Sumario: ¡Que Levi es el uke! ¡Es solo compañerismo! Y se supone que siendo el vocalista de una banda deberían importarle solo sus canciones. ¡Malditas Cerdas!


Capítulo 18: Cuenta regresiva


Cuando Levi le dijo a Hanji que iba a curarle las heridas causadas por Kenny, esa era la intención desde el inicio.

Le colocó ungüento en las zonas adoloridas, una crema en los raspones de las rodillas. Y se sintió sucio porque creía que solo él podía excitarse en un momento así hasta que escuchó a Hanji suspirar profundamente.

Levi no podía creer cómo es que aún no podía saciarse de Hanji. Y más aún, como ella misma invitaba a tocarla. Estaba seguro que, una vez que se quitara ese desfogue sexual, podría estar en la misma habitación que ella sin parecer un calenturiento. Solo necesitaba tocarla un poco más, besarla un poco más, acariciarla un poco más.

—Ri...va...i...— susurró en súplica Hanji, con los ojos brillantes de excitación. Ella tenía una jodida manera de decir su nombre que hacía que él fuera su esclavo, por lo cual Levi no dejó de besarla... allá abajo. Sintió las piernas de Hanji tensarse y su cadera levantarse, como si no quisiera perder el contacto con su boca ni por una milésima de segundo.

Hanji se había levantado la blusa, mostrando sus pechos desnudos siendo acariciados por sí misma, ella había descubierto que eso volvía a Levi más primitivo, sin pensar más que en dejarse llevar por la pasión. También había descubierto que los ojos de Levi eran tan expresivos, oscureciéndose cuando estaba envuelto en la pasión. No era consciente que los ojos de ella también se envolvían en una capa brillosa, como si estuviera a punto de llorar.

Ella sintió la tensión en todo su cuerpo y luego una oleada de placer la golpeó repetidamente. Sentía todo el cuerpo tembloroso, sudado y caliente, el cabello revuelto, la respiración agitada, toda una tentación a la cual Levi no pudo resistir por lo cual acomodó las piernas bajo las almohadas y se deslizó, fascinado por el palpitante interior de Hanji sobre su erecto pene.

Tarde o temprano tendrían que dejar la cama.

Mientras tanto, Levi embistió contra Hanji una y otra vez, como si no hubiera un mañana.

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—Trasplante de corazón...— repitió el rubio. Afortunadamente su seguro privado lo cubría. Desafortunadamente no había donante disponible, lo cual era irónicamente una fortuna. Alguien debía morir para que él viviera.

El cirujano asintió, mientras tecleaba en su computador.

—Te pondré en mi lista de espera. Solo tengo a otro paciente pero no hay conflicto, porque el otro es un adolescente y la fisionomía en ambos es notoria. El muchacho es pequeño y requiere un corazón de otro contemporáneo. En cambio, en tu caso, sería de un adulto.— indicó el hombre sin dejar de teclear en su computador. —A menos que encontremos a un joven que esté en medio de rango de ambos, sería un conflicto por no poder decidir a quién entregar el corazón...

—Jamás pelearía con un niño por un corazón que lo ayude a vivir.— argumentó Erwin. —Él debe ser la primera opción inmediata.

El galeno asintió.

—Debes estar atento al teléfono.— replicó el médico. —Puedo llamarte a cualquier hora, en cualquier instante, y debes estar disponible de manera inmediata.— Hizo la entrega de unas indicaciones médicas. —De ahora en adelante no quiero más pretextos, debes estar al día con tu medicación y seguir con todas estas indicaciones.

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Armin, por su parte, seguía meditando sobre su destino. No quería morir, de eso estaba seguro, pero no se sentía bien que, a razón de ello, alguien deba dar su vida.

—No vamos a ir matando a alguien para que vivas.— razonó con sabiduría su abuelo, sabiendo que el rubio, a pesar de su corta edad, es bastante reflexivo y siempre busca hacer lo que cree correcto. —Dejemos todo en manos del destino y confiemos en los dioses.

El rubio miró a su único pariente y asintió, con una sonrisa que buscaba tranquilizarlo.

