Harry Potter el retorno del Rey.

Cap1.- Accidente.

No era muy común para él, el que no quisiera desayunar, después de todo en su "casa" lo mataban de hambre tanto como podían, así que aprovechaba su estadía en su verdadero hogar y comía tanto como pudiera, pero en días como ese le era muy difícil, en la tarde tenía su primer juego de la temporada de Quidditch.

Siempre se ponía nervioso cuando tenía que jugar a pesar de ser este su tercer año ya como buscador del equipo de Gryffindor.

Pero ahora no solo era por los nervios que tenía al estar próximo un juego, no, más lo ponía nervioso y le cerraba la garganta el que tuviera que jugar en un día de tormenta con Dementores rondando en colegio y un asesino, la mano derecha de Voldemort, Sirius Black.

No podía haber peor combinación que la que estaba viviendo en ese momento, por eso no podía comer ni un solo bocado y se le revolvía el estómago cada que veía la comida.

– Deberías comer un poco – le dijo Hermione a su lado.

Sonrió un poco, su amiga, su fantástica y leal amiga – cuantas veces hemos tenido esta misma conversación Herms – respondió con burla.

– Más de las que se podrían contar con los dedos – comentó Ron atragantándose con comida frente a ellos.

Se rieron divertidos y Harry un poco más calmado, esas mismas palabras venía diciéndole su amiga desde su primer año y su primer juego – Harry – dijo con reproche la castaña.

El azabache la regreso a ver y sus ojos se encontraron, como tantas veces se perdió en ellos, esmeralda contra castaño se reunieron y hablaban entre sí sin que ninguna palabra sea necesaria.

Ron al frente de ellos miro a su plato con molestia, no entendía como podían hacerlo, como se comunicaban solo con verse a los ojos, él había intentado muchas veces hacerlo pero nunca logro esa burbuja de palabras y cariño que sus dos amigos conseguían con solo una mirada.

Es más cuando se quedaba mucho tiempo mirando a Hermione esta lo mandaba sacando por no hacer las tareas.

– Sé que estas preocupado, pero de todos modos debes comer, en especial hoy que necesitaras más fuerza por la tormenta – volvió a hablar Hermione.

De que también habrán estado conversando, Harry suspiro y asintió un poco, como negarse a ella cuando sus ojos brillaban con cariño y arrugaba la nariz de esa forma tan linda, era simplemente imposible, deberían prohibirlo por demasiada… lindura.

– Si mamá – se quejó Harry.

Volvió a su plato y con un tenedor tomo un poco de tocino para metérselo a la boca, Hermione asintió contenta y también regreso a su plato.

– Entonces ¿les toca jugar contra Hufflepuff definitivamente? – preguntó Ron.

Harry asintió tomando un poco de jugo de calabaza, luego frunció el ceño con molestia – el idiota de Malfoy aún se queja de que no puede jugar gracias a su brazo lastimado.

– Pero si solo fue un rasguño – se quejó Hermione.

Harry se encogió de hombros, no tenían que más hacer, el idiota ese estaba metiendo en problemas a su amigo, a Buckbeak y al mismo tiempo a su casa por un simple rasguño que el mismo se buscó – de todos modos cambiaron el calendario de juegos, nos toca contra Hufflepuff y su magnífico, alto y guapo buscador, Cedric Diggory – dijo Harry sonriendo y recordando lo que las tres cazadoras de Gryffindor habían dicho.

Ron se quejó y Hermione lo siguió con las risas – no me digas que a ti también te gusta Hermione – comentó Ron de mal humor.

Hermione se calló miro a la mesa y por el rabillo del ojo miro a Harry – bueno, es guapo y alto y callado y estudioso – enumeró algunas de las cosas que había oído por ahí, aunque ella solo lo había visto una que otra vez y había una persona que le gustaba más.

Ron bufo – es tan callado porque no es tan inteligente para juntar dos palabras.

Hermione lo miro molesta porque insultara a alguien que no conocía, mientras Harry intentaba no reírse porque Fred hubiera dicho exactamente lo mismo – bueno será mejor irnos tenemos DCAO – dijo Harry intentando calmarlos.

Hermione asintió ya levantándose mientras Ron se metía todo lo que podía a la boca antes de seguirlos – que asqueroso – se quejó Hermione en un susurro que solo Harry pudo oír.

Llegaron a la clase y se sentaron esperando a que Lupin apareciera, no hablaron de nada, claramente Hermione aún estaba molesta con Ron, de repente las ventanas se cerraron de golpe asustándolos – el profesor Lupin no ha dejado especificado que es lo que han estado estudiando hasta ahora…

Snape se calló al ver como Hermione levantaba la mano – hemos estudiado los Boggarts, los gorros rojos, los Kappas y los Grindylows…

Así como el, Hermione también fue interrumpida – cállate – gruño con molestia – no te he preguntado, solo comentaba la falta de organización de Lupin.

– Es el mejor profesor de DCAO que hemos tenido – dijo Dean con atrevimiento.

– Es claro que no los exige demasiado…

– O usted ni siquiera se ha tomado la molestia de preguntar o averiguar – replicó Harry con molestia, todo el mundo se calló mirándolo asombrados, incluso Snape se quedó callado por el atrevimiento – ¿o enserio le pregunto al profesor Lupin que estábamos estudiando?

– Diez puntos menos para Gryffindor – rugió el profesor molesto – ahora quiero que abran sus libros en la página trecientos noventaicuatro vamos a estudiar los hombres lobo.

– Pero señor aun no estamos en esa parte, primero vienen los Hinkypunks… – Hermione fue interrumpida nuevamente.

– Señorita Granger, yo soy el que da la clase no usted ahora abran sus libros – todos hicieron lo mandado con molestia – ¿quién de ustedes puede decirme como reconocemos un hombre lobo de un lobo autentico?

Hermione levanto la mano como siempre sabiendo la respuesta, pero nadie más lo hizo, Snape la ignoro mirando con especial satisfacción a Harry – profesor yo – dijo Hermione ganándose la atención de Snape – el hombre lobo difiere con el auténtico en varios detalles…

– Silencio, es la segunda vez que habla sin que se le dé permiso diez puntos menos para Gryffindor y si vuelve a ocurrir serán cien, por ser una sabe lo todo insufrible.

Hermione agacho la mirada con lágrimas en sus ojos, Harry apretaba las manos a su lado con molestia, todos odiaban a Snape, pero este comentario en especial lo puso furioso, había salido tan parecido a como Ron le dice a su amiga no solo una sino dos o tres veces por semana – usted pregunto, para que pregunta si no quiere la respuesta – mencionó con molestia y dejando que su temperamento gane la batalla, Snape abrió la boca para hablar cuando un viento frió lo golpeo y lo mando un par de pasos para atrás – primero enseña lo que se le da la gana y después trata a un estudiante de ese modo, aun si es profesor usted también nos debe respeto.

