- . My Hero Academia 180 grados. -

31. Donde Izuku y Uraraka hablan en la cama e inicia el examen de ingreso a la UA

(Segmento marcados con * por temas sugerentes IzuxOcha)


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Los nervios vibraban en la habitación de Izuku, mientras el sonido de las manecillas del reloj de la sala acompañaba el silencio en el resto de la casa. Sus suaves movimientos en la cama eran una especie de danza de descubrimiento; pequeños espasmos acompañaban cada intento de tocarse bajo la ropa, como si cada roce o beso fuera un recordatorio de la novedad de lo que estaban viviendo.

Ochako sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando los dedos de Izuku rozaron la piel desnuda de su cintura. Un espasmo involuntario la hizo retroceder un poco y detener el beso al instante, soltando una risa ligera, una mezcla de nervios y alegría que llenó el silencio entre ellos.

—¿Te hice... cosquillas? —preguntó Izuku, su voz apenas un susurro cargado de timidez y dulzura.

—Es que... —Ochako bajó la mirada, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas—. Es raro, pero... lindo a la vez.

Izuku también se sonrojo significativamente.

—Si... creo que yo pienso lo mismo. Pero me gusta... mucho.

Ambos suspiraron tocando mutuamente las mejillas. La tensión sexual que los había dominado al principio disminuyó ligeramente en ese momento, reemplazada por una calidez reconfortante, un deseo de conexión verdadera que iba más allá de lo físico. Habían compartido muchas cosas ese día, pero esto era definitivamente diferente.

Sus labios se rozaron otra vez, y mientras se acariciaban con cuidado, sus manos encontraron de nuevo el camino por los hombros, pasando por la espalda, hasta llegar de nuevo a la cintura. Ambos recordaban un poco de lo que sólo se habían visto hacer en sueños y tanteaban la frontera entre la curiosidad y la seguridad que les impedía hacer algo demasiado audaz. Se besaron por un largo tiempo, sin prisa, como si quisieran saborear cada momento, cada roce y grabarlo en sus sentidos.

Cuando se separaron de nuevo, Izuku la miró con esos ojos verdes que desde hace tiempo la hacían sentir que se le derretía el corazón, aunque ahora brillaban con una mezcla determinación y nervios.

Ella lo miró de regreso, sus mejillas sonrojándose mientras la emoción y la incertidumbre danzaban en su interior. —¿Q-quieres que nos detengamos? —preguntó, con voz dulce.

Izuku, sintiendo la presión de su corazón, tomó aire profundamente, buscando las palabras adecuadas acorde a lo que sentía realmente—¿Podemos... continuar sólo un poco más? Antes de detenernos.

Uraraka asintió de inmediato, su corazón latiendo con fuerza de nuevo — E-está bien. Yo también quiero... seguir un poco más.

Con una nueva determinación, se acercaron nuevamente, pero esta vez, sus movimientos eran más directos y afines a sus intenciones, como si ahora fueran contra reloj, esperando que el otro decidiera que ya había sido suficiente. Las caricias sobre la cintura, el estómago, y las piernas entrelazadas eran más decididas, pero de alguna forma también seguían siendo suaves y tiernas, incluso cuando agarraban algo de piel entre sus manos.

A medida que sus labios se encajaban nuevamente, Izuku sintió una chispa de electricidad recorriendo su piel y un extraño calor en sus entrañas cuando Uraraka levantó un poco su camisa y pareció distraerse tocando su abdomen. Izuku se sintió menos nervioso de lo que hubiera pensado si hubiera imaginado eso alguna vez, y tal vez más ansioso de que siguiera tocándolo ahí y que ese momento no terminara tan rápido.

Se separaron después de unos cuantos minutos, sonriendo mientras sus frentes se apoyaban una contra la otra, sus respiraciones entrecortadas llenaban el aire de una calidez bastante cómoda, a pesar del color de sus mejillas.

—Nunca pensé... que podría ser hacer algo así con alguien —confesó Izuku, su voz apenas un susurro.

