Descarga de responsabilidad: No soy dueño de Naruto o Shingueki no Kyojin, todos los derechos a sus respectivos creadores.
"Aaaaaahhh, me rindo, me rindo, ya Suéltame Mikasa, por favor"
Esas fueron las palabras que despertaron a un joven de pelo castaño que acababa de tener el sueño más extraño de su vida, mientras yacía dormitando al costado de un árbol.
"¿Mmhh...?"
"¿Mikasa?"
"¿Naruto?"
"¿Que acaba de pasar?"
Preguntó el confundido muchacho mientras trataba de darle sentido a donde estaba y que era lo que había soñado.
"Tomaste una siesta mientras terminaba de recoger los troncos, cuando de repente Naruto trató de tomarme por sorpresa y vencerme". Respondió tranquilamente la niña mientras se levantaba del suelo y se limpiaba algo de polvo de su ropa y manos, para inmediatamente después de recoger la madera que había recolectado.
"Casi lo logro esta vez, un día de estos te..." respondió un niño rubio de la misma edad que los anteriores mientras se frotaba con dolor su cuello, sólo para detenerse cuando desvió su mirada al castaño.
"¿Eh?"
"Eren..."
"¿Por qué estás llorando?" Preguntó Naruto al ahora conocido como Eren, a lo que dicho chico reaccionó sorprendido mientras se daba cuenta de esto.
"No le digan a nadie que estuve llorando." Murmuró el niño castaño al par que caminaban junto a él.
"No lo haré." Fue la rápida eh inmediata respuesta de la niña morena.
"Tal vez te moleste un poco, pero puedes estar tranquilo, no se lo contaré a nadie más." Exclamó el rubio con bigotes, quien tenía sus brazos reposando contra su cabeza, cargando casi el doble de madera que Mikasa mientras trataba de aparentar tranquilidad a pesar de las gruesas gotas de sudor que caían por su rostro.
Esto hizo que a Eren le palpitara una vena en el frente por la molestia. Cuando estaba a punto de responder fue interrumpido por Mikasa.
"Pero si no sabes porque estabas llorando, tal vez deberías hablar de "eso" con tu padre." Aconsejo la morena mientras seguía caminando con aparente estoicismo.
"¿Estás bromeando?"
"¡No puedo decirle eso a mi papá!" respondió Eren con su ira característica.
"Si, estoy de acuerdo, no me gustaría que la gente supiera que me el paso llorando debajo de los árboles." Opinó Naruto, haciendo que la molestia del castaño se dirigiera a él.
"¡Cállate Naruto, tu no-
"¿Por qué estabas llorando Eren?" Preguntó a un hombre rubio conocido con su clásico uniforme militar marrón y blanco.
"Hannes" exclamó Eren mientras retrocedía un poco por el fuerte olor a alcohol en el aire.
"¿Acaso Mikasa o Naruto se pelearon contigo?" Volvió a cuestionar al soldado mientras se acercaba al grupo de tres.
"!No lloraría por una cosa como esa!, uf, apestas a alcohol"
"Jajajajajaja, eso no es un problema." Dijo un grupo de soldados sentados en una mesa comenzando a reírse del comentario de Eren en un obvio estado de ebriedad.
"¿Otra vez estás bebiendo viejo?" preguntó Naruto con el ceño fruncido.
"Oye, apenas tengo más de 30, pero, ¿Acaso no te quieres unir Naruto?" preguntó el rubio mayor con una sonrisa ebria en su rostro.
"También hay espacio para ti si quieres Eren". Volvió a ofrecer el hombre ebrio, girando su rostro al niño castaño.
"No, el abuelo dice que soy muy joven aun para beber, además, ¿no se supone que estén en servicio?" Respondió Naruto, dejando su propia pregunta y evitando que Eren respondiera, algo dudoso a la oferta.
"Si, hoy estamos viajando a las puertas. Hemos estado aquí todo el día. Nos dio hambre y sed, así que decidimos tomarnos un pequeño descanso"
"Pero si están ebrios. ¿Cómo van a pelear?" preguntó Eren, esta vez adelantándose a Naruto.
"¿Eh?, ¿por qué deberíamos pelear?" -preguntó Hannes francamente confundido.
"¡¿Que no es obvio?!"
"¡Cuando los titanes destruyen el muro y entren!"
Un ligero silencio se forma cuando el niño de corta chispa terminó su declaración.
"Uf, Eren. No hables tan fuerte, me da dolor de cabeza"
"Jajaja, me gusta tu actitud hijo del Doctor Jager, pero no hay de qué preocuparte, el día que caiga el muro haremos nuestro trabajo, aunque dudo que pase. Esas murallas llevan resistiendo durante los últimos cien años, no creo que se destruyan pronto " Comento otro de los soldados borrachos mientras se unía a la conversación.
