Natsu Dragneel caminó por las calles de Hargeon. La ciudad estaba pasando por una festividad y querían la presencia de magos para desalentar a los alborotadores. Por alguna razón, las autoridades de Hargeon parecían haber olvidado que fue Natsu quien destruyó parte de la ciudad hace algunos años.
Estaba de patrulla nocturna por un sector poco transitado. Su compañera era su novia, Lucy. Decidieron separarse y cubrir más terreno. Lucy pensó que iría más rápido de esta manera. Natsu estaba llegando a un cobertizo abandonado cuando lo agarraron y lo tiraron hacia dicho cobertizo.
—¡¿Qué carajo?! —exclamó Natsu.
—Shhh, relájese, Natsu-san. Todo estará bien —le susurró una voz femenina al oído y un aroma conocido le hizo relajarse.
Natsu sintió que la hebilla de su cinturón se desabrochaba y luego le bajaron los pantalones. Sintió una mano cálida y suave que agarraba y acariciaba su miembro que se endurecía lentamente. Natsu dejó escapar un gruñido.
—Me aseguraré de que su patrulla sea placentera —dijo con un tono familiarmente monótono.
Luego sintió que ella se movía y luego le bajaron los calzoncillos. Su verga quedó expuesto al aire durante unos segundos antes de sentir una boca y una lengua calientes que lo acariciaban.
—Oh, mierda —gruñó Natsu.
La chica lamió y chupó la longitud de Natsu. Movió la cabeza y la lengua por toda su verga. Las caderas de Natsu se sacudieron mientras introducía su miembro más profundamente en la boca de la chica. A ella no pareció importarle, ya que lo tomó todo. Natsu comenzó a mover las caderas dentro y fuera de la boca de la chica, follándole la cabeza. Gruñía y gemía, amando la boca de quien fuera que fuera. Porque quienquiera que fuera, sabía cómo chupar pollas. Pasó las manos por el cabello de la chica, lo que la hizo soltar un gemido. La chica le masajeó los testículos y él soltó su semen, tragandoselo todo con diligencia.
—Delicioso— declaro ella.
—Maldita sea, si que eres buena, Virgo —dijo Natsu.
Una pequeña luz se encendio y el rostro de la espíritu celestial de cabello rosado aparecio.
—¿Como lo supo, Nasu-san? —pregunto Virgo inclinando la cabeza a un lado, mientras le frotaba suavemente la verga.
—Conozco tu olor —dijo Natsu a la chica.
—Oh, no tome en cuenta tus habilidades de detección, mi error —dijo Virgo levantandose. Lo siguiente que supo fue que la sirvienta estaba totalmente desnuda e inclinada en una pared, presentandole su culo y coño—¿Es hora del castigo?— presionó su trasero desnudo contra el cuerpo vestido de Natsu.
Encogiéndose los hombros, Natsu hundió su miembro en la espíritu. Dejó escapar un gruñido cuando Virgo lo apretó. Pronto estuvo completamente dentro de ella.
—Por favor, fólleme Natsu-san —jadeó Virgo, consiguiendo que su voz, de alguna manera, siguiera soñando monótona.
Natsu empujó a Virgo contra la pared y bombeó su verga dentro y fuera del coño dispuesto de la pelirosa. Virgo jadeó mientras sentía que la llenaban y vaciaban una y otra vez.
—¡Oh! Natsu-san, eres muy grande y masculino. Perfectamente adecuado para la princesa —gimió Virgo.
Natsu sintió una oleada de orgullo al escuchar esto. Sobretodo porque había conseguido que Virgo dejara su típica monotonía al hablar. Luego aceleró el ritmo, lo que provocó que Virgo agarrara la pared con fuerza y gritara con más fuerza. Natsu sintió que el coño de Virgo lo agarraba con fuerza mientras su orgasmo la atravesaba.
—¡Oh!, nunca había tenido un orgasmo antes —dijo Virgo jadeando.
Tenía una fina capa de sudor por la cogida que estaba recibiendo.
—Natsu-san, por favor, corrase dentro de mí. ¡Necesito su semilla dentro mi! —grito Virgo.
Natsu comenzó a bombear aún más fuerte que antes. Virgo gimió mientras se aferraba a la pared por su vida. Se corrió de nuevo y Natsu le siguió. Pronto derramo su carga dentro de ella, la cuál aulló al sentir como su útero resumo en cálida semilla.
