seré la única que muera sola, señor príncipe de los saiyajin. Y también te recuerdo que no fui la única que ayudó a que eso pasara – le contestó ella con amargura fingida, agregando mientras caminaba hacia la salida - Si me disculpas, me retiro, ya que no le veo sentido alguno a seguir hablando de esto con un cabeza dura y sin sentimientos como tú… - terminó saliendo definitivamente para enseguida correr a su habitación, segura de que esa declaración pondría furioso a su huésped.
Él se quedó quieto en su sitio, masticando la información proporcionada por ella junto con su rabia por no cumplir su objetivo. Pero apenas sintió a la mujer lejos, Vegeta exclamó - ¡Maldita sea! – lanzando al mismo tiempo una patada a la mesa, dejando un desastre en la cocina, el que ignoró mientras tomaba una postura meditativa, con sus brazos colgando a los lados, sintiendo unas ganar enormes de moler a la científica a golpes.
Ella, al parecer, no estaba tan dispuesta como él creyó y eso lo descompuso. Salió de la cocina hecho una furia, mientras reflexionaba su situación "Después de todas esas insinuaciones cree que puede dejarme como lo hacía con la sabandija. Esta muy equivocada. Yo no necesito "juego previo" con ella… Eso no es suficiente… (Respiró hondo mientras subía las escaleras) Maldición… No me hará lo mismo que al insecto ese… (Se quedó de pie en el inicio del pasillo) Necesito finiquitar esto cuánto antes… Las hembras terrícolas están dementes ¿Cómo van a esperar a esa estupidez para fornicar?… Hmn, debo admitir que nuestras hembras también eran problemáticas según lo que decía Nappa… Hmn… Recuerdo la primera vez que tuve sexo… Fue con esa hembra palktriana… ¿Qué era intacta? ¡Mis pelotas!… Nappa me dijo que la habían reservado para mí… Pero fue una verdadera estafa… ¡Ni siquiera olía bien! No sé en qué estaba pensando para ir a meterme allí… Solo recuerdo que estaba ebrio y molesto… y no fue más que un mero trámite… Se merece estar muerta, por embustera… ¿creyó que no me daría cuenta?... Sin embargo, la paliza que le di al desgraciado de Nappa por tratar de engañarme lo envió directo a los tanques… Aunque fue mejor cuando lo elimine aquí en la tierra… Calvo estúpido".
Flash Back
La taberna estaba repleta de soldados, como cada vez que se terminaba un ciclo de conquista. Se oía una extraña música de fondo, como de cornos y tambores. Algunas hembras locales se paseaban entre las mesas, ofreciendo de beber y algunos "servicios extra". Eran humanoides con piel de color amarillo, con manchas rojas en sus rostros y brazos. De pequeños ojos castaños rasgados y cabello verde. Casi ausentes de busto, dándoles un aire andrógeno. Lo que más destacaba de ellas eran unos cuernos negros, similares a los de los carneros.
Cuando los saiyajin entraron, todos se voltearon a verlos. Vegeta, con dieciséis años a su haber, arrugó su nariz por el molesto olor de ese lugar y sin mirar a sus compañeros les dijo -Nappa, pide de beber y comer… y por supuesto, consigue una mesa al fondo.
-Como ordenes, Vegeta – respondió el grandote, haciendo una leve reverencia antes de y retirarse.
Raditz y él salieron a esperar a que el otro hombre les indicara que estaba todo listo.
- ¿Sigues molesto? - le preguntó el pelilargo, buscando conversación - Hoy fue día de paga. No conseguimos el bono extra, pero después de todo no hay motivo para estar enojado…
- ¡No me lo recuerdes, imbécil! – dijo cruzándose de brazos y cerrando sus ojos.
-Vegeta… - dudó el otro en continuar – deberías relajarte un rato…
El príncipe respiró hondo y pensó "Nunca se calla este idiota, de todos los saiyajin tenía que sobrevivir este descerebrado". Le respondió con sarcasmo -Tienes razón, Raditz… Dime ¿Qué crees que estamos haciendo en este asqueroso lugar?
El otro lo miró confundido, pero se animó a responder -Me refería a otras actividades…
- ¿De qué mierda hablas?
Un brillo apareció en los ojos del otro guerrero -No te hagas el inocente, Vegeta… Me refiero a hembras, a fornicarlas. Ya estás en edad de hacerlo y no te veo muy interesado en ello que digamos.
El saiyajin más bajo lo miró molesto - ¿Acaso estás ciego?
El otro solo se encogió de hombros y le soltó -Solo necesitas que tengan lo indispensable, ya sabes…. – se indicó sus partes - ahí abajo… Vamos, no te arrepentirás. Ya no hay reino, ni hembras saiyajin. No puedes reprimirte por siempre.
Vegeta lo miró de arriba abajo como si no lo conociera. Luego cerró sus ojos y le dijo -No me rebajaré a meterme donde han estado quién sabe cuántos cerdos. Además, esas hembras no me son para nada atractivas sexualmente…
Raditz se sonrió e insistió -No hace falta eso… después de unas rondas de licor, notarás lo atractivas que son.
Vegeta iba a responder, cuando apareció una señal en sus rastreadores. Era Nappa, indicándoles que ya estaba todo listo:
-Vegeta, Raditz… despejado.
El príncipe solo le dio una mirada de fastidio al otro saiyajin y dando media vuelta entró a la taberna.
El pelilargo activo su rastreador, quedándose un poco rezagado.
Cuando llegaron a una mesa apartada en el fondo, Nappa y Raditz intercambiaron una mirada cómplice, que pasó desapercibida por Vegeta.
Estuvieron bebiendo un par de horas. El saiyajin más pequeño seguía de un humor de perros. Esa plática con Freezer no había salido nada bien. Y para rematar, Nappa casi consigue que los asesinen o peor, que el gusano se desquitara con él por la falta de respeto de su subordinado. Simplemente quería olvidarse de todo.
Mientras departían de vez en cuando se acercaba alguna hembra y los subordinados del príncipe aprovechaban de tocar la mercancía, a lo que Vegeta solo atinaba a mirarlos con desgano. Sin embargo, luego de un par de rondas más, comenzó a considerar la idea de fornicarse a alguna de esas cosas. Después de todo, los otros dos parecían relajarse con aquella actividad. Y él estaba bastante estresado.
Raditz se levantó de un momento a otro, según él para ir a orinar. Sin embargo, dobló antes de llegar a su destino y se dirigió hacia donde estaba un grupo de mujeres.
Nappa lo observaba por encima del hombro de Vegeta y se sonrió involuntariamente.
- ¿De qué demonios te estás riendo? – preguntó el príncipe, bastante ebrio, mientras sostenía su vaso. Un leve rubor adornaba su rostro.
El calvo se le acercó un poco y le dijo en voz baja, sonriendo -Príncipe… ¿Qué tal si le consigo una de esas hembras?
-Bah,… No necesito una estúpida hembra…
- ¿Y si fuera una intacta? – lo tentó el calvo.
Vegeta se lo quedó mirando. Le costaba abrir sus ojos. Se sonrió y le dijo -Si consigues una, será un trato… pero no intentes engañarme… dudo mucho que exista alguna en este lugar…
Nappa amplió su sonrisa de manera enigmática.