"¡Aún así! Mi papá dice que en este punto de la historia es donde más corremos peligro", discutió Eren.
"Hhmmm, ¿el Doctor Jager dijo eso? Bueno, técnicamente está en lo cierto. Él fue quién salvó nuestro pueblo de una epidemia. Siempre estaremos en deuda con él. Las enfermedades siempre atormentan al hombre, pero los titanes son otra historia". Reflexionó Hannes mientras se giraba para mirar las imponentes murales que rodeaban la ciudad.
"Siempre suelo ver a los titanes cuando estoy reparando los muros. Pero, hablando objetivamente, es imposible que esos titanes destruyan o escalen un muro de 50 metros"
"¡Eso no importa!" La repentina voz de Naruto hizo que todos los presentes le prestaran atención.
"No importa si esas cosas nunca entran. Su deber es proteger a las personas de este pueblo ya la humanidad, no ponerse borrachos y gordos mientras otros intentan hacer algo. ¡Es por eso que cuando sea su jefe los voy a poner a trabajar dattebayo !" A esa declaración atrevida le siguió un silencio ensordecedor, solo para ser roto casi de inmediato cuando todos los soldados cayeron al suelo entre carcajadas"
"Jajajajaja, ¿tu? ¿Nuestro jefe? Que buena imaginación tienes, quizás si lo de soldado no te funciona puedes dedicarte a la comedia, jajajajaja" gorjeo el soldado castaño mientras se revolvía, se levantaba del suelo y se apoyaba en un igualmente risueño Hannes.
"Si Naruto, no dejes que las historias de ese viejo te confundan, es prácticamente imposible para cualquiera de nosotros ser ascendidos, y eso que llevamos años de servicio, te falta mucho para poder siquiera intentarlo señor dattebayo" respondió el rubio mayor mientras secaba una lágrima y un par más de risitas salían de vez en cuando.
Un Naruto con la cara roja simplemente salió corriendo, empujando al par de soldados en su huida.
"¡Ya lo verán, un día será alguien, alguien importante, y entonces nadie más me tratara como un raro! ¡datteba-!" tapándose la boca lo más rápido que pudo, sin detenerse para ver al grupo de soldados borrachos volver a estallar en carcajadas. El rubio corrió, corrió tanto y tan rápido que en cuestión de segundos estuvo lo suficientemente lejos como para que no escuchara las risas de los soldados.
Bajando la velocidad hasta detenerse un momento para recuperar el aliento, Naruto golpeó la pared con su puño. Que importaba que se rieran de él esos estúpidos soldados buenos para nada, el llorón de Eren y Mikasa; Algún día vencería a esa chica en una pelea, y ese día, por fin todos se darían cuenta de lo genial que es, tendrían que reconocer que no solo era el niño raro de fanáticos. Si, algún día lo haría...
Mientras que Naruto retomaba su caminata lenta, por otra ruta seguían su camino Eren y Mikasa con destino a su hogar.
"¿Y entonces ya cuantas veces van?" Preguntó un aburrido Eren con la madera en su espalda.
"Hmmm, ¿a qué te refieres?" Preguntó en respuesta Mikasa mientras continuaba caminando a la par que su hermano adoptivo.
"Ya sabes, tus luchas con Naruto, según recuerdo él dijo la otra semana que ya llevan más de quinientas luchas, y aún no te ha podido vencer en ninguna"
"Hmm, la verdad no lo sé, nunca las he contado" respondió la morena, mientras trataba de encontrar las mejores palabras para explicarle a Eren.
"Lleva haciendo un tiempo, pero recuerdo que antes hubo una época en la que no lo hacía, no entiendo por qué lo hace..."
"Ya veo..."
un silencio se formó entre ambos mientras seguían caminando por la colina. Pero dicho silencio se rompió unos minutos después cuando Mikasa retomó la conversación.
"Eren, no creo que sea buena idea que te unas al Escuadrón de Reconocimiento." Mencionó una tranquila Mikasa mientras continuaba su camino con la leña en su espalda.
"¿Tú también Mikasa? ¿Acaso piensas que son unos estúpidos locos?" preguntó Eren algo a la defensiva.
"No es eso, no creo que estén locos ni nada, pero..."
*DING*
*DONG*
*DING*
*DONG*
La respuesta de la morena quedó inconclusa cuando fue interrumpida por el sonido de una gigantesca campana que sonó por todo el pueblo.
"¡Son el Escuadrón de Reconocimiento, ya regresaron!" Dijo un Eren emocionado mientras comenzaba a sonreír con alegría.
"¡Las puertas se están abriendo!"
"¡Vamos Mikasa! ¡Vamos a ver a los héroes!" y con eso dicho el castaño agarró a la morena del brazo y salió corriendo hacia la entrada de la ciudad.
