¡A TRABAJAR!
Capítulo 4: Cena para cuatro
Sesshomaru e Inuyasha llegaron por separado cada uno en sus autos a diferencia de las chicas que llegaron juntas en el taxi de su amigo algo pervertido. Ellas llegaron y eligieron el lugar y a los pocos minutos llegó Inuyasha primero.
- ¡Kagome! - saludó desde la puerta con uno de sus brazos.
- ¡Hola, por aquí! - Kagome dijo con una sonrisa.
- Kagome... Estás... Muy linda. - cuando llegó a la mesa solo pudo admirar la belleza de su cita, tenía un vestido negro ajustado que sobrepasaba un poco las rodillas con unos tacos a juego que le hacían marcar sus piernas de una forma espectacular.
- Ya... - dijo ella con un gesto insinuando que no exagerara.
- ¡De verdad! Lo estás... Más de que de costumbre. - ambos se sonrojaron y decidieron sentarse. - ¿Y la señorita Rin? - por un momento olvidó que era una cita doble.
- Fue al tocador, seguro ya regresa...
Luego de unos minutos ambos vieron entrar a Sesshomaru pero en vez de dirigirse a la mesa, fue directo hacia donde había ido Rin unos instantes antes que llegara.
- ¿Sesshomaru? - dijo Inuyasha al ver que siguió de largo sin mirarlos. - ¿Se dirige hacia el tocador? - preguntó.
- Sí...
- A lo mejor solo quiere hacer sus necesidades antes de comer. -
- Mmmm no creo que esa sea la razón por la cuál va hacia allá. (Vaya Vaya... Estás todo decidido "Señor Sesshomaru") - pensó Kagome, su intuición nunca le fallaba.
... 20 Minutos antes ...
Sesshomaru estaba en su auto intentando descifrar por qué estaba en el bar esperando verla de nuevo. Lo que había pasado en la semana era algo inaudito. Cayó tan bajo que inclusive le aceptó la invitación a Inuyasha solo porque Rin estaría aquí. ¿Tanto le gustaba?
Al cabo de unos momentos, pudo divisar un taxi estacionando delante de su auto, del cual bajaron dos mujeres. Y allí estaba ella... Cada prenda que se ponía la hacía parecer arte en su cuerpo, todo lo que la hacía irresistible para él era un conjunto de cosas; su cuerpo, su sonrisa y el aroma que emanaba cuando la tenía cerca, un aroma dulce que no podía describir. La vio entrar al bar y en ese momento agradeció que el bar fuera de puertas y paredes de vidrio, siguió observándola desde el auto como un idiota que no sabía que hacer con sus emociones. Vio que se levantó de su asiento y se dirigió hacia lo que supuso era el tocador, quería verla a solas, no con un par de soquetes al lado. Decidió entrar y buscarla antes de que la formalidad de la cita doble lo hiciera tener que aguantar a su hermano y a esa amiga metiche. En menos de un segundo estuvo dentro y sin siquiera prestar atención a su alrededor se puso en el pasillo de los tocadores a esperar que ella saliera. Unos instantes después ella apareció, mirando su teléfono sin darse cuenta que lo tenía enfrente y llevándoselo por delante.
- Disculpe
- Rin...
- ¡Señor Sesshomaru!- de la sorpresa, Rin se tambaleó y él solo atinó a sujetarla de esa pequeña cintura para evitar que cayera.
- Tienes que dejar de tambalearte o me acostumbraré a tener que salvarte.
- Perdón yo... Hola.
- Hola...
Esa mirada tímida que le dio antes de recomponerse bastó para darse cuenta que estaba empezando a caer ante esas piernas.
Ya sentados los cuatro en la mesa, habiendo saludado adecuadamente y pedido la comida para acompañar la bebida, comenzaron las conversaciones.
- Jamás hubiera imaginado que el señor Sesshomaru e Inuyasha eran hermanos. - comentó Rin notando que nadie hablaba.
- En realidad somos medio hermanos. - dijo Inuyasha.
- Guau ¿de verdad? - preguntó sorprendida Kagome.
- Sí, nuestro padre es algo...
- Mujeriego. - Sesshomaru terminó la frase algo tajante.
- Bueno... no quería decirlo así. - dijo Inuyasha riendo incómodo.
- Rin ¿te sirvo? - le preguntó señalando la botella de vino.
- S-sí, gracias.
