Capitulo 3
Sakura
—Gracias de nuevo, chicas, —-dije tomando un sorbo de mi soda. —-Necesitaba salir y distraerme.
—La ciudad no es lo suficientemente grande para ambos, ¿cierto? —pregunto Meiling viendome algo avergonzada.
—No es eso, —menti. —El trabajo ha sido algo abrumador ultimamente.
Meiling se habia disculpado mil y un veces por su parentesco. Nos habia tomado por sorpresa pero no me habia enojado con ella. Todo habia sido mi culpa por nunca decirle el nombre de mi ex-prometido. Que pequeño era el mundo.
—¿Como va la busqueda de compañera de apartamento? —pregunto Tomoyo. Ese era otro tema que me estresaba.
—El casero ha traido a varias personas a ver el lugar pero no pueden pagar el precio. A este punto si no encontramos quien pague la diferencia, tendre que hacerlo yo y como no me alcanza para eso tendre que encontrar otro lugar para vivir.
No era mi ideal vivir con compañeros de apartamento pero Tokyo no era una ciudad barata. Mis amigas me habian ofrecido mudarme con ellas pero Tomoyo vivia en un estudio apenas lo suficientemente grande para ella y Eriol se estaria quedando con Meiling por un tiempo y no queria irrumpir en su tiempo familiar.
—Podria decirle a Eriol que se quede contigo, —sugirio Meiling. —A menos que el casero solo quiera mujeres.
—El casero quiere alguien que pague, eso es todo. Yo ya se lo habia comentado a Eriol pero el esta buscando apartamento en una zona especifica entonces no es una buena opcion para el, —explique. —Dedos cruzados. A este punto tomare lo que sea.
—Cuidado con lo que deseas, —advirtio Tomoyo. —Podrias terminar con un pervertido o un criminal.
—Tambien podria terminar mudandome de vuelta con mi papa en Tomoeda. Hay que poner las cosas en perspectiva, —conteste. —Ademas, me encanta mi apartamento. Fue mi lugar seguro despues de, bueno, ya saben.
Ambas me miraron con entendimiento. Pasamos el resto de la tarde bromeando e imaginando que un atractivo bombero decidia vivir conmigo y nos enamorabamos y viviamos felices por siempre. Las risas me ayudaron a olvidar mis problemas. Mis amigas y yo hicimos planes para salir con Eriol a conocer la ciudad, cosa que a Tomoyo no le causaba mucha emocion. A ella no le parecia que Eriol fuera tan encantador como a mi.
Al llegar a casa me encontre con mi casero, Riku, saliendo del apartamento. El ya me habia avisado que enseñaria el apartamento a un par de personas por lo que yo habia decidido no estar ahi. Riku era un hombre por ahi de los cuarenta sumamente atractivo. Tenia el cabello castaño oscuro y rizado. Unos ojos verdes casi del mismo color que el mio pero con tonos mas cafe. Era alto y fornido. Meiling le habia echado el ojo cuando recien lo conocio pero el estaba saliendo con alguien.
—Sakura, ¿cómo estas? —pregunto con una sonrisa.
—Bien, sali con mis amigas a pasar el rato, —explique mostrandole mi caja con sobras de comida. —Ahora tengo almuerzo para mañana.
—Suena bien, —sonrio. —Te tengo buenas noticias, al fin encontre alguien que rentara.
—¿De verdad? —mi bolsillo se sentia aliviado. —Eso es genial. ¿Cuando se muda?
—Lo necesita urgente, asi que mañana mismo estara aqui. Le gusto mucho que el lugar viniera amueblado. El pobre no tiene nada.
—¿El? —pregunte un poco preocupada.
Riku me miro apenado.
—Lo siento, habia una chica interesada pero su credito y referencias eran terribles. De verdad intente encontrar una mujer pero el es perfecto.
—No te preocupes, Riku. Entiendo que es tu trabajo.
—Espero que se lleven bien, —su telefono comenzo a sonar. —El deber llama. Por favor, avisame si necesitas algo o si el hombre termina siendo un pervertido.
Eso me hizo reir, aunque si era una preocupacion.
—Gracias, Riku.
Pase el resto de la tarde y buena parte de la mañana preocupada por mi nuevo compañero. Esperaba que pudieramos ser buenos amigos o, en su defecto, conocidos cordiales. Llame a mis amigas para darles la noticia en cuanto entre a mi apartamento y se alegraron. Prometieron llegar la mañana siguiente para conocerlo conmigo; Meiling interesada en si era atractivo o no.
Al llegar la mañana, me sente en el balcon a leer un libro. Estaba distraida y cuando tuve que leer el mismo parrafo tres veces decidi que necesitaba un descanso. Habia pasado la mañana limpiando el apartamento. No era una persona desorganizada pero como ahora compartiria las areas comun como la sala, la cocina, y el baño queria poner la expectativa de como deberian estar. Mi antigua compañera era fan de dejar sus cosas en la sala, incluida la ropa interior de sus conquistas.
Yo amaba mi apartamento. La locacion tenia la distancia perfecta para mi trabajo. Entraba mucha luz natural y el primer piso era una pequeña cafeteria donde a veces compraba mi desayuno cuando iba tarde. Los muebles habian estado ahi cuando llegue, incluyendo un sofa muy comodo que acomodaba a cuatro personas, aunque yo habia añadido un pequeño sillon para acurrucarme a ver peliculas o leer si hacia demasiado frio para estar en el balcon.