Snape controlándose miro furiosos a Harry – el respeto se gana…

– ¡Exacto! – gritó Harry – el respeto se gana y usted profesor, no se lo ha ganado en lo más mínimo.

Las puertas de la clase se abrieron dejando entrar a Dumbledore con una sonrisa, había sentido una poderosa magia en las salas del castillo así que enseguida salió corriendo para saber que pasaba, escucho poco de la conversación pero de todo modos tenía que resolver esto, además era buena idea presentarse como el salvador de todos estos muchachos – ¿Severus que es lo que ocurre? – preguntó suavemente.

– Estos mocosos son lo que ocurre…

Nadie lo dejo terminar, saltando de sus asientos y gritando para que Dumbledore los escuchara a ellos – está bien, está bien – comentó calmando a todos – Severus me pediste dar esta clase por el problema de Remus, pero solo has estado unos veinte minutos aquí y ya tenemos problemas, será mejor que todos se marchen por hoy las clases se suspenden.

Todos los alumnos se fueron mientras Snape miraba con molestia, en especial a Harry, en quien solo podía ver a James, como lo odiaba y lo peor de todo es que no pudo darle detención como quiera por la llegada de Albus – oíste como me trato, es igual a su padre.

– Estaba defendiendo a la señorita Granger, será mejor irnos.

Mientras tanto Hermione estaba abrazando a Harry dándole las gracias por defenderla – no es nada Mione, sabes cómo odio a Snape.

Ron miraba furioso el abrazo – todos lo odiamos – comentó esperando que se separaran.

– Correcto todos lo odiamos, y ahora tengo tiempo de sobra para estar nervioso – se burló Harry aun acariciando la espalda de Hermione, la castaña se rio un poco y se separó – vamos a la sala común, tengo que prepararme.

Regresaron a la sala común que ya estaba abarrotada de gente preparándose para el día de Quidditch aun si era en medio de una tormenta, Harry subió rápidamente a su habitación y se cambió, miro por la ventana preocupado, la lluvia y el viento parecían rugir.

– Esto es muy peligroso, deberían cancelar el juego – se quejó, pero conocía muy bien como era el Quidditch para los magos.

Bajo las escaleras donde ya estaban todos reunidos y gritaron cuando lo vieron – el mejor buscador de la historia – gritaron unos, poniéndolo rojo.

– Hoy es nuestro día, Potter a por la Snitch – gritaron otros.

A veces se preguntaba si ponían demasiadas esperanzas en él, en casi cualquier cosa que hacía, como odiaba ser el niño que vivió – vamos Harry – dijo Wood tirándolo del brazo para que pudieran partir al estadio.

Mientras el equipo iba por delante, toda la casa estaba por detrás cantando y alentando a sus jugadores, eso le encantaba de su casa, el apoyo y alegría que ponía para casi cualquier cosa.

Las otras tres casas eran más reservadas, más serias, en cambio Gryffindor cantaba desde que salían de la sala común.

Cuando llegaron a la entrada y vieron la tormenta se quedaron quietos y se callaron – va a ser difícil – dijo Wood.

– Despreocúpate no nos vamos a dejar vencer por un poco de agua – mencionó Alicia.

Oliver asintió pero de todos modos estaban preocupados, eso no era un poco de agua iban a jugar en una tormenta, los vientos y la lluvia podían desestabilizar las escobas, era muy peligroso.

– Y si nos ponemos hechizos impermeables – recomendó Angelina.

Fue como si a todos se les prendiera el foco y los cantos comenzaron nuevamente mientras los mayores se encargaban de poner los hechizos en todos, por lo menos de ese modo estarían secos.

Caminaron por entre la lluvia hasta el estadio, y antes de entrar a los camerinos Harry pudo ver a Malfoy, Crabbe y Goyle usando un enorme paraguas, cuando lo vieron se rieron pero enseguida se callaron cuando notaron los hechizos impermeables.

Mientras Malfoy se quejaba de por qué no se le había ocurrido la idea a él, el equipo entro completamente.

Esperaron unos segundos a que Wood comenzara con el discurso, clásico, pero nunca llego Oliver lo intento un par de veces, abría la boca con la intensión de hablar pero la volvía a cerrar enseguida.

Gemía y se quejaba, tragaba saliva ruidosamente y movía las manos de un lado a otro, se las secaba en la capa escarlata, a la final solo les hizo un gesto para que lo siguieran.

El viento los golpeaba con fuerza al entrar al campo y Harry se preguntó cómo demonios iba a ver la Snitch con esa lluvia.

El equipo de Hufflepuff se acercó desde el otro extremo usando sus capas amarillas, los capitanes se acercaron para estrecharse las manos, Diggory le sonrió a Oliver pero el capitán rojo no podía abrir la boca así que solo asintió con la cabeza.

Madam Hooch les pidió subir a sus escobas, así que Harry agarro con fuerza la Nimbus 2000 debajo de él.

El pito sonó lejano y todo el mundo alzo el vuelo. A pesar de tener hechizos impermeables en ellos, el fuerte viento hacía difícil maniobrar y su Nimbus se tambaleaba de un lado para otro.

Harry se elevó un poco más que los otros y comenzó a recorrer el campo intentando buscar la Snitch, debajo de él no podía ver nada pero cuando se acercaba veía las capas oscilar de un lado a otro como borrones de amarillo y rojo, estaba temblando de frió gracias a las fuertes corrientes de viento helado.

A duras penas veía a los espectadores entre la lluvia, los que más resaltaban eran los Gryffindor con sus hechizos impermeables, mientras que todo el resto utilizaban capas y paraguas en pésimo estado por los vientos.

No podía oír ni los cánticos ni los comentarios, en un par de ocasiones casi fue derribado por un par de Bludgers a las que a duras penas pudo ver cuando ya estaban encima de él.

El cielo se oscureció como si hubiera llegado la noche, los vientos cada vez eran más fuertes, casi choca contra otros jugadores un par de veces porque la lluvia era tan fuerte que no se los veía.

Con el primer relámpago pudo ver como Madam Hooch silbaba y Wood le hacía señas para que se acercara, todo el equipo aterrizo muertos de frió a pesar de estar secos.

– He pedido tiempo muerto – dijo Wood entre gritos.

– ¿Cuál es la puntuación? – preguntó.

– Cincuenta a nuestro favor – dijo Wood preocupado – pero si no atrapas la Snitch no terminaremos de jugar nunca.