La velada transcurrió con muchos comentarios incómodos y silencios que eran llenados de miradas tímidas entre ambas parejas. Kagome estaba empezando a mirar a Inuyasha con otros ojos, se dio cuenta que no era solo un niño mimado y despreocupado, sino que era alguien serio e inteligente cuando se trataba de cosas importantes. Por otro lado, Rin no podía estar más embelesada con Sesshomaru, era el hombre más masculino que había tratado en su vida, rudo y medido pero cuando la trataba a ella era cuidadoso e impulsivo a la vez.
- Bueno, creo que ya es hora de irnos... - dijo Kagome. - Rin, ¿qué te parece si el señor Sesshomaru te lleva hasta tu departamento?
- ¿A mí? N-no, no quiero molestarlo.
- No tengo problema. - dijo Sesshomaru tomando un sorbo de su copa.
- ¿Y tú, Kagome? - le preguntó Inuyasha.
- Pues me iré en taxi... A menos que tú quieras llevarme.
- ¡Claro que te llevaré! - gritó al mismo tiempo que se paraba a toda velocidad de su silla.
Las amigas se fueron a esperar a los caballeros peliblancos afuera del bar, mientras ellos pagaban la cuenta.
- Sessh... Hoy estuviste raro.
- ¿Raro? - no pudo evitar sentirse extrañado por la expresión de su hermano.
- Sí, todo suave con una mujer. Interesado en ella incluso ¿te gusta, verdad? - Sesshomaru solo se mantuvo en silencio, no quería admitirlo. - Kagome tiene buen ojo, me dijo que vendrías por ella.
- Esa chica, Kagome... Me cae pésimo. - confesó el hermano mayor. - Pero supongo que debo agradecerle. - se dió la vuelta para mirar hacia donde estaba Rin esperándolo, él solo esbozó una leve sonrisa casi imperceptible que solo Inuyasha pudo notar.
- Espera... ¿acabas de sonreír?
- Estás mal de la vista...
Ambos salieron y cada pareja se dirigió hacia el auto que les correspondía. Kagome se despidió de Rin con un beso en la mejilla y le susurró algo al oído que ninguno de los chicos pudo escuchar, Rin solo atinó a sonrojarse e intentar no sonreír demasiado.
- Rin. - la llamó Sesshomaru mientras le abría la puerta de su auto para que entrara.
- ¡Sí!
Al estar dentro pensaba ¿qué rayos hacía en el auto de ese hombre? No podía evitar sentir curiosidad por él y por ella misma, nunca en su sano juicio habría aceptado una situación de este tipo pero había algo en Sesshomaru que la hacía sentir segura, algo le inspiraba confianza. Él entró al auto y sin decir una palabra se acercó tanto a ella que pensó que iba a terminar lo que no pudieron el otro día en la oficina, pero no... Solo le abrochó el cinturón. Rin se había quedado tiesa y se había olvidado de respirar
- Coloca en el gps la dirección de tu casa... y respira.
- ¿Eh? Eh, s-sí. - estiró la mano para poner su dirección en el gps integrado en el auto de último modelo.
- Rin... Espero que sepas que no haré nada que no quieras.
Ella lo observó durante algunos segundos antes de volver a acomodarse en el asiento ¿era posible sentir tanto calor? Necesitaba la ventana abierta, que el viento le diera en la cara para que la ayudara a calmarse, tenía las manos sudadas y no encontraba palabras para decir. Tenía la impresión de que si Sesshomaru presionaba un poco más ella no iba a poder detenerse...
El teléfono de Rin comenzó a sonar y ella atendió sin ver en la pantalla quien era pensando que era Kagome.
- Kagome, estoy bien. El señor Sesshomaru me está llevando sin ningún problema.
- ¿El señor Sesshomaru? ¡Maldita sea, Rin! ¿Estás con otro hombre?
- Espera... ¿Kohaku? - se quitó el teléfono de la cara para mirar el nombre en la pantalla y sí, era Kohaku. - ¿Qué quieres? Ya deja de llamarme. - diciendo esto Rin colgó.
- ¿Aún te sigue molestando? - preguntó Sesshomaru mirando de reojo mientras conducía.
- Sí, lo atendí por error. Ya no estoy contestanto sus llamadas.
El resto del viaje trascurrió sin más conversación, pues Rin estaba algo nerviosa y Sesshomaru no hablaba mucho tampoco. Pero al llegar al departamento de ella todo iba a cambiar entre ellos.
- Es aquí... - dijo Rin mientras se desabrochaba el cinturón.
- Espera que te abra la puerta.