—¿Nunca? —Ochako le dio un ligero empujón juguetón y se cubrió el rostro sonrojado—. Entonces, ¿yo fui la única que lo pensó? Eso me hace pensar... que tal vez... me estoy aprovechando de ti, Deku. Creo que mal interprete lo de antes. Después de todo... yo fui la que te traje a la cama con la escusa de tener frio.

El rubor en el rostro de Izuku se profundizó al escuchar esas palabras. Abrió la boca para responder de inmediato, pero las palabras salieron atropelladas —¡Ah! No, no me refiero a eso... ¿Ah? ¿Tú también lo pensaste? ¿En mi? ¡No es que yo no haya pensado de ti! ¡Porque yo definitivamente sí que lo he hecho! Pero no de manera extraña o... compulsiva. Son cosas que pasan. Solo que... antes de conocerte... nunca pensé que alguna chica me dejaría... —balbuceó, sin saber cómo detenerse, cada palabra sonando más torpe que la anterior—. No es que haya pensado en nadie más antes de ti... yo solo...

Mientras intentaba aclarar su torbellino de pensamientos, Uraraka soltó una pequeña risa. Era una risa suave, sin burla, pero que logró interrumpir su torpe intento de explicación. La risa de ella era algo que siempre lo tranquilizaba, haciéndole sentir que todo estaba bien, incluso en momentos tan embarazosos. —Está bien —dijo suavemente, su risa desvaneciéndose en una sonrisa tierna—. Yo tampoco pensé... en este tipo de cosas... antes de conocerte.

Izuku la miró, su respiración finalmente estabilizándose. Sentía que, en ese momento, no importaba lo torpe o inexperto que pudiera ser, porque estaba con ella. Y eso era lo que hacía todo tan perfecto. Con una sonrisa renovada y el corazón latiendo en un ritmo más tranquilo, se inclinó hacia ella, dándole un último beso, en parte, de agradecimiento.

Cuando el beso se desvaneció, los ojos de Uraraka brillaron con algo más que cariño, una mezcla de nerviosismo y deseo de extender el tiempo con él.

—De-Deku... ¿puedo... abrazarte un poco?

El tono tembloroso en su voz hizo que Izuku se sorprendiera, pero no dudó en responder.

—C-claro, Uraraka... puedes abrazarme —aceptó de inmediato, pero no estaba preparado para lo que vino después.

Para su sorpresa, en lugar de un abrazo común, Uraraka se levantó un poco sobre la almohada y guió su cabeza directo hacia su pecho. El rubor en el rostro de Izuku, que había empezado a desvanecerse, regresó con toda su intensidad.

¿Qué? ¿Por qué? Este abrazo... ¿Debería hacer algo ahora? ¿Ella espera que yo...? Pensé que ella quería que nos detuviéramos.

Los pensamientos se arremolinaban en su cabeza, cada uno más caótico que el anterior, y justo cuando estaba a punto de mover una de sus manos, la voz suave de Uraraka lo interrumpió.

—Perdóname... —dijo soltando su cabeza y una pequeña risita que intentaba disimular sus nervios— Estaba algo... celosa de Hatsume por haber hecho esto contigo cuando la conocimos. Pero ahora... ya me quedo más tranquila. Por favor, no pienses mal.

Izuku se preocupó al escuchar que Uraraka se había sentido mal por ese primer encuentro con Hatsume durante tanto tiempo y trató de reaccionar rápido, queriendo tranquilizar cualquier rastro de inseguridad que hubiera quedado en ella.

—Hatsume... ya no lo ha hecho desde entonces. Te lo aseguro. Y tu definitivamente eres la única... con la única que me gustaría hacer algo así —exclamó, sin pensarlo demasiado, mientras la rodeaba, abrazándola por la espalda. Este movimiento, aunque impulsivo, hizo que su rostro quedara más aplastado contra sus pechos, intentando soportar el sonrojo y aunque ella se tensó por un momento, pronto volvió a relajarse bajo sus manos.

