[La vida de Lincoln Loud podría resumirse sin ningún problema, pues, al final de cuentas, terminó consiguiendo su trabajo soñado después de mucho esfuerzo y dedicación. Tal vez tuvo que superar muchos obstáculos y pruebas que la vida le puso en su camino, pero eso ya no importaba. En la actualidad, no tenía algo verdaderamente interesante que hacer más que disfrutar de su lujosa y despreocupada vida, la cual, lamentablemente, estaba a punto de cambiar debido a varios descuidos que cometió en el pasado y que él creía haber dejado enterrados en un pozo profundo. ¡Oh, pero qué equivocado estaba!
Aunque antes de llegar a ese punto, es necesario contar cómo empezó todo...
Después de partir de su hogar, terminar la escuela y comenzar a trabajar como dibujante, animador e incluso escritor en una pequeña editorial de cómics, la vida del peliblanco dio un giro inesperado. Nunca se imaginó que sería reclutado por una de las empresas de cómics más importantes del mundo, interesada en su trabajo y deseosa de contar con sus servicios. Obviamente, él no rechazó la oportunidad. Con mucha ilusión y ganas de sobresalir, se embarcó en una gran travesía por el mundo de la literatura gráfica, donde vivió tanto momentos de júbilo como de frustración, siempre buscando el lado amable de las cosas.
Con el tiempo, y ya con más experiencia y recursos, decidió fundar su propia empresa de cómics. Publicaría tanto sus antiguas como nuevas creaciones, ahora bajo su propio sello y supervisión. Al principio, nadie confiaba en su proyecto, considerando que había renunciado a un puesto prestigioso en la empresa donde trabajaba. Sin embargo, creyó en sí mismo y, eventualmente, el tiempo le dio la razón. La empresa del peliblanco logró posicionarse entre las editoriales más importantes del país, incluso superando a muchas en ventas, producción y calidad. Lo que comenzó como una arriesgada idea terminó siendo una visionaria apuesta.
Y aunque pareciera que la historia de Lincoln es una de superación personal y éxito, no todo fue positivo. Como cualquier ser humano, tuvo errores y puntos bajos. Tal vez se pregunten: "¿Cuál fue el error más grande del peliblanco?" La respuesta no es difícil: su debilidad siempre residió en su corazón y mente. Estas lo llevaron a tener demasiadas relaciones a lo largo de su vida. Si bien con ninguna logró concretar algo serio, se involucró demasiado con varias mujeres con las que compartió su cama.
Lo más problemático es que se involucró en una serie de relaciones sentimentales complicadas, particularmente con amigas cercanas de su juventud y con algunas de sus hermanas. Lo que en un principio consideró simples errores terminó convirtiéndose en un patrón que afectó tanto su vida personal como profesional. Con el tiempo, logró escapar de esta espiral de decisiones impulsivas, dándose cuenta del daño que causaban tanto a él como a quienes lo rodeaban. Prefirió ocultar esa parte de su vida, sabiendo que si saliera a la luz, podría destruir todo lo que había construido.
Así llegamos al presente: Lincoln vive exitosamente en su mansión, ubicada a las afueras de Detroit, Michigan. Aparentemente, sus errores habían quedado sepultados en el pasado y nadie haría algo para revivirlos... ¿O sí?]
- Detroit, Michigan -
~Loud Comics~
[Luego de tener una jornada laboral algo pesada debido a todos los formularios y negocios que tuvo que hacer, el peliblanco al fin se podía retirar a su hogar a descansar.
Y si bien, tenía un número considerable de trabajadores a su disposición de los cuales algunos de ellos eran bastante capaces como para cubrirlo, él siempre prefería hacer el trabajo por su cuenta, no porque fuera de su total agrado sino porque trataba de ponerle el ejemplo a sus empleados de alguna forma]
— "Demonios, ése último negocio fue demasiado pesado..." - Pensó el peliblanco algo agotado mientras procedía a presionar el botón de su contestadora para llamar a una de sus secretarias - Hey Jane, ¿Podrías decirme si aún queda algún pendiente en mi agenda?
— Claro, sólo déjeme ver... - Revisó rápidamente la agenda virtual del peliblanco desde su computadora - No señor, hasta la próxima semana volverá a tener una junta de negocios.
