Natsu estaba en un aprieto. ¿Qué estaba pasando? Bueno, Natsu estaba entre dos de las chicas mas peligrosas y atractivas, en su opinión, que conocía. Por un lado estaba Dimaria Yesta, una guerrera feroz y ex-miembro de los Spriggan 12. Y por el otro lado estaba Brandish μ; cuasi-amiga de Lucy y también ex-miembro de Spriggan 12. Ambas chicas eran, desde el final de la guerra, tanto amigas como rivales.
Y ahora, por alguna razón desconocida, Natsu las había encontrado a punto de querer matarse afuera de su casa.
—¡Atrás de ti, zorra perezosa! —espetó Dimaria.
—¿Cómo me llamaste, granjera tonta? —gruñó Brandish.
"Uh-oh, esto se va a poner feo" pensó Natsu.
—Está bien, zorra, eso es todo. Vas a caer —dijo Dimaria, mientras una vena se hacía presente en su frente.
—Vamos, perra —dijo Brandish en un tono muy agresivo.
Lo que sucedió a continuación hizo que los ojos de Natsu se abrieran como platos. Brandish se abalanzó sobre Dimaria y la besó con rudeza y ferocidad en los labios, y Dimaria le devolvió el beso con la misma ferocidad. Natsu supo que se estaba poniendo duro con solo verlas besándose. Podía ver a Brandish y Dimaria peleando entre sí por el dominio del beso. Luego las vio abrir la boca y dejar que sus lenguas se involucraran en la batalla. Ahora estaba duro como una roca y se tensaba contra sus pantalones.
Dimaria empujó a Brandish hacia abajo para que quedara boca arriba y comenzó a arrancarle la poca ropa que suele usar, prácticamente un biquini con una gaberdina. Brandish le arrancó los pantalones a Dimaria y luego su camisa, mostrando que no usaba ropa interior. Ambas chicas estaban desnudas ahora. Los ojos de Natsu vagaron mientras veía los cuerpos firmes y tonificados de las chicas. Dimaria y Brandish tenían cuerpos curvilíneos y con medidas similares, siendo Dimaria más bronceada que Brandish.
Dimaria movió su pierna y las colocó entre las de Brandish. Luego comenzó a frotar a Brandish con su muslo.
—Oh, mierda —siseó Brandish.
—Así es, te gusta esa puta —gruñó Dimaria, mientras bajaba la cabeza y lamía la parte superior de los pechos de Brandish.
Los ojos de Brandish se pusieron en blanco mientras se frotaba contra el muslo de Dimaria. El coño de Brandish estaba empapado y se podían ver algunos de sus jugos esparciéndose por el muslo de Dimaria, lo que hacía que brillara a la luz.
—Estás tan jodidamente mojada —dijo Dimaria mientras empujaba su muslo con más fuerza contra el centro de Brandish.
Natsu se quedó sentado allí atónito mientras observaba la escena erótica. No tenía ni idea de qué hacer. Esto podría ser un sueño y si se movía podría despertar. El fuerte gemido de Brandish indicó que había llegado al orgasmo, mientras su orgasmo empapó el muslo de Dimaria.
—Maldita puta, lame el desastre que causaste —ladró Dimaria.
Empujó la cara de Brandish hacia su muslo. La peliverde comenzó a lamer sus propios jugos y una vez que terminó, besó y lamió todo el camino hacia arriba, llegando a su jugoso coño. Dimaria se había excitado mucho cuando hizo correrse a Brandish. La peliverde se zambulló en la deliciosa flor de Dimaria, que jadeó en voz alta.
—Oh, mierda— gimió la rubia, mientras empujaba su pelvis contra la cara de la peliverde.
Brandish comenzó a devorar a Dimaria mientras esta agarraba la cabeza de Brandish para asegurarse de que no la dejara en la estacada. Sus caderas rozaban el rostro de Brandish.
—Oh, oh, oh, oh. Sí, justo ahí, justo ahí. Joder, mmmm, sí. Oh, sí, cómeme bien con esa talentosa lengua tuya, Randi. Cómeme muy, muy bien —gimió Dimaria.
Natsu estaba en shock. Parecía que Brandish ya le había hecho sexo oral a Dimaria antes. Estaba luchando contra el impulso de sacarlo y acariciarse. Sus manos se movían y se flexionaban como si tuviera espasmos o algo así. Su pene rogaba que lo liberaran de su prisión vestida. Se estaba volviendo un poco doloroso dado lo duro que estaba.