—Me alegra escuchar eso —respondió Uraraka, su voz sincera, mientras le acariciaba el cabello de Izuku con ternura— Tu también eres el único con el que me gustaría hacer algo así.

Esas palabras, tan sencillas y a la vez tan profundas, resonaron en el corazón de Izuku. El calor que sentía no solo venía del contacto físico de ese momento, sino del peso emocional que ambos compartían. Aunque tampoco podía negar que... el contacto físico le estaba gustando demasiado.

'Son tan suaves y cálidos, incluso a través de su blusa', pensó Izuku, completamente aturdido por el calor en su rostro y pensó que podría quedarse así para siempre. Aunque una parte de su mente seguía luchando contra la ansiedad que empezaba a formarse en su pecho y las preguntas más difíciles que había enfrentado en su vida, tomando forma con palabras concretas en su mente.

'¿Uraraka... quería hacerlo con él en ese momento?, pensarlo así, sin censura, lo hizo cerrar los ojos con fuerza, gritar internamente y sintió que casi le daba un ataque cardíaco, pero su mente continuó haciéndole preguntas, ¿Él... quería hacerlo? Porque si era muy honesto, claro que quería. Su cuerpo se lo estaba gritado desde hace rato. Pero...por otra parte, tal vez era demasiado para él, para sobrellevarlo en ese preciso momento. Lo sobrepasaba. Seguramente seria muy torpe si intentaba hacer algo. Ademas aun habían muchas cosas importantes que quería decirle a Uraraka antes de llegar a eso. Y aun había mucho que podía investigar antes de simplemente dejarse llevar por sus deseos. Principalmente, porque quería asegurarse de que fuera una buena experiencia. Especialmente si era la primera vez para ambos. De nuevo la exposición a la idea concreta lo mortificó.

Al hablar con el señor Yagi sobre los limites con las chicas, había pensado que los suyos estaban muy claros, que casi le había parecido absurdo que se lo preguntara. No se lo había planteado seriamente porque lo había considerado imposible en un futuro cercano, pero ahora... una parte de su cuerpo empezaba a sentirse demasiado ansiosa. Y si ella se lo pedía directamente...¿tendría la fuerza de voluntad necesaria para decirle que todavia no estaba listo? ¿Y si en realidad si estaba listo?

Mientras intentaba calmar sus pensamientos, sintió de nuevo la caricia suave de Uraraka en su cabello, un gesto tan pequeño y, sin embargo, capaz de desatar un huracán dentro de él, acelerando su corazón.

—Tranquilo —le susurró ella, su voz llena de dulzura.

Izuku, lejos de relajarse, se sintió más tenso. No pudo evitar pensar que Uraraka era demasiado linda y su deseo por estar con ella crecía. La forma en que le hablaba sólo hacía que su mente se llenara de más pensamientos contradictorios. Desvió la mirada con nerviosismo, tratando de encontrar algo que lo anclara a la realidad. Y entonces lo vio: su nombre, "Izuku Midoriya", bordado en la sudadera que le había prestado. Ese pequeño detalle lo ayudó a encontrar la fuerza necesaria para apartarse ligeramente, liberándola un poco de su abrazo.

—Uraraka... —su voz salió insegura, pero ella no lo interrumpió. En lugar de eso, le sonrió con ternura, animándolo a continuar—¿Yo también... puedo abrazarte de una manera especial?

La mente de Uraraka también empezó a hacerse ideas rápidamente, poniéndose roja, pero pareció sacudírselas moviendo la cabeza.

—C-claro. Solo dime cómo... —respondió con un toque de timidez.

Sin querer darle demasiado tiempo para pensar, Izuku la ayudó a girarse sobre la cama y ella se acomodo de nuevo a la altura de la almohada. Izuku atrajo su cintura con una firmeza casi dominante que logró que Uraraka se pusiera roja de nuevo y al sentir la nariz de Izuku enterrarse en su nuca le dio un ligero espasmo en todo el cuerpo que la hizo estremecerse por completo. Eso a Izuku le pareció lo más intenso que había sentido en toda su vida y no pudo evitar pegar su entrepierna contra ella.