Harry asintió – con esta lluvia es casi imposible, a duras penas puedo ver.

Todos entendía ellos mismo habían estado con problemas gracias a la lluvia – pues tendrás que apañártelas chico – murmuro George sonriendo, aunque todos temblaba un poco por el frió.

Hermione llego un segundo después y se colgó del cuello de Harry poniéndolo colorado y haciendo a los otros sonreír con complicidad – ten cuidado Harry, vi como casi chocas contra una Bludger – le susurro.

– Sí, no te preocupes.

Sentía sus dedos engarrotados por el frió, y Hermione se dio cuenta así que se separó y hecho a todos hechizos de calentamientos, aun no era demasiado buena en ellos pero se las apaño para hacerlo en las manos de todos.

Parecían haber recibido un regalo de navidad y todo le agradecieron con satisfacción, ahora ya podían mover los dedos de nuevo.

Hermione se marchó sonriendo mientras el grupo volvía a levantar el vuelo, con un poco más de energía gracias a que podía sentir sus dedos nuevamente Harry sobre voló con rapidez el campo buscando de un lado a otro la Snitch, evito una Bludger y a Cedric que volaba en dirección contraria.

Un nuevo rayo ilumino el campo por completo, dejando ver todo con claridad como si fuera una mañana soleada, la cosa se estaba poniendo muy peligrosa.

De repente un destello dorado llamo su atención, así que acelero como podía y se lanzó a perseguir la Snitch, pronto Cedric estuvo a un lado suyo.

Con la lluvia, la Snitch volando por el medió del campo, estaban en una batalla de velocidad persiguiendo una pequeña bola dorado súper veloz mientras evitaban jugadores, las Bludger y la Quaffle.

Podía ver a todo el mundo asombrado con los dos buscadores que recorrían el campo a una velocidad de vértigo.

La Snitch giro un poco y parecía que descendería pero en su lugar tomo un giro extraño y comenzó a subir, ambos buscadores se elevaron como pudieron, Harry un poco más rápido y siguieron a su premio.

Atravesaron unas cuantas nubes y otro rayo ilumino el cielo, Harry se detuvo instantáneamente, el rayo ilumino las nubes que mostraban a un enorme perro negro, recordó enseguida lo que dijo Trelawney… el Grim.

No le importo que Cedric lo rebasara, porque de repente se sintió con más frió de lo que ya lo hacía y pronto un Dementor apareció por entre las nubes y abrió la boca absorbiendo sus recuerdos felices.

– No a Harry, no a Harry – escucho una voz de mujer.

– Cállate estúpida y apártate.

– No a Harry, a mí, mátame a mí.

Sintió como sus fuerzas desaparecían y su agarre en la escoba se soltaba, mientras caía solo pudo ver a más Dementores apareciendo y a Cedric empezar a descender intentando atraparlo, después todo fue negro.

En las gradas todo el mundo se calló mientras veían aparecer de entre las nubes el cuerpo de Harry, todos aspiraron el aire como podían viendo a Cedric después pero la velocidad del cuerpo de Harry era mayor y no lo alcanzaba.

Además un nuevo relámpago mostró a los Dementores y todo el mundo sabía cómo afectaban estos a Harry – Harry – gritó Hermione desesperada y recargándose contra el barandal.

– Albus – dijo Minerva tomándolo de la manga de su capa, el viejo hombre pareció despertar y se levantó rápidamente.

– Aresto momentum – gritó pero pudo sentir un pequeño remesón en su brazo, lo que indicaba que Harry había recibido un golpe en la cabeza y bastante fuerte – demonios.

El director, los profesores, ambos equipos, Hermione y Ron todos salieron corriendo hacia donde estaba tendido Harry, viendo con horror como el césped comenzó a teñirse de rojo – Expecto patronum – gritó Remus dejando salir su Patronus para alejar a los Dementores.

– Poppy – dijo Albus dejando a la Medimaga adelantarse – no logre sostenerlo a tiempo y supongo se golpeó en la cabeza.

– ¿Qué fue lo que ocurrió señor Diggory? – preguntó McGonagall retorciendo sus manos con desespero.

Todos estaban en shock por lo que había ocurrido, ahora no temblaban por el frió sino por la escena que recién había ocurrido – bue… bueno – se aclaró la garganta intentando apartar la mirada de la escena de Harry tendido en un enorme charco de su sangre – subimos persiguiendo la Snitch y… y de repente se detuvo no sabía lo que ocurría así que seguí a la Snitch, cuando la atrape y regrese a ver hacia abajo vi a los Dementores y después se desplomo hacia el suelo con demasiada velocidad… intente… intente atraparlo pero.

– Está bien, diez puntos a Hufflepuff por eso – dijo McGonagall intentando tranquilizar a los estudiantes, aunque ella misma estuviera alterada.

– ¿Albus que hacen esas criaturas aquí? – preguntó Remus muy molesto – se supone que no se acercaría a los terrenos.

El director asintió – no sé lo que ocurrió pero voy a averiguarlo, por el momento Poppy ¿cómo esta Harry?

– El golpe fue duro y solo empeora las cosas el que haya sido atacado por los Dementores, logre cerrar la herida, necesitamos hacer que beba una poción de reposición de sangre y que descanse mucho.

– ¿Por… por qué no despierta? – preguntó Hermione llorando a lagrima viva.

Todos la regresaron a ver con tristeza, se daban cuenta fácilmente los sentimientos de Hermione para Harry, excepto por algunos como Albus a quien no le convenía que se unieran, Ron o el mismo Harry que siempre ha sido un poco despistado – es porque ya se había desmayado antes del golpe, además como dije este fue fuerte lo más probable no despierte por un par de días.

Todo le pasaba a él, desde su primer año Madam Pomfrey había tenido que estarlo curando en reiteradas ocasiones unas peores que otras pero está, viéndolo, había sido la peor.

– Será mejor llevar a Potter a la enfermería – dijo Snape con voz asida y un poco contento con lo que había ocurrido, el haber sido un Mortífago le había dado cierto placer morboso por ver a otros heridos y si este era el hijo de James Potter que mejor.

Se ganó una mirada mordaz no solo de McGonagall sino de Hermione también, y por alguna razón sintió un escalofrió de terror recorrerle el cuerpo, Remus levito el cuerpo de Harry y comenzó a llevarlo a la enfermería siendo seguido por Hermione, Ron y después del equipo de Gryffindor.

Cuando llegaron a la enfermería lo acostaron en una de las camas y Poppy pronto estuvo arreglando todo para darle la poción de reposición, además de una poción para ayudarlo a curarse más rápido – ¿alguien vio la Nimbus? – preguntó Ron.