No quería preocupar a su abuelo, así que lo mejor era seguir haciéndole creer que todo estaba bien y que nada lo alteraba. A Armin se le daba bien eso de fingir.

Sonrió levemente al recordar a su amigo Eren. Al menos él le había creído cuando le dijo que su problema cardiaco se había curado.

—Si llegan a llamar para el trasplante...— pidió Armin con voz firme pero suave. —...Y no llega a salir bien... dile a Eren que apareció una tía para llevarme a vivir en Europa.— Aquello último lo dejó pensando y buscó darle mayor peso a su futura probable mentira. —Te dejaré una carta para Eren, solo basta que le pongas una fecha posterior...

—Armin...— comenzó a decir su abuelo.

—Eren se está encaminando a un buen futuro...— replicó el rubio. —No vale la pena que vuelva a enfadarse con la vida por cosas inevitables.

Su abuelo quedó en silencio unos instantes. Luego, parpadeó para evitar las lágrimas mientras asentía a la petición de su nieto.

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Erwin abrió silenciosamente la puerta de la casa, notando un aroma a lavanda por toda la casa. Nada anormal, considerando que Levi tenía esa manía de querer vivir en un ambiente pulcro e impecable.

Pero la casa estaba más limpia que de costumbre, seguramente Levi se sacó la frustración por lo de Kenny limpiando hasta el último rincón, es por ello que el adolescente estaba recostado en el mueble, agitado, respirando profundamente y con el rostro enrojecido, Erwin deducía, a causa del cansancio.

Hanji, mientras, llevaba un plato de fideos udon salteados al wok con carne y verduras y lo colocaba frente a Levi. Ella sonrió en señal de saludo hacia Erwin.

—Hola, espero que haya sido de provecho tu congreso.— dijo Hanji con voz alegre.

Aquello le dio calma a Erwin, porque notaba a Hanji bastante feliz, seguramente habiendo aclarado todo con Levi.

—Sí, fue de gran provecho.— mintió Erwin y él no pudo mantener más la conversación, por lo cual se apresuró a dirigirse a su habitación. —Continúen con lo que estaban haciendo... Yo iré a desempacar y a descansar. No se preocupen por mí, ya vine almorzando.

Levi y Hanji se miraron brevemente.

En otras circunstancias se hubieran extrañado de la actitud de Erwin. Pero ahora, con las emociones a flor de piel, sonrieron en complicidad antes de terminar de almorzar e irse a la habitación para continuar con lo que estaban haciendo.

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Los rumores en el colegio nunca habían preocupado a Levi.

Hasta ese momento.

«Creo que están enojados»

«No hay esa tensión entre ambos»

«Quizá Hanji fue muy tosco y le dejó lastimado su"huequito de amor"»

«Si ellos terminan, dejo de creer en el amor»

Si Erwin los escucha, podría descubrir la relación muy afectiva y física que ahora llevan Levi y Hanji. Empezaría con una clase de ética, moralidad, anticonceptivos, los separaría de habitación aunque la casa tiene solo dos habitaciones y quizá Erwin decida mudarse a su cuarto mientras le deja a Hanji la habitación principal.

Levi se sintió asqueado de compartir cuarto con Erwin.

Ush. No. Maldición.

Empezará a portarse bien y ser más caballeroso con Hanji, pero no quería que los dioses los separaran.

La vio sonreír mientras le daba a su equipo de biología los lentes que había comprado para el Club de Biología, mientras recibió de parte de Moblit el alimento para Sawney.

Levi pensó que realmente amaba demasiado a Hanji para verla hermosa, incluso con un roedor descongelándose entre sus manos.

Iba a acercarse a ella, pero Levi fue empujado por el profesor de música, quien ni siquiera le dio una fugaz mirada. Con la misma celeridad el hombre salió de la cafetería, al parecer dispuesto a hacer otra de sus escenas con su unigénita... si es que la encuentra.

Hanji notó aquello y le pidió a Moblit que le ayudara dándole de comer a Sawney porque había recordado que tenía algo urgente que hacer.

