CAPÍTULO 22:
RENDIRSE ES DE DÉBILES
Cuando Sasuke finalmente recibió el alta médica, su primera acción fue ir a buscar a Hinata. Con el pecho aún dolido y la sutura fresca, se dirigió hacia el instituto, esperando encontrar algún rastro de su paradero. Pero el lugar parecía vacío sin ella, como si su presencia hubiese desaparecido junto con todos los recuerdos que dejó.
Durante su estancia en el hospital la llamó y envió varios mensajes, incluso algún que otro email, pero le fue imposible contactarla, no le respondía.
Fue hacia las zonas donde ella acostumbraba estudiar, buscó en la biblioteca y hasta preguntó en las aulas, pero no encontró a nadie que le diera información precisa. Parecía que Hinata había sido cuidadosa en no dejar ningún rastro. Sus cosas, sus apuntes e incluso las pocas pertenencias que guardaba en su casillero habían desaparecido.
Cada vez estaba más frustrado y desesperado. Luego de no encontrar rastro alguno de Hinata en el instituto, Sasuke decidió recurrir a sus amigos y conocidos. Mientras había estado en el hospital les preguntó si sabían sobre donde estaba Hinata, pero nadie sabía decirle nada. No sabía si era verdad, o solo preferían guardar silencia mientras sufría como nunca.
Volvió a reunirse con cada uno de ellos, aunque cada intento terminaba en frustración, ya que volvía a recibir las mismas respuestas que antes.
—¡Joder! —dijo cabreado mientras Naruto y Sakura lo miraban preocupados.
—Teme, creo que Neji sabe dónde está Hina —dijo atrayendo su atención. —El otro día me pareció escucharlo hablar por teléfono con ella.
Sasuke no necesitó más, con esas palabras fue a buscar al chico, ya le había parecido extraño que no supiera nada. Necesitaba sacarle toda la información, incluso si debía usar sus puños para eso, necesitaba volver a hablar con Hinata, no se podía ir de esa manera.
Lo encontró en el dojo, mientras practicaba con el club de judo.
Varias miradas se posaron sobre él, pero poco le importaba, solo tenía en mente una cosa. Encontrar a Hinata y no se pensaba ir hasta que le dijera donde estaba. El chico lo había ayudado cuando Hiashi había prohibido que se vieran, no entendía por qué ahora le estaba negando esa información.
—Neji, dime dónde está Hinata —le dijo con un tono casi suplicante, algo poco habitual en él.
—Ya te dije que no lo sé —dijo con una pisca de culpa, ya que se notaba lo mucho que el chico estaba sufriendo.
—¡No mientas! Naruto te escuchó hablar con ella —soltó cabreado.
Neji mantuvo una expresión serena, intentando aparentar calma. Aunque también le dolía la situación de su prima, permaneció firme en su respuesta.
—Lo siento, Sasuke. Hinata me pidió que respetara su decisión y no voy a decirte dónde está. Ella necesita espacio, sabe lo que está haciendo.
—¿Espacio? —replicó Sasuke, irritado y frustrado—. Ella tomó una decisión apresurada y está huyendo de todos. Si realmente te preocuparas por ella me ayudarías a encontrarla.
Neji bajó la mirada un segundo, sintiendo empatía por Sasuke, pero al final, negó con la cabeza. No podía traicionar de esa manera su confianza.
—Ella confía en mí, Sasuke. No puedo romper mi palabra.
Sasuke lo miró con incredulidad, lo que Hinata estaba haciendo no era correcto, no podía tomar una decisión como aquella solo por miedo. Él estaba bien, no entendía porque la chica lo tomaba como algo tan grave.
—¿Es que nadie entiende que necesito hablar con ella? —replicó él, con una mezcla de ira y angustia—. No puedo dejarla ir así, esto tenemos que hablarlo. Estaba bien si no me quieres decir donde está, pero dile que no voy a desistir. Que de alguna u otra manera la encontraré.
Neji miraba la seriedad de su rostro y nuevamente se preguntaba si hacía lo correcto al callarse.
—Ella hizo esto para protegerte —dijo con un tono firme, aunque su expresión reflejaba la empatía que sentía por él—. A veces, dejar ir a la persona que amas es la mejor forma de cuidar de ella.