Ninguno de los dos dijo nada de inmediato, pero si no había sido claro antes, ahora el bulto de la entrepierna de Izuku fue más que clara, haciendo presión entre ambos.

—P-perdon — se disculpó Izuku, avergonzado, aunque en el fondo no lo lamentaba del todo y apartando la cadera para darle espacio. Sin embargo, se sorprendió cuando Uraraka tomó sus brazos y los colocó de nuevo, justo debajo de sus pechos, acercándolos aún más para rodearla, y movió su cadera hacia él, buscando el contacto de nuevo, esta vez de forma más consciente.

Izuku se puso rojo enseguida y el suspiro que escapó de sus labios fue involuntario. Enterró de nuevo su nariz en la nuca de Uraraka y su mente de nuevo se volvió un caos de pensamientos desordenados. El latido acelerado de su corazón no hacía más que confundirlo mientras el calor de este nuevo abrazo lo absorbía por completo. Podía sentir cada pequeño detalle: los suaves y abultados pechos de Uraraka sobre sus brazos, el sutil aroma del champu que siempre acompañaba su cabello, y el calor que irradiaba de su entrepierna que lo mantenía atrapado entre la razón y la locura.

Quería hacerlo. De verdad quería...

El deseo de hacer algo más, de llevar ese momento aún más lejos, lo inundaba. Lo quería tanto, pero seguía dudando si era el momento correcto... Y no sabia con certeza lo que Uraraka quería.

—Debe ser difícil...—verbalizo de pronto Uraraka, con una voz comprensiva que de alguna forma tranquilizó un poco a Izuku.—... para ustedes, que sus cuerpos los traicione de pronto— Sus palabras, lejos de incomodarlo le ofrecieron un alivio inesperado, como si de alguna forma ella entendiera lo que él estaba atravesando. También logró que se le oxigenara de nuevo el cerebro para hacerlo pensar con mayor claridad.

—S-si— admitió Izuku nervioso, pero termino esbozando una sonrisa. El simple hecho de que Uraraka pudiera abordar el tema con tanta empatía lo ayudo a relajarse. y aunque la situación seguía siendo intensa, tuvo la completa certeza de que no se había equivocado de persona para confiarle su corazón. Que seguía latiendo con fuerza, pero que ahora había conseguido un singular equilibrio entre el deseo y el afecto.

Y de pronto, le pareció buena idea aprovechar ese espacio para tener una conversación significativa con ella y demostrarle la confianza que le tenia. Tal y como la que ella le había demostrado al hablarle de la situación por la que estaba pasando su familia.

Izuku no estaba seguro de cómo empezar, pero sabía que quería contarle lo que había pasado el día que se conocieron, aunque resultara un tanto anticlimatico. No queria continuar con nada más hasta decirselo. En parte, porque sentía que era el tipo de cosas que debía saber sobre él, antes de seguir profundizando en su relación.

—Uraraka, lo que no pude contarte antes, quiero contártelo ahora ¿Podrías... escucharme? —inició y sintió que los dedos de Uraraka le acariciaban los brazos, como si le dijeran que estaba lista para escucharlo, que lo apoyaba, sin importar lo que fuera a decir —Ese día...cuando tu y yo nos conocimos... yo no fui empujado, ni me caí por accidente, ni salte para seguir a All Might para pedirle su autógrafo. Yo simplemente... salte.

El silencio que siguió a su confesión fue espeso, casi tangible. Izuku sintió que el aire se volvía pesado a su alrededor. Sin embargo, Uraraka no dejó de acariciar sus brazos, su tacto calmándolo, recordándole que no estaba solo en ese momento.