Dieron por terminada la noche y se suponía que iban a volver a la nave nodriza que estaba a unos kilómetros del poblado, cuando los dos hombres sujetaron a Vegeta y lo hicieron caminar en otra dirección, arrastrándolo hasta a un callejón, donde ingresaron y cuando llegaron al fondo, golpearon a una puerta.
- ¿Qué demonios hacemos aquí? – los interrogó.
-Vegeta, adivina – le respondió el grandote - Te conseguí una hermosa hembra novata, para que puedas divertirte… No sabes de lo que te has estado perdiendo, ja, ja, ja...
La puerta se abrió y salió una mujer robusta, de la especie local. El príncipe levantó una de sus cejas y les cuestionó con sarcasmo y ebriedad -Par de imbéciles ¿les parece que eso es una hembra hermosa?
Raditz se carcajeó antes de sacarlo de su error -Vegeta… ella es la tendera… vamos entremos. Que hay para todos.
Avanzaron por un estrecho pasillo y, entre ambos subalternos, lo empujaron literalmente a una habitación, aprovechando lo ebrio que estaba. Al entrar arrugó su nariz inmediatamente, al ser golpeado por lo que pensó era olor a humedad. Dentro del cuarto, que estaba solo iluminado por una especie de linterna en una de sus esquinas, había una extraña cama, que no parecía muy cómoda y sobre ésta una mujer sentada, como las de la taberna, solo que vestida un poco más recatada, con una especie de túnica verde, que le llegaba a la rodilla.
Escuchó la puerta azotarse y al par reírse mientras se alejaban. Intentó despabilar un poco, para luego avanzar un par de pasos hasta llegar a la cama, donde se dejó caer de espaldas. La mujer lo imitó, recostándose de espaldas a él.
Él se giró y aguantando un poco la respiración le preguntó - ¿es verdad lo que dicen? ¿Qué es tu primera vez?
Ella solo asintió con la cabeza, con algo de temor.
Vegeta tratando de no caer dormido, pasó uno de sus brazos por encima de la mujer. Se decepcionó al no encontrar mucho que acariciar en su torso. Sin embargo, se animó a continuar, amasando uno de sus casi imperceptibles senos. Ella comenzó a gemir guturalmente y con delicadeza se levantó la túnica, dejando su trasero expuesto hacia él. Vegeta se dejó llevar y comenzó a rozarse contra ella, esperando lograr con ello una erección. Cuando sintió que estaba listo, se enderezó y se sacó la armadura. Bajó su traje solo hasta los muslos y volvió a recostarse tras la mujer. Aunque la posición no era la ideal para su gusto, no sintió ánimos de tocar más de lo necesario a la mujer, así que simple y llanamente la sujetó por la cadera y cuando estuvo posicionado, la embistió de un golpe, consiguiendo que la mujer emitiera un leve gruñido, al tiempo que Vegeta cerraba sus ojos y comenzaba a moverse de forma rítmica, sin soltarla. Sin embargo entre su embriaguez notó que algo andaba mal, aunque no podía identificar qué era. La mujer pasó un brazo hacia atrás, sujetándolo de uno de sus glúteos para apresurar sus embestidas, logrando que Vegeta despabilara casi por completo de su estado etílico al darse cuenta de que era lo que le molestaba. La mujer no era novata ni intacta como le habían dicho sus compañeros de escuadrón, solo era una prostituta más del lugar y por lo visto solo lo estaba apresurando para terminar luego con él aprovechándose de su estado, pero ya estaba cerca del clímax por lo que apuró el ritmo, llegando al orgasmo de manera mecánica, sintiendo enseguida deseos de vomitar. Sus ojos se volvieron rojos, apretó sus dientes y empujó a la mujer violentamente, haciéndola caer de la cama.
-MALDITA PERRA… ¿CREÍSTE QUE POR ESTAR EBRIO NO ME DARÍA CUENTA?
Se levantó asqueado, tanto por el olor como por la sensación de haber sido engañado tan burdamente, mientras subía su traje. El alcohol parecía haberse disipado por completo y sus sentidos se agudizaron por la ira.
La mujer se arrojó a sus pies, rogándole clemencia -Por favor no me mates… Solo hacía mi trabajo.
Vegeta arrugó aún más el ceño y la levantó de uno de sus cuernos. Odiaba a las razas débiles, sobre todo cuando suplicaban cobardemente por sus vidas.
-Me das asco… - escupió, lanzándola contra el suelo y dirigiendo la palma de su mano a hacia ella.
-¡NOOOO! – gritó ella, antes de desaparecer bajo la brillante esfera, que, de paso, destrozo lo que había en su camino.
Vegeta escupió a un lado, para enseguida colocarse la armadura y el rastreador, saliendo inmediatamente en busca de Nappa.
Abrió un par de puertas hasta que lo descubrió, entre las piernas de otra de esas alienígenas.
-Desgraciado, desearas estar muerto – le dijo entre dientes.
El calvo levantó su cabeza y se volteó un poco en su lugar. Un tono azulado cubrió su rostro.
-Ve-Vegeta…
Fin Flash Back
"Argg, que asquerosa experiencia… es mejor no pensar en ello. Aunque, golpear a Nappa sí que me relajó… Ahora será distinto, lo sé. Siento deseos por ella y ella no finge lo que siente cuando la tocó… Por lo demás, huele bastante bien… Pero ¿y si la escandalosa está mintiendo?... No… ¿por qué tendría que hacerlo?... Conocí a su compañero y comprobé que ella lo evitaba… Aunque pensaba que lo hacían fuera de la propiedad, según nuestro acuerdo… Sin embargo no había considerado el hecho de que aun creyendo que ellos ya intimaban hubiera fornicado con ella sin asco… ¡Maldición! Justo cuando tenía todo claro vuelven las estúpidas dudas… Me intriga saber por qué no lo hicieron... ¿acaso no lo amaba o simplemente esperaba a la estúpida noche de boda? … Dijo que yo le gustaba ¿Cuál es la maldita diferencia?... Maldito instinto, solo me hace dilatar lo importante…"
Nuevamente ella lo complicaba todo, pero él era lo suficientemente astuto y perseverante como para conseguir cualquier objetivo que se propusiera y la humana no sería la excepción "He conquistado planetas enteros, claro que puedo con una hembra… Ya verás, humana gritona. Muy pronto estarás suplicando que el gran príncipe de los saiyajin esté entre tus piernas mientras me confiesas lo que sabes del súper saiyajin"
…
Bulma llegó a su cuarto y se lanzó a la cama, abrazando uno de sus almohadones y se sonrío contra este, pensando en que Vegeta, al fin la estaba aceptando como pareja, no como ella quería, pero aun así era un gran avance considerando lo distinto que era él en su forma de pensar y de sentir. Ella podría controlar la situación, pero le preocupaba que él se tomara a mal su negativa. Tendría que ser muy cuidadosa para que las cosas no se le escaparan de las manos y así poder conquistarlo – Creo que debí escuchar sus requisitos… Pero aun no confío en sus intenciones. Ese repentino interés en mí es sospechoso… - dejó la almohada y se dejó caer de espaldas – Si tan solo supiera la manera correcta de conquistar a un saiyajin… Lástima que Gokú no recuerde nada… Él se casó con Milk solo porque creyó que casarse era comida… Bueno, aunque ahora que lo pienso, parece que se aman.
