Natsu había visitado a sus amigos del gremio de Sabertooth, el cual hizo una fiesta por eso. Mientras todos estaban animando un concurso de vencidas entre Natsu y su maestro Sting, dos hermosas magas estaban sentadas en una mesa anexa a la fiesta, aburridos como nunca.

—Qué aburrido— gimió Minerva con fastidio.

—Lo sé —dijo Yukino, mientras veía al cazadragones de fuego con un sonrojo. Justo cuando lo vio alejarse para ir al baño, está supo que era el momento, levantándose de golpe —Me tengo que ir.

—Como sea —Agitando la mano en señal de despido, Minerva se apoyó en la mesa y cruzó los brazos, levantando sus enormes tetas. Pero, viendo como su amiga peliblanca se iba detrás del cazadragones, alzo una ceja curiosa.


—Ok Yukino ¿Que me querías decir?— dijo Natsu con una mirada reservada en su rostro. Yukino lo había guiado a su habitación y había creado una barrera, pero no podían entender el por qué.

—Simplemente me di cuenta que nunca te agradeci por lo que hiciste por defenderme aqueya vez contra el viejo maestro, Natsu— dijo Hisui timidamente, mientras acercandose a él.

—¿Qué haces…?— Natsu comenzó a preguntar antes de que Yukino tomara algo de valor y juntara sus labios contra los de él, tomando al cazadragones por sorpresa.

Natsu tomo la delantera, invadiendo la boca de la maga de espíritus celestiales. Frotándose sensualmente el pecho, Yukino gimió en su boca, amando lo dominante que era en ese momento. Lentamente, ella comenzó a frotar sus largas piernas contra su evidente tienda de campaña.

—Oh, Natsu— Un fino rastro de saliva conectó a los dos mientras continuaban frotando sus manos, con los ojos entrecerrados.

—Vaya, así que también quieres divertirte — dijo alegre Natsu, mientras la veía desvestirse, mostrando su cuerpo angelical— No te preocupes. Te haré sentir muy bien— dijo mientras sacaba su miembro, haciendo jadear a la peliblanca.

—E-es tan grande... — susurro en trance mientras se agachaba abajo, frotando lentamente su cuerpo desnudo contra la pierna del pelirosa mientras lo acariciaba.

Natsu dejó escapar un suave gruñido cuando su lengua caliente lamió la punta de su miembro, saboreando el líquido preseminal que se filtraba por la hendidura de su miembro. El aliento caliente de la mujer estimuló su eje, antes de deslizarlo profundamente en su garganta, tal como le había enseñado su hermana mayor y las múltiples horas que paso practicando con los juguetes de su hermana.

—GHK-GHK-GHK-GLOK-GHOK-HUK-GHAK.

Estuvieron así por así por varios minutos. Gruñendo suavemente mientras Yukino seguía chupando su miembro, llevándola más y más profundo con cada movimiento de cabeza

— ¡Me corro! —Empujando su verga más adentro de su boca apretada, le dio su semen directamente en su estómago.

GLUP, GLUP, GLUP, GLUP, GLUP, GLUP, GLUP

"E-es demasiado... no puedo respirar" pensó Yukino en su aturdimiento, mientras burbujas de semen reventaban por su nariz. Chupando ruidosamente, bebiendo todo lo que pudo, la mujer sacó la verga de su boca y se lamió los labios, recogiendo los jugos que se derramaban de sus labios.

Borracha por el sabor masculino y la falta de oxígeno, la maga peliblanca salto sobre el pelirosado, haciéndolos caer en la cama. Con una mirada de pura lujuria y necesidad, Yukino se sentó en su entrepierna, sintiendo el imponente rompeperras erguido contra su trasero burbuja.


Minerva termino por retirarse de la fiesta, pero llendo a su habitación se topo con la de su compañera. Se extraño mucho cuando sintió una barrera mágica a su alrededor. Despertando en curiosidad, deshizo la barrera y fue invadida por una holeada de gemidos, y sonidos de golpes humedos de carne con carne. Se sonrojo, entendiendo porque su compañera había ido detrás del cazadragones, aunque no podía creer que alguien tan "tonto e inocente" como él estuviera interesado en este tipo de cosas.