La atmósfera a la que llegaron el par de niños era muy diferente a la que tenían en mente.
En lugar de ser recibidos con alegría y celebración, el escuadrón de reconocimiento fue recompensado por salir de un infierno con miradas frías y un silencio incómodo.
No es que los rostros de los soldados traumados por los horrores estuvieran ayudando, promoviendo el descontento en la población.
"¡Moisés! ¡Moisés!" Grita una mujer mientras corría desesperada por las filas de los soldados.
"Mi hijo Moses... No puedo localizar. ¿Dónde está mi hijo?" Preguntó la mujer cuando llegó en frente del comandante.
El hombre, que no cambió su expresión, simplemente mandó a traer el único resto que quedaba del hijo de la mujer. Al entregarle la extremidad, un simple brazo cercenado cubierto de sangre, la madre no pudo evitar soltar un gemido desgarrador.
Sintiendo lástima por la mujer, el comandante iba a tratar de calmar a la ahora madre desconsolada, pero dicha madre le hizo una pregunta que le heló los huesos.
"Mi hijo... ¿Fue útil, cierto? Tal vez no fue un héroe, pero... ¡¿Pero murió ayudando a la humanidad a pelear, cierto?!"
El primer impulso del comandante fue decir que sí, pero luego de unos segundos y con una desesperación creciente no pudo soportarlo más y decidió confesar su fracaso.
"No... Durante esta misión nosotros... No, incluso después de todas estas misiones... ¡No hemos logrado ningún progreso! ¡Soy un fracaso! ¡Solo he logrado que mueran mis soldados! ¡ y ni siquiera hemos aprendido algo útil ¡Sobre los titanes!" Con ese grito final y con el rostro lleno de lágrimas, el comandante por fin cedió ante su fracaso, desplomándose en el suelo de rodillas frente a la mujer.
"Tsk, malditos soldados, solo son una pérdida del dinero de nuestros impuestos." Fue el refunfuñar de un comerciante gordo que miraba molesto la lamentable marcha.
Eren iba a golpearlo por ser un idiota, pero un ruido cercano desvió la atención de todos, incluyendo el comandante y la mujer que lloraban hacia un tejado cercano.
Oscurecido por su posición exacta para que los rayos del sol ocultaran su figura, se podía ver la silueta rodeada de luz de un niño que se había levantado y yacía orgulloso en el tejado.
Una mirada entre cerrada de Eren y Mikasa les confirmó la identidad del extraño, siendo el mismísimo Naruto que con su estruendosa y característica voz comenzó a hablar.
"¡Deja de decir esas cosas viejas, te ves lamentable! ¡No tienes que preocuparte, ninguno de ustedes! Porqué cuando yo sea comandante ningún soldado bajo mi carga morirá en vano, esa es mi promesa. ¡Dattebayo!"
El momento fue francamente épico, y lo hubiera sido más si no fuera un niño de 10 años quien lo decía, y encima uno con mala reputación como lo era Naruto.
"Oh, solo es el niño dattebayo"
"¡Oeh mocoso! ¡ten más respeto por las personas en luto!"
"¡A nadie le importa tus delirios cara rayada!"
"¡Baja de mi techo maldita rata!"
Eran algunos de los gritos que dejaron escapar los pueblerinos en cuanto vieron de quien se trataba.
Pero Naruto simplemente se bajó el parpado y les sacó la lengua antes de simplemente saltar a otro tejado cercano, perdiéndose en la distancia.
Cuando Naruto por fin dejó de correr, se dirigió tranquilamente a una casa sencilla ubicada cerca de una zona boscosa.
Con todo el cuidado que pudo reunirse, el rubio abrió la puerta, tratando de hacer el menor ruido posible.
Pero para infortunio del ojiazul, su intento fue un rotundo fracaso cuando vio a un hombre de aspecto viejo sentado en la silla del comedor, con dos platos de comida en la mesa y mirando directamente a los ojos del rubio.
"Hahhh... ¿lo hiciste de nuevo, ¿verdad?" preguntó el hombre con una voz ronca y áspera que rebotó en las paredes de madera.
"Vamos viejo, solo estoy diciendo lo obvio, sabes mejor que nadie cual es mi sueño, ¿porque no puedo decírselo a todo el mundo?" Respondió Naruto, ni siquiera tratando de mentir para escapar del castigo, despreocupadamente dejando la pila de madera de su espalda a un lado de la chimenea y sentándose en la mesa, frente a su plato de comida.
"No hay nada de malo con tu sueño, es tu vida, tú decides como vivirla. ¡Lo que no puedo seguir tolerando es tu completa falta de respeto hacia los demás!" Contestó el anciano, elevando el tono en su última parte.