—Creo que ya lo sabia...— admitió Uraraka con una voz suave —Una parte de mí, al menos. La forma en que llorabas ese día... me recordó a alguien con el corazón roto — la inevitable imagen de Himiko Toga transformada en su primer amor, Saito, volvió a aparecer en su mente pero negó de inmediato para sacudírsela. Le perturbaba lo mucho que se parecía a Deku — Por supuesto, lo primero que pensé fue en el acoso escolar que parecía que sufrías, pero por un tiempo también me pregunté si alguien te habían roto el corazón ese día. Debo admitir... que tenía miedo de preguntártelo directamente y descubrir que alguien te había importado tanto que no querías seguir viviendo sin esa persona.

Izuku se sintió preocupado de que Uraraka hubiera cargado con esa incertidumbre. Negó con la cabeza, ajustando su abrazo, atrayéndola un poco más hacia él, como si quisiera eliminar cualquier malentendido.

—No es así, Uraraka —dijo con firmeza, su voz más clara ahora— Te equivocas. Como te lo dije antes, hasta ahora eres la única persona que me ha gustado y con la única que he querido estar realmente. Aunque... sí, lo hice por las palabras de alguien más —continuó Izuku, bajando la voz— No fue porque estuviera enamorado de esa persona. Simplemente lo admiraba demasiado.

—Esa persona... —tanteó Uraraka, conociendo ya la respuesta, pero queriendo confirmarlo— es All Might?

—S-si— reconoció Izuku y en su mente comenzó a rememorar todo lo que había pasado— Ese día fue el peor de mi vida, Uraraka. No me fue bien en la escuela, y luego un villano, el mismo que atacó a Kacchan después, intentó asfixiarme para tomar el control de mi cuerpo y poder esconderse.

Uraraka permaneció en silencio, sus dedos deteniéndose un momento antes de reanudar la caricia en sus brazos.

—Por suerte, All Might llegó a tiempo para salvarme. Fue muy amable y hasta me firmó un autógrafo mientras estaba inconsciente. Se quedó conmigo hasta que desperté. —Izuku hizo una pausa, sintiendo el peso de lo que venía— Siempre lo había admirado. Quería ser como él. Era mi ancla desde que mi padre nos abandonó a mi madre y a mí.

Las palabras de Izuku resonaban en el aire, y Uraraka, sin dudar, dejó que su mano recorriera los brazos de Izuku con más ternura, como si quisiera decirle de nuevo que estaba ahí.

— Debo admitir — prosiguió Izuku, con una sonrisa suave y algo amarga — Que mi mamá no se equivocó del todo ese día y que mi afición por All Might rayaba demasiado en el fanatismo— Izuku recordó cuando su mamá había quitado todos los posters de All Might de su habitación—De alguna manera, creo que mi mamá también se dio cuenta después, por la forma en que me trato los días posteriores. Sin embargo nunca insistió demasiado en que habláramos del tema. Creo que porque poco después empece a mejorar. Ya lo he dicho antes pero, fue principalmente gracias a ti y al señor Yagi que pude salir adelante. Me siento realmente bendecido.

Ante sus palabras, por un momento Uraraka giró la cabeza solo lo suficiente para sus labios pudieran encontrarse con los de Izuku de nuevo en un pequeño beso dulce, un gesto que encapsulaba todo lo que quería decir sin necesidad de palabras.

Izuku suspiró antes de proseguir — Después de salvarme, me aferré a All Might. Literalmente. Solo para poder preguntarle si alguien como yo, sin un quirk, podía ser un héroe como él. Y su respuesta en concreto fue que no. Me pidió que fuera más realista respecto a mis sueños y aunque en ese momento no supe que se había ido tan rápido porque se percató que se le había escapado el villano por mi culpa, sus palabras... esas palabras me dejaron sin nada. Sin sueños, sin esperanzas. Sentía que no tenía ningún valor, que no servía para nada.

Uraraka giró completamente hacia él, sus ojos llenos de comprensión, pero también de dolor por lo que él había pasado.

—Por eso salté a la nada —admitió Izuku, con una sonrisa triste que de pronto se volvió una suave sonrisa— Sin saber que sería salvado por mi verdadero héroe. Tú, Uraraka.