Sasuke se quedó en silencio, tratando de digerir las palabras de Neji. Sin embargo, se negó a aceptar que todo había terminado de esa manera. Era como si alguien hubiese arrancado una parte de su alma. Aún dolía físicamente de la herida que había recibido, pero el dolor emocional que sentía era mucho más agudo.
Sasuke apretó los puños, comprendiendo que no conseguiría nada con él. Así que se dirigió a la siguiente persona en su lista: Hanabi.
Aunque no tenía tanta relación con la hermana menor de Hinata, sabía que ella debía tener alguna información. Solo esperaba que fuera más fácil de convencer que Neji.
Al encontrarla, trató de abordarla con calma, esperando que al ver su desespero se apiadara de él y le dijera donde se encontraba. Sin embargo, Hanabi se mostró igual de reacia a compartir cualquier detalle.
—No puedo decirte nada —le contestó con una mirada firme—. Es lo que Hinata quiere, y si la quieres, respetarás eso también.
Hanabi contrario que Neji, sí que estaba de acuerdo con la decisión que había tomado Hinata. Durante los dos días que Sasuke había estado inconsciente su hermana parecía un alma en pena, nunca la había visto tan demacrada, ni siquiera su padre se había visto capaz de decirle que se alejara de Sasuke mientras él no despertaba.
Creyó que las palabras de su padre eran acertadas. Temía que el amor que se había formado entre ambos fuera tan fuerte que los destruyera.
Así que estuvo más que feliz cuando decidió separarse de él, pero los días posteriores no fueron mejores. Parecía que estuviera en automático, como si fuera un robot sin sentimientos, extrañaba sus sonrisas.
Así que ya no sabía lo que era correcto y lo que no. El chico parado frente a ella se veía tan desesperado, muy diferente a la imagen que el orgulloso Uchiha siempre había tenido. Tal vez su hermana se equivocaba al dejarlo ir, tal vez su felicidad era al lado de él
Mordió su labio, no podía traicionar a su hermana, pero...
—No te preocupes, el nuevo instituto de Hinata es muy bueno, Tsunade-san dijo que era una buena opción —dijo con voz baja.
Sasuke la miró con confusión, no entendía por qué le estaba diciendo aquello, cuando de pronto una idea pasó por su cabeza. Sin evitarlo una sonrisa se formó en su rostro, no necesitaba decirle nada más, ya sabía a dónde tenía que ir.
Hizo una nota mental, cuando por fin consiguiera recuperar a Hinata debía darle algo a la menor.
Con un nuevo destino sus pies fueron rápidos y ligeros hasta dirección. Ahora mismo ella era su última carta, necesitaba convencerla de todas las maneras para que le dijera donde se encontraba la chica.
Al entrar a la oficina, encontró a Tsunade sentada tras su escritorio, con su característico semblante serio. Tenía que mantener un temple calmado, pero después de tantas negativas su paciencia estaba casi al límite así que no perdió el tiempo, tenía que ser directo.
—Bueno días directora Tsunade, necesito que me diga dónde han transferido a Hinata —dijo intentando sonar tranquilo, pero no pudo ocultar su tono de desesperación.
Tsunade lo miró con comprensión, sabía sobre la relación de ellos, su escuela no era buena para guardar secretos. Pero ella como máxima autoridad no podía dar información de una estudiante a otro, así que su respuesta fue tajante.
—Hinata confió en mí y en esta institución para mantener la privacidad de su decisión, Sasuke. No puedo darte la información que estás pidiendo.
Sasuke de nuevo sintió desespero, pero negó, no se pensaba rendir, solo tenía que insistir más.
—Lo entiendo, pero usted sabe lo mucho que me importa Hinata. No quiero interrumpir su vida. Solo quiero hablar con ella. Necesito hacerlo —pidió, esperando que su lastimera actuación ablandara el corazón de la mujer, aunque una parte suya no actuaba.
Tsunade suspiró, como si también comprendiera la desesperación del joven Uchiha, pero no estaba dispuesta a ceder.
—Ya te he dicho lo que puedo decirte. Hinata tomó su decisión con plena conciencia y te debes a ti mismo respetar esa decisión. Lo siento, Sasuke.
No lo entendía, no entendía porque nadie quería darle la respuesta que necesitaba. Tal vez solo debía rendirse, pero tan pronto como ese pensamiento llegó a su mente lo desechó, no iba a renunciar a Hinata. Sabía que no obtendría más respuestas de Tsunade, así que intentó una última cosa: acercarse a su asistente, Shizune, con la esperanza de que fuera más accesible.