"Eh ignorado tu insolencia porque todavía eres un mocoso, ¡pero ya es suficiente de esto Naruto!" Regañó el hombre mayor a lo que Naruto solo se cruzó de brazos y comenzó a hacer un puchero.
"Solo le hago bromas a los que me tratan mal y los que se ríen de mí, ni siquiera digo groserías, no entiendo cómo es que soy un irrespetuoso." Contrarrestó Naruto, quien no supo cuándo, pero ya había terminado de comer su comida y estaba dirigiendo su mirada al hombre mayor que se frotaba los ojos con exasperación.
"Chico, me importa una mierda tus bromas a ese montón de estirados cultistas oa esos mocosos idiotas, ¡lo que me molesta y no pareces poder entender es la facilidad con la que vas soltando promesas por todos lados!" Exclamó el viejo, con un ceño fruncido en el rostro mientras que Naruto, comenzó a desarrollar uno confuso en el suyo.
"¿Eh? ¿De qué estás hablando abuelo Fredd?" Preguntó Naruto, la intriga clara en su rostro.
"Creo haberte dicho una vez antes, que un verdadero hombre siempre, bajo cualquier circunstancia cumple su palabra. Aunque te cueste la vida misma, es tu deber cumplir con lo que dices y bajo ningún concepto fallar en el intento. Eso me lo enseñó mi padre, el padre de su padre y bla, bla, bla."
"Una promesa no es algo que te tomas a la ligera, ¿O es que acaso olvidas que la razón por la que estás viviendo conmigo es por una promesa?" Preguntó El hombre ahora conocido como Fredd, a lo que Naruto agachó su mirada, triste por la historia de cómo terminó bajo la tutela del hombre.
"Ahí estaba yo hace 10 años, en mis últimos años en el servicio de guardia, a tan solo unos días de jubilarme, una rareza para las personas con nuestro trabajo, cuando veo una luz cegadora proveniente del bosque. Como era lógico, fui a Investiga, y fue allí donde la encontré, una hermosa mujer, con un hermoso cabello imposiblemente rojo, agonizando en el suelo, y en sus brazos, un recién nacido, un niño de pelo rubio y marcas en las mejillas.
"Cuando me acerque para tratar de ayudarla lo pude ver en sus ojos, sabía que no sobreviviría, probablemente solo le quedaban segundos de vida, pero a pesar de eso, en la profundidad de esos ojos lavanda yacía una llama intensa de determinación. Sus labios Dejaron escapar palabras que no entendí, pero el significado estaba claro cuando me ofreció a ese bebé, y en ese momento, mientras recibía a ese, fue que le prometí que cuidaría de él. Aún recuerdo sus últimas palabras… "Naruto". era el nombre de aquel curioso niño." Terminó el anciano, con un sombrío Naruto, que miraba por la ventana a una tumba relativamente cercana a la casa.
"Es por eso que no puedo permitir que sigas prometiendo todo tipo de cosas por la calle, sé que puede ser difícil, diablos, pensé en enviarte al orfanato un par de veces..."
Ante ese comentario último una vena se formó en el frente de Naruto por la molestia.
" Pero nunca lo hice, porque una vez rompe una promesa, las consecuencias te perseguirán para siempre. Recuerda esto Naruto, lo más valioso para un hombre, es su palabra y si la incumple, no solo le estas fallando a la persona que se la hiciste... También te estarás defraudando a ti mismo." Finalizó el anciano mientras se recostaba en su silla, relajando su postura anteriormente tensa.
Un silencio cómodo se formó en la casa, Naruto recostado en el sofá, reflexionando las palabras de su abuelo adoptivo.
Sin embargo, El rubio, siempre inquieto, bajó de su silla de un salto para acto seguido dirigirse a la puerta, todo bajo la atenta mirada de Fredd.
"¿Y ahora donde crees que vas mocoso?" Preguntó Fredd, curioso por qué haría el muchacho a continuación.
El rubio puso su mano en la manija de la puerta, pero antes de abrirla decidió satisfacer la curiosidad del anciano.
"Voy a ir a entrenar, tu cosa de la meditación es demasiado aburrida para mí... Después de todo, prometí que sería más fuerte que Mikasa" dijo Naruto, mientras una gran sonrisa decidida se formaba en su rostro.
Creo que ahora entiendo viejo, supongo que me dejó llevar un poco ¿he? Bueno, como mar, lo tendré en cuenta. Y viejo...Gracias"
Una vez dicho esto el ojiazul salió a toda prisa de la casa, desbordante de energía como siempre.
"Hahhh... Muchacho tonto... No sabe cuándo cerrar esa boca..." Murmuró para sí mismo Fredd, pero a pesar de las palabras del hombre, una sonrisa furtiva reveló sus verdaderos sentimientos.