—JODER, VENGO —gimió Dimaria, mientras empapaba el rostro de Brandish con sus jugos.
Brandish finalmente se levantó. Su rostro estaba rojo por la falta de oxígeno y su rostro brillaba con los jugos de Dimaria. Luego se volvió hacia Natsu.
"Mierda, se ve tan jodidamente sexy" pensó Natsu mirando el rostro resbaladizo de Brandish.
Brandish se levantó y caminó, no, se contoneó hacia Natsu y se sentó en su muslo.
—Limpia mi cara, Natsu —dijo Brandish en tono suplicante.
Él movió la cabeza y lamió mejilla de Brandish. Ella jadeó y cerró los ojos para gemir. Natsu comenzó a lamer la cara de Brandish. Natsu se tomó su tiempo para limpiar la cara de Brandish queriendo saborear los jugos de Dimaria en la cara de la peliverde. Una vez hecho esto, Brandish acercó la cara de Natsu y se besaron. Sus lenguas compitieron entre sí por el dominio. Natsu probó más de Dimaria en la boca de Brandish.
Dimaria no se quedó inactiva mientras esto sucedía. No, se arrastró hasta las piernas de Natsu y las separó. Le desabrochó los pantalones y los bajó junto con sus bóxers, mientras Brandish se levantaba cuando era necesario. Su verga saltó hacia adelante y Dimaria se lamió los labios. Luego se lo metió todo en la boca y las caderas de Natsu se sacudieron hacia arriba por instinto. Dimaria gimió ante esto. Siguió chupando y moviéndose. Una de las manos de Natsu estaba sobre la cabeza de Dimaria guiando sus movimientos, mientras que la otra rodeaba la cintura de Brandish.
Brandish y Natsu siguieron besándose. Él gruñia y gemía en la boca de Brandish mientras Dimaria le hacía una mamada, hasta que la peliverde se apartó.
—¿Qué esta pasando?— preguntó Natsu perplejo.
—Tonto. Mari y yo decidimos compartirte —dijo Brandish.
—Entonces, ¿por qué la pelea? —preguntó Natsu mientras sus caderas se movían bruscamente hacia la boca de Dimaria.
—Queríamos tener un poco de juego previo antes de que comenzara la verdadera diversión— dijo Brandish sonriendo.
Natsu simplemente gimió cuando sintió la lengua de Dimaria girar alrededor de toda su longitud.
—Ella es buena en eso, ¿no? También sabe cómo manejar los coños. No me había corrido tan fuerte en toda mi vida antes de que la boca de Mari se comiera mi pastel —dijo Brandish.
—Tú… y… Dimaria —gruñó Natsu.
—Sí, somos amantes desde hace unos meses. Decidimos introducirte porque no somos lesbianas. Somos bisexuales y a las dos nos gusta tener un trozo de carne caliente entre las piernas de vez en cuando... ademas que dejaste una marca imborrable en Mari— dijo Brandish, burlándose de su amiga/amante.
Natsu gruño cuando sintió que Dimaria gemía en protesta alrededor de su miembro nuevamente. Luego, sus caderas se sacudieron.
—Mierda— gruño Natsu mientras venía.
Dimaria se sorprendió un poco por el orgasmo de Natsu, pero rápidamente se concentró en recoger su semilla en su boca sin dejar caer ni una sola gota. Una vez que terminó, Dimaria se apartó y agarró la cara de Brandish y la besó. Compartieron la semilla de Natsu mientras sus lenguas luchaban entre sí.
Natsu se quedó mirando. Luego vio cómo se alejaban. Un hilo de saliva unió sus labios.
—Mmm, eres delicioso, Natsu —murmuró Brandish.
—Glup, sí, bastante delicioso —dijo Dimaria, sonrojada.
Natsu seguia muy duro y al ver a las dos chicas compartir su semilla entre ellas su verga comenzó a latir en renovada necesidad.
—Ahora me toca a mí— dijo Brandish.
Brandish se levantó y volvió a subirse al regazo de Natsu y se empaló con él.
—¡Oh, Dios mío! —gritó Brandish.
