[Después de quedarse aburrido revisando los archivos de su computadora mientras esperaba a que todos sus empleados salieran del edificio, el peliblanco finalmente tomó su maletín y demás pertenencias para disponerse a marcharse.
Lincoln salió de su oficina, la cerró con llave y luego se dirigió al ascensor para bajar hasta el último piso del edificio. Mientras descendía, mantenía su mente bastante despejada; lo único que deseaba en ese momento era llegar a su hogar y descansar. Sin embargo, recibió una llamada inesperada de su amiga Stella.
Con Stella había mantenido un contacto constante y, de cierta manera, incluso una especie de relación amorosa. Sin embargo, Lincoln había decidido rechazarla, no solo porque prefería seguir soltero, sino también porque había notado ciertos comportamientos de ella que le resultaban algo obsesivos e incómodos. Estas actitudes no pasaron desapercibidas para él, y decidió ser honesto al respecto, comunicándoselo directamente.
La sinceridad del peliblanco no fue bien recibida en su momento. La morena, evidentemente molesta, cortó la comunicación con Lincoln debido a lo directo que había sido. A pesar de ello, él no le dio demasiada importancia y optó por mantener distancia durante un tiempo, al menos hasta que Stella superara su enojo.
Un par de semanas después del conflicto, la chica de piel bronceada tomó la iniciativa y llamó a Lincoln para hablar con calma y tratar de solucionar las cosas. Finalmente, él se disculpó por su franqueza, y ambos acordaron continuar con su amistad tal y como era antes.]
- Residencia L.L (Afueras de Detroit, Michigan) -
*Como se mencionó anteriormente, el peliblanco se encontraba descansando pacíficamente en el patio de su residencia, sin ninguna preocupación rondando por su cabeza. Lo único en lo que pensaba era en disfrutar del sol y en lo afortunado que era por todo lo que tenía a su alrededor. Ni siquiera le inquietaba lo ocurrido con Stella, pues estaba seguro de que con una "gran" disculpa su amiga lo perdonaría. Según él, la pelinegra era fácil de manipular debido a su baja autoestima*
— "Ah, ésto es tan genial... - Le dio un sorbo a su bebida - Disfrutar de la vida sin preocupaciones, sin nadie que cuestiones mis decisiones ni me cause problemas" - Pensó el peliblanco mientras cerraba los ojos y seguía descansando plácidamente -.
*El peliblanco estaba prácticamente en las nubes, vivía en un paraíso del cual sólo él era dueño, se sentía afortunado y no era para menos, la vida le sonreía en casi cualquier aspecto y no le quedaba otra opción más que disfrutar*
— "Mmm... Aunque bueno, recordando las palabras que Stella me dijo la noche anterior; realmente me gustaría comenzar una nueva relación, casarme y tener hijos... - Se quedó pensando unos segundos - Ay sí, como si eso fuera a pasar jaja... Qué buen chiste, mucho mejor que los patéticos chistes de Luan".
*Mientras seguía descansando y reflexionando sobre su vida, el peliblanco fue llamado desde adentro de la residencia por su asistente ejecutiva, ya que aparentemente algo importante había sucedido dentro del edificio central de su empresa (en donde él tiene su oficina) y sólo él podía hacerse responsable de aquel asunto*
— ¡Gracias Nathalie, enseguida voy! - Agradeció mientras se levantaba de su asiento - "¿Ahora que demonios ocurre? Pensé que mis instrucciones habían sido claras" - Pensó mientras se dirigía hacía el interior de su vivienda con molestia -.
- Dentro de la Mansión -
*El peliblanco acudió rápidamente al llamado de su asistente, la cual se encargó de ponerlo un poco en contexto para después pasarle el teléfono y comunicarlo con la empresa. El peliblanco escuchó con atención la información dada por la mujer, la cual no estaba ni cerca a lo que el peliblanco podría haberse imaginado, como un simple problema de contabilidad o de publicidad, algo de rutina, pero no, al parecer era algo más profundo y que él tenía que hacerse responsable*
— ¿Aló? Sí, ¿Qué pasa? - Preguntó el peliblanco con incertidumbre -.