Oyó cerrase una puerta en el corredor, lo que la hizo ponerse en alerta, obligándose a sentarse en el borde de la cama, mirando hacia donde estaba la habitación de su huésped – Debe ser Vegeta… Espero que no haya andado de fisgón escuchando tras la puerta… Tengo que pensar muy bien lo que haré de ahora en adelante, sin contar que tendré que caminar pegada a los muros si sigue en ese plan… ¿Qué hare, Kami?
…
Por la mañana, el despertador de Bulma no dejaba de sonar, interrumpiendo la tranquilidad matutina. Aun así, la científica lo ignoró y se arropó hasta la cabeza.
"¡PIP-PIP-PIP-PIP-PIP-PIP!"
Apretó sus párpados con fuerza, para luego maldecir mientras sacaba una mano hacia el aparato, comenzando a buscarlo sobre la mesita para apagarlo, pero no daba con él.
"¡PIP-PIP-PIP-PIP-PIP- CRACKK!" – el desagradable pitido se detuvo de golpe con un sonido de crujido.
- ¿Buscas algo? – preguntó el saiyajin, de pie a junto a la mesa de noche. Ella abrió sus ojos de golpe, sintiendo que su corazón latía con fuerza, mitad por los nervios y mitad por la furia.
- ¿QUÉ HACES EN MI HABITACIÓN? - gritó ella, apoyándose en sus manos y sentándose de golpe en la cama.
Vegeta al verla, se sonrojó un poco, sin embargo, lo disimuló con una sonrisa de lado. Enseguida abrió su puño y dejó caer lo que quedaba del despertador, quedándosela viendo un instante más. Luego cerró sus ojos, y le dijo, mientras avanzaba hacia el balcón - No entiendo el propósito de programar una alarma, si la vas a aplazar más de tres veces…
-¡VEGETA, SAL DE AQUÍ AHORA! – gritó, indicándole el balcón, con su brazo y un dedo extendidos.
El saiyajin detuvo su avance frente al ventanal - ¿O qué? – preguntó, sin verla directamente.
-¡CRETINO!- gritó ella lanzándole un libro, el que esquivó con facilidad sonriéndose ladino, tratando de no desviar su vista al cuerpo de la científica y le comentó - Recuerda que debes reparar lo de la gravedad. Supongo que esa era tu intención al programar tu despertador tan temprano – iba a retirarse, pero se detuvo solo para agregar con tono burlesco - Por cierto, deberías usar una pijama… a menos que sea a propósito… De todos modos, gracias por la vista - dicho esto, salió finalmente de la habitación.
Bulma se quedó observando por donde se había marchado el hombre, muy agitada por el mal rato, pero sobre todo contrariada por ese último comentario sin sentido. Sin embargo, cuando sintió una brisa en su torso, bajó su vista a sí misma y entonces lo entendió.
La noche anterior se había desvelado pensando en lo que habían conversado, y en cómo conquistarlo. Pero al no poder conciliar el sueño, tomó una ducha para relajarse y por suerte resultó, porque al salir estaba tan somnolienta, que con suerte se secó un poco el cabello y se metió a la cama solo con la bata, la que seguramente se abrió mientras dormía. Con lo furiosa que estaba con el saiyajin no se había dado cuenta de su desnudes.
-¡Maldito degenerado! – exclamó fuerte, para que él la pudiera oír, mientras se cubría tardíamente con las cobijas.
Su día ya había empezado mal, así que se levantó murmurando maldiciones, y las siguió diciendo mientras se vestía. Luego solo las pensó, mientras llegaba a la cocina.
-Buenos días, querida… - la saludó su sonriente madre - Veo que te levantaste temprano.
Ella se dejó caer en una silla y respondió - Hola, mamá – cogió una tostada y la mordió sin ganas – Sí, es que tengo que ir a revisar una estúpida falla en la nave…
- ¡Oh! Por eso Vegeta te fue a despertar ¡Que amable de su parte!
- ¿Qué? ¿Tú sabías que iría a mi habitación y no le dijiste nada? – le preguntó descolocada Bulma, casi escupiendo lo que tenía en la boca.
Su madre ignoró el berrinche y le acercó una taza de café - Querida… ¡que no daría yo porque fuera un hombre tan guapo lo primero que viera en la mañana!… Pero no pienses mal… yo adoro a tu padre, pero una buena vista en la mañana ¡es impagable!
Bulma no pudo evitar ver en su mente, como desde fuera, la escena en su cuarto. Sacudió su cabeza alejando esas imágenes y le solicitó - ¡Basta, mamá! No quiero escuchar nada respecto a ese maleducado…
- ¿Pero hija? ¿Acaso dije algo malo?
Ella miró con cansancio a su madre. Ya no tenía caso discutir con ella - No… Es solo que no estoy de humor…
- ¿Entonces Vegeta te hizo enojar?
-Ni me lo menciones… - le solicitó, mientras terminaba de desayunar – Creo que para él es una entretención enfermiza que tiene…
Su madre se la quedó viendo mientras ladeaba la cabeza tratando de comprender qué podría haber pasado.
…
Unos minutos después, Bulma, se dirigió a su oficina por el ordenador para poder revisar la gravedad. No deseaba que nadie se le cruzara en su camino, ya que estaba segura de que ante la más mínima provocación respondería de mala manera. Por suerte no se encontró con nadie y llegó en paz hasta su oficina, pero al abrir la puerta vio, con sorpresa y furia, que ahí estaba el motivo de su "agradable despertar". Su rostro se ruborizó un poco, ya que después de todo, él la había visto desnuda de la cintura para arriba y eso no era menor. Sin embargo, optó por tratarlo con frialdad - ¿Qué haces aquí?
-Te estaba esperando… - respondió él, de lo más tranquilo.
-¡Déjame en paz! No sé si lo has notado, pero te estás comportando como un imbécil.
Él la observó extrañado, pero enseguida se sonrió burlón ya que con ese genio de los mil demonios que traía la humana se le hizo irresistible.
Bulma lo miró enojada e intentó pasar, para poder coger su ordenador, pero el saiyajin le cerró el paso.
- Déjame pasar, Vegeta. Por si no te has dado cuenta tengo que ir a reparar tu estúpida nave – dijo ella, intentando pasar por un costado del príncipe. Pero éste no se movió ni un ápice y le recordó - Ayer no respondiste a todas mis preguntas, mujer…
Bulma lo miró desafiante - Te dije que no hablaría de eso contigo y que lo pensaría antes de siquiera considerar tenerte como pareja… Ahora déjame pasar – el príncipe se la quedó viendo, borrándosele la sonrisa, haciendo enseguida algo que la científica no se esperaba. La tomó de la barbilla, obligándola a mirarlo a los ojos y le dijo, usando un tono suave - ¿Por qué no quieres?
Bulma quedó desarmada. Esa pregunta iba más allá, ya que no era solo por no responderle a sus inquietudes sobre su fertilidad o los métodos de anticoncepción, no. Era obvio que se estaba refiriendo a su negativa a tener relaciones sexuales con él, pero si quería tener las de ganar debía contenerse y mostrarse fuerte ante él.