Levi salió por otra puerta para ir hacia el único lugar donde el profesor de música aún no había buscado.

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En el inicio de la semana estudiantil, en el receso, Annie no sobresaltó cuando su soledad fue interrumpida por la presencia de Bertold y Reiner, este último con un ojo herido y el labio inferior partido.

—¿Al fin Eren te dio su merecido?— preguntó la rubia de manera burlona.

—Su versión mayor, rubia y maligna...— soltó con acidez Reiner, pasando la mano por su herida.

Aquello borró la sonrisa de Annie.

La sucia jugada de casi matar a Eren por sobredosis la había salvado de una paliza, pero aquella gracia no iba a salvarla de por vida y la paciencia de Zeke estaba en sus límites. Eren estaba enderezando su camino, aunque no era el estudiante modelo del instituto pero al menos se comportaba lo suficientemente bien para que Zeke no pudiera quitarle la custodia a Hannes.

Y pronto el abogado leería el testamento de Grisha, Zeke ya no podía dilatar más el asunto. Entonces a Eren se le asignará la parte correspondiente de la herencia del doctor.

No era justo, según la perspectiva de Zeke.

La herencia era de la familia Fritz por parte de Dina. Grisha no debió tener ni un maldito yen, menos aún debe heredarlo al bastardo de su segunda familia.

Y bajo la promesa de tener una cantidad de dinero razonable para no volver a las calles, prácticamente Zeke había comprado a tres huérfanos, dándoles educación y vivienda a cambio de hacer la vida miserable a Eren.

Al inicio lo habían logrado bastante bien. Eren era pólvora y bastaba una pequeña chispa para provocar un incendio.

Pero desde que Annie casi lo mata (sin realmente tener intención de hacerlo) Zeke decía aprobar cualquier método para evitar que Eren herede el dinero de la familia Fritz.

Annie sutilmente se había apartado de cualquier problema con Eren, dejando creer a Zeke que ella estaba preparando su siguiente golpe.

Pero también estaban las palabras de él.

«Si no me respondes... pensaré que eres una mala persona»

Annie prefirió dejar que él pensara que era mala.

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Era lo mejor.

Annie soltó una risa fría y vacía, haciendo sobresaltar a sus dos compañeros.

Reiner solía comentarle a Bertold que ella había enloquecido. Bertold lo regañaba, diciendo que no hay que dejarla sola.

—¿Y a qué vienes?— preguntó Annie, con una gélida mirada. —No voy a curar tus heridas.

Reiner sintió que le temblaba la mandíbula. Estaba dudando a quién debía temerle más, si a Zeke y sus disparatadas órdenes de acabar con Eren sin importar cómo, o de Annie y sus pensamientos que parecían decir que ella iba a hacerlo.

—Solamente venía a decirte...— dijo Reiner con sutileza. —...Zeke quiere prontos resultados. Nos ha dado un mes plazo. Si no lo conseguimos...

La calle, el hambre y el frío será quienes lo acompañen.

Annie no quería eso.

Si tan solo existiera una manera para liberarse de Zeke.

Maldita la hora en que aceptó ser su sirviente.

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Mike y Nanaba no sabían que Levi y Hanji que habían iniciado una relación, menos que habían avanzado más rápido que ellos.

Nanaba, que desde hace tiempo se quedaba en la casa de Nifa, se sentía cada vez más protegida entre los brazos de Mike. Le gustaba sentir el calor y las caricias suaves. Aunque aún se negaba a hablar del maltrato de su padre, ella prefería usar el tiempo para besar a Mike e irlo provocando.

Habían llegado a atrevidas caricias que terminaban en petting pero Mike parecía no querer finiquitar aquellos encuentros en sexo. Y Nanaba lo tentaba en cada instante en que se encontraban a solas. Como ahora mismo, en la cual habían aprovechado el receso para escabullirse al baño/ducha que Erwin tenía.

Mike acarició el rostro de Nanaba, como si estuviese tocando un precioso cristal, así de transparente y así de frágil. Nanaba respiraba agitadamente. Ella no necesitaba ser tratada con delicadeza, solo quería ser consciente de cómo Mike perdía la razón por el placer que pueda recibir.