— Eh, señor Loud... ¿Recuerda que usted nos dijo que debíamos ignorar a cualquier persona que viniese a preguntar por usted? - Preguntó un chico desde la otra linea telefónica -.
— Sí, sí, lo recuerdo. ¿Pero que pasa con eso? ¿Alguien de dudosa procedencia llegó a negociar o alguien tuvo un accidente? ¿¡Qué pasa!? - Preguntó el peliblanco con insistencia, ya que la incertidumbre lo estaba consumiendo -.
— N-no, no es eso... - Dijo el empleado con nerviosismo -.
— ¿Y entonces? ¡Sólo ve al maldito grano, por favor!
— Alguien que dice ser su hermana llegó al edificio, pasó a los guardias sin problema alguno y después subió hasta su oficina...
— ¿¡Qué!? - Se quedó en shock unos instantes para luego reaccionar algo brusco - ¿¡Podrías describirla!?
— Eh... Era rubia, bastante alta, creo que tiene casi la misma estatura que usted, de aspecto bastante formal y con una voz autoritaria. - Respondió el chico a la petición desesperada de su jefe -.
— "Oh demonios, no ella..." - Se lamentó internamente - De acuerdo... ¿Y ha hecho alguna otra cosa más?
— No señor, sólo ha estado sentado en su oficina, aparentemente lo está esperando. - soltó un leve suspiro - Ya traté de deshacerme de ella, pero se mantiene firme en que quiere hablar con usted... - Respondió el chico con preocupación -.
— Ya veo... - Se quedó pensando unos segundos - Bueno, gracias por avisarme, estaré ahí enseguida. - Agradeció para después dar por terminada la llamada -.
— Está bien señor, nos vemos. - También colgó el teléfono -.
— ¿Necesita que haga algo por usted, señor? - Preguntó Nathalie, la asistente del albino -.
— Eh, por el momento no Nathalie, tal vez más tarde... - Respondió el peliblanco mientras se dirigía rápidamente a su habitación para cambiarse -.
— Entendido señor, estaré al tanto en cuanto la necesite.
— Gracias.
~Unos minutos después~
- Loud Cómics -
[Luego de vestirse de forma algo formal, el peliblanco se apresuró a salir de su casa y conducir lo más rápido posible hacia el edificio de su empresa. Allí lo esperaba una de sus hermanas, y él presentía que no se trataba de una simple visita, pues casi siempre lo llamaban antes de aparecer de improviso.
Tras atravesar un tráfico considerable y lidiar con una creciente incertidumbre, Lincoln finalmente llegó al edificio. Al entrar, notó que sus empleados también parecían inquietos. Era comprensible, ya que una mujer rubia había llegado inesperadamente con una actitud autoritaria, causando cierto descontrol en el ambiente. Esto no era algo habitual, especialmente porque Lincoln siempre había mantenido su vida personal en estricta privacidad frente a sus trabajadores.
Con algo de esfuerzo, logró calmar a sus empleados y reducir la tensión en el lugar. Sin perder más tiempo, se dirigió al ascensor que lo llevaría hasta el piso más alto del edificio, donde se encontraba su oficina, y dentro de ella, su hermana.
Al llegar, Lincoln saludó brevemente a su secretaria, quien confirmó lo que él ya sabía: una de sus hermanas había entrado al edificio a la fuerza, exigiendo verlo.]
— Hola Jane, buen día... - Preguntó el peliblanco mientras salía apresuradamente del ascensor -.
— Buenos días señor Loud, ¿Cómo está? - Preguntó Jane con cordialidad -.
— Eh, pues estoy bastante bien, pero con el alboroto que acaba de ocasionar mi "hermana", ése bienestar que tenía se acaba de esfumar... - Respondió el peliblanco mientras soltaba un suspiro de molestia -.