El viejo, estando solo una vez más, procedió a comenzar con la limpieza de su hogar, porque, aunque Naruto se encargaba de casi todo en estos días, solo él podía entrar a su cuarto, nadie más.
Mientras el anciano limpiaba el polvo de un gabinete cercano, se detuvo ante la razón por la que no dejaba entrar al mocoso de cabello rubio. Frente al envejecido hombre, yacía un equipo de maniobra tridimensional completo, junto a una chaqueta y unas cuantas medallas, tomando una de estas medallas, el antiguo soldado comenzó a recordar aquellos días de lucha.
Aunque Naruto había dicho que iba a entrenar, en realidad estaba mintiendo un poco, la conversación con el anciano le había dejado muchas cosas para pensar, y tendría que ir al lugar donde solía hacerlo con más claridad.
Naruto apartó un par de hojas de su rostro y sonriendo con alegría, ahora, frente al rubio yacía una tumba improvisada, solo un cúmulo de tierra y rocas con una cruz al final.
"..."
"Hola mamá… Ha pasado un tiempo ¿he? Perdón por no visitar, pero he estado ocupado entrenando y haciendo las tareas de ese anciano vago..."
"..."
"Supongo que me he portado bien, al menos en lo que al abuelo respeta, aunque se ha molestado conmigo por algo… Eh hecho muchas promesas últimamente y el abuelo dice que está mal… Quizás tenga razón, pero... No es como si No pensara en cumplirlas o algo así, voy a vencer a Mikasa y algún día será un gran soldado, aunque no he decidido a que división me uniré, a decir verdad, el anciano no ha sido de ayuda en ese aspecto, tiene los labios extrañamente. sellados sobre su época cómo soldado..."
"..."
"Me gustaría que estuvieras aquí..." murmuró el rubio al final en un tono melancólico mientras distraídamente limpiaba algunas hojas que habían caído en el lugar.
"Ojalá supiera donde está mi papá, me gustaría saber si sigue vivo, aunque si también murió estoy seguro de que fue un gran guerrero, tal y como soy yo..." Volvió a murmurar el rubio alegrando su expresión un poco.
"Gracias por escucharme mamá, volveré pronto." Terminó Naruto antes de retirarse del bosque donde descansaba su madre y salir corriendo, después de todo, aún tenía que volverse más fuerte, y él sabía exactamente a quien dirigirse para encontrar un buen desafío para su fuerza actual.
Un de 10 años, pelo rubio largo y ojos azules se encontraba tranquilamente leyendo un libro al lado de unos barriles en una de las tantas calles de Shinganshina. Tan absorto estaba dicho niño en su lectura que no notó la figura que se cernía a sus espaldas antes de que fuera demasiado tarde.
"¡RAAAHHH!"
"¡Ahhh!"
"Jajajajajaja, deberías ver tu cara." Estalló Naruto en risa ante un tembloroso Armin que se levantaba molesto del suelo.
"Deja de hacer eso Naruto, un día de estos uno de mis libros se va a estropear por tu culpa." Replicó el niño receptor de la broma, claramente avergonzado de volver a caer en las tontas bromas de su compañero rubio.
"Vamos Armin, solo fue una broma, además, es tu culpa por ser tan descuidado, ¿Que harás si ese grupo de abusones aparece de nuevo? ¿He? Tienes que esperar lo inesperado..."
"Déjame adivinar, otra frase de tu abuelo"
"No, lo dijo uno de esos sectarios de los muros"
"Jajajajaja" Los dos chicos compartieron una leve risa mientras comenzaban a caminar por las calles de su ciudad.
"Hombre, uno esperaría que mi duro entrenamiento serviría para acortar la distancia con Mikasa, pero solo lograría durar dos segundos más contra ella esta mañana". Mencionó a Naruto, quien tenía las manos en su nuca y caminaba pensativo.
"Guau, ¿dos segundos enteros? No veo de que te estás quejando, al menos acabas de superar el minuto contra ella, antes le tomaba esos mismos dos segundos para derrotarte, ha progresado bastante este año, solo tienes que seguir constante y en unos "Cuantos años creo que podrás darle pelea." Respondió Armin, asombrado por el progreso de su amigo.
"Mmnnnn, no estás ayudando a Armin". Se quejó Naruto, su postura cayó inmediatamente en depresión por las predicciones tan lejanas de su amigo.
"No quiero vencerla con 90 años, quiero vencerla ahora, y tú tienes que ayudarme, utiliza tu gran cerebro y crea una estrategia para vencer a esa chica"
El rostro de Armin estuvo pensativo un tiempo, tratando de encontrar las palabras para decirle a su amigo que no quería involucrarse en la competencia entre él y Mikasa, pero una voz burlona lo interrumpió justo cuando iba a hablar.