-¡No! – exclamó, apartando la mano del saiyajin para enseguida alejarse un paso de él y agregar enojada - ¿A eso viniste? A tratar de seducirme… ¡Olvídalo, Vegeta! Ese asunto está fuera de discusión por ahora…
Él se cruzó de brazos, mientras le decía, algo burlón - ¿Así que lo estás pensando?… Deberías dejar de hacerte la difícil, mujer… Sabes muy bien que ambos lo deseamos y solo debes aceptar mis condiciones…Y encontrar un método de anticoncepción que sea infalible ante la poderosa semilla saiyajin…
Bulma aprovechó para escapar hacia el otro lado del escritorio, soltando un suspiró en busca de calma para tratar con diplomacia al lujurioso saiyajin. Apenas se vio a una distancia prudente le dijo - No sé qué te hizo cambiar de parecer, Vegeta. Pero recuerdo haberte dicho que debe haber una relación de por medio y por sobre todo debe haber también amor…
El abrió aun más sus ojos. Su mirada ahora era de confusión y de rabia - Eres una embustera… ¡Sabes que no puedo sentir eso! Es un ridículo sentimiento inventado por ustedes…
Ella apoyó sus manos sobre el escritorio - ¡No, Vegeta! … si Gokú es capaz de sentirlo ¡tú también puedes!
Vegeta se enfureció de solo oír nombrar a su rival por lo que sus ojos se angostaron sobre Bulma. Ella estaba pisando sobre hielo quebradizo y su paciencia ya estaba por llegar a su límite. Sin embargo se contuvo de golpearla y le gritó, usando un tono casi gutural - ¡No vuelvas a compararme con ese idiota!
Bulma lo miró frustrada, no quería empezar una discusión. De hecho, se había arrepentido al instante de nombrar a su amigo, pero tampoco quería que Vegeta siguiera insistiendo, por lo que le dijo, lo más calmada que pudo – Escucha, Vegeta... Me encantaría considerar tu propuesta de anoche… - tomó su computador entre sus brazos y agregó – Pero si tú dices no tener de esos sentimientos no vale la pena intentarlo… Simplemente no lo haré.
Él la miró entre confundido y furioso - Maldición – dijo entre dientes - ¿No puedes o no quieres?
Bulma lo miró a los ojos, quedándose en silencio, debido a que no podía responderle honestamente en ese momento. Quería con todas sus fuerzas abrazarlo y explicarle todo, pero no podía. No era el momento ni el lugar. Así que simplemente se quedó viendo su confusión reflejada en los negros de él.
-Hmn… - hizo el saiyajin, comprendiendo que ella no le diría nada más por el momento. Cosa que le molestó sobremanera, pero aun así no le dijo nada más al respecto. Solo le dio la espalda, siendo observado con cautela por la muchacha, para enseguida ordenarle, lleno de despecho y sin siquiera voltear a verla - ¡Repara la gravedad de una maldita vez! Solo me estás haciendo perder el tiempo…
Bulma, al verlo salir se dejó caer en su silla, con el ordenador entre sus brazos. Sabía que Vegeta era impulsivo pero no esperaba experimentarlo en ese aspecto "¿Hasta cuándo insistirá con eso? Solo me queda ser firme y averiguar qué hace falta para que me considere como su pareja de verdad, no quiero ser solo su estúpido juguete sexual… Pero como están las cosas ahora lo veo difícil… ¿Qué debo hacer?... Espero que sus requisitos no sean alguna tontería que solo pueden hacer las mujeres de su raza… De ser así, estoy perdida…"
…
Vegeta se dirigió al jardín de las mascotas para calmarse un poco y no destruir alguna cosa dentro de la casa. Tenía pensado ir a meditar el asunto junto a ese riachuelo artificial donde había peces de todos colores. No sabía el por qué, pero le ayudaba a pensar verlos pasar de vez en cuando como si fueran cometas en el espacio. Lamentablemente y para su mala suerte, se encontró con la señora en ese lugar. Ésta podaba un arbusto de flores, pero con sus superpoderes de Bunny, giró de inmediato hacia el saiyajin y lo saludó - ¡Yuju, Vegeta!… que gusto verte nuevamente, querido. ¿No entrenarás hoy?
Viéndose sorprendido, el saiyajin no tuvo otra opción. Rodó sus ojos con fastidio y dejó que la mujer se le aproximara. A veces se preguntaba si la señora sabía leer el ki, ya que siempre lo descubría, aunque él tratara de ser sigiloso.
-No puedo por culpa de su quisquillosa hija - le respondió de mala gana. Pero esto para Bunny fue realmente oportuno, por lo que le dijo -¡Qué bueno! Ya que estás desocupado ¿Te importaría ayudarme?
Él la miró entre confundido y molesto, e iba a abrir la boca para responder, pero la señora lo agarró del brazo sorpresivamente y lo obligó a seguirla. No pudo negarse, porque quedó tieso bajo el tacto de ella – Sabía que no te negarías, joven y apuesto Vegeta… Lo que necesito es que cortes las ramas de ese árbol que está allá. Es hermoso ¿no lo crees? Bueno, el problema es que algunas de sus ramas le niegan el sol a esas flores, por lo cual no se abren… Sé que para ti no será problema porque eres un muchacho tan fuerte y hábil...
Vegeta se relajó cuando la mujer detuvo su charla, sabiendo que no iba a poder escaparse de ella, ya que, después de todo, esa extraña humana era la que mandaba en ese lugar, y le debía respeto no solo por eso, sino porque ella parecía ser la más astuta, a pesar de las apariencias. Además, lo trataba con reverencia y respeto genuinos, lo que le hacía sentirse un verdadero príncipe. Sin contar que era quién estaba a cargo de su alimentación, por lo que no se arriesgaría a alguna venganza digestiva. Así que se resignó y puso manos a la obra.
La mujer le indicó que ramas cortar, pero antes de que él se elevara le advirtió, sujetándolo del brazo, a lo que Vegeta no le puso muy buena cara -Espera, querido. Antes de que empieces, debes saber que hay que hacerlo con delicadeza, para no dañarlo... – lo jaló un poco más, para obligarlo a mirarla a los ojos - Si te apresuras, el trabajo sería inútil, ya que debes darle un sentido antes… ¿Lo comprendes, verdad?
Él la miró extrañado. "¿De qué demonios está hablando?"
Ella le sonrió y agregó mientras gesticulaba -…a las ramas, querido, obviamente me refiero a las ramas… Tienes que podarlas dándoles un sentido de crecimiento para que éstas puedan fluir después hacia la dirección correcta. Es algo esencial. Fíjate que hace unos años vino un hombre horrible y lo destrozo completamente, cortándolo a su antojo. Lo que fue un completo desastre y una tragedia al mismo... – el guerrero dejó de prestarle atención por un momento. Abrió sus ojos en sorpresa "¿es eso? Acaso la loca ¿Me está dando indicaciones para tratar con su hija?... siempre con sus acertijos e indirectas… o sacándome información disimuladamente…" Suspiró cansado y le dijo con seriedad volteando a ver al enorme abeto –Comprendo.
La señora le sonrió satisfecha.
Vegeta realizó lo solicitado, mientras analizaba las palabras de la señora e intentaba darles un sentido apropiado con respecto a su situación. Llegando a la conclusión de que tenía razón, ya que al presionar y perseguir a la humana solo se estaba convirtiendo en una mala copia del insecto. Él muchas veces fue testigo de cómo la buscaba y ella lo evitaba. Debía ir con cuidado y manejar la situación de tal forma que fuera Bulma la que lo terminara buscando. Ese pensamiento lo tranquilizó en parte. Sin embargo, debía planear cómo hacerlo.