Hermione lo miro furiosa porque lo primero que saliera de su boca después de ver el accidente fuera sobre una escoba, ni siquiera parecía muy preocupado por Harry – con lo que paso nadie se fijó en donde cayó – dijo Katie mirando con reprobación al peli rojo.

– Bueno han sido muchas emociones hoy, porque no van al gran salón comen algo y después pueden ir a descansar a sus dormitorios, Harry necesita descansar también – murmuro Albus sonriéndoles conciliadoramente.

Todo el mundo comenzó a salir de la enfermería un poco más calmados sabiendo que Harry estaría bien – eso fue lo más escalofriante que he visto – comentó Angelina, todo el mundo estuvo de acuerdo.

La única que se quedó en la enfermería fue Hermione sentándose en la cama donde estaba su amigo y lo tomo de la mano – señorita Granger debería ir a comer y descansar – dijo Poppy sonriéndole.

– No puedo, quiero estar aquí – respondió la castaña sin dejar de mirar a Harry.

– Qué tal si hacemos esto, la voy a dejar entrar cuando quiera pero tiene que ir y descansar, como le dije el señor Potter no despertara hasta dentro de un par de días como mínimo.

Hermione lo pensó un poco, pero era mejor que nada, ya había tenido días en los que no podía acercarse a la enfermería por cualquier cosa – ¿aun si es en medio de la noche? – preguntó.

Poppy se rió un poco – aun si es en medio de la noche, usted puede venir y estar con su amigo, pero tiene que comer y descansar.

Asintió y se agacho a darle un beso en el cachete, luego se levantó y se marchó hacia el gran comedor, como dijo Angelina esto había sido lo más terrorífico que había vivido.

Casi se le para el corazón cuando lo vio caer por entre las nubes, había sido una vivencia espeluznante y lo peor de todo es que estaba segura aún quedaba mucho camino por recorrer, Voldemort aún estaba allí afuera, Black aún estaba allí.


– ¿Dónde estoy? – preguntó Harry desorientado.

El lugar estaba en completa oscuridad, no olía nada, no sentía nada, no oía nada a menos que fuera su voz.

Lo único que recordaba era estar jugando al Quidditch y después todo era negro, que le había pasado, acaso al fin había terminado muerto, no había sido Voldemort el que lo había logrado sino una tormenta y los Dementores.

– Levántate – rugió una voz que le puso los pelos de punta enseguida, era como si viniera de todos lados – levántate.

No sabía si estaba acostado pero se imaginó que se levantaba y por fin pudo sentir sus músculos funcionando, si se había levantado eso no lo sabía pero la voz no volvió a decir nada – ¿quién eres? – preguntó dubitativo.

– Tú – respondió la voz.

Frunció el ceño confundido – yo ¿yo que? – preguntó de nuevo.

– Yo soy tú, tú eres yo.

– ¿Y quién soy yo entonces? – volvió a preguntar.

La voz se rió y luego se volvió a callar por unos minutos – tienes más poder del que crees y no lo aprovechas en lo más mínimo.

Harry inclino la cabeza, completamente confundido – ¿poder? ¿de que estas hablando?

– Tú eres el elegido, por fin regresas y no tienes ni idea – se volvieron a callar unos minutos – el retorno del rey es lo que hemos estado esperando por mucho tiempo.

Cada vez se confundía más – perdón si te interrumpo pero no sé de qué rey me estás hablando, yo soy Harry, solo Harry.

– Bueno solo Harry, ¿no te has preguntado porque has sobrevivido a todo lo que tu familia te ha hecho? ¿No te has preguntado porque los Dementores están más atraídos hacia ti?

Nunca lo había pensado, sabía que los Dementores lo buscaban más a él por alguna razón pero creyó que era justamente porque sus recuerdos felices eran aún más especial al haber tan pocos – ¿tú tienes la respuesta?

La voz se rió un poco de nuevo y pronto la oscuridad desapareció dejándolo en un lugar que conocía muy bien, estaba parado justo en medio, entre la cocina y el comedor de Privet Drive.

– Ya sal mocoso tienes que hacer el desayuno – gritó su tía Petunia golpeado lo que supo enseguida era su puerta, luego entro a donde él estaba, se sorprendió un poco al verla más joven – maldito el día en que lo encontramos en nuestra puerta, no sirve ni como sirviente.

Ya estaba acostumbrado pero aun dolía escuchar que sus únicos parientes vivos lo trataran así, pronto entro un Harry Potter muy pequeño con los lentes cayéndosele de la nariz porque eran muy grandes y usando ropa que a duras penas lo dejaba caminar.

Saco el taburete de un lado de la cocina y se paró allí para poder alcanzar la cocina y prender el fuego, luego busco entre los estantes como podía lo que estaba por hacer, tomo la masa ya hecha para panqueques del refrigerador junto con tocino y huevos, saco unas cuantas naranjas y las coloco con un poco de esfuerzo en el mesón.

Luego regreso a la cocina y coloco el tocino en una sartén pre calentada, y se movió a un lado para poder hacer los panqueques, comenzó a poner la masa en el aceite con cuidado porque no veía bien lo que hacía – ¡desayuno! – gritó Dudley entrando corriendo al lugar.

El pequeño Harry salto del susto haciendo que la sartén se vuelque, haciendo que el aceite caliente le cayera en el pecho y la masa ya un poco compacta se le pegara en el antebrazo.

Recordaba el momento, a pesar de todo no había sido tan doloroso como se veía, la sartén cayó al suelo con un estruendo y pronto su tía estaba a su lado furiosa – mocoso inútil – le grito golpeándolo en la nuca, luego lo jalo de la oreja y lo metió a su alacena cerrando la puerta con la aldaba – ahora tengo que hacer yo el desayuno.

Todo parecía congelarse en ese momento – ¿porque el aceité caliente y la masa que se supone debieron haberte quemado, casi no te causaron dolor, mientras que el tirón de oreja si? – preguntó la voz.

– No sería más preocupante el que mi propia tía me hubiera dejado con esas quemaduras sin preocuparse más que por la comida.

– Solo responde ¿qué te causo más dolor?

Harry lo pensó un poco intentando recordar lo que había ocurrido, aun tenia las cicatrices de esa vez tanto en el brazo como en el pecho, se le había hecho unas ampollas horribles de las que tuvo que curarse en la noche cuando todos estaban dormidos y solo con agua fría porque su tía escondía los implementos médicos en algún lugar de su cuarto.

– Creo que fue el tirón de oreja, a pesar de que tengo las cicatrices ¿por qué?