Volviendo a poner la barrera, la semidemonio no pudo evitar quedarse dentro de ella y, discretamente, abrir la puerta para "hechar un vistazo". Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio a Natsu sentado con Yukino rebotando dentro y fuera de la verga más grande que jamás había visto. Ella observó, incapaz de apartar la mirada, mientras Natsu la agarraba por el culo y la sacudía de arriba a abajo con ferocidad. La expresión de puta de Yukino la estaba poniendo ligeramente caliente y podía sentir que su coño se estaba humedeciendo mas.

"Oh, joder... parece que realmente lo está disfrutando" pensó Minerva mientras veía a Yukino gemir contra su cuerpo, aplastando sus grandes pechos contra su pecho y lamiendo sensualmente su cuello y sus labios.

—¡Oh, mierda! ¡Es tan bueno y masculino! ¡Follate mi coño más fuerte! ¡No quiero caminar después de esto! —suplicó Yukino, con los ojos vidriosos y la baba rodando por su rostro.

—¡Mierda! —siseó Natsu con voz ronca, sosteniendo su suave y delicioso cuerpo contra el suyo mientras la frotaba contra su vara y contra su cuerpo.

Le abrió aún más el coño, haciéndola pegar sus labios a su cuello y lamerlo descuidadamente. Con Natsu dándole una palmada en el trasero, gimió más fuerte cuando los músculos de su coño se tensaron alrededor de su vara. Tirando de su cabello hacia atrás para que estuviera frente a su rostro, capturó a su amante en un profundo y apasionado beso que la dejó aturdida. Agarrándola por las piernas, se puso de pie con las piernas bien abiertas, los labios de su coño empapados con sus jugos. Se retiró ligeramente y se golpeó con fuerza, sus piernas y melones se balancearon mientras se hundía una y otra vez.

—Oye— susrro Natsu, llamando su atención —Tenemos audiencia.

La hizo girar y vio que Minerva observaba su acoplamiento detrás de la puerta de su habitación.

—¡M-Min-Minerva! —jadeó Yukino entre gemidos fuertes y sensuales que hicieron que la verga de Natsu se contrajera en lo más profundo de su útero —¡Me está mirando! ¡Minerva me está mirando como Natsu folla mi coño de puta!— chillo como una puta cuando Natsu agarró bruscamente sus tetas temblorosas.

Los ojos de Minerva se abrieron de par en par en estado de shock cuando vio el contorno de la verga sobresaliendo desde el estómago de la peliblanca.

"E-es tan... grande" pensó para sí misma con un rubor en su rostro, sin dejar de ver a Yukino siendo follada y haciendo expresiones que nunca pensó que vería en su rostro.

Yukino apenas podía concentrarse en nada más que en la verga de Natsu entrando y saliendo de su coño, estirándola, dándole la forma de su miembro.

—¡Tu verga!— Yukino susurró suavemente, respirando entrecortadamente. Una sonrisa sin sentido adornó sus labios mientras disfrutaba de la verga dentro de ella —Es tan poderosa, me está estirando el útero... ¡Haz que se quede así! ¡Que tu verga sea lo único que puede complacer este coño ahora!— Yukino anunció, sonriendo todavía mientras ayudaba a rebotar dentro y fuera de su eje.

Entrecerrando los ojos, le dio una palmada en el generoso trasero, amando la forma en que se movía con los golpes de sus manos y caderas.

—¡Ah...Mmmm!— Ella jadeó de placer, mientras que Natsu, gruñendo, la atrajo hacia sí, capturó sus labios con los suyos y dominó los de ella, antes de martillar su herramienta cada vez más profundamente dentro del agujero de Yukino.