— Oh, que bien, me agrada escuchar éso... - Suspiró de alivio - Bueno, gracias Jane.
— Descuide señor, no hay de que. ¿Necesita algo más?
— Eh, no Jane, sólo quería saber si aún quedaba algún pendiente por resolver.
— Oh, pues no señor, ya no hay ningún pendiente por el momento y dudo mucho que se presente alguno en el resto del fin de semana. - Comentó la pelinegra a su jefe -.
— Esperemos que así sea, fue una semana muy pesada... - Dijo mientras soltaba un suspiro -.
— Oh sí, hubo muchos tratos y negocios, pero creo que logramos conseguir lo mejor para la empresa, ¿No es así?
— Por supuesto que sí. Pero bueno Jane, cómo ya no hay ningún pendiente, creo que ya es hora de retiramos... - Dijo el peliblanco mientras se estiraba en su asiento -.
— De acuerdo señor, ¿Quiere que yo me encargue de cerrar el edificio o usted lo quiere hacer?
— Mmm... Yo me encargaré de hacerlo, no te preocupes, sólo hazme el favor de avisarle a las personas que aún están dentro del edificio que ya pueden retirarse de trabajar por el día de hoy.
— Entendido señor, lo haré enseguida.
— Gracias Jane, que tengas una buena noche, nos vemos. - Dijo el peliblanco antes de finalizar la llamada -.
— Igualmente señor, gracias. - Dijo la pelinegra para después también terminar la llamada -.
[Después de quedarse aburrido revisando los archivos de su computadora mientras esperaba a que todos sus empleados salieran del edificio, el peliblanco finalmente tomó su maletín y demás pertenencias para disponerse a marcharse. Lincoln salió de su oficina, la cerró con llave y luego se dirigió al ascensor para bajar hasta el último piso del edificio. Mientras descendía, mantenía su mente bastante despejada; lo único que deseaba en ese momento era llegar a su hogar y descansar. Sin embargo, recibió una llamada inesperada de su amiga Stella.
Con Stella había mantenido un contacto constante y, de cierta manera, incluso una especie de relación amorosa. Sin embargo, Lincoln había decidido rechazarla, no solo porque prefería seguir soltero, sino también porque había notado ciertos comportamientos de ella que le resultaban algo obsesivos e incómodos. Estas actitudes no pasaron desapercibidas para él, y decidió ser honesto al respecto, comunicándoselo directamente.
La sinceridad del peliblanco no fue bien recibida en su momento. La morena, evidentemente molesta, cortó la comunicación con Lincoln debido a lo directo que había sido. A pesar de ello, él no le dio demasiada importancia y optó por mantener distancia durante un tiempo, al menos hasta que Stella superara su enojo. Un par de semanas después del conflicto, la chica de piel bronceada tomó la iniciativa y llamó a Lincoln para hablar con calma y tratar de solucionar las cosas. Finalmente, él se disculpó por su franqueza, y ambos acordaron continuar con su amistad tal y como era antes.]
— Hey, hola Stella... - Sonrió y saludó con desánimo debido al cansancio que poseía -.
— Oh hola, ¿Así es cómo saludas a una de tus mejores amigas de toda la vida, Lincoln? - Preguntó Stella en tono burlón -.
— No, no, yo... [quejido] Lo lamento Stella, es que yo... - Fue interrumpido por la chica de piel bronceada-.
— Vaya, si así me hablas a mí, no quisiera imaginarme cómo tratas a tus empleados. - Dijo Stella entre risitas burlonas -.
— Perdón, es que estoy algo cansado y cómo podrás imaginarte, no estoy de muy buen humor. - Explicó el peliblanco mientras aún seguía dentro del ascensor esperando a que éste descendiera en su totalidad -.
— Sí, me imagino... Pero también supongo que tuviste un buen día cerrando negocios, ¿O para que más se necesitaría tu cara de galán en dichas negociaciones?
— Parece que acertaste... - Soltó una risa - En fin, ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?