Las palabras de Izuku parecieron golpear a Uraraka con fuerza, provocando que sus ojos brillaran. No había esperado esa confesión dicha de forma tan sincera, y mucho menos el significado tan profundo que llevaba detrás, tomando en cuenta que Deku también quería convertirse en un héroe.

De improviso Izuku le tomo ambas manos a Uraraka y tragó saliva, sabiendo que estaba a punto de decir algo aún más importante, algo que llevaba tiempo guardado, pero que solo ahora, en este momento tan especial, se sentía incapaz de seguir guardando.

—Y es por eso, Uraraka... que yo... —susurró, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho— Yo...

Pero justo cuando estaba a punto de revelar lo más profundo de su corazón, el sonido del teléfono en la sala interrumpió el momento. La realidad volvió a ellos con una sacudida repentina, como si el universo se negara a permitir que el instante culminara como él lo había imaginado.

Izuku cerró los ojos un momento, frustrado, soltando un suspiro pesado. No quería soltarla, no quería dejar que el momento se desvaneciera por algo tan mundano como una llamada telefónica. Sin embargo, las suaves caricias de Uraraka en su mejilla lo hicieron abrir los ojos y ver la comprensión en su rostro.

—Deberías contestar —dijo ella con una sonrisa ligera— Podría ser importante.

Izuku se frotó la nuca, todavía algo fastidiado por la interrupción, y se levantó de la cama, dándole una mirada de resignación.

—Eso es lo mismo que siempre dice el señor Yagi. Que conteste el teléfono —Sonrió levemente, como si quisiera restarle importancia a su frustración— También aprovecharé para ir al lavabo, pero tu puedes...

—Yo también me levantaré —interrumpió Uraraka, moviéndose para sentarse al borde de la cama— Ademas, creo que ya es momento de que regrese a casa.

Izuku se quedó observándola un momento en el marco de la puerta mientras ella acomodaba su cama. El sonido del teléfono seguía resonando desde la sala, insistente, mientras lamentaba que ese momento especial entre ellos llegara a su fin.

...


El cielo aún estaba gris después de la lluvia y ambos se sentían un poco raros de regresar a la realidad del exterior. Aunque a Izuku le había comenzado a gustar el clima fresco después de la lluvia, odiaba que en ese momento el frio contrastara tanto con la sensaciones cálidas que antes habían compartido él y Uraraka en su habitación.

Eso lo hacia pensar: ¿Podría volver a conciliar el sueño en esa cama después de lo que había pasado? ¿De lo que casi había pasado?

—Prometo regresartela pronto — dijo Uraraka de repente, sacándolo de sus pensamientos, y metiendo las manos en las mangas de la sudadera que Deku le había prestado.

— Si quieres... puedes conservarla, Uraraka — contestó Izuku, cubriéndose con una mano la boca para ocultar su sonrojo, el aire frío quemándole las mejillas. — No, me importaría que la tengas. C-claro, solo si tu quieres. Esta casi nueva.

Uraraka lo miró con sorpresa, y su rostro se iluminó en una sonrisa deslumbrante.

—¿En verdad?— preguntó con alegría, y al ver el tímido asentimiento de Izuku, sus ojos brillaron aún más —¡Muchas gracias! Entonces prometo cuidarla mucho. Aunque... —su tono se suavizó, y frotó la manga de la sudadera contra su mejilla— Lo más probable es que solo la use para dormir. Es tan suave.

El corazón de Izuku se contrajo un poco al verla acariciar la sudadera como si ahora fuera un objeto preciado. Era algo tan simple, pero verla así, con su nombre bordado en el pecho de la prenda, lo hizo sentirse extrañamente cercano a ella. Quería decir algo más, aprovechando ese momento antes de que se fuera.

—¿Sabes? Sobre lo que te conté antes, Uraraka... —empezó, con una voz más seria mientras esperaban en la parada de autobuses— Yo no quiero cometer el mismo error contigo como lo hice con All Might,

—¿El mismo error?— pregunto algo intrigada —¿A que te refieres, Deku?

Izuku no pudo evitar ruborizarse un poco al mirar al suelo.