—Shizune, por favor —le pidió en un tono desesperado—. Solo quiero hablar con ella, ver que esté bien.
Pero Shizune, aunque conmovida, le negó la ayuda con una disculpa en su voz, si su jefa había decidido no ayudarla ella tampoco podía hacerlo.
Sasuke se sentía atrapado en un círculo vicioso y cada puerta que intentaba abrir se cerraba con la misma respuesta.
Solo había una persona más a la que ir a preguntarle, pero lo había dejado hasta el final porque seguramente él tampoco cedería a sus demandas. Si los demás no lo ayudaron estaba convencido de que él no haría, pero era su última opción y tenía que intentarlo.
Decidido fue al hogar de los Hyuga.
En verdad no quería ni verlo, por sus ridículas palabras Hinata estaba actuando de esa manera, él había llenado la cabeza de su novia con miedos infundados.
Hiashi siempre había sido un obstáculo, pero hoy lo sería más que nunca. Sin embargo, no le importaba; necesitaba intentar todo lo posible para encontrarla, debía hacerlo.
Al llegar, Hiashi lo recibió con una mirada fría y sin sorpresa. Como si ya hubiese anticipado esta visita, logrando molestarlo.
—Sé a lo que has venido, Uchiha —dijo serio con un tono gélido—. Pero aquí no encontrarás lo que buscas.
Sasuke intentó mantener la compostura, pero con tantas negativas le fue imposible.
—Sé que usted tuvo algo que ver con esto. Ella no se alejaría de mí por voluntad propia —respondió Sasuke, su tono lleno de desafío.
—¿Crees que esto es mi culpa? —dijo con sorna mientras lo fulminaba con la mirada—. ¿No fue por voluntad propia que tú elegiste protegerla? Yo no tuve nada que ver con ello, ella sola escogió lo que creyó correcto. Fue su decisión —replicó Hiashi, sus palabras resonando como un eco en el vacío que sentía Sasuke—. Si realmente aprecias a Hinata aceptarás su decisión y te alejarás.
Sasuke apretó los puños, sin ella nada estaba bien, ¿porque nadie lo comprendía?
—Solo quiero saber dónde está.
Hiashi permaneció impasible, como si la súplica de Sasuke no lograra conmoverlo. Aunque aquello solo fuera una fachada, estaba en deuda con el chico, ya que de no ser por él su hija habría resultado lastimada. Después de aquello había pensado que cuando se despertara los dejaría estar juntos. Incluso había despedido a los guardaespaldas de Hinata. Pero al ver como su hija se había consumido esos dos días que él estuvo inconsciente el miedo creció en él.
Y cuando su hija dijo que iba a dejarlo se sintió aliviado.
—Hinata tomó esta decisión porque piensa en tu bienestar. Y como su padre, apoyo su decisión. Deberías dejar de buscarla.
La frialdad de las palabras de Hiashi era casi insoportable, pero Sasuke no se retiró sin dar una última palabra.
—Yo la amo. Lo único que quiero es estar a su lado.
Hiashi lo miró, sin expresar ninguna emoción más que la misma determinación de antes. Aunque por dentro sentía algo de remordimiento hacia el chico.
—Precisamente por eso, debes dejarla ir.
Sasuke sintió que la ira subía por su pecho, pero sabía que enfrentarse a Hiashi no cambiaría nada. Él ya había tomado todas las medidas necesarias para borrar cualquier huella de Hinata y su palabra parecía ser final.
En sus ojos podía observar la misma frialdad y determinación con la que había enfrentado tantas veces a su propio padre, era su mirada de negocios.
Parecía que aún después de su sacrificio por ella era incapaz de ver el amor que sentía por su hija.
Sasuke salió de la casa de los Hyuga sintiéndose derrotado, cada intento lo había llevado al mismo abismo. Se encontraba más perdido que nunca, parecía que su separación con Hinata iba a ser más permanente de lo que había esperado.
Notas de la autora: Hola de nuevo, vale, ahora sí lo puedo decir de manera oficial, el siguiente capítulo será el último. Sé que lo dije ya en otras dos ocasiones, pero esta es la de verdad.
Gracias por todo.
Ya nos leemos