— Lamento escuchar eso señor, si le sirve de consuelo, la mujer que dice ser su hermana no causó ningún daño que pudiera significar una pérdida para la empresa, sólo esquivó a nuestra seguridad y amenazó a unos cuántos empleados, pero sólo eso, no se ha movido de su oficina para nada. - Informó Jane al peliblanco -.
— Bueno, creo que eso me tranquiliza un poco... - Suspiró - Cómo sea, enseguida entraré a mi oficina y me encargaré de hablar seriamente con ella. - Comentó el albino -.
— Entendido señor, ¿Necesitará algo?
— Eh sí, por favor asegúrate de que nadie entre a mi oficina, estaré ocupado hablando con mi hermana y no quiero que nadie me interrumpe. - Respondió Lincoln -.
— Está bien señor, yo me encargo.
— Gracias... - Caminó hasta la puerta de su oficina, en donde se detuvo unos instantes - Oh, y en caso de que llegue alguien a hacer una negociación o a firmar un contrato, por favor comunícate con Rain, él sabrá que hacer. - Explicó el peliblanco para después ingresar a su oficina -.
- Oficina de Lincoln (Loud Cómics - Piso 8) -
*El peliblanco entró a su oficina, cerró la puerta detrás de él y avanzó unos cuantos pasos hasta donde se encontraba su hermana, la cual permanecía sentada de espaldas hacia el escritorio del peliblanco. Este paso de largo y sólo se dispuso a tomar asiento mientras clavaba la mirada sobre su hermana, la cual no le dijo nada hasta que el albino se sentó*
— Bien... - Soltó un suspiro - ¿Se puede saber a que viniste Lori? - Preguntó el peliblanco mientras fruncía el ceño -.
— Bueno, primero que nada, hola hermanito, hace tiempo que no nos vemos... - Sonrió burlonamente - ¿Esa es tu forma de saludar a la familia?
— No, esa no es una forma... - Le sonrió falsamente - Sólo que dudo mucho que tu visita sea precisamente eso, una "visita ordinaria". - Respondió Lincoln con molestia -.
— Bueno hermano, es algo complicado de explicar, pero precisas bien... - Dijo la rubia mientras tomaba su maletín para comenzar a buscar algo -.
— Maldita sea, ¿Y no pudiste irme a buscar a mi casa? ¿Era necesario que vinieras hasta aquí a causar un alboroto? - Cuestionó Lincoln con enojo -.
— No sé exactamente donde vives, así que supuse que si llegaba al edificio donde trabajas y alteraba a tus empleados, automáticamente vendrías hacía mi. Y bueno, funcionó. - Explicó con orgullo -.
— Sí, sí, que plan ideaste... - Soltó un suspiro - Bueno, ¿Ya vas a decirme cual es el motivo de tu "honorable" visita? - Preguntó el peliblanco con fastidio -.
— Bueno, como sabrás, en el bufete de abogados para el que trabajo siempre llegan casos nuevos cada semana. Llegan casos de todo tipo y sin excepción alguna todos son tomados en cuenta.
— Sí, sí, ¿Pero eso que tiene que ver?
— ¿Me permites? Ya voy a decirte... - Respondió Lori con molestia -
— Está bien... - Asintió con molestia mientras se cruzaba de brazos -.
— Como decía, todos los casos que llegan a nuestras manos son analizados para después comenzar a buscarles unas solución, obviamente algunos reciben más atención que otros, pues unos se consideran esenciales o de emergencia y otros son aquellos que se resuelven si tanto papeleo y alboroto... - Se detuvo unos segundos para tomar un poco de aire - En fin, como es costumbre, hace algunos días me encontraba con mis compañeros de oficio revisando los casos que nos correspondían y sorpresivamente, me topé con uno que me llamó demasiado la atención... - Explicó la rubias mientras sacaba una carpeta de su maletín y lo dejaba sobre la mesa para que el albino lo viera -.
— Mmm... ¿Y eso es...? - Preguntó el peliblanco extrañado -.
— Es el caso que obtuvo mi atención por completo, dale un vistazo y entenderás porque...