La voz se rió nuevamente y la escena cambio de nuevo, ahora se mostraba a un Harry un par de años mayor al anterior, estaba en la cocina lavando unos platos mientras Dudley y sus amigos se divertían con un robot de juguete, había unas cuantas frituras en la mesa, así como vasos de plástico con bebidas de distintos colores.

En el mesón de la cocina estaba un enorme pastel a medio comer, el estómago de Harry rugía de hambre cada que veía el pastel o se acercaba a la mesa para recoger más platos sucios – no te atrevas a tocar la comida entendido – dijo su tía Petunia mirándolo con el ceño fruncido y con su largo cuello estirado hasta donde podía.

– Si tía – respondió Harry agachando la cabeza.

Paso hasta la mesa del comedor y recogió unos cuantos platos más – miren es el monstruo – comentó Dudley apoyándose en la mesa y dejando el robot al frente de él, los otros se rieron – de seguro quiere un juguete como el mío pero, adivina que, no tienes papá para que te lo de.

Se marchó riendo siendo seguido por sus compañeros, algunos lo miraron con lastima pero no dijeron nada porque tenían miedo de Dudley, se dieron vuelta y se fueron, Harry negó con la cabeza para despejar la tristeza y se llevó los platos.

Un par de horas después los compañeros de Dudley se había marchado y ahora Harry se encontraba limpiando la sala – ¿te gusto tu fiesta Dudleybudy? – preguntó su tía Petunia sonriendo con cariño a su hijo.

– Faltó un regalo – se quejó el niño – les dije que quería sesenta regalos y solo tuve cincuenta y nueve.

Harry nunca había tenido un cumpleaños no sabía cuándo cumplía, así que en ese momento se estaba preguntando cuando seria y si sus tíos harían algo para él ese año – tío – dijo suavemente, los fríos ojos de su tío se posaron sobre él, aunque el niño no se dio cuenta porque estaba barriendo – ¿cuándo es mi cumpleaños?

Una simple pregunta que cualquier niño haría, Vernon se puso rojo de furia, mientras se levantaba y fruncía el ceño, Dudley sabía lo que venía así que sonrió y se sentó a esperar, como si ese fuera su regalo numero sesenta, Petunia solo regreso a la cocina ignorando lo que pasaría.

– Que te he dicho sobre las preguntas – gritó Vernon dando un par de zancadas y llegando a donde estaba el niño al cual golpeo en la cabeza con todas sus fuerzas y lo tiro al suelo – no quiero que siquiera pienses que tienes un cumpleaños mocoso.

Lo pateo en el estómago haciendo que Harry soltara un grito de dolor, sintiendo como un par de sus costillas se rompían, luego le piso el brazo con todo su peso, que era mucho considerando el tamaño de su tío, le ardía cada que se movía ligeramente haciendo fricción entre su zapato y su piel.

Siguió así por algunos minutos haciendo cada vez más presión hasta que un dolor horrible cruzo por su cuerpo, no podía sentir bien sus dedos de la mano izquierda y de lo que las lágrimas le dejaban ver estaba poniéndose morado por la falta de circulación.

El dolor se incrementó un momento cuando su tío se retiró y luego disminuyo pero no tenía las fuerzas para levantarse – levántate y ve a limpiar – mencionó Vernon mientras iba a sentarse, pero no hubo movimiento alguno, no tenía las fuerzas para hacer cualquier cosa, se dio la vuelta y al verlo allí tirado se volvió a poner rojo, camino hasta él y lo levanto haciendo que su brazo vuelva a doler – dije levántate y ve a limpiar.

Un puñetazo en la cara lo mando contra uno de los sillones, su ojo izquierdo comenzaba a hincharse y se dobló el pie derecho mientras intentaba mantenerse en pie, luego de estabilizarse y ver a su tío mirándolo con enojo salió corriendo como pudo a la cocina.

Le dolía todo y le costaba mucho moverse pero sabía que no harían nada para ayudarlo, así que esa noche tuvo que intentar curarse como pudo.

– Roto el brazo izquierdo dos veces, el derecho una, ocho costillas rotas, así como tu pierna derecha rota una vez, dedos fracturados, cortes, quemaduras, a tu tía parece encantarle el golpearte en la cabeza con el sartén, tu primo te utiliza de saco de boxeo – el silencio reino mientras la oscuridad volvía, el volverlo a ver solo le causaba más dolor – ¿cómo has sobrevivido a todo eso? ya deberías estar muerto.

– La verdad es que no lo sé, si bien nunca me cure bien a la mañana siguiente por lo menos estaba mejor a como me dejaban – respondió Harry apretando las manos, como odiaba a su familia lo trataron peor que como los Malfoy trataron a Dobby.

– Es porque eres nuestro rey.

Aun frustrado pero calmándose un poco por la curiosidad levanto la cabeza, aunque no sabía si en verdad la había levantado – tu rey, no sé de qué me estás hablando.

– ¿Por qué eres resistente al calor, a las quemaduras? ¿por qué te sanas tú mismo más rápido que otros?

Harry lo pensó un poco pero no tenía las respuestas – tal vez porque soy un mago – respondió inseguro.

– Mal, ni siquiera los magos pueden hacer eso ya deberías saberlo.

Bueno si había pasado gran parte de su estadía en Hogwarts viviendo en la enfermería y sabia como Poppy trabajaba, la mayoría de los que llegaban algo más graves era porque jugaban Quidditch.

Pero suponía una quemadura sería igual de dolorosa y dañina para un mago que para un Muggle, espera a él no le afecto tanto, si le hizo ronchas que luego de unas horas estaban curadas, ¿pero quienes eran resistentes al fuego?, solo podía pensar en los Dragones, pero eso era imposible – no tengo idea solo un Dragón es resistente al fuego, o un Basilisco tal vez.

El silencio que siguió llamó su atención, y lo puso pálido – exactamente eso es lo que eres, el rey de los Dragones.

El lugar se aclaró enseguida dejando ver un enorme salón, frente a él estaba un Dragón gigantesco que lo hizo dar un paso atrás, tenía las escamas negras y relucían fantasmalmente con la luz de las antorchas de todo el lugar, los ojos blancos contrastaban enormemente con las escamas y su pupila era alargada verticalmente.

Tenía unas alas enormes que le recordaban a los murciélagos, cuatro patas fuertes y musculosas, con garras, una cola larga con cuatro púas en el extremo, y un hocico alargado con dientes afilados, resoplo un poco y en lugar de salir fuego salieron unos cuantos rayos.

– Que demonios – mencionó impresionado – ¿quién eres?

– Te lo dije yo soy tú, tú eres yo, soy tu forma Animago, un Dragón Zkrill del tipo eléctrico.