Sesshomaru se bajó del auto y lo rodeó rápidamente con sus piernas largas, abrió la puerta de su acompañante y le dejó espacio para salir, pero cuando Rin cerró la puerta el espacio entre ellos volvió a disminuir y nuevamente estaban a escasos centímetros. La urgencia que tenía el peliblanco de tocarla era incapaz de contener, lentamente tomó una de las manos delicadas de Rin entrelazando los dedos y se la llevó a sus labios para darle un beso que erizó la piel de ella.
- Rin... ¿Recuerdas que dije que no haría nada que no quisieras? - ella solo atinó a asentir. - ¿Te incomodo haciendo esto? - volvió a darle un beso en su mano.
- N-no...
- Entonces... ¿Qué tal esto?
Con la mano libre que le quedaba tomó la cara de Rin y unió sus labios en un tenue pero decidido beso, se separó unos segundos para ver la reacción de ella y al ver que no ponía resistencia volvió a quitar todo el espacio entre sus labios, esta vez con más rudeza y entrando un poco más en su boca. Rin no podía creer lo que estaba pasando, pero se sentía tan bien que inclusive llegaba a asustarla. Sus manos estrecharon la camisa de Sesshomaru acercándolo aún más inconscientemente, su espalda chocó con el auto detrás haciendo imposible que se separaran ni un centímetro y el beso no pudo romperse durante varios segundos. Sesshomaru sentía un cosquilleo que no sabía que existía. ¿Era posible que un solo beso le anulara a tal punto la cabeza? En la oscuridad de la noche con solamente ellos dos en la calle, se podía oír el leve sonido que hacían sus bocas al separarse cuando sus caras cambiaban de posición cada tanto, disfrutando del sabor del vino que todavía persistía en sus lenguas. Después de varios intentos de distanciarse lo lograron seguido de una pausa de silencio y una mirada llena de tensión entre ellos. Sesshomaru se dio cuenta en ese momento que esa mujer era tan deliciosa como la había imaginado, si por él fuera no tendría ningún problema en hacerle el amor en ese preciso momento, pero tan preciosa piel necesitaba más tiempo para ser tocada y se tomaría el tiempo necesario para hacerla sentir segura, era consciente que ella había salido de una relación hace un par de semanas. DEBÍA ir despacio.
Rin estaba sonrojada y avergonzada de sí misma, no sabía en qué momento su intimidad se había humedecido, humedad que había sido provocada por un simple beso, poco tocó con sus manos pero se notaba que la rigidez del cuerpo de Sesshomaru era impresionante, si bien sus bocas se había separado sus cuerpos aún seguían juntos. Una de las grandes manos de él tocó con uno de sus dedos el labio inferior de Rin, siguió por su mejilla y terminó en su cuello para deslizarse por último por su brazo.
- Rin... ¿Estás de acuerdo en que sigamos viéndonos? - preguntó él decidido.
- Yo... - ella no sabía que contestar ante tal pregunta directa.
- Estoy consciente de que hace poco sales de una relación compleja, no pienso apresurarte ni presionarte. - afirmó poniendo un poco de distancia entre ellos. - Solo quiero que te sientas cómoda conmigo.
- Yo... Está bien... - una leve sonrisa brotó en sus labios dejando a Sesshomaru embobado mirándola.
- Bien... Por ahora solamente me iré.
Rin se incorporó de nuevo para dirigirse hacia la puerta de su departamento, no sin antes recibir un beso de despedida y una caricia en sus cabellos, él esperó a que Rin entrara para arrancar e irse. Las manos de ella seguían temblando de nervios y emoción. Ya en la tranquilidad de su habitación se sentó en la orilla de su cama a pensar en todo lo que había pasado en la noche. Con manos aún temblorosas le escribió a Kagome un mensaje: "Ya llegué a casa, el señor Sesshomaru me besó... No puedo creerlo." Pocos minutos tardo Kagome en responder: "Vaya vaya... ¿Porqué no me sorprende? Jajaja es genial amiga! Mañana me cuentas todos los detalles ;) "
Otra llamada entrante de Kohaku entró para borrarle la sonrisa que tenía, decidió apagar el celular y acostarse a dormir.
Sesshomaru estaba en su casa mirándose al espejo tratando de reconocerse, pero ya no podía hacerse para atrás. Rin le gustaba y no iba a dejar que nada ni nadie se interpusiera en su camino...
HOLA! Aquí les traigo un nuevo capítulo, espero les guste. Ya las cosas van avanzando entre ellos. Gracias por las vistas y los follow 3 Luego nos leeremos :D