— Mmm... Pues nada, todo está bastante bien, sólo te llamaba para saber cómo estabas y también para preguntarte si tendrías la noche libre para salir a cenar o para hacer algo por el estilo, ya sabes, tenemos bastante tiempo sin vernos y sería agradable recordar viejos tiempos, ¿No crees? - Soltó un pequeña risa nerviosa - Pero bueno, ya me dijiste que estás cansado, así que dudo que pueda hacerte cambiar de opinión... - Comentó Stella algo desanimada -.
— Sabes que siempre puede haber excepciones... - Soltó un suspiro - ¿A dónde quieres ir a cenar? - Preguntó Lincoln con algo de fastidio -.
— Oh, pues no sé, al lugar que tú quieras.
— Mmm... ¿Te parece si vamos al nuevo restaurante que abrieron en el centro de la ciudad? Yo invito.
— Oh sí, me parece bien. Aunque no quiero que gastes tanto dinero, digo, ésta fué mi idea y ni siquiera estás muy convencido en asistir, ¿Así que porque no hacemos lo de de siempre?
— ¿Qué? ¿Lo de pedir una comida como si fuéramos pareja y al final pagarla entre los dos?
— Ajá...
— Ya te he dicho que eso es algo ridículo, digo, es más fácil que cada uno pida y pague lo suyo, ¿No crees? Además, ya no somos pareja desde hace tiempo. - Dijo Lincoln con cierta incomodidad -.
— A veces eres muy aguafiestas, ¿Sabes?
— Si, ya me lo han dicho... - Suspiró cansado - En fin, como quieras, yo sinceramente prefiero pagar toda la cuenta, no tengo ningún problema con hacerlo... - Volvió a insistir el peliblanco -.
— Oh, no es necesario Linc, en serio.
— Está bien... - El ascensor finalmente se detuvo, se abrió la puerta de éste y el peliblanco procedió a salir - ¿Te parece si nos vemos por allá? Creo que quiero darme un baño antes de... - Se quedó estático y en completo silencio al ver que Stella se encontraba esperándolo afuera del edificio -.
— Oh, que mal, yo ya te estaba esperando... - Dijo con un tono algo seductor mientras lo veía a través del vidrio del edificio -.
— Sí, ya te ví... - Soltó un suspiro - "Dios, debí haber aceptado que Jane cerrara el edificio, ahora tendré que pasar la noche con Stella..." - Pensó el peliblanco mientras avanzaba hacía la salida del edificio -.
~Loud Comics (Exterior)~
Luego de asegurarse de que el edificio estuviera bien cerrado, el peliblanco finalmente salió de éste para encontrarse con Stella, la cual al parecer lo estaba esperando desde hace unos cuantos momentos*
— ¡Hey, Linc, cuánto tiempo sin vernos! - Saludó con una sonrisa al peliblanco mientras éste se acercaba hacía ella -.
— Nos vimos la semana pasada, pero está bien... - Se acercó a la morena para abrazarla - ¿Cómo has estado?
— Muy bien, bastante bien. ¿Y tú?
— Oh, me da gusto. Yo también estoy bien, sólo algo cansado como te dije... - Respondió Lincoln algo incómodo -.
— A mi también me da gusto Linc y lamento escuchar éso, si quieres podemos dejar ésto de la cena para otro día... - Dijo Stella algo desanimada -.
— Oh no, no, ésta noche está bien. Además, sería grosero de mi parte rechazar tu invitación después de que viniste a buscarme al trabajo... - Soltó un suspiro - En fin, ¿Te molesta si antes de irnos al restaurante llegamos a mi casa? Es que necesito darme un baño y cambiarme de ropa.
— Oh no, para nada. Me parece muy bien. - Respondió Stella -.
— De acuerdo, ¿Trajiste tu auto o llegaste hasta acá caminando?
— Mi casa no está tan lejos de aquí, así que me tomé la molestia de venir caminando.
— Oh, está bien, vámonos entonces... - Dijo el peliblanco con algo de fastidio, pues era claro que no quería asistir a dicha cena, pero tampoco quería hacer sentir mal a su amiga -.
Después de conversar brevemente y de ponerse de acuerdo con su amiga, el peliblanco se dirigió hacía el lugar en dónde había dejado estacionado su auto por la mañana, esto mientras era acompañado por Stella, a la cual tendría que llevar consigo hasta su casa y de ahí, llevarle al restaurante en el que decidieron cenar*
— ¿Lista? ¿Ya te pusiste el cinturón? - Preguntó el peliblanco mientras cerraba la puerta de su asiento y se ponía el cinturón -.