Sus ojos se pusieron en blanco mientras continuaba corriéndose sobre la adictiva verga de Natsu, con el culo blonceado ahora rojo carmesí por las palmadas combinadas de cadera y mano. Dejando el beso, Natsu se abalanzó y capturó sus duras tetas en su boca, mordisqueando y amasando la carne mientras su otra mano retorcía y manoseaba la otra. Las manos del mago manipularon los orbes de deliciosa carne mientras la golpeaban con la espalda contra su miembro.

—¡Me corrooooooo!— Yukino aulló como una perra en celo después de minutos de follar. Su cuerpo se sacudió como un terremoto cuando el clímax la desgarró por completo.

Natsu rugió y dejó que su semilla volara profundamente dentro del útero de Yukino, llenando directamente sus ovarios, haciéndola temblar más fuerte que antes.

"¡S-Su semilla de hombre está saliendo de ella!" pensó Minerva para sí misma con los ojos entrecerrados, mirando el desbordamiento de semen que brotaba del coño tembloroso de Yukino.

Podía sentir que se estaba mojando, sus jugos manchando el suelo mientras veía a Natsu gruñir como un animal, su miembro palpitando mientras continuaba rociando el útero desprotegido de la mujer con su semilla viril.

"¡Mierda!" Minerva sonrojó mucho cuando vio que el estómago de Yukino se expandía con la cantidad de semen que la llenaba.

Después de ser criada, Yukino se inclinó muy cerca y susurró.

—Mmmm, gracias Natsu... ahora ¿por qué no vas y ayudas a Minerva con su calentura?— preguntó, un último beso.

Asintiendo, Natsu dejo a la figura temblorosa de Yukino en su cama y se levantó, llendo hacia la puerta de la habitación. Natsu abrió la puerta y se sorprendió un poco cuando Minerva lo empujó hacia abajo y ahora estaba encima de él con una sonrisa maliciosa en su hermoso rostro mientras su sangre demoníaca tomaba el mando.

—Prepárate, Dragneel. No pienso pienso detenerme hasta dejarte seco— anuncio Minerva, mientras se levantaba sobre su verga y se enfundaba en su miembro con un movimiento rápido.

Reprimiendo un fuerte gemido, sintiéndose llena por este macho más que por cualquiera de sus otros amantes, jadeó levemente. Natsu gruño en voz alta mientras el coño caliente que lo rodeaba lo apretaba como ningún otro. Enmarcando su rostro con sus delgados dedos, inclinó la cabeza de Natsu hacia arriba y capturó sus labios con los suyos. La sensación de una mujer en control era nueva para el cazadragones, ya que él era el dominante, pero fue sorprendentemente placentero cuando la seductora morena dirigió el beso y el ritmo de sus caderas que se balanceaban y giraban. Natsu se dio cuenta de que la mujer tenía más experiencia con el sexo y eso solo aumentó su deseo de hacerla suya.

"¡Mierda!" pensó Minerva, mientras deslizaba su coño dentro y fuera de su herramienta. Podía sentir el éxtasis creciente de tener a Natsu dentro de ella. "¡Tan jodidamente bueno! Es más grande que cualquier otro que haya tenido antes" Pensó para sí misma con un rubor que él no vio, ya que tenía los ojos cerrados por el placer.

Lentamente, Minerva aumentó el balanceo. El sonido de la carne húmeda chocando entre sí resonó en toda la habitación, lo que los hizo más calientes el uno por el otro. Minerva podía sentir que las paredes de su coño se apretaban alrededor de su miembro. Sabía que estaba a punto de correrse, pero este hombre no la vencería todavía.

—¡Cómo se siente, dragonsito! —se burló, burlándose del joven que gruñia y gemía—. ¿Ser dominado por una mujer? ¿Ser follado por alguien que no se rendirá tan fácilmente? Me aseguraré de dejarte seco —prometió la belleza latina temblorosa antes de atraerlo en un beso abrasador que hizo que su mente se nublara y solo pudiera disfrutar la sensación de estar bajo su control.