Natsu gimió al sentir el dulce y apretado coño de Brandish. Ella envolvió sus brazos alrededor del cuello de Natsu y luego comenzó a montarlo. Natsu agarró sus caderas y ayudó sus movimientos mientras realizaba sus embestidas de cadera. Desde atrás de ella, Dimaria comenzó a jugar con las tetas de la peliverde. Tocó y pellizcó sus pezones, ahuecó el montículo lleno y alegre, los apretó, los acarició y los manoseó. Los frotó como si fueran bolas de cristal.
Todo esto no hizo más que aumentar el placer de Brandish, que cada vez se excita más. Echó la cabeza hacia atrás y la dejó caer sobre el hombro de Dimaria, la cual lamió y chupó el cuello de Brandish, mordisqueando el punto de pulso.
—Oh —gimió Brandish.
—Se siente bien, Randi, su poderosa verga rozando todo tu apretado y húmedo coño. Eres una maldita puta, vives para su verga, te encanta. La deseas todo el tiempo —susurró Dimaria con voz ronca.
—Sí, sí, soy su puta. Quiero montarlo en cualquier momento y en cualquier lugar —gritó Brandish.
—Toda una puta... pero su puta. Haci que muéstrale lo que vales —dijo Dimaria mordisqueando la oreja de Brandish.
Brandit se estremeció mientras una oleada de placer le recorría la columna vertebral. Era deliciosamente erótico.
—Ven por él, ven por mí —instó Dimaria.
Una de sus manos permaneció sobre el pecho de Brandish mientras la otra bajó y comenzó a acariciar su clítoris.
—AAAAH —gritó Brandish, mientras se corría.
Ella se quedó sin fuerzas y Dimaria la agarró y la apartó de Natsu. Él estaba a punto de correrse, pero justo cuando estaba listo, Brandish llegó y él quedó colgado. Esto lo dejó frustrado.
—Oh, pobrecito, parece que Randi no pudo hacer su trabajo. Pero no pasa nada, cariño, me tienes a mí— ronroneó Dimaria —Nosotras, las guerreras, siempre damos la talla.
Brandish habría mirado fijamente a su amiga si hubiera estado consciente.
Luego, Dimaria lamió el miembro de Natsu hasta dejarlo limpio de los jugos de Brandish y lo provocó. Se apartó, se recostó y abrió bien las piernas, invitándolo abiertamente a Natsu. Él gimió y se lanzó de su silla a colocarse encima de Dimaria. Su miembro encontró su lugar y se hundió en la raja de Dimaria.
—Oh —jadeó Dimaria.
Natsu gimió al sentir los músculos del coño de Dimaria ondear alrededor de su verga. Se sentía tan bien.
—Ahora fóllame duro Natsu, destrozame —dijo Dimaria con voz ronca.
Natsu no iba a decepcionarla y se puso a follar a Dimaria como nunca. Dimaria aulló de puro placer mientras la follaban. Tan fuerte que despertó a Brandish. Se quedó mirando mientras su amiga follaba a su amante y se calentó por completo. Se sentó y comenzó a tocarse con los dedos.
—Oh sí, Natsu, sí, fóllame duro, rompeme. Más fuerte, más rápido, haz que no pueda caminar, Natsu ¡Oh, Díos, sí! —gritó Dimaria.
Natsu siguió adelante, asombrado por lo masoquista que parecía ser Dimaria. Pero eso lo animó, antes sintió que iba a estallar, pero ahora recibió nuevas fuerzas para continuar sin fin. Se oyeron palmadas en la piel mientras Dimaria y Natsu gemían, gruñían y gritaban de placer. Brandish se sumó al coro erótico con sus propios sonidos mientras se follaba con los dedos.
—¡Joder, aquí viene Dimaria! —rugió Natsu.
—LLÉNAME NATSU, PREÑAME CON TU SEMEN—gritó Dimaria.
Con un último y poderoso empujón, irrumpió en lo más profundo de Dimaria. La rubia suspiró al sentir la semilla de dragón bañando sus ovarios fértiles.
—Oooh, sí... eso es todo—jadeó Dimaria, no muy conciente.
—Sí, estuvo bien —jadeó Natsu.
Él se retiró y se acostó a su lado. Brandish había llegado y había un charco de sus jugos justo debajo de ella. Ella también respiraba con dificultad.
—No es justo, Natsu no se vino dentro de mí —se quejó con un puchero.
Los ojos de Brandish se clavaron en la brillante y ligeramente decaída verga de Natsu. Brandish se abalanzó y usó sus manos y boca para dejar a Natsu limpio y completamente a punto de nuevo. No le costó mucho, debido a la resistencia de dragón de Natsu.