— Sí Linc, listo. - Asintió Stella -.
— De acuerdo, entonces vámonos... - El peliblanco encendió el auto, se aseguró de que ningún otro estuviese cerca y al ver que ninguno pasaba por esa calle, se incorporó hacía la carretera -.
— ¡Okey! - Asintió Stella mientras veía al peliblanco conducir -.
— Y bueno Stella, ¿Cómo te ha ido últimamente? - Preguntó el peliblanco mientras aumentaba la velocidad poco a poco -.
— Oh, pues bastante bien, ya sabes, tratando de no volverme loca con todos los asuntos que conllevan dirigir una escuela... - Respondió Stella -.
— Así que finalmente te dejaron ser directora de la escuela, eh, nada mal. - Lincoln felicitó a su amiga, palmeando el hombro de la misma cuando tuvo oportunidad -.
— No fue para nada sencillo. Al menos no después de que dejé todo lo que tenía en Michigan por seguir lo que mi corazón decía y todo para que al final ese esfuerzo fuese en vano. - Dijo Stella mientras miraba por la ventanilla del auto y soltaba un suspiro -.
— Lo siento por ello, sé lo difícil que debió ser, pero aún así te felicito por lo que lograste... - Dijo Lincoln totalmente incomodo, pues sabía perfectamente a lo que Stella se refería -.
— No te preocupes, eso ya quedó en el pasado...
[Un silencio incomodo se formó dentro del vehículo, tanto por la indirecta de Stella como por la disculpa algo cínica del peliblanco. Afortunadamente para Lincoln, sólo tuvo que aguantar unos cuantos minutos de incomodidad, pues su casa estaba muy cerca del edificio de su empresa y por ello, se apuro en llegar rápidamente a esta.
Al llegar, el peliblanco se estacionó enfrente de su residencia y procedió a bajar de su auto para entrar a esta; obviamente invitó a Stella a pasar, pues como le comentó, tenía que darse un baño y cambiarse antes de que se fueran a cenar, la morena aceptó la invitación y se dispuso a esperar pacientemente al peliblanco en sala de estar de la casa.]
- Sala de Estar (Residencia L.L - Afueras de Detroit, Michigan) -
*Lincoln subió rápidamente a la planta alta, se dirigió a su habitación y finalmente entró al baño para hacer lo obvio, bañarse. Por otra parte, Stella se quedó sentada en el gran sofá que tenía la sala, sólo revisaba su celular mientras esperaba a que el peliblanco bajase, así estuvo por alrededor de 15 minutos hasta que la espera se volvió algo tediosa y no halló un mejor remedio para el aburrimiento que inspeccionar cautelosamente la casa del peliblanco*
— "Mmm... Veamos que tiene por aquí el buen Linc..." - Pensó la castaña mientras revisaba uno de los cajones que tenía el mueble central de la sala, aquel en el que estaba puesta la televisión y demás aparatos eléctricos - "Vaya, si que es minucioso y ordenado, más de lo que me hubiera imaginado..."
La morena siguió revisando los demás cajones que poseía el mueble, pero no se encontró nada verdaderamente interesante o relevante como para cuestionárselo, sólo había papeles, identificaciones y demás cosas que poseería un hombre de la edad de Lincoln, lo único a destacar eran la gran colección de videojuegos y múltiples consolas de estos, además claro, de comics tanto propios como ajenos*
— "Mmm... Pues no hay algún misterio que esconda, parece que Sid tenía razón..." - Pensó la pelinegra mientras pasaba de una cajón a otro - "Aunque aún sigue siendo un misterio el porque se mudó de Royal Woods en cuanto pudo, a menos que sea por..."
— ¡Listo Stella! Ya podemos irnos... - Dijo Lincoln mientras bajaba las escaleras -.
— ¡Oh si, si Linc! - Asintió asustada mientras cerraba rápidamente los cajones que estaba husmeando -.
— ¿Qué pasa, tienes algo? - Preguntó Lincoln algo extrañado -.