—¡Sakura! —escuche a Meiling en la puerta tocando y llamando mi nombre.
—¡Adelante! —grite mientras cogia una manta que habia dejado en el sofa. Escuche la puerta abrirse y entraron Meiling y Eriol. Meiling se veia irritada y Eriol divertido.
—Cariño, estoy en casa —guiño Eriol haciendome reir.
—Deja de coquetear con mis amigas. Y cuando Tomoyo te mate, yo solo voy a mirar y reir.
Estaba confundida.
—¿Por que lo mataria?
Eriol empezo a reir causando que Meiling rodara los ojos.
—Acababamos de entrar al ascensor y vimos a Tomoyo entrar al edificio. El señor aqui presente decidio que seria gracioso picar el boton para cerrar las puertas de ascensor justo cuando Tomoyo estaba por entrar.
—Oh, —fue lo unico que pude decir antes de que Tomoyo entrara con la cara roja.
—Eres un cretino, —dijo entre dientes.
—Y tu te ves muy sexy cuando estas enojada, —Eriol sonrio como si Tomoyo no estuviera a punto de estrangularlo.
—Lo siento, Tomoyo, —dijo Meiling mirandolo feo. —Al parecer ninguno de mis primos merece redencion.
—Eso lastima mis sentimientos, —dijo otra voz desde la puerta haciendo que me congelara. La reconoceria donde fuera. Y volver a escucharla hace un par de semanas había movido cosas en mi que creia muertas.
Todos nos giramos a la puerta y Syaoran estaba ahi en toda su gloria. Su cabello castaño oscuro estaba desordenado como siempre. Yo solia decirle que ningun peine era competencia para su cabello. El siempre habia sido mucho mas alto que yo, al menos por una cabeza. Se notaban sus musculos a través de su playera negra, causando mariposas en mi estomago el recordar como se sentia ser abrazada por el.
—Lo dire otra vez pero no tan amable, —dijo Tomoyo rompiendo el silencio. —¿Que CARAJOS haces aqui?
Syaoran se encogio de hombros pero se veia intimidado. Yo mire a Tomoyo sorprendida. Ella era una mujer muy tranquila con un temperamento dulce y amable pero su mirada reflejaba un coraje que no pense capaz de ella. Su reaccion me sorprendida tanto a mi como a Syaoran quien nos conocia a ambas desde hace mucho tiempo.
—¿Me estas acosando? —dije irritada antes de que pudiera contestarle. —¿Como supiste donde vivo?
El me sostuvo la mirada y me miro como si me conociera por dentro y por fuera. Pero el ya no me conocia, la antigua Sakura habia muerto desde el momento que lei su carta.
—Bueno, —dijo antes de aclarar su garganta. —Ahora vivo aqui.
Lo senti como un balde de agua fria, mi quijada casi tocando el piso. Oh no. No. No. No. Y no. No era posible. El destino no podia ser tan cruel.
—¿Que dijiste? —dijo Meiling, incredulidad en su voz.
—Necesitaba un lugar donde vivir ya que tu no me dejaste quedarme contigo, —explico al fin rompiendo el hechizo de su mirada sobre mi. —Encontre este lugar y el precio me parecio bien, —se encogio de hombros de nuevo y mire por primera vez sus maletas.
Mire a mis amigas anonadada, implorando ayuda. Esperando que se rieran y que fuera un muy estupida broma de su parte. Tomoyo estaba en shock, Meiling se veia exasperada, y Eriol tenia una sonrisa tratando de contener su risa ante mi desgracia. Quiza Tomoyo tenia razon y matarlo no era tan mala idea.
—No puedes quedarte aqui, —dije encontrando mi voz.
—Pues Riku y el contrato que firme ayer dicen lo contrario, —sonrio. —Pero tu te puedes ir si gustas.
Idiota. Reuni toda la valentia y el coraje que tenia antes de contestar. No me iba a ganar.
—No me ire de mi apartamento, no se que estas tratando de hacer pero no funcionara. Puede que vivas aqui ahora pero eso no significa que seremos amigos, ni siquiera quiero que me dirijas la palabra. Ahora, vamonos.
Me dirigi a la puerta y el se hizo un lado para dejarme pasar. Escuche pasos tras de mi pero no vi quien me seguia hasta que llegue al vestibulo. Meiling y Tomoyo me regresaron la mirada preocupadas.
—Mi oferta de quedarte conmigo sigue en pie, —ofrecio Tomoyo.
—No, —respondi mas cortante de lo que quisiera. —Lo siento. No, Tomoyo. No huire. Es mi casa. Si alguien debe de huir es el. No ha tenido ni cara para disculparse.
—No lo estoy defendiendo, —dijo Meiling subiendo sus manos para defenderse ella. —Pero no le has dado oportunidad tampoco.
Okey, ese era un buen punto.
—No tiene caso, —dije saliendo a la calle, mis amigas siguiendome.
—Creo que te lo mereces por tu paz mental, —acordo Tomoyo.
—Solo escuchalo, eso no quiere decir que lo tengas que perdonar, —aparecio Eriol a nuestro lado.
—¿No deberias estar con tu primo? —dijo Tomoyo irritada.
—Es mas divertido estar con ustedes, —contesto. —Ademas, el tiene que desempacar, —me guiño divertido.
Definitivamente si Tomoyo lo ahorcaba, no lo pensaba ayudar.
as que me habian sacado de mi penumbra.