—Ahora, tendre mi pastel de crema—ronroneó la peliverde cachonda.
Ella se empaló en Natsu y comenzó a montarlo como lo había hecho antes, pero esta vez se estaba concentrando en lograr que Natsu se corriera dentro de ella. Él gimió cuando sintió los músculos del coño de Brandish apretar su eje, tratando de ordeñar su semilla de sus bolas.
Natsu se sentó, acercó a Brandish y la besó con fuerza. Ella gimió cuando sus labios se unieron. Las manos de Natsu fueron a las tetas de Brandish y jugaron con ellas haciéndola jadear y gemir. Luego, Natsu la empujó suavemente hacia el suelo y comenzó a bombear dentro, y fuera de su coño hambriento.
—¡Oh Natsu, por favor, quiero hacerlo de perrito, por favor! —suplicó Brandish.
Natsu se retiró y Brandish se puso de rodillas. Sacudió su delicioso trasero y Natsu le dio una palmada que hizo que Brandish gritara de dolor-placer.
—Cogela como la perra cachonda que es —gritó Dimaria, desde su posición privilegiada para ver el espectáculo, mientras se metía los dedos y los chupaba, degustando la semilla viril.
Natsu se empujó hacia adentro del coño de Brandish, que gimió en voz alta, lo que se convirtió en una serie de gemidos muy fuertes cuando Natsu comenzó a empujar dentro y fuera de ella, sus manos agarrando sus caderas.
—Oh, sí, Natsu, sí. Se siente tan jodidamente bien —gritó Brandish.
Él estaba tan concentrado en su ritmo que no se dio cuenta de que Dimaria se acercaba y se colocaba debajo de Brandish. Ella comenzó a chupar los pechos oscilantes de Brandish y a frotar su clítoris.
—¡Mari! ¡Eso no es justo! —gritó Brandish.
Ella se vino con fuerza, pero de alguna manera logró mantenerse consciente. No iba a caer hasta que tuviera una dosis de jugo de Natsu en su coño.
—¿A qué estás esperando? Cogeme hasta dejarme sin sentido —gritó mandona Brandish.
—Sí, señora —dijo Natsu y luego reanudó sus embestidas.
Dimaria rió mientras continuaba con su molestando a Brandish. Natsu siguió y luego sintió un cosquilleo en las bolas y gimió en voz alta mientras embestía profundamente a la maga peliverde derramando su semen directamente en su útero. Esto hizo que los ojos de Brandish se pusieran en blanco cuando sintió su semilla caliente llenar por completo su vientre desprotegido. Finalmente se rindió y se desplomó.
Dimaria la atrapó antes de que Brandish pudiera lastimarse. Mientras, Natsu cayó de trasero agotado. Sin embargo, las chicas aprovecharon que estaba la una arriba de la otra, de modo que sus alegres tetas y sus coños encremados se aplastaron entre sí, formando un delicioso sándwich de coños. Dimaria le dio una palmada en el trasero a Brandish, mientras ambas rogaban por más de la verga de Natsu.
Natsu los complació con gusto, embistiendo en el primer coño que pudo alcanzar, que resultó ser Dimaria. Él la agarró con fuerza por las caderas y comenzó a embestirla con brutales embestidas, enterrándose hasta la base cada vez. Después de unas cuantas embestidas, se retiró y cambió al coño chorreante de Brandish. Le dio a ese unas cuantas embestidas, mientras las magas se besaban debajo de él.
No había forma de que pudiera durar mucho tiempo así, y después de unos minutos de celo, comenzó a follar las justo en medio de sus coños, haciendo que las chicas gimienran al sentir como frotaban sus labios inferiores y clítoris simultáneamente, hasta que Natsu empezó a descargar su semen entre ellas, cubriendo sus cuerpos con su semilla. Su cálido semen también desencadenó los orgasmos de cada uno de las chicas, y gemían y maullaban en la boca de la otra.
Natsu se apartó de sus coños babeantes.
—Ayo, tengo un trabajo que hacer ahora— les dijo Natsu —La puerta está abierta, si quieren.
Dicho esto el mago pelirosa se fue muy contento por como empezó su día, dejando atras a las magas de Alvarez tirados en el suelo, sobre un charco de jugos de los tres, desnudas y completamente noqueadas en más de un sentido.