—¿No me vas a besar? — preguntó en un susurro, tratando de darle un toque de inocencia. Mike sonrió levemente.

—Un beso es lo más inocente que podría darte. Y tus labios cada vez me provocan a más.

Nanaba sonrió inevitablemente, mientras sus manos se dirigían al escote de su camisa, para irlo desabrochando.

—Tenemos veinte minutos aproximadamente.— replicó ella instantes antes de sentir los labios de Mike en su cuello. Nanaba tuvo que morderse el labio inferior.

Ella levantó el rostro del rubio, para un beso intenso, que parecía no tener fin. Y quizá al fin hubieran realizado actos más atrevidos, cuando escucharon el susurro de Hanji a través de la puerta.

—No digan nada, sea lo que sea que escuchen.— replicó claramente, mientras se iba al cubículo junto a ellos, en donde se encontraba una pequeña área de aseo.

Nanaba y Mike se miraron, demasiado intrigados, e iban a incumplir lo pedido por Hanji, cuando escucharon una profunda voz hablar.

— Ackerman.— la voz del padre de Nanaba inundó la habitación, con su característico tono intimidante que, en honor a la verdad, jamás funcionó en Levi.

—Tch.— fue el sonido que salió de sus labios, ganándose seguramente una mirada desdeñosa del otro.

—¿Qué mierda te ha enseñado Smith en todo este tiempo?— replicó el otro con mofa y una mirada de profunda irritación.— La basura siempre es basura.

Levi ni se inmutó, solo atinó a arrimarse al marco de la puerta y levantar una pierna, para bloquear cualquier paso.

—¿A dónde piensa que se dirige?— Levi apenas pudo contener la ironía antes de soltar su siguiente palabra —Sensei...

—Te interesa una mierda.— respondió el otro, a punto de saltarse el bloqueo de Levi, cuando sintió que el muchacho aumentó la cerradura, usando ahora un brazo.

—Esta zona es de Erwin.— replicó Levi, con un gesto sombrío.

—Es un cuarto de baño, maldita sea.— refutó el hombre. Al ver que Levi no iba a ceder, se vio obligado a explicarse solo porque no quería perder más tiempo. —Estoy buscando a Nanaba.

—No la he visto aquí.— indicó Levi sin faltar a la verdad.

—Y dado que eres amigo de ese patán, tu palabra me vale un carajo.

Levi hubiera querido decirle que a él le vale una mierda lo que piensen. Pero se abstuvo de decir alguna grosería, principalmente para evitar poner en apuros a Erwin.

Mientras, escuchando todo y con evidente nerviosismo, Nanaba se aferraba a Mike. Él se daba cuenta que la rubia temblaba y no por las razones que él quería. Mike era muy bueno para leer a las personas. Con mayor obviedad iba a estar pendiente de la chica que se había colado en su corazón. En el fondo le dolía que ella no confiaba lo suficiente para decirle lo que le ocurría, al menos para calmar sus nervios. Porque, por muy padre que sea, no le gustaba el miedo que sentía en Nanaba. Lo hacían pensar en muchas cosas malas que el profesor de música había hecho contra su hija.

Por el momento solo hizo lo que estaba en sus manos para liberarla de la culpa. Le daba suaves besos por el rostro para desviar su atención. Sonrió contra sus labios al verla ruborizarse y sonreír con timidez, dándose suaves y sutiles besos.

—Hanji está dentro.— indicó Levi, fastidiado por tener que dar explicaciones. —Así que no le voy a permitir el paso.

—¿Y crees que me interesa ver a ese anormal escandaloso?— el profesor de música forcejeó para ingresar, sin éxito alguno. —Muchacho estúpido, no me interesa verlo. Solo quiero comprobar que Nanaba no está aquí.

—Que no va a entrar.— replicó Levi, sin dar espacio a que el otro avance ni un milímetro.

—¿Qué? ¿Aterrado porque vea desnudo a tu anormal? No me importa. Además, ¿Quién mierda te crees para evitar que entre donde se me venga en gana?