"Vaya, vaya, vaya, parece que los enanos están teniendo una conversación muy profunda, quizás alguna de esas ideas para salir de las murallas... ¿Les importa si nos unimos?" Preguntó un adolescente rubio, acompañado de otros dos matones que solían molestar a Armin.
"¡No tenemos nada de que hablar con ustedes muchos idiotas!" Respondió Naruto, casi gruñendo de molestia.
"Jajajajajaja, vaya boca tienes niño zorro, ¿acaso no podemos reírnos de cómo unos niños tontos se quieren suicidar al salir de las murallas?" respondió otro adolescente cercano, este gordo y de pelo castaño.
"Es obvio que la humanidad eventualmente tendrá que salir en busca de recursos, los únicos tontos que no ven eso son ustedes" Respondió Armin, algo que claramente disgustó al equipo de tres, que, sin un segundo pensamiento se prepararon para atacar al rubio por su clara herejía, pero antes de que le dieran una lección al chico imprudente el otro rubio se interpuso.
No van a lastimar a Armin por decir la verdad, hasta yo sé que tiene razón y eso que no soy muy bueno en la escuela, ¿qué dice eso de ustedes muchos imbéciles?"
Tal y como esperaba Naruto, el grupo redirigió su ira hacia él, chasqueándose los nudillos, Naruto se preparó para recibir al grupo de chicos mayores entrantes.
El primero en atacar fue el rubio mayor, quien trató de agarrar la camisa del chico con bigotes, pero Naruto, en una demostración de agilidad asombrosa, esquivó el agarre y contratacó con un puñetazo que conectó con el hígado de su atacante, lo que as su vez hizo que el adolescente jadeara por la falta de aire antes de encontrarse de rodillas sin aliento.
Sin tener tiempo, Naruto trató de seguir su ataque con una patada para dejar inconsciente al chico en el suelo, pero no se presentó la ocasión cuando tuvo que esquivar un puño del tercer adolescente, este con un cabello gris algo largo.
Siendo ligeramente abrumado por la lluvia de golpes del mayor, Naruto continúa retrocediendo y esquivando lo que más pudo, tratando de no recibir daño del veloz atacante, pero no pudo seguir esquivando cuando un par de brazos fuertes se cerraron contra él, dejándolo efectivamente inmóvil frente. a la lluvia de puños que seguían viniendo.
El rubio perdió la cuenta de cuantos puños recibió, pero el sabor de la sangre que llenaba su boca le dio una idea para detener al atacante frente a él.
Con un escupitajo rojo, Naruto cegó al adolescente canoso, dándole unos momentos para respirar débilmente debido a la fuerza con la que estaba siendo sujeto.
Pero con un cabezazo fuerte hacia atrás, logró sacar el agarre del chico obeso sobre él, obteniendo especial satisfacción cuando escuchó un crujido después del golpe.
Los tres adolescentes se levantaron, esta vez más enojados que nunca, decididos a acabar con la amenaza rubia, a lo que un emocionado Naruto se colocó en posición de pelea, listo para recibir golpes y devolver el doble.
"¡Ya detente!"
Justo antes de que la pelea se volviera a desatar se escuchó la voz conocida de Eren Jeger, quien corría en ayuda de sus amigos.
"Otro mocoso idiota para golpear, ¡no importa si son 3 o 10, los golpearemos a todos!" Proclamó el rubio mayor mientras no se mostraba intimidado frente a la llegada del castaño.
Pero antes de que dicho niño llegara los adolescentes se dieron cuenta de alguien más, alguien que iba detrás de dicho castaño.
"¡Mi-Mikasa esta con el! ¡Mierda! ¡Corran!" Y antes de que la niña llegara, el trío de cobardes había salido corriendo.
"¡Heyyyy! ¡Vuelvan aquí bastardos! ¡Aún no he acabado con ustedes!" Gritó Naruto, molesto por que su entrenamiento se hubiera escapado sin más al ver a Mikasa.
"¡Oye, corrieron después de verme!" Proclamó Eren, creyendo estúpidamente que él había sido quien espantó a los bravucones.
"Fue Mikasa, no tú." Respondió Naruto, quien dirigió una mirada molesta a Mikasa, con dicha mirada siendo olímpicamente ignorada por la morena, haciendo que su ira aumentara aún más.
"Maldita sea Mikasa, todo es tu culpa, los tenía justo donde los quería." Proclamó Naruto, limpiando la boca y nariz de la sangre en ellas.
"Pues parecía que te estaban dando una paliza..." fue la simple respuesta de la morena al rubio quien hizo crujir los dientes con frustración.
"Algún día Naruto, Algún día." Consoló Eren dándole palmadas en la espalda al rubio.
Luego de una aclaración de lo sucedido, los cuatro niños se encontraron en el río, hablando tranquilamente.