— Eh, ¿Okey? - El peliblanco accedió a la petición de su hermana y abrió dicha carpeta para darle un pequeño vistazo, aunque limitándose a hojear entre las páginas de dicho documento -.
— ¿Te suenan familiares los nombres que aparecen ahí? Claro, además del tuyo...
— Eh, ¿Qué son los de mis exnovias? - Preguntó el peliblanco -.
— Correcto... Y todas te acusan de no pagar la pensión alimenticia de la hija que tuviste respectivamente con cada una de ellas...
— ¿¡Qué!? ¿¡Pensión alimenticia!? ¡Eso es una mentira, a mi nunca me llegó un aviso o algo sobre eso, lo que sea que estén diciendo, están mintiendo! - Dijo el peliblanco sumamente molesto -.
— Eso te lo aclararé enseguida Lincoln, pero necesitas calmarte, el ponerte a gritar y a justificarte como loco, no te ayudará en lo absoluto.
— ¿¡Y porque no!? ¡Yo sólo estoy diciendo la...!
— ¿¡Podrías callarte y dejarme hablar!? ¡Ni siquiera me has dejado decir algo!
— ¡Está bien, pero que sea rápido! No tengo tiempo para escuchar mentiras...
— "Ojala fueran mentiras..." - Suspiró cansada - Bien... Lincoln, necesito que me aclares algo y seas sumamente sincero, hace unos años cuando estuvis... Corrijo, cuando ya no vivíamos con nuestros padres y pasamos por esa "etapa" incestuosa, ¿Sólo te involucraste con Luna, Luan, Lynn, Lucy y conmigo, verdad? "Dios, eso sonó tan enfermo".
— Eh... Pues depende...
— ¡Sólo responde!
— Eh... - Comenzó a ponerse nervioso, pero pudo armarse de valor para contestar - ¡Sí, si lo estuve! ¿Pero eso qué?
— Oh cielos...
— ¿¡Qué!? ¿Tan malo es lo que va a pasar o qué?
— No tienes ni la menor idea de lo que va a pasar...
— ¿Qué puede pasar Lori? ¿Una demanda? ¡Ja, puedo pagar éso!
— Tal vez, si está fuera individual y sino hubieran pruebas... - Respondió Lori al peliblanco que parecía muy confiado de si mismo -.
— ¿Qué? ¿Entonces hay pruebas? - La rubia le asintió - "Oh mier... Eso no es bueno" - Comenzó a entrar poco a poco en pánico - ¿¡Y entonces!? ¿¡Qué demonios se supone que haga!?
— Primero necesito que te calmes, te lo vuelvo a decir...
— ¡Estoy calmado, estoy calmado! - Dijo el peliblanco tratando de quedarse quieto en su asiento -.
— De acuerdo, primero que nada, necesito que me digas cuando comenzaste a involucrarte con cada una de ellas... ¿Lo hiciste mientras también estabas con nosotras?
— Eh... Prácticamente así fue, cuando no estaba con alguna de ustedes en mi tiempo libre, estaba con alguna de ellas... Y ya sabes, una cosa llegó a la otra y no pude evitarlo... - Contestó Lincoln con incomodidad -.
— ¿En serio Lincoln? ¿No tuviste suficiente con cometer actos inmorales con tus hermanas? - Cuestionó Lori -.
— Oh sí, lo lamento Lori, debí haber sabido que no tenía permitido formar relaciones afectivas normales con otras personas porque sólo podía relacionarme con mis hermanas, porque claro, hay que ser un enfermo toda la vida... - Dijo Lincoln con molestia -.
— ¡Cierra la boca Lincoln, maldita sea! - Se palmeó la frente varias veces - ¿¡Qué demonios te pasa, acaso no puedes controlar tus impulsos!? - Cuestionó Lori con enojo -.
— ¡Ya te dije que lo sentía Lori, no sabía que el involucrarse con varias mujeres a la vez era considerado un delito! ¡Soy humano, hasta yo caigo en las tentaciones!