Abrió la boca una vez más pero le fue imposible decir algo, forma Animago este enorme Dragón más grande que un Colacuerno Húngaro, y se veía mucho más malo, de tipo eléctrico, eso tendría que hablarlo con Hermione no entendió nada – entonces me puedo trasformar en ti.

– Aun no, eres un escuálido enano con su poder sellado.

Frunció el ceño molesto – ¿a qué te refieres con sellado?

De repente unas extrañas placas rojas aparecieron en el salón – son sellos mágicos, reprimen tu poder neto, tu capacidad de aprendizaje entre otras cosas – estaba completamente impresionado – pero eso no es lo peor sino… eso.

Dio un paso a un lado dejando al descubierto una enorme piedra de alguna clase de piedra preciosa de color negro, pero cuando se acercó unos ojos rojos aparecieron en el cristal asustándolo y haciéndolo retroceder – ¿qué es… eso?

– Se lo llama Horrocrux es el alma de Voldemort que se pegó a ti, ha estado alimentándose de lo poco de magia que los sellos dejan libre para crecer e intentar apoderarse de ti.

Se puso pálido enseguida, como demonios es que tenía esa cosa en su cuerpo y nadie lo sabía – ¿cómo me deshago de esta cosa? – preguntó asqueado.

– Muriendo – respondió el Zkrill riéndose – se debilito bastante gracias al veneno de Basilisco que corrió por tu cuerpo hace algún tiempo, si tuvieran un par de novias seria lo suficientemente fuerte para destruirlo con mi electricidad pero hasta para eso resultaste denso.

De estar pálido como la leche paso a estar rojo como un tomate maduro – ¿no… novias?

El Zkrill lo regreso a ver extrañado – si novias, eres el rey Dragón necesitas una corte, la cual generalmente está conformada por tus esposas y uno que otro compañero o como ustedes lo llaman amigo varón.

– Como que esposas yo no puedo hacer eso… que… como – estaba comenzando a desesperarse.

El rugido del Zkrill lo hizo callarse enseguida y ponerse pálido nuevamente, con tantos cambios de temperatura capaz que se enfermaba – ahora que por fin puedo hablarte has comenzado a ser un Dragón, y si vas a tener novias y muchas, las que quieras a decir verdad yo te voy a enseñar, en especial porque con cada novia a la que te unas te harás más fuerte, quieres destrozar a este remedo de mago tienes que hacerlo.

Eso de hacerse más fuerte sonaba bien, bueno para que se engañaba tener más de una chica también era muy tentador pero si no podía hablar con ninguna otra mujer que no fuera su amiga como esperaba tener más de una novia – espe… espera ¿dijiste unirte cierto? – el Dragón asintió nuevamente empezando a frustrarse – ¿a qué te refieres con eso? ¿un beso quizá?

El Zkrill resoplo nuevamente dejando salir los mismos rayos de antes por su nariz – tienes que aparearte con ellas.

Si antes ya estaba rojo ahora podía pasar por una de las luces que el profesor Flitwick colocaba en el árbol de navidad – sexo… tengo que tener sexo con ellas – casi se desmaya.

– Llámalo como quieras – dijo el Zkrill si un Dragón podía sonreír allí estaba – será fácil solo tienes que oler las que estén interesadas en ti, esparcir un poco de tus feromonas y listo.

– No tengo idea de lo que me estás diciendo.

– A su debido momento lo entenderás, por ahora parece que necesitamos curarte tanto mal trato, comenzando por esos ojos tuyos que gracias a los sellos y el Horrocrux me fue imposible curar.

Dejo de pensar en que tendría que tener sexo con chicas cuando escucho eso – mi vista es pésima ni siquiera Madam Pomfrey puede hacer algo.

– Tu vista no fuera pésima si no habrías tenido tantos problemas desde pequeño, ¿dónde crees que esta el Horrocrux?

Lo pensó un poco pero enseguida se dio cuenta – en mi frente.

– Exacto, la magia negra evito que tu propia magia cure tu pequeñito problema de la vista en ese momento, ahora se ha agravado pero ningún Dragón tiene esos problemas así que estaremos bien una vez completamente juntos.

No pudo decir nada cuando el Zkrill se movió hacia el frente y abriendo la boca se lo comió, grito un poco hasta de que todo se volvió negro nuevamente.


En el colegio, más específicamente en la enfermería estaba Harry Potter recostado recuperándose de su reciente accidente, al ser ya noche todo el mundo estaba descansando, durmiendo e intentando recuperar fuerzas después de un día bastante estresante por el juego de Quidditch más peligroso de la historia del colegio.

Harry se estaba removiendo entre sueños cuando de repente una fuerte luz envolvió el lugar, como un pulso de magia que se extendió por todo el colegio hasta unirse a las barreras mágicas despertando a los profesores y en especial al director.

Poppy fue la primera en salir de la cama y salir hacia la enfermería, soltó un jadeo de impresión enseguida, y se acercó con cuidado a la berrera mágica de color negro que estaba rodeando a su único paciente.

No se podía ver nada dentro de la barrera y soltaba pulsos mágicos de magia pura que la calentaba a pesar de que afuera hacia mucho frió y solo estaba usando su camisón para dormir.

Cuando los demás profesores llegaron soltaron jadeos igual a Madam Pomfrey por la impresionante barrera – ¿qué está sucediendo? – preguntó McGonagall.

– La verdad lo desconozco, sentí el pulso mágico y enseguida me levante para ver qué era lo que ocurría, encontrando… esto – dijo Poppy.

– ¿Qué es? – preguntó Pomona.

Albus se adelantó a todos estirando la mano para tocar la barrera, no llego muy lejos cuando un rayo le quemo un poco la mano haciendo que la retire – definitivamente es alguna clase de campo mágico, un escudo podría decirse – comentó Albus – uno muy poderoso.

– Juzgando por el rayo, un escudo elemental – dijo Snape acercándose – ¿quién lo coloco?

– Solo pudo haberlo hecho el señor Potter – mencionó Septima – el escudo repele lo que venga de afuera, protegiendo lo de adentro, si es uno elemental solo puede estar dentro quien lo haya invocado.

Los pulsos mágicos seguían saliendo con regularidad calentando a todos, lo que los tranquilizaba, eso significaba que el escudo no era dañino – ¿pero cómo lo invoco si esta inconsciente? – preguntó Filius, podría ser un campeón de duelo, pero era la primera vez que veía un escudo elemental, estaba fascinado no había mucho sobre este tipo de magia y tenerla tan cerca lo llenaba de curiosidad.