—Gracias por el castigo, Natsu-san— dijo Virgo, ahora recuperada.
—De nada... supongo— dijo Natsu, no muy seguro de que siquiera eso fuera una castigo.
Sin embargo, Virgo le dio a Natsu un beso rápido en los labios antes de desaparecer en un destello dorado, con una sonrisa genuina.
Él solo negó con la cabeza y continuó caminando con paso alegre.
Natsu estaba ahora en una parte diferente de la ciudad y todavía sentía la sensación que se siente después de tener sexo. No creía que su noche pudiera mejorar. Paso por un parque tarareando para sí mismo. Estaba de tan buen humor que casi no vio a la persona que tenía frente a él. Se detuvo y frunció el ceño ligeramente.
—¿Qué haces aquí, Libra? —preguntó con curiosidad al ver al espíritu celestial aquí. ¿Yukino también estaba en Hargeon?.
—Te estoy esperando, Dragneel —dijo la bella bailarina exótica con su tono gélido.
Natsu preparo su magia por instinto, pero antes de que pudiera hacer algo, Libra lo arrastró a un banco del parque.
—¡¿Qué carajo?! —exclamó Natsu.
Libra no dijo nada mientras se tumbaba encima de él y, quitándose el velo, comenzó a besarlo apasionadamente.
Natsu se quedó en shock. ¿Qué demonios estaba pasando? Primero Virgo y ahora Libra. Algo estaba pasando. Pero su cerebro se apagó, pensaría en eso más tarde. Comenzó a besar a Libra con tanta pasión como ella le daba.
Sus manos recorrieron el cuerpo del otro y pronto se quitaron la ropa. Cayeron al suelo esparcidos por todas partes. Allí quedaron desnudos y explorando la piel del otro.
Libra gimió al sentir las manos de Natsu frotar y acariciar sus pechos. No pensó que Dragneel fuera tan gentil, pero lo fue incluso con sus manos callosas. Eso solo aumentó el placer que estaba sintiendo.
—Cogeme Dragneel —jadeó Libra.
Natsu sonrió mientras movía su boca hacia el cuello de Libra y comenzaba a succionarlo. Libra inclinó la boca para permitir que Natsu tuviera más acceso. Ella gemía y ronroneaba, amando las sensaciones que estaba obteniendo. Sus manos estaban haciendo su propia exploración y le gustaba lo que estaba sintiendo. El cuerpo de Natsu estaba bien esculpido y pronto llegó a su falo y no podía creer el tamaño que tenía.
—Por mis estrellas —suspiró la espíritu.
—Espera hasta que esté dentro de ti —susurró Natsu en el oído de Libra.
Libra se estremeció. Nunca un hombre la había puesto tan mojada, tan caliente, con tantas ganas de ser follada... y más.
—¡Cogeme Dragneel, quiero esta bestia dentro de mí! —gritó Libra.
Natsu les dio la vuelta para quedar por primera vez encima de ellos. Apuntó con su vara y empujó hacia adentro. Se quedó sin aliento al sentir lo apretada que estaba Libra. Empujó hasta el fondo y luego se deleitó con la sensación del coño súper apretado de Libra sosteniéndolo.
Libra soltó un gemido cuando Natsu salió de ella. Una vez que solo quedó la cabeza dentro, volvió a empujar hacia adentro. Ese era su ritmo. Embestidas largas y profundas. Libra arqueó la espalda y estiró la cabeza hacia atrás mientras gritaba de placer. Estaba agradecida de tener barreras puestas para bloquear todo sonido y alejar a curiosos de esta parte del parque.
Natsu entró y salió de Libra disfrutando cada parte de su estrecho coño. Se sintió increíble cuando ella intentó mantenerlo dentro agarrándolo tan fuerte como pudo. Luego aceleró el ritmo queriendo escuchar más de los encantadores sonidos que hace Libra. No se sintió decepcionado en absoluto.
—Joder, joder, joder, joder— gemía Libra, mientras su orgasmo rugía a través de ella.
Ella nunca había tenido un orgasmo como ese antes y fue jodidamente increíble. Natsu siguió adelante, aunque tuvo que apretar los dientes con fuerza para no correrse demasiado pronto. Quería más de ese coño antes de llenarlo por completo. Continuó un par de minutos más hasta que no pudo más. Se corrio cuando Libra se vino por segunda vez, asegurándose de darle una copiosa cantidad de semilla viril en sus profundidades fértiles. Ambos se quedaron allí sudando profusamente y jadeando.