Una vez finalizada la poda, dejó las ramas en el suelo, cerca de una bodega.
-Vegeta, muchas gracias. Siempre es un placer contar con tu presencia…
-Hmn – hizo él, volteando hacia ella – espero que no se arrepienta después... – no esperó respuesta y elevó su energía, para enseguida salir por uno de los respiraderos del domo. Necesitaba calmarse para poder pensar, y sacarse de encima esa rara sensación que le dejaron las palabras de la señora.
Bunny se quedó viéndolo, mientras se alejaba - No, querido. Será un placer tenerte de hijo – comentó ella, sonriendo, mientras se quitaba los guantes de jardinería y se dirigía a la casa.
…
Pasaron varios días y Bulma se había comenzado a preocupar, ya que Vegeta nunca se había desaparecido sabiendo que la nave estaría disponible para entrenar. Había ido a repararla ese mismo día después de la discusión en los subterráneos, notando que efectivamente había sido una sobre carga del sistema, por lo que cambió los conectores, re cableó algunas cosas, instaló un sistema de enfriamiento más potente y revisó el programa de activación de gravedad. Sin embargo, se extrañó de no verlo llegar a sorprenderla, como solía hacer cuando ella terminaba de trabajar, pero lo atribuyó a que se había molestado por su negativa y que probablemente cuando volviera se comportaría distante con ella como solía hacer. Pensó que a ese paso jamás conseguiría conquistarlo, menos si él insistía en tener sexo cada vez que platicaban. Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza "¿Qué siento realmente por él?"
Intentó responderse en su balcón durante varias noches mientras miraba las luces de la ciudad, preguntándose también donde se habría ido a meter el saiyajin. No encontraba una respuesta satisfactoria a ninguna de sus interrogantes. Solo sabía que lo que sentía por Vegeta era totalmente diferente a lo que sintió alguna vez por Yamcha o por otro hombre. El saiyajin le provocaba emociones y sensaciones mucho más intensas, las que quiso atribuir a que él era un alienígena, pero solo de recordar sus besos y su forma de mirarla o tocarla la hacían pensar en que era algo más importante.
…
Pasó casi una semana desde la desaparición del saiyajin y Bulma ya había comenzado a extrañarlo más de lo que nunca creyó. Esa mañana salió con pereza de la cama y se dirigió a su ventanal, vestida solo con una camiseta de tirantes y sus bragas. Abrió las cortinas y saliendo al balcón, como todos los días desde la desaparición del saiyajin, miró hacia la nave esperando ver las luces encendidas y como todos esos días notó que no estaba en funcionamiento - ¡Qué mal! - Suspiró con desilusión e iba a devolverse a su cuarto, cuando algo llamó su atención. Era un ruido como de rasqueteo y venía desde el balcón continuo. Se asomó un poco más por sobre el barandal y vio que era Tama el que estaba encerrado en la habitación del saiyajin intentando salir. No lo pensó dos veces y saltó al siguiente balcón, intentando abrir la ventana, pero ésta parecía estar con seguro, así que retornó a su cuarto y, saliendo al pasillo, ingresó a la habitación contigua para liberar la gatito.
Al entrar, aspiró hondo. El olor de Vegeta estaba por todas partes, pero no alcanzó a darse cuenta de nada más cuando el minino pasó corriendo por entre sus piernas, lo que la hizo exclamar -¡Gato malagradecido!… - pero enseguida se preguntó, curiosa – pero… ¿Cómo quedó encerrado? – prefirió no darle más vueltas al asunto y se aproximó al ventanal para ventilar el cuarto. Abrió las cortinas y los ventanales, para enseguida voltearse y apreciar que la cama estaba deshecha y sobre esta había dos camisetas. Supuso que su madre no la había aseado, pero eso le dejaba aún más interrogantes, ya que su mamá era muy meticulosa en cuanto al aseo y orden. Avanzó un poco y se sentó en la cama, dando otro suspiro. Enseguida miró las prendas y tomó una de ellas, acercándola a su nariz para ver si estaban sucias y llevárselas a la lavandería, pero al hacerlo notó que no olía mal, y que al parecer Vegeta solo la había utilizado para dormir. No supo porque, pero la presionó sobre su rostro y aspiró el aroma del saiyajin, pensando en que realmente olía bien y que no le molestaría despertar cada mañana junto a ese olor. Fue entonces que hizo una tontería y se dejó caer en la cama, cerrando sus ojos, mientras sostenía la prenda entre sus manos contra su nariz, embriagándose con aquella masculina fragancia. Estuvo así unos segundos hasta que de repente abrió sus ojos de golpe, siendo golpeada por una revelación -¡No puede ser!… ¡Estoy enamorada de Vegeta! – susurró, cubriendo su boca con la prenda.
Una vez pasado el aturdimiento por su descubrimiento, se sonrió tontamente, cerrando sus ojos, pensando en él ahora de otra forma "Debería pensar que es solo una reacción química de mi cuerpo ante sus feromonas, pero no puedo seguir engañándome… Amo a ese gruñón grosero y orgulloso… Siento que necesito su presencia, su compañía… También me encanta el sonido de su voz, su forma de mirarme y sus fuertes manos… Pero él no debe saberlo por ningún motivo, de lo contrario usará esto que siento a su favor. Lo conozco lo suficiente y sé que sería capaz de decirme que me ama con tal de conseguir lo que quiere… Si alguna vez me lo dice quiero que sea porque de verdad lo siente…" Se enderezó y miró las sábanas que estaban algo desordenadas, imaginándose a su huésped durmiendo en ellas. Pasó una de sus manos por la superficie, notando algo que la descolocó - ¿Hum? Aún están tibias…Pero ¿Cómo es eso posible? - comentó extrañadísima, agregando – Eso solo sería posible si…
Se escuchó el sonido de una puerta abrirse. Bulma se giró despacio hacia el sonido y el color del que se tornaron su rostro y orejas, era de un perfecto escarlata.
-¡…!
Vegeta venía saliendo del cuarto de baño, vestido solo con un pantalón corto de los que usaba para entrenar y llevaba una toalla en una de sus manos. Se la quedó viendo y se sonrió de lado, mientras se cruzaba de brazos e iba a preguntarle si había cambiado de opinión, si acaso quería que la tomara ahí mismo, pero prefirió guardarse ese tipo de comentarios. De ahora en adelante él guiaría a la humana, tal como le había recomendado la madre de ella. Sí, en esos días ausente había tenido mucho tiempo para pensar en lo que le insinuó la loca mayor. Casi no entrenó, solo vago y cazó, regresando en la madrugada de ese día para dormir un par de horas, sabiendo que no pasaría de largo, ya que la alarma de ella lo despertaría y no se equivocó. Aunque debía reconocer que la necesidad por la humana no había disminuido, no se delataría sino que por el contrario, aplicaría el consejo de la madre de ella e iría con calma, y sería cuestión de unos días para que la terrícola se lanzara a sus brazos. Ya se había salido con la suya una vez, cuando logró que se fuera la sabandija. Bien podía volver a ganar. A pesar de que aun necesitaba saber lo que ella sabía de la transformación de su rival, intentaría ser paciente y esperar el momento adecuado para atacar. Aún había tiempo. Así que simplemente le preguntó - ¿Qué demonios haces en mi cama, vestida así?