Su miembro se retorcía y le dolía dentro de Minerva, sacándolo todo de encima, mientras la lengua experimentada de la perra semidemonio le golpeaba la boca. Al abrir los ojos, quedó hipnotizado por los pechos bronceados que rebotaban y que estaban tan cerca de sus manos boca abajo que se habían olvidado de usarlas. Sonriendo, al ver que su mirada se dirigía a sus tetas, terminó el beso para tomar un poco de aire.

—Quieres tocarlos, ¿no?— Inclinándose, se frotó sensualmente sus grandes pechos, lamiéndose los labios húmedos mientras miraba los ojos de Natsu —¡Chico malo!— Apartando sus manos de un manotazo, Minerva reprendió al chico antes de doblar su rebote sobre su miembro, sus manos acariciándose a un ritmo más rápido.

Yukino no se quedó de brazos cruzados en esta sesión de sexo. Sintiéndose tan caliente mientras veía a su amiga rebotar arriba y abajo de la herramienta de su amante, no pudo evitar que sus manos se dirigieran a su coño chorreante y sus tetas doloridas. Sus palmas masajearon las duras protuberancias rosadas que eran sus pezones mientras hundía y sacaba dos dedos de su coño.

—¡Oh Dios! Minerva está montando al dragón— dijo Yukino soñadoramente, lamiéndose los labios húmedos con hambre.

Minerva se estaba dejando llevar lentamente por el placer y podía sentir que estaba a punto de correrse junto con Natsu. Decidida a hacerlo correrse, tensó sus músculos al máximo y golpeó sus caderas hacia abajo con gran fuerza. El resultado fue impactante para ambas partes. La belleza tetona que se apoyaba en él, tenía la cabeza echada hacia atrás mientras llegaba al clímax sobre su miembro, su cabeza se sacudía como loca mientras su semen se derramaba por toda su mitad inferior.

Los ojos de Natsu se pusieron en blanco en el momento en que ella volvió a introducir su apretado coño en su miembro. Vio un poco de estrellas mientras alcanzaba el mayor clímax que había tenido en pocas horas. La punta de su miembro atravesó su útero y lo cubrió de blanco, marcándolo como solo suyo. Sus clímax terminaron después de una cantidad desconocida de tiempo.

"¡No puedo soportarlo más!" Finalmente, Minerva regresó de la niebla del orgasmo devastador.

Agarró a Natsu por el cuello y apretó con fuerza, haciendo que él mirara hacia arriba con ojos de sorpresa y un pequeño gorgoteo. Inclinándose hacia su oído, susurró seductoramente mientras apretaba su coño alrededor de su miembro duro tan fuerte como podía, dificultando que Natsu se moviera. Su largo cabello negro estaba suelto y caía en cascada alrededor de los dos, por lo que Natsu solo podía concentrarse en ella. En un intento, empujó sus caderas hacia arriba dentro del agujero extremadamente estrecho de esta mujer experimentada. Ella levantó sus caderas cuando él agarró sus deliciosos muslos y lo ayudó a volver a bajar antes de volver a subir a un ritmo lento que estaba haciendo que Natsu gruñera de ira.

Aturdido por un momento, su rostro se iluminó con una enorme sonrisa, sus ojos se nublaron con nada más que lujuria que la hizo temblar. Con un fuerte grito, Natsu la volteó, estando ahora sobre ella, y golpeó violentamente su miembro duro como una roca dentro y fuera del coño deliciosamente caliente y húmedo de Minerva. En el momento en que él la penetró de nuevo, ella podría haber jurado que vio estrellas brillando alrededor de sus ojos. Sus paredes se convulsionaron alrededor de su atronadora herramienta que no parecía perturbada por el agarre más fuerte. Con el cuerpo en piloto automático, envolvió sus brazos alrededor de la fuerte espalda de Natsu y lo atrajo hacia un beso profundo y apasionado mientras empujaba sus bien formadas caderas contra su pelvis.