—Es mi protegido.— replicó la voz de Erwin, entonándola intimidante y nada feliz con lo que estaba observando. —Y quisiera una explicación de por qué estás discutiendo con él en el área que me fue asignada.

Levi no relajó su compostura, su mirada desafiante ante el profesor. Erwin dedujo fácilmente que Mike o Hanji están involucrados en el asunto.

—¡Estoy tratando de ducharme, Erwin! ¡Es que tuve un pequeño percance en el laboratorio! ¡Nada grave!— gritó Hanji desde el fondo de la habitación.— Y hace rato Sensei quiere entrar.

El profesor fastidiado bufó. El anormal obviamente le siguió el juego a Levi, como era de esperarse del maldito.

—Solo quiero verificar que...

—Levi le dijo que no ha visto a Nanaba, y tampoco la he visto.— replicó Hanji, levantando más la voz. —Todos saben que esta zona fue concedida a Erwin y nadie puede estar aquí más que nosotros.

—¡Solo quiero entrar a verificarlo!

—No va a importunar a Hanji.— refutó Levi, colocándose directamente en la puerta, con un ademán de bloqueo total.

—¿Qué demonios es lo que intentas...— El hombre agarró a Levi de la camiseta, al mismo tiempo que Erwin comenzó a forcejear con su compañero de trabajo.

—¡Hanji es mi novia! ¡Nadie la va a ver desnuda!— cortó Levi. Erwin, quien tenía agarrado a su compañero docente, lo dejó caer abruptamente y quedó en el piso. Hanji, encerrada en el cuarto de aseo, sintió que la sangre se le acumulaba en el rostro de manera abrupta, que hasta sintió calor. Levi se percató de lo que dijo al sentir la mirada de asombro del rubio. No hubiera querido que Erwin se enterara así. Mike le debe una inmensa. —¡Tch!

—... Eso... es ... Imposible...— el otro habló desde el piso —Zoe es hombre.

Levi rodó los ojos por la estupidez del maestro. Mike también se la va a deber a Hanji.

—¿Y si fuera hombre, qué?— soltó Levi en tono agresivo.

—En nada afecta a su desarrollo académico.— agregó Erwin casi de manera automática.

—Enfermos... Son familia...

—¡No lo somos!— reclamó Hanji, aún con el rostro sonrojado y con las manos a la altura de su pecho, sin atreverse a salir de la habitación para no desmentir a Levi, haciéndoles creer que efectivamente estaba desnuda. —¡Y al final de cuentas a usted no le incumbe!

—Deja a mis protegidos en paz.— replicó finalmente Erwin, ayudando a su compañero a levantarse del piso. —Ellos no están haciendo nada indebido y los estás importunando.

—Es que no puede ser.— replicó el otro, sin salir de su asombro.

Hanji suspiró aliviada, escuchando la voz del profesor perderse. Seguramente su colega jamás le confesará a Erwin que anteriormente la ha tratado muy groseramente. Ella no veía la diferencia entre ser hombre o mujer, como profesor el padre de Nanaba era repugnante. Asomó su cabeza ligeramente, observando a Levi agarrándose del rostro, seguramente maldiciendo su suerte de decir las cosas indebidas en el momento menos indicado. Definitivamente no era la manera en que Erwin debía enterarse.

Eso demostraba lo mucho que Levi valoraba su amistad con Mike.

Demonios. ¡Hanji sentía que lo amaba tanto!

Ella se acercó, agarrándolo de ambos lados del rostro, para darle un profundo Hanji beso. De aquellos que le provocaban abrazarla y no soltarla jamás.

Ante el abrupto silencio, Nanaba también se aventuró a asomarse, siendo testigo de cómo Levi envolvía entre sus brazos a Hanji y la besaba con pasión.

Nanaba sintió calor en sus propias mejillas.

Mike observó brevemente a sus amigos y luego le susurró al oído de su novia.

—Bienvenida al club Levihan.— y se la llevó dentro del cubículo para darle un exclusivo y único trato de ingreso.

Continuará...


Notas finales: No les duró nada el secreto al LeviHan xD