Bulma bajó la vista y en eso vio la camiseta entre sus manos, lanzándola inmediatamente lejos, como si le quemara - Y-Yo… E-Este… Bueno... Creí que no estabas… - él amplió su sonrisa y le preguntó, medio en broma - ¿Sueles entrar a las habitaciones ajenas cuando no están sus ocupantes? … Si mal no recuerdo esa era una de las reglas que tú misma impusiste… ¿estoy en lo correcto, Bulma?
La joven tragó duro. Era verdad. Además, se daba perfectamente cuenta de la posición comprometedora en la que estaba. Sentada en la cama del saiyajin, casi desnuda y él a tan solo unos pasos, sin dejar de observarla.
-No suelo hacerlo, Vegeta… Entré a sacar a Tama que estaba desesperado por salir… A todo esto ¿Qué hacía el gato en tu cuarto? – le respondió al fin, mientras se sentaba en la orilla de la cama, buscando espacio, para poder escapar.
Vegeta descruzó sus brazos, dejando caer la toalla que sostenía en su mano y avanzó hacia la muchacha, quedando frente a ella. Obviamente no la dejaría marcharse sin hacerla sufrir un poco - No lo sé… Ese animal es un estúpido… Pero eso no responde satisfactoriamente a mi pregunta – dijo parándose frente a ella, observándola – Ahora dime ¿hiciste lo que te pedí?
Bulma quedó atrapada en su sitio. Se maldijo internamente por no haber sido más rápida.
-Supongo que te refieres a la gravedad…
- ¿A qué más? – le dijo levantando una ceja - ¿Podré entrenar sin interrupciones?
-Claro. Pero para otra vez dime directamente cuando haya algún problema…
-Por supuesto – respondió el saiyajin, inclinándose un poco sobre la muchacha, quedando muy cerca de ella, sin dejar de mirarla a los ojos. Se apoyó en la cama, posando ambas manos por los lados de ella, consiguiendo que ella retrocediera, echándose un poco hacia atrás, comenzando a sentir como un revoloteó en su estómago, y que, sin querer bajara su vista a los labios del hombre que tenía en frente. Definitivamente no era miedo lo que sentía, pero si era algo muy parecido a la ansiedad. Sabía que el guerrero podría tomarla a la fuerza si lo quisiera, pero también sabía que él no sería capaz de esa clase de bajezas, por lo que, instintivamente cerró sus ojos y levantó un poco su mentón, expectante.
Vegeta se sonrió al darse cuenta de que ella esperaba que la besara. A pesar de desearlo, decidió romper el momento. Se enderezó, sosteniendo en su mano una camiseta que había cogido de la cama, la cual se colocó para luego decirle a la muchacha -Será mejor que te marches antes de que me moleste por tu impertinencia… Y una cosa más. Si vuelvo a sorprenderte nuevamente en mi cama sin mi autorización… tendrás que atenerte a las consecuencias.
Ella abrió sus ojos confundida, pero enseguida se maldijo internamente por el ridículo que había hecho mientras se ponía de pie, respondiéndole contrariada -Ni que estuviera loca… Y ya te dije que solo fue por una emergencia...
Vegeta notó de inmediato la incomodidad de ella, la que consideró como una victoria, por lo que comenzó a reír, lo que hizo que ella se sintiera aun más incómoda y lo mirara molesta, increpándolo - ¿De qué diablos te ríes?
Él se puso serio y le respondió - No tiene importancia… Lárgate de una vez, porque que necesito alistarme para ir a entrenar – dijo, cogiendo sus zapatillas.
-Eres un idiota desagradable… Sinceramente no te soporto.
Vegeta la miró de arriba abajo y le respondió, con burla - Sabes que no es verdad… Solo vete y deja de importunarme con tus tonterías.
- ¡Uy, deja de decir esas cosas! Y para tu información no me iré de tu cuarto hasta que me aclares algo...
Esto se le hizo interesante al príncipe, por lo que le dio una oportunidad - Te escucho – dijo sentándose en la cama, mientras se calzaba.
Bulma hizo una pausa, dudando entre ser directa o no, mientras se tomaba un brazo por detrás de su espalda, de manera algo infantil, pero no era el momento de retractarse por lo que cambió su postura y, cruzándose de brazos, le soltó de una vez – Vegeta, tú ¿Qué planes tienes para mí? Porque estoy segura de que quieres conservar la Tierra para tu futuro imperio pero no sé muy bien como encajo yo en eso… Solo te pido que seas totalmente honesto al responderme, porque esto es realmente importante para mí y creo que de eso…
-¿Podrías ir al punto de una maldita vez? - le ordenó sin mirarla, como no dándole importancia a lo requerido por ella, aunque se sonreía internamente por la situación.
- ¡No tienes porque ser tan grosero, Vegeta!- exclamó Bulma, pero enseguida se calmó y se sonrojó levemente antes de continuar – Lo que quiero saber es si ¿De verdad estas dispuesto a tomarme como tu compañera o solo buscas tener sexo conmigo para luego desecharme?
Él no se esperaba eso, pero no denotaría su sorpresa porque debía mantenerse frío y calculador, tal como siempre había sido. Así que simplemente levantó su vista y la miró para asegurarse de que había oído bien - ¿Esa es tu duda?
- Sí – le respondió con decisión.
-Hmn… depende…
- ¿? – lo miró confundida un momento para enseguida llevarse las manos a la cintura y preguntarle, molesta por las evasivas del él – Y se puede saber de ¿de qué?
El dejó de mirarla, para seguir en lo que estaba, mientras agregaba – Eso, terrícola… depende de si me aburres… De lo contrario podría volver por más – le respondió de lo más tranquilo, terminando de ponerse sus zapatillas. Acto seguido, se puso de pie para agregar – Como te dije, debo ponerme al día con mi entrenamiento. Así que me retiro… A menos que tengas más preguntas idiotas.
Ella se mordió el labio inferior en frustración, pero enseguida se recompuso y decidió atacar. Era claro que él no le daría la información que necesitaba pero no por eso iba a desperdiciar la oportunidad de avanzar un poco en su conquista. Así que, contrario a lo que esperaba el saiyajin, Bulma se acercó y le dijo, suavemente - No te esfuerces demasiado… ese brazo – dijo posando su mano en el brazo izquierdo de él - aun no sana del todo – lo miró a los ojos una última vez y se retiró de la habitación, dejándolo pasmado un momento porque enseguida se sonrió seguro de que su táctica estaba dando frutos y de que gracias a ello muy pronto la tendría rendida a sus pies.
…
Tres días pasaron y Vegeta, durante ese tiempo nuevamente se había encerrado a entrenar, saliendo apenas a comer y a dormir de vez en cuando, solo por contradecirla. Sin embargo, estaba intrigado por saber en qué pasos andaba ella pero se abstuvo de cualquier acercamiento, ya que había notado que con cada ausencia suya la peli turquesa buscaba acercarse más a él cuando volvían a encontrarse.
Por su parte, Bulma no se extrañó para nada de la conducta de Vegeta, lo conocía lo suficiente para saber que era un terco y que no la obedecería. Lo que sí le extrañó fue que no saliera a acosarla, pero pensó que solo era uno de sus constantes cambios de humor, por lo que aprovechó de ponerse al fin al día con varios proyectos atrasados, quedándose hasta tarde trabajando en su laboratorio, pero también había aprovechado de ordenar sus ideas y estaba segura de que las cosas saldrían bien y que lograría conquistar al saiyajin sin necesidad de saber cómo era que esos bárbaros se emparejaban.