Poppy lanzo un hechizo primario y no dañino, solo para recoger datos del cuerpo dentro del campo – aún está dormido, pero según las lecturas su cuerpo esta… sanando.

– ¿De qué hablas? – preguntó Snape con molestia.

Pomfrey lo miro frunciendo el ceño igual de molesta y luego miro de nuevo al campo – en su primer año el señor Potter vino aquí junto con la señorita Granger para que la revisara después de su encuentro con el Troll, aproveche para escanearlos a los dos y saber que tan bien estaban de salud, el señor Potter tenía varias… deficiencias.

– ¿Por eso era más pequeño que otros chicos? – preguntó Aurora Sinistra.

Poppy asintió un poco – el que fuera más chico quería decir que comía poco o… apenas lo hacía – contestó con suavidad, no era común que revelara datos de sus pacientes pero viendo todo lo que le había ocurrido a Harry tal vez era lo mejor – pero no era lo peor, tenía huesos mal curados de roturas anteriores, el brazo izquierdo se lo había roto dos veces en distintos sectores, tenía cicatrices de cortes y quemaduras que un niño no debería tener.

Todos estaban horrorizados con lo que oían, excepto dos personas que ya lo sabían, Albus Dumbledore y Severus Snape – ¿intentaste curarlo? – preguntó Charity Burbage.

– Hice de todo, incluso intente darle pociones para los huesos para que creciera como debería haberlo hecho pero… nada sirvió… algo repelía todo lo que intentaba, pero ahora esto sea lo que sea que esté ocurriendo lo está curando por completo.

– ¿Todo? – preguntó Albus preocupado porque los sellos mágicos que coloco en él bebe Harry Potter se rompieran.

Poppy asintió distraída – por lo menos todo lo que tenga que ver físicamente si, tendríamos que esperar a que despierte o el escudo desaparezca para saber si algo ocurrió con su núcleo mágico.

Todo el mundo asintió, unos contentos por lo que estaba ocurriendo por más extraño que pareciera, y otros molestos.

Snape disfrutaba cada vez que veía a Potter sufrir, el saber cómo había sido criado era como un elixir de placer que le recorría cada hueso, cada poro, cada nervio de su cuerpo.

Y se repetía constantemente cuando veía las cicatrices que al parecer ninguno de sus amigos había notado, quizás porque el mismo Potter no quería que las vieran, cuando le leía la mente dejaba esos recuerdos al final porque era sumamente placentero verlo sufrir, verlo retorcerse en su dolor y sangre.

Petunia Dursley no era de su agrado, pero tenía que reconocer que amaba a la mujer solo por golpear y torturar a su sobrino de ese modo.

Albus Dumbledore no era feliz con esto, los sellos mágicos que había puesto en Harry cuando apenas era un niño, eran rituales para los que necesitaba mucho dinero, y mucho tiempo, cuando los coloco ya había hecho los rituales y solo tenía que implantarlos, por eso no se demoró mucho y pudo entregar al niño a penas lo vio.

Si resultaba que esa magia, de la que no tenía conocimiento, retiraba los sellos tendría que comenzar desde cero nuevamente.

Por el dinero no se preocupaba solo tendría que sacar unos cuantos millones de la bóveda Potter que el mismo manejaba, pero en cuestión de tiempo se complicaban las cosas, podía hacerse demasiado poderoso o podían ocurrir un sin número de cosas que le compliquen sus planes.

Maldito el momento en que dejó que chocara contra el suelo, necesitaba investigar sobre magia elemental, según recordaba tenía unos cuantos libros sobre ella en su despacho.

Cómo un mocoso como Potter podía poner un escudo de ese tipo estaba fuera de sus conocimientos pero ya lo averiguaría. Levanto la mano y la miro con asombro, su forma Animago era un zorro de siete colas, lo que le daba cierto poder protector que lo había salvado un sin número de veces.

Pero para que esto haya sido hecho demostraba un poder peligroso si Potter llegaba a aprenderlo, utilizando lo mejor que podía su mano izquierda, se curó la mano derecha, no pudo hacer mucho el rayo era uno de los tres grandes elementos.

– Malditos Potter y maldito el día en que nacieron.

Entro en su despacho y se sentó llamando a Fawkes, el Fénix de la escuela lloro sobre su mano curándola rápidamente, ni las lágrimas del Fénix podían curar completamente el daño hecho pero ahora solo quedaban ligeras quemaduras de primer grado y unos siente puntos donde aún salía un poco de sangre donde los diminutos rayos chocaron.

Agito la varita y un libro salió volando de la estantería lo abrió y comenzó a leer – los tres grandes elementos son el rayo, el fuego y el hielo, cualquier persona que controle uno de estos controlara también su contraparte oscura, rayo negro, fuego verde, y hielo carmesí, posiblemente así mismo si se controla un grande puede ser factible, aunque pequeña la posibilidad, que se controle otro elemento menor o en menor medida aun, que lo haga de otro grande.

Cerro el libro masajeando sus cienes, un dolor de cabeza estaba viniendo, un simple descuido, un simple descuido le valió más dolores de cabeza de los que se creía, y más problemas aun.

Lo peor de todo es que Black rondaba el castillo y tenía que mantenerlo lejos de Harry lo más posible, tenía que asegurarse que el secreto de que Pettigrew había sido el verdadero guardián y que estaba vivo rondando el castillo gracias a Ronald Weasley se mantenga del mismo modo como hasta ahora.

Solo esperaba la rata estúpida sea más inteligente de lo que era en su época de estudiante y pueda mantenerse alejado de Sirius, si lo atrapaban todo se iba al demonio aún más rápido.


La mañana siguiente llego y Hermione no se demoró nada en levantarse y salir corriendo hacia el baño para arreglarse, la noche anterior había tenido el plan de levantarse a media noche para ir a ver como estaba Harry, pero al parecer con todo lo que paso había estado más cansada de lo que creía y se quedó dormida.

Se arregló lo más rápido posible y salió corriendo hacia la enfermería ya vería si desayunaba más tarde por ahora lo principal era Harry.

Sus pasos resonaban en la piedra de los pasillos y hacían eco al no haber nadie más despierto a esa hora, entró a la enfermería con cuidado para no despertar a nadie, suponía Madam Pomfrey aún estaba descansando.

– Bueno días señorita Granger – Hermione salto del susto y se regresó a ver a la doctora del colegio – ¿no es demasiado temprano para que ande levantada?

– Buenos días Madam Pomfrey – saludo Hermione con una sonrisa y una ligera reverencia – supongo que no podía esperar para ver a Harry.

La Medimaga negó con la cabeza pero incluso la había encontrado dormida contra la cama del señor Potter en anteriores ocasiones así que no le parecía tan extraño – pase a ver a su novio.