— Creo que a pesar de haber ganado algo de confianza los últimos meses, muy en el fondo sigo siendo muy inseguro —admitió, mientras observaba cómo los autos pasaban frente a ellos, con las luces parpadeando en la humedad de la calle.

Por su parte, Uraraka lo dejo continuar, esbozando una pequeña sonrisa, acostumbrada un poco a los momentos de auto análisis de Deku.

—He observado que al verte con chicos, que son potencialmente más fuertes que yo, o por el simple hecho de tener un quirk y hacerte sonreír usándolos, me ha hecho sentir algo... c-celoso.

Uraraka recordó el momento en que lo había atrapado mirándolos a ella y a Ojiro, con una cara no muy agradable.

—Te aseguro que no estaba intentado provocarte celos a propósito — le aclaró Uraraka con una suave risa que intentaba restarle algo de importancia. Aunque de alguna forma le había parecido lindo, sabia que los celos no eran agradables de experimentar.

— Lo se— al decirlo Izuku observó la palma de su mano antes de cerrarla con determinación— Creo que el problema en esencia es mio, pero prometo mejorar en ese aspecto y no aficionarme a ti como en su momento lo hice con All Might.

A Uraraka le pareció un poco extraña la manera en que Deku relacionaba su admiración por All Might con sus sentimientos hacia ella, pero al final le termino de parecerle de lo más tierno y propio de él.

—Deku... —murmuró, pero antes de que pudiera responder como quería, el autobús llegó a la parada.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos, sabiendo que ese era el momento de despedirse. Después de haberse dicho tantas cosas y haber estado tan cerca en su habitación, parecía injusto que el día terminara así, pero no había más que hacer. Uraraka subió al autobús y se giró para mirarlo una última vez. Sonrió con calidez, agitando la mano en despedida, mientras Izuku se quedó de pie, devolviéndole la sonrisa con una mezcla de varios sentimientos.

Mientras el autobús se alejaba, Izuku permaneció en la parada, viendo cómo las luces traseras se desvanecían a la distancia. Una leve sonrisa seguía en sus labios cuando el viento agitó su cabello. Había dicho parte de lo que decirle a Uraraka, y aunque sabía que aún había cosas que quedaban pendientes, confiaba en que el tiempo les daría más oportunidades.

También, de alguna forma, en ese momento sentía un aprecio renovado por estar vivo.

No importará lo que nos espera mañana

No importará lo malo de nuestro pasado

Ambos nos prometemos con nuestros corazones

Nunca dejar que la sonrisa del otro desaparezca

(Uraraka cenaba con sus padres con mucho más animo del usual, logrando animarlos también a ellos)

...

La lluvia dejará

Un hermoso arcoíris

Y el invierno

Pronto será primavera.

(Izuku recibió a su mamá con una gran sonrisa que logró deslumbrarla cuando llegó de trabajar)

...

Aunque a veces no

distinga entre el negro o el blanco

Cada vez más y más fuertes

más y más profundos

se vuelven nuestros sentimientos.

(Tanto Izuku como Uraraka observaron el cielo nocturno desde sus balcones y permanecieron observando las estrellas)

...

Las huellas que dejamos la última vez

Serán nuestras respuestas del uno al otro.

(Bakugo le servia la cena a sus padres de mala gana)

..,

Iremos por este misterioso mundo

Incluso si las luchas y las batallas continúan

(All Mightt miraba a oscuras por la ventana de su estudio)

...

Puedo sentirlo

Puedo sentirlo

Cada vez que lo deseo

(Todoroki cenaba en compañía de sus hermanos)

...

Lo siento acercarse

Lo siento acercarse

Más fuerte cada vez.

(Izuku sonreía acostado de lado en su cama)

...

Brillan, brillan, brillan

Mis esperanzas resplandecen

Destellando su brillo

(Uraraka, acostada del otro lado en su propia cama, tenia un ligero rubor en sus mejillas y también sonreía mientras dormía)

...

Tú eres mi estrella brillante.

...