"Mierda"
"Solo queremos salir. ¿Por qué todos nos odian?" preguntó Eren mientras lanzaba una piedra al río.
Como siempre, Armin rápido fue en dar una respuesta.
"Bueno, Vivir dentro de los muros es la única forma de tener paz por los últimos 100 años. Los titanes podrían entrar cuando las personas salen de los muros, por eso el gobierno prohibió que las personas se interesen por el mundo exterior"
"Cuando este arriesgando mi propia vida, nadie tendrá derecho a detenerme." Proclamó Eren, confundiendo a Naruto.
"No puedes hacer eso... De ninguna manera" Murmuró Mikasa.
"¡Mikasa! ¡Como pudiste decírselo a mis padres!" Exclamó Eren.
"Yo nunca estuve de acuerdo con no decirles" Respondió la morena.
"¿Decírles qué?" Preguntó Naruto, cansado de no entender el contexto de la conversación, pero afortunadamente para el rubio, la respuesta llegó a él en forma de Armin.
"¿Heh? ¿No lo sabes? Supongo que nunca hablamos de eso contigo presente... Bueno, como sea, ya lo saben hasta sus padres. Lo que sucede es que Eren quiere unirse al Escuadrón de reconocimiento." Explicó el otro rubio mientras miraba entre la siempre estoica Mikasa y el molesto Eren.
"Ya veo... Con que Eren al fin se decidió..." Murmuró Naruto entre dientes mientras le daba una segunda mirada a su amigo castaño.
Otro silencio se formó entre el grupo de amigos, pero rápidamente fue roto por Armin.
"¿Y? ¿Cómo te fue?"
"Bueno, no estaban felices con eso, sobre todo mamá"
"Jaja... eso pensé"
"Las personas están locas si piensan que estos muros nos protegerán por siempre; aunque los muros han permanecido intactos durante los últimos 100 años, no hay nada que garantice que no serán destruidos hoy..." declaró Armin, con una mirada algo sombría.
"Entiendo tu punto, es normal tenerle miedo a esos monstruos, pero ténganlo por seguro, ustedes no deben temer, nadie de mi gente preciosa va a morir mientras tenga algo que decir al respecto, voy a estar allí para protegerlos, los protegeré a todos , es por eso que pienso convertirme en un gran soldado, no me importa en que rama del ejército termine, tengan por seguro que protegeré a la humanidad desde cualquiera de ellas y con mis esfuerzos me ganaré la admiración de todos, y eso, eso, es una promesa de toda una vida ¡Datteba-"
*¡KRAAAAAK!*
El regreso de un rayo seguido de una sacudida del suelo interrumpió a Naruto de su exclamación, provocando que el chico rubio y sus amigos cayeran de cara al suelo.
"¿Que fue eso? ¿un rayo?" preguntó Naruto desconcertado por la situación.
"¡Por ahí!"
"¿Acaso algo cayó?"
"Sin poder resistir su curiosidad, el cuarteto de niños seguía a la multitud que se agolpaba en la zona abierta más cercana, desde que se podía observar claramente las puertas.
Pero...
Todos se congelaron cuando vieron algo que claramente no debía estar allí.
"Eso... ¿Eso es una mano?" preguntó el rubio bigotudo, con un sentimiento grave formándose en sus entrañas.
'¡Esto no puede ser real... ese muro tiene 59 metros de alto!' exclamó Armin a quien sus pies no paraban de temblar.
"¡Hijo ellos...!"
"¡Los titanes!"
Y en ese momento apareció un rostro que plagaría las pesadillas de Naruto durante los próximos años, un rostro gigantesco, sin piel visible y sobre todo... Una expresión desprovista de cualquier emoción que un humano pudiera llegar a expresar.
El gigantesco Goliat preparó su extremidad inferior, y como si se tratase de simple basura en su camino, destruyó las puertas que por tantos años habían protegido a la humanidad del implacable ataque de los titanes.
Todo había sucedido en un borrón para Naruto, en un momento había un titán gigantesco asomándose por las murallas, y al otro, había toda una horda de titanes atacando a todos los ciudadanos del pueblo.
Era un paisaje aterrador y desconcertante para el joven, que, sin saber cuándo o cómo, se había separado de Eren y los demás en su carrera desesperada a su casa.
Naruto pudo jurar que podía oír el crujir de los huesos de las personas siendo devoradas, esto a pesar de encontrarse a cientos de metros de distancia, y ser opacado por los gritos de angustia que llenaban la ciudad, pero nada de esto pudo detener al joven. , quien probablemente rompió el récord humano de velocidad hasta ese entonces solo para llegar a su casa.
Cuando por fin llegó, abrió la puerta de una envestida, solo para encontrar la casa completamente vacía.