— Eh no, no, todo bien. - Respondió con una sonrisa nerviosa - Oh, sólo una cosa, ¿Puedo usar el baño antes de irnos?
— Por supuesto que puedes, está por allá arriba, al fondo a la derecha. - Indicó el peliblanco -.
— ¡Gracias Linc, vuelvo enseguida! - Agradeció mientras subía rápidamente a la planta alta -.
— De nada.
*El Peliblanco se dio media vuelta, se sentó unos momentos en el sofá y mientras estaba ahí, se percató de que uno de los tantos cajones que tenía el mueble estaba mal cerrado, así que por ende, se levantó de su asiento para cerrarlo. Luego de unos intentos en los que este no cerró, el peliblanco tuvo que reacomodar todo y mientras lo hacía, se topó con unos cuantos documentos que tenían una cierta "mancha personal"*
— "Oh, aún están estos documentos inservibles por aquí... - Rio mientras hojeaba dichos papeles - ¿Debería quemarlos o conservarlos? - Se preguntó a si mismo mientras revisaba dichos papeles - Bueno, si no tengo nada mejor que hacer mañana, tal vez me deshaga de ellos por diversión..." - Pensó el peliblanco mientras ponía los documentos en su lugar y después cerraba el cajón -.
— Listo Linc, ahora si ya podemos irnos... - Dijo Stella mientras bajaba las escaleras y se dirigía hacía el peliblanco -.
— Genial. - Asintió el peliblanco para después tomar sus llaves y dirigirse a la puerta de la entrada junto con Stella -.
~Más Tarde~
- Restaurante "Orion" (Centro de la Ciudad) -
[Después de salir de la residencia y de subir al vehículo para emprender su trayecto, Lincoln y Stella estuvieron conversando un poco, pero nada verdaderamente importante o que incomodara a alguno de los dos, todo estuvo bastante tranquilo hasta su llegada al restaurante.
Al llegar, ambos bajaron del auto y se dispusieron a entrar al lugar, en donde tomarían una mesa y se dispondrían a cenar después de pedir la misma. Obviamente también aprovecharían para conversar de unos cuanto temas más, ahora que ya estaban en un lugar más tranquilo y de frente.]
— ¿Es una linda noche, no crees Lincoln? El cielo está totalmente despejado de nubes, aunque cubierto de miles de estrellas... - Preguntó Stella -.
— Sí, bastante diría yo... - Dijo el peliblanco mientras abría la botella de champaña que había en la mesa - Y dónde mejor se puede apreciar dicho panorama es en aquella gran colina que estaba cerca de la granja de Liam, ¿Lo recuerdas?
— Oh sí, como olvidarlo.
— Oye, hablando de Liam, ¿Qué has sabido sobre él y los demás? Creo que no los veo desde aquella última fiesta de cumpleaños que tuvo tu hija Darna. - Comentó el peliblanco -.
— Oh, pues todos están bastante bien, ya sabes, Rusty sigue tratando de buscar pareja; Zach al fin pudo abrir su tienda sobre extraterrestres y esas cosas con ayuda de sus hijos; Liam tuvo un hijo y precisamente extendió su granja familiar aún más; y por otra parte está Clyde que, pues sigue siendo Clyde.
— Ah, extraño a esos chicos... - Sonrió al recordar a sus viejos amigos - Tal vez en estos días hable con ellos, nos hemos distanciado bastante con lo años... - Se quedó pensando unos segundos mientras se encargaba de servir la bebida en las copas - Oh, ¿Sabes cuál sería una mejor idea?
— Emmm... No, ¿Qué podría ser?
— ¡Podríamos salir de vacaciones, eso sería genial! Sólo nosotros 5, como en los viejos tiempos... - Dijo Lincoln entusiasmado -.
— Oh si, sin duda eso sería una gran idea. Aunque creo que deberías de considerar que algunos ya no sólo cuidan de si, sino que de otros también.
— ¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?
— Me refiero a que por ejemplo, Zach tiene una familia numerosa, Liam tiene que ayudar al cuidado de su pequeño hijo, y yo por mi parte tengo que hacerme cargo de Darna. - Respondió Stella -.