—OHH MIERDA— ella no pudo evitar gritar mientras se corría alrededor de su miembro.

Natsu sonrió victorioso cuando la mujer finalmente se rindió a su penetración profunda. Dándole una palmada en la teta que se movía, Natsu continuó penetrando a su nueva puta como un animal. Al escuchar un fuerte gemido desde atrás, miró y vio a Yukino cubierta de sudor y su mano goteando sus jugos femeninos. Yukino gemía como una puta sin sentido mientras veía a Minerva recibir su merecido. Sabía que no tenía oportunidad y era cada vez más placentero ver la verga de Natsu entrar y salir del apretado coño de su amiga.

—¡Sí, Natsu!— Yukino gimió más fuerte cuando lo vio tomar el control y embestir profundamente el coño de Minerva, mientras se corría sobre sus tres dedos embestientes.

Natsu la agarró por los tobillos y se levantó un poco, levantando a Minerva, que gemía, debajo de él. Con el cuello y la espalda todavía en el suelo, Natsu decidió embestir su miembro directamente en el estrecho canal de Minerva como si fuera un martillo neumático. Minerva se quedó bizco ante la nueva posición y dejó escapar fuertes gemidos que harían sonrojar a las estrellas porno.

—¡Joder, sí! ¡Oh, Dios, más fuerte! — ella recuperó algo de su voz y finalmente se rindió y gritó como una perra— ¡Fóllame, Dragneel! ¡Es tan bueno! —Minerva se estremeció un poco y cubrió su verga aún embestida con sus jugos, lo que le facilitó entrar más profundamente en su femeneidad.

Ella lo instó a ir más rápido con sus caderas. Tras la silenciosa demanda, el joven mago dejó que una sonrisa salvaje adornara sus labios y se golpeó hacia adelante, y hacia atrás más profundo, más fuerte con cada segundo que pasaba. Sus bolas golpeó su trasero regordete, haciendo un fuerte sonido erótico, hasta que se puso rojo. Mirando hacia abajo, vio esos orbes temblorosos que lo habían provocado durante toda esta sesión de sexo. Los ojos verdes se abrieron de placer cuando Natsu plantó sus labios sobre sus sensibles pezones. Esto provocó otro poderoso orgasmo que sacudió todo su cuerpo tembloroso, mientras Natsu gruñó con dureza, retorciendo su melón que no estaba chupando. Su respiración salió como jadeos entrecortados, diciéndole a Natsu que estaba cerca de perderse en su polla agitando su estrecho agujero.

—OOOOOH, SIIIIII. LLENA ESTE PUTO COÑO DEMONIO CON TU GLORIOSA SEMILLA— Minerva suplicó como una loca, con un gran mechón de su cabello cubriendo su rostro y su boca abierta para que sus chillidos se escucharan a kilómetros de distancia.

La forma en que chupaba y masajeaba sus melones era demasiado buena junto con su miembro destruyéndola para cualquier otra persona. Natsu gimió roncamente mientras el estrecho coño que lo rodeaba se apretaba a su alrededor como una pitón. Gimiendo con fuerza, dejó que su semilla saliera profundamente dentro de su coño, llenándola hasta el borde. El semen combinado fluyó de su sexo, manchando el piso con fluidos.

El orgasmo se fue apagando lentamente, su cuerpo se estremeció mientras su erección latía dentro de su nueva conquista, la dejó caer al suelo con un ruido sordo. La sonrisa en su rostro se hizo más grande cuando la escuchó murmurar.

—Qué bueno... la verga de Natsu es tan buena.

Inclinándose, la atrapó en un beso contra el cual ella luchó perezosamente. Ambos gimieron sin pensar en el beso, Natsu frotó su gran pecho con cuidado mientras su otra mano acariciaba su trasero rojo

—¡Natsu~! —Al dejar el beso, los dos miraron a Yukino que se había arrastrado hasta ellos. Su expresión era de profundo anhelo y lujuria.

Algo era seguro, iba a perderse el resto de la fiesta...