—Ese fue, por mucho, el mejor polvo de mi vida— dijo Libra, volviendo a ponerse su velo, ocultando su sonrojo.
—Me alegra escucharlo —dijo Natsu, felíz.
Pronto se vistieron y salieron del parque. Libra le dio otro beso apasionado antes de regresar al mundo celestial con un destello.
Natsu estaba un poco cansado, pero se alejó silbando una melodía con paso alegre.
Al salir del parque, Natsu siguió caminando y se preguntó si tendría otro encuentro por delante. También se preguntó quién sería la siguiente. No podía esperar a quien fuera el siguiente. Lo que encontró fue a Acuario sentada en un gran estanque de agua cruzando sus... ¿Desde cuándo tenía piernas?.
—¿Que estás mirando? —espeto Acuario con su característico mal humor.
La peliazul solo acepto hacer esto porque pillo a Escorpio siendole infiel. Pero, francamente, ¿Este chico tonto es el que "movería su mundo"? Uff, iba a castigar a Lucy por hacerle perder el tiempo.
—Solo estaba mirando tus piernas —dibo Natsu simplemente, señalandolas— No sabía que tenías, son muy bonitas.
Eso dejo muda a la espíritu veterana. Un rubor apareció en sus mejillas.
—Mmmp, g-gracias— dijo alagada, nadie nunca halago sus piernas. Escorpio la prefería como una sirena— Estaba preparándome para nadar un poco, ¿te apetece acompañarme? —preguntó Acuario, mientras se mordía el labio inferior.
—Claro—dijo Natsu, mientras sentía que su miembro se endurecía.
Una vez en el agua, Acuario, que seguía mostrando sus piernas, se acarició su hombro algo adolorido, cuando Natsu se unió a ella.
—¿Puedo ayudarte?— preguntó.
—Por favor —dijo Acuario, sonrojada. Escorpio nunca había sido tan atento con ella.
Natsu comenzó a masajear la espalda a Acuario, aliviando el dolor en sus hombros, haciéndola gemir. Ella, en agradecimiento, comenzó a frotar su trasero contra la entrepierna de Natsu. La peliazul le mostró su habilidad magistral al apretar su longitud entre sus nalgas, haciéndolo correrse en un tiempo récord.
—Dios, eso fue genial —gruñó Natsu.
—No has visto nada todavía —ronroneó Acuario.
Luego se dio la vuelta y besó a Natsu en los labios. Natsu le devolvió el beso y sacó a Acuario del agua. La empujó para que su espalda quedara contra el borde del estanque. Luego, con la ayuda del espíritu celestial, insertó su verga en el coño de Acuario. Ambos gimieron mientras sentían que se conectaban.
—¡Oh, eres tan jodidamente grande! —gimió Acuario, mientras echaba la cabeza hacia atrás.
Natsu bajó la cabeza y enterró la cara en las tetas de Acuario, mientras empujaba más de su miembro hacia la espíritu. Una vez que estuvo completamente dentro, comenzó a bombear. El agua trabajaba en su contra porque le ofrecía resistencia. Pero a Natsu no le afectaba. ¿Sería por la magia de Acuario?.
Acuario gemía y tenía los brazos alrededor del cuello de Natsu. Sus manos empujaban la cabeza de Natsu hacia su abundante pecho agitado. Natsu prodigó atención a las tetas de Acuario, lo que solo aumentó el placer que ella sentía.
—Oh estrella, ¡Oh estrellas! —gimió Acuario.
Natsu sintió que las paredes del coño de Acuario se apretaban alrededor de su miembro y reprimió su propio orgasmo mientras ella se excitaba. Quería saborear ese coño. Luego comenzó de nuevo una vez liberado. Sintió que su coño sufría espasmos a veces debido a los miniorgasmos que estallaban en momentos aleatorios.
—¡No pares, no pares! ¡Oh, por favor, no pares! — gimió descontrolada Acuario, haciendo que el agua del lago se desbordara.
Natsu no pudo contenerse más y disparó su carga dentro de Acuario, distendiendo su plano vientre, dándole la apariencia de una barriguita de pocos meses. Ambos se quedaron allí un rato para recuperar el aliento.
—Eso fue increíble —dijo Acuario rompiendo el silencio, viéndolo con una sonrisa sonrojada —Lucy se consiguió un hombre excelente.