— Y lo entiendo Lincoln, sé que todos cometemos errores, pero... ¿¡Acaso eres tan estúpido como para olvidar el acuerdo que habíamos hecho entre tú y yo con nuestras hermanas para que nadie saliera perjudicado con nuestra inmadurez!? ¿¡O será que olvidas el hecho de que puedes disfrutar de una buena vida a costa de que nosotras ocultemos tus fechorías!?
— ¡No, por supuesto que no lo olvidé! ¿¡Pero eso qué tiene que ver!? ¿Ustedes también me van a demandar? Ambos sabemos que eso no es posible, porque si yo pierdo, ustedes pierden...
— Lincoln, esto no va por ahí. Nosotras ya teníamos un acuerdo, en el cual quedó establecido que nosotras nos hacemos cargo de las niñas mientras que tú nos ayudas con sus gastos cuando sea que lo necesiten. En cambio, la demanda colectiva que estas mujeres están poniendo en tu contra es diferente. Ellas ni siquiera te contactaron para iniciar algún acuerdo antes de proceder legalmente, pero ahora tienen evidencias suficientes para iniciar una acción judicial. ¿O acaso no sabías que esto podría pasar cuando decidiste involucrarte con ellas?
— Sí...
— ¿¡Y entonces por qué no hiciste algo para arreglarlo!?
— Pues porque no sólo es mi culpa, ¿ellas también formaron parte de la relación, no?
— Ambas partes tienen responsabilidad, pero la ley tiende a enfocarse en quien tiene mayores obligaciones legales, y ese eres tú, Lincoln. Ellas tienen el derecho de exigir pensión alimenticia y de demostrar tu paternidad si es necesario. Y aunque hayan tardado en demandarte, eso no elimina su derecho a hacerlo.
— ¿¡En serio quedaron embarazadas!? ¿¡Y yo cómo sé que esas niñas son mis hijas!?
— Por Dios Lincoln, dudo mucho que mientan sobre algo así...
— ¡Por supuesto que pueden hacerlo! Es una verdadera coincidencia que apenas ahora se tomen la molestia de levantarme una demanda. ¿¡O no!?
— Lincoln, deja de querer justificar todo lo que te digo y ponte a pensar en soluciones. - Soltó un suspiro - Es probable que las demandas estén basadas en pruebas de ADN o en testimonios que fortalecerán su caso. Aunque quisieras cuestionarlo, necesitarás enfrentar esta situación con seriedad.
— ¡Agh, tú eres la abogada aquí, tú dime qué puedo hacer! - Dijo Lincoln con desesperación -.
— Tienes dos opciones: irte a prisión por incumplimiento de tus responsabilidades financieras, o podemos negociar un trato para que te hagas cargo de las pensiones sin necesidad de que pises la cárcel. Eso implicará reconocer la paternidad y asumir los gastos.
— Definitivamente no quiero ir a prisión, por lo cual la primera opción queda totalmente descartada, así que no me quedará otra opción más que aceptar la otra opción como definitiva... - Dijo el peliblanco mientras soltaba un suspiro de frustración - ¿En serio no hay otra opción? Cómo no sé, escaparme a otro país o cambiarme de identidad, eso sería más fácil y rápido.
— Sí claro, una salida fácil, pero un castigo aún peor si te atrapan...
— No me atraparían, tengo los recursos para poder fingir mi muerte o algo por estilo, porque como te lo mencioné, yo no cometí ningún crimen, hay tipos que lo hacen y ni siquiera reciben un castigo ejemplar.
— Ok, te compro tu "justificación", supongamos que logras escapar porque tienes los recursos... ¿Estás tomando en cuenta que tu empresa es conocida mundialmente y que además es tu principal fuente de ingresos? Eso implicaría que prácticamente tendrías que comenzar una nueva vida. No porque gastarías tus recursos tratando de ocultarte de la sociedad o porque tus exnovias seguirían buscándote, sino que tu empresa se quedaría sin dueño y por ende, comenzarían a investigarla, lo cual te traería más consecuencias de las que puedes soportar...