El sudoroso y jadeante rubio comenzó a buscar en las habitaciones e incluso en el baño, pero parecía que no había señales de su cuidador, pero un sonido familiar hizo que Naruto saliera de su hogar.
"¡Muevan el culo, deja todas sus cosas y corren a las puertas!" Rugió un furioso Fredd con un equipo de maniobras en su cintura y una espada en la mano mientras empujaba a sus vecinos por un camino despejado.
"¡Abuelo!" gritó Naruto mientras corría hacia donde estaba su cuidador, mientras que dicho cuidador frunció aún más el ceño y su temperamento pareció agravarse cuando vio la familiar cabellera rubia.
"¿¡Qué demonios haces aquí mocoso!? ¡Lárgate de aquí y corre a la salida!" Rugió el hombre mayor mientras empujaba al pequeño niño bruscamente.
"¡Eso es lo que te pregunto a ti, maldito viejo senil, deja de jugar con ese equipo viejo y ven conmigo a la salida!" Rugió en respuesta Naruto quien apartó las manos que iban de empujarlo para encarar al hombre mayor.
"¡No lo repetiré de nuevo, tu-¡"
En ese momento, Jeff cambió su mirada de enojo, a una de alerta, para finalmente caer en una de terror cuando vio por la esquina lejana de la cuadra una enorme cara sonriente que parecía mirarlo directamente al alma, transmitiéndole con esa mirada el impulso de devorar solo.
"Maldición, ¡será mejor que te largues ya, me escuchaste Naruto¡, ¡corre! ¡Lárgate de una vez!" Gritó el hombre antes de salir corriendo en dirección del titán de 4 metros que se aproximaba lentamente hacia ellos.
Al principio Naruto no entendió la razón por la que el viejo había salido corriendo, pero lo entendió inmediatamente después de darse la vuelta para encontrarse de frente con un rostro que estaría desde ese día en adelante en todas y cada una de sus pesadillas.
Sus ojos vacíos, sus dientes irregulares, esa cabeza tan desproporcionada en comparación a su cuerpo y esa perturbadora sonrisa que parecía imperturbable, hicieron que las piernas del pequeño niño comenzaran a temblar.
"¿Qu- que... ¿Qué es este sentimiento?" Pensó Naruto mientras trataba en vano de obligar a su cuerpo a moverse, pero parecía haber sido enterrado en cemento porque no pudo mover ni un músculo.
Solo pudo mirar estático y tembloroso al ser... no, a la abominación, acercarse cada vez más a él, mientras que el rubio comenzaba a dejar de oír los demás sonidos a su alrededor, esto debido al regreso de su propio corazón que parecía a punto de explotar.
"Vamos, muévete, no dejes que sea como la última vez..." Pensó el rubio mientras una avalancha de recuerdos volvía al frente de su cabeza.
Una caza destruida, una pareja acostada en un charco de sangre, dos hombres a la lejanía con una pequeña niña.
Todos estos recuerdos y muchos más que había tenido a lo largo de su corta vida fueron reproducidos en cuestión de segundos cuando el demonio de forma humanoide estuvo a menos de 10 metros de distancia.
Afortunadamente para el rubio, una figura oculta por la luz del sol bajó en un destello desde un tejado cercano y cortó la parte trasera de la nuca del titán, matándolo al instante.
Una sensación de alivio indescriptible recorrió a Naruto cuando vio al viejo Jeff levantarse de los restos del titán, que comenzaba a humear mientras se acariciaba la cadera.
"Ya estoy muy viejo para esta mierda..." Escuchó murmurar al viejo hombre mientras comenzaba a prestarle atención al niño rubio inmóvil en medio de la calle.
Naruto sabía lo que venía, pero sinceramente no le importaba, por él, podría estar castigado toda la vida si Fredd quisiera, nada le quitaría la satisfacción de que estuvieran bien.
"¡Maldito mocoso por-"
*Grieta*
Todo sucedió en un instante. En un momento Jeff caminaba molesto hacia el rubio y al siguiente lo único que quedaba del hombre eran sus extremidades inferiores y los restos de carne, sesos y sangre que mancharon el rostro de Naruto, mientras que un titán de 15 metros masticaba lo que antes era. el hombre que lo había cuidado desde niño.
Y fue en ese momento, mientras veía como lo más cercano que Naruto había tenido a un padre, ahogado por el dolor, el horror y la furia, que Naruto lo entendió.
"Yo los protegeré a todos, dattebayo"
Entendió realmente el peso de una promesa.
Un profundo rugido de ira primaria salió de la garganta de Naruto. Y sin saberlo, en el interior de una oscura alcantarilla se abrió un gigantesco ojo de iris rojo y pupila en forma de rendija.
Yyyy fin, esta es una de las muchas que tengo en borrador, no tengo planes para continuarla a decir verdad, pero si veo que tiene apoyo quizá la complete.