— Ah cierto, tienen responsabilidades como padres... - Soltó un suspiro - Bueno, pues supongo que... Aún así podríamos salir de viaje, es decir, aunque ustedes lleven a sus familias y sino les parece, podríamos organizar una simple reunión en mi casa. - Comentó Lincoln -.
— Creo que la segunda opción es más factible, eso sería más cómodo para todos. Zach no tendría que gastar tanto dinero en los viáticos de su familia, Liam no tendría problemas con su esposa sobre el cuidado de su hijo y sin lugar a dudas Clyde y Rusty aceptarían ir, te lo aseguro. - Explicó Stella -.
— Mmm... Sí, creo que tienes razón. - Asintió el peliblanco algo decepcionado -.
— Hey, no te sientas mal Linc, yo sé que tú intención es que pasemos momentos juntos como lo hacíamos antes, pero creo que también debes de saber que el tiempo pasa y no todo puede mantenerse igual.
— No, no, si lo entiendo, sólo que me decepciona un poco, es todo.
— Ve el lado amable, con la reunión que tendremos no sólo te reencontrarás con tus mejores amigos sino que también podrás conocer a sus respectivas familias, ¿No crees?
— Oh sí, eso será genial... - Respondió con cierto sarcasmo y una sonrisa falsa, de lo cual Stella no se percató -.
— Oye, ahora que lo pienso, ¿Tú no tienes pensado en formar una familia, cierto?
— ¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?
— Pues que no te veo ganas de formar alguna, digo, te conozco desde hace mucho años pero nunca has mostrado mucho interés por tenerla... - Respondió Stella -.
— Ah, ya entiendo... - Soltó un suspiro - Pero oye, creo que te estás preocupando de más, ¿Familia? Yo no soy ese tipo de persona que sueña con formar una familia, el tener hijos no es algo que necesite dentro de mi vida. - Comentó Lincoln de manera algo tajante -.
— Oh, yo pensaba que sí... - Soltó un suspiro - Tal vez nosotros podríamos formar una, aún recuerdo que en el tiempo en el que estuvimos saliendo te llevaste muy bien con Darna... - Comentó de una manera algo picara y burlona a la vez -.
— Sin ofender, pero no gracias... - Soltó una risa nerviosa - Y sobre Darna, bueno, ella es una gran chica muy agradable y la trate como si fuera mi hija, pero no te emociones, eso no significa que yo quiera tener hijos, ya tuve una experiencia cercana a eso cuando aún vivía en la casa de mis padres y tenía que cuidar de mis hermanas menores, así que bueno, no quiero que eso se repita, ¿Me entiendes? - Explicó Lincoln en tono algo serio, pero irreverente -.
— Vaya, no creí que le tendrías tanto repudio a aquellos momentos que pasaste al lado de tus hermanas.
— No es repudio, sólo que me encuentro de maravilla con el estilo de vida que tengo actualmente y el tener una familia significaría cambiarlo, cosa que no quiero. - Se justificó el peliblanco -.
— Y lo entiendo, sólo creo que te estás adelantando mucho, digo, prácticamente estás diciendo que quieres estar soltero para siempre, siendo que aún eres algo jóven... - Explicó Stella algo preocupada -.
— Sé que puede escucharse bastante egoísta, pero lo siento, así me encuentro muy bien. - Bebió un poco de la champaña que había servido en la copa anteriormente - Además, ¿Te imaginas a mi siendo padre? Jaja, sería terrible, no creo que esté preparado para ello.
— Mmm... No, no creo que no serías terrible, digo, hasta lo que yo sé, tú eres capaz de cocinar, cambiar pañales, hacer más de dos cosas a la vez y de organizar tu tiempo perfectamente bien. ¿O me equivoco?
— Eh no, pero yo me refiero a que... - Stella lo interrumpió antes de poder contestar -.
— Realmente me cuesta creer que serías un mal padre, claro, tendrías errores como lo puede tener cualquiera, pero aún así lo compensarías con todas tus buenas cualidades. - Comentó Stella para tratar de darle animo al peliblanco -.
— ¿En verdad te hace falta un esposo, cierto? - Preguntó Lincoln de forma insensible -.
— Eso no tiene nada que ver Lincoln, yo sólo...