— Siendo sincero, dudo mucho que eso pase. Además, creo que lo estás exagerando de más... - Dijo Lincoln confiado -.
— Lincoln, mírame a los ojos y dime que no puede llegar a pasar...
— Si eso quieres... - Fijó su mirada sobre la de su hermana, la cual era sumamente penetrante y llena de seguridad, la cual lo terminó venciendo porque sabía que se equivocaba - ¡Agh demonios!
— ¿Lo ves?
— Agh... - Suspiró frustrado - ¿Por qué a mí me tiene que pasar esto? - Se preguntó el peliblanco a sí mismo con frustración -.
— Eh, tengo mínimo 5 razones del porqué, pero creo que no querrás escucharlas...
— Oh gracias, eres de mucha ayuda, eh.
— Hey, ni siquiera me has dejado explicarte la forma en la que puedo ayudarte.
— ¿Y de qué me serviría? Creo que ambos sabemos que terminaré yéndome directo a prisión si trato de justificarme ante un jurado. Digo, es la palabra de ellas cinco contra la mía...
— Lincoln, ¿crees que si yo no pudiera hacer algo para salvarte, yo vendría hasta aquí?
— Mmm... No lo sé. ¿En serio puedes? No es que dude de tu capacidad, pero... - Su hermana se le quedó viendo molesta - Está bien, si lo hago, pero es porque no sé qué tan buena eres... ¿Estás segura de que puedes ayudarme con esto?
— Más de lo que crees...
— Mmm... Ok, aceptaré tu ayuda, pero espero que hagas un buen trabajo.
— Sigue con esa actitud, y yo misma me encargaré de que esas mujeres tengan todas las facilidades para inculparte...
— Ah... Está bien, lo lamento. Pero en serio, espero que logres ayudarme con esto...
— Y lo haré "señor sarcasmo", pero necesitaré un compromiso total de tu parte para que cumplas todo lo que se indicará en dicho trato. Sólo así podrás evitar la cárcel y hacer que estas mujeres retiren la demanda, ¿entiendes? - Explicó la rubia ante la petición del peliblanco -.
— Sí, sí lo entiendo... - Bajó la mirada levemente - Sólo tengo una pregunta, ¿Cómo es posible que me acusen por incumplir con las pensiones alimenticias si ni siquiera hay un antecedente de eso? Porque es algo ilógico pensar que desde hace años me impusieron una demanda por ello, principalmente porque a mí no me llegó algún documento que me avisara de dicha acción. ¿O dime, por qué se esperarían hasta estos días?
— Mmm... Sinceramente no es algo muy difícil de responder, ya que para recibir un castigo o una multa como tal, no se tiene que tener un antecedente necesariamente. Con el simple hecho de recopilar evidencias y testimonios es suficiente para iniciar una demanda, y posteriormente presentarlo ante un jurado. Lo cual creo que es prácticamente lo que estas mujeres harán si no actuamos pronto en los próximos días. - Tomó una pequeña pausa para tomar aire - Y con respecto a tu otra pregunta, pues supongo que se esperaron todo ese tiempo para reflexionar seriamente. No actuaron al instante debido a que tal vez tenían un apego emocional hacia ti, pero al ver que tú no cooperaste en lo absoluto, perdiste la consideración de todas. Lo peor, es que al parecer todas se reunieron para hablar de su situación contigo, en lo cual todas concordaron en que eras un irresponsable y en que tienes que pagar por tu inconciencia a la hora de dejarlas a su suerte.
— Oh rayos, sí que estoy jodido...
— Quiero aclararte que lo que te estoy diciendo acerca de esta situación es una interpretación basada en los hechos que conozco. La forma en la que llegaron a este punto de demandarte seguramente tiene matices que sólo ellas conocen y que planearon detalladamente.
— Sí, lo sé... - Asintió el peliblanco con pesadez -.
— En fin, aclarada esta situación, es momento de buscar soluciones, ¿Cuál será...?
— ¿Reunirme con ellas para firmar un acuerdo en el que cumpliré con lo que se establezca? ¿Es eso lo que debo hacer?