Así que esa noche se quedó a terminar unos planos que su padre le había solicitado modificar con urgencia y ya llevaba bastante avanzado cuando una alarma se activo en su reloj pulsera, por lo que guardó sus cosas y dejó lo demás para primera hora del día siguiente. Se apresuró en salir hacia la casa y se dirigió a la cocina encontrándose a Vegeta, que para variar estaba comiendo. Así que sin titubear caminó por la habitación, haciéndose notar -Vaya, creí que no te volvería a ver después de que te dije que no te esforzaras… - le dijo de lo más amistosa. Él la miró un instante, frunciendo un poco más, y luego volvió la vista a su plato, ignorándola. Bulma se lo quedó viendo un momento, e iba a preguntarle por su auto confinamiento, pero él se le anticipó - ¿Qué tanto me ves? ¿Acaso se te perdió uno igual?– dijo él, observándola por el rabillo del ojo. Ella no se cohibió, por el contrario, le preguntó - ¿Mal día?
-Empeoró hace un instante – respondió él, de mala gana ya que su entrenamiento había estado fatal ese día, lleno de errores por la falta de concentración.
Bulma hizo como que no lo escuchó, y caminó unos pasos hasta el refrigerador, sacando una lata de cerveza. Enseguida le dijo de lo más tranquila mientras la abría y se sentaba junto a él- Sabes, pensé en lo que me dijiste el otro día y creo que estoy dispuesta a hacer el sacrificio de ser tu novia…
Vegeta casi se ahoga, pero se recompuso tragando de un golpe lo que tenía en la boca y cambiando enseguida su semblante de completo odio a uno de total sorpresa - ¿De qué mierda estás hablando?
-A que ya lo pensé y creo sí quiero ser tu novia no fingida. Tú dijiste que lo evaluara y creo que tienes razón en que será beneficioso para ambos… Es decir, que si quieres que en un futuro próximo nos relacionemos de manera más íntima, deberás admitir que soy tu novia junto con mis requisitos– terminó diciendo con altivez.
El saiyajin volvió a fruncir - No, humana. Eso no fue lo acordado… Se suponía que ambos escucharíamos los requisitos del otro y que lo único que debías pensar era si estabas dispuesta a ser mi compañera con lo que ello conlleva…
Bulma se sonrió internamente –Lo sé. Pero sinceramente creo que no tienes muchas opciones… Si no aceptas, no conseguirás lo que quieres y sé que, siendo tú, eso sería como tener una espina en el trasero… - le respondió ella, para luego beber un sorbo. Vegeta la observó un instante, entrecerrando sus ojos, mientras evaluaba la situación. Ella se veía demasiado confiada para su gusto y eso no era bueno, porque significaba que tramaba algo. Intentó ganar algo de tiempo para pensar en algo yendo por una lata de refresco para él. La abrió con calma, mientras sonreía falsamente, pensando en qué le diría, pero ella se le anticipó.
- ¿Qué dices? ¿Verdad que no es mala idea? – preguntó Bulma, apresurándolo con una sonrisa seductora, mientras él la miraba desconfiado.
- Comprendo tu punto – dijo finalmente el guerrero, volviéndose a sentar donde estaba anteriormente - Sin embargo, no soy yo quien deba demostrar habilidades sino que tendrías que ser tú quien debería cumplir con ciertos "requisitos"… lo cual dudo mucho que puedas hacer… - terminó diciendo con seguridad, convencido de que atacarla en su orgullo era la mejor estrategia.
- ¿Me estás retando? Pues anda enterándote de que puedo cumplir con cualquiera de tus tontos requisitos y con creces… - lo desafió Bulma.
Vegeta sonrió -Tendrías que nacer de nuevo, humana ridícula. Las hembras saiyajin no eran cualquier cosa.
La científica apretó sus labios al ser golpeada en su ego. Ella se sabía capaz de hacer cualquier cosa igual o mejor que cualquiera, excepto luchar, por lo que su mejor opción era negociar -Dime lo que tengo que hacer de una vez, Vegeta, y ya veremos… -
Él solo se sonrió mostrando sus colmillos, contra atacando al instante - Si estás tan desesperada porque te tome como compañera creo que podría hacer algunas concesiones... Hasta pueda que me entretengas un rato.
- ¿Yo desesperada? – preguntó exaltada, llevándose una mano a su pecho. Luego se relajó y le dijo – Ja, ja, ja… ¡Pero si eras tú el que me acosaba!
-Hmp… Eso ya no me interesa… - mintió – La verdad es que me di cuenta de que no valías mi tiempo.
Bulma sintió que su pecho se apretaba un momento. No se esperaba esa respuesta por parte de él, pero era algo que sin duda diría, sobre todo si estaba dolido por sus evasivas. Pero esas palabras hicieron mella en su orgullo de mujer, por lo que exclamó - ¡Perfecto!… De todos modos no tienes madera de novio. De hecho, conozco a muchos que podrían ser mejores que tú en esa disciplina…
Él se sonrió ampliamente al ver realizado su cometido. Pero su entusiasmo creció al ver que el carácter hostil de ella comenzaba a aflorar con sus declaraciones, por lo que cerró sus ojos un instante y le respondió, buscando darle la estocada final -Por mi está bien… Es obvio que una débil y vulgar terrícola jamás podría convertirse en la compañera del príncipe de la raza de guerreros más poderosa de la galaxia… - enseguida la miró por el rabillo del ojos y agregó insidioso, intentando herir aun más el amor propio de la muchacha- Aunque sinceramente pensé que al menos lo intentarías… siendo la Gran Bulma Briefs…
Ella se volteó sorprendida y algo sonrojada. No recordaba que él supiera su nombre de batalla, por así decirlo, pero supuso de inmediato que la había oído gritarlo aquel día que Freezer vino a la Tierra. Sin embargo lo dicho por el saiyajin efectivamente le había herido el orgullo y eso no se lo permitiría, ni a él ni a nadie. Así que se puso de pie y le dijo, casi retándolo - De acuerdo. Tú te lo buscaste.
De un rápido movimiento se sentó en el regazo del príncipe y unió sus labios a los de él, besándolo con pasión poco disimulada, consiguiendo que Vegeta respondiera de inmediato a aquella intromisión sujetándola por la nuca para profundizar el contacto.
Al cabo de unos segundo él ya había sentido despertar su cuerpo por lo que murmuró contra sus labios – ¿Qué significa esto?
Bulma le respondió, de la misma manera – Supongo que te acepto como novio, pero…- volvió a besarlo- pero tendrás que respetarme hasta que te considere que estoy lista para el siguiente paso. Tómalo como un periodo de prueba…
Vegeta fue ahora quien profundizó el beso antes de responder, mientras sus manos se posaban en el trasero de ella – Supongo que esto no cuenta como irrespetarte ¿O me equivoco, mujer vulgar? – volvieron a besarse y ella respondió, mientras se restregaba insinuante sobre la entrepierna de él –No, mientras no intentes nada más… ni me acoses como un degenerado… - jadeó ella – Sin embargo, Vegeta, quiero tener citas…
-Saldremos a beber de vez en cuando…
-Okey… También quiero regalos - volvieron a besarse y el príncipe le respondió sin separar sus labios de los de ella – Tengo un regalo para ti aquí mismo si lo quieres… - Ella abrió sus ojos y lo miro sorprendida – No me refería a eso…
Él volvió a besarla pero esta vez comenzó a bajar por su barbilla hasta su cuello, donde murmuró – De acuerdo, pero no te hagas expectativas…
-Bien, lo entiendo…- jadeó ella – Ah, y sobre todo quiero que me seas fiel…
-Eso puedo hacerlo… - respondió él sin dejar de besar su cuello - ¿Es todo?