—Tu también eres espectacular —le respondió Natsu sonriendo, haciendo que el corazón de Acuario diera un vuelco.
Después de eso, se lavaron y volvieron a ponerse la ropa. Acuario le dio un beso profundo a Natsu antes de irse tarareando en un destello.
Natsu sacudió la cabeza y continuó con su patrulla.
Natsu finalmente llegó al lugar de encuentro donde él y Lucy debían encontrarse. Miró un reloj y se dio cuenta de que había llegado un poco tarde.
—Na-Natsu-san —preguntó una voz nerviosa detrás de él.
Natsu se volteo, encontrándose con la tímida Aries.
—Oh, eres tu Aries, ¿Haz visto a Lucy? —pregunto Natsu.
—Lu-Lucy-san ya se fue a descanzar y me dijo que te acompañara —dijo Aries con un fuerte sonrojo.
Natsu asintió y se encaminaron hasta la posada donde se hospedaban. Cuando llegaron, Aries tomo acopio de valor y lo tomo del brazo.
—L-Lucy-san también me pidió que hi-hiciera algo contigo —dijo Aries sin mirarlo a los ojos.
Antes de que Natsu pudiera decir nada, Aries lo llevó a otra habitación y lo empujó hacia una cama. Ella también entró y cerró la puerta, antes de subirse sobre Natsu.
—L-Lucy-san quiere disculparse pero, ella pasaría la noche con Yukino-san— murmuró Aries, mientras frotaba su trasero en la ingle de Natsu.
Natsu, aunque ya había tenido sexo varias veces esa noche, no podía negarle nada a alguien tan dulce como Aries. La ropa de ambos cayo al suelo y pronto Aries dejó escapar un gemido prolongado cuando el eje de Natsu la atravesó. Luego comenzó a montar a Natsu, girando sus suaves caderas, frotándolas y rebotando hacia arriba, y hacia abajo.
Natsu hizo su parte y sujetó las caderas de Aries para ayudarla con sus movimientos. Pronto se cansó de eso y se sentó, atacando las almohadas temblorosas de Aries. Su boca se aferró a un pezón erecto y comenzó a succionar. La pelirosa gimió, mientras presionaba la cabeza de Natsu contra su pecho con una de sus manos.
—O-Oh, Natsu-san le gustan mis pechos, ¡Ah! Es vergonzoso, pero me hace feliz— Aries jadeó.
Natsu cambió de posición y atacó el otro pezón de Aries mientras usaba una mano para seguir manipulando su pecho abandonado. Aries arqueó la espalda para darle más de su pecho a la mano y la boca de Natsu.
—¡Oh, Natsu-san! —gritó Aries al alcanzar su clímax.
Su coño agarró con fuerza la verga de Natsu, pero él aprovechó ese momento de debilidad de Aries y les dio la vuelta. Entonces empezó a embestir a Aries sin parar. El coño de Aries se convulsionaba una y otra vez en un ciclo interminable de orgasmos, pero Natsu siguió empujando cada vez más.
—¡Natsu-san, Natsu-san, por favor! Necesito tu semilla. ¡Por favor! —suplicó Aries, con lágrimas de placer en sus ojos.
Con un par de embestidas más, Natsu vertiera su semen dentro de ella. Ambos jadeaban y sudaban, pero ambos estaban satisfechos.
—Gracias Natsu-san, eso fue encantador —dijo Aries con una tierna sonrisa.
—Te lo mereces y mucho más —dijo Natsu, haciendo muy feliz a Aries.
Se besaron y luego se durmieron uno en los brazos del otro.
—Parece que a Natsu le gustó la sorpresa— decía Lucy, mientras se acostaba al lado de una Yukino con una sonrisa.
—Sí— respondió Yukino sonriendo, antes de poner una expresión preocupada —Lucy-san, ¿No crees que estamos abusando de nuestras espíritus celestiales?.
—Vamos— decía Lucy moviendo la mano, quitándole importancia —Todas ellas estuvieron de acuerdo y sabes que Natsu, por tonto que sea, sabe cómo tratar a una mujer en la cama —dijo apoyando una mano en su mejilla sonrojada — Mmm, este fue realmente un regalo para ellas.
Yukino se sonrojo, no encontrando fallas en la lógica de su amiga, esperando que Libra se haya divertido también.
Sin saberlo, las espíritus celestiales durmieron esa noche con sonrisas bobas en sus labios, mientras nuevas vidas brotaban dentro de ellas.