Al fin había llegado el día que tanto había esperado. El día del examen de ingreso a la UA.

Se que algún día podre decirte

El porque de mi partida

Algún día te lo diré

El sol brillaba en lo alto, pintando el cielo de un azul claro y limpio, como si la misma ciudad estuviera respirando optimismo. Aquel día, Izuku se despertó temprano, su corazón latiendo con fuerza, la adrenalina comenzando a circular por sus venas desde el momento en que abrió los ojos. Sabía que este día marcaría un antes y un después en su vida. Había trabajado tanto, enfrentado dudas, y ahora estaba a punto de dar el primer paso hacia su sueño más grande: convertirse en un héroe

Salto, paso,

Brinco

¡Mi amor!

Después de ducharse, Izuku se vistió con el conjunto deportivo nuevo que su mamá le había regalado hacía unas semanas, justo para esta ocasión. Era sencillo, pero cómodo, de tono verde oscuro que contrastaban con las ligeras líneas amarillas que decoraban el borde a lo largo de las mangas y los costados.

Luego, se colocó los aditamentos que Hatsume le había hecho especialmente para la ocasión. Unas ligeras mejoras para su movilidad y estabilidad, algo sutil, pero efectivo. Se miró al espejo, ajustando el último de los dispositivos en su muñeca, y una sonrisa se formó en su rostro. "Me veo un tanto llamativo," pensó, "como si ya estuviera usando un traje de héroe."

La idea lo emocionó. Durante años había soñado con el momento en que llevaría un traje de héroe de verdad, y aunque esto no lo era, se sentía como el preludio de algo grande, de algo que estaba más cerca que nunca.

Me das fuerzas

Incluso sin estar a mi lado

Si pienso en ti

Puedo dar lo mejor de mi

Al ver la hora en su reloj, se percató de que, aunque aún tenía tiempo, debía salir para llegar con calma. Se dirigió hacia la salida, con su mochila en la espalda, bien cargada con lo necesario, y respiró hondo antes de hablar en dirección a la cocina.

Estrellas, conviértanse en amor

y atraviesen el espacio y tiempo

Hasta el día en que nos volvamos a encontrar

—Ya me voy —avisó, mientras agarraba el pomo de la puerta.

—¡Izuku! —llamó su madre desde la cocina.

Sin importar cuanto tiempo tarde

Yo rezaré por esta luz

Que me permitirá verte para no perderte.

Izuku se detuvo de inmediato y giró hacia ella, con una sonrisa.

—¿Qué sucede? —preguntó con amabilidad.

Puedo sentirlo

Puedo sentirlo

Al mirar arriba.

Su mamá salió de la cocina con una mirada cargada de emoción. Su hijo, quien había sido tan frágil y nervioso en su infancia, ahora se encontraba frente a ella, de pie, fuerte y determinado, listo para enfrentar el examen más importante de su vida. Aún podía ver en sus ojos al pequeño que jugaba con sus figuras de acción de All Might, soñando con ser un héroe. Pero ahora... ahora era diferente.

Lo siento más cerca

Lo siento más cerca

Cada vez más.

—Te ves genial —dijo, con una sonrisa que trataba de ocultar el temblor de su voz. Había tanto orgullo en sus palabras, pero también un toque de preocupación maternal.

Izuku sonrió con timidez, sintiendo una calidez en su pecho. Sabía que ella creía en él ahora.

Brilla, brilla

Mientras se mueve

Deslumbrándote con su luz.

—Nos vemos más tarde —respondió, un poco apenado por la atención, pero también agradecido. Terminó de esbozar una sonrisa más segura, antes de apresurarse a salir.

Hoy, era el primer paso para cumplir su sueño e Izuku Midoriya estaba listo. Con la confianza necesaria para intentarlo, a pesar de no contar con ningún quirk.

Eres mi estrella brillante.


Notas de la autora.-

Listo el capitulo treinta y uno! Sus comentarios siempre son bienvenidos! Saludos especiales a quienes me han animado a continuar con esta historia!

Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Siempre me hace sonreír.