Hermione se sonrojo instantáneamente, recién estaba dando su atención a esas cosas tenia trece años después de todo, y si Harry le parecía el chico más magnifico y guapo de todos incluso más que Cedric Diggory como andaba quejándose Ronald, pero no eran nada más que amigos.

– Solo somos amigos – respondió cohibida.

– Por la forma en que se tratan y se cuidan están a un solo paso – mencionó Poppy restándole importancia, ella misma había tenido su primer novio a esa edad, primer y único novio a decir verdad – como sea siga adelante.

Hermione asintió y camino hasta la cama ocupada, se sentó y soltó un jadeo cuando vio a Harry, si no fuera porque lo conocía desde los once años no lo hubiera reconocido, sus facciones habían cambiado totalmente, bueno no tanto así pero se notaba como si fuera mayor – Madam Pomfrey algo raro paso – comentó.

– No ha pasado nada raro señorita Granger, ayer en la noche la magia del señor Potter lo curo por completo, lo que está viendo es al señor Potter si se hubiera criado en un hogar normal.

Sabía muy bien o por lo menos se imaginaba en qué clase de hogar se crió su amigo, pero esto solo era la confirmación de sus sospechas, aun podía ver una cicatriz en la frente al lado derecho pero se notaba más pequeña, una que nadie tomaba en cuenta gracias a la legendaria cicatriz del rayo.

También podía apreciar aun siendo tapada por las sabanas que había crecido unos cuantos centímetros, y su masa muscular había aumentado considerablemente, el Quidditch no era un deporte necesariamente físico a pesar de sus peligros así que Harry no aumentaba masa muscular, pero ahora lo había hecho.

Harry se removió un poco en la cama y luego abrió los ojos, Hermione soltó otro jadeo los ojos de Harry era blancos, un blanco espectral que le heló la sangre del cuerpo, pero casi enseguida comenzaron a pintarse del verde esmeralda que los caracterizaba.

– ¿Mione que paso? – preguntó Harry un poco desorientado.

– ¿Sa… sabes quién… soy? – preguntó de regreso la castaña.

Harry la miro confundido – claro que se quién eres, te veo claramente, incluso tu olor, lo reconocería donde fuera.

Esa última parte confundió a ambos, pero Hermione decidió enfocarse en lo primero – ¿dijiste que me ves claramente? – preguntó nuevamente, Harry asintió como respuesta – no estas puesto tus lentes.

Harry levanto la mano tocándose la cara y abrió los ojos mientras se sentaba en la cama – ¿cómo demonios? ¿qué fue lo que paso? puedo ver más claro de lo que lo he hecho en toda mi vida.

– Modales señor Potter – dijo Poppy acercándose a la cama – ahora ¿qué es lo que sucede?

– Puedo ver, puedo ver, puedo ver – Harry salió de la cama rápidamente y comenzó a saltar emocionado, sin darse cuenta que estaba dando todo un espectáculo a las dos damas detrás de él, al estar puesto solo una bata que se ataba en la parte trasera, estaba mostrando el trasero.

Hermione se sonrojo enseguida aunque no podía apartar la mirada de ese fantástico trasero rebotando frente ella, algo despertó dentro de Hermione algo llamado libido, pero no solo estaba impresionada por su trasero sino que ciertamente Harry había crecido mucho, ahora era un poco más alto que Ron de seguro – señor Potter le recuerdo que estamos en una enfermería.

Harry dejo de saltar y las regreso a ver, luego se agacho sintiendo el frió tocar su trasero y se sonrojo, se dio la vuelta rápidamente cerrando la bata y caminando un par de pasos lejos de ellas – lo… siento.

– No tiene porque, déjeme decirle que tiene una excelente retaguardia – molesto Poppy, jamás había visto ponerse tan rojo al chico, lo que causo que ambas se rieran – será mejor que se siente y me deje revisarlo.

– Claro, si – dijo Harry sin mirarlas y sentando cerrando la bata lo más que podía para no dejar ver nada.

Poppy comenzó a lanzar hechizos para escanear cualquier problema que haya surgido con lo acontecido la noche anterior pero, a falta de mejores términos, Harry estaba en perfectas condiciones, ahora sí, los huesos mal curados se había reubicado correctamente, las quemaduras y cortes aun estarían como cicatrices pero mucho más pequeñas que antes.

La altura de Harry ahora era la correcta para él, incluso tal vez un poco más, sus músculos estaban en forma, el núcleo mágico estaba en excelentes condiciones incluso más fuerte de lo que había sido el día anterior, como si se hubiera recuperado por completo de una molesta gripe que lo dejaba funcionar pero no al cien por ciento.

Pero lo más importante, el sentido de la vista estaba completamente curado, cuando lo había revisado anteriormente sabía que era algo irrecuperable, esa noche hace doce años algo había pasado que daño los ojos irreparablemente, quizá si lo hubieran revisado en ese momento se hubiera podido hacer algo, pero ya a los once no había nada que hacer.

Ahora estaba completamente sano de nuevo, sea lo que sea que había pasado había dejado a Harry como debió haber sido desde el comienzo con la perfecta vista de su madre.

Incluso pudo sentir las pulsaciones neuronales ahora funcionando perfectamente, quizá Harry había tenido algún problemas para el aprendizaje que ahora se arreglaría – bueno, debo decir que está en perfecto estado, completamente – Harry sonrió haciendo a ambas brujas sonrojarse – "qué demonios me pasa, por Merlín es solo un niño y causa estas reacciones en mi" – pensó Poppy.

– ¿Puedo salir ahora? – preguntó Harry.

Poppy solo asintió y le entrego su ropa, se quedaron viéndola un momento recordando que ya no le quedaría, así que Pomfrey la transfiguro para agrandarla y cambiarla a algo más cómodo que su uniforme para Quidditch – gracias Madam Pomfrey y me voy a asegurar que coma bien – dijo Hermione cuando salían de la enfermería.

Lo único que Poppy Pomfrey podía pensar mientras se despedía era – "cuídense damas que un nuevo Harry Potter acaba de nacer".

Hermione pensaba casi igual mientras caminaban hacia el gran comedor, si antes no podía decir que Harry le gustaba, ahora sí, completamente, sus sentimientos acababan de aumentar considerablemente.

Había leído suficiente para saber que la atracción comenzaba por el físico, pero como ya sabía cómo era Harry, ya lo conocía, se podía decir que empezaba a enamorarse – "pero cuanta competencia voy a tener ahora con este nuevo y mejorado Harry" – pensó y solo había una respuesta – "mucha".