— ¿O por qué es tanta tu insistencia para que yo sea padre?
— No estoy insistiendo, sólo estoy dando mi punto de vista y te estoy aconsejando un poco de cierta manera...
— Y te lo agradezco, pero eso a ti no te incumbe, como a mi no me incumbe lo que haya pasado entre tú y el idiota que te abandono apenas supo que estabas embarazada.
— Lincoln, no es necesario que...
— ¿O acaso me ves mencionándote algo sobre ello? Por supuesto que no, eso es algo que no me incumbe ni mucho menos me importa lo que haya sucedido. - Interrumpió el peliblanco de forma tajante -.
— Lo siento, sabía que esta noche no era la mejor para cenar contigo, pero aún de alguna manera te obligue... - Se levantó de su asiento, tomó su bolso y antes de retirarse palmeo el hombro del peliblanco como despedida - Lamento haberte molestado Lincoln.
— ¡Espera Stella, no te vayas! Yo... - Se levanto de su asiento sólo para ver como la pelinegra salía del restaurante - Agh...
— Buenas noches caballero, aquí traigo su comida... - Comentó un mesero de forma cordial, el cual dejó sobre la mesa la comida que Lincoln y Stella habían pedido anteriormente -.
— Gracias, muy amable... - Contestó Lincoln con una leve sonrisa -.
— Emmm... ¿Su acompañante fue al baño?
— Eh, ¿Por qué la pregunta?
— Es que la comida se enfriará y su sabor no será el mejor... - Contestó el mesero -.
— Oh, no te preocupes por eso, sólo fue al baño... - Mintió el peliblanco -.
— Ah, está bien señor. ¿Se le ofrece algo más o...?
— Eh no, todo está bien, gracias. - Respondió el peliblanco -.
— De acuerdo señor, me retiro. Disfrute la comida. - Dijo el mesero antes de retirarse a otra mesa -.
— Gracias... - Soltó un largo suspiro mientras veía enfrente el asiento vacío y la comida enfriándose que dejó Stella - "Maravilloso Lincoln, de nuevo arruinaste las cosas con Stella, ¿Qué sigue? ¿Qué Sid te odie aún más?" - Se preguntó con molestia el peliblanco en su mente -.
[El peliblanco pasó el resto de lo que sería una linda velada, solo y sumamente frustrado consigo mismo. Claramente había sido su culpa el que Stella terminara marchándose del lugar, podría haber asentido falsamente a lo que ella le aconsejo y/o comento aunque no estuviera de acuerdo con ello, simplemente para tratar de evitar lo sucedido, pero no, prefirió sacar su lado más arrogante y odioso, aquel que últimamente le habría traído muchos conflictos personales.
Después de pagar la cuenta y de subir a su auto, el peliblanco tomó el trayecto de regreso a su casa, pues aún estaba bastante frustrado y lo único que quería era llegar a descansar plácidamente.]
- Dormitorio de Lincoln (Residencia L.L) -
*Luego de haber tenido un trayecto algo corto por la ciudad, el peliblanco finalmente regresó a su casa, en dónde esta vez si tuvo que conducir su auto hasta la cochera, la cual por cierto era bastante espaciosa al igual que toda su casa. Antes de entrar para disponerse a descansar, el peliblanco se aseguró de cerrar el gran portón de seguridad que tenía la residencia y que se conectaba con unos muros bastante altos. Después de comprobar esto y de apagar las luces que cubría el exterior de la residencia, el peliblanco finalmente pudo retirarse a descansar*
—"Demonios Stella, ahora no podré dormir bien por esta noche ni podré pensar con claridad los próximos días, me estaré lamentando el no haber cerrado la maldita boca... - Pensó el peliblanco mientras se ponía su ropa para dormir - Agh... ¿Tú no tienes pensado tener una familia cierto? - Soltó un quejido para después hacerse la pregunta que su amiga le había hecho, pero imitando su voz - "No, no en ésta vida..." - Se contestó a si mismo el peliblanco para después meterse a su cama a dormir -.
[Vaya palabras tan frías, vacías y ciegas dichas por el peliblanco, sin saber que días después, el destino le tenía guardada una dura caída por un "descuido inesperado"...]