-Sí…
-Bueno, yo también tengo mis condiciones, Bulma…
-Dilas – casi gritó ella, al oírlo decir su nombre para enseguida sentir la legua del saiyajin recorrer su garganta.
Él se sonrió contra su cuello un momento y le susurró con sus labios pegados a su piel, tratando de concentrarse en lo que diría. Ella lo distraía más de lo que estaba dispuesto a admitir, pero debía actuar de acuerdo a las circunstancias por lo que cerró sus ojos por completo y dijo -Primero que nada, no debes interrumpirme mientras entreno, no necesito tener una sombra empalagosa… a menos que quieras unirte al entrenamiento…
Ella asintió, tomando nota mental.
-Segundo – continúo él, volviendo a lamer para agregar luego - No le comentarás a nadie de esto, ni siquiera a tu familia… No quiero a la loca husmeando ni soltando comentarios al respecto. Si llega a sorprendernos le dirás que me estás enseñando las costumbres del planeta…. Tercero: Concuerdo plenamente en que no tengamos sexo "en el estricto rigor de la palabra", no hasta que me garantices que utilizas un método de anticoncepción eficiente.
Bulma sintió sus mejillas arder, pero se mantuvo estoica en su sitio, solo asintiendo. Vegeta abrió sus ojos, buscando la mirada de la joven para cerciorarse de que ella estaba atenta, y dijo, finalmente cuando ella bajó su vista hacia él- Cuarto, responderás a todas mis preguntas con la verdad, sin excepción, ni trampas, como una forma de demostrar tu lealtad ¿Te quedó claro?
Ella volvió a besarlo para después responder entre jadeos -Sí, perfectamente claro, Vegeta…
Vegeta sonrió mientras volvía a besarla en los labios. Con esto se aseguraba que ella le entregara la información que necesitaba. Sin embargo, esperaría a que ella se entregara a él. Así podría calmar su instinto y dedicarse con tranquilidad a despertar el súper saiyajin que estaba dormido en su interior. Pero aún le faltaba salir de una pequeña duda, por lo que le preguntó, mientras sus manos subían a la cintura de ella para deslizarse despacio por debajo de su blusa - ¿Cuánto tiempo les toma a ustedes las humanas saber si su compañero cumple con esas dichosas expectativas?
-Depende…- dijo ella, con voz sensual, cobrándose lo de hace unos días.
El saiyajin se vio atrapado en su propio juego - ¿De qué? – le preguntó, con algo de fastidio. A lo que ella le respondió de inmediato, inclinándose un poco hacia él para besarlo nuevamente -Bueno… depende de si estoy conforme con tu desempeño como pareja – le respondió coqueta.
Vegeta se quedó pensando un momento. Aunque la idea de aceptarla como compañera era caer bajo para él, siendo el príncipe de su raza, que ella le perteneciera era algo que deseaba desde hace un tiempo, y con esto se aseguraba de poder poseerla a voluntad pasado el dichoso "periodo de prueba". El problema sería convencerla de hacerlo, pero creía que eso no le tomaría mucho, ya que sabía de boca y cuerpo de ella, que él era de su agrado, sin contar que ya se lo había demostrado en más de una ocasión y ni siquiera esa mierda que llamaban boda lo impediría de acceder a su cuerpo cuando llegara el momento. Estaba seguro de que era algo que podría evitar si se lo proponía.
Continuaron besándose y acariciándose. Las manos del saiyajin ya habían alcanzado la espalda de la joven y esperaba poder llegar a sus senos cuando sintió que no aguantaría más en esa posición y volvió a las caderas de la joven para presionarla con más fuerza contra él, alcanzando su liberación casi al instante. Bulma lo notó y se quedó quieta unos momentos, algo temerosa de que él reaccionar mal ante lo ocurrido como. Pero en cambio Vegeta solo soltó un gruñido bajo y la abrazó contra él para enseguida volver a besarla. Bulma aceptó gustosa y se masturbó contra él hasta llegar al clímax también. Ahora fue Vegeta quien se quedó inmóvil un momento, esperando su reacción pero ella también volvió a besarlo y tal parecía que continuarían así por un rato más hasta que se activo el comunicador de la cocina.
"Hija, ¿sabes si tu padre dejo sus lentes en la cocina?"
Ambos se miraron contrariados y Bulma enseguida se rió.
-Ni te atrevas a responderle – le recomendó Vegeta, con sus manos aun en las caderas de la joven.
Ella lo miró divertida y le dijo - ¿Crees que ella lo haya hecho a propósito?
El príncipe lo pensó un momento y comentó – Totalmente.
Bulma lo besó brevemente y se apartó de él, procediendo a beber lo que le quedaba en la lata, mientras se felicitaba internamente por conseguir su objetivo, no de la manera más romántica, pero no podía pedir más.
- Creo que mi madre arruinó el momento… Entonces… no te quito más tiempo… Me voy a dormir.
-Eso espero, humana tramposa – dijo él, levantándose también, mientras se cruzaba de brazos intentando mantenerse tranquilo con una sonrisa malvada en su rostro. Pero en su interior estaba conforme con lo ocurrido, no quiso admitirse a sí mismo que estaba feliz, eso era demasiado, pero al fin ella le pertenecería en lo que respectaba a exclusividad y con esto se aseguraba su victoria en el asunto. Sin contar que no estaba de ánimos de soportar a más humanos rondándola en la propiedad o fuera de ella.
Hubo un momento de silencio incómodo. Sin embargo, ninguno se pudo resistir. Ella sin más se colgó al cuello del saiyajin y éste correspondió con bastante entusiasmo, abrazándola por la cintura volviendo a besarse. Para cuando se dieron cuenta, Vegeta la había arrinconado contra la mesa y sus dedos traviesamente se desviaron de su espalda al vientre de ella, rozando suavemente el borde de su pantalón. Bulma ante esto se puso en alerta y cortó el beso, tomando las manos de él para poder salir -Buenas noches, Vegeta – le dijo, pero él no se movió en absoluto, sintiéndose embriagado aun por la placentera sensación que le provocó la unión de sus labios y el roce de sus cuerpos - ¿En qué quedamos? – insistió ella, a lo que el saiyajin solo frunció, recordando que debía comportarse honorablemente – No tienes que repetírmelo… Pero recuerda mis condiciones – le advirtió, apartándose finalmente para enseguida darle la espalda dando un respiro profundo.
- Pierde cuidado, que no las olvidaré…- asintió Bulma, besándolo en la mejilla para enseguida salir rumbo a su habitación sintiéndose en las nubes. Por fin el príncipe de los saiyajin era su novio, aunque fuera no oficialmente.
-En que mierda me he metido… - meditó el príncipe, girándose levemente al verla salir, agregando con seguridad - Sin embargo, es lo que debo hacer si quiero saber el secreto de Kakaroto y de paso asegurarme la completa lealtad de la mujer. La necesito para mi Imperio… No hay duda de ello…
…
Continuará…