— Correcto. ¿Y estás dispuesto a cumplir lo que se indique en ese acuerdo, cierto? - El peliblanco asintió -. De acuerdo, entonces así será. Hoy mismo hablaré con mis colegas para que me ayuden a contactar al abogado que representa a estas mujeres, y trataré de llegar a un entendimiento con él. Tú solo tendrás que presentarte en mi despacho cuando todo esté listo, hablarlo con ellas, y después firmar. ¿Te parece?
— Sí, pero hay algo que no me parece del todo...
— ¿Y eso es?
— ¿Tú serás quien acepte o proponga las condiciones que yo tendré que cumplir en ese contrato?
— Correcto. Esa sería mi función una vez que logre establecer contacto con el abogado.
— Ok, ¿y entonces qué pasa si no estoy de acuerdo con algunas condiciones que se me impongan?
— Ay, Lincoln... - Le palmeó el hombro varias veces -. Tendrás que estarlo o el caso se complicará más de lo que imaginas.
— ¡Pero ese es tu...!
— Hey, hey, no empieces otra vez, por favor... - Respondió la rubia con fastidio mientras se masajeaba las sienes -. Obviamente trataré de negociar y modificar las condiciones que no te convengan. Sin embargo, algunas podrían ser inamovibles porque estarán respaldadas por la ley.
— Oh, qué alivio... - Comentó Lincoln con sarcasmo -.
— Lo es, así que relájate un poco y deja de comportarte como Lisa cuando está bajo presión.
— Sí, sí, ya entendí... - Dijo con fastidio, para luego recargar su cabeza sobre el escritorio y golpearse suavemente varias veces contra él -.
— Bueno... - Dijo Lori mientras reunía los papeles que había dejado sobre el escritorio del peliblanco y los guardaba dentro de su maletín -. Me ha gustado volver a verte, Lincoln.
— Me gustaría decir lo mismo, pero la situación no es la más cómoda para decirlo... - Respondió el peliblanco sin levantar la cabeza del escritorio -.
— Lo sé, pero no te preocupes... - Suspiró -. Sabes que a la familia nunca se le puede dar la espalda, ¿verdad?
— Sí... - Contestó Lincoln en voz baja, con la cabeza ligeramente agachada por la vergüenza -.
— Bueno, hermano, te llamaré más tarde para informarte si logro algún avance en el caso... - Comentó la rubia mientras se dirigía hacia la salida de la oficina -.
— Sí, Lori, te lo agradezco... - Respondió con pesadez -.
— Descuida... - Lori continuó caminando hasta llegar a la puerta. Antes de salir, se detuvo un momento y agregó una última cosa -. Oh, por cierto, se me olvidaba: Loan te manda saludos. Dijo que le gustaría pasar tiempo contigo algún día. - Dijo la rubia antes de salir y cerrar la puerta tras de sí -.
[Ese último comentario provocó que el peliblanco sintiera un escalofrío recorrer todo su cuerpo. No fue porque supiera que su hermana lo había dicho con la intención de incomodarlo aún más, sino porque ese nombre llevaba mucho tiempo enterrado en su memoria: el nombre de su primera hija. Loan había quedado bajo el cuidado de Lori, y él no se había opuesto a ello, tal como sucedió posteriormente con sus demás hermanas y las mujeres que ahora lo acusaban.
Era evidente que el peliblanco había cometido un grave error. Él mismo se había puesto la soga al cuello al no medir las consecuencias de sus actos y al ignorar egoístamente a aquellas mujeres que en algún momento había amado.
Ahora, después de haber vivido tanto tiempo lejos de problemas y disfrutando de una aparente libertad, estaba enfrentando lo inevitable. Por primera vez en años, estaba cosechando lo que había sembrado. Su libertad ya no dependía únicamente de su hermana mayor, sino que, en caso de que ella lograra sacarlo de esta situación, tendría que comenzar a hacerse cargo de todas y cada una de las consecuencias que ello implicara.]
